martes, 16 de marzo de 2021


 DECÍAMOS AYER...

 

 Hoy y como otros años y por el Viernes de Dolores, se celebra el Vía Crucis, que la Hermandad del Remedio de Ánimas realiza con su titular. Todo lo que la hermandad del Remedio de Ánimas lleva a cabo, lo impregna de un gran sabor litúrgico y religioso, todo ello sobre un fondo con sabor a gregoriano, propio de las grandes solemnidades de oración y penitencia. Es  impresionante ver a los hermanos portando al Cristo durante todas las estaciones del recorrido, por estas calles cuajadas de antigüedad y de ausencias….La Calle Roelas, la Plaza de don Arias, la Calle el Cristo y la Calle Ruano Girón, constituyen un corto y fervoroso itinerario. Una a una, se van sucediendo las Estaciones de Viacrucis, y en cada una de ellas, vemos el sentir religioso de los acompañantes. Ver detrás del Cristo a Pablo García Baena, nuestro Premio Príncipe de Asturias, nos hace recordar a las personas mayores que de haber vivido, estarían participando con su presencia del Vía Crucis.

 

En primer lugar citaremos a Rafaela Recio, que por edad y amor al barrio, era un auténtico archivo oral, de todos los acontecimientos que informaban la historia de su querido barrio de San Lorenzo, También se echaban de menos a mujeres como: Antonia Aguilera, a doña Salvadora, a Pilar Bejarano, a Felisa Rodríguez, a Isabel Sánchez, a María Sánchez, a Carmen Trujillo, a Concepción González, a Rosario Ruano, a Teresa Muñoz, a Consuelo López, etc. etc. Tantas y tantas vecinas, que sin duda, hubieran disfrutado con el paso de su Cristo, por su renovada calle Roelas.

 

Pablo García Baena, era posiblemente el cofrade vivo más antiguo de esta hermandad, ya participó en su día, allá por el año 1949, en la refundación de la Hermandad. Al grupo poético “Cántico”, se unió una pléyade de universitarios en torno a la hermandad. Todos ellos, con responsabilidad compartida, se echaron sobre sus espaldas toda la historia y la tradición, y elaboraron unas Reglas de la Hermandad de Ánimas, muy semejantes a las que ya existían en 1690, y cuyos documentos se hallaban en la Chancillería de Granada. 

 

Por la historia conocemos que las Hermandades de Ánimas, eran normales en casi todas las parroquias de Córdoba, a partir del siglo XVI, y la Hermandad de San Lorenzo, aparece fusionada con la que existía en la ermita de Nuestra Señora de las Montañas, de la simpática Calle Montero, existiendo documentos que nos dicen que ya dicha Hermandad, en 1640, ayudaba a la parroquia con 200 reales, para reparar la imagen del San Lorenzo, que coronaba la torre de la Iglesia, que había sido en parte destruido por una descarga eléctrica, tan habituales por aquellas épocas.

 

  

RECORDANDO...

 

El primer desfile procesional del Cristo del Remedio de Ánimas, lo realizó en 1951, y el Cristo salió a hombros, con evidente retumbar de los candelabros. El capataz era el comisario de policía Gálvez, y en la cuadrilla participaron también algunos faeneros del barrio, como Nicolás García, “El trapa” Enrique Doblas, “El corneta” Rafael Quiles, y Francisco Ruiz, entre otros. Este último  que estaba casado con Matilde Jiménez “La guapa” de la Calle Alvar Rodríguez, nos comentó un día en la Sociedad de Plateros, poco antes de morir, que por aquellos tiempos, solían pagarles unas “doce pesetas” por sacar al “santo”.  Por cierto que el fontanero Pepe “El latas” casado con la menor de “las guapas”,  fue cantándole al Cristo de Ánimas desde el Campo de la Merced hasta la calle Carbonell y Morand, y la verdad que la hacía muy bien.

 

El paso del Cristo, era arreglado en aquellos primeros tiempos por Manuel Sánchez, aquel serio y eficaz trabajador que pertenecía al taller de Miguel Arjona Navarro, artista cordobés muy relacionado con la hermandad.

 

El paso del señor, al principio, llevó unos angelotes, en las esquinas, que representaban a los Ángeles Arcángeles, que eran prestados por el convento del Cister, y que hoy se pueden contemplar en dicho convento.

 

Y ya que estamos en el Convento del Cister, (Plaza de las Dueñas), tenemos que decir que a la entrada de la casa del Convento, se pueden ver los asientos del antiguo Coro del Monasterio de San Jerónimo y más adentro, el relicario del mismo San Jerónimo.

 

Y es que después de la desamortización muchas cosas referidas al culto se repartieron por distintas parroquias y conventos. En Santa Marta, hay cuadros y una buena colección de libros corales realizados por los frailes del Monasterio. Igualmente en la Iglesia de la Catedral existen unos buenos ejemplares de libros corales. En la parroquia de San Lorenzo, también llegó algo, pues existen un juego de candelabros y cruz en estilo simulando plata (actualmente en el Sagrario) y un juego de ciriales y cruz parroquial plateados.

 

Y siguiendo con la Hermandad de Ánimas diremos, que al poco tiempo de salir por primera vez, la renovada Hermandad de Ánimas, quiso para su paso, unos angelotes propios y fueron diseñados por ellos mismos, realizándolos Amadeo Ruiz Olmos, aunque el toque final se lo dio Rafael Medina, en su taller de la calle –Rejas de don Gome-. precisamente en la casa que había frente a la calle el Zarco, muy cerca en donde estuvo el primer puesto autorizado en Córdoba, para la venta de carne de caballo. (1955).

 

En esta casa como hemos dicho, estaba el taller de Rafael Medina, hijo del singular compositor que tantas veces cantó a Córdoba. En el portal de la casa, había un puesto de verduras atendido por dos hermanas, que eran familia de Pepe Casado, el dueño de la popular tienda de tejidos y confección “El Metro S.A.". Estas muchachas pasaban casi todos los días al cerrar el Mercado de San Agustín, acompañadas de su hermano, que nos acordamos perfectamente de él, primero porque estaba estudiando en los Salesianos, y luego porque tenía una bicicleta BH.  que en aquellos tiempos era todo un lujo. Estos hermanos al parecer, o eran los dueños o vivían en la huerta que hacía esquina con el arroyo Pedroches y la Choza el Cojo, denominada la huerta de la "Sardina".

 

El paso de Ánimas, lo presencié como tantos años, en la Plaza de Juan Bernier y sin poder remediarlo, nos hizo recordar aquellos cantos de gregoriano que las monjas dominicas del Convento de Santa María de Gracia, le dedicaban al Señor. Sus armoniosas notas de gregoriano, formaban como una mágica escala musical con el “Miserere” que a modo de escalera celestial, les permitía a las monjas “bajar desde sus ventanales” abandonando por momentos su “fría clausura” y disfrutar de la Semana  Santa, con ese ambiente popular que se respiraba en la calle. Con toda seguridad en aquel grupo de monjas estaría Sor Concepción, aquella encantadora monja que desde el torno, te daba la paz de los buenos días.

 

Un día que entramos en el interior del Convento acompañados de Pablo García Baena; íbamos a llevar cosas de la hermandad y Pablo, la saludó a Sor Concepción de forma cariñosa, y la amabilidad de esta monja, ya mayor, nos pareció en sus educadas frases, como un canto a la mejor de las poesías que se le pudieran ocurrir al poeta. Esto ocurría en el año 1952, cuando la hermandad de Ánimas, guardaba allí la mayoría de los enseres de su cofradía.

 

Recordando el  “Miserere”, tenemos que decir que el sonido de sus cantos “hilvanados” en la noche eterna, hacía vibrar nuestros corazones y hasta el velo del Cristo de Ánimas, se estremecía. El humo del incienso ascendía hacía las alturas y tropezaba con las notas gregorianas de aquellas monjas que rezaban cantando. Y es que hasta las cigüeñas del Campanario, se sentían alagadas, al contemplar aquella escena, y daba la impresión de que ese era el “motivo” por el cual, ellas volvían todos los años a su nido, como podían atestiguar los panaderos del "Horno de Doña Pepa", y los mellizos, Dámaso y Sandalio, que vivían en la casa de enfrente. (1951). Y que estos, con su padre, se hicieron inevitablemente amigos de las cigüeñas al igual que del "Toque de Vísperas" que tocaban toda las días las monjas a la cuatro de la tarde. Aquél toque de Vísperas era la señal para que Pepe Bojollo el sacristán de San Lorenzo diera las suyas, las cuales se pueden decir que servían a todas las mujeres del barrio como indicativo para que su olla empezara a hervir. Y esto se demostraba cuando en los patios de las casas se podía oír: "Ya son las cuatro, y tengo mis platos lavados y la olla hirviendo". 

 

Parece que fue ayer, cuando los fotógrafos, nada más llegar el paso del Cristo, al principio de la Calle Santa María de Gracia, aprovechaban el encuadre y sacaban fotos con el fondo de la parroquia de San Lorenzo. Las máquinas que usaban los fotógrafos, eran de aquellas en las que al flash había que cambiarle la bombilla en cada instantánea.

 

En aquel primer desfile procesional, la Iglesia estaba gobernada por los sacerdotes, don Pedro Muñoz Adán, como párroco, y don Antonio Campos González, "Campitos" como coadjutor. De sacristanes estaban Antonio Ruiz Rubio y José Bojollo Arjona, y los monaguillos eran Pepe Parejas y Rafael Rodríguez “El Micaelo”, siendo el organista Antonio González Caballero. Este pequeño equipo de servidores de la parroquia, acogió con impresionante ilusión a aquella Cofradía.

 

El primer desfile procesional, se realizó como hemos dicho en 1951, el Cristo fue adornado con lirios morados, en su mayoría de los jardines del Tribunal tutelar de menores, cuyo presidente era D. Francisco Torralba, hermano mayor de la hermandad. Fueron en total unos 120 nazarenos, pues sólo había 98 faroles, que habían sido realizados en el taller de Álvarez Salas la Ribera. El cortejo de nazarenos lo formaban:

 

98 nazarenos portando farol de penitencia.

4 nazarenos, con “crótalos”, en sustitución de la clásica campanilla.

2 nazarenos, rezando el rosario.

3 nazarenos, uno con la Cruz y dos de escolta de respeto.

3 nazarenos, uno con la bandera y dos de escolta.

3 nazarenos, con los atributos, calavera, libro y potencias.

5 nazarenos, que portando un cirio corto, formaban la presidencia.

2 nazarenos encabezando el grupo de penitencia.

 

Delante del paso del Cristo, iban con los incensarios, todos ellos tocados de sotana negra y roquete, Antonio Rey, Juan García, Pepe Quiles y José Bojollo.

 

Detrás del paso y con la cruz parroquial, iban D. Pedro Muñoz Adán, como sacerdote, José Moyano y Rafael Rodríguez, con los ciriales y José Parejas, con la Cruz.

 

Con el palio de respeto que iba detrás del paso, iban: Manuel Moyano, Manuel Cantueso,  Ángel Fernández, José Santos, Enrique López y Rafael García.

 

En el grupo de canto de gregoriano  iban 14 novicios del convento de los Trinitarios, aquellos que en su día describimos que jugaban al fútbol maravillosamente.

 

En cuanto a los que iban vestidos de nazarenos, tenemos que decir que los señores que citamos fueron en aquella procesión, lo que ocurre que no podemos precisar quien iba en un sitio u otro. Así podemos afirmar que participaron en aquella procesión, pero no sabemos decir donde fueron, pues todos iban perfectamente disimulados dentro del cortejo.

 

D. Francisco Torralva, D. Ángel de la Torre, D. Andrés Bojollo, D. José Carmona, D. Luís Carracedo, D. Rafael Cantueso, D. Miguel del Moral, D. Carlos Tarín, D. Enrique Durán, D. Manuel Aumente, D. Rafael Herrera, D. José Aumente, D. Rafael Jordano, D. Miguel Fernández, D. José Prieto, D. Pablo García, D. Rafael Medina, D. José Linares

 

Todos ellos si participaban en el desfile iban totalmente “disimulados” entre el escapulario del Carmen y el farol de penitente. En este desfile procesional no hay varas de mando.  

 

 

LA PALMERA

 

El paso de Nuestra Señora la Virgen de las Tristezas, “Abadesa del Llanto", como la llamó Pablo García Baena, salió por primera vez en el año 1977, acompañando al Cristo de Ánimas.

 

Este año, en una de las columnas de singular paso barroco que realizó en 1988 el desaparecido Miguel Arjona Navarro, llevaba un lazo negro en señal de luto por los hermanos desaparecidos este año, y como no, uno tenía que ser por Margarita Laguna Redondo, persona muy ligada a todas las cosas de la parroquia y una gran enamorada de Córdoba. Ella fue una de las primeras mujeres que salió detrás del paso de la Virgen, cantando gregoriano. Esta labor de ir detrás de la Virgen la realizó hasta que cumplió los 80 años.

 

Todo el mundo la conocía por Margarita, la de la “Peña de la Pimienta”, pero nosotros, que ya peinamos canas, la conocíamos como “Margarita la de la Palmera”. Y es que en su casa y en su patio, por aquellos años, principios de los cincuenta, tenía unas cristaleras que protegían un antiguo invernadero, y sobre el centro del patio, se erguía una delgada y alta Palmera que a todos nos llamaba la atención. Aunque pequeños, sabíamos que era de Margarita, porque al tirarle piedras desde la calle, ella, al ser la más joven de todas las hermanas, era la que siempre salía para reñirnos. Y es que entre otras cosas, se rompían los cristales del invernadero que cuidaba con esmero su hermano, Antonio Laguna, que fue la persona que realizó la Cruz de Mayo en claveles rojos, ganadora del "Primer Premio" de aquel concurso mágico del año 1955, en dura disputa, con la "Cruz de Mayo" que en la calle Tafures solían poner los hermanos Valverde Luján.

 

Efectivamente con aquella Cruz de Mayo, la Plaza de San Lorenzo, se convirtió en el lugar central de aquel Mayo cordobés, a pesar de que al recordado José Montiel Salinas, siempre sentía sana debilidad por su Alcázar el Viejo.

 

Como una nefasta profecía, todavía recordamos que en torno a aquella Palmera, se solía decir entre la chavalería, que dentro del tronco habitaba “un bicho” y que el día en que la Palmera se cayera, saldría el “bicho” y ocurriría una desgracia. En aquellos tiempos, fue el sobrino de Margarita, Diego Santiago Laguna, posiblemente el primer universitario con categoría que tuvo el barrio, (fue catedrático de Farmacología y Toxicología de la Facultad de Veterinaria), nos dijo que de “bicho” nada y que se trataba de una palmera corriente y moliente.

 

Al hablar de Palmeras, tenemos que mencionar que últimamente han sido cortadas tres de las cuatro palmeras que decoraban la entrada a la Iglesia de María Auxiliadora. Recordaremos que esta Iglesia en plan inicial, fue inaugurada en 1918. Fue costeada su construcción por donativos de cooperadores y en especial con las aportaciones de don Carlos Carbonell y Morand, que al recibir las gracias del director don Sebastián Mª. Pastor, éste le contestó:

 

“Cuanto más hacemos por María Auxiliadora, más prosperan nuestros asuntos”.

 

El proyecto inicial de aquella Iglesia básica, fue elaborado por  el ingeniero militar don Antonio Moreno Zubia, que firmaba el presupuesto por un importe total de 70.000.-Ptas. Por distintas razones las obras no llevaron buen ritmo. Don Carlos Carbonell, falleció en 1917 y no pudo contemplar la inauguración de la Iglesia, pero si estuvo su señora doña Asunción  Ruiz de Portal, entre otras personalidades.

 

Y siguiendo con las Palmeras tenemos que recordar que a un alto jefe de la extinta Cajasur,  en el verano del 2008, se le cayó encima una Palmera mientras paseaba por su lugar habitual de veraneo. Mal presagio fue ese. A él le atendieron muy bien en un Hospital de lujo, cercano al Parque de Atracciones "El Tivoli" en donde incluso le dieron como a todos unas “Zapatillas al entrar". Pero a partir de ahí, el mal “Presagio" de la Palmera  parece que se cumplió. Dos años más tarde en 2010, fue como si la Palmera cayera encima de Cajasur y de todas las empresas importantes que operaban alrededor de ella “a modo de veraneo”. El dichoso “bicho” de la Palmera, que tanto temíamos de pequeños, (el picudo rojo), trajo aquí la eclosión total de la desgracia.

 

Por otra parte parece ser que de las primeras palmeras que hubo en Córdoba, fueron las que se plantaron por el entorno de la Arruzafa. Hay quien asegura que las palmeras vinieron en el equipaje de huida de Abderramán I, hacía Córdoba, y que fueron muchas veces las que lloraba  acordándose de su Siria natal y de sus Palmeras..

 

EL RESCATADO

 

El  Rescatado lo vimos por la Plaza de San Agustín, casi enfrente del antiguo cine de verano, al lado de donde estuvo la tintorería Larios. En el exorno del paso, se notaba la mano maestra de Rafael Prieto, (Flores Santa Marta), que lleva muchos años encargado de este menester. En un principio, porque se lo encargaba la Duquesa de Medina Celi, y luego posteriormente cuando la Duquesa falleció a principios de los años 1950, fue la Floristería Santa Marta, la que se encargó de su exorno. No obstante hubo algunos intentos por parte de doña Concha “La Pichichi”, para que ella sufragara el gasto de flores del paso, cosa a lo que Rafael Prieto, como cabeza visible de Santa Marta, con todo el respeto del mundo no accedió.

 

Por cierto, que al paso de la procesión por la Iglesia de San Agustín, la Hermandad de las Angustias, la más antigua de Córdoba, (1558), le hizo una ofrenda de flores. Es bueno resaltar aquí la labor de Rafael Soto Gavilán, para que la Virgen de las Angustias, vuelva al barrio de San Agustín, desde donde se la llevaron metida en una furgoneta a San Pablo en el año 1961, después de una tarde llena de polémicas y digustos.

 

Pepe Santos, que vivió en la Calle el Agua, era una persona muy integrada en el barrio del Jardín del Alpargate, y por ello durante muchos años, sacó como capataz el paso de la Virgen de la Amargura. Trabajó durante muchos años en la Fundiciones Félix Martínez, de Ronda de las Ollerías, hasta que se jubiló.

 

Eran los tiempos en que la taberna de la Sociedad, se ponía los viernes, sábados y domingos, a doble fila de clientes alrededor de la barra o mostrador, y por ello los taberneros Pepe Hidalgo y su cuñado Antonio Jiménez "El Cojo", se veían incapaces para poder atender a tanto cliente y para ello recurrían a la ayuda de conocidos y gente de confianza. como Pepe Santos y Miguel Alonso, Y es que por aquellos tiempos 1966-1973, la Bodega de la Sociedad de Plateros, desaparecida en el 2018, vendían en sus tabernas más de "Dos Millones de Medios" de vino anuales.

 

Eran los tiempos en que la Bodega estaba controlada por Félix Degallón, y de capataz estaba un tal "Frasqui" que entendían perfectamente el negocio. Los taberneros de las tabernas pagaban muy poco de alquiler e incluso la Sociedad les pagaba el consumo de electricidad y el agua. Hoy en cambio la taberna de la Sociedad Plateros, de la Calle María Auxiliadora, pagará en torno al Millón de pesetas al mes, más luz y agua también por su cuenta. Claro está que ahora el negocio de la Sociedad de Plateros, ya no es el vino, sino los alquileres.

 

 

EL ESPARRAGUERO

 

El Cristo del Esparraguero lo vimos frente a las escuelas de San Andrés. Allí pudimos comprobar la expectación que despierta el Cristo de Gracia, y de la forma tan maravillosa que lo lleva su cuadrilla de costaleros, que se han hecho famosos en Córdoba. Si bien todo su recorrido es un canto a una de las mejores cuadrillas de nuestra Semana Santa, el recorrido de vuelta “San Lorenzo al Jardín del Alpargate", es pura apoteosis, más belleza, sentimientos y armonía, parecen imposibles. Hasta los espárragos maduran de la sensación.

 

Estaba frente de las Escuelas de San Andrés, y mientras pasaba el esparraguero, contemplé las acacias, que con su verde de esplendor, querían “abrazar” al Cristo. No pudimos por menos que recordar aquel año de 1951, cuando estas acacias fueron sembradas. Ya solo quedan dos  de las ocho que en su día se plantaron. Las moredas del colegio, las acacias y Manolo Carreras, persona muy ligada con los Padres Trinitarios, fueron “personajes” que pude contemplar el día que ingresé en el curso 1951-1952. Los árboles porque o los plantaban o ya estaban allí y a Manolo Carreras, porque fue el quien habló con D. Fernando San Martín Julián, que era el director del Colegio, para que yo entrara.

 

Nunca olvidaré a aquellos profesores, don Francisco, don Cayetano, don Ezequiel y dejo para el último a don Antonio Quesada, que fue el maestro que tuve y el que me enseñó a leer y a escribir partiendo de cero. Para mi éste maestro, era como un sabio, tenía su domicilio enfrente de uno de los pocos fotógrafos que había por aquellos tiempos en Córdoba, hablo claro está de “Foto Faga", que hacía esquina con la Plaza del Orive, aquella Plaza que nosotros denominábamos como la Plaza de la “Casa Encantada", y en donde guardaba sus caballos don Indalecio García..

 

Cuando llegué a aquella clase, "La Segunda", en un principio, todos no disponíamos de pupitre, pues en realidad lo que allí había, eran dos clases en una, ya que la "Primera", se le había hundido parte del techo por un terremoto que hubo por aquellas fechas. Poco a poco, nos fueron dando pupitres a todos y de los clásicos "palotes", pasamos felizmente a escribir y leer en la Enciclopedia Álvarez. Los más adelantados de la clase eran Francisco Jaén  “El Trompeta” y Rafael Roldán, “El nieto de la Roldana” que lógicamente ocupaban las primeras bancas.

 

El profesor era muy bueno, y ahora que está tan de moda está lo del "Alzheimer" él, al hablarnos un día del cerebro como archivo de memoria nos dijo:

 

“Voy ha hablar de la Memoria, esa cualidad fabulosa de nuestro cerebro, que se parece en cierto modo a una cebolla, con sus telas, una a una, y que son distintos espacios de memoria. Cuanto más nos gusta una cosa, más detalles nos acordamos. Hasta el punto es esto así, que cuando por cualquier desengaño, queremos olvidar una cosa, no podemos hacerlo y sufrimos por ello. El sufrir con conocimiento por la memoria "Es un síntoma de Salud Mental", y por ello es importante que si algo se nos olvida, que podamos tener conciencia que se nos ha olvidado.

 

Aquel don Antonio Quesada, hombre sencillo y eficaz en las labores didácticas, y que su humanidad la ponía de manifiesto, cuando todos los días y a media mañana, se comía su pedazo de pan. Ya dio en aquellos tiempos (curso 1951-1952), ideas o enseñanzas,  que hoy sin embargo se suelen oír en afamados médicos neurólogos.

 

En GOOGLE, le adjudican a un eminente Neurólogo francés Bruno Duboi, la siguiente expresión:

 

“Quien es consciente de padecer olvidos, es que no tiene problemas serios de memoria, ya que quien padece una enfermedad de la memoria – Con el inevitable fantasma del Alzheimer- No tiene registro, ni se acuerda de lo que efectivamente le pasa".

 

LAS ANGUSTIAS

 

Desde la Calle la Pelota (Muñoz Capilla), y enfrente de las Rejas de don Gome, vimos pasar a la Virgen de las Angustias. En esta Calle, recordábamos a los hermanos Durán Marques, a Antonio Espino, a Enrique Repullo, a don Cayetano, a Antonio Trenas, mucha gente que vivieron, amaron y aman a Córdoba.

 

Nos sorprendió ver los ventanales de las Rejas de Don Gome" llenas de personas presenciando la procesión en el interior, y que daban la sensación que no eran de Córdoba. Deberían saber que desde antiguo a la Marquesa de Viana, doña Sofía, le gustaba que el “Patio de las Rejas", estuviera solo para que la "Cineraria Híbrida", que ella cuidaba con tanto esmero, pudiera “comunicarse” con el paso de la Virgen de las Angustias, y que fuera el Patio, con sus flores, sus naranjos trepadera, y su callada serenidad, en donde se reflejaran los ecos Majestuosos del Paso de la Virgen, y es que ayer, hasta la paloma de la Calle Muñoz Capilla, quería levantar el vuelo en señal de protesta.

 

El Patio de las Rejas de Viana, es uno de los trece patios con los que el II Marques de Viana, José Saavedra y Salamanca, acondicionó el Palacio, para museo de arte, historia y patios en 1918. En 1955, el III Marques de Viana, Fausto Saavedra y Collado, trasladó aquí todo el contenido de su palacio madrileño, pinturas, platas, vajillas y cordobanes, mientras lo alquilaba al Ministerio de Asuntos Exteriores (Santa Cruz),

 

En 1980, este palacio de Córdoba fue vendido a la Caja Provincial de Córdoba, por la Marquesa de Viana, que estableció un pago de  Veinte millones de pesetas, anuales, mientras ella viviera, además de otras prerrogativas. Ella murió en 1982. Su importante fondo de archivo, con más de 300.000 documentos, entre pergaminos, testamentos, patronatos, cartas, etc. etc.  fue vendido a Cajasur en el año 2000, por el Duque de Peñaranda de Duero, sobrino de los últimos marqueses de Viana, que no tuvieron hijos. Dicho acuerdo de compra se llevó a cabo en el Salón Tobías del Palacio de Viana, con todas las autoridades presentes. El archivo fue catalogado posteriormente y sus importantes fondos, están a disposición de todo el que quiera investigar.

 

Al séptimo propietario del Palacio (1647-1704), Gómez Fernández de Córdoba y Figueroa, V señor de Villaseca, le fue elevado su señorío a la categoría de marquesado por Felipe V, y fue precisamente este señor el que mandó que se hicieran las famosas Rejas de Don Gome, que dieron nombre durante mucho tiempo al Palacio y a la Calle. Este señor de Villaseca, heredó de su antecesor el IV señor de Villaseca, el Patronato de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias a favor del señorío de Villaseca. Este documento se encuentra en el Legajo. 65, Expediente nº 2, del Archivo de  Viana de Córdoba..

 

 

EL CALVARIO

 

 Amigo José Maria, desde las alturas habrás quedado satisfecho al ver a tu Cristo de la "Dulce Mirada", encabezando el Cartel de Semana Santa de Córdoba, y los libritos que edita la Agrupación. Tú ya tuviste la oportunidad de disfrutar cuando en 1993, y como colofón a la gran labor que realizaste en la elaboración del Majestuoso Trono de tu Cristo, también lo escogieron para la Portada del cartel y libros de la Agrupación, por cierto, que en aquel tiempo, y según me dice tu amigo y gran colaborador Pepe Vivas, ya debía de funcionar el Photoshop, porque hicieron desaparecer del fondo de la foto, el cartel del Almacén de Pinturas, que había en los bajos de los que fue la antigua Casa Parroquial, lo pongo en mayúsculas porque para todos "La Casa del Cura", nos significaba mucho respeto. Recuerdo que en una ocasión comentaste conmigo que fue una lástima que esa casa, situada en pleno centro del Barrio de San Lorenzo y con cerca de 500 M2 de planta, la vendieran por poco más de 950.000.-Pesetas y un piso relativamente pequeño. Eran los tiempos en que el obispo Monseñor Cirarda, al ser vasco nada le dolía y estuvo a punto de venderlo todo incluso el Seminario. Y es que este obispo llegó a Córdoba con una “insula” que lo quería vender todo, total, el no era de aquí y a decir de mucha gente nunca se sintió identificado con los cordobeses, pues se creía que era de una casta superior. Algo parecido le pasó a su “paisano” el cura don Martín  Arrizubieta, el famoso cura de Santa Marina, que según dice su paisano, Jon Juaristi, en la novela ganadora del Premio Azorín “La Caza Salvaje”, lo denuncia como un activo nazi. También el profesor Xosé M. Nuñéz Xeitas, confirma en la Revista Historial Social, la identidad de este cura y lo pone de vuelta y media. Finalmente, Castilla del Pino, en el libro la Casa del Olivo, termina por aclarar temas de la identidad de este cura, llegando incluso a afirmar que le parecía que se trataba de un confidente de la policía de Franco. En 1983, se jubiló y decidió volver a su pueblo natal Mudaca, en donde creía que lo iban a recibir poco menos como un héroe y no fue así. Aburrido y totalmente ignorado se tuvo que volver a Córdoba y morir aquí, (1988), vivía enfrente del Bar Casa Barrilero.   

 

Pasemos página y digamos, que el paso del Calvario, llevaba luto por este Hermano Mayor, (José María Gutiérrez), hermano ejemplar y único en donde los hubiera. Trabajador infatigable, honrado y fervoroso a carta cabal. Marcó un antes y un después en esta popular hermandad, sabiéndose rodear de los amigos adecuados que le ayudaron en su proyecto; Cruces, Casetas, Lotería y todo lo que hiciera falta, para que su Cristo, fuera haciendo ruido cuando sale en procesión. Su bastón de mando, iba delante del paso, como una expresión más de que él lo entregaba todo por su hermandad. Que voy a decir yo del “Cristo de la Dulce Mirada", majestuoso, saliendo por la Puerta de Santa Catalina.

 

El Patio de los Naranjos, quedó cautivado por “El Señor de la Dulce Mirada"  y hasta el olivo el más veterano de los árboles, se alegraba de verle porque en el pasado "Vía Crucis"  injustamente lo dejaron fuera, precisamente al único Nazareno, que en sus Reglas aparece como “Cofradía de la Vía Sacra". Amigo “Guti”, sé que aquello te disgustó mucho, pero esta tarde, El Patio de los Naranjos", al completo, Palmeras, Cipreses, Olivos, Naranjos, Cinamomos, todos los árboles y el agua que da sentido a tanto ornato, se han puesto a los pies de tu Cristo de la “Dulce Mitrada"

 

Procura tú que estas en las alturas, de velar por tu Hermandad ya que los “figurones” de siempre están al acecho de ganar las elecciones a Hermano Mayor que se van a celebrar.

 

Me decía Manolo Soriano el Campanero (nació en la torre), que hasta el San Rafael que está a una altura de 54 metros movía la bandera que tenía en la mano. Ya hablándome del San Rafael de la Torre, me dijo que la obra de la torre costó 50.000 ducados, y fue realizada con piedras de canteras de Sansueña, Arroyo del Moro, Campiñuela, y Arroyo Pedroche. (1664).

 

El “San Rafael fue colocado en 1663,  y fue obra de Pedro de Paz y Bernabé Gómez del Río, fue una culminación a la obra de la torre, que fue acometida por el Obispo don Francisco de Alarcón y Covarrubias, que fue precisamente al obispo que el rey Felipe IV, en 1659, le dirigió una carta en los siguientes términos:

 

“Cédula

 

            El Rey.

 

            "Lizenciado don Juan de Góngora, cavallero de la horden de Alcántara, de mi consejo y Cámara y Governador del de Hacienda, haviendo sido informado que mediante la disposición, solicitud y cuidado que havéis tenido como superintendente de mi Capilla Real que fundó en la Iglesia Cathedral de Córdova la señora reyna doña Costanza, muger del señor rey don Fernando el Quarto, donde están enterrados los cuerpos del dicho señor rey don Fernando y del señor rey don Alonso en Onzeno, su hijo, el reverendo en Christo padre y obispo de Córdova don Francisco de Alarcón, como dueño lexítimo de la fábrica de la dicha iglesia me ha servido graciosamente con el sitio muy capaz en élla para mudar y trasladar a él la dicha mi capilla que ha muchos años que yo y los reyes  mis predecesores lo hemos deseado efectuar para su mayor capacidad y decente colocación…./…..”

 

Esta carta se halla en el archivo de la Catedral, Sección Capillas Reales y en el Archivo de Protocolos de Madrid, C/ Alberto Boch, también existe otra carta por el estilo en el Archivo de Protocolos de Córdoba, en el oficio 16 del Notario Antonio Manuel Maldonado.

 

Pero amigo José María te he dado este dato porque sé que siempre te gustaron conocer de buena tinta las cosas que afectan a Córdoba y a tu Hermandad, por ello te quiero dar esta primicia, en referencia a tu Cristo del Calvario, que como sabes fue realizado por Juan, Antonio y Rafael González (fray Juan de la Concepción, lego trinitario), cuyos padres fueron Pedro González de Herrera y Teresa de Luque, y había nacido en el barrio de San Pedro. Comparte la información con Juan Martínez Cerrillo, que siempre me habló muy bien de este desconocido "Lego" al que admiraba mucho como escultor,  porque dijo que para esculpir "Esa dulce Mirada" en su rostro, tenía que ser un hombre de gran fe, hasta el punto de recrear en su mente la pasión de Cristo. Y  le dices también que su "anonimato" fue una constante de su vida, pues cuando estuvo haciendo en noviciado en Granada, renunció incluso a su derecho a la "legítima" que le correspondía al tener voto de pobreza. Por ello sus trabajos de y después de estudiar a fondo el personaje de este "Lego", te puedo decir que:

 

La inmaculada a la Hermandad de San Rafael, la Virgen de la Luz de Santa Marina, el Cristo del Calvario de la Iglesia de Santa Lucía del pueblo de Frailes (Jaén), el Cautivo y la Virgen de los Dolores de Ceuta, la Virgen en su acepción de la Divina Pastora de la Trinidad, y el Calvario del retablo del Convento del Cister en Córdoba, son trabajos realizados por este artista, sin mediar en la mayoría de los casos documentos notariales. Por otra parte te digo, que el San Lorenzo que le adjudican en la fachada de la Iglesia de San Lorenzo (en la hornacina por encima del rosetón), que no es la de un San Lorenzo como dicen todos los que escriben de oídas, sino la imagen de un "Salvador". Su taller entonces ocupaba parte de lo que hoy es la calle de los Frailes, que por aquellos tiempos de 1680, formaba parte del primitivo Convento de Nuestra Señora de Gracia, lindando con la calle de los Ciegos. Posteriormente al adquirir los frailes la zona de huertos lindantes con el huerto de Cobos, delimitaron el Convento hacía la muralla, dejando libre la zona de la calle los Frailes y Buenos Vinos.