martes, 19 de septiembre de 2017

ENCARNA "LA BARBERA"


Encarnación Ruiz Vaquero

Esta mujer vivía en la Plaza de la Constitución, así es como se denominaba a la Plaza de la Corredera. después de la República de 1931. Pero en Córdoba y desde cualquier sitio o Barrio de la Ciudad, esta Plaza se conocía como la "Plaza Grande", de forma que cuando alguien iba allí de compras a la vuelta solía decir “Vengo de la Plaza Grande”, y no cabe duda de que era un grado de suficiencia superior o de cierta distinción el ir a dicha "Plaza Grande". En aquellos tiempos 1945-1950, sólo existían en Córdoba cuatro mercados, la Plaza Grande, La Puerta Gallegos, San Agustín y la llamada Plaza España, luego ya irían apareciendo otras más.

Todavía recordamos en San Lorenzo a Juana Córdoba y a su hija Rafaela Toledano, esposa e hija de Antonio Toledano Martínez, el dueño del "BAR FLOR" que por costumbre todos los días iban a hacer sus compras a la Plaza Grande.

El edifico actual de lo que es la Plaza Sánchez Peña, sirvió de cárcel pública y actuaba como Casa Consistorial, fue comprado en 1846, por don José Sánchez Peña y puso una industria de sombreros con modernas máquinas de vapor. La parte superior la dedicó para vivienda de los trabajadores. Con el tiempo terminaría por ser la Plaza del Pescado, que cohabitó con la existencia de aquel Mercado metido entre hierros.

Detrás estaba la Plaza de las Cañas, que eran fundamentalmente puestos de verduras y frutas, y que también llegó a coincidir con toda la Plaza.

Pero en los documentos oficiales y después de la proclamación de la República en el año 1931, a este Plaza que siempre se llamó Plaza de la Corredera, le pusieron el nombre de "Plaza de la Constitución", quizás en recuerdo que aquí se celebraran algunas corridas de toros en 1812, con la actuación de los célebres Pedro Romero y Pepe Hillo, en el aniversario o recuerdo de la Constitución de Cádiz.

Pero ya hemos dicho que aquí en Córdoba y durante aquellos años de 1945-1950, la gente hablaba de la "Plaza Grande" y ese ambiente es el que queremos reflejar:

Hoy podemos apreciar una Plaza-Porticada, a la que denominamos "Plaza de la Corredera", bonita única si queremos, pero que en aquellos años, en medio "del llano que ocupan los ahora veladores" de los distintos bares, había una enorme mole metálica, ·

Pero antes de construir la citada mole metálica en la que se alojó el Mercado, en 1685, el corregidor Francisco Ronquillo Briceño, (1644-1717),  hace una proclama ante Juan Francisco de Vargas y Cañete, escribano del rey al que le dice poco más o  menos que las casas y pórticos que circundan aquella Plaza, son de madera y en la mayoría de los casos está madera está prácticamente “podrida" y representa un grave peligro para todos los ciudadanos que las habitan e incluso a aquellos que asisten a los normales juegos de CAÑAS Y TOROS", que se solían dar de antiguo en aquella Plaza, y por ello se impone un esfuerzo de la Administración en renovar "LA FABRICA" de la citada Plaza..

Como ya hemos dicho el corregidor Francisco Ronquillo Briceño, se encarga de remodelar la Plaza de la Corredera, que la perfila como un gran rectángulo de 113.00 x 55.00 metros.  El proyecto a base de piedra, ladrillo y arena, fue realizado por el arquitecto salmantino Antonio de Ramos y Valdés, que consiguió un proyecto que fue postal de Córdoba, sobre todo después de su rehabilitación en el año 1992-1994. Los encargados de aquella obra fueron los cordobeses, Antonio García y Francisco Beltrán, que manejaron un presupuesto de 760.000 reales. En realidad lo que se dice la “obra” obedeció a hacer las fachadas a modo de “decorado”, ya que el interior de las viviendas estaba por construir. Y aquellas autoridades pensaron que a medida que fueran llegando los vecinos, estos rehabilitaran su vivienda de acuerdo a sus intereses y sus disposiciones económicas, Por todo ello las viviendas de esta Plaza que fueron sobreviviendo, eran diferentes y particulares en cada caso, no obstante allí a mediados del siglo XX, llegó a vivir un buen contingente de cordobeses.
  
Pero antes tenemos que decir que en 1893, comenzó a construirse en mitad de la plaza una  estructura metálica de aspecto enorme que sirvió de Plaza de Mercado. Alrededor de esta Plaza y sus puestos, se fraguó un mercado que se convirtió en el principal enclave comercial de la ciudad y esta actitud duró hasta pasados la mitad del siglo  XX, en que empezó a decaer. Pío Baroja en la Feria de los discretos cita esta Plaza, con todas sus peculiaridades.

La zona porticada de los números impares de las casas, era una sucesión de arcos y en cada uno de ellos, salvo el de las dos Churreras  y los dos afiladores, el resto era ocupado por un maestro zapatero remendón. Por aquellos pórticos, probaba fortuna mucha gente, que vendía, cambiaba y vendía estraperlo de todo. Allí lo mismo te encontrabas una "prostituta que se ofrecía" a alguien que te vendía PENICILINA, para cualquier enfermedad. Aquello era un mundo muy activo, y entre ellos hay que destacar a aquellos esforzados vendedores, que por las mañanas, y después de tomarse la consabida COPA DE COÑAC, para adquirir fuerzas, se dedicaban a ofrecer sus productos aún de forma muy elemental, buscando fortuna que por lo general les era esquiva. Posiblemente uno de los buscadores de fortuna que más suerte tuvo es Antonio Deza, Romero, (1936) el dueño actual de Supermercados DEZA, que empezó vendiendo limones, laurel, ajos, piñas y todo lo que de pequeño se trataba. El  con sus ristras de ajos sobre el cuello, se situaba a la entrada de la Plaza y su constancia y ganas de trabajar hicieron el resto.

Pero en 1959, se vinieron abajo muchas cosas que medio funcionaban, y  los informes técnicos emitidos por los servicios de salubridad Pública del Ayuntamiento, se llega a decir que en dicha Plaza del Mercado, no se daban las condiciones higiénicas necesarias para garantizar la salud pública. Entonces las autoridades deciden desmontar aquella mole  metálica, y el Mercado se La Plaza Grande, lo intentaron ubicar en el subsuelo de la propia Plaza. En estos trabajos de acomodación se encontraron numerosos mosaicos de época romana, que fueron hábilmente rescatados, restaurados, tratados y colocados en el Salón de Mosaicos del Alcázar de los Reyes Cristianos, por los acreditados canteros  Hermanos García Rueda de Puerta Nueva. 

El Mercado que se había instalado en el Subsuelo de la Corredera, aquello por unas razones u otras no funcionaba, (era el tiempo en que apareció el primer Pryca),, y se optó por cancelar este Mercado Subterráneo y concentrarlo en el Mercado de Sánchez Peña.   

Y en esta rehabilitación de la Plaza, el Ayuntamiento a mediados de 1990, se preocupó de arreglar la habitabilidad de las casas, y empezaron a llegar nuevos vecinos. De esta forma ya no era la Plaza, sino que hasta viviendas. Fue una remodelación importante.

Tengo que decir que para llegar a conocer cosas de esta Plaza me ayudó mucho Paco Lopera Moreno (1935-2008), una excelente persona enamorado de Córdoba, que tocaba todos estos temas con una sensibilidad exquisita. Hablar de su "Plaza" era como hablar de lo que fue su domicilio, que no fue otro que en el Bar que hubo cerca de la Ermita del Socorro. Durante un tiempo solía pasar buenos ratos charlando en San Lorenzo, y allí departía y nos ofrecía sus enormes conocimientos sobre Córdoba.  

Todavía recuerdo cuando nos contaba que ante la avalancha de clientes para beber café, en su BAR, su máquina PAVONI, que era solamente de dos chorros no daba a  basto para tanto café, entonces su padre, se levantaba muy temprano, y hacía y hacía cafés, y los dejaba en especie de olla al fuego y conforme iban llegando (la gente del Mercado), él iba poniendo mitad máquina y mitad "Café-Olla), y así solventaba aquella bulla. Luego ya llegaron máquinas de más "chorros" y el problema se solucionó.

LA PLAZA DE LA CONSTITUCION

La Plaza de la Constitución en aquellos años principios de 1945, estaba llena de familias que se dedicaban al comercio y a la venta de productos. y de una forma u otra tenían un negocio de cara a la Calle, así tenemos que los vecinos que tenían relación con cualquier negocio de venta al público los tenemos aquí reseñados y que en el registro aparecen como "Industriales" y son:. :
Juan Sánchez Aroca.                .                       Antonio García Cuadrado
Ricardo Secílla Roldán              .                       Antonio Hernández de Luque.
Carlos Morales Peña.                .                       Juan Rodríguez Campos..
Alejandro Ropero Aguilera,                                José López Redondo.,
Ramón Peinado López.             .                       Manuel Jiménez Corpas.
Pedro Carmona Herzoj.                                     Pascual García Romero
Antonio González García,                                 Rafael Ontiveros León,
Ramón Villarejo Lorca,                                      Juan Peinado Reyes,
Manuel del Río Requena,                                  Manuel Jurado Márquez
Juan López Gutiérrez                                        José Ruiz Polo
José Monroy Trujillo                                          Filiberto Langas Faus
Josefa Castilla Valera                                       J. Joaquín Naf Nieto
Tránsito Porras Reyes                                      José Redondo Pérez
Manuel Jurado Márquez                                    Rafael Vera Serrano
Rafael Martín Cruz                                            Francisco García Boix
Rafael García Serrano                                       Patricio Sánchez Nieto
Salvador Nadal Faus.                                                             

Y para no faltar había incluso un barbero en Antonio García Cuadrado, de 18 años, que me llegaron a contar que fue uno de los primeros que intentó "rondar" a Encarna "La Barbera", pero aquello no cuajó por lo que fuera.

También hubo 2 carreros, en las personas de Antonio Navajas Chamizo de 44 años, y Leoncio Morte Hortal de 40 años. Y también había dos afiladores, uno Pedro Piedra Flores, y otro José Yáñez Carmona. vayan estos vecinos por delante de los 577 aproximadamente que en aquellos años de mediados del siglo XX, ocupaban estas casas de vecinos.

Los datos en referencia a la familia que he observado, en esta Plaza de la Constitución , no aparece reseñado ningún "cesante o parado". Lo que demuestra que era una Plaza de vecinos todos activos. La edad media de los vecinos era de 26 años, estando igualados casi a la par tanto los hombres como las mujeres.

En cuanto a las personas mayores y más jóvenes, tenemos que decir  Tránsito Porras Pérez,  con 85 años, es la vecina de más edad, pero esta mujer incluso regentaba su negocio. En cuanto a los hombres el vecino de más edad fue Rafael Langa Soler, con 83 años, este hombre daría lugar a la "saga de los plataneros" que se hicieron famosos en Córdoba.

Y por contra las personas más jóvenes de toda la Plaza eran Gerónimo Obrero Rojas, Agustín Rebollo Gallardo, y Josefa Gil Fiñana, que apena tenían unos meses. .

Tenemos que decir que Gerónimo Obrero Rojas, terminó vendiendo productos de la huerta en la puerta de la Plaza de la Mosca, y que fue atropellado por el tren en el Paso a Nivel de Alcolea, en el año 2010, poco antes de que éste fuera suprimido.

Y hablando de la fecundidad de las mujeres de aquella vecindad, tenemos que decir Otilia del Río Cáceres, con 9 hijos, encabeza el ranking, luego le siguen  Teresa Guerrero García, Ana Boix Cartalán, Ana Sánchez Gallego, Fuensanta Salido Pérez, Matilde Mesa Camello, Carmen Villanueva Muñoz, Josefa Agüera Cerezo, Josefa Palma León y Ana Delgado Castro, todas ellas con 6 hijos,

Y en cuanto a los vecinos por ocupaciones tenemos que la relación por un cierto orden alfabético son: .

Albañiles, 8, Afiladores, 2, Aprendiz, 2, Barberos, 2, Carpinteros, 6, Criado, 1, Cafetero, 1, Churrera, 2, Campo (Obrero), 9, Contables, 2, Chóferes, 4, Dependientes, 4, Delineantes, 1, Empleados, 4, Espartero, 1, Forjador-Herrero, 5, Ebanistas, 2, Escolares, 102  Faenero, 1, Guarnicionero, 2,  Impedido, 1, Jornaleros, 88, Jubilados, 1, Juguetero, 1, Impresor, 1,  Labrador, 1, Limpia-Botas, 1, Maestro, 1, Mecánico, 5, Militar, 3, Modista-Sastra, 5, Mozo, 3, Panadero, 1, Pescaderos, 10, Peinadora, 4, Pintor, 1, Portera, 1, Platero, 1,   Practicante, 2, Relojero, 1, Su Casa (Mujer), 212, Sirvientas, 14, Veterinario, 1, Vendedor-Dependiente, 12, Zapatero, 1,

Desde antiguo en esta Plaza o próximos a ella existían muchos mesones, tales como:  “Mesón el Toro”, “Mesón Galiana”, “Mesón la Gallina”,  “Mesón el Tinte”, “Mesón la Cáscara”, “Mesón la Naba” entre otros.

Doña Encarna Ruiz Vaquero "La Barbera" (1911-2008)

Con toda la importancia que pueda tener lo descrito anteriormente para mí hay una persona que se llama Encarna "La Barbera", Esta mujer nació en la Casa nº 25, de la Plaza de la Constitución, fue la segunda hermana de cuatro hembras que fueron Rafaela,(1903-1999) Encarnación, (1911-2008), Francisca, (1912-1976), y Rosario. 1916-2017).

Sus padres fueron Francisco Ruiz Abad, (1878-1958), y de Teresa Vaquero Reina, (1879-1976), y su padre era Barbero, y tenía el local al lado de La Pensión la Paloma y la Taberna el Gallo. Cuando su padre se murió Encarna, regentó ella mismas la Barbería y puso a trabajar a dos profesionales que en la Plaza se les conocía por el nombre de: "El Mudo" y "El Quinito", este último un dechado en elegancia en el vestir a sus maneras, y que también empinaba el codo de vez en cuando.

Esta mujer "Encarna la Barbera", se hizo famosa porque en Canal Sur y en un programa de sobremesa, le hicieron una entrevista como personaje singular  y ella llegó a decir: "Que había sido la "QUERIDA" del célebre médico cordobés don Rafael Pesquero Muñoz, (1904-1998), que tenía su consulta en plena Calle Cruz Conde, y ella con toda naturalidad explicó incluso como lo llegó a conocerlo, pues este señor dijo ella, había nacido muy cerca de la Plaza en la Calle Carlos Rubio.

Encarna, era una mujer muy atractiva y valiente, que nació a principios del siglo XX, y se crío  debajo de estos soportales, en donde había una filosofía de vivir, muy distinta a cualquier otro sitio de la ciudad. Al ser una mujer muy bella, lógicamente tuvo sus pretendientes, pero su forma de vestir, y su forma de ser tradicional, no encajó en ninguno de aquellos "posibles novios", por lo que continúo soltera.

Paco Lopera, que como ya he dicho varias veces conocía la Plaza del pescado como pocos, me recomendó que hablara con Juan de Dios Fernández Muñiz (1931-2008), el pescadero del Mercado Sánchez Peña, que siempre la sirvió. Primero en vida de su padre y luego para su amante el médico.

Sentados tranquilamente en la Taberna de Casa Millán en San Juan de Letrán, el bueno de Juan de Dios Fernández Muñiz, me comentaba:  "La Encarna era una mujer muy atractiva pero discreta, y un par de veces en semana llegaba a primera hora a mi puesto  y me decía: -Juan, Guárdame para hoy "PIJOTAS" pues tiene que venir a verme mi médico, y sabes que a él le gusta mucho ese pescado". Era una mujer de un talante muy solidario y siempre estaba dispuesta para ayudar a todo el mundo.

Ya el amigo Lopera nos había recordado a la singular Encarna la “Barbera”, como una mujer que vivió y creció en medio de estos soportales, donde siempre existió el ambiente de la solidaridad.  Y en una ocasión incluso me la llegó a presentar en un antiguo Almacén de Comestibles hoy desaparecido, que existía a la izquierda conforme se entraba a la Calle Pedro López, allí esta mujer  con cerca de 85 años, estaba aún con una prestancia que hablaba de que fue una mujer guapa, sus grandes pendientes, y sus cuidados ojos, lo atestiguaban. Logré sacarle muy pocas palabras porque me dijo: "Casi toda mi vida he estado sola, y por encima de todo lo único que he echado de menos es haber tenido un hijo, pues una mujer sin un hijo, es poca cosa".

Me dijo que le dolía mucho la cadera y tenía unos dedos largos pero bien cuidadas la uñas. Y me advirtió "Cuando ando rato tengo necesidad de pararme a descansar, pues el esqueleto, ya tiene muchos años. No usaba gafas para nada y en ese momento acaba de comprar una "lamparitas votivas" ya que estábamos en la cercanía del 1 de noviembre festividad de los Santos, y ella se acordaba todos los años de su padre..
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Salimos del establecimiento y bajamos la Espartería y por el Arco Bajo, nos adentramos en la otrora Plaza de la Constitución y allí nos despedimos de esa mujer, que con toda seguridad debía de callar muchas cosas importantes de su vida.