LA ELECTRO
MECÁNICAS
En esta fábrica trabajó mi padre siendo encargado
de la denominada Nave de Estiraje, sustituyéndole en el cargo Rafael "El
Rubio" y para otros "El Piyayo". Mi padre murió muy joven con
apenas 50 años, (1961), pero desde los 14 estuvo en la Electro Mecánicas. Para
mí la Electro Mecánicas es como si fuera algo nuestro. Pues aparte de que fue
la fábrica en donde trabajó mi padre, yo al ingresar a trabajar en Cenemesa,
prácticamente el mismo año en que falleció él, estuve al menos durante doce
años entrando por la misma puerta que los trabajadores de la Electro Mecánicas,
solo al final se dividían los respectivos Ficheros. No en balde Cenemesa fue
una segregación en 1930 de la propia Electro Mecánicas. Ambas fábricas
compartían el mismo pozo de agua, que tenía un gran caudal de 6. litros por
segundo, y era curioso ver que las bocas de riego de la zona ajardinada de
Cenemesa, en todas aparecía aún el sello de Secem.
LA FUNDACIÓN
Fue el ingeniero francés Frederic Ledux, que a su vez era director de
la sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, el que creyó que Córdoba estaba
enclavada en un lugar “Logístico de primera magnitud”. Y es que Córdoba con una
red de ferrocarriles que llegaban a
todos sitios, ilusionó y motivó que el
hijo de Frederic Ledox, se implicara de lleno en la creación en 1917, de la
industria más importante que hubo en Córdoba.
Con ello se fundaba La Sociedad Española de Construcciones
Electromecánicas. Además de Ledox, el capital inicial estaba formado, por
dineros pertenecientes al Banco Bilbao y al Banco Urquijo. El primer presidente
del Consejo de Administración fue el Marqués de Urquijo.
Para su proyecto de instalación se compra el
cortijo de Aljibejo, a un precio de 516.701 pesetas, y posteriormente se
comprará el cortijo del Ochavillo, a un precio un poco superior de 623.280
pesetas. Ambas propiedades era pertenecientes a los Hoces. Para los franceses,
esta era una zona que estaba como a “tiro de piedra” de la propia ciudad. Se
trataba de una extensión de unas 315 hectáreas , algo parecida a lo que era la
extensión de Córdoba en su casco histórico.
EL PROYECTO
DE FÁBRICA
El proyecto de las instalaciones para la fábrica se
le encargó al equipo del arquitecto suizo Francisco Gay, que proyectó un
complejo industrial, que hizo girar las naves de fabricación, alrededor de una
gran nave central, dedicada para el almacenamiento y las expediciones, con
espacio suficiente para que los grandes camiones pudieran maniobrar con vista a
ser cargados. En los años 1960, se pueden decir que diariamente salían más de
70.000 kilos de cobre elaborado, en cable, barras, pletina, hilo y planchas.
Nada más que a CENEMESA, se le solía suministrar al año casi 750
toneladas. Esto lo supieron bien los transportistas Nicolás Callejón y
Francisco Zamorano, “El Melonero” que siguiendo las instrucciones del dinámico
Prieto Salas, lo transportaban casi todos los días.
También el mismo arquitecto realizó un proyecto para una barriada de
casas para el personal. Eran casas unifamiliares con su zona de jardín.
En Córdoba y por aquellos tiempos, las empresas que
sobresalían, eran la Electro Mecánicas
y Carbonell. La primera guerra mundial
convirtió a SECEM, en la dueña de los mercados en el sector de transformados
metálicos de cobre e incluso cobres electrolíticos, latones, trefilería y demás
preparados que demandaba una industria en total transformación. Fue su época de
apogeo por lo que fue incrementando su plantilla hasta llegar a los 3200
trabajadores que debió tener a mediados
de los años sesenta del pasado siglo, otras cifras que aparezcan son estimaciones
un tanto exageradas. Esta empresa se encontró con el mercado tan fácil que optó
tarde por la renovación.
De hecho en aquellos años, se adquirió una máquina
muy compleja de fabricación alemana, que se le llamó popularmente “Los
Platillos Volantes". La puesta en funcionamiento de ésta máquina hubiera
significado un gran ahorro de mano de
obra directa de peonaje. Se han dado muchas versiones para justificar el porqué
esta máquina nunca llegó a ponerse en marcha, unos decían que era por falta de
los conocimientos necesarios para entender aquella tecnología. Pero hay otra
razón también esgrimida en el sentido de que alguien con poder se opuso a
aquella reducción de mano de obra. Una u otra versión, las dos posibles, dieron
lugar a que “Los Platillos Volantes", nunca arrancara. Actitudes como ésta
de funcionar y producir bastantes años de espaldas a la renovación tecnológica,
y por tanto, sin mirar con perspectivas de futuro hacía la competencia, fue lo
que hizo que los países del norte de Europa, produjeran la tonelada de cobre a
un coste mucho más bajo y competitivo. Incluso con mejor calidad de acabado. A
modo de ejemplo citaremos que el cobre para las bobinas de los transformadores,
mientras en CENEMESA, daba problemas porque las aristas rompían con frecuencia
el papel del guipado-aislamiento, que se le ponía al cobre, desde Finlandia, se
enviaba más barato y con las aristas redondeadas. Este competencia era de los
países del norte de Europa, era la consecuencia de que la tonelada de cobre, se
producía con la mitad del personal que se elaboraba en Córdoba.
La ubicación de esta industria con su barrio de casas alrededor,
dio vida a la carretera de Palma del Río, y convirtió al popular barrio de “Los
Olivos Borrachos”, no sólo en lugar de residencia para el personal auxiliar
ferroviario, sino que paulatinamente fueron llegando trabajadores de la SECEM , que querían vivir
cerca de su puesto de trabajo. La
aparición en 1930, de la empresa CENEMESA, hizo que este barrio fuera como un
elemento más de estas fábricas. El nombre de esta barriada a nivel oficial era
el Barrio de Occidente, pero la tradición oral contaba que los maridos en sus
salidas de los fines de semana, solían volver en la madrugada del domingo y con
una “TAJÁ” de mírame y no me toques, y entonces para evitar que la mujer le
echara la bronca, algunos “dormían” la “TAJÁ” debajo de aquellos olivos que abundaban
al principio del barrio. Al ser ya como una costumbre este rito de dormitar la
borrachera debajo de un olivo de aquellos, de ahí el nombre de los Olivos
Borrachos.
LOS OLIVOS BORRACHOS
Al hablar de la “Electro" hay que hablar a la fuerza
de los vecinos conocidos de los Olivos Borrachos. En general se hablaba y se
citaban como las “ sagas”. Existía la saga de los “Bodoques”, “Los Vélez”, los
“Fernández Latorre”, “Los Medina” los “García Ruz”, los “Blanco Pedraz”, “Los
Monturque”, “Los Cruz Garrido”, “Los Antequera”, “Los Simón Rodríguez”, “Los
Díaz Hornero”, “Los Blanco Medina”, “Los González”, “Los Chups Osuna”, “Los
Jurado”, “Los Vico Lucena, “Los Sánchez Cerezo”, “Los Carrero”, los “Manolin
Gónzalez”. Eran muchos los compañeros que vivieron en este barrio. De los últimos que llegaron a este simpático
barrio, fue el vasco J. Romeral Torróntegui, que vino a Córdoba en aquellos
años difíciles desde el país vasco (1969), para curarse de un padecimiento que
tenía de asma. Mejoró y vivió muy feliz en sus “Olivos Borrachos” como el decía
y le hubiera hecho muy feliz en ser su alcalde.
EL MÉDICO BUENO
Pero el barrio de los “Olivos Borrachos” también tuvo “otros vecinos”. Un buen día
apareció un médico que había nacido en el 1934 en la localidad de Villanueva de Córdoba. Se
llamaba Pedro Muñoz. De familia humilde, su padre era zapatero. Estudió su
carrera con la ayuda de unos familiares de Valencia. Trabajó como médico en
África (Villa Cisneros), y allí empezó a comprender lo útil que su carrera de médico
podía significar para ayudar a los más débiles. A partir de los años 1960, se
instala en Córdoba, y los hace en la
Carrera de la Fuensanta. A
lo que el llamaba su consulta particular, era más bien el despacho a donde iban
bastantes padres de familia, que iban a pedirle consejo, sobre las adicciones
de sus hijos al alcohol o las drogas. Fue un médico comprometido en ayudar a
todo el mundo. A pesar de tener que sacar adelante a 7 hijos, sacaba tiempos
para todo y fue un gran colaborador con el Movimiento de Cursillos de
Cristiandad, que fue sus Sostén de la Fe, para estar muy comprometido. En 1982,
y en los Olivos Borrachos, funda una institución ALCALI, para intentar
recuperar a los alcohólicos. Posteriormente se pone al frente del Hogar
Renacer, esta vez con ayudas de CAJASUR y el Obispado de Córdoba. Muchos de los
enfermos que iban a su casa en la mayoría de los casos, no solamente no le
pagaban nada, sino que muchas veces, les entregaba parte de lo poco que podía haber recolectado. En todo
momento su esposa fue su comprensión y su fe. Pedro Muñoz Gómez, murió en el 2014, a los 80 años de
edad.
Al hablar de la “Electro"”,
hay que mencionar a la fuerza a la “Venta de San Francisco", pues estuvo íntimamente relacionada con la
fábrica y por supuesto con el Barrio. La Venta, era la parada casi obligatoria
de los camioneros que venían a recoger carga de cobre y que por aquellos
tiempos 1950-60, eran muchos los que esperaban cola. Allí tomaban su café. (por
aquellos tiempos no se estilaba el desayuno), comían y descansaban sentados. En
los periodos de frío estos conductores nos enseñaron lo que eran los “Carajillos"
y los “Sol y Sombra". Lo primero era un café sólo con una copa de coñac y
lo segundo era una copa de anís machaco con una copa de coñac. Pero "La Venta
de San Francisco", también prestaba un buen servicio a los trabajadores de
la
Electro Mecánicas , ya que al ser estanco,
eran muchos los que con ese achaque, se pegaban sus buenas convidadas. Pepín,
que era el eficiente y bonachón que atendía el BAR, no paraba en todo el día de
poner a prueba su eficiencia. En orden a las comidas, tenía buenas
especialidades, al menos para aquellos tiempos, los boquerones fritos, la
sangre encebollada, la asadura en pajarilla, los callos y las manitas de cerdo,
entre otras. Allí había despensa para todas las exigencias, sobre todo para
cuando los trabajadores de la Electro Mecánicas o la CENEMESA, prolongaban sus
jornadas por trabajos de reparación o urgentes y tenían que suministrarles
comida. Y como no en aquellas elecciones sindicales de los años 1974, en las
que en aquellas empresas se llegaban a formar más de 20 mesas electorales de
acuerdo a la Ley Electoral.
Por cierto, que a todos los sindicales de un lado u otro,
les gustaba la buena mesa y la buena bebida. Eran los tiempos, en que a los
Campos, los Baena, los Poyato, a los Fresco, a los Carmona, los García Noci,
les había llegado el relevo. Bien es verdad que estos sindicales y aprovechando
que Cabello de Alba, había dejado de ser director general de Previsión, había
destinado para las Mutualidades de Córdoba, una importante cantidad de pesetas,
para que en forma de “prestamos viviendas” estos sindicales lo repartieran
entre los trabajadores de la Electro Mecánicas y ya Westinghouse.
En "La "Venta de San Francisco" la paz y la
armonía estaba garantizada, pues para eso entre la clientela se encontraban los
inquilinos del Cuartel de la
Guardia Civil , que era otra institución del Barrio. No
podemos olvidar los Eucaliptos que existían a la entrada de la Venta , pues también formaban
parte de este paisaje de la historia.
También "La Venta de San Francisco", fue parada
casi obligatoria para todos aquellos aficionados al fútbol, que se desplazaban
a la Electro Mecánicas , desde los
Barrios periféricos, para presenciar los partidos entre éste equipo, y el de
los barrios de Córdoba y la provincia., ya que era el único fútbol del que se
disponía.
LAS DELICIAS
En el camino inevitable para llegar a la Electro Mecánicas ,
te encontrabas con este BAR de carretera, que era tan antiguo como la propia
“LETRO”, sin tener la proximidad de la
Venta de San Francisco, también era un BAR, que al estar
enclavado en los llamados “Olivillos de don Félix" también era visitado
por muchos trabajadores de la Electro Mecánicas. Un día del año 1954, nos
refugiamos allí en una tarde de gran tormenta con las compras del Economato a cuestas, allí coincidimos con los
hombres que estaban plantando las acacias, que orillaban la carretera de Palma
del Río. Además de los trabajadores de la Electro por allí aparecían muchos camioneros que
iban a cargar y descargar al recién inaugurado Silo del Servicio Nacional del
Trigo, con el tiempo fueron apareciendo junto el Silo, una serie de naves que
unas y otras empezaban a querer abrirse camino en el difícil campo de los
negocios. Nos llama especialmente la atención un taller de prendas de vestir
que con el nombre de "Creaciones Díaz" llenó aquella zona de juventud
femenina. Luego Llegarían Almacenes Wizner, Serody y varias naves de frutas.
Tampoco tenía que estar de mal ver la mujer que atendía el BAR de “Las
Delicias" al decir de muchos..
Todavía nos llamaba la atención aquella pequeña espadaña,
que existía la Calleja
sin salida de los Olivos de don Felíx. En donde se crió Consuelo Simón y el
amigo Carrero. Esa especie de Capilla y Espadaña, eran propiedad, de un tal
Ortega, que lo mismo se vestía de trinitario, que de requetés en el Quintillo.
En el Cementerio de la Salud ,
tiene un panteón que quiere rivalizar con el del Manolete”.
EL AUTOBÚS DE LA “ELECTRO"
Por aquellos tiempos en Córdoba, (1950-1960), había pocos
autobuses. Aunque había dos empresas en Córdoba, una Misuf Vizcaino y otra la
empresa Rubio. Era Misuf el encargado de la Línea Plaza de José Antonio-Electro Mecánicas, con
salida en la zona en donde estaban los Servicios Públicos de caballeros, que
era en la acera de La Telefónica. Estos autobuses, iban pintados de azul y con
una franja central en rojo. A la hora del relevo solían poner tres autobuses de
los más grandes que tenían y casi se llenaban totalmente; el resto de las
personas, hasta completar el autobús, se montaban en las paradas intermedias.
Hay que decir que muchos trabajadores cuando llegaban a la parada del autobús,
incluso se sentaban en el suelo para esperar la llegada de los autobuses.
Eran los tiempos del cobrador y el viaje de autobús
costaba 0.25 pesetas. Por cierto que cuando hicieron el barrio de la Electro Mecánicas ,
construyeron una parada de autobús de material de obra, que junto a la que
había a la entrada de la Huerta
de la Reina ,
cerca del “Bar la Constancia", eran las únicas paradas que había de
construcción. Ya más posteriormente cuando inauguraron la Residencia Teniente
Coronel Noreña, (1957), habilitaron otra parada de autobús que daba acceso a la Residencia.
EL ECONOMATO DE LA “ELECTRO”
Otra de las cosas fundamentales de aquella empresa que era
la SECEM , fue
su gran Economato, ubicado en la Calle
Mercadillo. En Córdoba, y sobre todo cuando las mujeres de
los trabajadores de la Electro ,
coincidían en el médico, esto solía ocurrir en la Plaza Mármol de Bañuelos en
donde estaba "Foto León" o en la Calle Montaña , cerca de la Calle Montero , pues aquellos
eran los ambulatorios donde tenía sus consultas la “Bilbaína", que era la
aseguradora que cubría la cobertura médica y de accidentes de la Electro. En esas consultas, se
empezaba hablando de enfermedades y de medicinas, pero casi siempre se
terminaba hablando del Economato y sus precios. Era tal la sabiduría de
aquellas mujeres, que antes que entraras al médico, muchas ya te decían el
diagnóstico de lo que tenías. Luego entrabas al médico don José Chacón Chacón y
casi siempre te confirmaba lo que te habían dicho.
Entre estas mujeres me acuerdo perfectamente de Salud la
mujer del Claus, la Muñiz ,
la mujer de Juan de Dios, la
Recio , la mujer de Estévez, Rosario, la mujer de Ortega, la León y Encarna, empleadas
ellas de la fábrica, Ángela, la mujer de Amaro, Enriqueta, la mujer de
López y así una tras otra, muchas
mujeres que había por el barrio de San
Lorenzo.
Por aquella fechas, años 1953-1954, las mujeres, fueran
del barrio que fueran, la mayoría solían encaminarse al Economato de “Electro",
andando. Primero llegaban a la
Victoria y encaraban la acera de los pisos llamados de
Cañete, que llamaban la atención ya por aquellos tiempos, porque eran las
primeras casas a las que se le vio buzones para el Correo en el portal.
En vez de subir a la carretera por el viaducto, que era
muy estrecho y complicado, sin subir se entraba por la izquierda de éste, y
entre la nave de la Viuda
de Victoriano Gómez, y los apoyos de viaducto, se accedía a la vías. Siguiendo
la vías adelante llegabas a los Olivos Borrachos. Por cierto por aquellos
tiempos que hemos mencionado se estaba terminando de construir EL SILO, (1954),
edificio que fundió su imagen con este barrio. Más allá del citado SILO, había
un paso a nivel sin guarda, solo había de forma permanente una cadena colgada,
y por allí pasabas a lo que se llamaban “Los Olivos de don Félix"”, esa
era la parte de este barrio que lindaba con la propia carretera de Palma del
Río. Salías a una esquina de lo que en aquella época era la Venta de la Delicias. Y desde allí pasando la Venta de San Francisco, te
adentrabas en la Calle Mercadillo ,
y en la curva que hace la calle y a la derecha, estaba el Economato. Llamaba la
atención que por una ventana salía la chimenea de una estufa.
El Economato, representaba la posibilidad de comprar de
todo, más barato, y te lo descontaban al mes siguiente. La empresa, solía
primar los artículos que se consideraban de primera necesidad. Eso sí, tenías
que tener la precaución de acudir a comprar pasado el día 20. Estas empresas
grandes, solían cerrar sus nóminas el día 20 de cada mes, como nos comentaba
Antonio Rodríguez Tena, Con el tiempo, este Economato fue superado en precios y
artículos por el de la Guardia Civil ,
que se hizo famoso en Córdoba.
EL CARBÓN DE LA “ELECTRO”
En aquellos años posteriores a la guerra la escasez de
carbón para las casas era ostensible, y eso se podía apreciar en las enormes
colas que se formaban en la multitud de carbonerías que había en Córdoba,
entonces en las casas, lo único que hacía funcionar las cocinas era el carbón y
la electricidad, pero ésta última era privativa de la gente bien. Igual pasaba
para los braceros que se dependía del llamado "Picón", que era el
producto que producían diariamente los llamados piconeros que adquirieron
popularidad por estos barrios de Santa Marina y San Lorenzo.
Normalmente el “piconero” era una unidad de tres
elementos, el que cortaba el monte para quemar, el que arrimaba agua para
“apagarlo” que se llamaba ayudante y el borrico. Esta era una unidad de trabajo
necesaria. Desde primeras horas de la mañana, hasta pasado el medio día,
andaban quemando monte bajo, en las cercanía de la Sierra , la zona de Linares
y Santo Domingo, y lo máximo que producían era tres sacos diarios, y eso
contando que hiciera buen tiempo. El hocino y el borrico, eran las herramientas
básicas de estos hombres. Su bocadillo a media mañana, era cortar con su navaja
trozos de tocino de beta, con su pedazo de pan.
La empresa Electro Mecánicas, se empeñó en aliviar un
tanto el problema del carbón a sus productores y quincenalmente les facilitaba
un suministro de carbón vegetal, de los excedentes que la propia empresa tenía
y que utilizaba como desoxidante en sus hornos. La cara conocida del hombre que lo transportaba y
repartía era el camionero de la Calle
Montero , Nicolás Callejón, que casi siempre estuvo ligado a
la “ELECTRO", bien con el cobre o el carbón. Este hombre cuando se jubiló
se fue a vivir a Calazáncio donde disfrutó de su pequeño jardín en su
vejez.
LOS SUELDOS DE LA “ELECTRO”
El tipo de fabricación de esta empresa, era casi el 70% de
trabajo manual. Es decir, trabajo de peonaje, que se podían ver llegar todos
los días con su bocadillos metidos en una taleguilla. Era una fila interminable
de personas que se dirigían al autobús y también bastantes las que utilizaban
la bicicleta. Pero a pesar de que se trataban de empleos de peonaje, por las
características del trabajo, la mayoría solían cobrar complementos por tóxicos,
penosos o peligrosos, además de una prima de producción. Se discutiera o no que
algunos jefes hacían de las suya en el tema de las primas, se puede decir que
en aquellos tiempos los trabajadores de la “ELECTRO” podían ser de los
trabajadores mejor pagados de la industria que había en Córdoba. Y eso se puede
comprobar hoy, pues cualquier “jubilado” que saliera de fábrica, a mitad de los
80 para acá, su pensión será superior a cualquier trabajador de la actualidad,
que pudiera quedar en lo poco que quede de la empresa. Además con la
particularidad de que en estas fábricas, se hacía famosa la frase que
pronunciaban muchas madres y que no era otra que: ¡Ay! Gracias a Dios, que a mi
hijo lo han hecho plantilla". Las madres expresaban esto con una sensación
de tranquilidad y seguridad.
LOS COBRADORES DE CUENTAS
En la Electro Mecánicas
y detrás de la Oficinas Generales ,
que estaban conforme se entraba a la izquierda, era frecuente ver la cola que
los trabajadores solían hacer en la ventana de Caja, allí solían acudir los que
de una forma u otra, no estaban en sus puestos de trabajo cuando el pagador iba
por los talleres. De esto mejor que nadie estaban advertidos los vendedores de
“Cuentas a Plazos" que ya fuera de fábrica, y en la esquina de la Escuela de Aprendices, en
la misma acera que conducía a la
Parada del Autobús. Esperaban a todos los trabajadores que
tenían que algo que pagar. Eran cuotas semanales, entre 5 y 7 pesetas, las que
se solían pagar por aquellos años de 1947-1952. Allí se puede decir que pagaba
todo el mundo.
Por ello queremos hacer un pequeño recordatorio de lo que
pudo significar la llegada de algunos artículos que marcaron su época, así como
mencionar a algunos vendedores.
En primer lugar citaremos a "Encarna" aquella
mujer que trabajaba en las naves de estiraje y en su puesto de trabajo había
tabaco para todo el mundo. Vivía en la calle Roelas, y durante muchos años se
levantó a las cuatro de la mañana para no llegar nunca tarde. Ya de mayor le
concedieron un piso de aquellos que la fábrica hizo a última hora por la zona
del antiguo Campo de Fútbol de la Electro y allí se jubiló. Una vez jubilada
continúo con su puesto de tabaco en la Parada del Autobús.
A
Rafael Rubio, “El Piyayo”, como también le conocían por la
Electro Mecánicas, que extendía sus clientes por las Delicias, Venta San
Francisco, Olivillos de Don Félix, Olivos Borrachos y en la Fábrica de la
Electro.
Al
clásico “Cuello lata”, personaje de la Electro Mecánicas , que vendía
por todo el Cerro del Campo de la
Verdad , un día y mientras íbamos en el autobús, nos comentó
que nada más que en la zona de la Calle
Beato Henares, vendió más de 500 despertadores de la marca
CID, un despertador de marca nacional que irrumpió por aquellas fechas.
Al amigo Prieto Salas, que vendía de todo, pero fundamentalmente, relojes de pulsera y aquellos pequeños radio transistores que salieron de los que vendió más de 700 unidades al precio de 600 pesetas. Era de la marca SANYO. Llegó a vender hasta relojes de oro de señora y vendió unos pocos.
Al amigo Antonio López Alcudia, “El Huevos”, personaje singular que
vendía de todo, relojes, máquinas fotográficas, libros raros, bicicletas, y
todo lo que se le pedía.
A Juan
Rojas Morales, que tenía su zona de influencia en los Olivos
Borrachos, Westinghouse, Avenida Parque
, Pisos de Cañete y el Barrio de la Electro.
Toda su familia se dedicó a dar cuentas compaginándolo con su
trabajo, esto le hacía tener muchos clientes entre sus propios compañeros.
A
Francisco León, que con la ayuda de su amigo Ogallas, modernizaron las casas de
los trabajadores de estas empresas, la Electro y La Westinghouse con Batidoras
Turmix y ventiladores de pie de SP, (Soler y Palau), los mejores y más
silenciosos del mundo. Y no digamos las famosas Ollas Laxter. Este León vendía todo lo que se proponía.
EL RELOJ “CAUNY” en LA ELECTRO MECÁNICAS.
En aquellas casas de vecinos, se notaban los que tenían un
trabajo seguro y estable. Sus viviendas, aunque humildes, eran de las primeras
en las que se veía alguna forma de progreso, más que nada, por el hecho de
tener un sueldo por lo general más o menos suficiente y regular. Ellos eran los
primeros clientes de aquella enorme cantidad de “vendedores a plazos” que había
en Córdoba, y en la propia fábrica en particular. En la popular “Electro” se
vendía de todo, empezando por preservativos, ropa, zapatos, artículos de oro, y
toda clase de electrodomésticos, incluidos aparatos de radio y hasta
televisores. Pero un producto que “inundó” la fábrica fue el reloj marca "CAUNY",
que por aquellos tiempos (1953), salió al mercado. Fueron tres los relojes que
aparecieron por aquellas fechas, CAUNY, DOGMA Y CYMA, Pero los que hicieron furor en la “ELECTRO"
fue el citado reloj CAUNY.
Posiblemente fuera el “Piyayo", de los primeros que
lo llevó a su nave de ESTIRAJE y allí, algunos mandos se compraron el modelo
más grande, con aquellas esferas con los números troquelados y estrellitas de
decoración, que junto con su correa de "Fiso-Flex", daba sensación de
poder y distinción. El reloj “CAUNY”, se
propagó como una epidemia entre el personal de la “ELECTRO”. Me contaba Juan
Mena, empleado de Personal, que incluso hubo trabajadores que plantearon la
posibilidad de que los citados relojes
se vendieran en el Economato..
Y es que poco a poco, la gente empezó a decir: “yo no soy
menos” y casi todo el mundo se compró un reloj. Nos relató Miguel Escudero
Melero, que en la Calle
el Cárcamo, cerca de la
Piedra Escrita , vivía una mujer que se llamaba Amparo Muñoz,
que se entretuvo en vender cientos y cientos de estos relojes. El precio de
venta para los “cuentistas” era de 350 pesetas, y se solía pagar por semanas.
También en la Calle Almonas, había un relojero Emilio García, frente a los
“Hermanos Gaspar", que también vendió muchos de estos relojes. Estos
CAUNY, venían casi todos de Sevilla y digo casi todos, porque algunos venían de
Ceuta.
EL DESPERTADOR CID
A la gente de “Electro", todo el mundo le quería
vender lo que se terciara. Y es que en aquellos tiempos el “Ser Plantilla",
era el mejor AVAL que se podía tener.
A mi
madre en el año 1954, le quisieron dar una casa, pero ella renunció a ella,
porque no quiso abandonar su Barrio de San Lorenzo. Las casas era
unifamiliares, con una serie de comodidades que para aquella época, eran como
chalecitos.
Desde
primera hora la Empresa
se planteo la necesidad de dar casas a su empelados y obreros, y para ello al
mismo arquitecto que diseñó el complejo industrial, le pidió que diseñara un
barrio.
Aquí
reproducimos un documento cosido en un cuadernillo con cinco hojas escritas con
una tinta de tono morado y que en su portada dice:
SECEM
ARQUITECTURA
MEMORIA
DESCRIPTIVA
MEMORIA SOBRE EL BARRIO OBRERO A
CONSTRUIR POR LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
DE CONSTRUCCIONES ELECTRO-MECANICAS.
Para
la realización satisfactoria de la obra se han tenido en cuenta las siguientes
bases.
FIN Y
DISPOSICIONES GERERALES.-Como el fin que se persigue es el de crear un
conjunto de casas higiénicas, rodeadas de jardín, para ser habitadas por
familias, la SECEM ,
ha elegido para emplazamiento del barrio obrero la planicie saludable y bien
orientada situada al Norte de la carretera Córdoba a Palma del Río en las
proximidades de la Fábrica
de la sociedad a 3 km .
De la población.
La partición, el agrupamiento, y la
disposición de las casas familiares (aisladas o en orden continuo) y las
alineaciones han sido determinadas desde el principio, mediante el estudio de
un plano de conjunto del proyecto con sus posibilidades de ensanches, de tal
modo que puedan ser edificadas en periodos sucesivos, según las necesidades.
La
vecindad de la población que dentro de breve plazo estará en comunicación con
la barriada por medio de un tranvía, cuyos estudios se llevan activamente,
soluciona las cuestiones de aprovisionamiento, instrucción, distracciones.
No
se trata de crear una ciudad jardín, a semejanza de las que existen en
Inglaterra y en otras partes y que llevan a cabo tan importantes servicios,
tanto privados como sociales, sino un conjunto de casas viviendas. Los edificios
de utilidad pública (escuelas, bibliotecas de recreo, etc.) serán construidos
posteriormente a medida que las
necesidades lo exijan.
Los
problemas que se han tenido presentes,
desde el punto de vista estéticos y económicos, han sido:
1º.- Las necesidades de la población
2º.- Las casas viviendas
3º.- Los edificios públicos
4º.- Los espacios libres y vías de
comunicación
NECESIDADES
DE LA POBLACIÓN.-Calculado a parte la
superficie necesaria para los espacios libres (paseos, etc.) y los edificios públicos,
las necesidades de la población deben de ser aproximadamente fijadas en 100
habitantes por hectárea o sea 2 habitantes por cada 100 metros cuadrados ,
comprendiendo las vías de comunicación, carreteras y caminos de desahogo.
Según
estas indicaciones y previendo lejanamente el porvenir, las 24 hectáreas
corresponden a una superficie total de terreno comprendida entre Santa teresa y
el Arroyo, en donde se podrían alojar alrededor de 3.000 personas.
Estas viviendas serán
construidas en la proporción siguiente:
de
5 a 6
habitaciones un 10%
de
4 “ un 75%
de
3 “ un 15%
Las
casas familiares de 5 habitaciones y más destinadas a los empleados, estarán
agrupadas en una zona especial del terreno.
La
distribución de las habitaciones, lo mismo que el tipo de vivienda, puede
variar hasta el infinito. Sin embargo su primera condición debe ser
adaptación al país teniendo en cuenta
los caracteres y costumbres de sus habitantes.
La
base de la higiene se impone. El problema a resolver no es el de encerrar al
obrero en una casa pequeña según el plan “tipo” del cuartel de alojamiento.
Hemos partido de un principio absolutamente contrario: Nos hemos inspirado en
la casa de campo, en la granja y no en la casa de pisos y colectiva de la
ciudad. La familia debe de poder cultivar
algunos productos del jardín de su casa. Los trabajos de cultivo
constituyen una distracción sana para el obrero que le retienen en su casa
durante sus horas libres. Para el trabajo de la mujer en la casa, dedicamos una
gran habitación, la principal, la más importante: la del trabajo y la del
descanso de toda la familia. Es alta de techo, clara, bien aireada, instalando
en ella el hogar, hornillas y también el agua. Por esta habitación central, la
sala, la mujer tendrá acceso al jardín, a la calle, a las otras habitaciones o
al patio y podrá dirigir toda la casa.
El
patio en Córdoba tiene razón y origen en los fuertes calores del verano y en la
costumbre que de ello se deriva. Es el centro de la vida de familia durante la
estación del calor, la tradición lo ha conservado siempre y no es posible
quitarle su incontestable razón de ser.
Aparte
de la sala y el patio, la vivienda obrera se compone de una alcoba, grande para
los padres, y otras dos más pequeñas para los hijos varones y hembras. Todas
las habitaciones con luz y ventilación directas.
Se
ha dedicado un cuidado especial las cuestiones de higiene (cubicación de aire,
ventilación, evacuación de las aguas sucias, ect.) y principalmente a la
orientación, teniéndose en cuenta el clima de la región y asegurando a cada
vivienda el sol indispensable para la salud de sus habitantes.
Cada
vivienda es independiente de las restantes y en esta forma se han dispuesto la
entrada, jardines, patios, W.C. etc.
El
aprovisionamiento de víveres para la población actual del barrio está
asegurada, pues se ha construido expresamente un local en el que se ha
instalado una Cooperativa.
ESTABLECIMIENTOS
PÚBLICOS.- Sin prever desde ahora su utilización definitiva serán
planeados con preferencia en la proximidad de centros y arterias principales,
reservando determinados emplazamientos para la construcción de estos edificios
que pueden levantarse a medida que las necesidades lo vayan exigiendo.
Los
edificios públicos serán:
a).-
Una sala de reunión de 500 a
600 plazas con locales accesorios pudiendo servir ésta para cinema, fiestas,
etc.
b).-
Dos o tres edificios para almacenes, Cooperativas, expendedurías de tabaco etc.
c).- Un edificio
para escuela.
d).- Un local para
servicios de incendios
e).- Una posada
con locales anexos para círculos obreros
f).- Un
establecimiento de baños y duchas
g).- Un kiosco de
música, fuentes, etc.
ESPACIOS
LOBRES Y VÍAS DE COMUNICACIÓN.-Además de las vías que serán llevadas a
cabo con economía, en diferentes espacios libres jardines públicos, paseos y
plazas para juegos.
En
sitios convenientes se harán caminos que conduzcan a los campos inmediatos.
CONCLUSIONES.-Todo
tendrá un fin utilitario, práctico y económico: es decir realizable, pero
también estético.
Se
han adaptado los tipos de arquitectura tradicional en Córdoba y sus
alrededores, inspirados en la necesidad, en la conveniencia y en las
costumbres.
Este
carácter arquitectónico se ha respetado por medios simples, líneas sobrias y
tranquilas, evitando la monotonía del amontonamiento en cuadro, dejando pasar
los caminos con ligeras curvas a fin de hallar perspectivas imprevistas. Se han
edificado según los lugares en orden disperso a continuo, pero sin tener la
rigidez del orden rectilíneo.
En lugar de cuarteles obreros, y
de casa colectivas se han creado varios tipos de casas familiares, pensando que
el mismo plano puede dar lugar a siluetas diferentes de fachada sin que por
esto haya aumento de precio.
Se
plantarán árboles y por medio de primas, se fomentará el cultivo y conservación
de jardines y de la vivienda.
El
obrero se compenetrará así con su casa y como consecuencia de esto con su
trabajo, que es principalmente el fin que se propone la Sociedad Española
de Construcciones Electro Mecánicas.
Córdoba febrero 1919
Firmado: Francisco Gay
Rubricado.