lunes, 21 de septiembre de 2020

LA ALBERCA EL CHATO Y OTROS...

Avenida Rabanales
 

LA ALBERCA "EL CHATO" Y OTROS...

En aquellos tiempos el gua para poder bañarse y el membrillo para saciar el hambre era todo una simple cosa. Y la "Alberca el Chato" fue todo un referente de toda esta idea.

Y tenemos que citar como un lugar muy relacionado con esta Alberca como era el "Campo Verde" un lugar encantador para poder jugar al fútbol en nuestra época lejana de juventud.

Y siguiendo con la foto, esta es la Avenida de Rabanales cuando a principio de los años de 1950, era un camino de tierra seca en verano y fangoso en invierno con las lluvias, y que todavía lo hacían más desagradable y con cierto peligro, el continuo paso de ganado en dirección al Matadero Municipal, y los continuos carros que transportaban los productos habituales de las huertas que había en la fértil zona  alrededor del Arroyo de Pedroches. En aquellos tiempos a esta vía o camino se le denominaba prolongación de la "Puerta de Plasencia", que empezaba desde el Jardín del Alpargate, con el Cuartel de Lepanto a la izquierda y las casitas que construyó la Cooperativa "La Solariega", en los años de 1920. cuya calle central era la de Álvaro Paulo.

Por entonces el edificio que hoy ocupa la llamada "Plaza de la Mosca", era un simple solar que con su forma triangular, era delimitado por una simple parilla de apenas dos metros, de piedra mampuesta, y en donde durante muchos años se realizaban allí labores de doma de caballos, primero para el propio Cuartel de Caballería la Reina y luego para los Municipales. Tenemos que decir que uno de los últimos encargados de esta labor de domar caballos, fue el padre de los Castilla Cortés, gente muy relacionada con el Jardín del Alpargate.

La foto está tomada desde donde a última hora estaba ubicada la Farmacia Militar.  A la izquierda y más o menos por donde circula la persona de negro que aparece por la acera, existía una línea de sencillas casas de una sola planta, y que desembocaba en un amplio espacio-patio (zona de eucaliptos), en donde existían aún más casas de este estilo, que era ocupadas por las familias de los suboficiales y cabos 1º. del Regimiento de Lepanto. Este depósito de agua fue ampliado por Gabriel González Ruiz, gran albañil en 1955 y que además llegó a estar de mozo en la taberna de "Casa Manolo" de San Lorenzo antes que llegara "Manolo el de las Quinielas" en 1954.

En la acera de la derecha y al final de lo que se denominaba el Barrio Cañero Viejo, existía el famoso "Calerín de Eloy", que además de materiales de construcción facilitaba a la mayoría de la gente de los barrios populares la "cal viva" para blanquear la fachadas de las casas de vecinos. Era curioso que en la mayoría de estas casas, la denominada "casera" era la que remataba el zócalo que solía ser de color marrón o gris. Todo esto del blanqueo de las fachadas era como una cosa ritual que ocurría todos los años por el mes de Marzo-Abril.

Y siguiendo por el camino de la foto, diremos que pasando el lugar que hoy ocupa la Piscina Municipal, era una especie de plaza a la que se le llamaba "Plaza de los Calerines" que a la derecha tenía la última calle de "Cañero Viejo" que era "Cronista Maraver", teniendo al principio de la calle el Bar Carmen, que era un referente del Barrio y "Parada de Inicio" del autobús de Cañero Plaza de José Antonio por San Lorenzo.

A la izquierda y siguiendo este camino de la foto, había un camino un tanto irregular medio-tierra y medio piedra, que te conducía a la zona llamada entonces "Cinco Caballeros", y situándonos al frente, hacía el Arroyo de Pedroches, había otro Calerín de unos hermanos que creo que se llamaban Calderón, y que una hermana suya inundó media Córdoba de baterías Ibex de acero inoxidable que dieron un apetecible resultado.

Este Calerín, bifurcaba dos caminos con huertas a un lado y otro, que los dos te conducían en dirección al Arroyo de Pedroches. El de la derecha y más corto te llevaba de forma paralela con la carretera de Madrid a la "Choza el Cojo" un llano que aprovechaba todo el mundo para jugar al fútbol. Allí además iban los internos de los salesianos e incluso los seminaristas del Seminario San Pelagio que por aquellos tiempos formaban filas de a dos que parecían interminables. El color de una especie de moña que llevaban en el pectoral izquierdo señalaba claramente el grado de curso que estudiaban.

Por otra parte el camino de huertas de la izquierda este se desviaba hacía el camino que hoy podemos Avenida el Cairo, y buscando la "Cuesta de Fátima", y ese era el camino que solíamos coger muchos chavales de los barrios para acudir al "Campo Verde" una zona que quedaba nada más pasar el Arroyo, entre dos huertas que sin saberlo muchos de nosotros era la llamada "Cañada Real Soriana", que con el suelo alfombrado de hierba era lo más parecido a un buen campo de fútbol. Ese camino de hierba venía a tener un ancho de unos 30 metros, pero su longitud se extendía hasta llegar al "Puente de los Piconeros", cercano a la Universidad Laboral.

En ese "Campo Verde" como le llamábamos se jugaban bastantes partidos de fútbol a la vez, y que los chavales lo íbamos ocupando por orden de llegada. El campo era espléndido a todo el ancho del camino. Eso si, tenía el inconveniente de que las huertas a un lado y otro, estaban cercadas con las temibles "Pitas" que a poco que te descuidaras te pinchaba el balón o la pelota, y entonces terminaba de esta forma inevitablemente el partido. A la vuelta siempre implicaba tener que cruzar el Arroyo, que en verano no tenías dificultad para hacerlo, pero que en invierno y con sus barbas un tanto subidas ya representaba otra dificultad.

En este camino de nuestro de vuelta para atrás, pudimos ver como en aquellos años de 1950-55, se hacían los primeros bloques de viviendas que se hicieron en Córdoba, y que en aquellos tiempos se denominaban los "Bloques de Sindicatos", allí que yo recuerde se mudarían a vivir por la zona de "Cinco Caballeros" Francisco Carrasco Heredia, Tomás Escalante Blanco, Rafael Rodríguez Caballero, Rodrigo Cebrián, Andrés Castilla Galán, Francisco López, entre otros grandes compañeros de Westinghouse, que llegaron a coincidir con aquella zona cuando aún estaba la Cruz del Pare Roelas en pie, junto a aquella pequeña linde de casas en donde estuvo en aquellos años difíciles de 1945-1955, una Escuela Parroquial de San Lorenzo a cargo de Casimira Barneto, una excelente persona como maestra y como mujer entrañable para sus alumnos. Esta zona se prolongaba hasta lo que se denominaba "El Tejar de la Cruz".

Luego también y muy cerca de esta zona que se aprecia en la fotografía, y en la parte de la derecha, final de las casas de "Cañero Viejo", se levantaba un edificio lógico de la expansión de la Telefónica, que fue un poco como e motor del cambio de toda aquella zona. También apareció por allí el "Ambulatorio de Benito de Baños" en donde la "Pediatra" doña María Teresa Calzalilla, sentaba cátedra de buen hacer. Algo más retirado el Cine Maxi también quiso tomar parte en este cambio que experimentó toda esta zona. 

Hay que decir que por esta calle estaba la puerta posterior del Estadio de Lepanto en esa zona de parilla con esos medios puntos que la rematan. A continuación y desde el depósito de agua que se aprecia, y que ya hemos dicho que fue ampliado en 1955. Lógicamente con el adoquinado de esta Avenida en el año de 1960, y la posterior instalación de la Telefónica, la zona se fue revalorizando y cambió todo de forma casi radical. Siguen aguantando en esta zona el "Bar Julián" que se puede decir que sustituyó a la taberna "Casa Bernardo", que venía de muy antiguo. Al principio de esta Avenida, una vez superada lo que hoy puede ser el "Mercado del Marrubial", era la parte posterior de lo que fueron los amplios Almacenes de Materiales de Construcción Medina Azahara, de Caballo y Compañía, que tenía su exposición en donde hoy está la moderna tienda de ultramarinos que todos conocemos. Allí se fabricaban pilas, inodoros, azulejos, ladrillos y viguetas que se suministraba a media Córdoba. En esa empresa trabajaba "El Chico" aquél hombre que durante aquellos años de 1960-70, rifaba tabaco por las tabernas de Casa Manolo, La Beatilla y la Sociedad de Plateros de María Auxiliadora.

Cuando fue trasladado el Cuartel de Lepanto a Cerro Muriano, en la parte posterior se instaló los Laboratorios de la Farmacia Militar, y que durante los últimos años hasta su desaparición en el año 2019, tuvo por director a don Patricio Hidalgo, que además de farmacéutico y militar es un gran y excelente investigador en temas que hablan de historia.

Pero en este camino hacía el "Campo Verde" tenemos que citar a la "Alberca el Chato" que en torno a ella se produjeron muchas y jugosas anécdotas. En la fotografía antigua se puede apreciar que estaba rodeada de árboles frutales, que era lo que descomponía al Chato".

  

La Alberca el "Chato"

Cuando éramos jóvenes, desde luego ya hace muchos años, había más allá del Arroyo de Pedroches como hemos dicho un camino entre dos huertas que debía de pertenecer a la Cañada Real Soriana. A lo largo de este trayecto, a veces se jugaban o acotaban hasta diez o doce partidos de fútbol y allí la gente joven disfrutaba, bien es verdad que se aprovechaban para jugar al fútbol los domingos y días festivos, en que se solía jugar por la mañana, pero en los jueves o sábados, días en que no había colegio en algunos centros de Córdoba, se jugaba por la tarde.

A la vuelta y ya cuando oscurecía si era por la tarde, se formaban una auténtica caravana de chavales que veníamos todos para acá, con el sudor a cuestas. Gente de las Costanillas, de la Calle Montero, de San Agustín, de la Calle Escañuela, de San Rafael, de la Calle María Auxiliadora, y como es natural de otros barrios. Allí se planteaban partidos que recibían el nombre de "Desafíos", y se jugaba con pasión y total entrega. Muchas veces en la linde de pitas que circundaban las dos huertas, se pinchaba el balón o la pelota y se acabó lo que se daba. Alguna vez más que otra el partido solía terminar a veces en auténticas pedreas, revanchas o ajustes de cuentas que se guardaban de una vez para otra.  

 Para calmar la sed se acudía a los varios "Veneros" que había en la margen del Arroyo enfrente de lo que se llamaba "Burros muertos", porque por aquellos tiempos, no sabemos porque, a la gente que se le moría un animal de estos o similar lo "tiraba allí" a este lado del Arroyo, poco más o menos en donde termina ahora la Avenida de Fátima, y excusa decir el olor que había por toda aquella zona, llegándose a ver por la zona incluso pájaros depredadores, que revoleaban alrededor de toda aquella zona.

 No obstante muchas veces los más osados aprovechaban el cansancio y el hambre para a pesar del mal olor, se atrevían a entrar en alguna huerta de aquellas e intentaban coger unas lechugas, unos rábanos, unos higos, cualquier membrillo, o incluso hasta cualquier mazorca de maíz, para intentar calmar la necesidad.  Y un lugar predilecto para aquello era la zona denominada la "Alberca el Chato", pero muchas veces allí estaba el mencionado "Chato", que se llamaba Eulogio Pastrana, al que se le escondía aún más la nariz, por lo mal encarado que era, y muchas veces nos esperaba con un vergajo en la mano para espantar a todo el mundo, impidiendo que nadie se pudiera ni siquiera mojar allí, y menos tocar sus árboles frutales.

 Pero aquél día de verano y por la tarde, el mencionado "Chato", un hombre de unos 40 años, las pasó canutas, ya que un grupo que volvía antes que nosotros, discutieron con él, y entre cuatro o cinco, se vio que le habían quitado el temible vergajo, y con ropa y todo lo echaron a aquella alberca que si es verdad que estaba llena, no lo es menos que el fondo todo era fango y cieno, ya que más que nada era un estanque para garantizar el riego de las hortalizas y árboles frutales que allí tenía. 

 Cuando llegamos nosotros, aún estaba el pobre "Chato", metido en la dichosa alberca, pues había intentado incorporarse y se ve que se resbaló y volvió a caerse al fondo atragantándose de agua. Las voces y alaridos que pegaba eran para oírlos.

 En mi grupo conmigo, venían José González, "El Lechón", Enrique "El Pintor", Manuel Torres "El Zarra", Miguel Blancart, "El Migui", Manuel Martínez "El Gordito", Manuel Ordoñez, "El Peloto", Manuel Almedina "El Lombrica" y Juan López "El Juani", una excelente persona, y que era el mayor de todos nosotros, y fue el que ayudó a este hombre a salir de aquél atolladero que como era para él significó la dichosa alberca.

 Luego nos pudimos enterar que los que lo habían echado vestido a la Alberca, fue un tal "Tormenta", que acompañado de uno que decían el "Aliqui", de otro que llamaban "Cocoro" de la calle Montero, y un par de ellos más todos del entorno del Jardín del Alpargate y alrededores, que se habían enfrentado a este hombre porque les quiso pegar con el vergajo por haberlos sorprendido cogiendo unos membrillos, y ellos pugnando con él lo echaron al agua y le quitaron el vergajo.

 Eso fue lo que nos contaron a los que llegábamos detrás después de jugar y nos encontramos al "Chato" ya "clavado" en el barrizal cenagoso de la Alberca poco menos que pidiendo auxilio.

 La citada "Alberca el Chato" estaba ubicada en lo que es hoy la esquina de la Avenida Carlos III, con la Cuesta que nos lleva al Barrio de Fátima.

 Esta Avenida de Carlos III, tomaría un protagonismo muy especial cuando alrededor de principios de los años de 1960, por su margen derecha se encauzaron los Arroyos de la Piedras y el Hormiguita, que antiguamente se juntaban por el paraje que luego se llamaría la calle "Cinco Caballeros" para continuar unidos por detrás del Cuartel de Lepanto, y bajar por la Avenida de la Viñuela, pasar por delante del Cementerio de San Rafael, y por el "Puentecito de San Rafael" (el de la copla de Juanita Reina 1950, dedicada al entierro de Julio Romero), cruzar la carretera de Madrid y buscar los llanos de la Fuensanta hasta el Arroyo de Santa Matilde. Pero unos cálculos no muy bien hechos para el "entubado" de estos Arroyos, con motivo de la construcción del Estadio de Lepanto, dio lugar a varias  inundaciones que se produjeron durante los años, 1950, 51, 52, 53, y 54 que afectaron al barrio de San Lorenzo, por haberse taponado el emboque del entubado, con escombros que empezó todo el mundo a tirar por esa zona. Por ello, y como hemos dicho se intentó canalizar dichos Arroyos por la margen derecha de la Avenida de Carlos III, haciéndolos desembocar en el Arroyo de Pedroches a la altura de la "Choza el Cojo" pero aquello el primer año, de 1963, resultaría un desastre ya que el citado Arroyo Pedroches, se desbordó a su paso por el Barrio de Cañero inundándolo.

 Y siguiendo con el "Chato" tenemos que decir que hay incontables aventuras y episodios que le adjudican a este famoso "Chato", pero yo al margen de sus continuos malos modos y amenazas implícitas, que siempre le echaba a todo el que pasaba por allí, yo sólo puedo hablar de esta en la que presencié como lo sacaban de la Alberca.

 Tengo que decir que la fruta del "Membrillo", y en crudo, hoy apenas se le dedica atención alguna, pero en aquellos tiempos y después de haber estado por lo menos tres horas jugando al fútbol, y sin bocadillos ni nada, era la fruta que más se buscaba por aquellos tiempos, y mira que el dichoso membrillo se "atragantaba", y todo, pero era altamente tentador pasar por aquella huerta y ver la fila alineada de membrillos que rodeaban la alberca.