sábado, 13 de febrero de 2021


 

AQUEL CARNAVAL...

 

Mi madre me contaba lo que era el carnaval que antiguamente se celebraba en Córdoba, se habla mucho del carnaval pero antiguamente se puede decir que había dos carnavales, uno el que protagonizaban la gente que se disfrazaba por las calles, y otro el que se celebraba en los salones importantes como por ejemplo el  Circulo de la Amistad, y se puede decir que mientras los que circulaban por las calles se ponían cualquier cosa, para aparentar, culo, barriga, un otros defectos que hicieran reír a la gente, en los grandes salones todo era etiqueta y exquisitez en trajes y disfraces de cierto nivel económico.

 

Otra cosa que existía antiguamente eran las "Murgas" que eran más bien grupos musicales, compuestos de guitarras y bandurrias, que amenizaban sus pasacalles, a veces con coplas que se metían con todo lo que se movía. Y como una derivación de estos grupos musicales se formaron también unas comitivas compuestas siempre de bromistas que a lo mejor ante la gente paseaban un elegante pájaro metido en una jaula como de oro, y luego era solamente la deposición de cualquier vecino.

 

Estos desfiles que se celebraban en los años de 1920, cogían la arteria San Pablo, Realejo y María Auxiliadora, como "su paseo·", y era muy vistoso cuando la gente se agolpaba en el Realejo (por la confluencia de calles), para ver todos estos desfiles. Entre las "Murgas" que por aquellos tiempos tomó cierta fama, era la llamada "Murga Regaera" que precisamente tenía su razón de ser en una taberna que había en el Realejo junto a las antiguas Bodegas Diéguez, y en donde hoy está la farmacia. Eran indudablemente otros tiempos, sobre todo porque en el Realejo, y en la acera de la casa del General Varela, se montaban las Norias, los Caballitos y las Barquillas, como atractivo en una Feria que se celebraba en honor de una Virgen que se veneraba en la Iglesia de San Andrés.

 

Pero hablar en Córdoba de "Coros y Comparsa", todo ello fue copiado de Cádiz a raíz de que Rafael Castro Pérez (1929-2016), ese gran músico popular que tuvo Córdoba, le diera por formar el grupo llamado "Los Escocíos" y participar en el concurso de Cádiz del año 1967, y fue tal el éxito que obtuvieron en su actuación  del Teatro Falla, que tuvieron que darle un primer premio que denominaron Regional, porque no era cosa de darle el primer premio a unos de Córdoba. Más tarde se presentaría con "Rafaelito y su Apaches", el grupo "Los de Sierra Morena" y "Los Puretas extravagantes". El éxito de Rafael Castro Pérez y sus amigos, hizo que aquí en Córdoba que hay imaginación para todo, surgieran personas como Rafael Amate y los Hermanos Lara, "Los Cabezones" que hicieron importantes trabajos. Luego posteriormente fueron otros como Isidoro Álvarez que desde su "Peña de la Pimienta", organizaba también sus comparsas e incluso la carrozas para el desfile.

 

Pero a pesar de todos los esfuerzos y ayuda que se recibió del Ayuntamiento con iluminación de las calles incluida, esto evidentemente, no era Cádiz, y aquí lo que pudo triunfar fue el "Carnaval" puro y duro, en donde la gente se disfrazaba por las calles y entre sus vecinos, a veces con ropajes que sorprendía a propios y extraños, y en algunos casos, dando rienda suelta a determinados comportamientos, que a lo mejor a la luz del día no se atrevían.

 

Los que hemos vivido por San Lorenzo, sabemos que la prohibición era de San Lorenzo para arriba. Concretamente me contaba Antonio Santacruz Tejero, "El Chicharito", que junto a  Rafael Caparrós "Caparrín", a Santos Santacruz "La del Lunar" y la simpática "Coja" a la que por su andar y bamboleo, le llamaban "El Mecedora". Ellos, que eran todos "maricas" no "maricones" según palabras del propio "Chicharito", fueron los que a principios de los años de 1960, con sus trajes y sus lujosos desfiles lograron un carnaval que adquirió fama en la calle Montero. Pero a todo ello había que añadir sus continuos diálogos entre unos y otros que eran llenos de una sutileza y originalidad tal que los hacía únicos..


Pero al margen de que habría infinidad de personas que se vestían como ellos querían, y disfrutaban todo lo que podían, también hubo situaciones que eran un tanto rara y complicadas que surgían entre unos y otros, y Antonio Santacruz Tejero, el célebre "Chicharito", me relataba algunos casos simpáticos que le ocurrieron a personas simpáticas y conocidas de Córdoba.  


Pero no cabe duda que él recordaba aquél carnaval de los años de 1950, que no era para nada de murgas o coros. Aquél era un carnaval en donde a nivel individual cada persona que quería se disfrazaba de la forma más rara y extraña del mundo. Y así el "Pulgarin", Rafael Gavilán, (1890-1984), se disfrazó de una de "Viuda" con velo a la cabeza y luto muy rigurosos, pero quiso pasearse en un triciclo dando una vuelta por calle los Frailes, Jardín del Alpargate, calle María Auxiliadora, y dando la vuelta en la fuente de San Lorenzo, pero en San Lorenzo debió tropezar con alguien que se formó un follón, y los municipales que estaban siempre en San Lorenzo empezaron a perseguir a la Viuda con ánimo de aclarar responsabilidades. Lo cierto y verdad que triciclo y Viuda salieron huyendo y el "Pulgarin" se escondió en una alacena que había en el corral de su casa y que servía para arrojar los vecinos la basura, Allí estuvo aguantando a oscuras un par de horas soportando que todos los vecinos le echaran todas las porquerías que tenían que tirar.

 

También me relató el caso del "Caliche", Antonio Gómez Gutiérrez (1923-2015), Este era un hombre muy querido y conocido en el barrio y recién comprada su casa de la calle Montero (1959), se disfrazó de "Nene chico", con un solo babero como única ropa y un enorme chupe, y llevaba un enorme orinal, en el que cada vez que andaba un rato, le daba por agacharse y sentarse en el, enseñando todo lo que colgaba. Todo iba bien, hasta que al llegar a "Casa el Pancho", allí estaban reparando los tejados de casa Carriles, y una de aquellos albañiles apodado "El Lápiz", al ver que el "El Caliche" volvía a pasar por allí una y otra vez, no tuvo nada más que arrojar un aparente papel liado al orinal, y que al sentarse el "Caliche" para simular que orinaba, se encontró que era un pequeño panal de avispas que habían encontrado en el tejado. Excuso decir como se le puso el culo al tal "Caliche", y sería en su casa un joven  Pepín Rodríguez Puntas, el que pudo certificar como la "Manola" echaba vinagre en la tinaja de la Dama de Noche, para embadurnar con barro el culo del picoteado "Caliche".

 

Pero no cabe duda de que uno de aquellos artífices del carnaval de los años sesenta en San Juan de Letrán fue Pepillo "El Pocero", que cuando se juntaba con "El Li" eran capaces de todo y mucho más. Por aquel año de 1959, no sé como ligaron a un simpático personaje de la calle Pintor Salo que llamaban "Pechete", gran aficionado a los toros, y que tenía incluso una plaza de toros en su casa, Pues bien, valiéndose de un tal "Leones", lo convencieron para que se vistiera de torero con uno de los trajes que el tenía en su casa, y recuerdo que lo montaron en un mulo de aquellos que el tenía, y así se presentó, vestido de torero, a la voz de "Ha llegado el Torero", y él, tan feliz y contento de verse vestido de torero. Y le hicieron que se acercara para "Casa el Gallego", y allí le esperaba el "Uno de los Cocoros", que de acuerdo con Pepillo el Pocero y su troupe, soltó un perro no muy grande, pero que al estar todo el día encerrado, era como una fiera enjaulada, que nada más ver al "torero" echó detrás de él ladrando si tenía que ladrar. El pobre "Pechete" se tuvo que refugiar en casa de la Sarapia, y afortunadamente la farmacéutica doña Piedad, que tenía siempre abierta la farmacia por el portal, le dio cobijo en ella cerrando al momento.

 

O lo que le ocurrió al amigo Fernando Claus, de San Juan de Letrán, que se disfrazó de turista llevando una gran maleta, y graciosamente coincidió con dos que iban disfrazados de municipales, y quizás para darle más realidad, a municipales y detenido, pidió a su amigo Rafael Requena, entrar en su charcutería, para ponerse bien una peluca que llevaba, y que los municipales le pudieran poner las esposas. El bonachón de Requena, le dijo que bueno que pasaran, mientras, la gente se agolpaba en su puerta. Salieron el Claus esposado, y los municipales con el maletón, y la gente empezó a hacer palmas, a la figura de aquellos tres personajes, detenido y dos guardias. Cuando ya pasó todo el jaleo, el bueno de Requena se quiso adentrar en su despacho y vio sorprendido que le faltaban la mayoría de las tripas que colgaban y hasta el tocino de beta. El pobre Requena, empezó a pedir auxilio, pero ya los municipales que habían detenido al Claus, se habían marchado corriendo para la calle San Acisclo llevándose además la maleta del Claus llena de chacinas.

 

También me contó que uno de los hermanos Camacho de la calle Montero, le hablaba a una hermana de Manolín Requena dueños del "Bar Manolin", y este hombre que era de constitución extremadamente delgada, quizás por ello siempre iba en bicicleta para no gastar energías, y hay quien decía de que incluso "pelaba la pava" montado en bicicleta. Se disfrazó un año de Bernardo Ruiz, un ciclista español que dos años antes había ganado la Vuelta a España, y llevaba un maillot con un letrero en el pecho que decía: "Vino el Pelotazo". Para su disfraz completo, el amigo "Purito" un ciclista aficionado de la calle Borja Pavón le había dejado una bicicleta de carreras, con la que se fue paseando desde la calle Montero hasta la calle de los Frailes, en donde el "Cortezas" uno de los Acaiñas, más traviesos que había, en compañía del mayor de los hermanos Vera, lo cogieron en hombros al ciclista, y aunque su pensamiento era arrojarlo al Pilón del Jardín del Alpargate, pero al pasar por la calle los Frailes, serían las piedras del suelo, o que se les escurrió por lo delgado, de tal forma que se cayó en lo alto del puesto de Miguel "El Cojo", que ante el follón que se formó, echaba hasta humo por su boca.

 

Y me diría, es como si hablamos de aquél "Alicates" nos decía "Chicharito", que el pobre con sus piernas encorvadas (de ahí lo de Alicates),  solía pasar con cierta frecuencia por los patios de nuestras casas, cantando aquellas "Cantíñas o Coplas" de Cádiz, o el propio "Miguelichi", aquél pobre de solemnidad que pretendía ganarse la vida, ofreciéndose casa por casa para echar la buenaventura a las madres sobre el novio de sus hijas. El carnaval de Córdoba, estuvo siempre en la calle con sus personajes, sus diálogos, y sus palabra. Pero nunca en un escenario ya que eso será en Cádiz que para eso son únicos..