domingo, 17 de mayo de 2020

EL CORO DE LA MEZQUITA-CATEDRAL DE CÓRDOBA





EL CORO DE LA CATEDRAL


En 1976 asistimos a una visita turística que tuvo lugar en la Mezquita-Catedral de Córdoba, se trataba de enseñarles a unos americanos importantes de Westinghouse las cosas más significativas de Córdoba. Recuerdo que en aquella expedición de altos ejecutivos americanos  venía encabezada por un tal Stuart Simpson, al que había que hacerle agradable su estancia en Córdoba. Después de tener una reunión muy importante en fábrica, y antes de dirigirse la comitiva al Caballo Rojo, se organizó la visita a la Mezquita-Catedral de Córdoba y para ello se alquiló un pequeño autocar de la empresa Bravo, que les llevaría al Patio de los Naranjos en donde ya estaba esperando don Atanasio Ortega Navas, el guía que les iba a acompañar. A mi me pidieron que fuera a la distancia con el grupo, por si en algún momento pudieran necesitar algo. Aquel grupo de unos 20 señores la mayoría gente relacionada con la fabricación y la técnica, empezaron a oír a aquel guía que con su voz un tanto ronca, se esforzaba por explicar el edificio. Los americanos, gente sin tradición histórica antigua, iban escuchando sin dejar de hablar entre ellos. Pero cuando se les vio más atentos es al llegar al Coro en donde quedaron asombrados por la sillería que estaban viendo.

Entonces pude apreciar que el guía se sintió más confortado e intentó explicar cosas sobre la autoría del Coro, sus maderas, el autor, y también añadió que Rafael Aguilar Priego, era la persona que mejor había estudiado todos los antecedentes y vicisitudes sobre la construcción de este magnifico Coro en 1755. Recuerdo perfectamente que el citado Stuart Simpson se le ocurrió hacer la siguiente pregunta: ¿Cuantas personas trabajaron en esta obra, y cuanto había importado su construcción?. A lo que el guía contestó con una sonrisa, en clara actitud de encoger los hombros para indicar que aquellos datos no los tenía. Claramente se veía que el americano buscaba datos económicos, productividad, no en balde era un hombre de empresa.
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Terminó la visita y los americanos se fueron a comer al Caballo Rojo, y yo me marché para la fábrica. Pero en mi cabeza siempre estuvo el conocer aquel dato que había pedido el osado americano, ya que para ello era persona especializada en tiempos de fabricación..
  






Y con nada que tuve oportunidad en el año 1998, consulté en el Archivo de la Catedral, este   "CAJÓN A" que hablaba de toda la documentación relacionada con el Coro y la sillería, y además procuré seguir de cerca los trabajos de Rafael Aguilar Priego, y pude comprobar por mi mismo de que en este Cajón A, estaba contenida la mayoría de la documentación que nos habla de la construcción de la sillería del Coro, y nos cita las Actas Capitulares en donde se fueron acordando todas las decisiones para su construcción, mencionando a canónigos y obispos que fueron testigos de todas las dificultades que hubo que ir superando paso a paso, para lograr esta grandiosa obra que a juicio de R. Taylor se trata de un trabajo insólito dentro del marco de su tiempo, no solo por la riqueza de sus materiales y lo grandioso de su ejecución, sino también por su concepción y equilibrado mensaje que transmite.



No cabe duda que el escultor Pedro Duque Cornejo no se dejó llevar por la fórmula imperante en la sillerías de coro que por aquella época ya existían, que por lo general eran sillerías organizadas  en torno a figuras de apóstoles, profetas y santos. En la sillería de ´la Catedral de Córdoba, primera muestra de medallón que presentó Duque Cornejo, fue realizada en pino blando. Pero no cabe duda de que sería la figura del canónigo Lectoral de Sagrada Escritura don José Capilla y Bravo, el que por acuerdo del Cabildo "diseñó" la iconografía representada  en esta sillería. En ella abundan las escenas del Antiguo Testamento, lo que demuestra el conocimiento de Sagrada Biblia que por el cargo que ostentaba poseía dicho Lectoral. Luego y seguramente  a petición del Obispo don Miguel Vicente Cebrián, se introducen los medallones de la sillería baja que representan a los mártires de Córdoba, tratando quizás con ello, de vincular la Iglesia diocesana con la historia del Sacrificio y la Salvación.    .

Hay que recordar que tradicionalmente las oposiciones a canónigo Lectoral suponía el superar unas pruebas muy completas en el dominio de las Sagradas Escrituras, a este respeto tengo que decir que el último canónigo que tuvo que prepararse para unas pruebas de Sagrada Biblia  fue don Valeriano Orden Palomino, párroco de la Iglesia de San Lorenzo, no obstante, las nuevas disposiciones para el nombramiento de canónigos por el Obispo, no hicieron necesario este "examen" y por ello fue nombrado directamente canónigo Lectoral el 8 de enero de 1982.



SUELDOS PAGADOS A TRABAJADORES
                                                          
No hay constancia en los documentos que existen sobre la sillería del Coro, de número de trabajadores, horas invertidas, en cada faena del proceso constructivo, pero si tenemos en realidad la obra ejecutada, su realidad y que en opinión de varios artistas consultados, estos nos han dado su idea en horas totales de lo que pudo suponer la ejecución de este trabajo. (Han sido tres criterios de tres artistas distintos, y entre ellos ha habido una abierta diferencia, cosa por otra parte lógica, pues en los trabajos manuales, y éste Coro es un ejemplo, la habilidad y la rapidez de cualquier artista sobre otro, puede justificar esa diferencia.

Por tanto de esta aproximación en tiempos totales que nos han facilitado tres artistas distintos, hemos obtenido una media prudente. Y de forma afortunada  contamos con un dato importantísimo como es la cantidad total que se pagó "POR SUELDOS" hemos recurrido al estupendo trabajo de Antonio López Ontiveros "Córdoba 1752", según las repuestas al Catastro de Ensenada, en donde nos indica de forma aproximada los sueldos diarios que percibían los distintos profesionales que intervinieron en este trabajo.

Lo mismo que en el tiempo total de realización ha habido alguna diferencia entre ellos, Si tenemos que afirmar que a la hora de dividir el trabajo por faenas, prácticamente han coincidido. Así han dividido el trabajo en:

 1º.-Trabajo de Replanteo y Corte de la madera. Incluye portear madera, trazar con  plantillas, y   cortar elementos en serie, para asientos, brazos, medallones, etc. etc.

 2º.-Trabajo de desbaste y aproximación, hacer molduras, tallar medallones, y tallar                              figuras de forma definitiva.

 3º.-Mediante un `plano general, se lleva a cabo el armado de los elementos que componen el     conjunto, y pegado mediante encolado de los medallones, y demás elementos tallados.

 4º.-Trabajo propio de charolistas y especialistas en repasado final, utilizando masillas  para                 el tapado de poros y nudos.

1.- Trabajo de Replanteo, y cortar con plantilla, los distintos "tochos" para los medallones, piezas para los asientos, los asideros, templetes, y respaldos, buscando el máximo provecho de la madera disponible dejando los mínimos retales posibles.

Este trabajo realizado por carpinteros "espabilados" que conocieran perfectamente el manejo de una madera tan dura, y de tanto valor en precio, a fin de no dejar muchos retales. Normalmente en estos equipos de trabajadores es lógico que hubiera un par de "Jefes de equipo" o coordinadores que despacharan con don Pedro Duque, en la interpretación de croquis, y en la marcha del trabajo.

A este grupo de trabajo le adjudicamos un 20% del importe total de sueldos pagados por el Cabildo por la citada obra. Hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos los días útiles del año quitando las fiestas de guardar y los domingos quedan en una media de 250 días laborables por año. Luego otro factor a tener en cuenta era la jornada en número de horas diarias, para lo que se ha tenido en cuenta las jornadas del verano, con abundante luz solar, y las jornadas de invierno inevitablemente alumbrada buena parte de la jornada con velones y candiles. Por ello hemos adoptado la jornada media de 10 horas diarias.


2.-Trabajo de talla y desbaste, y finalización de algunos remates que ya se cuenta con modelos perfilados por Pedro Duque. Hay que tener en cuanta que en aquellos tiempos a no existir el "pantógrafo copiador" todo se tenía que hacer a golpe de desbastes. Y aunque el maestro don Pedro rematara posiblemente lo más significativo, ellos llegarían a terminar las molduras, frontales, y asientos. Normalmente el maestro se habría rodeado de gente hábil en este trabajo pues se trataba de modelar "caoba" que no es madera cómoda ni barata para errores.

A este grupo de trabajo le adjudicamos de acuerdo al criterio de los artistas de un 60% del total de la faena, pues a pesar de que era un trabajo bastante especial, el sentido de "serie" que se le pudo dar hizo que aquello debiera de cundir.


3.-Trabajo de armado del conjunto, empleando gatos, encolado y relleno de masilla, manejando un plano general del conjunto, y realizando un trabajo, muchas veces de "ajuste" de los elementos dentro del conjunto. Tuvieron que ser unos trabajadores con una buena visión del mental del conjunto a "obtener" y se intuye que debió de haber al menos 2 personas encargadas de la coordinación.


4.- Trabajo final de repasado, con piedra caústica, agua oxigenada o incluso con agua fuerte. Luego una mano de goma laca para finalmente dar una mano de barniz charol. Procurando que todo el tono del conjunto se pueda considerar como un tono oscuro. Este trabajo se realizará con todo el conjunto montado y armado, y por lo tanto la labor debe de cundir bastante.

Aunque intervinieron en total 77 trabajadores además de Pedro Duque Cornejo, en realidad la simultaneidad de trabajadores no debió ser nunca superior a 40 trabajadores, mayormente por el espacio y la disponibilidad.

El Cabildo al apreciar que la obra marchaba con buen ritmo, en un momento determinado decide entregar a los tallistas, canteros y peones de acarreo de la madera, una especie de incentivo en forma de aceitunas, queso, pan y vino además de 18 reales.

El trabajo de la Cancela de Bronce, es posterior a la inauguración de la sillería del Coro y también queda reflejo su coste en sendas Actas Capitulares.


LA REJAS DE BRONCE