sábado, 20 de agosto de 2011

LAS PAVAS EN CORDOBA

EN LA HISTORIA

En la Calle Tomás Conde (judería), nació el 11 de julio de 1561, Luís de Góngora y Argote, el celebre poeta cordobés que murió el 23 de mayo de 1627. Hay quien dice que nació en la Casa llamada de las Pavas, porque a ambos lados de la puerta existen dos escudos que representan a dicho animal. Esta casa dicen que era de su tío Francisco de Góngora, racionero de la catedral. Nuestro Góngora el poeta, era hijo del juez de bienes confiscados por el Santo Oficio de Córdoba, don Francisco de Argote y de la dama de la nobleza Leonor de Góngora. Pero aquí más que la figura del famoso poeta, lo que queremos significar es que hay estudios hechos con seriedad, de que aunque Luís de Góngora, recrea varios romances de sus juegos y niñez en la judería, no está demostrado que la casa de las Pavas, fuera ni mucho menos su lugar de nacimiento.

Otra cosa es que naciera en esa calle LLAMADA DE LAS PAVAS, por la influencia de los escudos que franqueaban una casa que debió ser de los Sigler de Espinosa, (parientes de D. Leopoldo de Austria). Ya en la Capilla de San Juan Bautista de la catedral de Córdoba, aparece también el famoso escudo de las pavas, de la que fue su fundador el canónigo Juan Sigler de Espinosa. Hay que distinguir por tanto entre CALLE DE LAS PAVAS Y CASA DE LAS PAVAS, pues no es lo mismo. Lo que si es cierto es que los padres del poeta vivieron, no como propietarios ni como arrendatarios, en el nº 9 de de la calle, hoy Tomás Conde. Esta casa fue donada a D. Francisco de Góngora, tío del poeta, por Alonso González de Falces, secretario del Obispo don Iñigo Manrique, que figuraba como propietario, de la misma. Posiblemente el poeta y su familia vivió a la sombra de su tío el racionero D. Francisco de Góngora.

D, José de la Torre y del Cerro, en un artículo publicado en marzo de 1927, reconocía que hasta el 1857, la casa en donde posiblemente nació Góngora en 1561, siguió perteneciendo a la familia Góngora. Luego la casa que está flanqueada por dos escudos que representan a unas pavas (escudos de los Sigler de Espinosa), no pudo ser la casa en que nació el poeta, pues esa casa desde el siglo XVI, perteneció a los Sigler.

EL HORNO DE LAS PAVAS

Con el paso del tiempo lo que fue una casa solariega antigua, pasó por muchos avatares e incluso hubo un horno de pan que se llamó con buen tino, el HORNO DE LAS PAVAS, hasta mediados los años cincuenta del pasado siglo. Allí recreaban el simpático “CHUSCO” militar, con una habilidad manifiesta, pues tenían uno que “echaba horas en el amasado” (Antoñito Gómez), que trabajaba en la panificadora de la Intendencia del Ejercito, y le daba este toque especial al pan. Según testimonio de Antonio Luque, que era el repartidor de la levadura “Cinta Roja”, por aquellos tiempos (1945-1953). nos, certifica a las claras que el citado horno estaba en la misma casa en donde aparecían las famosas pavas.

Pasado el tiempo y muy cerca de la Casa de las Pavas, se instaló un atrevido empresario que puso un local al que le llamó “EL V Califa”, allí se especializó en la lechuga y el cohollo “frito”, que en cierto modo fue una novedad culinaria para aquellos tiempos. Media Córdoba, acudía al citado “V Califa” en aquellos años sesenta y principio de los setenta, para disfrutar de las lechugas que ofrecía este profesional autónomo de la hostelería. En una ocasión Manolo Aranda, que era el que le suministraba la verdura, nos comentó en su puesto de la Corredera, que los fines de semana, tenía que aprovisionarle siete u ocho sacos de lechugas.

EN EL AMOR

Según el gran comensal, Nestor Luján, “El origen de pelar la pava” se debe a una graciosa anécdota andaluza. Una madre manda a su hija a desplumar una pava, y ella se pone hacerlo en el balcón por donde en esos instantes pasa su enamorado. Ambos se ponen a hablar, y como tarda en volver, la madre le grita desde dentro cada poco: “Niña, ¿qué haces?” A lo que ella contesta: “Espera madre, que estoy pelando la pava”. Y eso es lo que pasaba con las que salían a la puerta de la calle a “despedir al novio”. Y que tardaban tanto.

En esto de “PELAR LA PAVA” formando parte de las costumbres antiguas, existen casos que bien nos contaron nuestros padres o bien pudimos presenciarlo nosotros mismos. En aquellos tiempos las relaciones entre dos pretendientes era muy controlada por sus progenitores. La novia sobre todo era vigilada por los padres y los hermanos en forma extrema. A muchas solo le era consentido “PELAR LA PAVA”, bien por el balcón o la ventana, pero el pretendiente siempre por la calle.

Cuando ya la “Pava” se había quedado sin plumas, era cuando la novia le decía al novio –Dice mi padre que cuando quieras puedes entrar a hablar con él- Aquellas frases eran como una sentencia, pues ya implicaba un nivel más importante en el compromiso. Una vez que hablabas con él, se te permitía que salieras a pasear pero nada de trasnochar. A las diez o diez y media, de vuelta a casa sana y salva. Quizás en verano, te permitían que fueras al cine de verano, pero siempre a la primera y en muchos casos, acompañados de una hermana menor, o de la tita soltera.

PELANDO LA PAVA

En las casas de vecinos a veces se juntaban más de una pareja de novios que tenía necesidad de “PELAR LA PAVA”, casi todas iban escogiendo el sitio por orden de antigüedad. Por aquellos tiempos, los Ayuntamientos no estaban en condiciones de iluminar mucho las calles, por lo que las parejas “PELABAN LA PAVA” casi siempre a media luz. Una pareja solía colocarse en la puerta de la calle junto al portón, otra más adentro en el portal junto al postigo, y si había otra, esta se colocaba al principio de la galería. Unas permanecían de pie, pero otras solían sentarse en sus sillas. A veces había cualquier vecino mayor y algo “guasón”, que entraba en la casa diciendo: ¡Buenas noches parejitas ¡ y seguía diciendo: -MANOS FUERA Y TOCAR LAS PALMAS- y así entraba en la casa entre la sonrisa de los que “PELABAN LA PAVA”.

EL NOVIO TUNANTE

Desde la simpática Casa de Bizcocho, para muchos de nosotros el “PALACIO DE LOS TEBEOS”, se podía ver por aquellos años de 1950, como Conchita, la hija del dueño de la taberna “EL 89”, “PELABA LA PAVA” por la ventana con un tal Olegario, que todos los días recibía todos los parabienes de la hija del tabernero. No le faltaba ni gloria al presunto novio. Luís Moya, (El padre de la novia), era muy severo y no consentía que el Olegario, entrara ni tan siquiera a “PELAR LA PAVA”. Al final el tal Olegario, después de que fue tratado a “golpe de rey” por la ventana, pus se comió incluso muchas tapas de conejo (especialidad de la casa), se marchó un día y ya no se volvió a ver.

EL NOVIO CONSTANTE

Este no era otro que “Rafalito”, que solía “PELAR LA PAVA” con su novia a través de la ventana, de forma que todo el que pasaba por la Calle María Auxiliadora, podía verlo allí estoicamente cuando terminaba su horario de trabajo en el almacén de ultramarinos que tenía su padre en San Agustín. Su novia, aparecía cómodamente sentadas encima de un cojín de color azul, dentro de la ventana del despacho del horno. Más de una vez le llovió al bueno de Rafalito y él permaneció allí sin moverse e incluso sin paraguas, entre otras cosas, porque en aquellos tiempos (1946), todo el mundo no tenía un paraguas. Al final se casaron con todas las bendiciones de Manolo Morte, el padre de la novia, el cual incluso les cedió piso y local para que pusieran su propio negocio, que por cierto dura hasta la fecha..

LA VACA QUE QUISO PELAR LA PAVA

La simpática Rafi Mora, y su novio Vicente, “PELABAN LA PAVA” en el portal de la Casa de la Genara. Serían las diez de una noche de verano (1965), cuando una vaca pajuna que iba para el matadero municipal por el camino de carne de la “Redonda”, se despistó de la manada y tiró para San Lorenzo. Al pasar por donde estaba esta pareja “Pelando la pava”, no tuvo la vaca nada más que meterse en el estrecho portal de la casa. Allí se montó un número impresionante, la novia, chillando, su novio el simpático Vicente, intentando echar a la vaca tirándole del sucio rabo. Pero la vaca era tan grande que era poco menos que imposible poder darle la vuelta. Al ruido y algarabía que se montó, todos los clientes que estaban en la Sociedad Plateros, se salieron a la calle para “ver los toros”. Allí salio Félix de Gallón, Rafael Calvo, Paco Rubiano, Antonio Figuerola, Rafael de la Rosa, Miguel Alonso y hasta el simpático Calete Trenas. Al final fue Miguel Alonso, el marido de la piconera, el que con un látigo pudo forzar al animal para que saliera en dirección al vaquero que ya venía a su encuentro.

NOVIAZGOS ETERNOS

En la Calle Alfonso XII, en una casa que había antes del Cine del mismo nombre, vivía el singular Paco Herrera, con su familia. Pues bien una parienta suya, Esperanza, le habló a un tal Juan Gálvez, “El Rubio”.durante toda su vida hasta que el novio se murió. Este hombre Juan era de mediana estatura, y tenía el pelo muy rizado. Era gran fumador y cliente habitual de Casa Lucas, en el Realejo. Allí se le podía ver muchas veces en animada charla con Adalberto López, Rafael Pérez Casas y Pedro León, entre otros. Era simpática la postura que adoptaba hablando, pues solía ponerse la mano izquierda con la palma hacia atrás en la espalda. Cuando llevaban bastante tiempo de novios su amada se colocó en Santa María de Gracia, enfrente del Horno de Doña Pepa, y aprovechando que allí tenía confianza aprovechaba la oportunidad para presenciar las procesiones de Semana Santa, sentados en una silla. Eran tiempos en que incluso los “legionarios” desfilaban por el Realejo.

Este hombre cuando le veíamos “PELAR LA PAVA” se sentaba en una galería que había hacía la derecha del patio. Fue tanto tiempo el que peló la pava, que desde aquella silla, sentado, y como novio, vio pasar los inviernos, los veranos y todas las estaciones del año. Vio como incluso con el paso del tiempo cada vez le costaba más levantarse de la silla, pues empezaron a llegar los dolores, el reuma. Enterró a bastantes vecinos y era uno más de la casa. Un día ya achacoso dejó de ir y a los dos días murió. Había estado CINCUENTA Y SIETE AÑOS DE NOVIO. En la fachada de la casa aún existe un esplendido escudo heráldico que fue testigo de este eterno noviazgo.

Otro noviazgo parecido a éste es el que constituyó una joven de la calle Velasco-Montero, con un tal Manolo Camacho, hablamos de los años 1954. Este hombre pertenecía a una familia que se movía entre el equilibrio de un hermano Agustín, policía y una hermana monja Salesiana, que es la que hacía de auténtica madre de todos. En medio había dos hermanos, uno llamado Antonio, buena persona y mejor amigo, pero que tenía únicamente la preocupación del “del dominó”, juego del que a juicio de los buenos jugadores fue un auténtico maestro. Aunque estuvo trabajando en la Porcelana, a él se le conocía de sus partidas en Casa Manolo y en donde hubiera posibilidad de jugar al dominó. Me contó un día Federico “El Coco”, que estando jugando su partida de medio día, se presentó en la taberna una tal “Brígida” que llegó preguntando por él con alguna ansiedad, él, al ser informado rehusó salir a recibirla y pidió que el tabernero le abriera la puerta posterior para poder evadirse. Luego nos enteramos, de que durante la verbena de San Antonio (1950), que se celebraba en la Fuensantilla, había intimado con una muchacha, llamada Dolores, y estuvo “COMO PELANDO LA PAVA” durante algunas semanas con ella. Al final dejó la pava y lo abandonó todo, y la madre de la novia ante la desesperación de su hija, vino desde la Calle San Acisclo, a localizar al “presunto novio de su hija que la había abandonado sin avisar”. Al final la pobre Brígida, se aburrió

Pero es que los hermanos Camacho, daban madera para más “PELADOS DE PAVA”. El hermano de en medio, quizás el más noble y buena persona, llamado Manolo, de joven se echó una novia de su calle (Calle Montero), que vivía en la esquina de Montero-Velasco, (Bar Casa Manolín). Este noviazgo se convirtió en eterno, pues el tal Manolo, demasiado hizo con aprender a montar en bicicleta. Era un hombre pacifico y buena persona, pero el trabajo le estresaba como se dice ahora, y con el esperar, esperar, se le pasó la hora y empalmó la idea de colocarse con la de la jubilación. El que llegaba a la taberna propiedad de su novia, y ella le ponía un medio y su conversación giraba en torno a estos vocablos: “¡Que pasa como estas, bien y tú, como siempre!; Este hombre para no estresarse, ni siquiera hablaba. Era frecuente verle por la Calle Montero, en su bicicleta Orbea, paseando su cuerpo escuálido y sin ganas de complicaciones. Se murió siendo otro novio eterno, que hasta perdió la cuenta de las “PAVAS QUE HABIA PELADO”.

EL NOVIO DE LA ESCALERA

En la Piedra Escrita, en la parte frontera a lo que luego fue Casa de Pepe el Habanero, había una casa con balcones y dos mocitas casamenteras, me contaba mi madre, que se hizo famoso un tal Robles, que “PELABA LA PAVA” con Rosita, colocando una escalera de mano, la cual la apoyaba contra el balcón. Luego se quitaba la capa que portaba y la colgaba sobre dos alcayatas previamente colocadas por él. Seguidamente se metía debajo del hueco que hacía la capa y, “PELABA SU PAVA”, quitados de las miradas indiscretas de los que pasaban. Cuando terminaban de decirse todo lo que querían, desmontaba el tinglado, quitaba la capa y escaleras al hombro se iba para su calle de los Moriscos.

LAS PIJOTAS Y LA PAVA

Me contaba el pescadero Juan de Dios, que en la plaza de la Corredera, vivía una mujer que todos conocían como “Encarni la Barbera”. Esta singular mujer tenía una belleza importante, y vivía muy cerca de la barbería de su padre, junto a la Pensión la Paloma. Ella los miércoles de la semana solía llegar a su pescadero y le decía: Juan vengo a por las “pijotas” de todas las semanas, ya que hoy es el día en que me toca “PELAR LA PAVA”, y a él, le gustan mucho las “pijotas”. Esta mujer mantenía relación estable con un famoso urólogo que anunciaba su consulta en plena Calle Cruz Conde, con un enorme cartel que tapaba casi toda la parte superior de una farmacia. Esta relación se confirmó porque incluso ella la comentó en una entrevista que le hicieron en el aquel TELESUR de los años ochenta.

EN LA NOCHEBUENA

Por aquellos tiempos (1950-60), en las casas populares el día más grande era la noche de Nochebuena, en la que se hacía una cena, que colmaba todos los anhelos. Quizás no hubiera manjares ni cosas exquisitas, pero simplemente con la idea de comer carne y algunas “perrunas y pestiños” era uno feliz. Era muy habitual en aquellas casas que se comprara una pava, para que constituyera el menú de la familia. Se solía ir al Fielato de la Estación y por aquellos aledaños, había vendedores de estos pacíficos animales. Luego poco después empezaron a venir en “piara” por la calles y las comprabas al peso de “la romana”. En este negocio también dedicó inversión Paco Trujillo, que iba a medías con Andrés “El Francés”. Una vez comprada la pava, y después de tenerla en el patio o el corral de la casa, prácticamente a dieta, pues este animal era muy difícil de comer en cautividad, llegaba el día grande y si la “pava” había aguantado, había que matarla. Esto ocurría normalmente al mediodía del día 24.

No todo el mundo sabía matar o era capaz de matar una “pava” y por ello se recurría siempre a la misma persona. Esta no era otra que María Sánchez “María Hierro”, mujer nacida muy cerca de Priego de Córdoba, y que por cierto siempre estaba hablando de la fabulosa fuente que tenía su pueblo. Con mucha soltura cogía la “pava” y le hacía una incisión en la zona “de la cresta”, hasta que se desangraba. Lógicamente esta sangre se aprovechaba y con la adicción de una poquita de sal, y su correspondiente sofrito de cebolla añeja, constituía al freírla el menú del mediodía del día 24.

EN EL BUEN SUCESO

A últimos de los cincuenta, lógicamente no existía para nada lo que es hoy la Plaza de Juan Bernier, sino que estaba el Convento de Santa María de Gracia, en pleno apogeo. Esa calle del Buen Suceso (Arroyo San Rafael), era una zona muy deshabitada pues solamente había una enorme casa de vecinos (nº 1) y un cocherón, en donde vivían los “chatos”. Esa calle tenía poco alumbrado, pues solamente una bombilla de aquellas que pendía de los cables, era la iluminación que tenía. Allí acudían a “PELAR LA PAVA” las chicas del barrio, que se podían considerar como “adelantadas” pues conseguían el permiso de sus padres para poder “dar un paseo”. Seguramente la oscuridad fue testigo de muchas escenas y ecos que no es noticia repetir. Más de una “pava” se quedaría sin plumas.

En esta calle y de antiguo, y dado el misterio de su oscuridad, en la casa mencionada del nº 1, se sucedían algunos hechos dignos de contar (1920). A determinada horas de la tarde, empezaban a caer por el primer patio de la casa, una lluvia de piedras, que hacía que los vecinos y los chiquillos que andaban por el patio (era una casa de lo menos 14 familias), procuraran esconderse dentro de sus viviendas. Así un día y otro, y otro, hasta que un día Rafael “El Trompeta”, que tenía allí su novia, quiso averiguar que es lo que pasaba y estando acechando desde la calle, pudo ver “Que después de la lluvia de las piedras, entraba un flamante señor casado, seguramente para “PELAR LA PAVA” con una vecina que era su amante, procurando con la ayuda de ella, (era la que tiraba las piedras), que nadie le viera.

Otro caso parecido ocurrió en lo que se llamaba el “Puentecillo de Santa María de Gracia”, que a la caída de la noche, solía aparecer por aquellos contornos, una especie de personaje con unas ropas desproporcionadas asemejando a un fantasma. Este personaje, por la hora (de noche) y por una luz tenue que lucía en su aparatosa cabeza, asustaba a todo el mundo. También hubo gente en el barrio que quiso conocer la verdad del fantasma, y puestos de acuerdo un par de chavales, con el “Tarugo” a la cabeza, (1915), arremetieron a pedradas contra el fantasma, cuando éste disponía a cruzar el “puentecillo sobre el arroyo”, de resultas de las pedradas, se le rompió al “fantasma”, el farol que a modo de luz con engaño, llevaba encima simulando una falsa cabeza. Entonces se descubrió que sin farol y sin disfraz se trataba de un personaje conocido del Ayuntamiento, que venía a “PELAR LA PAVA” con su querida y no quería testigos que lo vieran entrar.

EN EL “CHARCO LA PAVA”

Por aquellos tiempos, años 50-60, del siglo pasado, había mucha gente que eran amigos de “echar” de vez en cuando una canita al aire, y la zona que escogían era el descampado que corría por la zona de la actual Avda. de Vallellano, en paralelo a la Avda. de Fleming-Puerta de Almodóvar. Allí no se podía hablar de “PELAR LA PAVA”, pero si de buscar una “pava” de aquellas que pululaban por allí. Esas pavas ni eran eternas, ni temían a la navidad, solamente temían al grito de; “QUE VIENE EL GUARDIA”, ese grito era suficiente para que el campo se quedara limpio de clientes, de pavas y hasta sin plumas que pelar. Muchas de aquellas muchachas iban y venían con relativa frecuencia, de sus pueblos utilizando unos autocares que cariñosamente se le llamaban “PAVAS”.

sábado, 13 de agosto de 2011

ADIOS A UN CABALLERO

Hace unos días ha fallecido en Córdoba, D. Ignacio Guisado Balanzategui, que fue un ingeniero importante de la empresa Cenemesa-Westinghouse, todavía nos recordamos como el infatigable Rafael Baquero, siempre que se cruzaba con él por fábrica le decía: ¡A sus órdenes mi alférez! Y él con la sencillez que le caracterizaba le sonreía. Y es que Rafael Baquero, hizo la mili en artillería 42, con su “teniente Puebla”, como decía él, de forma simpática, pero allí también coincidió con el joven ingeniero con el uniforme de alférez.

En esta ventana que es el Internet, he asomado comentarios de personas que dejaron huella en la fábrica de alguna forma. Primero fue Antonio Núñez Magaña, al que le hicimos un recuerdo como presidente que fue del Comité de Empresa, y resaltando en todo momento de que fue un trabajador y compañero ejemplar. Si hubiera muchas personas como él no cabe duda de que el mundo sería mucho mejor.

Luego también quisimos recordar a Manuel Flamíl Cañete, porque fue otro profesional que aportó muchas virtudes y consejos a aquella fábrica tan necesitada de ellos. Flamil, siempre se le recordará como el “sabio” que muchas veces no hablaba por no alterar la naturaleza. Su discreta forma de comportarse tanto profesionalmente como en orden a la amistad, dejó un hálito del sentido de la lealtad, del que desgraciadamente está falto nuestro mundo.

Pero si le he hecho estas semblanzas a estos dos compañeros, para mi es de justicia el mencionar aquí la pérdida de D. Ignacio Guisado, porque con ello hacemos un acto lógico de recuerdo y reconocimiento. Fue mi querido compañero Flamil, la persona que primero me habló del Sr. Guisado.

Era el año 1962, y yo acababa de entrar a fábrica en aquel Departamento de Métodos, de la División de Transformadores, en el que llegamos a coincidir gente antigua con gente más modernas y joven. El departamento estaba ubicado en un sitio que era paso obligado para todo el personal de Estudios y la jefatura de la División. Aquel desfile que diariamente teníamos que observar, tanto a la entrada como a la salida, nos llevó a los más jóvenes a hacer cábalas sobre unos y sobre otros. Para ello nada mejor que preguntar: -De las quince o diez y seis personas que estábamos en el Departamento, incluido el Sr. Rafael Carranza, que era el jefe, todos coincidíamos en que el ingeniero más interesante y de más prestigio de la fábrica era el Sr. Guisado.

Un día de aquel año 1964, escuché una conversación que tuvo lugar cerca de mi mesa de trabajo y que la protagonizaron un perito llamado Caballero (Anís las Columnas) y mi amigo Flamil, el comentario giraba en torno al transformador gigante, para aquellas fechas (125.000 KVA), que se estaba diseñando para la Sevillana de Electricidad. Allí hablaron como entendidos en la materia, de que el alma de aquel proyecto, no era otro que el Sr. Guisado. Aquello representaba para la fábrica un impresionante salto adelante, pues se fabricaba el transformador “Acorazado” mayor de Europa, a principios de los años sesenta. Más adelante me fui informando que en este tipo de transformadores era una auténtica autoridad mundial. La fábrica empezó a recibir pedidos de todos los lugares de España y del extranjero. El producto perfeccionado por él, era apetecido por la todas industrias eléctricas importantes. Paralelamente a este avance en el diseño de “las tripas” (parte activa), que fue prácticamente obra suya, se contó también con el avance de la tecnología en temas de soldadura y estanqueidad sobre todo para las cubas.

El marcó un ritmo de crecimiento en el volumen y potencia de sus máquinas (transformadores), que los ingenieros de fabricación, encabezados por D. Mateo González, Eduardo Alonso, Baldomero Hernández, y el “Alemán”, se tuvieron que poner a su par en temas de la tecnología de fabricación. Efectivamente, se imponían bobinas de gran tamaño y había que resolver su problemas de guipado, enrollamiento-formación, tratamiento y su posterior conexionado. Se imponían grandes circuitos de chapa magnética y el “Alemán” montó un tren continuo de corte y recocido, que funcionó a las mil maravillas. Incluso hubo necesidad de diseñar un Parque móvil para el estacionamiento de los transformadores terminados y en espera para expedir. En estos trabajos hay que destacar el trabajo profesional del equipo encabezado por Enrique Repullo, Francisco Aranda, y el proyectista "tenor" Murillo Velarde.

En todas estas inquietudes estaba la fábrica, cuando surgen todos los problemas de la transición, (1976) Por intereses de los partidos politicos que se decían representaban a los trabajadores, las grandes fábricas se convirtieron en el escenario escogido e ideal, para tomar ellos un protagonismo en el mundo del trabajo y de la transición. Para lo cual se habían apropiado previamente de los sindicatos verticales, y manejando sus asambleas, tomaron la fábrica sin pegar un tiro como suele decirse. A pesar de la lógica resistencia de la fábrica, de la noche a la mañana cambiaron muchas cosas. Una de ellas, es que lo técnico, la tecnología, quedó relegada a un segundo plano de importancia, convirtiéndose en centro de gravedad inevitable los conflictos laborales y con ello adquirió una importancia desproporcionada la Dirección de Personal. Aquello significó el declive de muchas cosas, y la perversión de otras. Había jefes que más que preocuparse de la fabricación o de la marcha del producto, estaban más atentos a la oportuna “palmadita” en el hombro a cualquier líder sindical que se cruzara por su camino. En muchos despachos importantes más que discusiones o reuniones de trabajo, se desarrollaban tertulias con los líderes sindicales, con un aparente afán de “nadar y guardar la ropa”, por parte de los jefes. Flotaba el miedo y todos a su manera querian ponerse a salvo.

Pues bien, porque fui testigo presencial de la mayoría de todos estos acontecimientos, estoy en condiciones de decir que D. José Ignacio Guisado Balanzategui, tuvo en todo momento un comportamiento de caballero honorable y siempre siguió laborando en sus investigaciones y atendiendo a todas las consultas que se le hacían. Cuando en la fábrica daba la impresión de que valía todo (1982), el supo enfrentarse incluso al director Sr. Adolfo Plaza, para que las categorías profesionales de muchos de sus trabajadores, no se sintieran menoscabadas, por aquella locura colectiva en que había entrado la fábrica. El se negó a facilitar listas de posibles “despidos” porque para él todo su personal era digno y necesario. Por ello no tuvo inconveniente de enfrentarse no solo al director de fábrica, sino a la cúpula de Madrid. Al final estas actitudes le pasaron factura, y de un departamento técnico como era su responsabilidad en Estudios, lo pasaron a temas de Coordinación y Marketing Internacional, aduciendo los “autores” del castigo, de que era el único ingeniero con dominio pleno del inglés americano. Llegados los años noventa, y por razones de edad, lo prejubilaron como a todos los ingenieros, pero ya había dejado una gran labor de enseñanza e incluso había sabido dejar a buenos “herederos” como fue, por ejemplo Lorenzo Prieto, o el caso de Antonio Marín Jiménez, al que los sres. de ABB, que llegaron echando a todo el mundo, no tuvieron más remedio de pedirle que "aguantara" trabajando hasta los setenta años.

No obstante la Multinacional ABB, dado el prestigio internacional del Sr. Guisado, lo quiso mantener como un haber en su fábrica de Córdoba, para lo cual le ofreció un contrato especial, y le puso un despacho.

Incluso los sindicatos, a través de Manolo Rubia, recabaron su colaboración para que parte de su saber se lo transmitiera a las nuevas generaciones de universitarios. Desgraciadamente este proyecto como todos los que llegó a hacer el bueno de Rubia, no cuajó, pues el corporativismo de las instituciones, especialmente la Universidad, no aceptaba lesiones de nadie.

Finalmente tengo que decir que el Sr. Guisado nunca fue mi jefe. Nunca me concedió nada ni me negó nada. Por razones de trabajo me entrevisté con él en su despacho una media docena de veces y el trato siempre fue exquisito. Pero si estaba delante el día en que al Sr. Moreno (Jefe Personal), le negó la mencionada lista, diciendole que trasladara la queja a Madrid. Y como último galardón, un día D. Manuel Ruza, (Médico), que le conocía bien, pues era como su médico de cabecera, y el que le recetaba sus medicamentos habituales, me comentó un día cuando acababa de abandonar el botiquín. "El Sr. Guisado es todo un caballero, con una categoría humana que yo diría que rebasa incluso toda su calidad profesional. Además es un ejemplar padre de familia numerosa."


lunes, 8 de agosto de 2011

TRAMPAS FINANCIERAS

El Sistema financiero, su marcha, su estructura y su dependencia trae a maltraer a la economía del país, hasta el punto de que el presidente del gobierno, ha suspendido por unas horas sus vacaciones en el Coto de Doñana, hasta ver en que queda toda esta situación que se intuye de peligro para nuestra economía. No han hecho igual la familia real, pues se ha pregonado a bombo y platillo que han tomado sus vacaciones estivales como todos los años. De hecho y al día de hoy ya han participado en representación de todos los españoles en sus tradicionales regatas en la Bahía de Palma. Al menos es un consuelo para estas familias que no veranean posiblemente por estar en paro, disfrutar de ver como EL BRIBON, un año más se queda campeón. Quien no se consuela es porque no quiere.

El Sistema Financiero, no es solamente la rocosa imagen que representan determinados Bancos o entidades financieras, que hoy marcan el ritmo del dinero que puede circular y como debe de hacerlo. Hoy un banco, si se lo propone, tiene todo el poder que se quiera atribuir, sobre todo si lo concreta a favor o en contra de cualquier proyecto o empresa que necesite de su colaboración. Hay quien dice que sin la banca no se puede vivir y a decir lo cierto eso es verdad. Pero también es verdad que aquel o aquellos que lograron caminar sin la ayuda interesada de la banca, crearon un modelo a seguir de estructuras sólidas en lo económico. D. Ramón Areses, el padre del Corte inglés, aconsejaba poco más o menos que se procurara caminar lo más lejos posible de los bancos, porque al final éstos lo “fagocitan todo” En Córdoba, hay empresas de calado antiguo, (Almacén de Hierros) que hacían algo parecido y ni tan siquiera negociaban papel, (letras), aguantándolo simplemente “en su cajón”, y sólo utilizaban los servicio del banco, pocos días antes de su vencimiento, para ponerlos al cobro y así pagar simplemente una mínima comisión. Esta empresa familiar dedicada a la venta de hierros y ferretería, igualmente SALÍA AL ENCUENTRO, de sus vencimientos de proveedores, para evitar cualquier mal entendido de devolución.

Pero a pesar de los bancos, de forma consentida o no por estos, hay clientes entre los que siempre se han encontrado reputados empresarios, que tradicionalmente se han prestado a toda clase de “triquiñuelas” para obtener una financiación “rápida” que a lo mejor no podían obtener de forma legal en el banco.

Todos sabemos que de no ser por la política de control que ejerce el Banco de España, a las entidades financieras, los clientes que más le “interesaban” a los bancos, eran aquellos “QUE SABIENDO QUE PAGABAN SIEMPRE, TENIAN MUCHAS VECES NECESIDAD DE QUEDARSE EN NUMEROS ROJOS”. Los enormes intereses de “devolución” durante décadas, supuso siempre un gran negocio para el sector bancario.

Pero al margen de los bancos hay en nuestra sociedad “personajillos de las finanzas” que muchas veces son más listos que los propios Bancos.

DINEROS AL CORDELILLO

Esta forma de financiación ya era tradicional en Córdoba, desde los tiempos de los judíos, (Edad Media), hay historiadores que mantienen que una de las razones de su expulsión de España, es que muchos de ellos tenían masacrada a la población popular con los intereses que les cobraban. Aunque había bandos reales que regulaban este tipo de interés a cobrar, en la mayoría de los casos, había “contratos verbales” o de costumbre, en que el interés lo ponía la necesidad que tuvieras de esa cantidad a obtener. Con independencia de otras razones, fue muy importante, que con la citada expulsión mucha parte de la “población deudora”, se quedaron liberadas de esa obligación.

Pero igualmente podemos citar la quema de documentos en los archivos de los escribanos (notarios), que se produjo en Córdoba en el 1473, con ello se quiso justificar que se iba contra los falsos “conversos” cuando en realidad se iba en contra de los intereses que solían cobrar por sus préstamos. Destruyendo los protocolos notariales, se perdía la constancia de dicha deuda.

Pero al margen de los judíos, y los conversos aquí ha habido siempre gente que ha negociado con lo que se llamó “dineros al cordelillo”, y no solamente hombres, sino incluso mujeres que se dedicaban a darle a las “vecinas” .pequeñas cantidades hasta fin de mes o semana, en donde las tenía que pagar con el incremento del 35 al 50%. Como eran cantidades relativamente pequeñas, no se notaba, pero “muchos pocos” hacía el gran negocio resumen de estas mujeres, que sacaban buena rentabilidad entre las casas de vecinos. Allí no existían documentos, sino la palabra y poder seguir con el crédito abierto. Una mujer que destacó bastante en este menester, era Juana, la mujer de “Manitas de plata”. El dueño del Bar Flor. (Cercadillas).

Luego en otro plano, estaban los hombres que en el ambiente de la taberna y del trabajo, lo mismo te daban cuentas, que dineros al cordelillo. Por San Lorenzo, estuvo durante muchos años, EL CHICO FORTUNA, que tenía su oficina central en Casa Manolo, y aunque él no tenía inconveniente en ir a cobrar por las casas, eran muchos los que se acercaban a la taberna, y el tabernero o cualquiera daba la voz de: -“Chico”- aquí te buscan. Este hombre con la tranquilidad que le caracterizaba, suspendía momentáneamente la “partida de dominó” y salía al encuentro del cliente. Cuentan los viejos del lugar, que este hombre cuando hizo su gran negocio, fue cuando la gente se hubo de marchar a trabajar al extranjero (1960), el prestó mucho dinero, pero ganó lógicamente mucho más. Dar el dinero siempre suponía un riesgo, pero en este caso, con la garantía del trabajo en Alemania, Holanda, Francia y Suiza, fue el mejor seguro.

Quizás el sector más espectacular era el dinero al cordelillo en el “mundo del juego”, aquí se destacaron dos señaladas personas, que formaron una pareja casi indisoluble. Paco Trujillo y Andrés el “Pocero”. Con la cartera repleta de billetes, recorrían los acostumbrados lugares en donde en Córdoba se jugaba, al principio eran meros espectadores, pero según como avanzaba la partida y las cosas iban regular o tirando a mal para algunos, ellos se constituían en la “LA BANCA MÁS A MANO”, para pedir dinero prestado. Aquí los plazos siempre eran rigurosamente más cortos, y la sola presencia de los prestamistas, te obligaba a buscar el dinero para pagar aunque fuera debajo de las piedras. Quizás el sitio, más sencillo y simple en donde se daban estas circunstancias, fuera la “Taberna de los Perros”, pero se puede asegurar que ya en los años finales de los cincuenta, “Las lechugas”, (billetes de mil pesetas), corrían de un lado para otro que era un gusto. No digamos de otros sitios de juego, como por ejemplo el piso superior de “Casa Castillo”, en aquellos famosos miércoles.

LETRAS DE PELOTEO

Otra forma de adquirir financiación era a través de la “Letra de Peloteo”, así llamadas porque daba la sensación de que iban de un lado para otro. El código de comercio, exige que toda letra puesta en circulación, tenían que estar “respaldadas” por una obligación de pago o factura emitida al efecto, pero en estas letras, todo era pura invención. Bastaba que dos personas se pusieran de acuerdo para que una figurara como LIBRADOR Y OTRA COMO LIBRADO, al final la letra, o era devuelta o pagada por “ventanilla” a la fecha de su vencimiento, por lo general a 90 días.

Había empresas muy importantes que te hacían “letras de peloteo” en parte, es decir. Si su obligación de pagar era de DOS MILLONES Y MEDIO, (Según factura), a lo mejor te decían que HICIERAS LA LETRA POR CINCO MILLONES, y le entregaras a ellos la diferencia. Eso eran ya letras de peloteo de envergadura (1980), y por lo general lo hacían algunas constructoras, que necesitaban liquidez inmediata.

Pero no siempre los grandes negocios coparon todo el protagonismo en estos menesteres de las letras. Hubo un personaje entrañable y singular “Manolon el de las Cabras” este hombre apenas sin saber escribir y casi hablar era DOCTOR EN ESTOS MENESTERES, éste todas las letras por gordas que fueran las rellenaba a mano, con su letra y su firma. Era tal la habilidad que tenía en el manejo de las letras, que podíamos decir que las tiraba al “aire” y siempre caían de canto. Llegó un momento (1969), que media calle Platero de Bares, era suya, pero a medida que iba a mayor, su capacidad de negocio (las cabras), iba lógicamente menguando. Todos los días estaba en el banco, haciendo “ampliaciones” o pagando letras que le cumplían. Bastó simplemente que estuviera unos días con “gripe” para que se le acumularan “vencimientos de peloteo” sin renovar o pagar, que originaron una deuda importante. En menos de un año, todo su sistema de financiación se le vino abajo, y el banco le exigió el pago de la deuda (Banco Hispano), y como no pudo hacer frente a ella, el banco “con malas artes”, logró que una importante nave que tenía en dicha calle, cambiara de dueño, pasando la titularidad a una persona más joven, con más garantía de pago por razones de edad, De esa forma una deuda de un hombre mayor, pasaba a otro bastante más joven que mediante un préstamo la compró. A los pocos años, y antes de que el simpático cabrero se muriera, pudo comprobar como “su nave” ubicada en un sitio inmejorable, era expropiada a un buen precio para levantar en su terreno un Instituto Público.

TRAMPAS ENTRE SUCURSALES

Era normal que en la dinámica habitual de los bancos, estos pidieran toda clase de informes sobre determinados clientes. En una ocasión desde un banco de Córdoba, se pidió información a la sucursal de Alcolea, para comprobar la solvencia de este cliente que tenía solicitado un préstamo. De forma sorprendente la “sucursal” a pesar de que tenía los peores informes del cliente, los dulcificó de cara a la central de Córdoba, porque interpretaban “QUE SI LE DABAN EL CREDITO EN CORDOBA”, podría pagar lo que debía en Alcolea.

Este caso concreto, nos muestra la picaresca, que incluso los mismos bancos usaban unos con otros, para que a su “deudor” le dieran dineros para poder pagar las trampas que tenía contraída con ellos, y que de no ser así, nunca la cobrarían. La informática acabó con esta picaresca.

LA SUBASTA DE PISOS

Otras de la anomalías que se daban en nuestro sistema financiero, es que todas las entidades de crédito, fueran entidad de ahorro o banca pura, por criterios generales, o por deformación y funcionamiento de algunos departamentos, especialmente el de INMOVILIZADO, daban lugar a situaciones de actuación totalmente fragantes con la ley, al plantear “FALSAS SUBASTAS”, en las que se deshacían de inmovilizados recuperados por falta de pago (de sus hipotecas), y lo hacían de la forma MÁS IRREGULAR, del mundo, en beneficio de algunos “cómplices”, que estando perfectamente advertidos de este subasta, concurrían a ella, con el vicio de una MANIPULACION. De entrada sabían cual era el precio de salida de la subasta y entre los CUATRO O CINCO AVISADOS, se ponían de acuerdo todos ellos respetando al que mostraba interés por el Inmueble en cuestión. Ellos se limitaban a subir de forma pactada UN POQUITO, sobre el precio que establecían ellos de salida, para que finalmente, el interesado pujara, por el valor definitivo. Lógicamente este piso o cualquier valor inmobiliario subastado, se lo llevaba este sujeto, que previamente y con todos los antecedentes en sus manos, sabía que TENIA QUE PAGAR A LOS FALSOS COMPETIDORES, La diferencia entre el precio de SALIDA, (establecido por el banco), y lo que él había ofrecido como precio para llevarse el piso (pactado entre los concurrentes). De esta forma ha habido en Córdoba y en muchas ciudades, gente que se ha hecho rica, (con la complicidad de elementos de cierta importancia de la entidad financiera),

EL LAVADO DE DINERO NEGRO

Siempre que toca la lotería en cualquier localidad y cuanto más popular sea, se puede ver con más claridad como “se compra la lotería premiada”. En el año 1992, y en la lotería de Navidad, tocó el segundo premio en unos populares supermercados de Córdoba, que vendió participaciones de 250 pesetas. La mayoría de los clientes disfrutaron de la satisfacción del premio, y casi todos ingresaron sus papelillas en sus bancos respectivos, a la espera de poder cobrar su importe. Pero una voz mágica se corrió por San Lorenzo y otras partes adyacentes, que te decían: ¿Quieres que te den más por tu papelilla? A lo que la mayoría de las personas dijeron lógicamente que si. Según me contó Miguel “El Fati”, hubo necesidad de esperar hasta turno para ir a un Banco situado en la esquina del Gran Capitán, subir por unas escaleras, entrar como especie de un piso de comunicación interior y allí te entregaban TRESCIENTAS MIL PESETAS, más por tu papelilla, es decir, que en vez de cobrar 2.500.000 ptas., te abonaban en billetes nuevos, 2.800.000 ptas. Luego al salir con el dinero, lo hacían por la casa colindante al Banco. Fueron muchos los que hicieron ese “circuito”. Al parecer el que “compraba” aquella lotería, era un industrial de Córdoba, ya fallecido, que se dedicaba a la fabricación de estructuras metálicas. Según comentarios y por la gente que pasó por allí (por el banco), el número de papelillas que compró con la mediación de la entidad financiera, estuvo muy cerca de las seiscientas. Con esta adquisición este personaje “Lavó” unos OCHOCIENTOS MILLONES DE PESETAS, de aquellos años. El Banco (No Caja), ha cambiado recientemente de nombre.

EL RONDO DE LOS TALONES

Normalmente empresas y clientes de reconocida solvencia, y aprovechando que no existía la Cámara de compensación y menos aún la informática, conseguían una financiación momentánea, por el procedimiento que en argot bancario, se llamó: “EL RONDO DE TALONES”. Aprovechándose de que la información interbancaria era lenta, e incluso el famoso “RAI” se hacía con control manual, algunos “habilidosos”, sumamente conocidos de los bancos, por ser clientes habituales, les urgía UNA IMPORTANTE NECESIDAD DE PAGO, en cuestión de 24 horas. Y al no disponer de liquidez en ese espacio de tiempo, “recurrían” AL RONDO DE TALONES. Para lo cual procedían de la siguiente manera:

Normalmente se implicaban tres o cuatro bancos a los que llamaremos A, B, C y D. y seguidamente:

1).- Ingresaban un talón por un importe importante EN EL “BANCO-A”, con cargo al “BANCO-B”,

2).-A SU VEZ EN EL BANCO B, se ingresaba un talón más o menos por el mismo importe con cargo al BANCO-C.

3).-Y FINALMENTE EN EL “BANCO-C” se entregaba un talón contra el BANCO-D, por un importe igual al de origen.

Toda esta operación se llevaba a cabo en el mismo día, y de ATRÁS HACIA ADELANTE, de manera que mientras el Banco D, no recibiera ninguna obligación de pago, (se tardaban tres días como poco). En el Banco A, se había generado un flujo de dinero, pendiente de confirmación, que se aprovechaba por los “habilidosos” (eran clientes de confianza), para hacerse con él. Al final El Banco D, era el que levantaba la liebre, pero habían pasado por lo menos tres días, y con excusas o no, daba tiempo en muchos casos de hacer la operación que tan vital era e incluso pagar el “talón hueco” antes de que llegara al temible protesto y retirarlo. “por ventanilla”.

Otras veces para despistar en este asunto, se cambiaban el sentido del Banco A, B, C y C, lo que permitía en muchos casos, que no se percataran estas casualidades. Con la llegada, de la Cámara de compensación, El RAI (Registro de Aceptados Impagados), y la Informática en tiempo real, estos abusos se acabaron.