martes, 8 de enero de 2019

EL JUEGO DEL DOMINO




¡¡ HAN DETENIDO A MANOLO CEREZO !!

Manolo Cerezo, era una persona algo mayor y muy querida en el barrio, por tener al margen de su trabajo de albañil un puesto de arropías, entre la taberna de "Casa de Manolo" y "Casa de Miguel Cosano" (después "Casa Gamboa"). Al quedar parado de la construcción le ofrecieron hacerse de un pequeño establecimiento abierto cara al público, para la venta de vino, vinagre y aceitunas partidas, en Santa María de Gracia, ocupando el local de la barbería que había dejado libre el barbero Juanito Navarro de la Calle Polacas, que se había marchado de portero al Circulo de Labradores.

De la noche a la mañana se cunde por el barrio la noticia de que al pobre Manolo Cerezo, se lo habían llevado detenido al cuartel de la guardia civil de la Magdalena, al intervenirle un canasto grande de mimbre de aquellos que usaban la gente de Renfe y con cierto contrabando dentro. Y es que al parecer la "brigadilla" ya llevaba tiempo persiguiendo ese tipo de contrabando. Menos mal que aquello del canasto y el contrabando se aclaró a las pocas horas, simplemente cuando el tal Manolo Cerezo, pudo demostrar que él no trabajaba en Renfe y que el canasto por tanto no era suyo. El contrabando era de uno de aquellos jugadores que en un cuarto bastante disimulado, existía al fondo de aquel local que ahora se dedicaba a vender vino, vinagre y aceitunas partidas. Todo esto demostraba que aquél local era una simple "tapadera" para la gente que le gustaba el juego pudieran jugar a pesar de que estaba prohibido. El cuarto era pequeño con espacio justo para dos mesas, por ello todo el que iba a jugar dejaba sus bártulos fuera. Allí jugaba mucha gente que hasta incluso pedían una especie de vez, y entre ellos había camareros y gente de la Estación como se decía antes.


EL JUEGO DEL DOMINO

El juego del dominó tan habitual en las tabernas durante el siglo pasado, parece ser que se originó como tantos otros juegos en China, hace más de 3.000 años. De allí pasó a la cultura Egipcia, apareciendo por primera vez en Italia, allá por el siglo XVIII. De Italia pasó a Francia, Inglaterra, España y a toda Europa. A últimos del siglo pasado la costumbre de jugar fue desapareciendo de muchas tabernas, con la prohibición de muchos dueños. Actualmente el dominó se juega fundamentalmente en los hogares de jubilados, Peñas particulares y en algunas pequeñas tabernas.

Con las fichas de dominó que son 28, se juegan varios juegos, y empezaremos por mencionar los más simples.


JUGAR A LAS PORRAS  (1954-1965, San Lorenzo)

En la antigua Porcelana (SUPE), trabajaron muchas personas del barrio y de los alrededores, entre ellos podemos recordar a: Manolo Santos, (Padre e hijo), Antonio Camacho, “El financiero” Antonio Dávila, “El siete y media”, Manolo Sanz “El Loli”, Manolo Repullo, (Primo del Tinte) Manolo Rodríguez, “El Tuerca”, Fernando Sánchez “El Nano”, Rafael Navarro “Finito”, Enrique Pozo “El Cascarilla”, El Matías Prats, (hermano de la Manola de la calle Montero), Manuel Rodríguez (Padre  del “El boca”), Eulogio Martínez “Pecho paja” , Domingo Cantos “El negro” y los Hermanos “Ríos” etc. etc.  Muchos de ellos, gente formal y seria para con sus obligaciones.

Quizás el más representativo de todos estos trabajadores era Manuel Santos Iglesias, que según el manifestaba a boca llena, fue el primer Prejubilado-Ecológico" que hubo en Córdoba.

Cuando cerró La Porcelana, el tomó la "Ecológica decisión", de no alterar el medio ambiente, produciendo más humos, ni más ruidos, ni más residuos industriales. Para ello, decidió a los cuarenta años de edad, no volver a pegar más un golpe en su vida. Quizás terminó cansado del trabajo que le tocó hacer, ya que durante su tiempo de trabajo en la Porcelana, donde cumplió la misión de "Asistente" del químico, de la empresa que era Italiano. Todos los días como si fuera un “soldado”, se ponía a sus órdenes y éste le mandaba todas las mañanas, como única obligación, el cruzar la barca de la Ribera y llegar al barrio viejo del Campo de la Verdad, (más o menos a donde ahora quisieron levantar el “Imaginario Palacio de Congresos”) y llevarle a una amiga del Italiano, el presente que a éste se le hubiera ocurrido. Realizado este cometido, volvía a coger la barca de vuelta a esta orilla de la Ribera y regresaba a la taberna, como el decía “Del Orejas” para coordinar la tertulia, hablar de fútbol, beber vino o jugar a las “porras”.

Esta tertulia formada por unos diez o doce trabajadores de la citada Porcelana, (SUPE), se dedicaban a hablar, de lo divino y lo humano, más o menos como hacen ahora las tertulias de TV, y a discutir como hemos dicho, del Bilbao, del Atlético de Madrid o del Barcelona, que eran los equipos que más simpatías tenían por aquellos tiempos. La euforia y afición al Madrid, llegaría más tarde con el  primer Plan de Desarrollo de Franco. Fuera de la discusión de fútbol, otros incluso jugaban a las porras, a la corre o al arbolito. Casi nunca al dominó, pues no querían comerse demasiado el coco. La ocupación de su mesa era casi habitual.

En el barrio era muy generalizada la opinión, de que había algunos trabajadores de este grupo, (que por estar casi siempre dado de Baja), de que se entregaban Unos a otros, el “testigo” de la baja. Es decir que parecía que se cambiaban las muñequeras, las vendas, los dedines y hasta los cabestrillos para la simulación de sus accidentes. Hubo más de uno que para justificar las faltas, se atrevió a enterrar a la suegra incluso varias veces.

D. Santiago Muñoz, era de San Lorenzo (vivía en casa del banderillero "El Niño Dios" y era un alto administrativo de la SUPE, y a él se debe el haber colocado a tanta gente del barrio. También influyó el cura de la parroquia (D. Juan), que antes de párroco de San Lorenzo, también fue trabajador de la simpática Porcelana. Pero tanto uno como otro, quedaron escarmentados de algunos de los fichajes que hicieron para trabajar en la empresa. Muchos de los trabajadores de este grupo, les rompió todas las estadísticas de Absentismo a la simpática Porcelana.


EL JUEGO DE DOMINO EN LAS PEÑAS

El juego del dominó se popularizo mucho en los ambientes de las peñas, siendo en muchos casos la principal razón de ser de muchas de ellas. De hecho las competiciones o campeonatos se organizaban para el mundo de las peñas.

De estos campeonatos y de la fama que cogían a nivel de la ciudad, hubo algún aventajado que hizo hasta carrera política.

Hubo parejas de jugadores que tenían tanta compenetración que llegaron a tener casi “una seña” para cada ficha y jugada. Estas señas las hacían tocándose la nariz, la oreja, guiñando un ojo, tocando el piano. También en la forma de levantar las fichas y como separarlas, tenían su “código”. En fin, multitud de señales. Todo ello aún con el partido sin empezar. Una vez empezado el partido, el pararse, arrastrar la ficha, dar un golpe en la mesa con la ficha o sencillamente tirándola, completaba el código de “entendimiento” de cada pareja.

De todas las peñas, era conocida una singular pareja, que tenía señas para todo, quizás hasta para perder. No cabe duda que por ello se cansaron de ganar torneos y copas. Durante un tiempo prudencial se hicieron acreedores a todos los torneos en los que participaban. Por circunstancias de la vida, la pareja se disgustó y dejaron de jugar juntos, y a pesar de que siguieron jugando cada uno por su lado, ya no pasaron de ser unos más del montón, como tantos otros.

A todos estos jugadores y peñistas, les afectaba la irremediable ingesta de “medios” de vino. Muchas veces esto daba lugar a discusiones interminables, que complicaban muchas veces la viabilidad de la propia partida. Todo esto ocurría cuando el “alcohol” iba llegando al estómago, por lo general a “palo seco”.


DOMINO EN LA SOCIEDAD DE PLATEROS

El juego de dominó se jugó en todas las tabernas del barrio, era un juego  auspiciado como hemos dicho por las Peñas, y por ello tenemos que citar a la taberna de la Sociedad de Plateros de la Calle María Auxiliadora, que por aquellos tiempos 50-80, contaba con bastantes peñas en sus instalaciones.

En primer lugar citaremos a los Romeros de La Paz, que de su sede fundacional de Santa María de Gracia (La Paz), se tuvieron que mudar a principios de los años sesenta. En esta Peña, había grandes aficionados al dominó, destacando por aquellos tiempos, los hermanos Heredia y "El Chito" entre otros. Pero la pareja que siempre les representaba en los campeonatos, era la formada por Juani “El pocas luces” y "El Pildorito", pero la verdad es que llegaron poco lejos, y si algo de extraordinario hacían era fumarse su acostumbrado puro, con la expectación que ello despertaba, dándole ambiente de toros a cada partida de dominó.

Otra Peña, en la que también se jugaba al dominó era la Excursionista Cordobesa. Allí jugaban,  Paco Arjona, Rafael Calvo “El Mohete”, Rafael Obrero el “Platanero”, y Manolín Aranda, “El Cojito”. Estos si eran buenos jugadores, sobre todo la pareja formada por Rafael Calvo y “El Platanero”. Efectivamente Rafael Calvo, fue un fuera de serie y era un jugador que sabía aprovechase de cualquier descuido del contrario  por insignificante que fuera. Tenía una habilidad especial para “contar al vuelo” las decenas de cualquier jugada o cierre. Curiosamente casi siempre con ventaja para él. Hay quien dice, que sería Rafael Calvo, quien inventó el achaque de la "llamada del teléfono", para levantarse y evitar que le pusieran un mandil.

También hubo una Peña llamada “Los Bohemios”, en la que había grandes aficionados a este juego, pero entre todos destacaremos a Rafael “El Caracoles”, y al industrial Juan Marín, que jugaban con una visión muy adelantada.

La Peña "El Relente" y los “Amigos de los Palomos”, no eran muy aficionados al juego del dominó, para ellos, el futbíto y los palomos, lo era casi todo.

Hubo otra Peña, con mucha solera, que llegó la última a esta taberna y que estaba formada por grandes aficionados al juego del dominó clásico. Esta Peña, no era otra que “Los Emires”, posiblemente en Córdoba, haya pocas Peñas, con más ganas y entusiasmo para el dominó que esta buena reunión de amigos. Aquí destacaban como no, los hermanos “Churumbaque”. Pero de todos ellos, yo destacaría a  Rafael Espejo, que además de “maestro” en el dominó, fue también un Maestro con mayúsculas en la Universidad Laboral durante tres décadas. Además en esta clásica Peña, había también otros buenos aficionados, como “El Fofo”, “El Viruta”, “El Barbero”, “El Acaiña”,  Pepe Díaz y José Mari “El Cordobés”. De este último jugador, se oyen comentarios en la taberna de Casa Millán, de que actualmente es el más completo de todos.

Pero la Taberna de la Sociedad de Plateros, además del dominó, también fue famosa, por sus “sonados peroles”. Efectivamente por aquellos tiempos y en el formidable patio de esta taberna, tenían lugar bastantes peroles, sobre todo en los fines de semana, en donde disfrutaban de ese buen ambiente, los más “granado de aquella Córdoba”, incluidos los mismos Cruz Conde, que se hacían acompañar por la gente importante de los negocios e incluso de la nobleza de Córdoba.

También pasó a la historia por su participación en la Romerías y Fiestas de María Auxiliadora. Destacar también las cruces de Mayo, que montaba en el patio el popular Manolo Montoro. Esta taberna siempre gozó de una exquisita convivencia y siempre  funcionó a la perfección como ambiente natural de buena “taberna”. Y esto fue gracias a mozos como, Carrizoza, Pepe González, José Granados, Sebastián Madrigal, Antonio Jiménez, Pepe Hidalgo, Curro y Andrés Granados, que supieron darle siempre aire de agradable taberna. A partir de ellos, todos los que regentaron el negocio, prohibieron el juego del dominó y las peñas, perdiéndose el sentido auténtico de la taberna.

Fue precisamente en su época dorada como taberna de Peñas y dominó cuando recibió la visita de altas personalidades. En el año 1975, y cuando nuestro Guadalquivir, ponía la plata y las copas del dominó de color negro y nos atosigaba   con su mal olor a pez muerto, visitó las peñas, el Obispo Monseñor Cirarda, que departió amigablemente con Miguel Alonso, Manolo Aranda y Antonio Martínez, con una copa de “peseta” en la mano, y con algún que otro chiste por parte de Miguel.

Poco después de morir Franco, visitó la Sociedad de Plateros, “Isidoro”, el Secretario general del PSOE, que se encontró en Córdoba, con amigos y nostálgicos de su partido. Luego y cuando ya se vieron las fotos de los asistentes, se pudo ver a un Félipe González, rodeado de los que le entonaban ya como presidente.

También y en plena transición visitó la bodega el que fuera el primer presidente D. Adolfo Suárez, el cual acompañado por su mujer pasó un rato agradable mientras se bebía un medio de Platino. En una bota de la bodega, está el testimonio y firma del presidente.

Posteriormente, visitaron también esta taberna, lideres del PCE, como Julio Anguita  Herminio Trigo y Rosa Aguilar. También llegaron otros líderes de izquierdas. Por cierto que en una presentación de la candidatura de Herminio Trigo, se quejaba el tabernero, de que un tal Enrique Curiel, quizás por error u olvido, se fue sin pagar una pequeña cuenta.     

Famosa fue la terraza de esta taberna, (azotea), en la que se celebraban muchas bodas, amenizadas con bailables tocados por Los Hermanos Báez y otras orquestas. En aquellos tiempos esta azotea, eran como “Las Palmeras” de aquella época.

Igualmente en esta terraza (1945), se celebró un acto en honor del torero Manuel Rodríguez “Manolete”. Este acto estuvo ofrecido por Club Atlético San Lorenzo, que quiso solemnizar el nombramiento de socio de honor del club al famoso torero. En aquella fiesta según nos contó José Sancho “El borni” todo salió perfectamente a pesar de que una tal “La Chupi” estuvo a punto de estropearlo todo.

 
DOMINO EN CASA ORDOÑEZ Y OTRAS COSAS

CASA ORDOÑEZ, esta taberna regentada por Paco Medina, yerno del dueño de la bodega, era un hombre serio en donde los hubiera. De un día para otro te veía llegar incluso con la cabeza medio vendada, y no se le ocurría preguntarte nada. Allí se refugiaba una clientela habitual que en el barrio daba la sensación que era de “segunda”. Quizás la eterna piquera y el vino del “pelotazo”, justificaba estos adjetivos.

Esto empezó a cambiar, cuando tertulias habituales de Casa de Minguitos, quedaban allí por las tardes, para jugar sus partidas de dominó, obviamente al dinero. Por aquellas partidas aparecían El futbolista Amaro, el fotógrafo Baños, el “Maero”, Antonio Dávila, "El Curreles" y Pepín Sánchez, entre otros. Allí por aquellos tiempos 1955-60, los billetes de 500. -ptas. ya se veían pasar de una mano a otra con suma facilidad.

La clientela habitual era muy parca, ya que allí se bebía vino del “Pelotazo”, pero fue a la llegada a la parroquia de D. Juan (El látigo negro), cuando su padre D. Marcelino Novo, encarriló las partidas normales del dominó en compañía de Serrano, Eulogio, “Plateríto” y su amigo “El Carcelero”.

De forma paralela, Ángel Parejas e Isidoro Álvarez, empezaron a hacer sus carrozas en la taberna y por unos años cogió cierto protagonismo. Fundaron la Peña la Limalla, que era la que titulaba aquellas carrozas para que el cura se llevara el premio. Obtuvieron sonados premios y marcaron un antes y después en el tema Del diseño de flores y carrozas. Ángel Parejas desapareció relativamente pronto, pero fue Isidoro Álvarez, en compañía de Margarita Laguna, los que desde la "Peña la Pimienta", dieron vida a todo este mundo del folclore netamente cordobés. Esta pareja, estuvo siempre al servicio de la Córdoba Festiva, en Carnavales, Cabalgatas y Romerías.


EN CASA MANOLO

En casa Manolo (El de las quinielas), se jugaba todos los días al dominó clásico y destacaban:

Rafael Medina “El Misa”

Jugador de reconocida categoría, hombre discreto, callado y de jugadas geniales. Pero su sencillez, se imponía sobre todo comentario. Se repetía un comportamiento igual de cuando era un gran futbolista, calidad esta última reconocida por todos los que le conocían.

Fernando el “Nano”, Cristóbal Garzón, Antonio Camacho y Alejandro Rodríguez, estos cuatro jugadores fueron posiblemente de los más completos que haya podido haber en Córdoba.

También hay que citar en esta taberna a grandes jugadores como Manuel Rey “El Chico fortuna”, Manolo Sánchez “El tocinero”, Manolo Trujillo “El Capuchinos”, Álvaro Baena, “El Estuches” y otros grandes aficionados.


EN LA TABERNA DE “LOS PERROS”

En casa de Minguitos, no se jugaba al dominó, y en casa  de “Huevos Fritos”, eran partidas que quedaban reducidas a la Peña de los Minguitos, que por diferencias con Manolo Minguitos, tuvieron que cambiar de taberna. Por tanto vamos a recordar el dominó que se jugaba en la taberna de "Los Perros", llamada así porque cada vez que entrabas a casa de Joaquín, lo primero que salían a recibirte eran dos perros chatos que no decían ni pío.

En esta taberna, se daban partidas de alta apuesta y si hemos dicho que en Casa de Ordoñez, se veían los billetes de 500.-Ptas. de un lado para otro, aquí lo que se veían eran las famosas “Lechugas” (1000.-Ptas.). El juego no era el dominó clásico, sino que se jugaba, “al arbolito” .

En esta taberna jugaba todo el mundo, pues además de los cuatro que participaban en la partida, todos los que estaban mirando apostaban y fuerte entre si. Allí acudía mucho “El Pano”, “El Maero”, “El Ramiro”, “El Comandante”, “El Chico”, “El Sastre”, “El Dávila” y Paco Martínez, el marido de la “Lola Trujillo”, que casi siempre era carne de cañón.

En esta taberna se celebró una partida “tramposilla” que se jugó al  dominó “de alivio”, entre Vicente Soler, el Dávila y el Curreles”. Entre los tres “pelaron” a un joven Amaro, que acababa de fichar por el Sevilla, y se vino a Córdoba con sus 245.000 duros de ficha, y como no, probó como era su debilidad al juego un poco de trampa que le prepararon los tres “prendas”. Al menos aquel día lo pelaron bien pelado.

Al margen de estas partidas, esta taberna también tenía su gente clásica que se desenvolvían como si estuvieran en su casa. Aquí entraban media banda de música de Lepanto. Entraba “El Rojas”, “El Miguelito”, Nicasio, los hermanos Milla y los hermanos Blanco. De los hermano Blanco, hay que hacer resaltar que Antonio, delineante del Ayuntamiento, cuando tuvo que trabajar en el nuevo ordenamiento urbanístico de Córdoba, le demostró un cariño especial a la calle en que nació, (Pedro Verdugo), adjudicándole en los papeles oficiales, el importante nombre de  Avenida de don Pedro Verdugo.

En la taberna de "Los Perros" nos decía Pepe Laguna el tabernero que nadie se aburría, y hubo veces que los que estaban de pie porque no tenían mesa, solían jugar a la matricula par o impar que pasara por Santa María de Gracia, la cuestión era jugarse el dinero a lo que fuera.