EL CORO DE LA CATEDRAL
En
1976 asistimos a una visita turística que tuvo lugar en la Mezquita-Catedral de
Córdoba, se trataba de enseñarles a unos americanos importantes de Westinghouse
las cosas más significativas de Córdoba. Recuerdo que en aquella expedición de
altos ejecutivos americanos venía
encabezada por un tal Stuart Simpson, al que había que
hacerle agradable su estancia en Córdoba. Después de tener una reunión muy
importante en fábrica, y antes de dirigirse la comitiva al Caballo Rojo, se
organizó la visita a la Mezquita-Catedral de Córdoba y para ello se alquiló un
pequeño autocar de la empresa Bravo, que les llevaría al Patio de los Naranjos
en donde ya estaba esperando don Atanasio Ortega Navas, el guía que les iba a
acompañar. A mi me pidieron que fuera a la distancia con el
grupo, por si en algún momento pudieran necesitar algo. Aquel grupo de unos 20 señores la mayoría gente relacionada con la fabricación y la
técnica, empezaron a oír a aquel
guía que con su voz un tanto ronca, se esforzaba por explicar el
edificio. Los americanos, gente sin tradición histórica antigua, iban
escuchando sin dejar de hablar entre ellos. Pero cuando se les vio más atentos es al llegar al
Coro en donde quedaron asombrados por la sillería que estaban viendo.
Entonces
pude apreciar que el guía se sintió más confortado e intentó explicar cosas
sobre la autoría del Coro,
sus maderas, el autor, y también añadió que Rafael Aguilar Priego, era la
persona que mejor había estudiado todos los antecedentes y vicisitudes sobre la
construcción de este magnifico Coro
en 1755. Recuerdo perfectamente que el citado Stuart Simpson se le ocurrió hacer la siguiente
pregunta: ¿Cuantas
personas trabajaron en esta obra, y cuanto había importado su construcción?. A lo que el guía
contestó con una sonrisa, en clara actitud de encoger los hombros para indicar
que aquellos datos no los tenía. Claramente se veía que el americano buscaba
datos económicos, productividad, no en balde era un hombre de empresa.
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Terminó la
visita y los americanos se fueron
a comer al Caballo Rojo, y yo me marché para la fábrica. Pero en mi cabeza
siempre estuvo el conocer aquel dato
que había pedido el osado americano, ya que para ello era persona especializada
en tiempos de fabricación..
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Hay
que recordar que tradicionalmente las oposiciones a canónigo Lectoral suponía
el superar unas pruebas muy completas en el dominio de las Sagradas Escrituras,
a este respeto tengo que
decir que el último canónigo que tuvo que prepararse para unas pruebas de
Sagrada Biblia fue don Valeriano Orden
Palomino, párroco de la Iglesia de San Lorenzo, no obstante, las nuevas
disposiciones para el nombramiento
de canónigos por el Obispo, no hicieron necesario este "examen" y por
ello fue nombrado directamente canónigo Lectoral el 8 de enero de 1982.
SUELDOS PAGADOS A TRABAJADORES
No
hay constancia en los documentos que existen sobre la sillería del
Coro, de número de trabajadores, horas invertidas, en cada faena del proceso constructivo, pero si
tenemos en realidad la obra ejecutada, su realidad y que en opinión de varios artistas consultados, estos nos han dado su idea
en horas totales de lo que pudo suponer la ejecución de este trabajo. (Han sido tres criterios de tres artistas distintos, y
entre ellos ha habido una abierta diferencia, cosa por otra parte lógica, pues
en los trabajos manuales, y éste
Coro es un ejemplo, la habilidad y la rapidez de cualquier artista sobre
otro, puede justificar esa diferencia.
Por
tanto de esta aproximación en tiempos totales que nos han facilitado tres
artistas distintos, hemos obtenido una media prudente. Y de forma afortunada contamos con un dato importantísimo como es la
cantidad total que se pagó "POR SUELDOS" hemos recurrido al estupendo
trabajo de Antonio López Ontiveros "Córdoba 1752", según las
repuestas al Catastro de Ensenada, en donde nos indica de forma aproximada los
sueldos diarios que percibían los distintos profesionales que intervinieron en
este trabajo.
Lo mismo que en el tiempo total de
realización ha habido alguna diferencia entre ellos, Si tenemos que afirmar que
a la hora de dividir el trabajo por faenas, prácticamente han coincidido. Así
han dividido el trabajo en:
1º.-Trabajo de Replanteo y Corte de
la madera. Incluye portear madera, trazar con plantillas,
y cortar elementos en serie, para asientos, brazos, medallones, etc. etc.
2º.-Trabajo
de desbaste y aproximación, hacer molduras, tallar medallones, y tallar figuras de forma definitiva.
3º.-Mediante
un `plano general, se lleva a cabo el armado de los elementos que componen el conjunto, y pegado mediante
encolado de los medallones, y demás elementos
tallados.
4º.-Trabajo
propio de charolistas y especialistas en repasado final, utilizando masillas para el tapado de poros y nudos.
1.- Trabajo de Replanteo, y cortar con plantilla, los distintos "tochos" para los medallones, piezas para los asientos, los asideros, templetes, y respaldos, buscando el máximo provecho de la madera disponible dejando los mínimos retales posibles.
Este
trabajo realizado por carpinteros "espabilados" que conocieran
perfectamente el manejo de una madera tan dura, y de tanto valor en precio, a
fin de no dejar muchos retales. Normalmente en estos equipos de trabajadores es
lógico que hubiera un par de "Jefes de equipo" o coordinadores que despacharan con don Pedro
Duque, en la interpretación de croquis, y en la marcha del trabajo.
A
este grupo de trabajo le adjudicamos un 20% del importe total de sueldos
pagados por el Cabildo por la citada obra. Hay que tener en cuenta que en
aquellos tiempos los días útiles del año quitando las fiestas de guardar y los
domingos quedan en una media de 250 días laborables por año. Luego otro factor
a tener en cuenta era la jornada en número de horas diarias, para lo que se ha tenido en cuenta
las jornadas del verano, con abundante luz solar, y las jornadas de invierno
inevitablemente alumbrada buena parte de la jornada con velones y candiles. Por
ello hemos adoptado la jornada media de 10 horas diarias.
2.-Trabajo de talla y desbaste, y finalización de algunos remates que ya se cuenta con modelos perfilados por Pedro Duque. Hay que tener en cuanta que en aquellos tiempos a no existir el "pantógrafo copiador" todo se tenía que hacer a golpe de desbastes. Y aunque el maestro don Pedro rematara posiblemente lo más significativo, ellos llegarían a terminar las molduras, frontales, y asientos. Normalmente el maestro se habría rodeado de gente hábil en este trabajo pues se trataba de modelar "caoba" que no es madera cómoda ni barata para errores.
2.-Trabajo de talla y desbaste, y finalización de algunos remates que ya se cuenta con modelos perfilados por Pedro Duque. Hay que tener en cuanta que en aquellos tiempos a no existir el "pantógrafo copiador" todo se tenía que hacer a golpe de desbastes. Y aunque el maestro don Pedro rematara posiblemente lo más significativo, ellos llegarían a terminar las molduras, frontales, y asientos. Normalmente el maestro se habría rodeado de gente hábil en este trabajo pues se trataba de modelar "caoba" que no es madera cómoda ni barata para errores.
A
este grupo de trabajo le adjudicamos de acuerdo al criterio de los artistas de
un 60% del total de la faena, pues a pesar de que era un trabajo bastante
especial, el sentido de "serie" que se le pudo dar hizo que aquello
debiera de cundir.
3.-Trabajo de armado del conjunto, empleando gatos, encolado y relleno de masilla, manejando un plano general del conjunto, y realizando un trabajo, muchas veces de "ajuste" de los elementos dentro del conjunto. Tuvieron que ser unos trabajadores con una buena visión del mental del conjunto a "obtener" y se intuye que debió de haber al menos 2 personas encargadas de la coordinación.
4.- Trabajo final de repasado, con piedra caústica, agua oxigenada o
incluso con agua fuerte. Luego una mano de goma laca para finalmente dar una
mano de barniz charol. Procurando que todo el tono del conjunto se pueda
considerar como un tono oscuro. Este trabajo se realizará con todo el conjunto
montado y armado, y por lo tanto la labor debe de cundir bastante.
Aunque intervinieron en total 77
trabajadores además de Pedro Duque Cornejo, en realidad la simultaneidad de
trabajadores no debió ser nunca superior a 40 trabajadores, mayormente por el
espacio y la disponibilidad.
El Cabildo al apreciar que la obra marchaba con buen
ritmo, en un momento determinado decide entregar a los tallistas, canteros y peones de acarreo de
la madera, una especie de incentivo en forma de aceitunas, queso, pan y vino
además de 18 reales.
El trabajo de la Cancela de Bronce, es posterior
a la inauguración de la sillería del Coro y también queda reflejo su coste en sendas Actas
Capitulares.
LA REJAS DE BRONCE