Cartel Maratón María Auxiliadora 2018
LO "PUBLICO"
Ahora que para acceder a la política, hay
muchos candidatos que cómo único mérito tienen lo de dejarse la barba a lo mejor
de la peor forma cuidada posible, llevar incluso hasta una mochila como único
bagaje a sus espaldas, y contestar a todo: "ESO ERA ANTES"
disimulando de esa forma su total desconocimiento de cualquier hecho histórico
o tradicional de la ciudad que a lo mejor llegar a representar. Pero que le
vamos a hacer, ese es el royo de esta democracia, que lo único seguro, es la
nómina a primero de mes de los que salen elegidos..
El domingo pasado pudimos disfrutar del XXXIX
Maratón María Auxiliadora, que desde los tiempos de los recordados don
Francisco Marín Valiente "El Dire" y don Francisco Pastor
"Kiko" para todo el mundo, se organizó en el Colegio en el año 1980, y la verdad que este Maratón ya ocupa un lugar
importante en el calendario cordobés, entre otras cosas por su popularidad y su
buena organización, lo que hace que todos los años tenga una importante
afluencia de aficionados que son los que en definitiva dan categoría a cualquier
evento deportivo.
Y siguiendo con el mes de mayo y la Fiestas de
María Auxiliadora, ayer estuve presenciando un acto celebrado en la tarde-noche
en donde pudimos presenciar, la tan esperada actuación de los alumnos más
pequeños, para satisfacción de sus padres, sus abuelos y demás familiares que
asistían al evento. Los más "pequeños" del Colegio, que en los momentos
de su aparición en el escenario, envueltos en una coreografía como hecha a su
gusto infantil, daban la impresión de que disfrutaban y aprendían a actuar de
cara al público, y se les podía ver que con la mirada y sin perder el compás,
buscaban siempre la mirada de sus padres, o de los suyos. Los asistentes, unos
y otros, aplaudían a rabiar, y los pequeños se sentían protagonista de todo
aquello. Otra vez es el "Público" que llena el recinto del Colegio
para ver actuar a sus hijos, nietos o familiares el que marca la diferencia.
Llama la atención en estas fiestas de María
Auxiliadora, la cantidad de "voluntarios" que identificados
perfectamente con sus "petos" ayudan y organizan toda la complejidad
de estos actos lúdicos. No cabe duda de que la mayoría son antiguos alumnos que
vuelven a su Colegio por las Fiestas de María Auxiliadora, y se les ve en la
idea de querer sentirse más jóvenes participando y colaborando en todos estos
actos.
Pero ayer sábado, pudimos asistir al llamado
"MUSEO DE CERA" un recorrido impresionante por distintas escenas de
"Teatro Plástico" que pudimos recorrer. Había cuadros que hablaban
del mundo "Del Google y como no, del Móvil", había escenas que
hablaban del olvidado "Cine Mudo", también escenas que nos querían recordar
algo del "Descubrimiento de América", incluso una lujosa representación
de "La Revolución francesa", y como no, algún recuerdo negativo de "La
Segunda Guerra Mundial", en donde vencedores y vencidos, nos mostraban las
desgracias de la guerra. Pero posiblemente el cuadro más celebrado por todos,
haya sido "El Parlamento Español", donde todos los personajes más
significativos, bien por sus estridencias, extremismos, o cualquier otra
postura política, estaban representados con una caracterización muy lograda.
Luego el día de María Auxiliadora llegará la
fiesta en "El patio Verde" a la que año tras año, acuden miles de
cordobeses de todas las edades. Posteriormente tendrá lugar la procesión que
desde tiempo inmemorial se viene celebrando por las calles del Barrio de San
Lorenzo, y con estos actos terminan las Fiestas de María Auxiliadora..
Ya que hemos hablado del Barrio de San
Lorenzo tenemos que decir que allá por el año 1901, cuando "Lo
Público" entre otras cosas a nivel de enseñanza brillaba por su ausencia,
fueron los salesianos los que a petición de don Mariano Amaya Castellano,
párroco de San Lorenzo, se vinieron a instalar en el barrio de San Lorenzo, que
era de los barrios más grandes de Córdoba por su extensión, pero también era un
pozo lleno de incultura, pobreza y analfabetismo. La llegada del Colegio
significó un referente para que al menos los chicos del barrio tuvieran su
Colegio y viendo su historia, se puede afirmar que posiblemente la gente más
importante de aquella Córdoba pasarían por este Colegio, pongamos el ejemplo de
Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete"..
Yo por mi parte tengo que fueron antiguos
alumnos de este Colegio, mi padre, mis tíos, mi suegro y sus hermanos. Mis
cuatro hermanos, mis cinco hijos, mis cinco sobrinos y ahora mis nietos. El
Colegio Salesiano significó mucho para nosotros.
Yo en mis tiempos de monaguillo (1954-1956), llegué
a conocer a don José Camps Fernández (1886-1964), que por edad había sido contemporáneo
de Don Bosco. Nació en Sevilla y muy joven, como seminarista fue destinado al
Colegio de Córdoba en 1904, A él le encomendaron una de las llamadas
"CLASES DEL POZANCO". El 1 de junio de 1913, cantó su primera Misa, y
fue precisamente en la Iglesia
de los Padres Trinitarios, porque la capilla primitiva del Colegio, era muy
pequeña para la afluencia de público.
Y este don José Camps nos relataba aquél día:
"En 1913, en la Plaza de San Lorenzo, se estaban llevando a cabo varias
obras; se había colocado un reloj en la torre, y la fuente de dos caños que
había en el centro de la Plaza, se sacó para el extremo más distante del portalón
que todavía permanecía tapado con
tabiques. (esta fuente permaneció allí hasta 1963). También se plantaron 9 acacias, 6 en la Plaza
y 3 en el costado que daba a la Casa taberna de la familia de Rafael Ordoñez
Barea, que acababan de mudarse al barrio desde la calle Carlos Rubio, que era
en la casa en que nacieron sus tres hijos varones y sus dos hijas mayores. Por todo ello no pude cantar misa en la Iglesia parroquial, nos
diría”.
En otra ocasión nos comentó:
“Cuando yo llegué al Colegio en 1904, para
hacerme cargo de una clase de “Las llamadas del Pozanco”, lo único que había en
aquel Patio, eran los Eucaliptos, que estaban bastantes “jóvenes”, y debían de
llevar pocos años sembrados. El Colegio de los gratuitos (Escuelas populares),
estaba en formación y se estaba readaptando y aprovechando para ello, unas
amplias dependencias que estaban adosadas a los huecos que había practicados a
la muralla. (Todavía existen amplios restos de ella), Fue don Gregorio Ferro,
el que dio el impulso inicial a las Escuelas Populares. Cuando yo llegué ya
había unos 280 alumnos, repartidos en cuatro clases. El primer director del
Colegio fue don Juan Castellanos.”
“Don Gregorio Ferro, regentaba la clase
superior, los párvulos mayores, eran atendidos por don Manuel Alcaraz y los más
pequeños por don Francisco López. A mi cargo nos dijo, estaba la clase media.
Eran clases con muchos alumnos, pero de esa forma se pasaba menos frío. Tiempos
iníciales muy difíciles, y los alumnos en su mayoría eran pertenecientes a las
clases humildes del barrio.”
Todas estas cosas nos la contaba en la
sacristía y mientras se quitaba la ropa de celebrar misa. Un día muy frío de
febrero de 1956, nos llamó la atención de que ese día como era habitual en él,
no nos esperaba para celebrar la misa en el altar de San Juan Bosco, Don Manuel
Notario, que estaba por la sacristía me indicó que estaba en la cama con gripe.
Yo me marché a clase.
Era jueves y esa tarde no había Colegio.
Hacía mucho frío y a las seis de la tarde nos llegamos al Colegio para verle,
fue Francisco Medina, el atento barbero del Colegio, el que nos indicó la
habitación. Don José Camps Fernández, era uno de los salesianos mayores del
Colegio junto con don Juan Dolla, y todos los cuidados eran pocos. En la
habitación estaba el practicante don Sebastián Cano Marín, que posiblemente le
estaría dando alguna medicación.
La habitación era pequeña y tenía un pequeño
brasero de carbonilla para calentarla. Me llamó la atención la foto que tenía
encima de la mesilla de noche, era un tríptico en donde estaban don Mariano
Amaya, don Bosco y don Francisco Romero.
Al preguntarle por la foto él me indicó:
“Son los grandes promotores del Colegio de
Córdoba; en primer lugar don Mariano Amaya Castellanos, que era el párroco de
San Lorenzo, en el centro don Bosco, el alma de nuestra Congregación, y el otro
era don Francisco Romero Bolloqui, que fue la persona que dono los dineros para
comprar la casa nº 168 de la
Calle Mayor de San Lorenzo. Dicha casa, al parecer era una
antigua fábrica de curtidos, con unos grandes locales adosados a la muralla de
Córdoba, que cruzaba por medio; además de una espléndida huerta con mucha agua.
Esta gran casa-instalación fue comprada por
don Francisco Romero Bolloqui, de acuerdo con don Mariano Amaya Castellanos, y
la cedió a la Congregación. Se
hizo el Registro de la
Propiedad a nombre de cinco salesianos, tres de ellos
italianos. Don Felipe Rinaldi, Don Ernesto Oberti y Don Antonio Marcolungo, y
otros dos españoles, Don Emilio Nogués y Don José Calasanz. Cada uno poseía una
quinta parte del inmueble.
Fueron bastantes las cartas que don Mariano
Amaya, se cruzó con el superior de los salesianos en Andalucía, don Pedro
Ricaldone. En una y otra carta le mandaba información del Barrio de San Lorenzo
y de la propia ciudad de Córdoba. Trataba con ello de “recrearle” el ambiente
de atraso que tanto el barrio y Córdoba, vivían en aquel año de 1900.
En una de ellas le decía:
“Este barrio tiene 6.000 almas, lo que nos
demuestra el escaso crecimiento experimentado en la segunda mitad del siglo
XIX. Casas-Deza, en 1837, en su Indicador Cordobés, nos dice que tiene 507
casas y 674 vecinos o familias. Si cada familia consta de tres o cuatro
miembros, salen 2696 feligreses en la parroquia en el mejor de los casos.”
Y es que, este crecimiento demográfico tan
modesto iba unido a una miseria atroz en las numerosas familias de las clases
modestas.
Y llevaba razón don Mariano Amaya, pues por
aquellos tiempos “El mismo Casas-Deza escribía en 1861, en su “Informe” sobre
la ciudad:
“La disminución del
vecindario es debido al subido precio de los artículos de primera necesidad,
por lo que los pobres viven en una miseria tal que parece un milagro que
subsistan. Efectivamente, los trabajadores del campo ganan dos reales y a veces
menos; y con esto han de mantener a su mujer , y dos, tres o cuatro hijos. De
la miseria en que viven, se puede inferir “como serán sus habitaciones, su
comida y sus vestidos”.
También continúa su informe ampliándolo al
resto de Córdoba, en donde dice:
“En el censo de 1860,
se clasifica a los cordobeses por “profesiones, artes y oficios” y resultan los
siguientes datos: En agricultura o sector primario, nos encontramos con 1.260
propietarios de fincas, con 130 arrendatarios, en cambio el peonaje dedicado al
campo llega a 7.350. En la industria o
sector secundario, las cifras pueden inducir a error. Los industriales son
1780, los artesanos, 4.360 y los obreros en el puro sentido llegan a 667. Por
tanto en Córdoba, solo existía una industria artesanal y casera; en profesiones
liberales, aparecen 280, en comercios 456, y los sirvientes eran nada más y
nada menos que 3.235.
Igualmente López Ontiveros hace un
diagnóstico de Córdoba en el siguiente sentido:
“Una gran debilidad
de la industria moderna, escasa estructura comercial y con un gran porcentaje
de sirvientes”
Estas razones fueron las que movieron al
párroco de San Lorenzo, a hacer gestiones para que el Colegio Salesiano,
abriera en el barrio un Colegio y Oratorio, para que los chiquillos del barrio,
pudieran asistir a clase, estar en el Oratorio, y poder disfrutar de la
experiencia de los padres salesianos en la educación juvenil.
Al ponerse en contacto con los Salesianos,
les habló de que en la Calle Mayor ,
existía una edificio, con varias dependencias , y que podría servir a modo de
instalaciones. También poseía una espléndida huerta con abundante agua, sitio
ideal por tanto, para instalar las Escuelas y el Oratorio.
Estas instalaciones fueron visitadas por los
salesianos y dieron su aceptación a instalarse en el Barrio de San Lorenzo. El
inmueble importó la cifra de 14,750
pesetas, que fueron donadas por don Francisco Romero Bolloqui, luego aportaría
otra cantidad similar para la realización de las primeras obras. Los gastos de
notaría fueron abonados por don Mariano Amaya, por tanto la voluntad de los
salesianos de poder instalarse en Córdoba, tuvo en don Mariano Amaya y en don
Francisco Romero, los principales artífices.
Con fecha 8 de marzo de 1919. se constituyó
una Compañía Mercantil Anónima con la denominación de “Inmobiliaria Industrial
Hispalense” que era la titular de la propiedad a partes iguales. Esta situación
se regularizó el 20 de mayo de 1957, en que dicho inmueble pasó de pleno
derecho a la Congregación
Salesiana.
Ya que he mencionado algo de la historia
reciente y un poco más antigua del Colegio Salesiano, quiero recordar aquí a
algunos de mis compañeros, de la clase primera A, (Había dos clases primera A y
primera B, ambas con más de ochenta alumnos. Era el año 1952, y tuve la
satisfacción de tener a algunos de estos compañeros:
Antonio
Amaro Domínguez.
Fue el alumno más aventajado de la clase y se llevó aquel curso la Banda de Honor, distinción
que se le daba al que ocupaba más veces el Nº UNO, de la clase. Su padre tenía una
tienda de ultramarinos en la
Calle el Queso y era muy popular. Estaba emparentado con los Amaro
Bueno, que vivían en la calle Abejar, en la Casa de “LOS COLORAOS”.
Antonio
Dobao,
De la Calle Agustín
Moreno, sus padres o familiares tenían una tienda de ultramarinos en dicha
Calle. Era también uno de los más aventajados.
Luís
Cabello Camuñas. Del
Campo de la Verdad. Era otro de los
compañeros más espabilados de aquella época. Durante algún tiempo vivió cerca
de Casa Currito, en el Campo de la
Verdad , pero posteriormente se vino a vivir a San Lorenzo, de
donde era su padre y aquí se casó.
José
Ramos Carrasquilla. De
la Calle los
Moriscos, cerca de un tienda de ultramarinos que se llamaba “Casa Caridad”. Se
reía de su sombra y siempre estaba sonriente; era también bastante aplicado. Estaba
en la primera banca del centro que tocaba casi con la mesa del maestro.
Lorenzo
Soler Botella.
Era el hijo de Vicente el “Confitero”, personaje entrañable de San Lorenzo. Era de los más liberales que había en la Clase , y pronto se marchó
del Colegio. A este compañero se le llegó a amonestar por haber ido a
presenciar la película “Los Crímenes del Museo de Cera”.
Rafael
Nogueras Medina.
Vivía en la Calle María
Auxiliadora, en la misma casa en donde había un puesto de verduras “Casa Paco”,
un poco por encima de la
Confitería la Gloria.
Francisco
Vargas Aljama.
De la Calle Escañuela ,
era el menor de 4 varones de una saga de herreros famosa en la
Calle. El fue muy hábil en los temas de
dibujo artístico. Además tenía cuatro hermanas.
Rafael
Rodríguez Durillo. Cercano
a la Plaza de la Corredera. Al igual
que sus hermanos, trabajó en la
Westinghouse ,. El, lo hizo en la sección de Tornos Paralelos.
Junto a Pila Cervantes, fue de los últimos torneros que quedaron en Aparellaje,
antes que la ABB ,
cerraran dicha fábrica. Jugó al fútbol en el Grupo de Empresa.
Ángel
Polo Calvo. De
la Calle María
Auxiliadora. Nos llamaba la atención
los “baberos” que siempre llevaba, pues su madre se esforzaba porque fueron
distintos. Sus amigos le llamaban cariñosamente “Polito”. Lo de fontanero que
era su oficio le venía de familia.
Antonio
Navarro Bellido.
De Cañero Viejo, de aspecto bajito, era no obstante de los mayores en edad de
la clase. Pelo rizado y muy rápido jugando al fútbol, tenía siempre muchos
amigos.
Jorge
Gutiérrez Carvajal, De la Huerta de la Reina. Era serio y
aplicado. Profesionalmente se realizó como técnico en EMACSA. Un hermano suyo
también antiguo alumno, en un perol que fuimos a la Campiñuela , cogió unas
bellotas que eran auténticas castañas.
Juan
Amaro Bueno. De
la Calle Abejar ,
enfrente del Cine Iris de Verano. Los Amaro y los Bueno, eran una saga muy
grande en Córdoba. Juan, era uno de los alumnos más altos de la clase y muy
buena persona.
Montoro
Prieto. Era
de la casa grande de la Calle
de los Frailes. Debía de ser muy dormilón pues raro era el día que no llegaba
tarde, fue de los primeros alumnos que empezó a llevar la cartera sobre las
espaldas. Simpático y agradable. Se dedicó a la platería.
José
Álvarez Redondo. De
la Calle Alvar
Rodríguez, era muy bueno en la lectura, y con frecuencia se le relacionaba con la Tienda que había en la Calle Cruz Conde de
Muebles Redondo.
José
Cruz Torres,
Vivía en la Calle Juan
Palo, aunque al poco tiempo se mudó al barrio de Cañero. Fue de los primeros chavales del barrio que
entraron en la Universidad Laboral
de Córdoba, y a todos nos llamaba la atención, la Gabardina , El Chandal,
las Botas y el Albornoz, que le habían dado. Ese fue lo que motivó a muchos a
entrar en la Laboral.
Manuel
Cañete Ruiz.
De la Plaza de
Conde de Gavia, muy cerca de las bodegas Carbonell. Compañero muy callado y bajito.
Se colocó en Telefónica.
Antonio
Matarín Galán. De la Calle
El Aceituno. Muy serio y formal, una vez coincidimos con él
en una “Chatarrería” que había al principio de su calle cuando fuimos a vender
unas planchas de hierro.
Francisco
Caballero Almoguera. De
la Calle la
Banda, pertenecía a un apellido muy arraigado en San Lorenzo y casi todos muy aficionados al
fútbol. Quizás el que más se destacó fue
su pariente “El Chico Fortuna” –Manuel Rey Almoguera- que acudió como portero a
la Olimpiada
del Trabajo que se celebró en Barcelona en 1935.
Francisco
Martínez Huertos,
Vivía en el Buen Suceso, muy cerca de la Plaza de los Caballos. Era un compañero muy serio
y formal. Se casó con una de las mellizas de Leopoldo Roldán en incluso
disfrutó de un coche de color rojo muy deportivo. Perteneció a la policía
nacional.
Vicente
Bautista Sánchez,
Vivía cerca del Torreón de la Calle Buen
Tocino, gran aficionado al juego del fútbol, aunque era un poco individualista.
En los años 70, se marchó a Barcelona, con Carrillo y Luís “La Vieja ”, y trabajaron un poco
tiempo allí. Al poco tiempo se volvió para acá. Y se fue de este barrio.
José M.
Tena Domínguez. Este
era el compañero que posiblemente venía todos los días del lugar más lejano al
Colegio, ya que lo hacía desde “El Cerrillo”. Estos alumnos que venían de
lejos, solían traerse la comida de su casa. José María Tena, más de una vez hizo
travesuras tocando la campanilla del Paso a Nivel del Brillante.
Rafael
Medina Pedregosa.
De la Calle Escañuela ,
vecino muy cercano de la casa de “Peñascares”, famoso “empedraor”. Era de
modales muy callado. Un hermano suyo también antiguo alumno, fue un árbitro muy
controvertido.
Francisco
Jeremías Lozano,
Vivía por la Fuenseca ,
y tenía el pelo rubio color oro. En una ocasión fuimos a pedir para el Domund a
la Catedral ,
y nos costaba la misma vida dar con un
turista, ya que apenas nos visitaba nadie. Continuo en el Colegio, pero cuando
salio se perdió de vista.
Manuel
Marcos Rubio.
Vivía en la Calle Escañuela
muy cerca de los Vargas, los herreros. Jugaba muy bien al fútbol y atendía por
el apodo del “Bombe”, pues su padre era bombero. Fue de los primeros que se
marchó al Campo de la Verdad
Antonio
Camacho Urbano. De
la Calle Ruano
Girón. Fue un platero destacado.
Curiosamente fue la persona que me
colocó a mi de platero en el taller de Galo Adamuz. Si bien es verdad que yo
duré bien poco en el taller, él si llegó a ser uno de los más destacados.
Siguió en la joyería como viajante.
Francisco
Valverde Rodríguez,
Vivía en la Calle Ruano
Girón, en la casa que siendo de los Cantella, había una fábrica de zapatillas
(alpargatas). Tanto Valverde como sus primas se marcharon del barrio. En Clase
era de los que mejor pronunciaba al leer.
José L.
Muñoz Baena.
De la Calle Almonas ,
vivía enfrente de la famosa “Casa Venancio”. Aunque de siempre fue muy prudente,
pero eso no era obstáculo para que ya hiciera atinadas caricaturas de todo lo
que se movía. Llegaría a ser un gran pintor. Pero tanto él como su hermano
Mariano, se hicieron famosos en el Colegio por ser de los primeros en calzar
“botas de gorila”. Aquello era un lujo.
Francisco
Salazar Tejero.
Vivía en la Calle Montero ,
cuando esta Calle era un torbellino del carnaval. Trabajó en la empresa de
Rafael Gómez Sánchez, “Sandokan” y mientras a sus hermanas solteras les tocó la
lotería primitiva.
Francisco
Fernández Pérez. También
de la Calle Alomonas. Gran compañero. Coincidimos en el Colegio Salesiano; En la Universidad Laboral ,
en el Parque y Talleres de Automovilismo y en la Westinghouse , en
donde terminó siendo Cajero de ABB-Subestaciones.
Antonio
Gaitán Jiménez,
De Barrio Gavilan. Gran corredor de fondo, cualidad que demostró en la Universidad Laboral
de Córdoba. Al final un accidente le perjudicó de manera notable. Terminó
vendiendo cupones de la ONCE.
Rafael
Figuerola Vázquez.
Vivió en la Calle Juan
Palo, fue monaguillo en la
Iglesia de San Rafael con don Antonio García Laguna y
colaboró bastante en el Cine Astoria. Finalmente se colocó en la empresa
AUCORSA.
Miguel
Vázquez Chacón,
De la Calle Alfonso
XII. Pertenecía a la saga de los “Aguilillas”, todos antiguos alumnos del
Colegio. El, trabajó durante muchos años en la Funeraria Vázquez ,
y gracias al trabajo de toda la familia, su tío Paco, su padre Pepe y su
hermano Paco se pudo fundar el Tanatorio Vázquez.
José Mª
Luna Rivera.
De la Calle Muñices.
Se le llenaba la boca de hablar de la Magdalena.
Le gustaba mucho jugar al fútbol y lo hacía muy bien con su
pierna zurda. Pero su gran afición ha sido siempre la de los palomos
deportivos, por lo que con frecuencia acudía a las “sueltas” de Alcolea y Cerro
Muriano.
Andrés
Vilchez Blanco. Compañero
de la Plaza del
Moreno. De gesto muy serio, quizás por
el talante que le dieron desde siempre sus gafas. Llamó siempre la atención por
el forrado de sus libros. Trabajó en Sevillana de Electricidad. Por cierto,
éste precioso edificio de la Calle Alfonso
XIII, ha sido vendido por Endesa a la empresa constructora “Sacir Vallermoso”.
Juan
Claus Herencia,
De San Juan de Letrán. Orientó su vida profesional con el taxi y era un
compañero bromista y dicharachero, en eso, tuvo a quien parecerse, pues su
padre Fernando Claus, era un bromista. Un sobrino suyo fue el que anunció en
Deza, que había tocado EL SEGUNDO PREMIO, de navidad en el año 1992.
Ángel
Cañero Luque. De
San Agustín. Se encaminó al igual
que su hermano por el terreno de la platería. Fue de los primeros chavales de
San Agustín que tuvo bicicleta. Vivía en el Huerto de San Agustín cerca de la
casa de Antonio Caballero, el organista ciego de la Parroquia de San
Lorenzo.
Rafael
Jurado Mínguez, De
la Calle los
Frailes. Era hijo de Rafael Jurado
“El Tato”, personaje singular de San Lorenzo, y que en su día fue portero del
antiguo San Lorenzo. A Rafael Jurado Minguez, de joven se le conocía
familiarmente como “El Pichi” y fue vecino de Rafael Gómez Sánchez, el famoso
“Sandokan”.
Antonio
Pérez Notario,
Compañero dicharachero y agradable. Su padre fue el hombre que empezó a vender
los dulces llamados “currucos” por Córdoba, en el zumbacón y alrededores. El
comentaba, que su padre había días que repetía varias veces el recorrido, pues
la gente popular le quitaban los dulces de la mano.
Antonio
Valero Alarcón,
De la Calle
Empedrada. Le gustaba ir a jugar al fútbol a los llanos de la Huerta del Machaco, y allí más
de una vez nos enfrentamos, jugando con la Calle Escañuela. En su Calle, vivía
una mujer que a veces nos “asustaba” a todos, ya que llevaba habitualmente un “palitroque”
con el que sin querer parecía que amenazaba a todo el que pasaba por su lado.
Vicente
Castilla Cortés. Vivía
en la Calle María
Auxiliadora, su hermano Diego Castilla, un gran profesional de la cerrajería. Por
otra parte Vicente, es una persona muy amante de las cosas de Córdoba y de su
barrio.
Francisco
Montero Márquez. Vivía
en la Calle Diego
Méndez, enfrente de los balcones que varias veces ha ganado el Concurso del mes
de Mayo. Eran dos hermanos en el Colegio y dibujaban bastante bien.
Infantes
Córdoba,
De la Calle la
Banda. Trabajó en la Electro Mecánicas ,
adonde entró en la Escuela
de Aprendices. Cuando se casó se fue a vivir a aquel barrio. Allí fue uno de
los fundadores de la Peña ,
“Los Amigos de la Unión ”.
Juan
López Tienda. Vecino
de la Casa “La Turronera ” del Jardín
del Alpargate. Fue de los primeros profesionales de la cerrajería que se
instaló por su cuenta. Gran profesional y eficaz empresario. Su taller fue de los
primeros que se instaló en la
Urbanización que surgió de el “Antiguo Zumbacón”.
Antonio
Arias Castro. De
la saga de los “Arias” del Campo de San Antón, gran profesional de la
carpintería. Todavía queda en su antiguo barrio y viviendo a modo de “El último
de Filipinas” su vecino y ebanista,
Villalba.
Manuel
Fuentes Centella,
De San Juan de Letrán. Muy joven se colocó en “Mantequerías Abel” y cada vez
que pasábamos por allí, siempre nos daba algo de comer. Muy identificado con su
barrio, San Juan de Letrán. Una afección
en plena juventud le perjudicó mucho su salud.
Dionisio
Tendero Mesa,
Otro de la Calle
Almonas. Fue de los primeros que en Córdoba, montó o trabajó
en una Auto-Escuela; el junto a Rafael Cruz Guzmán, posiblemente, sean de los
que más saben en Córdoba del tema de academias de conducir.
Juan
Aban Cerro,
De Barrionuevo aunque también entraba por San Antón. Excelente persona. También
fue compañero en la
Universidad Laboral y él solía decir: “soy el primero en
todo”, pues era el primero por orden alfabético, y el primero en cualquier
formación de estatura, ya que era algo pequeñito.
Antonio
de La Rubia , De la Calle Álvaro Paulo. Era el
primero de la fila por estatura. Jugó al fútbol de defensa en el Atlético
Cordobés. En el plano profesional se dedicó al tema de máquinas de mecanografía
y cálculo. En los años sesenta hubo un accidente en la fábrica de gaseosas el
Marrubial en donde murió un tal Medina, al intentar entrar en un pozo.
Rafael
López Caballero,
Del Cerro de la
Golondrina. Tenía los mismos apellidos que el profesor que
teníamos por la tarde. Llegó a vivir en el Cerro de la Golondrina , en la
popular “Casa de las Viejas”. Se casó con una muchacha de la
Calle El Cristo.
Manuel
Torres Diez,
De la Calle Escañuela.
“El Zarra”, amigo entrañable de la juventud. Ayudaba a su padre en un puesto de
verduras que tenía en San Agustín, un poco más allá del puesto de “Carriles” y
más acá de la “Cañaveras” que era la madre de la popular “Gilda”. Ayudó a su
hermano a levantar el negocio de aceites que hoy tiene.
Rafael
Arrabal Luque,
Excelente persona y entrañable como compañero. Se sentía orgulloso de sus “Costanillas”,
por la calidad de sus gentes. Gran aficionado al fútbol y devoto del Córdoba
CF. Un día por charlar con él en clase nos pusieron el castigo de “Repetir 1500
veces en clase no se habla”. Una gran persona.
Prieto
Salas. Una
saga de hermanos que ocuparon puestos de relieve en Westinghouse. Ambos fueron
unos grandes profesionales. Él más pequeño, que fue el que estuvo en clase y
debió de pasar algunos apuros, pues don Ramón, el maestro, había sido novio de una
hermana suya.
Fidel
Revuelto Dugo.
Era de la Calle Humosa ,
que aunque allí siempre hubo muy buenos vecinos, no se puede evitar el triste recuerdo
del famoso Cintas Verdes (Cinta-Belde), que siendo vecino de aquella calle, fue
el autor de aquel crimen macabro que ocurrió en la Finca “El Jardinito”. Fidel
tenía estilo.
Antonio
Omite Mateo,
Que vivió en la Calle
María Auxiliadora. Por aquellos años principio de los setenta
les tocó la lotería y se mudaron a un piso por la Huerta del Machaco. En los
tiempos finales de los cincuenta esta Huerta, sirvió de campo de Instrucción
para los militares del Parque de Automovilismo, que tenían su cuartel al final
del Viaducto, esquina con la Calle Doña
Berenguela.
Rafael
Rueda Castaño,
De la Calle Velasco ,
persona aficionada al futbito y en su día comandó un equipo que era el Cañero,
que adquirió notable popularidad en aquellos torneos maratón de 24 horas, tan
habituales en los años ochenta. Persona
seria y cabal y fue un gran admirador de su vecino Alfonso Espejo (padre), que
metió goles por un tubo cuando jugó al fútbol profesional.
Manuel
Castillo Pérez. De
la Calle María
Auxiliadora. Aunque entró en la clase pasado de edad, pronto se puso al día con
todos y aprendió a escribir maravillosamente, consiguiendo incluso algunos
premios de caligrafía. Toda su vida profesional trabajó de “ditero”, al
principio con los hermanos “Pano” y luego por su cuenta.
Antonio
Pérez Tierno,
Otro de los alumnos de la Calle Almonas.
Una gran persona y muy corto de genio. Se dedicó a la platería, y se casó con
una de las componentes del famoso dúo cordobés de las “Hermanas Muñoz”
simpáticas hermanas, que por aquellos años juveniles, deleitaron a Córdoba con
sus artísticas actuaciones. En el Gran Teatro las vimos actuar varias veces.
Carlos
Santos Santacruz,
De la Calle la
Banda. Vivía en la casa en donde se confeccionaban aquellos colchones populares
de “Hoja seca de la Mazorca ”.
Estos colchones, se hicieron famosos por
el ruido que producían las hojas secas, máxime en aquellos patios de las casas
de vecinos, que por el calor del verano, se dormía con las puertas abiertas.
Rafael
Luque Villalobos.
Vecino en la Calle
el Queso. Al lado de la tienda de “Pepito” que le daba crédito a todo el
barrio. Se casó con una hija de Manosalvas y fue de los primeros que tuvo una
moto Lambretta. Muy buena persona.
Puedo certificar porque estaba allí, que
alguno de estos compañeros solían comer en el "Comedor" que los
Salesianos tenían habilitado para los hijos de las familias con más
dificultades económicas. Igualmente muchos recibimos de forma gratuita los
libros que en aquella época se necesitaban como eran: Enciclopedia Grado
Preparatorio, Grado Medio y Grado Superior, éste de color amarillo. Todos ellos
de la Editorial Vives..
Que conste que esta lista que he relatado, no
pertenece a ningún campo de concentración, ni ninguna relación de la gente que
quisiera salir huyendo de ningún "Muro de Berlín". Es una relación de
compañeros que la mayoría fueron muy felices en su "Patio de los
Eucaliptos", en donde en su recreos jugaban y participaban en infinidad de
partidos de futbol que se jugaban a la vez. Ese Patio, para muchos de nosotros
y también para gente de Córdoba en general, fue como un lugar de acogida, en
donde disfrutabas con el deporte y con tus amigos. Siempre recordaremos aquella
fuente con 6 chorros con su "Cabezas de León un tanto dorado" que
colmaba nuestra sed después de aquellos inagotables partidos de fútbol.
Esto es algo de historia, y su relato
pertenece a algo que existió y se dio en su día, pero por ejemplo se lo dices a
cualquier políticos advenedizo de los de ahora y te pueden contestan: "ESO
ERA ANTES" y se te ponen a hablar de lo "Público" como si ellos
fueran los que lo pagaran de su bolsillo. Es bueno traer aquí el recuerdo del político
José Miguel Salinas, que perteneciendo a la "Saga de los Salinas",
una familia que siempre supo adaptarse a todas las circunstancias políticas y
religiosas que les tocó vivir. Pues bien
en su momento este político que llegó a ser vicepresidente de la Junta de
Andalucía, Presidente de la Diputación de Córdoba, en tiempos de la educación
de sus hijos fue uno de los promotores del Colegio Inglés de Córdoba,
posiblemente el Colegio de pago más caro de Córdoba, y luego él en sus campañas
y en sus discursos políticos hablaría de defender lo "Público".
Pero ahí no queda algunos detalles de los que
defienden lo "Público" como la familia Bardem, que se pueden decir
"comunistas de profesión" que al sentirse la matriarca de la familia Pilar
Bardem enferma de México, su hijo, no dudó en alquilar un avión privado
previsto con una moderna unidad médica, para su traslado a España. Eso si, se
puede considerar como una segunda parte de cuando el citado actor Javier Bardem,
militante del partido comunista y partidario ideológicamente de lo
"Público" contrató un avión privado para que su señora la actriz
Penélope Cruz, diera a luz en un centro de los siempre denostados americanos,
que para desgracia de los comunistas parece ser que en medicina son de los
países más avanzados del mundo. Al menos todo el mundo quiere ir allí..
Los Salesianos históricamente abrieron su Colegio
al "Público" significando para muchos una ayuda inestimable en su
vida y en su formación.