María Teresa López González (1913-2003)
AL CALOR DEL BRASERO....
A la hora de
hablar de Córdoba no sabemos si escoger la Córdoba que cantaron los poetas, la
Córdoba de sus Cruces y sus Patios, la Córdoba Califato del toreo, o la Córdoba
que nos describa la Historia. Nosotros nos quedamos con la Córdoba que vivimos, que palpamos en el día a día,
llena de sufrimientos y alegrías. No hay mayor satisfacción que el amor reñido,
el amor imposible. Este pequeño artículo se lo dedico al compañero Andrés Muñoz
Fuentes que sin duda fue un gran cordobés y un enamorado de la filatelia,
trabajador de Westinghouse del que don Manuel Ocaña Jiménez, gran amigo suyo solía
decir: "Andrés tiene por Corazón a Córdoba, y por cerebro su Gran Pasión
por Córdoba"..
El sello de
correos, es el resumen corto de la historia, a veces alargado por él título,
pero Córdoba es tan grande que es imposible representarla en un sello. El sello
es como el aldabonazo de algo que nos quieren enseñar, pero Córdoba, es lo que
está dentro. Córdoba, no es la Andalucía disfrazada de rociera.
Recuerdo
aquella Córdoba, en la que el Patio era foro y ágora, asamblea reducida y
pública, consejo de vecinos llenos de humanidad
y participantes en la historia de
nuestro pueblo, que se aunaban en la lucha del día a día, y que sabían
descansar en la siesta, soñando con su Historia, el despertador en aquella
siesta era el olor a "patata cocida" enterrada en aquella cocina de
carbón, que tu madre te preparaba con todo el cariño del mundo.
Y de la mano
de Pablo García Baena podemos decir: "Toda Córdoba patio, Toda Córdoba
atrio de Roma, edén árabe, huerto judío y si alguien pueda llamar suyas estas
rosas, será esta Córdoba de los mayos felices, de las noches largas como
miradas en la fiesta. Esta si será la ciudad que soñamos los cordobeses".
Desde 1931 a
esta fecha Córdoba o cualquier motivo de Córdoba, aparece en 69 emisiones de
sellos de Correos y 13 de ellas dedicadas a la Mezquita-Catedral, curiosamente
durante la guerra civil los dos bandos pusieron en circulación un sello de la
Mezquita-Catedral ambos de 25 céntimos.
Entre los
personajes referidos a Córdoba aparecen:
Ab-Al-Raman
II, Ab-Al-Raman III, Almanzor, Séneca, Averroes, Maimónides, Gonzalo Fernández
de Córdoba, Gonzalo Jiménez de Quesada, Sebastián de Belalcázar, Benito
Daza, Bartolomé Cárdenas
Bermejo, Julio Romero de Torres, Luís de
Góngora, Juan Valera, José Gómez del Moral. Manuel Rodríguez
"Manolete", Joaquín Cortés.
Entre
lugares o motivos referidos a Córdoba aparecen:
La Sinagoga,
La presa del pantano de Iznajar, La Facultad de Veterinaria, El Parador de
Arruzafa, El Castillo de Montilla, El Castillo de Almodóvar, La Calleja de las
Flores, El Puente Romano, El Cristo de los Faroles, La Denominación
"Montilla-Moriles", El
Centenario "Día de Córdoba", La Fiesta de los Patios, Trajes
típicos de Córdoba, La Puerta del Puente, El Cristo del Calvario de San Lorenzo,
La Puerta y Arco de la Luna, Escudo de Córdoba, y el Córdoba CF. por su ascenso a primera
Curiosidades
Del sello de
la Mezquita-Catedral de 1964, se emitieron 15 millones al valor de una peseta.
En 1976 se
prepararon dos sellos para el Correo Paraguayo, con motivos de Córdoba.
En 1987 se
preparó un sello de la Mezquita-Catedral para Mauritania
En 1999 se
preparó un sello para Dominica
Referidos al
Pintor Julio Romero de Torres, en 1965, se emitieron una serie compuesta de 10
sellos, en donde aparecen los cuadros más famosos del pintor cordobés,
referidos a las mujeres que pintó y estos son algunos de los nombres:
Francisca
Pellicer, Amalia Fernández Heredia, Ana López, María Palou, "Pastora
Imperio". Encarnación López, "Musidora· Dolores Castro, Pepita Suárez
Parias y María Teresa López
Ana López,,
la "Cara Sucia" o "La pelá", sería la primera modelo del
pintor. Ella, es una de las prostitutas que se calienta en el brasero que
aparece en el cuadro "Vividoras" del Amor" Más tarde posaría
para el cuadro "Carmen" y "Musa Gitana", esta modelo fue de
las pocas que cobró. En el cuadro de "Musa Gitana" pintor y modelo
adquirieron gran notoriedad y la modelo terminó abandonando la profesión de la
calle y puso un negocio propio, A raíz de su éxito, Ana que tenía un cuerpo
escultural, empezó a coger kilos, y se escapaba de lo que era una modelo a
pintar. Ella junto a Amalia "La Gitana" fueron dos de las personas
que formaron el cortejo fúnebre del pintor.
Amalia
Fernández "La Gitana", era una joven que se dedicaba a la recogida de
cartones, trapos, y suelas para reciclar. De noche actuaba en algunos tablaos
improvisados de flamenco. Con apenas 19 años, y en las puertas del Circulo de
Labradores, el pintor quedó prendado de de su cara y figura Julio Romero de Torres, y
fue su modelo en los cuadros "Las Niñas de la Ribera", "Poema a
Córdoba" "Mal de Amores" y "La Saeta", etc. etc. Fue
la modelo que más veces posó. Por estos
cuadros si llegó a cobrar fue a peseta por cada uno, pero eso no le impidió
morir pobre como siempre había sido.
Murió en 1976, en su domicilio de siempre en la Plaza de la Alhóndiga.
Pastora
Imperio, la esposa del célebre torero el Gallo, también fue modelo del pintor
en varios cuadros, eso significó que gente importante quisiera posar para el
pintor. En su estudio de la Calle Pelayo de Madrid, lo llamaban "Refugio
de Pecadoras".
Encarnación
López, "La Argentinita" era una famosa bailaora y que le fue
presentada por uno de los hermanos Álvarez Quintero, amigos de sus tertulias
bohemias de Madrid, también terminó siendo modelo del pintor o le dedicó algún
cuadro.
Más tarde
pintó a la actriz francesa Jeane Roques, a la que el pintor la vio en la
representación teatral "El Día de Musidora", La actriz vino a España para unos tres meses,
pero lo cierto es que sed quedó por lo menos cinco años. Julio Romero, la pintó
de forma sensual, recostada y semidesnuda, y con una mirada de vampiresa. El
cuadro lo denominó "Musidora".
Dolores
Castro Ruíz, "Dora la Cordobesita", fue una belleza cordobesa que
aunque nació en la calle Valderrama, vivió en el Barrio cordobés de San Agustín
en donde vivió su familia materna (Antiguo Bar Andaluz). Al pintor se la
presentaron con motivo de su actuación en el Teatro Romea de Madrid en 1919. Y
le dedicó varios cuadros, que le sirvieron a la artista para triunfar y coger
gran renombre, En 1927, "Dora la Cordobesita" se casó con el torero
"Chicuelo" y se retiró por completo de la escena. Su boda se celebró
ante la Virgen de los Dolores. Murió en 1965, al calor de sus abundantes hijos.
Pepita
Suárez Parias, nació en Córdoba en 1912 y falleció en el 2000. Muy joven con
apenas 15 años, su belleza cautivó a un pintor que ya estaba bastante enfermo.
Tuvieron que intervenir terceras personas ante la madre de la joven para que
ésta accediera a ser modelo. Ella aparece como modelo en el cuadro "La
Copla", "La Niña de las Uvas" y quizás el cuadro que mayor representó al estilo de Julio Romero fue
"Viva El Pelo", en donde la modelo aparece de perfil luciendo un
precioso moño, con una manzana en las manos. Esta muchacha modelo fue una gran
madre de familia, ya que tuvo ocho hijos y treinta nietos. Murió siempre a la
espera de algún reconocimiento.
María Teresa
López, fue una mujer argentina de nacimiento, pero de padres españoles que
habían emigrado a Argentina y de vuelta a Córdoba, se instalaron en el Barrio
de San Pedro, cerca de la casa del pintor. Había nacido en el 1913, y Julio Romero de Torres, que en opinión de
Mercedes Valverde, que lo ha estudiado muy bien, era un auténtico don Juan, y
se enamoraba con mucha frecuencia. Con esta mujer lo intentó todo, pero según
parece sólo consiguió pintarla, posiblemente en el cuadro más famoso del pintor
"La Chiquita Piconera". A esta mujer que murió en el Sanatorio de los
Morales en el año 2003, el haber posado para el pintor le complicó y mucho su
vida particular. Incluso el que fuera su
marido le exigió la prueba de su virginidad. Quizás por todo esto, el
matrimonio sólo le duró un par de años. Tras éste fracaso en su vida particular
decidió vivir sola acompañada siempre del recuerdo de "su gloria" y
la amargura producto de las muchas murmuraciones que tuvo que escuchar. Los
últimos años de su vida los pasó en una residencia de Palma del Río. Está
enterrada en el Cementerio de El Carpio (Córdoba), junto a su padre Inocencio Jerónimo
López Sánchez, y por debajo de la bovedilla de su madre Teresa González.
Mercedes
Valverde, la erudita en la vida y el personaje de Julio Romero de Torres, deja
entrever que era un hombre al estilo de "don Juan" y que le atraían
todas las mujeres. En sus estancias en Madrid, alternó con todo el mundo
incluso en fiestas castizas y de abolengo. Y siempre fue un hombre admirado por
las mujeres. Después de muerto, fueron muchas las que se
"adjudicaban" el hecho de "haber sido modelos" del pintor,
y también otras muchas, no tuvieron inconveniente en reconocer su ilusión por
haber podido "posar" para el
pintor. En ese simpática "creencia" de haber sido modelo del pintor
estuvo la "Cantinera del Cuartel de la Reina", esposa de Luis del
Río, que con el tiempo serían los mozos de la
taberna de Pérez Barquero, del Jardín del Alpargate.
Era tal la
fama y el atractivo que el pintor representaba para las mujeres, que mi madre
me llegó a contar que el día de su entierro el 10 de mayo de 1930, (ella tenía
23 años), el trayecto que va desde
Puerta Nueva al Cementerio, eran como unos improvisados palcos, en donde
cientos y cientos de mujeres de todas las edades, acudieron para contemplar el
cortejo fúnebre del célebre pintor. Daba la impresión de que la mayoría de
mujeres jóvenes y menos jóvenes de San Agustín, Santa Marina y San Lorenzo y
los alrededores, se habían dado cita a un lado y a otro de la carretera que
conduce al Cementerio de San Rafael.
En aquellos
tiempos el recorrido entre Puerta Nueva y el Cementerio de San Rafael, se
consideraba el "trayecto final" y los clientes de "Casa
Chaleco", o los trabajadores de Matadero Municipal, de la Fundición García
Márquez y Casas, Talleres de Amador Naz, Almacén de Pieles de la Torre y los
propios vecinos de la "Casa del Tercio" jamás vieron algo igual. Quizás si nos remontamos a la Historia de
Córdoba, y en el año 1862, cuando entró por Puerta Nueva, la Reina Isabel II,
pudiera darse otra muchedumbre y expectación igual. No había medios de
comunicación como ahora, pero a la hora de pasar el cortejo, los
"palcos" estaban llenos a rebosar.
Hasta que el
Concilio Vaticano II, modificó la ceremonias del enterramiento del cadáver, el
cura, los sacristanes y los monaguillos, llegaban hasta la misma Capilla del
Cementerio y allí el capellán del Cementerio revestido con un sobrepelliz "daba fe" de que se enterraba a la
persona que acompañaban sus familiares.
Y a pesar de que hemos dicho que no había apenas medios de comunicación,
al llegar el entierro al "Puentecito de San Rafael", los sacristanes
empezaban a cantar a "capela" el "gori gori", e
inmediatamente el campanillo del Cementerio empezaba a doblar. Este entierro lo
realizó la parroquia de San Francisco, que dispuso de 3 curas, 10 sacristanes y 3 monaguillos. Fue la
Funeraria Católica Moreno de la Calle Pompeyos, la que dispuso el coche fúnebre
con cuatro caballos.
Este
"Puentecito de San Rafael", el de la copla que cantara Antoñita Moreno
en 1950, lanzó a la fama a este pequeño puente de la llamada carretera de
Madrid, que era uno más de los que había en el trayecto de la carretera de
Córdoba a Alcolea. Con el mismo tipo de barandillas y además pintadas del mismo
color rojo y blanco. Uno había también en la Choza del Cojo, otro en la
Gasolinera de San Carlos, otro en el arroyo de Rabanales, otro en la Gasolinera
las Cigüeñas, y otro a la entrada de Alcolea. Alguno, más que puente en
realidad eran como simples “pasos de cuneta”. "El Puentecito de San
Rafael", llegó a tener incluso gente que lo tuvieron como vivienda. De
los últimos inquilinos fue una familia que pertenecía a la saga de "Los
salpullíos".
Por este
puente pasaba el agua del Arroyo que bajaba por la margen izquierda de la actual
Avda. de la Viñuela. Por la otra margen, una fila de álamos blancos y una
sucesión de chozos y viviendas provisionales delimitaban la Huerta Tras-La
Puerta, y contemplaban como el arroyo saliendo de la Viñuela, pasaba junto a la
fuente que había enfrente del Cementerio de San Rafael, para unos setenta
metros más abajo buscar el “Puentecito de San Rafael” y cruzando la carretera, se adentraba en las huertas de
la Fuensanta y reaparecía por la antigua fábrica del Gas, camino del llano del
Santuario de la Fuensanta, en busca del arroyo de Pedroches por el cañaveral de
Porras. En la carretera, la ubicación del "Puentecito" era a la
altura en donde estaba el almacén de pieles de Manuel de la Torre, más o menos
en donde está actualmente la Oficina de la Caja Rural.
En 1948, y
con la obra del Campo de Fútbol de Lepanto, los Arroyos de las Piedras y el
Hormiguita, que se juntaban para pasar por detrás del Cuartel de Lepanto, y
luego bajar por la margen izquierda de lo que hoy es la Avenida de la Viñuela,
fue canalizado y a pesar de provocar varias inundaciones del Barrio de San
Lorenzo (años 1950, 51, 52), dejó de pasar por la Viñuela, y ya en la acera de
enfrente se quedarían solos aquella fila de álamos blancos que daban sombra a
un número de ocho o nueve chozos, que eran la linde de la "Huerta Tras la
Puerta". Al no bajar el Arroyo por la Viñuela ya no pasaría por el
"Puentecito de San Rafael". En la década de los años 1970, y con la
remodelación de los accesos al Polígono de la Fuensanta, desapareció el "Puentecito"
y todo aquel entorno.
Don Fernando
Fernández, dueño del "Bar Chaleco", suegro de Pedrosa, el que fuera
jugador del Córdoba, la misma Doña Blanca, el lapidario Medina y el célebre Manuel
Camuñas el portero del Cementerio, fueron testigos excepcionales de todos estos
acontecimientos.
Por cierto
de aquellas fechas a estas, han desaparecido prácticamente todos los edificios
y talleres que había en la acera de la izquierda. Incluso, claro está, el
antiguo Fielato y la "Casa El
Tercio", en la que haciendo esquina con la "Ronda de la Manca",
vivían 104 vecinos en una "democracia de patio". y en la que ejercía
el poder era la madre de Ángel, a la que se le conocía como "La Coja"
que con su pierna de palo, era tremendamente respetada. En la pared de esta
casa con la carretera de Madrid, había una Capilla empotrada en la pared, (Que
perteneció a la Antigua Ermita de San Sebastián), en la que estaba la imagen de
un crucificado al que llamaban el Cristo de los Caminantes, y un San Sebastián
que al desaparecer esta Capilla, pasó a la Capilla del Cementerio. Un incendio
que ocurrió en esta Capilla del Cementerio, hizo desaparecer el retablo y la
mayoría de las imágenes.