¡¡ HAN DETENIDO
A MANOLO CEREZO !!
Manolo Cerezo, era una persona algo mayor y muy
querida en el barrio, por tener al margen de su trabajo de albañil un puesto de
arropías, entre la taberna de "Casa de Manolo" y "Casa de Miguel
Cosano" (después "Casa Gamboa"). Al quedar parado de la
construcción le ofrecieron hacerse de un pequeño establecimiento abierto cara
al público, para la venta de vino, vinagre y aceitunas partidas, en Santa María
de Gracia, ocupando el local de la barbería que había dejado libre el barbero
Juanito Navarro de la Calle Polacas, que se había marchado de portero al
Circulo de Labradores.
De la noche a la mañana se cunde por el barrio la
noticia de que al pobre Manolo Cerezo, se lo habían llevado detenido al cuartel
de la guardia civil de la Magdalena, al intervenirle un canasto grande de
mimbre de aquellos que usaban la gente de Renfe y con cierto contrabando
dentro. Y es que al parecer la "brigadilla" ya llevaba tiempo
persiguiendo ese tipo de contrabando. Menos mal que aquello del canasto y el
contrabando se aclaró a las pocas horas, simplemente cuando el tal Manolo
Cerezo, pudo demostrar que él no trabajaba en Renfe y que el canasto por tanto
no era suyo. El contrabando era de uno de aquellos jugadores que en un cuarto
bastante disimulado, existía al fondo de aquel local que ahora se dedicaba a
vender vino, vinagre y aceitunas partidas. Todo esto demostraba que aquél local
era una simple "tapadera" para la gente que le gustaba el juego
pudieran jugar a pesar de que estaba prohibido. El cuarto era pequeño con
espacio justo para dos mesas, por ello todo el que iba a jugar dejaba sus
bártulos fuera. Allí jugaba mucha gente que hasta incluso pedían una especie de
vez, y entre ellos había camareros y gente de la Estación como se decía antes.
EL
JUEGO DEL DOMINO
El juego del dominó tan habitual en las tabernas
durante el siglo pasado, parece ser que se originó como tantos otros juegos en
China, hace más de 3.000 años. De allí pasó a la cultura Egipcia, apareciendo
por primera vez en Italia, allá por el siglo XVIII. De Italia pasó a Francia,
Inglaterra, España y a toda Europa. A últimos del siglo pasado la costumbre de
jugar fue desapareciendo de muchas tabernas, con la prohibición de muchos
dueños. Actualmente el dominó se juega fundamentalmente en los hogares de
jubilados, Peñas particulares y en algunas pequeñas tabernas.
Con las fichas de dominó que son 28, se juegan varios
juegos, y empezaremos por mencionar los más simples.
JUGAR A LAS
PORRAS (1954-1965, San
Lorenzo)
En la antigua Porcelana (SUPE), trabajaron muchas
personas del barrio y de los alrededores, entre ellos podemos recordar a:
Manolo Santos, (Padre e hijo), Antonio Camacho, “El financiero” Antonio Dávila,
“El siete y media”, Manolo Sanz “El Loli”, Manolo Repullo, (Primo del Tinte)
Manolo Rodríguez, “El Tuerca”, Fernando Sánchez “El Nano”, Rafael Navarro
“Finito”, Enrique Pozo “El Cascarilla”, El Matías Prats, (hermano de la Manola de la calle
Montero), Manuel Rodríguez (Padre del
“El boca”), Eulogio Martínez “Pecho paja” , Domingo Cantos “El negro” y los
Hermanos “Ríos” etc. etc. Muchos de
ellos, gente formal y seria para con sus obligaciones.
Quizás el más representativo de todos estos
trabajadores era Manuel Santos Iglesias, que según el manifestaba a boca llena,
fue el primer Prejubilado-Ecológico" que hubo en Córdoba.
Cuando cerró La Porcelana, el tomó la "Ecológica
decisión", de no alterar el medio ambiente, produciendo más humos, ni más
ruidos, ni más residuos industriales. Para ello, decidió a los cuarenta años de
edad, no volver a pegar más un golpe en su vida. Quizás terminó cansado del
trabajo que le tocó hacer, ya que durante su tiempo de trabajo en la Porcelana,
donde cumplió la misión de "Asistente" del químico, de la empresa que
era Italiano. Todos los días como si fuera un “soldado”, se ponía a sus órdenes
y éste le mandaba todas las mañanas, como única obligación, el cruzar la barca
de la Ribera y
llegar al barrio viejo del Campo de la Verdad , (más o menos a donde ahora quisieron
levantar el “Imaginario Palacio de Congresos”) y llevarle a una amiga del
Italiano, el presente que a éste se le hubiera ocurrido. Realizado este
cometido, volvía a coger la barca de vuelta a esta orilla de la Ribera y regresaba a la
taberna, como el decía “Del Orejas” para coordinar la tertulia, hablar de
fútbol, beber vino o jugar a las “porras”.
Esta tertulia formada por unos diez o doce
trabajadores de la citada Porcelana, (SUPE), se dedicaban a hablar, de lo
divino y lo humano, más o menos como hacen ahora las tertulias de TV, y a
discutir como hemos dicho, del Bilbao, del Atlético de Madrid o del Barcelona,
que eran los equipos que más simpatías tenían por aquellos tiempos. La euforia
y afición al Madrid, llegaría más tarde con el
primer Plan de Desarrollo de Franco. Fuera de la discusión de fútbol,
otros incluso jugaban a las porras, a la corre o al arbolito. Casi nunca al
dominó, pues no querían comerse demasiado el coco. La ocupación de su mesa era
casi habitual.
En el barrio era muy generalizada la opinión, de que
había algunos trabajadores de este grupo, (que por estar casi siempre dado de
Baja), de que se entregaban Unos a otros, el “testigo” de la baja. Es decir que
parecía que se cambiaban las muñequeras, las vendas, los dedines y hasta los
cabestrillos para la simulación de sus accidentes. Hubo más de uno que para
justificar las faltas, se atrevió a enterrar a la suegra incluso varias veces.
D. Santiago Muñoz, era de San Lorenzo (vivía en casa
del banderillero "El Niño Dios" y era un alto administrativo de la
SUPE, y a él se debe el haber colocado a tanta gente del barrio. También
influyó el cura de la parroquia (D. Juan), que antes de párroco de San Lorenzo,
también fue trabajador de la simpática Porcelana. Pero tanto uno como otro,
quedaron escarmentados de algunos de los fichajes que hicieron para trabajar en
la empresa. Muchos de los trabajadores de este grupo, les rompió todas las
estadísticas de Absentismo a la simpática Porcelana.
EL JUEGO DE
DOMINO EN LAS PEÑAS
El juego del dominó se popularizo mucho en los
ambientes de las peñas, siendo en muchos casos la principal razón de ser de
muchas de ellas. De hecho las competiciones o campeonatos se organizaban para
el mundo de las peñas.
De estos campeonatos y de la fama que cogían a nivel
de la ciudad, hubo algún aventajado que hizo hasta carrera política.
Hubo parejas de jugadores que tenían tanta
compenetración que llegaron a tener casi “una seña” para cada ficha y jugada.
Estas señas las hacían tocándose la nariz, la oreja, guiñando un ojo, tocando
el piano. También en la forma de levantar las fichas y como separarlas, tenían
su “código”. En fin, multitud de señales. Todo ello aún con el partido sin
empezar. Una vez empezado el partido, el pararse, arrastrar la ficha, dar un
golpe en la mesa con la ficha o sencillamente tirándola, completaba el código
de “entendimiento” de cada pareja.
De todas las peñas, era conocida una singular pareja,
que tenía señas para todo, quizás hasta para perder. No cabe duda que por ello
se cansaron de ganar torneos y copas. Durante un tiempo prudencial se hicieron acreedores
a todos los torneos en los que participaban. Por circunstancias de la vida, la
pareja se disgustó y dejaron de jugar juntos, y a pesar de que siguieron
jugando cada uno por su lado, ya no pasaron de ser unos más del montón, como
tantos otros.
A todos estos jugadores y peñistas, les afectaba la
irremediable ingesta de “medios” de vino. Muchas veces esto daba lugar a
discusiones interminables, que complicaban muchas veces la viabilidad de la
propia partida. Todo esto ocurría cuando el “alcohol” iba llegando al estómago,
por lo general a “palo seco”.
DOMINO EN LA SOCIEDAD DE PLATEROS
El juego de dominó se jugó en todas las tabernas del
barrio, era un juego auspiciado como
hemos dicho por las Peñas, y por ello tenemos que citar a la taberna de la Sociedad de Plateros de
la Calle María Auxiliadora, que por aquellos tiempos 50-80, contaba con
bastantes peñas en sus instalaciones.
En primer lugar citaremos a los Romeros de La Paz , que de su sede
fundacional de Santa María de Gracia (La
Paz ), se tuvieron que mudar a principios de los años sesenta.
En esta Peña, había grandes aficionados al dominó, destacando por aquellos
tiempos, los hermanos Heredia y "El Chito" entre otros. Pero la
pareja que siempre les representaba en los campeonatos, era la formada por
Juani “El pocas luces” y "El Pildorito", pero la verdad es que
llegaron poco lejos, y si algo de extraordinario hacían era fumarse su
acostumbrado puro, con la expectación que ello despertaba, dándole ambiente de
toros a cada partida de dominó.
Otra Peña, en la que también se jugaba al dominó era la Excursionista
Cordobesa. Allí jugaban,
Paco Arjona, Rafael Calvo “El Mohete”, Rafael Obrero el “Platanero”, y
Manolín Aranda, “El Cojito”. Estos si eran buenos jugadores, sobre todo la
pareja formada por Rafael Calvo y “El Platanero”. Efectivamente Rafael Calvo,
fue un fuera de serie y era un jugador que sabía aprovechase de cualquier
descuido del contrario por insignificante
que fuera. Tenía una habilidad especial para “contar al vuelo” las decenas de
cualquier jugada o cierre. Curiosamente casi siempre con ventaja para él. Hay
quien dice, que sería Rafael Calvo, quien inventó el achaque de la
"llamada del teléfono", para levantarse y evitar que le pusieran un
mandil.
También hubo una Peña llamada “Los Bohemios”, en la
que había grandes aficionados a este juego, pero entre todos destacaremos a
Rafael “El Caracoles”, y al industrial Juan Marín, que jugaban con una visión
muy adelantada.
Hubo otra Peña, con mucha solera, que llegó la última
a esta taberna y que estaba formada por grandes aficionados al juego del dominó
clásico. Esta Peña, no era otra que “Los Emires”, posiblemente en Córdoba, haya
pocas Peñas, con más ganas y entusiasmo para el dominó que esta buena reunión
de amigos. Aquí destacaban como no, los hermanos “Churumbaque”. Pero de todos
ellos, yo destacaría a Rafael Espejo,
que además de “maestro” en el dominó, fue también un Maestro con mayúsculas en la Universidad Laboral
durante tres décadas. Además en esta clásica Peña, había también otros buenos
aficionados, como “El Fofo”, “El Viruta”, “El Barbero”, “El Acaiña”, Pepe Díaz y José Mari “El Cordobés”. De este
último jugador, se oyen comentarios en la taberna de Casa Millán, de que
actualmente es el más completo de todos.
Pero la
Taberna de la
Sociedad de Plateros, además del dominó, también fue famosa,
por sus “sonados peroles”. Efectivamente por aquellos tiempos y en el
formidable patio de esta taberna, tenían lugar bastantes peroles, sobre todo en
los fines de semana, en donde disfrutaban de ese buen ambiente, los más
“granado de aquella Córdoba”, incluidos los mismos Cruz Conde, que se hacían
acompañar por la gente importante de los negocios e incluso de la nobleza de
Córdoba.
También pasó a la historia por su participación en la Romerías y Fiestas de
María Auxiliadora. Destacar también las cruces de Mayo, que montaba en el patio
el popular Manolo Montoro. Esta taberna siempre gozó de una exquisita
convivencia y siempre funcionó a la
perfección como ambiente natural de buena “taberna”. Y esto fue gracias a mozos
como, Carrizoza, Pepe González, José Granados, Sebastián Madrigal, Antonio
Jiménez, Pepe Hidalgo, Curro y Andrés Granados, que supieron darle siempre aire
de agradable taberna. A partir de ellos, todos los que regentaron el negocio,
prohibieron el juego del dominó y las peñas, perdiéndose el sentido auténtico
de la taberna.
Fue precisamente en su época dorada como taberna de
Peñas y dominó cuando recibió la visita de altas personalidades. En el año
1975, y cuando nuestro Guadalquivir, ponía la plata y las copas del dominó de
color negro y nos atosigaba con su mal
olor a pez muerto, visitó las peñas, el Obispo Monseñor Cirarda, que departió
amigablemente con Miguel Alonso, Manolo Aranda y Antonio Martínez, con una copa
de “peseta” en la mano, y con algún que otro chiste por parte de Miguel.
Poco después de morir Franco, visitó la Sociedad de Plateros,
“Isidoro”, el Secretario general del PSOE, que se encontró en Córdoba, con
amigos y nostálgicos de su partido. Luego y cuando ya se vieron las fotos de
los asistentes, se pudo ver a un Félipe González, rodeado de los que le
entonaban ya como presidente.
También y en plena transición visitó la bodega el que
fuera el primer presidente D. Adolfo Suárez, el cual acompañado por su mujer
pasó un rato agradable mientras se bebía un medio de Platino. En una bota de la
bodega, está el testimonio y firma del presidente.
Posteriormente, visitaron también esta taberna,
lideres del PCE, como Julio Anguita
Herminio Trigo y Rosa Aguilar. También llegaron otros líderes de
izquierdas. Por cierto que en una presentación de la candidatura de Herminio
Trigo, se quejaba el tabernero, de que un tal Enrique Curiel, quizás por error
u olvido, se fue sin pagar una pequeña cuenta.
Famosa fue la terraza de esta taberna, (azotea), en la
que se celebraban muchas bodas, amenizadas con bailables tocados por Los
Hermanos Báez y otras orquestas. En aquellos tiempos esta azotea, eran como
“Las Palmeras” de aquella época.
Igualmente en esta terraza (1945), se celebró un acto
en honor del torero Manuel Rodríguez “Manolete”. Este acto estuvo ofrecido por
Club Atlético San Lorenzo, que quiso solemnizar el nombramiento de socio de
honor del club al famoso torero. En aquella fiesta según nos contó José Sancho
“El borni” todo salió perfectamente a pesar de que una tal “La Chupi ” estuvo a punto de
estropearlo todo.
DOMINO EN CASA ORDOÑEZ Y OTRAS COSAS
CASA ORDOÑEZ, esta taberna regentada por Paco Medina,
yerno del dueño de la bodega, era un hombre serio en donde los hubiera. De un
día para otro te veía llegar incluso con la cabeza medio vendada, y no se le
ocurría preguntarte nada. Allí se refugiaba una clientela habitual que en el
barrio daba la sensación que era de “segunda”. Quizás la eterna piquera y el
vino del “pelotazo”, justificaba estos adjetivos.
Esto empezó a cambiar, cuando tertulias habituales de
Casa de Minguitos, quedaban allí por las tardes, para jugar sus partidas de
dominó, obviamente al dinero. Por aquellas partidas aparecían El futbolista
Amaro, el fotógrafo Baños, el “Maero”, Antonio Dávila, "El Curreles" y
Pepín Sánchez, entre otros. Allí por aquellos tiempos 1955-60, los billetes de
500. -ptas. ya se veían pasar de una mano a otra con suma facilidad.
La clientela habitual era muy parca, ya que allí se
bebía vino del “Pelotazo”, pero fue a la llegada a la parroquia de D. Juan (El
látigo negro), cuando su padre D. Marcelino Novo, encarriló las partidas normales
del dominó en compañía de Serrano, Eulogio, “Plateríto” y su amigo “El
Carcelero”.
De forma paralela, Ángel Parejas e Isidoro Álvarez,
empezaron a hacer sus carrozas en la taberna y por unos años cogió cierto
protagonismo. Fundaron la Peña
la Limalla, que era la que titulaba aquellas carrozas para que el cura se
llevara el premio. Obtuvieron sonados premios y marcaron un antes y después en
el tema Del diseño de flores y carrozas. Ángel Parejas desapareció
relativamente pronto, pero fue Isidoro Álvarez, en compañía de Margarita
Laguna, los que desde la "Peña la Pimienta", dieron vida a todo este
mundo del folclore netamente cordobés. Esta pareja, estuvo siempre al servicio
de la Córdoba Festiva ,
en Carnavales, Cabalgatas y Romerías.
EN CASA MANOLO
En casa Manolo (El de las quinielas), se jugaba todos
los días al dominó clásico y destacaban:
Rafael Medina “El Misa”
Jugador de reconocida categoría, hombre discreto,
callado y de jugadas geniales. Pero su sencillez, se imponía sobre todo
comentario. Se repetía un comportamiento igual de cuando era un gran
futbolista, calidad esta última reconocida por todos los que le conocían.
Fernando el “Nano”, Cristóbal Garzón, Antonio Camacho
y Alejandro Rodríguez, estos cuatro jugadores fueron posiblemente de los más
completos que haya podido haber en Córdoba.
También hay que citar en esta taberna a grandes
jugadores como Manuel Rey “El Chico fortuna”, Manolo Sánchez “El tocinero”,
Manolo Trujillo “El Capuchinos”, Álvaro Baena, “El Estuches” y otros grandes
aficionados.
EN LA TABERNA DE “LOS PERROS”
En casa de Minguitos, no se jugaba al dominó, y en casa de “Huevos Fritos”, eran partidas que
quedaban reducidas a la Peña
de los Minguitos, que por diferencias con Manolo Minguitos, tuvieron que
cambiar de taberna. Por tanto vamos a recordar el dominó que se jugaba en la taberna
de "Los Perros", llamada así porque cada vez que entrabas a casa de
Joaquín, lo primero que salían a recibirte eran dos perros chatos que no decían
ni pío.
En esta taberna, se daban partidas de alta apuesta y
si hemos dicho que en Casa de Ordoñez, se veían los billetes de 500.-Ptas. de
un lado para otro, aquí lo que se veían eran las famosas “Lechugas”
(1000.-Ptas.). El juego no era el dominó clásico, sino que se jugaba, “al
arbolito” .
En esta taberna jugaba todo el mundo, pues además de
los cuatro que participaban en la partida, todos los que estaban mirando
apostaban y fuerte entre si. Allí acudía mucho “El Pano”, “El Maero”, “El
Ramiro”, “El Comandante”, “El Chico”, “El Sastre”, “El Dávila” y Paco Martínez,
el marido de la “Lola Trujillo”, que casi siempre era carne de cañón.
En esta taberna se celebró una partida “tramposilla”
que se jugó al dominó “de alivio”, entre
Vicente Soler, el Dávila y el Curreles”. Entre los tres “pelaron” a un joven
Amaro, que acababa de fichar por el Sevilla, y se vino a Córdoba con sus
245.000 duros de ficha, y como no, probó como era su debilidad al juego un poco
de trampa que le prepararon los tres “prendas”. Al menos aquel día lo pelaron
bien pelado.
Al margen de estas partidas, esta taberna también
tenía su gente clásica que se desenvolvían como si estuvieran en su casa. Aquí
entraban media banda de música de Lepanto. Entraba “El Rojas”, “El Miguelito”,
Nicasio, los hermanos Milla y los hermanos Blanco. De los hermano Blanco, hay
que hacer resaltar que Antonio, delineante del Ayuntamiento, cuando tuvo que
trabajar en el nuevo ordenamiento urbanístico de Córdoba, le demostró un cariño
especial a la calle en que nació, (Pedro Verdugo), adjudicándole en los papeles
oficiales, el importante nombre de Avenida
de don Pedro Verdugo.
En la taberna de "Los Perros" nos decía Pepe
Laguna el tabernero que nadie se aburría, y hubo veces que los que estaban de
pie porque no tenían mesa, solían jugar a la matricula par o impar que pasara
por Santa María de Gracia, la cuestión era jugarse el dinero a lo que fuera.