martes, 21 de abril de 2020

AQUELLA ELECTRO MECÁNICAS...



AQUELLA ELECTROMECÁNICAS...


Fue el ingeniero francés  Frederic Ledux, que a su vez era director de la sociedad Minera y "Metalúrgica de Peñarroya", el que creyó que Córdoba estaba enclavada en un lugar “Logístico de primera magnitud”. Y es que Córdoba con una red de ferrocarriles  que llegaban a todos sitios, ilusionó y motivó que  el hijo de Frederic Ledux, se implicara de lleno en la creación en 1917, de la industria más importante que hubo en Córdoba.  Con ello se fundaba La Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas. Además de Ledux, el capital inicial estaba formado, por dineros pertenecientes al Banco BILBAO y al Banco URQUIJO. El primer presidente del Consejo de Administración fue el Marques de Urquijo.

La Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas, S. A. (SECEM), decide en los años 1917-1918, instalar en Córdoba una planta dedicada a la metalurgia del cobre y y además construcciones eléctricas. Los principales inversores fueron franceses, y más que por la riqueza de este material en la provincia, posiblemente fue la situación geográfica de Córdoba,  dentro del mapa del sur y además su relativa cercanía con las Minas de Río Tinto de Huelva. También el estar unida la capital con la zona minera de Peñarroya-Belmez, en donde el carbón era fundamental para esta industria. También influyó el precio del terreno industrial. Ese Línea de tren partía de Cercadilla y cruzando la Avenida Escultor Fernández Márquez, por la acera de la derecha, se adentraba hacía el llamado Puente de Hierro que salvando el Arroyo de Pedroches se encaminaba para esa zona de la Sierra.    

Para su proyecto de instalación se compra el cortijo de "ALJIBEJO", a un precio de 516.701 pesetas, y posteriormente se comprará el cortijo del "OCHAVILLO", a un precio un poco superior de 623.280 pesetas. Ambas propiedades era pertenecientes a los Hoces. Para los franceses, esta era una zona que estaba como a “tiro de piedra” de la propia ciudad. Se trataba de una extensión de unas 315 hectáreas, algo parecida a lo que era la extensión de Córdoba en su casco histórico.


EL PROYECTO DE FÁBRICA

El proyecto de las instalaciones para la fábrica se le encargó al equipo del arquitecto suizo Francisco Gay, que proyectó un complejo industrial, que hizo girar las naves de fabricación, alrededor de una gran nave central, dedicada para el almacenamiento y las expediciones, con espacio suficiente para que los grandes camiones pudieran maniobrar con vista a ser cargados. En los años 1960, se pueden decir que diariamente salían más de 70.000 kilos de cobre elaborado, en cable, barras, pletina, hilo  y planchas.  Nada más que a CENEMESA, se le solía suministrar al año casi 750 toneladas. Esto lo supieron bien los transportistas Nicolás Callejón y Francisco Zamorano, “El Melonero” que siguiendo las instrucciones del dinámico Prieto Salas, y durante más de treinta años, día por día, transportaban el cobre que CENEMESA necesitaba principalmente para sus transformadores, y luego algo de pletinas para los conductos y cuadro de cabinas de Aparellaje. Ambas fábricas SECEM y CENEMESA, tenían una puerta de comunicación interior que nos mostraba a las claras que un día todo formaba parte de una única empresa, pues bien por esa puerta que se llamaba "Del Fichero Fábrica 1ª! entraba y venía todos los días el cobre que venía para fábrica.

También el mismo arquitecto realizó un proyecto para una barriada de casas para el personal. Eran casas unifamiliares con su zona de jardín, y que en el Archivo de la Catedral y en el "Legado Deán Padilla" hay alguna información de este proyecto de viviendas..

En Córdoba y por aquellos tiempos de 1920, las empresas que sobresalían, eran la Electro Mecánicas y Carbonell.  La primera guerra mundial convirtió a "SECEM", en la dueña de los mercados en el sector de transformados metálicos de cobre e incluso cobres electrolíticos, latones, trefilería y demás preparados que demandaba una industria en total transformación. Fue su época de apogeo por lo que fue incrementando su plantilla hasta llegar a los 3200 trabajadores  que debió tener a mediados de los años sesenta del pasado siglo, otras cifras que aparezcan son estimaciones un tanto exageradas. Esta empresa se encontró con el mercado tan fácil que optó tarde por la renovación.  Era curioso poder observar aquellos hangares previstos para bicicletas en donde se perdía la cuenta de las que había colgadas en aquella postura de pie, en contraste con las pocas motocicletas que podía haber y menos aún algún que otro coche Seat 600 de aquellos primeros que aparecieron en el mercado nacional.  

De hecho, por aquellos años de 1958-62, se adquirió una máquina muy compleja de fabricación alemana, que se instaló en la Electro Mecánicas, y que la gente que todo lo "bautizaba" la denominó "Los Platillos Volantes", por la aparente complejidad de esta máquina.
No debió ser muy fácil su puesta en marcha, pues creo que nunca se puso en funcionamiento.
La puesta en funcionamiento de ésta máquina hubiera significado un gran  ahorro de mano de obra directa del peonaje que existía en fábrica. Sobre este tema de los "Platillos Volantes", se  han dado muchas versiones para justificar el porqué esta máquina nunca llegó a ponerse en marcha. Unos decían que era por falta de los conocimientos tecnológicos para entender el funcionamiento de esta maquina, alemana y un tanto compleja, y otros esgrimían otra razón en el sentido de que alguien con bastante poder político del antiguo régimen, se opuso a aquella presunta reducción de mano de obra. Una u otra versión, las dos posibles, dieron lugar a que “Los Platillos Volantes", nunca arrancaran. Ya,  a "toro pasado" como se suele decir, actitudes como ésta de funcionar y producir bastantes años de espaldas a la renovación tecnológica, y por tanto, sin mirar con perspectivas de futuro hacía la competencia, fue lo que hizo que los países del norte de Europa, produjeran la tonelada de cobre a un coste bastante más bajo y competitivo que lo que se hacía aquí en Córdoba, llegando incluso a la reflexión de que con mucha mejor calidad de acabado,   A modo de ejemplo citaremos que el cobre para las bobinas de los transformadores, mientras en "CENEMESA", daba problemas porque las aristas de trefilado rompían con frecuencia el papel del guipado-aislamiento, que se le ponía al cobre, desde un país como Finlandia, te lo enviaban bastante más barato y con las aristas redondeadas, eliminando el problema de las roturas en el guipado. Esta competencia de los países del norte de Europa, era la consecuencia de que utilizando tecnología avanzada, producían la tonelada de cobre casi al 30% más barato que el que se producía en Córdoba.

La ubicación de esta industria con su barrio de casas alrededor, dio vida a la carretera de Palma del Río, y convirtió al popular barrio de “Los Olivos Borrachos”, no sólo en lugar de residencia del personal auxiliar ferroviario de Renfe, sino, que paulatinamente a él fueron llegando trabajadores de la Electro Mecánicas, que querían vivir muy cerca  de su puesto de trabajo. La aparición en 1930, de la empresa "Constructora Nacional", hizo que este barrio fuera como un elemento más de estas dos fábricas. El nombre de esta Barriada a nivel oficial era el "Barrio de Occidente", pero la tradición oral contaba que los hombres y maridos en sus salidas de los fines de semana, y al cobrar el anticipo, los convertía en otras persona, ávidas de hablar y hablar y beber su vino. Esto con frecuencia motivaba que más de uno y de dos, se pasaran de la "raya" por lo que en evitación de presentarse en su casa en aquél estado, se cobijaba debajo de cualquier olivo que abundaban por allí y ahí, dormía su sueño, bajo los efectos del "24" que era el vino que por entonces existía, y solo se distinguía si era de Ordoñez, de Diéguez, de Salinas, de Sánchez Aroca. o de Cruz Conde. La gente que es sabía a este hecho de "dormir la tajá" debajo de un olivo, dio pie para que a estos árboles abundaban con la cercanía de la Huerta de la Marquesa. Tenemos que decir para añadir información que cuando en los años 1969, en el mes de febrero el Ministro Silva Muñoz, inaugura el nuevo Viaducto de la Electro Mecánicas, un poco antes de llegar a la "Venta San Francisco" eliminando el antiguo y estrecho Viaducto que enlazaba con los "Pisos de Cañete", toda esta desviación se hizo a través de los "Olivos Borrachos" y tomando parte de la "Huerta de la Marquesa", muy revalorizada y que fue comprada unos años antes por Manuel Benítez "El Cordobés", que aprovechó el ofrecimiento en plan de "corredor" que le hizo el también torero de alternativa Antonio Sánchez Fuentes, al que "El Cordobés" según se dijo en aquella época le pagaría en la forma de exigir su presencia en un par de corridas de toros.


VECINOS DE "LOS OLIVOS BORRACHOS"

Al hablar de la “Letro" hay que hablar a la fuerza de los vecinos más conocidos de los "Olivos Borrachos". En general se hablaba y se citaban como las “ sagas”. Existía la saga de los “Bodoques”, la de los "Vélez”, los “Fernández Latorre”, “Los Medina”, los “García Ruz”, los “Blanco Pedraz”, los "Monturque”, los "Cruz Garrido”, los "Antequera”, los "Simón Rodríguez”, los "Díaz Hornero”, los "Blanco Medina”, “Los González”, los "Chups Osuna”,  los "Jurado”, los "Vico Lucena", los "Sánchez Cerezo”, los "Carrero", los “Manolin Gónzalez”...etc. etc.. Eran muchos los compañeros que vivieron en este barrio.  De los últimos que llegaron a este simpático barrio, fue el vasco J. Romeral Torróntegui, que vino a Córdoba en aquellos años difíciles desde el país vasco (1969), para curarse de un padecimiento que tenía de asma. Mejoró y vivió muy feliz en sus “Olivos Borrachos” como el decía y le hubiera hecho muy feliz en ser su alcalde.


EL MÉDICO BUENO

Pero el barrio de los “Olivos Borrachos”  también tuvo “otros vecinos”. Un buen día apareció un médico que había nacido en el 1934 en  la localidad de Villanueva de Córdoba. Se llamaba Pedro Muñoz. De familia humilde, su padre era zapatero. Estudió su carrera con la ayuda de unos familiares de Valencia. Trabajó como médico en África (Villa Cisneros), y allí empezó a comprender lo útil que su carrera de médico podía significar para ayudar a los más débiles. A partir de los años 1960, se instala en Córdoba, y los hace en la Carrera de la Fuensanta. A lo que el llamaba su consulta particular, era más bien el despacho a donde iban bastantes padres de familia, que iban a pedirle consejo, sobre las adicciones de sus hijos al alcohol o las drogas. Fue un médico comprometido en ayudar a todo el mundo. A pesar de tener que sacar adelante a 7 hijos, sacaba tiempos para todo y fue un gran colaborador con el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, que fue sus "Sostén de Fe" para estar muy comprometido. En 1982, y en los "Olivos Borrachos", funda una institución "ALCALI", para intentar recuperar a los alcohólicos. Posteriormente se pone al frente del "Hogar Renacer", esta vez con ayudas de CAJASUR y el Obispado de Córdoba.  Muchos de los enfermos que iban a su casa en la mayoría de los casos, no solamente no le pagaban nada, sino que muchas veces, les entregaba parte de lo poco que podía haber recolectado...En todo momento, su esposa, fue su comprensión y su fe. Pedro Muñoz Gómez, murió en el 2014, a los 80 años de edad.


LA VENTA "SAN FRANCISCO"

Al  hablar de la “LETRO”, hay que mencionar a la fuerza a la “VENTA SAN FRANCISCO”,  pues estuvo íntimamente relacionada con la fábrica y por supuesto con el Barrio. La citada  Venta, era la parada casi obligatoria de los camioneros que venían a recoger carga de cobre y que por aquellos tiempos 1950-60, eran muchos los que esperaban cola. Allí tomaban su café. (por aquellos tiempos no se estilaba el desayuno), comían y descansaban sentados. En los periodos de frío estos conductores nos enseñaron lo que eran los “Carajillos" y los “Sol y Sombra". Lo primero era un café sólo con una copa de coñac y lo segundo era una copa de anís machaco con una copa de coñac. Pero la "Venta de San Francisco", también prestaba un buen servicio a los trabajadores de la Electro Mecánicas, ya que al ser estanco, eran muchos los que con ese achaque, se pegaban sus buenas convidadas. Pepín, que era el eficiente y bonachón que atendía el mostrador, no paraba en todo el día de poner a prueba su eficiencia. En orden a las comidas, tenía buenas especialidades, al menos para aquellos tiempos, los boquerones fritos, la sangre encebollada, la asadura en pajarilla, los callos y las manitas de cerdo, entre otras. Allí había despensa para todas las exigencias, sobre todo para cuando los trabajadores de "SECEM" o "CENEMESA", prolongaban sus jornadas por trabajos de reparación o urgentes y tenían que suministrarles comida. Y como no en aquellas elecciones sindicales de los años 1974, en las que en aquellas empresas se llegaban a formar más de 20 mesas electorales de acuerdo a la Ley Electoral.

Por cierto, que a todos los sindicales de un lado u otro, les gustaba la buena mesa y la buena bebida. Eran los tiempos, en que a los Campos, los Baena, los Poyato, a los Fresco, a los Carmona, los García Noci, les había llegado el relevo. Bien es verdad que estos sindicales y aprovechando que Rafael Cabello de Alba y Gracia, había dejado de ser Director General de Previsión, había destinado para las Mutualidades de Córdoba, una importante cantidad de pesetas, para que en forma de “prestamos viviendas” estos sindicales lo repartieran entre los trabajadores de la "ELECTRO y la "CENEMESA"- 

En la "Venta San Francisco", la paz y la armonía estaba garantizada, pues para eso entre la clientela se encontraban los inquilinos del Cuartel de la Guardia Civil, que era otra institución del Barrio. No podemos olvidar aquellos espléndidos eucaliptos que existían a la entrada de la Venta, pues también formaban parte de este paisaje y de su historia.

También la "Venta de San Francisco", fue parada casi obligatoria para aquellos aficionados al fútbol, que se desplazaban a la Electro Mecánicas, desde los Barrios periféricos, para presenciar los partidos entre éste equipo, el de la Electro Mecánicas, con los equipos de los barrios y la provincia de Córdoba. Contaban los antiguos que la gente se desplazaba andando y el antiguo "Viaducto de la Electro" era una feria de gente que acudía al fútbol.


LAS "DELICIAS"

En el camino inevitable para llegar a la Electro Mecánicas, por la carretera de Palma del Río, te encontrabas con este BAR de carretera, que era tan antiguo como la propia “LETRO”, sin tener la proximidad de la "Venta de San Francisco", también era un BAR, que al estar enclavado en los “Olivillos de Don Félix", también era visitado por muchos trabajadores de la Electro Mecánicas. No podemos olvidar un día del año 1954 que nos tuvimos que refugiar en el citado Bar, pues nos pilló con el economato a cuestas cuando nos sorprendió una impresionante tormenta, con truenos en los que se abría el cielo. También se refugiaron allí aquel día un tal Miguel y Donato, que andaban por allí plantando las acacias que desde aquella fecha orillaron la carretera de Palma del Río.

 Además de los trabajadores de la Electro por allí aparecían muchos camioneros que iban a cargar y descargar trigo al recién inaugurado Silo del Servicio Nacional del Trigo, con el tiempo fueron apareciendo junto el Silo, una serie de pequeñas naves que unas y otras empezaban a querer abrirse camino en el difícil campo de los negocios. Nos llamó especialmente la atención un taller de prendas de vestir que con el nombre de "Creaciones Díaz", llenó aquella zona de juventud femenina. Luego Llegarían Almacenes Wizner, Serody y varias naves de frutas.

Todavía nos llamaba la atención aquella pequeña espadaña, que existía la Calleja sin salida de los "Olivos de don Felix. En donde se crió Consuelo Simón y el amigo Carrero, esa especie de Capilla y Espadaña que había en esa calle y que era propiedad, de un tal Ortega, que lo mismo se vestía de trinitario, que de requetés como una vez le pudimos ver cerca de la Universidad Laboral de Sevilla, en un barrio de chabolas que por entonces nombraban como Quintillo. Este hombre en el Cementerio de la Salud, tiene un panteón en la que aparece la Piedad de Miguel Ángel, en clara muestra de que quiso rivalizar con el mismo "Manolete”.

Hoy en la actualidad tenemos que decir que después de la enorme transformación Urbanística que ha experimentado toda aquella zona, aún está en pies "Las Delicias", y esperemos por muchos años.


EL AUTOBÚS DE LA “LETRO”

Por aquellos tiempos en Córdoba, (1950-1960), había pocos autobuses. Aunque había dos empresas en Córdoba, una Misuf Vizcaino y otra la empresa Rubio. Era Misuf el encargado de la Línea Plaza de José Antonio- Electro Mecánicas, Estos autobuses tenían su salida en la zona en donde estaban los Servicios Públicos de caballeros, en la acera de Telefónica. Estos autobuses, iban pintados de azul y con una franja central en rojo. A la hora del relevo solían poner tres autobuses de los más grandes que tenían y casi se llenaban totalmente; el resto de las personas, hasta completar el autobús, se montaban en las paradas intermedias. Hay que decir que muchos trabajadores cuando llegaban a la parada del autobús, incluso se sentaban en el suelo para esperar la llegada de los autobuses.

Eran los tiempos del cobrador y el viaje de autobús costaba 0.25 pesetas. Por cierto que cuando hicieron el barrio de la "Electro Mecánicas", construyeron una parada de autobús de material de obra, que junto a la que había a la entrada de la Huerta de la Reina, cerca del “Bar la Constancia", eran las únicas paradas que había de construcción en Córdoba. Ya más posteriormente cuando inauguraron la Residencia Teniente Coronel Noreña, (1957), habilitaron otra parada de autobús que daba acceso a la Residencia.


EL ECONOMATO DE LA “LETRO”

Otra de las cosas fundamentales de aquella empresa que era la "SECEM", fue su gran Economato, ubicado en la Calle Mercadillo, y que muchas veces era comentario por sus precios y artículos, cuando las mujeres de los trabajadores de la "Electro" se encontraban en la consulta del médico que por aquellos tiempos, era don José Chacón y Chacón, que empezó pasando su consulta en la calle Montañas (Esquina con Montero), luego pasaría a Plaza de Mármol de Bañuelos, en donde estuvo "Foto León" y finalmente terminaría en el "18 de Julio" de la calle Hermanos López Diéguez. En aquellas animadas esperas del médico las mujeres hablaban del Economato, hablaban de medicinas y también  incluso de enfermedades, y no era la primera vez que entrabas al médico y este te confirmaba el pronostico que allí fuera te habían dado. Hay que decir que casi toda la gente que trabajaba en la Electro Mecánicas solía tener a don José Chacón, que pertenecía a una Mutua que en Córdoba se denominaba "La Bilbaína" por pertenecer a Seguros Bilbao, y que tenía sus oficinas en la calle Cruz Conde por debajo de la antigua y desaparecida Taberna "Casa Salinas" al principio de la calle a la derecha según se entra desde la Plaza de las Tendillas.    

La mayoría de las mujeres y que sus maridos estaban en la Electro Mecánicas, se conocían por barrios, así en San Lorenzo podemos hablar de: La Salud, la mujer del Claus, la Muñiz, la mujer de Juan de Dios, la Recio, la mujer de Estévez, Rosario, la mujer de Ortega, la León y la Encarna, trabajadoras ellas de la fábrica, Ángela, la mujer de Amaro, Enriqueta, la mujer de López  y así una tras otra, muchas mujeres  que había por el barrio de San Lorenzo.

Por aquella fechas, años 1953-1954, las mujeres, fueran del barrio que fueran, la mayoría solían encaminarse para ir al Economato de “LA LETRO”, andando. Primero llegaban a la Victoria y encaraban la acera de los "Cuarteles" y a continuación llegaban a los alineados  y denominado "Pisos de Cañete", que entre otras cosas llamaban la atención ya por aquellos tiempos, porque eran de las primeras casas a las que se le vio buzones para el Correo en el portal.

Terminada la acera de los "Pisos de Cañete" dejabas un bar que llegaría a llamarse "Bar Niza" y en vez de subir a la carretera por el Viaducto, que era muy estrecho y complicado, optaba por un camino algo estrecho a la izquierda del Viaducto, y en donde los cimientos del Puente se tocaban con la nave almacén de Hierros de la Viuda de Victoriano Gómez dejando un estrecho paso por el que se accedía a la vías del tren. Siguiendo la vías adelante llegabas a los "Olivos Borrachos". Por cierto por aquellos tiempos que hemos mencionado se estaba terminando de construir EL SILO, (1954), edificio que fundió su imagen con este barrio. Más allá del citado SILO, había un paso a nivel sin guarda, solo había de forma permanente una cadena colgada, y por allí cruzabas a lo que se llamaban “Los Olivillas de don Félix", esa era la parte de este barrio que lindaba con la propia carretera de Palma del Río. Salías a una esquina de lo que en aquella época era la "Venta de la Delicias". Y desde allí pasando la "Venta de San Francisco", te adentrabas en la calle Mercadillo, y en la curva que hace la calle y a la derecha, estaba el Economato. Llamaba la atención que por una ventana salía la chimenea de una estufa.

El Economato, representaba la posibilidad de comprar prácticamente de todo, pero más barato, y te lo descontaban al mes siguiente. La empresa, solía primar los artículos que se consideraban de primera necesidad. Eso sí, tenías que tener la precaución de acudir a comprar pasado el día 20. Estas empresas grandes, solían cerrar sus nóminas el día 20 de cada mes, como nos comentaba Antonio Rodríguez Tena, Con el tiempo, este Economato fue superado en precios y artículos por el de la Guardia Civil, que se hizo famoso en Córdoba.


EL CARBÓN DE LA “LETRO”

En aquellos años posteriores a la guerra civil, la escasez de carbón para las casas era ostensible, y eso se podía apreciar en las enormes colas que se formaban en la gran cantidad de carbonerías que había en Córdoba, entonces en las casas, lo único que hacía funcionar las cocinas era el carbón y la electricidad, pero ésta última era privativa de la gente bien. Igual pasaba para los braceros que se dependía del llamado Picón, que era el producto que producían diariamente los llamados piconeros que adquirieron popularidad por estos barrios de Santa Marina y San Lorenzo.

Normalmente el “piconero” era una unidad de tres elementos, el que cortaba el monte para quemar, el que arrimaba agua para “apagarlo” que se llamaba ayudante y el borrico. Esta era una unidad de trabajo necesaria. Desde primeras horas de la mañana, hasta pasado el medio día, andaban quemando monte bajo, en las cercanía de la Sierra, la zona de Linares y Santo Domingo, y lo máximo que producían era tres sacos diarios, y eso contando que hiciera buen tiempo. El hocino y el borrico eran las herramientas básicas de estos hombres. Su bocadillo a media mañana, era cortar con su navaja trozos de tocino de beta, con su pedazo de pan.

La empresa "Electro Mecánicas", se empeñó en aliviar un tanto el problema del carbón a sus productores y quincenalmente les facilitaba un suministro de carbón vegetal, de los excedentes que la propia empresa tenía y que utilizaba como desoxidante en sus hornos. La cara conocida del hombre que lo transportaba y repartía era el camionero de la Calle Montero, Nicolás Callejón, que casi siempre estuvo ligado a la “LETRO”, bien con el cobre o el carbón. Este hombre cuando se jubiló se fue a vivir a Calazancio donde disfrutó de su pequeño jardín en su vejez.  


LOS SUELDOS DE LA “LETRO”

El tipo de fabricación de esta empresa, era casi el 70% de trabajo manual. Es decir, trabajo de peonaje, que se podían ver llegar todos los días con su bocadillos metidos en una taleguilla. Era una fila interminable de personas que se dirigían al autobús y también bastantes las que utilizaban la bicicleta. Pero a pesar de que se trataban de empleos de peonaje, por las características del trabajo, la mayoría solían cobrar complementos por tóxicos, penosos o peligrosos, además de una prima de producción. Se discutiera o no que algunos jefes hacían de las suya en el tema de las primas, se puede decir que en aquellos tiempos los trabajadores de la “LETRO”” podían ser de los trabajadores mejor pagados de la industria que había en Córdoba. Y eso se puede comprobar hoy, pues cualquier “jubilado” que saliera de fábrica, a mitad de los 80 para acá, su pensión será superior a cualquier trabajador de la actualidad, que pudiera quedar en lo poco que quede de la empresa. Además con la particularidad de que en estas fábricas, se hacía famosa la frase que pronunciaban muchas madres y que no era otra que: ¡AY! Gracias a Dios, que a mi hijo lo han hecho plantilla". Las madres expresaban esto con una sensación de tranquilidad y seguridad, que hoy desgraciadamente no se ve por ningún sitio..


LOS COBRADORES DE CUENTAS

En la Electro Mecánicas y detrás de la Oficinas Generales, que estaban conforme se entraba a la izquierda, era frecuente ver la cola que los trabajadores solían hacer en la ventana de Caja, allí solían acudir los que de una forma u otra, no estaban en sus puestos de trabajo cuando el pagador iba por los talleres. De esto mejor que nadie estaban advertidos los vendedores de “Cuentas a Plazos", que ya fuera de fábrica, y en la esquina de la Escuela de Aprendices, en la misma acera que conducía a la Parada del Autobús. Esperaban a todos los trabajadores que tenían que algo que pagar. Eran cuotas semanales, entre 5 y 7 pesetas, las que se solían pagar por aquellos años de 1947-1952. Allí se puede decir que pagaba todo el mundo.

Por ello queremos hacer un pequeño recordatorio de lo que pudo significar la llegada de algunos artículos que marcaron su época, así como mencionar a algunos vendedores.

Al Rubio, “El Piyayo”, como también le conocían por la Electro Mecánicas, que extendía sus clientes por las Delicias, Venta San Francisco, Olivillos de Don Félix, Olivos Borrachos y en la Fábrica de la Electro.

Al clásico “Cuello lata”, personaje de la Electro Mecánicas, que vendía por todo el Cerro del Campo de la Verdad, un día y mientras íbamos en el autobús, nos comentó que nada más que en la zona de la Calle Beato Henares, vendió más de 500 despertadores de la marca CID, un despertador de marca nacional que irrumpió por aquellas fechas. 

Al amigo Prieto Salas, que vendía de todo, pero fundamentalmente, relojes de pulsera y aquellos pequeños radio transistores que salieron de los que vendió más de 700 unidades al precio de 600 pesetas. Era de la marca SANNYO. Llegó a vender hasta relojes de oro de señora y vendió unos pocos.

Al amigo Antonio López Alcudia, “El Huevos”, personaje singular que vendía de todo, relojes, máquinas fotográficas, libros raros, bicicletas, y todo lo que se le pedía.

Juan Rojas Morales, que tenía su zona de influencia en los Olivos Borrachos, Cenemesa, Avenida Parque, Pisos de Cañete y el Barrio de la Electro. Toda su familia se dedicó a dar cuentas compaginándolo con su trabajo, esto le hacía tener muchos clientes entre sus propios compañeros.

A Francisco León, que con la ayuda de su amigo Ogallas, modernizaron las casas de los trabajadores de estas empresas, la "ELECTRO" y la "CENEMESA", con Batidoras Turmix y ventiladores de pie de SP, (Soler y Palau), los mejores y más silenciosos del mundo. Y no digamos las famosas Ollas Laxter.  Este León vendía todo lo que se proponía.


LA CASAS DE "LA LETRO"

A mi madre en el año 1954, le quisieron dar una casa, pero ella renunció a ella, porque no quiso abandonar su Barrio de San Lorenzo. Las casas era unifamiliares, con una serie de comodidades que para aquella época, eran como chalecitos.

Desde primera hora la Empresa se planteo la necesidad de dar casas a su empelados y obreros, y para ello al mismo arquitecto que diseñó el complejo industrial, le pidió que diseñara un barrio.

Aquí reproducimos un documento cosido en un cuadernillo con cinco hojas escritas con una tinta de tono morado y que en su portada dice:


     SECEM
ARQUITECTURA

                                               MEMORIA DESCRIPTIVA



MEMORIA SOBRE EL BARRIO OBRERO A CONSTRUIR POR LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CONSTRUCCIONES ELECTRO-MECÁNICAS.

            La Sociedad Española de Construcciones Electro Mecánicas deseosa de asegurar  las condiciones materiales de existencias a su personal obrero y empleado, se propone, y en parte ha realizado su propósito, edificar, una colonia de casas obreras con jardín, sobre una parte de los terrenos adquiridos en las inmediaciones de Córdoba..

            Para la realización satisfactoria de la obra se han tenido en cuenta las siguientes bases.

FIN Y DISPOSICIONES GERERALES.-Como el fin que se persigue es el de crear un conjunto de casas higiénicas, rodeadas de jardín, para ser habitadas por familias, la SECEM, ha elegido para emplazamiento del barrio obrero la planicie saludable y bien orientada situada al Norte de la carretera Córdoba a Palma del Río en las proximidades de la Fábrica de la sociedad a 3 km. De la población.

            La partición, el agrupamiento, y la disposición de las casas familiares (aisladas o en orden continuo) y las alineaciones han sido determinadas desde el principio, mediante el estudio de un plano de conjunto del proyecto con sus posibilidades de ensanches, de tal modo que puedan ser edificadas en periodos sucesivos, según las necesidades.

            La vecindad de la población que dentro de breve plazo estará en comunicación con la barriada por medio de un tranvía, cuyos estudios se llevan activamente, soluciona las cuestiones de aprovisionamiento, instrucción, distracciones.

            No se trata de crear una ciudad jardín, a semejanza de las que existen en Inglaterra y en otras partes y que llevan a cabo tan importantes servicios, tanto privados como sociales, sino un conjunto de casas viviendas. Los edificios de utilidad pública (escuelas, bibliotecas de recreo, etc.) serán construidos posteriormente  a medida que las necesidades lo exijan.

            Los problemas  que se han tenido presentes, desde el punto de vista estéticos y económicos, han sido:

1º.-       Las necesidades de la población
2º.-       Las casas viviendas
3º.-       Los edificios públicos
4º.-       Los espacios libres y vías de comunicación

NECESIDADES DE LA POBLACIÓN.-Calculado a parte la superficie necesaria para los espacios libres (paseos, etc.) y los edificios públicos, las necesidades de la población deben de ser aproximadamente fijadas en 100 habitantes por hectárea o sea 2 habitantes por cada 100 metros cuadrados, comprendiendo las vías de comunicación, carreteras y caminos de desahogo.


viernes, 3 de abril de 2020

AQUELLAS LETRAS....

El amigo plácido y su letra



AQUELLAS LETRAS....


En la película del director Luis García Berlanga "Plácido" (1961), se monta una trama en la que la devolución de una letra, trae en jaque al pobre Plácido, pero que lo que a él le ocurrió ha pasado multitud de veces a cualquiera al que le giran una letra y no tiene para pagarla. No hay que decir que el pobre "Plácido" que colaboraba con su carromato en aquella campaña de buena voluntad por "Navidad" acabaría el pobre siendo víctima de una dichosa "Letra" que le amargaría la noche.   

Con toda seguridad ninguna "Letra" habrá sido tan famosa como la letra que le prestó el financiero Juan Abelló a Mario Conde para que pudiera conseguir con ella la presidencia del Banco Español de Crédito "Banesto", en 1980. Fueron más de tres mil millones de pesetas, y lo curioso es que el préstamo no se hizo en un talón o en efectivo, sino en una letra que hasta estaba un tanto arrugada y lógicamente rellenada a mano, pero no cabe duda de que ese papel "era bueno"..

Quizás el talón fuera más fácil de devolver al menos como le pasó al Sportíng de Gijón con el talón de 63 millones de pesetas que le entregó el CF. Barcelona por el fichaje del desaparecido Enrique Castro González "Quini" (1949-2018), que cuando fue a cobrarlo lo devolvieron. Los directivos del Gijón creyeron que eran los "Plácidos" de aquél talón. Luego se aclararía todo y se resolvió el asunto

Las altas finanzas también tendrán sus curiosidades, lo cierto y verdad es que con una de estas "Letras" Mario Conde accedió a la Presidencia del Banco Español de Crédito, aunque luego de su época de presidente lo más destacable además de su ingreso en prisión, fueran los "Tour de Francia" que ganara Miguel Indurain, de forma reiterada con el equipo "Banesto", Dicho equipo lo gestionaba por parte del Banco un consejero de nombre Arturo Romani, y que sin duda llegaría a hacer la época más dorada en el ciclismo español.

En los años 1960-1980, los bancos se inflaron de ganar dineros con el descuento de papel, e incluso con los gastos de devolución. Aunque el Banco de España exigía un cierto control y seguimiento de estas letras porque así lo exigía el Código de Comercio,  la verdad es que fue una época en donde también las letras de "Peloteo" abundaban por todas partes, y muchas veces con algún conocimiento del propio banco, que sabía que tarde o temprano el cobraba todo y además con gastos, que también era interesante para ellos.

Hablando de letras devueltas. por los años de 1970-80 en Córdoba, la empresa más rápida en reaccionar cuando se le devolvía una "Letra" era la razón social, "Viuda de Victoriano Gómez". Esta empresa dedicada a comercializar los hierros y ferretería, era una razón social bastante sólida por aquellos tiempos, por lo que era de las pocas empresas de Córdoba, que no negociaba el papel que para el cobro de sus facturas le giraba a sus clientes. Esas "letras"  ellos las "aguantaban en el cajón" como se solía decir y solo las llevaban al Banco para que este mediante el cobro de una pequeña comisión, las pusieran al cobro. Pero esta empresa de la "Viuda" era llegar el día del vencimiento de la "letra" y no ser atendida. y al otro día un procurador con domicilio en la  Calle Ramírez de Arellano, te enviaba una notificación escrita con una letra hasta elegante y de color morada, en la que te aclaraban todo lo que te podía pasar si no pagabas. En ese aspecto la “Viuda”, como se le llamaba familiarmente, era inapelable. Además llegabas a sus oficinas en Ronda de los Tejares y te causaba sensación el contemplar a principios de los años 1970, como sus empleados, utilizaban todavía “manguitos de protección y los clásicos tinteros" para su escribanía. Pero eso sí, mientras no pagaras no había más suministro de material alguno.

En ese aspecto, mucho más despreocupados en todos los sentidos nos parecía "Almacenes Roses", un gran almacén de hierros que ocupó un puesto muy importante en Córdoba, siendo su labor muy estimable para la mayoría de los talleres de hierros que solían acudir a ellos. Quiero recordar aquí a Antonio Blanco, el que fuera responsable de la sección de ferretería, un profesional como la copa de un pino, y además un cordobés de mucha categoría, hasta el punto de que sería uno de los fundadores de la "Peña de los 14 Pollitos" que se fundaría en la calle Montañas (Esquina con Montero) en donde existía una pequeña taberna de nombre "Montañas" regentada por un hombre muy agradable que vivía en la calle María Auxiliadora, y era vecino de "Carmela la Piconera", familia del célebre "Ojitos" piconero muy famoso de Córdoba.

El equipo de administración de esta empresa de "Almacenes Roses", estaba encabezado por Paco Serrano Rodríguez, hermano del famoso guitarrista Juan Serrano Rodríguez "Juanito Serrano". el que grabara los acordes del famoso reloj de las Tendillas. ambos eran hijos del guitarrista Antonio "El del Lunar". Paco Serrano, un hombre de aspecto elegante, y que se puede decir que podía presumir de pelo, era más tolerante y comprensivo con los clientes. y se puede decir que Almacenes Roses, lo último que te negaba era el suministro, pues ellos eran de la filosofía, de que si no podías trabajar, menos podrías pagar. Además solo te bastaba ir a la oficina que estaba en la Calle Reyes Católicos, y hablar con aquel señor bajito y un poco gordito que respondía al nombre de don Manuel Roses, para que te dieran otra posibilidad o se hiciera cualquier renovación. Por la mano de este Paco Serrano, se puede decir que pasaron más letras que si de un Banco se tratara, y el sabía de las que estaban firmadas para pagarlas y las de que la firma era simplemente para ganar tiempo. Se puede decir que tiraba las letras a lo que se decía echarlas por alto "arrú" y las pocas que se pagaban solían caer de canto. .

En esto de las letras y sus vencimientos ha habido empresas con formalidad para todos los gustos. Quiero destacar aquí a Construcciones San Martín, de la Calle Orense nº 11. Madrid 20. que fue formal en todo y siempre consideró a cualquier empresa que trabajara con ellos, como una parte más de su empresa. Pero luego había empresas que se puede decir que era de pena como trataban al pobre taller o pequeño empresario, que tenía que ir muchos viernes a que le diera a cuenta "Una Letra" para pagar los sueldos de los sábados, y tenemos que decir que eran bastantes los que jugaban de esta forma con los pequeños talleres. Recuerdo que la obra del Gran Teatro, realizada a principios de los años ochenta, la empresa constructora que realizó aquella remodelación que tendría un volumen final muy superior a los 400 millones de pesetas que de forma inicial se presupuestaron por el arquitecto Gómez Luengo, nunca pagaba ninguna factura completa a los herreros, ya que siempre solía darte dinero a cuenta en una letra y menos mal que era "papel bueno", según decían en el Banco.

Todavía recordamos aquellas oficinas ubicadas detrás de la Gasolinera de Cañero, en la que una empresa Constructora de aquellas que para hacer pisos, se “organizaba” de un día para otro, y comprando un terreno cualquiera, se dedicaban a hacer un par de bloques de pisos que por aquellos tiempos se los quitaban de la mano. En esta empresa estaba involucrado un hijo de "Hernández Fonta" y recuerdo que en aquella oficina se formaba hasta cola en los viernes de subcontratados que iban a por la "letra"  a cuenta para pagar los sueldos.

Fue la época dorada de constructores como: de "Ramón de Francisco" con su gran Oficina cerca de los Mártires. de Coinde, de Provasol, de Alfonso Mocholi, de Hernández Fonta, de Silva y Silva, de Pablo Romero, de Construcciones San Martín, de Andrés Moriana, de Paco Mancebo, de Gaudioso Barrera, de Rafael Hiedra, de Construcciones Ava, etc. etc. A estas empresas les sucedió otra moda de empresas que poniendo al frente a destacados profesionales de oficio, (albañiles, ferrallistas, etc. etc.), y la aportación del capital, que desde el dueño de una gasolinera, a un platero cualquiera, un panadero, un farmacéutico, o incluso uno que se hiciera rico vendiendo arropías. Estas empresas solían comprar un solar y le pagaban al dueño con algunos pisos y locales comerciales que les compensaba el importe de valoración del solar. Luego más tarde, aparecieron en el panorama de Córdoba otras empresas dedicadas a la constructoras como: Noriega S..A,, Pablo Romero Alamillo, Herzog Galiot, Marín Helinger, Arenal 2000, Ángel Tirado, Nicolás Aparicio, etc. etc. Estas empresas ya encontraron cierta facilidad en la banca para obtener los créditos necesarios para su espectacular expansión, y algunos llegaron muy lejos, tan lejos que luego no supieron volver , sobre todo cuando surgió el caso de la "Burbuja" inmobiliaria, que se llevaría por delante tanto a las empresas como a alguna que otra entidad financiera.  ,  

Pero entre todo este mundo de "letras y facturas" quiero recordar aquí la figura de Paco  Losada, una persona entrañable y muy humana, y que intentó con un grupo de profesionales abrirse camino en este mundo de la cerrajería, la letras y los créditos. Al "Madriles" como le llamaban ya cuando trabajaba en la época de Perfecto Sillero, le tocaría ponerse al frente del taller "Unión Cerrajera Cordobesa" por muerte de un buen gestor como era "Manolo el Gordo" que así le llamaban ellos, Paco se fue superando poco a poco, y conoció mejor nadie, la gente que había en aquellas empresas constructoras, que en la mayoría de los casos, siempre te cogían en desventaja, al tener la necesidad de "La letra" como fuera, para pagar sueldos o proveedores. Durante años, me comentaba, en estos talleres se puede decir que se trabajaba para los Bancos. Muchas veces se llegaba a pagar hasta un 24% en gastos de negociación si tenías que unir el posible "protesto" y los gastos de devolución, ya digo me decía él, salvo Construcciones San Martín, las demás empresas para echárselas a los leones.

Era una lástima un taller compuesto por unos 10 padres de familia, que durante unos diez y siete años, no pudieron hacer nada más que cambiar el dinero de su esforzado trabajo, pues lo que es rendimiento, el taller tenía bastante, lo que era muchas veces una lástima, a los precios en que tenías que coger los trabajos, y la forma de pago que te imponían. Por todo este "tránsito de letras",  mi amigo Paco Losada quedaría marcado para toda su vida.

El primer golpe de frustración que recordará Paco para siempre, fue casi al principio de hacerse cargo de la gestión del taller. Les surgió la posibilidad de hacer la carpintería de aluminio de una urbanización de Chalets que en las afueras de Madrid, que iba a realizar una empresa de nombre Construcciones Sabariego, muy conocida de la mayoría de los que componían el taller.  Se hicieron los presupuestos e incluso se marchó a Jaén (Hierros Serrano Gámez) al por el aluminio para poder obtener alguna ventaja económica. Se empezaron a hacer cierres y ventanas de aluminio a buen ritmo, y cuando ya se tenía casi todo el material entregado, esta gente de la empresa Construcciones Sabariego empezó a devolver letras y letras. Recuerdo que me contaba Paco, que fueron a la sede de la empresa aquí en Córdoba, y en aquella Oficina, ya estaban el fontanero y el electricista formando cola para reclamar, pero todo fue un intento en balde, pues en la Oficina no había nadie, ni tan siquiera la amable secretaria que te solía llamar por teléfono siempre que querían cualquier cosa. Solo habían dejado posiblemente a cosa hecha, la puerta abierta, un botijo medio de agua y un gato negro que maullaba posiblemente de hambre.

Ya digo que este bueno de Paco, tuvo que adquirir una experiencia en el tema de las "letras" porque nadie como el, pudo sufrir tanto, primero para que te pagaran y en la forma que lo hacían el trabajo que les entregaba, segundo cuando llegabas al Banco y allí muchas veces cuando entregabas las "Letras" para que te las abonaran, te trataban como si de una limosna que te fueran a dar se tratara. Por lo que ni el Banco Hispano, ni el Banco Bilbao, nunca, ningún Banco te daría facilidades en nada.

Pero puestos a recordar tenemos que hacerlo con Rafael el del "Cebadero de Barea", que se metía la mano en su chaleco o chaquetilla, y se sacaba incluso "arrugada" una letra rellenada a mano, lógicamente de "peloteo" que giraba a cualquier conocido, para ir tirando lo que quedaba del mes. Pero no cabe duda de que la sorpresa sobre una de estas "letras de peloteo" me la llevaría yo, un día que colaboraba con Paco Losada en su taller y me pidió que llamara a la empresa que se le había suministrado la carpintería para una serie de bloques que había construido cerca de la conocida Avenida de Carlos III, el objetivo era que nos indicaran el domicilio para domiciliar la letra que se iba a hacer por la factura final. Recuerdo que llamé a la citada empresa cuyas Oficinas estaba en los antiguos villares de la calle Cruz Conde y al ponerme con el financiero este me preguntó: "De cuanto sería el importe? y yo le contesté de 2.810.000 pesetas, y entonces este hombre me dijo:"Hagan ustedes las letra por cinco millones". Yo le diría que no estaba autorizado para hacer aquello y entonces lo puse con el dueño, y Paco después de hablar un rato con aquella persona, me dijo: "Haz la letra por cinco millones". Aquello evidentemente era una letra que tenía una "parte de peloteo", al parecer el citado empresario había hecho algo parecido con determinados proveedores, pues tenía necesidad de efectivo rápidamente ya que había comprado una determinada finca en su pueblo natal.

Y hablando de empresas constructoras diremos que luego empezaron a bajar por Córdoba empresas de Madrid, que incluso cotizaban en bolsa, y que con toda la cara del mundo te pagaban en el plazo que querían. De entrada te hablaban de 180 días, pero para ellos este periodo de tiempo empezaba cuando la factura estaba "conformada" por el encargado de la obra. Esta operación de "conformar" tan sencilla aparentemente, solía tardar bastante tiempo con lo que en la practica se alargaba el tiempo de pago.     

Pero las letras, no solamente era la dificultad de pagarlas. Tenías también un gran sufrimiento tipo “Plácido” hasta que bastantes de aquellos empresarios, que por todas partes abundaban, se dignaban a darte una dichosa "Letra" a cuenta de una mayor facturación para poder pagar los jornales de la semana.

Vuelvo a repetir que una empresa que te daba gusto poder trabajar con ella, era una que se llamaba Construcciones San Martín, de la cual todavía recuerdo su dirección de la Calle Orense, nº 11. Madrid 20, y eran comprensivos y rápidos a la hora de pagar sus obligaciones. Pero en Córdoba se le negó suelo para construir.

Otra empresa que trataba a los cerrajeros como si fueran sufridos “Plácidos" era la empresa Fomento de Obras y Construcciones, que fue la que realizó toda la obra de  Merca- Córdoba, y allí después de que el pago era contratado a 180 días, a la hora de autorizar y verificar la factura, era todo un sufrimiento al estilo del sufrido "Plácido". Y es que entregabas la factura a origen y a la vista de que tardaban para que fueras a recoger la "Letra" llamabas y te contestaban que el encargado no estaba. Preguntabas por la "Letra" y te contestaban: “Todo está pendiente de que sea revisada”. Tontería que llamaras antes de una semana, entonces a lo mejor te decían: “Se ha apreciado un error numérico”, tienen que venir a por la factura para corregirla. Ibas y a la carrera la recogías, y de seguida la volvías a entregarla. Entonces y a las tres semanas de la fecha de la factura, te avisaban de que la "Letra" estaba allí. La fecha de vencimiento la ponían a 180 días desde el día que te aceptaban la factura, casi siempre a los 20 días de haber presentado la factura para su aceptación.

En esta tesitura y si todo el taller estaba volcado con este cliente, necesitabas financiarte para pagar sueldos y proveedores, y para ello, era frecuente que se recurriera a un cliente imaginario y girarle una "Letra de Peloteo". Esta política de desastre económico, con tantos sufrimientos como los de "Plácido", fue lo que llevó a la ruina la mayoría de los talleres de carpintería y cerrajería que había en Córdoba por aquellas fechas. 1970-80 y 90.

Pero de las "Letras" se podría escribir un libro y aún sobrarían anécdotas y datos para contar. Sí el mismísimo Gran Capitán, pudiera hablar de la cantidad de "Letras" que incluso se le llegaron a girar, se caería de su pedestal. Me refiero claro está, a las llamadas “Letras de Peloteo" con las que se financiaba todo el que lo necesitaba, ya fueran grandes o pequeños.  Los bancos de alguna forma lo sabían y las aceptaban, pues era una línea bastante rentable, por gastos, comisiones, y todo lo que suponían estas letras.

Hablando de este tipo de “Letras" hay que traer aquí el recuerdo a un simpático “Manolo el de las cabras”, personaje que sin apenas tener conocimientos contables, manejaba las letras como si fueran cromos. El las rellenaba a mano, y cualquier sitio era bueno para realizar esta operación. Aunque mentalmente (era algo mayor), cuadraba perfectamente los números. En una ocasión en el Banco Hispano que había en el Gran Capitán (Local ocupado hoy por el Cortes Inglés), negoció en mi presencia una "Letra de peloteo" a su nombre, y el banco se la aceptó. Posiblemente no se dieran cuenta, pero si podemos decir que este hombre entre gastos y números rojos, perdió un buen capital inmobiliario que tenía en locales y naves por la antigua zona de la calle Platero de Bares. A este Manolo el de "Las Cabras" como familiarmente se le conocía, alguien le debió indicar que las "Letras de Peloteo", era algo así como manejar una piara de cabras, y lógicamente se equivocó, pues se puede decir que le llegaron a quitar todo lo que tenía. .