sábado, 8 de abril de 2017

El hijo Prodigo

                                                                   El Olivo de Patio de los Naranjos



EL VIEJO OLIVO DEL PATIO DE LOS NARANJOS (1741)

Ahora que estamos época de Adviento-Semana Santa, el Olivo, es el árbol que representa la paz y nos recuerda algo nuestras raíces mediterráneas. También nos recuerda cuando íbamos con los más aventureros del barrio a coger aceitunas, de aquel entorno cercano al  Arroyo de Pedroches, que salvo raras excepciones, no eran aceitunas de buen lomo. Como un excepción de aquella zona, recordamos con cariño un Olivo  que había debajo del Puente de Hierro que eran aceitunas colosales.

El tronco del Olivo es muy retorcido y la corteza de color pardo-grisácea, se fractura al envejecer, siendo su madera de color amarillo veteado de pardo-rojizo, apreciadísima por ser de las más duras y utilizada en la fabricación de muebles de lujo. Muchos de estos muebles se fabrican en Castro del Río y en Espejo, maravillosos pueblos de la Campiña cordobesa.

Es el Olivo planta de crecimiento lento y puede alcanzar edades considerables, como se les suponen a los ejemplares que hay en el Huerto de Gatsemaní, o en la misma entrada de los Jardines del Alcázar de los reyes cristianos, junto a la estatua de el rey Fernando III; los que hay junto a la Arruzafa, o el mismo protagonista de este comentario que se halla en el Patio de los Naranjos de Córdoba.

Este olivo plantado allá por el 1741, pudo contemplar como en su día del año 1972, se colocaban unas vistosas Celosías de madera noble, y que fueron fabricadas en los Talleres de la Maderera, en plena zona industrial de entonces, como era la Calle Doña Berenguela. La idea de estas Celosías fue de don Rafael Lahoz Arderius, que las mandó pintar en su estudio de la Calle Nueva, que estaba ubicado en la misma acera y un poco por encima en donde tenía su consulta de análisis clínicos, don Rafael Canalejo Cantero, El Alcalde de Belmez y que se haría famoso por ganar el concurso de TVE, de "UN MILLON PARA EL MEJOR". en el año 1968.   

Este simpático médico ganó en aquél concurso 875.000 pesetas, y queremos recordar las dos últimas pruebas que superó, siendo la penúltima la de lanzarle tres penas máximas (penalty) al mítico portero internacional Antonio Ramallets (1924-2013), y para superar la prueba, algunos de los tiros tenía que ser gol. Al final el mítico portero ayudó lo que pudo y el médico-alcalde, superó la prueba.  En la última prueba le exigían que como supuesto parlamentario tuvo que realizar una oratoria a favor y en contra de la guerra, y la superó con gran elocuencia. Con este premio hizo tres cosas fundamentales, ganarlo demostrando un nivel y rapidez de reflejos impresionantes, en segundo lugar ayudó de forma económica a la hija de un municipal de su pueblo que padecía una dolencia cardíaca, y en tercer lugar proyectó a su pueblo Belmez, al mundo entero.

En un estrecho margen de la Calle Nueva estaba la consulta del médico Canalejo, la del doctor Zurita, y un poco más para la Plaza de José Antonio ( Hoy Tendillas), estaba la Clínica de don Francisco Calzadilla León, y en la misma planta, en el piso de enfrente estaba el Estudio de Arquitectura de don Rafael Lahoz, en donde el gran maquetista Eulogio Blanco, inspirándose en unos mosaicos del zócalo de la Capilla Real de la Catedral de Córdoba, pintó los dibujos que se entrecruzan y decoran la Celosía. Y no cabe duda de que dada la buena relación de vecindad, entre los médicos y el aqruitecto, ellos fueron los primeros en poder observar estas Celosías pintadas sobre el Tablero de Dibujo del citado Eulogio Blanco.   

Y siguiendo con las Celosías, tenemos que decir como el centenario Olivo del Patio de los Naranjos, habrá oido y visto todos los dimes y diretes, que se han podido opinar sobre las Celosías. Al final  parece ser que se ha impuesto el proyecto de "desmontaje pieza a pieza" elaborado por un grupo de dos jóvenes arqueólogos y un ingeniero, y que para informarse de como fueron montadas, llegaron a traer a un jubilado de la Maderera Industrial, que en su día particpó en su montaje. Hay que tener en cuenta que la citada Celosía tiene un espesor de 0.50 metros, con el cristal en medio, y su peso total rondará los 8.748 kg. No hacce falta decir que fueron montadas entre los años 1972 y 1973.
Tenemos que decir que las Celosías  han generado sus pros y sus contras, y ya hay quien dice que su colocación pudieran haber perjudicado a la estructura del Muro Norte, nosotros no somos técnicos y los arquitectos tienen la palabra en este asunto. Es conveniente saber que hay un equipo de tres arquitectos al cuidado permanente del singular edificio, y de entre ellos uno joven en la persona de Sebastián Herrero que garantiza el criterio de continuidad en el conocimiento del edificio cuando llegue la lógica jubilación de sus actuales compañeros los "Gabrieles".(Gabriel Rebollo y Gabriel Ruiz).

Y dejando un porco al margen las Celosías, hablaremos de los Olivos.

El Olivo del Patio de los Naranjos, no es evidentemente un Olivo de dos troncos como los que existen en la zona de la Carraca, en Porcuna (Jaén.), pero es un Olivo que tiene pudiéramos decir "su alma", ya que el tiempo lo ha ido inclinando en busca de la claridad y el reflejo del agua del pilón.

 Ni se parece en nada al Olivo Sagrado Erecteion, que recuerda al mito de Atenea.

 Tampoco es el Olivo del barrio de San Miguel, de Agüero (Huesca), que mide más de 6 metros de altura y su peana tiene un perímetro que supera los 9 metros.

Ni se asemeja al Olivo Monumental de Fuente-buena, en Chiclana de Segura (Jaén), que algún año dio 700 kg. de aceitunas.

Y como no, tampoco tiene parentesco con el Olivo del Claustro de la Catedral de Oviedo, que además de sus 9 metros de altura, la historia popular dice que procede de una estaca del Huerto de Getsemaní de una antigüedad de más de 700 años.

El Olivo del Patio de los Naranjos, según el libro de D. Manuel Nieto, La Catedral de Córdoba 1998.  tiene más de 270 años de antigüedad y aparece ya pintado en un plano de 1741, junto con 95 naranjos, 6 cipreses, 10 palmeras y 1 cinamomo. El Obispo Reinoso (1595), fue la persona que cambió la fisonomía del Patio de los Naranjos, convirtiéndolo con una adecuación de ser "Una Huerta o Huerto" a ser uno  de los Jardines más singulares y antiguos de España.

Y hoy en día constituye, más que el testimonio de un viejo Olivo, un recuerdo “arqueológico” de la grandeza de este singular Patio de los Naranjos, solamente con su mitad del tronco por la erosión inevitable del tiempo. Este año el centenario Olivo ha dado unos 60 kg. de hermosas aceitunas. 

Quizás, quien más de cerca ha vivido este singular Olivo, ha sido la familia y los antepasados de Manolo Soriano, que habiendo nacido en la Torre de la Catedral, formó parte de la “saga de los campaneros”.  Ellos, eran los que recolectaban todos los años las aceitunas de este Olivo. En los años, cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo XX, éste Olivo tenía el tronco aún completo, aunque ya hueco  y se le recogían todos los años, unos 200 Kg. de aceitunas. Fue a partir de los años 80, cuando el deterioro acumulado,  hizo mella en él, perdiendo la mitad del tronco por seco. Entonces fue cuando el Cabildo apercibido de esta circunstancia, se apresuró a encomendar  “la salvación de lo que quedaba de Olivo” a Rafael Prieto, gerente de la empresa Santa Marta, y poco a poco, con medio tronco totalmente hueco, ha logrado sacarlo a flote. En la actualidad incluso hay plantada un esqueje que ha salido a flote perfectamente.

Según los expertos, lo fundamental para la vida de cualquier Olivo es lo perfilado que esté su pie, la luz y el agua. En este  caso el tipo de suelo que tiene alrededor no es el más indicado para que se conserve en buena salud su tronco. El tronco (o lo que queda de él), tiene una descarada inclinación hacía la fuente que cualquiera se le ocurriría pensar que el olivo quiere beber poco menos que agua del “Famoso Caño del Olivo”, pero no, el Olivo lo que busca es la luz y el agua.  El  efecto de los Fotótropos, es el que hace que quiera buscar el sol y su reflejo en el agua de pilón que tiene al lado.

Este Olivo fue testigo excepcional de muchas cosas que pasaron en torno a la Mezquita-Catedral. Posiblemente porque ha “oído” las conversaciones de los muchos arquitectos y guias entendidos,  que a lo largo de su vida la han visitado.

 VISITANTES ILUSTRES

Nos contaban un día D. Manuel Ocaña Jiménez, en una Visita que hicimos a la Mezquita-Catedral, (cuando él nos recreaba con su saber en  el Grupo de Empresa CENEMESA), que no había dirigente ni político importante del mundo árabe que no hubiera visitado la Mezquita-Catedral de Córdoba, él personalmente había acompañado a bastantes Jefes de Estado.  Recordaba que en una ocasión vino un presidente alemán, que después de visitar la singular Mezquita-Catedral, fue obsequiado con un menú de “OLLA PODRIDA”,  en el marco incomparable del Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso. La  comida fue preparada por el famoso Chico Medina y servida con el estilo que siempre aportó Pedro Montes Polo, ambos empleados del Caballo Rojo, que fue el encargado de la restauración.

Mientras visitaba el Patio de los Naranjos, el presidente alemán, se interesó por los naranjos y como no, por la edad del Olivos y las antiquísimas columnas que hay en la Puerta de las Palmas. Aparte de los árabes  y otros jefes de Gobierno, también hubo personalidades de la cultura e intelectuales de todo el mundo. Y como no, nuestros Jefes de Estado y monarcas, visitaron el singular monumento. A todos sin lugar a dudas el Olivo del Patio de los Naranjos, les pudo contemplar en su tiempo y circunstancias.

El mismo Manolo Ocaña,  recordó que en el mismo Corán de los árabes,  está escrito: “Dios es la Luz de los cielos y de la tierra….se enciende la Luz gracias a un árbol bendito, el Olivo”.

También el Olivo, presenció varios encierros de trabajadores en la década de los setenta, recordamos uno concretamente de los trabajadores de LUIS ARANDA MARTOS,  que después de unos años de apogeo, cayó irremisiblemente como un aviso de lo que se nos venía encima. Estos "encerrados" tuvieron la visita de Ignacio Gallego, diputado del PCE, por Córdoba, que bebió agua en la Fuente del Cinamomo, seguramente para aclarar la garganta después de la proclama de apoyo que le echó a los trabajadores allí encerrados. Esto lo contaba Francisco Luque Obispo, en compañía del “Vinagre” en "Casa de Ramón" en la Calle del Avellano, en presencia de Manolo Zurito, Pepe Pons, Juan Cebrián, Antonio Pérez Trujillo y el taxista “Carrataca”.

Pero no hace falta que tuvieran que venir de fuera para dar resonancia a la visita, por eso vamos a mirar para adentro y veremos qué:

JAÉN MORENTE

El Olivo del Patio de los Naranjos, con toda seguridad observó la comitiva del Bautizo de D. Antonio Jaén Morente. (político republicano). Efectivamente y con toda seguridad el día 6 de febrero de 1879, Antonio Jaén Morente, fue Bautizado en la Parroquia del Sagrario y que por razones de obra en la fachada de la Iglesia, hubieron de entrar por el Patio de los Naranjos. Los padrinos de este niño que había nacido tres días antes, con toda seguridad atravesaron el Patio de los Naranjos, desde su casa en la Calle Judíos, pasando por El Postigo de la Leche, hasta llegar a la puerta de la Catedral, y acceder al Sagrario. Allí el párroco D. Antonio Daroca, le puso los nombres de Antonio, Rafael, Blas, Jaén Morente.

Pero es que este político republicano fue “reincidente” en el buen sentido, y parece que le debió de agradar “el paseo” por el Patio de los Naranjos, pues El día 31 de Julio de 1903, D. Antonio Jaén Morente, volvía a pasar junto al Olivo, para contraer matrimonio con Carmen Domingo Sánchis y el cura que los casó fue D. Francisco Montero Pozo, párroco de la Parroquia del Sagrario. Igual hasta se pudo echar alguna fotografía para el recuerdo, junto a La Fuente y el Olivo, o en la Fuente  del Cinamomo.

Hablando de Jaén Morente, nunca mejor aplicada la expresión de “hijo pródigo”  si hubiera querido volver definitivamente a Córdoba, ya que después de haberse exiliado en 1939, volvió a Córdoba en 1954.  Y fue recibido por un nutrido grupo de amigos entre los que se contaba el Marqués del Cucharón y don Rafael Castejón entre otros. A la pregunta de Castejón de porqué no se quedaba en Córdoba, él le contestó más o menos:  “Me hubiera gustado de todo corazón, pero entiendo que las circunstancias que desgraciadamente rodearon aquella guerra, no han sido aclaradas suficientemente a las generaciones que no conocieron nuestra guerra y por tanto, no me encontraría cómodo”. Posteriormente más o menos les contestó a Ricardo Molina Tenor y Pablo García Baena, con los que se entrevistó en Madrid, en la cafetería Lyon de la Gran Vía.

 EL HIJO PRODIGO

En el Patio de los Naranjos y muy cerca del Olivo, allá por el verano de 1946, se celebró la representación de un AUTO SACRAMENTAL, que el poeta Ricardo Molina Tenor, había escrito en 1945, dedicado al Obispo Fray Albino.

En la Hoja del Lunes de Córdoba, podemos leer la crónica de dicho evento, que coincidió con la fecha en que se celebraba la “Verbena a la Virgen de los Faroles”.

"HOJA DEL LUNES DE CORDOBA, 19 de Agosto 1946."

LA REPRESENTACION DEL "HIJO PRODIGO"

En el Patio de los Naranjos

El maravilloso espectáculo constituyó un resonante éxito para el poeta Ricardo Molina y los intérpretes de la obra.

Junto a los muros cálidos de la Catedral cordobesa, en ese escenario único del Patio de los Naranjos, entre el verdor oscilante de las palmeras iluminadas por la luna de agosto, asistimos la noche del sábado, a la exaltación de un gran poeta Ricardo Molina, que en su auto sacramental del Hijo Pródigo, alcanza esa difícil altura donde la poesía triunfa definitivamente.

El público selecto, que tan largamente aplaudió la obra, demuestra que todavía nuestro pueblo puede alcanzar y entender las más sutiles verdades teológicas y puede vibrar con la misma fe y el mismo escalofrío que inundaba el corazón de los espectadores del siglo XVII.

El escenario por donde las simbólicas figuras se movieron, como en un divino sueño idealizado, ha sido obra de ese espíritu finamente artístico que se llama Juan Bernier y que ha plasmado decorativamente toda la poesía de la obra. Juan Bernier se lleva, después del autor, los más cálidos aplausos.
 
Como actrices actuaron

Meli Medina, Encarnita Ramiro, Enriqueta Velasco, Lolín Medina y Gloria Rodríguez.

Como actores actuaron:
Octavio Díaz Pinés, Juan Morales Rojas, José Priego, Salcedo Hierro, Miguel Maldonado, Manuel Aumente, Manuel Hidalgo y Rafael Roca (cantante muy aplaudido).

Escenario:
Levantado en la Puerta del Perdón de la Catedral (por dentro)

Escenografía:
Juan Bernier

Música:
De J. S. Bach. Wagner, Beethoven y Berioz, que sirve de fondo a los más emocionantes momentos de la obra, han sido seleccionadas y adaptadas por Ramón Medina.

Comentario:
Se puede observar que en dicha obra participaron un grupo de poetas, músicos e intelectuales de la Córdoba de aquellos tiempos.

Este acto se celebró con motivo de la verbena de la Virgen de los Faroles que por aquellos tiempos se celebraba con mucho esplendor. (17/08/1946). Por cierto que el cuadro de la Virgen de los Faroles, fue pintado en 1928, por Julio Romero de Torres, por encargo del Ayuntamiento, que quiso reponer el que se había quemado por el fuego. En la documentación escrita aparece que una mujer mejicana le sirvió de modelo para el rostro.

No compartía esta opinión José Martínez Castro, (El cuñado de Antonio Toledo), que en una conversación que le escuchamos en la Caseta de Feria de Cenemesa, (1973), después de la actuación de Rafaela Carmona la “Terremoto” comentaba en la barra del bar, en compañía de Pepín Luna, de Antonio Fuentes y Francisco Carrasco Heredia: “Mi padre y muchos de la Peña el Cucharón, sostienen que la mujer que sirvió de modelo al pintor fue “Rafaelita” vecina nuestra de la Calle Cidros.”  Una mujer bellísima, a la que apodaban “Juanita Reina”.

SAN RAFAEL VUELVE A PATIO DE LOS NARANJOS

La imagen del Arcángel de Córdoba, volvió al Patio de los Naranjos a reencontrarse con unos cultos en la Mezquita-Catedral de Córdoba, fueron muchos los cordobeses que llenaron el Patio de los Naranjos, tanto para ver la entrada como la salida del Custodio de la Ciudad. Allí junto al Olivo, se pasaron algunos cofrades del Prendimiento, de la Borriquita, del Caído, de las Angustias, del Cristo de Gracia, etc. etc. pudiéramos decir que allí celebraron una especie de “Cabildo general” en temas de Córdoba, por lo que toda su conversación apenas tuvo desperdicio.

Recordaron en comentarios, la última vez que la imagen de San Rafael, junto a las Reliquias de los Santos Mártires, estuvieron en la Catedral en los años cuarenta del siglo XX. El Olivo, daba la sensación que escuchaba y guardaba prudente silencio. De pronto un cofrade del Caído, muy cercano a Manolo Acá, comentó algo sobre la apertura de la segunda PUERTA DEL PILAR, para que entraran los pasos de Semana Santa: “Es necesario dijo, que las Hermandades puedan entrar con facilidad en la Catedral”. Ante esta afirmación, el Olivo, guardó prudente silencio y puso en boca de otro tertuliano lo que a él le hubiera gustado decir: “Tenemos que hablar claro a la hora de decir ABRIR la puerta del Pilar, es más correcto decir REABRIR, la puerta del Pilar, que ya de antiguo, estuvo abierta para que entrarán los pasos de Semana Santa”. Se le llama Puerta del Pilar, porque al fondo de la nave, existe un ambón que está coronado por una pequeña imagen de la Virgen del Pilar.

Eso sí, dijo otro, ahora de lo que se trata es de quitar la Celosía que tapa el arco, ubicarla en un sitio digno (recaerán sobre ella derechos de autor de D. Rafael Lahoz), y habilitar una puerta que haga juego con el entorno.

Y es que estas cuatro arcos de poniente del Muro Norte, fueron “tapadas” con unas magnificas celosías de módulos ensambladas en madera de caoba, diseño de D. Rafael Lahoz Arderiús, y que fueron construidas en el taller de la Maderera Industrial, en la Calle Doña Berenguela. Este  trabajo se desarrolló entre 1972 y 1973.

Otro tertuliano, que había hecho una tesis sobre las obras de fábrica de la Catedral, miró al Olivo, y dijo: “Por una razones u otras este Muro Norte, de la Mezquita, siempre ha sido noticia. Ya en 1463, y a consecuencia de los “empujes” que de sur a norte, sufría todo el edificio, se vino abajo el mencionado Muro Norte, y hubo que restaurarlo. En aquella época estaba de Obispo D. Gonzalo de Illescas, un obispo que pertenecía a la Orden de los Jerónimos de tanta actualidad por aquellas épocas en Córdoba.

Un amigo de Antonio Castelló, relató que el artista Bernal, había presentado una magnifica maqueta, representando a San Juan de Ávila, en su actitud de “Maestro de la Iglesia” para decorar su capilla en la Mezquita-Catedral. Algunos comentaron que el tal Bernal, además de buen escultor, también se recreaba por las cruces de Mayo “bailando las sevillanas”, con el estilo propio de un artista.

También habló Laguna, del agua del “Caño del Olivo” y a ese respecto, le recordó un guía que andaba por allí cerca,  que para agua, la que inundó el Patio de los Naranjos el miércoles 12/10/2005, que cayeron sobre Córdoba cerca de 90 litros por metro cuadrado. Fue sobre las 3 de la tarde cuando el “Patio de los Naranjos”, se convirtió en una auténtica piscina de 0.40 metros de profundidad. Parece ser que la precipitación sorprendió a los registros de desague “taponados”, por las hojas secas de los naranjos. La verdad que no se recordaba que eso hubiera pasado nunca. Lógicamente nada más ocurrir aquello, los desagües fueron totalmente renovados en ambos tramos, es decir para la Calle Magistral González Francés y la Calle Torrijos.

EL TOQUE “DOBLE DE CEPA”

El Olivo de la catedral también debió oír muchos de los llamados toques de “Doble de cepa” que se daban con la segunda campana de la Torre de la Catedral. Evidentemente el "Toque de cepa" es de mucha más antigüedad que el propio Olivo, ya que en 1404, el deán y cabildo de la Catedral, en sus estatutos, se estableció que cuando alguién de noble linaje o hidalgo muriese, doblaran las cuatro campanas que ya debió haber por aquellos tiempos en lo que era solamente el viejo alminar. Hay documentos que nos dicen que por aquellos tiempos del siglo XIII, ya estaba establecido el sueldo que debía de cobrar el campanero, que por cierto el primer campanero que aparece en la documentación es un tal Pedro Pérez. (1263), La campana más antigua de las que hay en la actualidad es una de la época de don Iñigo Manrique como obispo. 

En tiempos de Pedro I, apodado el Cruel, se desarrolló en Córdoba la conocida batalla del Campo de la Verdad. Por aquellos tiempos en España, había una lucha entre los dos hijos de Alfonso XI. Por un lado, don Pedro, el sucesor del rey y de otro lado, don Enrique de Trastamara, un hijo bástardo del rey, que ya había sido legitimado como rey en Burgos. La ciudad de Córdoba, cansada tanto del mal gobierno como de la crueldad de Don Pedro, y de los asesinatos que había realizado a la nobleza cordobesa, se posiciona claramente de parte de don Enrique. Ahí fue en donde empezó pudiéramos decir la nobleza de Córdoba.

La Batalla del  Campo de la Verdad tuvo lugar en la extensión que ocupa ese simpático barrio de Córdoba, a la bajada del Puente, incluso el Castillo de la Calahorra, llegó a ser tomado por partidarios del rey D. Pedro. En aquella batalla las mujeres instaban a sus maridos que combatieran tenazmente a sus sitiadores que en gran número y fuerzas aventajaban a los cordobeses. Allí como no se destacaron los "Piconeros" del Barrio de San Lorenzo.

D. Alonso Fernández de Córdoba, fue el encargado de aglutinar a las fuerzas para defender la ciudad incluso contó como hemos dicho con los piconeros de San Lorenzo, como muestra de que la mayoría de la gente popular estaba involucrada en aquella defensa de la ciudad. D. Alonso, no era bien visto por los Sres, de Córdoba, por lo que se dudaba de su lealtad, fue ante su señora madre que le había preguntado en torno a su lealtad, cuando el le dijo: “MADRE,  AL CAMPO VAMOS A LUCHAR Y ALLI SE VERA LA VERDAD”. Parece ser que estas palabras se las pronunció a su madre muy cerca de la que es hoy la puerta llamada “EL POSTIGO DE LA LECHE”.

Durante el fragor de la batalla las cuatro campanas mayores de la Catedral estuvieron tocando rogativa y durante varios días y noches, estuvieron doblando por los que tan gloriosamente habían muerto en aquella feroz batalla. Entonces fue cuando el Obispo y el Cabildo de la Catedral, ofreció que a modo de recuerdo y reconocimiento; la segunda campana denominada de Cepa, doblaría en lo sucesivo cada vez que un familiar directo de alguno de aquellos combatientes muriera, en recuerdo a la entrega y decisión que tuvieron al encarar aquella batalla. En un principio estos derechos afectaban solamente a los descendientes varones, pero en Diciembre de 1504, se modificó este beneficio haciéndolo extensivo también a las hembras.

Uno de los últimos personajes  de Córdoba que gozó de ese privilegio fue  Fernando Fernández de Córdova y Martel, había nacido el 24 de abril de 1898 y vivió en un lugar tan cordobés como la casa de Góngora, en la Calle Cabezas y que fue hermano mayor de la Hermandad de los Dolores hasta 1987.

El toque de “DOBLE DE CEPA”, oficialmente en ningún documento se ha visto suprimido. Bien por ignorancia de los “beneficiados”, o por omisión de los que lo tenían que realizar, la verdad es que en la actualidad no se lleva a cabo. Teníamos que remontarnos a finales de los sesenta (Siglo XX), para dejar de escucharlo. Ahora circunstancialmente surge alguna familia con ese antiguo derecho que lo pide y se lleva a cabo.

Mereció “EL DOBLE DE CEPA”

Hace pocos  días ha fallecido Francisco Paz, popularmente llamado "El Maño", murió en su Calle María Auxiliadora, confortado con la satisfacción de que el Sr. Obispo le ofreciera un merecido homenaje de la Diócesis, que compartió con Pepe Bojollo, el eterno sacristán de San Lorenzo, por la dedicación de ambos a las cosas de la Iglesia.

Francisco Paz "El Maño" dedicó la mayor parte de su vida a las cosas de la Iglesia y muy especialmente al mundo cofrade. como humano que era, seguramente tendría algún defecto como todos podemos tener, pero nadie le puede negar su total entrega y dedicación a las cofradías y siempre en los papeles de poco lustre y que posiblemente nadie quería interpretar.

Pero para mi,  este hombre se hizo acreedor de un "Doble de Cepa", porque nunca fue un cofrade de varas, presidencias, ni atributos, sino un sencillo cofrade dedicado al reparto de los carteles de los quinarios, del incienso, de portar la cruz y ciriales, de vender lotería, de llevar el carro del agua de los costaleros, o de la misma pertiga, y para mí, esa fue su mayor grandeza la del servicio a los demás. Todavía recuerdo cuando a un laureado presidente de cofradías se le ocurrió "prescindir" del "Maño", porque quería "organizar" la Asociación de Cofradías. Aquello le costó al pobre "Maño" poco menos que una enfermedad.  

No cabe duda de que las palmeras, el cinamomo, los naranjos, los abetos, y demás árboles del Patio de los Naranjos, notarán la ausencia en los desfiles  de Semana Santa, del simpático Francisco Paz "El Maño". Un hombre que supo doblar las campanas de San Francisco, de San Lorenzo, bueno será que por sus constantes servicios a la Iglesia y al mundo de las  Cofradías, la Campanas de Torre de la Catedral, le honrara con un "Doble de Cepa". Que lástima que Manolo Soriano ya no esté de "campanero" pues de haber estado, podíamos dar por seguro que le habría dado ese toque "Doble de Cepa", pues bondad y clase le sobran para ello.

ESTUVO ENTRE NOSOTROS

Angelo Roncalli, el que luego sería nombrado Papa Juan XXIII, el Papa del Concilio Vaticano II, pasó por el Patio de los Naranjos, y posiblemente le llamó la atención la grandeza de la Fuente de Santa María, con sus caños de agua y el Olivo, como árbol de la Esperanza. Él, que venía de los países áridos del Norte de África (Zona francesa), a donde como Nuncio del Vaticano en París, había acudido a despedirse de las comunidades cristianas del norte de África, a la vuelta, pidió visitar Córdoba y como no, su Mezquita-Catedral,  aquello fue en Abril de 1950, y hay quien dice que el coche se le averió nada más pisar Córdoba.

El futuro Papa, había oído de uno de sus acompañante el Jesuita padre Tellechea Idigoras, de que en Córdoba, había una Taberna que ponía como nadie “La japuta en adobo”, y eso era en clara referencia a Casa de Pepe el de la Judería.  Allí con la poca discreción que pudo mantener, le reservaron un cuarto para que pudiera saborear este exquisito manjar de pescado que por aquellos tiempos ya tenía fama casi mundial. Hoy, en dicha sala, los actuales dueños del restaurante, tienen todos los motivos y recuerdos de aquella visita. También en el interior de la Mezquita-Catedral, existe una placa que recuerda dicha visita. En un principio, sólo existía la placa que fue realizada por los hermanos García Rueda, pero poco antes de morirse los tres hermanos ((2004), añadieron a dicha placa un  bajo relieve con la  cabeza del Cardenal Angelo Roncalli. Quien conocía bien todo el asunto de este viaje, era el singular compañero de CENEMESA, Rafael Araujo Hidalgo, alma y mantenedor de la Peña los Almanzores, en “Casa de Pepe el Rubio”, el bar ubicado en la Casa en donde nació Antonio Jaén Morente.

La  “saga” de los Araujo,  los hermanos Rivas Gómez,  los Bravo Casana  y el Barbero Camargo, estaban “umbilicados” con la Puerta de Almodóvar y conocían todas las historias importantes que recreaban su singular barrio,  y por esta razón tuvieron que oír muchas veces el toque del “DOBLE DE CEPA”.  Igualmente les pasaría a la “Taberna Casa Manolin”, en la esquina de la Calle Tejón y Marín, en donde solían parar los plateros que a diario iban al “dorador” de la Calle Fernández Ruano. También cerca de allí, en aquella Plaza del Indiano, vivía otro personaje singular de esta Córdoba de nuestros amores. Blas Pérez Poyato, que nos aseguraba que había escuchado muchas veces el famoso toque del “DOBLE DE CEPA”.

LA ACEITUNERA

La “Aceitunera”, fue una colombiana que cantó en el año 1984, Antonio de Patrocinio.  Fue en un gran festival flamenco organizado por la Peña Flamenca del Campo de la Verdad y celebrado en el patio verde del Colegio Salesianos. Allí actúo de FORMA SUBLIME, el colosal Camarón de la Isla y luego le acompañaron otros grandes artistas. La ACEITUNERA, es una colombiana en la que Antonio de Patrocinio, recrea el amor que sentía por una mujer,  decorado con el fruto del  Olivo,  en el ambiente de su Barrio del Campo de la Verdad.  


CAMARON, EN EL PATIO DE LOS NARANJOS



A mediados de los años 1980, y en el mes de julio, José Monge Cruz, " Camarón" viene a actuar en el llamado "Campo Verde" del Colegio Salesiano. Aquello fue un festival apoteósico, por los que componían el cartel. Fosforito, Lebrijano, Paco de Lucia, etc. y hasta el simpático Antonio de Patrocinio. La taquilla en aquella ocasión echaba humo y hasta se falsificaron entradas.



 Fue una noche para recordar por los grandes aficionados al "cante jondo", en donde cada cual dio lo mejor de sí mismo, pero que sobre todos destacó la figura de Camarón que al cantar su "Yo soy Gitano", hizo retumbar hasta los propios árboles del Patio de los Naranjos, y eso hace años que no se había visto en Córdoba. 



Aún recuerdo que comentándole dicho festival a Manolo Flamil Cañete, este me opinó sobre el cante de Camarón: “Los demás cantaores ponen en escena su arte y su maestría, pero Camarón cada vez que canta, es como el torrente de un río nuevo que va abriendo surcos inéditos e inesperados de armonía exquisita”.



En directo lo verían unas 1500 personas, que dieron buena cuenta de un gran ambigú montado al fondo del Patio Verde, ya que se acabó hasta el agua. Aquello fue inenarrable y hay que destacar el detalle de que muchos gitanos abandonaron el aforo cuando terminó Camarón su actuación.



Una mañana del verano de 1990, me contaba Rafael Peña Hidalgo, en su Restaurante de los Almendros, a donde una vez jubilado de CENEMESA, y después de estar muchos años llevando el Bar del Rincón del Cante, terminaría su vida profesional.  Y me recordó una de aquellas visitas que solía hacer Camarón, al Rincón del Cante en Córdoba, sobre todo en el homenaje a la "Perrata" (1976), la madre de Juan Peña el Lebrijano, y de ella sacaría Camarón la frase de: "Que cuando un buen flamenco canta, hasta el agua se moja". Y él quiso mojar su prodigiosa voz, en la historia y la belleza de la Fuente del Olivo, en el Patio de los Naranjos de Córdoba, en donde en compañía de un solícito guía Ortega, vecino de Barrionuevo, visitó el citado Patios los Naranjos y el Barrio de la Judería. Miguel Salcedo Hierro, le completó una visión de la Mezquita-Catedral, por estar cerradas a esas horas de la tarde-noche. Camarón, tan sencillo, como tan artista, exclamaría las siguiente frases para la posteridad: "Que lástima que la singularidad de la Venta de Vargas, no esté incluida en este ambiente único de la Judería de Córdoba"..



Luego en el Bar Pepe de la Judería, confirmaría la frase solemne de "Para cantar a borbotones, hay que venir a Córdoba, beber su agua, y su fino "Ana María", que el complemento ideal para esta japuta adobada, que parece más bien un sabor de dioses. Esto era en 1976; y  es que acostumbrado a su ambiente de la Venta de Vargas, su casa espiritual, vio por el Barrio de la Judería de Córdoba, las cosas que siempre añoró, sencillez, cal blanca como la de su barrio de la Callejuela, gitanos, y gente de bien que se entregaban al teatro diario de la vida, para poder sobrevivir.  


El nunca olvidó su primera presentación a un Concurso en el Festival de Montilla, (1962) en donde el vino y el cante se lo disputaron como ídolo de toda la vida. Los críticos capaces de enjuiciar su labor dijeron: "Más que cantar es un torrente continuado de todos los más exquisitos matices del flamenco". Sólo el agua fresca y clara, es capaz de apagar esos torrentes, tenía solo 12 años y sería el mismísimo Antonio Mairena, el que diría de él: "Su voz es un torrente, de luz, de agua, de vida, y nos transporta a la realidad de los sentimientos". Eran los años del comienzo de este "Dios de cante jondo" que encontró en el agua de Patio de los Naranjos, lo que su sed de torbellino y cantaor único necesitaba. A  todo esto el Olivo de Patio disfrutaba, de ver como hasta las palmeras desde su altura se estremecían. Y es que en el Patio delos Naranjos, en aquel día de 1976, estuvo pudiéramos decir el Califa del cante jondo.

Y finalmente tengo que decir que ayer me sentí orgulloso de mi Calle Roelas, calle en la que llegó a vivir el Padre Andrés de las Roelas, al que se le apareció el Arcángel San Rafael, en lo que hoy es la Calle con el nombre de "CINCO CABALLEROS". Aparte de su historia sentimental que pueda tener como perteneciente al Barrio de San Lorenzo, ayer Viernes de Dolores, vió pasar por sus piedras milenarias, cinco cofradías que hicieron su estación de Via Crucis, como El siempre Mayestático Remedio de Ánimas, El popular por su joven hermandad del Señor del Prendimiento, El siempre único y singular Nuestro Padre Jesús Rescatado, y finalmente una Hermandad joven, que ha encontrado en la Iglesia de San Rafael, un lugar ideal para mostrar al público cofrade el "lacerante dolor de las heridas". A este respecto tengo que decir que en la Iglesia de Santa María de la Alhambra, pude observar un Cristo "lacerado por sus heridas" obra de un pintor agnóstico que terminó creyendo en la figura del Cristo que pintaba.