lunes, 27 de febrero de 2017

LA PLAZA DEL MORENO






El Barrio del Matadero




Todo lo que era el "Barrio del Matadero", giraba en torno a la llamada Plaza del Moreno, o de la Cruz, como le llamaban muchos, y que quedaba un tanto a la espalda de la panorámica de la foto. Era una gran Plaza empedrada, y en su rincón de la derecha, estaba la Calle Feria, que se comunicaba con la Calle El Tranco, más estrecha y que daba comunicación a la Calle Haza, que corría paralela a la propia Plaza del Moreno y las vías del ferrocarril. Luego en el oeste de la Plaza del Moreno, y hacia la izquierda, se abría la Calle Molinos Altas, que a la altura de su mitad, y formando las famosas "Cuatro Esquinas" se cruzaba otra calle que se denominaba Calle los Molinos, y que se le dio el nombre de Rafael Molina Sánchez "Lagartijo", que empezaba en la Calle Haza y terminaba en el Campo de la Merced. La acera del Campo de la Merced paralela al Callejón de Adarve, también se le denominaba "Barrio del Matadero".

El Matadero Viejo, estaba ubicado en la zona que se puede apreciar de la foto, y que hoy, la fila de sencillas casas que se aprecian a la izquierda, han sido sustituidas por edificios modernos de siete plantas y en el resto del llano, se ha habilitado una importante zona de aparcamientos y una estación terminal de  autobuses urbanos. Hay que recordar que en esta acera que se puede ver, ya en 1940, se llevó a cabo una renovación de casas y edificios, en las que incluso se llegó a situar la Magistratura del Trabajo; una fábrica de caramelos y los Talleres de cerrajería de Antonio Lozano. Más recientemente, en la remodelación que se llevó a cabo en 1976, se hicieron bloques modernos de siete plantas y se ubicaron modernos negocios. Uno de ellos, sería el Restaurante de Paco Cerezo, que trasladaría su Bar desde la esquina de la "Puerta del Rincón" a la esquina con la "Acera de Guerrita". También abrió por aquí una tienda de muebles, el que fuera promotor del "Rincón del Cante", y ex-jugador del Córdoba CF, José Ruiz, padre del compositor "El Queco", autor del célebre ritmo del "Aserejé" que fue lanzado con mucho éxito en agosto del 2002, siendo sus intérpretes Las Ketchups, simpático grupo formado por las hijas de Juan Muñoz "El Tomate", famoso guitarrista de Córdoba, mentor entre otros, de artistas como Juan Amigó. Otro ex-futbolista del Córdoba CF. Manolo Cuesta, puso con su hermano un taller de automóviles.

LA PUERTA DE LOS CARROS

En el año 1953 yo tuve que hacer un recorrido por estas calles pues le llevaba todos los días la comida al que fuera sacristán de San Lorenzo y del Santuario de Linares, Antonio Ruiz Rubio.

Yo salía del Colegio Salesiano a las 12.30 y recogía la comida en la Calle María Auxiliadora, de allí me dirigía al Economato de ASLAND, lugar de trabajo del citado sacristán en su jornada de la mañana.

Eran los años 1953 y yo tenía que pasar todos los días por la citada Plaza del Moreno, pues Antonio como hemos dicho, trabajaba en el Economato de ASLAND, que estaba ubicado al final de la Calle Molinos Altas, al lado derecho del rincón que se producía en el ensanche que hacía la calle, enfrente de la fábrica de pieles de Pablo Vidal.

Al final de esa calle ancha se encontraba la Taberna "Del Panza". Este simpático tabernero confirmaba con su "oronda barriga", el apodo que todo el mundo le asignaba. Siempre estaba fumando su puro que a veces daba la sensación de que  hasta lo masticaba. Era su actitud ante algunos clientes lo que determinaba ese u otro comportamiento. Allí presencié en 1963, el España Rusia del famoso gol de Marcelino y que dio a España la primera Copa de Europa. Estaba de seleccionador Pepe Villalonga Llorente (1919-1973), cordobés que había nacido en la Calle de Ambrosio de Morales, en la casa de enfrente a lo que fue La Central del Monte de Piedad y Caja de Ahorros del Sr. Medina, casa que todavía existe en la actualidad.

Por cierto que don José A. Medina y Corella (1726-1804) que fuera el fundador del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, vivía en un huerto que existía en el Campo de la Merced muy cerca de la Plaza del Moreno. Este sacerdote se cruzaría muchas veces con Juan Molina Aljama, el abuelo de "Lagartijo".

En el Rincón que formaba la subida al Viaducto del Pretorio y el final de la Calle Haza, se encontraba la llamada "La Puerta de los Carros", lugar íntimamente ligado con todo el entorno de la Plaza del Moreno. Allí todos los días se daban escenas de contratación de los faeneros para realizar trabajos de "carga y descarga" de los trenes de mercancías de Renfe.

Había varios Kioscos que realizaban estas labores de contratación, y se podía ver en ellos la publicidad de varias empresas de transportes.

Uno de estos Kioscos era el regentado por Encarnación Montes, hermana del "Panza" que tenía allí montado su pequeño negocio en donde el café, la copa de anís y el coñac, estaban a la orden del día de aquellos trabajadores que todos los días, hiciera frío o calor, madrugaban para coger "cupo" de la descarga en el muelle. El Kiosco lucía una propaganda de Transportes Vaquero, una empresa importante en aquellos tiempos de 1953-65, muy ligada con el exclusivo transporte de cemento de la empresa ASLAND. La razón social o domicilio de este empresario del transporte, estaba en el Jardín del Alpargate, al lado de la Barbería de Francisco Alcalde, el simpático "Cojo Palanca", padre del actual delegado de cultura de la Junta de Andalucía. 

Completaban aquél "Rincón de la Puerta de los Carros" un almacén denominado Carvajal, que al parecer vendían productos de farmacia y un gran almacén de ultramarinos denominado "LOS DELGADOS". El gerente de este almacén era el delegado de la compañía de Seguros la Alianza Española, que tenía sus oficinas en la Calle Muñices, por debajo de la casa de Carlos "El Lotero", que terminó vendiendo lotería en un kiosco de la Calle Antonio Maura, casi esquina con la Plaza Costa del Sol, y que durante mucho tiempo se dedicó a rifar con el "Chindo" en el Estadio del Arcángel, y tenían la extraña habilidad de que siempre el premio le solía caer "A aquél que tiene el sombrero, de allí lejos". El "Chindo" y el "Carlos", fueron dos personajes de aquella época del fútbol a las cuatro de la tarde, en las que "Carrusel Deportivo", llenaba la vida de emociones a mucha aficionados al fútbol. Ahora no nos extrañara que pronto las televisiones y para atraer a la gente a los partidos, incluyan a comentaristas como Kiko Pantoja o Belén Esteban para darle más erotismo al fútbol. 

AQUEL RECORRIDO de 1953.

Yo empezaba el recorrido cuando salía del Colegio a las 12.30, llegaba a la Calle de María Auxiliadora, más o menos en la Casa en la que estuvo el antiguo Horno de Remesal allá por los años de 1920, que era en donde estaba la casa del sacristán. Este horno fue adquirido por Manuel Morte Ruiz y pasó a llamarse Horno de Manuel Morte.

La mujer del sacristán me preparaba la comida en un canastillo, y enfilaba la Calle Roelas y algunas veces me paraba a beber en la fuente de San Rafael; luego tiraba por la Calle Amortajados, y salía al Pozanco en donde estaban saliendo la niñas del Colegio de doña Ernestina Retamosa Real (1905-1990), las niñas con sus uniformes blancos, gracias a su preciosa juventud, no se confundían con las personas que iban y venían  para el Mercado de San Agustín; que por cierto hay que decir que en 1754, ya estaba funcionado parte de este Mercado.

Además del Colegio de doña Ernestina, había otro Colegio particular de los hermanos don Francisco y don Manuel, en la esquina de la Calle Mariano Amaya, en otros tiempos Calle del Peral. Luego en el Pozanco estaba el puesto de verduras de la "Huerta tras de la Puerta", (actual Avenida de Barcelona), que era regentada en alquiler por los hermanos Porras. Luego estaba la tienda de ultramarinos "de dos puertas" de Casa Andrés, que era una tienda importante. Luego más al rincón estaba "La Tienda de Rogelio Gutiérrez", que era la Ferretería y el Bazar de todo el contorno.

Al salir a San Agustín te encontrabas con un mercado, que ya hay datos de que  funcionaba en 1754, en donde están documentados unos 20 vendedores, que se ubicaban en el Compás de San Agustín, y también cuatro Tabernas, regentadas por Juan Salgado, Juan de la Cruz, José Gómez y Luis Gálvez y para que no faltara de nada hasta un Estanquero de nombre Cayetano Basallo.

Luego enfilaba la Calle El Dormitorio de San Agustín, donde aumentaba la bulla de gente con la tarea de comprar. De los muchos puestos que veía a un lado y a otro, pasaba de largo la carnicería de Antonio Jiménez el que estaba casado con la Dámasa; luego estaba el puesto de frutas de Cuevas, el de Gabriel y el de Antonio. En la otra acera estaba la zapatería del "Gordo Más", que aunque pequeño de estatura; era el que surtía de calzado a toda la gente del barrio. Luego estaban las verduras de los Hermanos González, y un poco más allá, tres o cuatro locales ocupados por el charcutero "El Ratón", que el olor a morcilla y chorizo lo delataban.

Pared con pared con el establecimiento del "Ratón", estaban los ultramarinos "Casa Margallo", una de las tiendas más importantes del Dormitorio. En la esquina de enfrente estaba el simpático "Antoñito el sastre" al que le pagabas el traje en cómodos plazos. Y cruzando la acera y en la esquina de la Calle Matarratones, estaba el singular Reyes, con su pasamanería, en la que todo, mostrador, escopeta y hasta las estanterías, estaban adaptadas a su corta estatura de cazador. Más adelante la Taberna de Pepe el Habanero, a donde era frecuente ver a algunos piconeros, que parecían que disfrutaban con el olor a boquerones fritos que casi siempre había en aquella Taberna.

Enfrente el marido de la Calderón Trujillo, con su puesto de verduras y frutas. Haciendo esquina con las Costanillas, la Taberna "Casa Fermín", y enfrente La Taberna "La Paloma", en donde todos las noches cantaba la lotería el simpático "Curro  el Zapatero".

Al girar para la izquierda hacia la Calle los Moriscos, te dejabas atrás el antiquísimo Estanco, que te llamaba la atención porque el que lo atendía era un hombre ciego, marido de la dueña. Este estanco se lo concedió Isabel II, a Consuelo, la viuda de uno que murió en la guerra de Cuba. Enfrente de la fuente de la Piedra Escrita, estaba la "Cartelera Municipal" (aún está), un lugar acotado por el Ayuntamiento para evitar que se pegaran carteles en las paredes (1950). Recordamos una que pusieron en San Lorenzo y otra en la Calle Alfaros. Hubo un cartel que estuvo mucho tiempo en estas carteleras y fue el cartel de la película "LO QUE EL VIENTO SE LLEVO", que llegó a estar mes y medio en el Palacio del Cine. Por cierto el periódico semanal "7 FECHAS", publicó que Clark Gable era gaditano, quizás no matizó bien la noticia de que era de Cádiz, ciudad del Estado de OHIO en Estados Unidos.

Un poco más allá de la "Cartelera", estaba la Taberna del Mariano Marín, el tío de Pepe el del Caballo Rojo; y a continuación estaba un relojero que era tan alto como buena persona, hasta el punto que se fijaba por el reloj azul de Pepe El Barbero que lo tenía enfrente, para poner sus relojes en hora. Luego las "hermanas modistas" comandaban un buen Taller de costura a continuación de la fuente. Al final de este tramo de Calle estaba RADIO MELSON, una tienda en donde se reparaban aquellos primeros radios de "lámparas" y que tenía en Cabezas, a un gran técnico, que luego migraría al mundo del cine como técnico y como empresario de salas de proyección. Toda la familia Cabezas, incluidas madre e hija, recibieron un reconocimiento, por ser un buen referente en Córdoba en el sector de la protección, Enfrente la ABACERÍA de Encarnación en donde se vendían desde "pollitos para criar". que ocupaban el escaparate hasta "latas de Mina catalana".

Seguidamente te adentrabas por la Calle Empedrada, que fue una de las primeras Calles del Barrio de Santa Marina, que quizás debido a su estrechez, sería de las primeras en ser empedrada. Esta Calle planteaba algunas veces un problema y que no era otro que una mujer que se llamaba "Dolores" que con su tranca en la mano, lanzaba toda la clase de insultos al aire que a ella se le antojaban. Luego se sabía por un tal Valero, que era vecino suyo que se trataba de una buena persona.

Nada más salir a la Calle Juan de Torres y en la misma esquina con Muro de la Misericordia, te tropezabas con un buen almacén de comestibles, de un tal "De la Peña", un apellido muy antiguo y habitual por la zona de Santa Marina; en este establecimiento algunas veces podías comprar hasta conejos, que algunos habituales del lazo, solían dejar. A mitad de la calle, te encontrabas con dos unidades de Colegios Públicos, a ambos lados de la Calle, uno para niñas y otro para niños, pero que ya estaban cerrados. Dejando la Calle Juan de Torres, salías a la Avenida del Obispo Pérez Muñoz y en la esquina alguna veces te saludaba el "Gordo Más" que vivía en una de aquellas casas que en su día y a instancias del Obispo Pérez Muñoz, construyó la constructora Benéfica "la Solariega", que estuvo dirigida por el canónigo José M. Gallegos Rocafull, que se exilió a México después de la guerra y que murió en el año 1963, mientras impartía clase en el Estado de Jalisco; al parecer su albaceas testamentario Lic. Jorge Palacios, nos aseguró por carta en 1982, que el padre Gallegos, como él le llamaba quería volver a España, por lo que acababa de renovar su pasaporte.


Ya en la Avenida de Obispo Pérez Muñoz, dejabas a un lado el Cine de Verano San Cayetano, que se puso las botas el día que proyectó la película "El Pescador de Coplas"; las colas de taquilla llegaban hasta casi el Taller de "Matapalos".  

luego más para la Torre de la Malmuerta, te encontrabas con el "Bar El Lagar", un establecimiento en un sitio inmejorable, pero que los parientes del torero Martorell, no le supieron sacar provecho al negocio. Luego te parabas a ver la cabeza del novillo "Chicuelo" que había en el portal de la casa del torero José María Martorell Navas, (1929-1995), a este novillo en 1948, le cortó dos orejas, rabo y pata. Tenemos que decir que la carrera de este torero fue más bien corta, pero casi toda ella se desarrolló fundamentalmente en Barcelona, en donde Pedro Balañá, (1883-1965) y durante algunos años, fundamentó muchas corridas a base de Antonio Borrero "Chamaco" (1935) y Julio Aparicio (1935, que estaban de moda, y también Joaquín Bernardó (1935) e incluso Mario Cabré (1916-1990), por lo que había toros los jueves y los domingos. Más de una vez nos tropezamos por allí con Ángel Martorell, hermano del torero que jugaba muy bien al fútbol y era muy veloz.

Casi enfrente de la Casa de Martorell, estaba El Bar San Cayetano, que dirigía un Pepe García Marín, que ya empezó a poner tapas de cocina, cosa muy poco habitual en los Bares y Tabernas de Córdoba. Luego de forma destacada estaba la casa y unos amplísimos Garajes que pertenecían a la familia de don Antonio Hidalgo, reputado médico al que apodaban "El Chino". 

Pasabas por la Cuesta de San Cayetano, aún sin remodelar y llegabas a la esquina de Baldomero Moreno, en donde el trasiego de maderas, el ruido del aserrado, siempre te causaba curiosidad; y nunca se nos olvidará aquél cartel que decía:  "MADERAS NACIONALES Y EXTRANJERAS". Luego estaban los "Almacenes San Antonio", a los que todo el mundo llamaba "Casa Carbonell", en donde lo primero que se veía era un tablero lleno de las fichas redondas y metálicas de los trabajadores colgadas para su control de entrada; cómo no, llamaba la atención una campana, que el listero de turno, solía tocar en las horas de entrada y salida de los distintos relevos.  

Al final de la acera de "Casa Carbonell", estaba la Taberna la Verdad, en la que siempre había gente jugando tranquilamente al dominó. Uno que muchas veces pude ver por allí fue a un joven Blas Pérez Poyato, que además de cliente solía jugar al dominó. También estaba alguna veces en esa Taberna, el que fuera dueño del "Bar Caballano" de la Calle San Álvaro.

Llegaba a la Plaza del Moreno, y comprobaba que la Cruz estaba siempre en el centro. Algunas veces en las casas de la acera de enfrente había personas mayores tomando el sol. Luego iba en dirección a la Calle Molinos Altas, que con su marmolillo evitaba que pudieran pasar carruajes. Pero antes y a la izquierda dejaba un Taller de furgonetas DKW, que estaban de moda por aquellas fechas. (1953).

En la Calle Molinos Altas, hacía la derecha estaba la casa de Ángel Morales, que era buen maestro de motores en CENEMESA; allí en la casa en donde habían nacido varios toreros vivía con su hermana. Por esa calle apenas transitaba nadie y llegabas a lo que eran "Las Cuatro Esquinas" y mirabas que en el tramo que iba para el Campo de la Merced, estaba el Taller de Ebanistas de "Los Pilotos" unos excelentes profesionales, que siendo primos de parentesco, hicieron la mili en aviación, de ahí el apodo que les pusieron. Y poco más terminaba el tramo de la calle y llegabas al Economato, entregaba la comida y para casita.

A la vuelta y sobre todo el jueves me acompañaba el citado sacristán hasta el puesto de arropías que estaba en la puerta de Baldomero Moreno, y que con el tiempo regentearía un tal Peña, (Peñita), vecino de la Calle Marroquíes, en donde vivía un piconero llamado "Juanele" excelente persona, y que tenía el despacho de picón en el Arroyo de San Lorenzo, muy cerca de la casa de Juan Posadas "Posaitas" el que fuera unos de los fundadores de la Peña de los Minguitos. A este "Juanele" le ocurrió un terrible accidente precisamente en relación con la Peña de los "Minguitos" y es que en el año 1959, como era normal y por las fiestas de San Lorenzo, se adornaba el barrio con banderitas, y este bueno de "Juanele" aún siendo domingo y todo, venía en lo alto de un camión de carbón, encima de las ceras, y con tan mala fortuna que no vio uno de los alambres tendidos para las banderitas, y su cuello tropezó con dicho alambre y lo derribó de un tremendo golpe al suelo, quedando tendido hasta que las asistencias se lo llevaran. Aquello fue espeluznante.  

Y siguiendo con este Peña, diremos que luego me lo tropecé en la Universidad Laboral y más tarde en el Parque y Talleres de Automovilismo en donde trabajaba. Este Peña, era un personaje simpático, agradable, y su puesto era "un foro abierto" para hablar de fútbol y toros, ya que él, solía actuar de acomodador, tanto en la vieja Plaza de Toros de los Tejares, como en el campo de fútbol del Arcángel.

Con la remodelación de San Cayetano, este puesto de arropías, se trasladó a la acera de enfrente en donde en su día estuvieron los urinarios públicos, junto a una parada de carros y triciclos; que se cobijaban debajo de aquella frondosa moreda. Por aquellos años de 1950, y haciendo esquina con la zona en donde estaba la parada de triciclos, se construyó una bonita casa el químico que descubrió la fórmula de la famosa "Mayonesa Musa", dicha casa aún está en perfecto estado,  siendo sin lugar a dudas la casa más antigua de toda la Avenida del Obispo Pérez Muñoz, hoy Ollerías.

Actualmente el puesto de arropías lo regenta un nieto del citado Peña y que es hijo del conocido Urbano Milla "Cheles" un hombre que destacó en el fútbol modesto de Córdoba y que murió en un accidente doméstico en su casa de la Calle Chaparro.

OTRO RECORRIDO PARA ATRÁS

Algunos jueves, al no tener clase por la tarde solía venirme por la Torre Malnuerta, e incluso me llegaba a ver a mi vecino el "Cojo Mariano" que en vez de estar en su Herrería, (hoy Farmacia), solía estar en la Taberna de la esquina que no era otra que "CASA ALMOGUERA", y allí en la "Peña de Manolete" se metía a beber vino y a hablar de cante jondo.

Luego más abajo estaba la Tienda "El Porvenir" y una serie de establecimientos hasta que llegabas al Veterinario García Escribano, y te parabas a ver cómo le cambiaban la herradura a cualquier caballo. También andaba por allí las Bodegas de los hermanos López Sánchez, que estudiaron en los Salesianos y pasaban casi todos los días por la Calle Roelas.

Más adelante estaba "Piensos Añón" familia del recordado médico don Joaquín Añón Barbudo. Este Añón de los piensos, tenía su casa en Santa María de Gracia, enfrente de la que fue la "Taberna de los Perros", además de una casa espléndida, tenía un enorme huerto, que fue en donde empezó a funcionar por los años 1940, "FLORES SANTA MARTA".

Pero la familia Prieto (Santa Marta), quiso marcharse primero al Cerro de la Golondrina y después a una zona del Brillante, a donde por fin se marcharon (1950). Por cierto aunque el citado Añón, era un industrial agrícola intentó poner en aquel huerto un Cine de verano al que llamó "CINE SAN LORENZO" (1952), y lo inauguró con la película DUMBO. Posteriormente y al comprobar que sólo no se podía funcionar en este negocio del cine, puso una granja de gallinas, que funcionó durante bastante tiempo. Al frente de la granja estuvo mucho tiempo Victoria Zamorano Luque, la hija del "Pabilo" y sobrina por tanto de  María Zamorano Ruiz "La Talegona". Este "Pabilo", Manuel Zamorano Ruiz, fue el empedrador, que llevó a cabo la remodelación de la Cuesta del Bailío incluida la fuente, según proyecto  del arquitecto don Víctor Escribano Ucelay (1945). Y posteriormente el Monumento a Manolete de la Lagunilla (1948). En estos trabajos también intervinieron Antonio Luque "El Gordo Piedras", Federico Morrugares, "El Coco", y José López Ordoñez, "Cara Ancha". Todos del Barrio de San Lorenzo y que tenían su mesa de tertulia en La Taberna Casa de Armenta. 

Terminaba la acera del Campo de la Merced, con los materiales de Construcción Olmo, que era de la familia de Fray Ricardo, el capuchino que dejó su impronta en la Semana Santa de Córdoba.

Más abajo y ya en la Cuesta del Campo de la Merced, hubo una casa en la que había un pequeño museo de "Manolete"; luego estaba "Recambios Marcial", y a continuación el "Cine Rinconcito", cine de verano, que era más estrecho que las cuentas de cualquier trabajador de aquella época. Antes en esa esquina estuvieron los "Zuritos", unos pintores de muebles de  gran notoriedad en Córdoba.

Mi madre nos enseñó a amar este entorno de la Plazuela del Moreno, sobre todo en las muchas veces que tuvimos necesidad de pasar por él, camino de la Huerta de la Reina, pues por aquellos tiempos, allí teníamos a doña Dolores, la practicanta del Seguro de Enfermedad, que nos ponía "El Calcio y Vitamina" que nos recetaba el médico del seguro. Al cabo del tiempo mejoramos un poco y ya teníamos el practicante en la Calle Tejón y Marín, junto a la Zona de Reclutamiento. Por cierto que aquél practicante un tanto desgarbado casi siempre estaba masticando chicle.


EL ENTORNO DE LA PLAZUELA EL MORENO

Las calles que configuraban el entorno de la Plazuela del Moreno, eran la Calle Feria, a la que se accedía por el rincón de la derecha de la Plaza; luego estaba  la Calle del Tranco que se conectaba a la Calle Haza, que iba paralela a las vías del tren. Varias casas de la Plaza del Moreno, con dos grandes patios, tenían salida "casa de paso" a la Calle Haza. Luego estaban por la parte de la izquierda la Calle Molinos Altas, que agrupaba la Calle del Molino y la Alta, y en medio de esta calle, había una zona que llamaban "Las Cuatro Esquinas". Y es que en cada esquina vivía un torero. En una era vecino "Virutas", en otra "Manolete" padre, en otra "Camará" y en otra "El Niño Isabel". Calle arriba, y por debajo del economato de ASLAND,  vivía el picador "Miajítas", y en la esquina de Pablo Vidal, y ya en la acera vivía "Guerrita".  

En especial en estas últimas calles, una casa si y otra también, vieron nacer a toreros, piconeros, matarifes, torerillos y aficionados a los toros.   

Es lástima que haya desaparecido la Plaza del Moreno, y su entorno que se llamó el Barrio del Matadero Viejo, pero la piqueta y la especulación siempre pudieron con todo, y si las piedras recuerdan nuestra historia, aquella Plaza del Moreno,  representó una forma de vivir y de entender la vida de la Córdoba del siglo XVII, el XVIII, el XIX y el XX, y como no, el lugar en donde los piconeros se originaron en Córdoba y de aquí partieron para los barrios de Santa Marina y San Lorenzo.

De esta Plaza de los años 1965-70, yo podía mencionar a Carlos Ruiz Velasco, a los  Pérez Poyato, a Francisco Carrasco Heredia, a José Lujan Pérez, a Dionisio López Rodrigo, José Ortega Niza, a Enrique Pérez Castro, Ángel Morales González, Rafael Veneyto, que por haber sido compañeros bien en el Colegio, el Servicio Militar o en el trabajo, les recuerdo como grandes personas y orgullosos de su Plaza del Moreno y de su Barrio.

Fue una Lástima, volvemos a decir, el que tuviera que desaparecer la Plaza del Moreno, pues hubiera sido una reliquia viva, de aquella Córdoba de las casas de vecinos, de los siglos XV, XVI, XVII, XVIII, XIX e incluso buena parte del siglo XX.

Recuerdo que para remodelar la Plaza de las Tendillas, se montó un debate en los salones del antiguo CAJASUR, debate que fue moderado, por Carmelo Casaño, Rafael Sarazá, Manuel Nieto, y el arquitecto Rebollo, y a la conclusión final que se llegó después de importantes intervenciones de arquitectos, ingenieros y técnicos de urbanismo, fue que "Una Plaza tiene siempre que seguir siendo Plaza". Y según parece así se hizo, pero con la Plaza del Moreno, ni hubo debate, ni se cumplió lo de "seguir siendo Plaza". Claro está ya gobernaban otros. 

Todavía recuerdo que al gobierno que estaba en aquellos momentos en el poder del Ayuntamiento, le llegaron a hacer hincapié, hasta en la "ENCINA", que había cerca de la fachada de telefónica. Se trataba de respetar todo lo que tuviera sabor a Plaza.

Pero a la Plaza del Moreno, posiblemente una de las Plazas más antiguas de Córdoba, sus gobernantes de turno, no le dieron la oportunidad ni tan siquiera de un debate, ni nada por el estilo. Atrás habían quedado las palabras del ya fallecido  Rafael Sarazá, cuando decía solemnemente: "La Plazas que siga siendo Plazas".

Dijeron que fue necesaria su desaparición por el trazado de la Avenida de las Ollerías, pero lo mismo que al final de esta Avenida, hay que hacer un giro de 90º a la derecha, para circular en dirección al Brillante, este giro se podía haber dado a la altura de la Calle Alonso El Sabio, y haber respetado esta emblemática Plaza. Los argumentos de que había malos olores como consecuencia del curtido de pieles, es una demagogia más de los políticos.

En Córdoba, los que hablan, mencionan con frecuencia los Barrios de los Piconeros, que si Santa Marina, que si San Lorenzo, pero estudiando la historia de Córdoba, podemos apreciar que en torno a la Plaza del Moreno fue en donde surgió en Córdoba "la profesión de piconero", remontándonos incluso al siglo XVI.

YA NO QUEDAN PICONEROS

Al igual que en su día los "progresistas" que están en contra todo, eliminaron la Plaza del Moreno, lugar emblemático de los "piconeros", estos, para no quedar mal, ya han desaparecido. Ya no se ve por ningún lado a ese hombre de cara tiznada y dientes blanquísimos, con su gesto de vencedor en las mil batallas que a diario tenían que librar en el campo. Ellos, hiciera frío, lloviera o lo que fuere, todos los días salían al campo a por su jornal. La historia de los "piconeros" será tan antigua como el mismo fuego, pero en España, y en documentos oficiales de la Edad Media, aparece la figura del "carbonero" como la persona que con su trabajo, hacía posible  que en los hogares españoles pudieran tener el combustible necesario, para guisar y poder calentarse del frío en el invierno. No cabe duda de que al principio eran los "carboneros" los que facilitaban el carbón vegetal "grueso y el fino" para las labores de guisar y los braseros.

Si investigamos en el Archivo de protocolos de Córdoba, encontraremos en la Edad Media, muchos documentos como el que le presentamos:

"1477, febrero, 17. Córdoba.

Fernand Ruíz, cerrajero, fiel del carbón de la ciudad, presenta al escribano público un tocalero de tablas pequeñas con dos cientos de hierros a los cabos, que era el padrón que Córdoba le dio para medir el carbón de humo, de brezo y las cabezadas, para que compruebe su capacidad. Entró en este padrón fanega y media de cebada mas medio almud de cebada.

Testigos: Pero Ruíz de Piedrahita, hijo de Gil Sánchez, Juan García, tinajero, hijo de Diego García, carboneros, vecinos de Santa Marina, Marcos Ximénez, hijo de Garcia Ximénez, Sancho Fernández, hijo de Juan Ximénez, carbonero, vecinos de San Lloreinte, Alfonso Sánchez, carbonero, hijo de Andrés Sánchez, vecino de San Lloreinte, Juan Sánchez el Romo y Alfonso Rodríguez de Llerena, cerrajero, vecinos de la collación de San Pedro.

APCO.- Oficio 14,n.10."

En dichos documentos es frecuente que aparezca el nombre de "carbonero" pues la figura del "piconero" como tal ya es más propia del siglo XVI, en que vecinos de la Plazuela del Moreno, como los De Molina, De la Haba, Quintana, Del Viso, Obrero, Valenzuela, Alonso, y Citrón, por citar a algunos, aprendieron de los primeros sorianos que vinieron a Córdoba, a vender lana y mantas, y les hicieron ver con claridad que una cosa era la "lana" y otra "las mantas". De igual forma ellos distinguieron perfectamente el carbón del picón y se dedicaron a elaborarlo en el campo. Sin darnos cuenta surgió la figura del piconero.

Tenemos que decir que en los "padrones municipales" se confirma lo que hemos dicho sobre que es la figura del "carbonero" la que aparece en toda la Edad Media, incluso a principios del siglo XVII, y será a partir de 1680 cuando ya aparecen en el entorno de la Plaza del Moreno, los primeros piconeros como: Alonso Jiménez, Juan Antonio, Juan González, Juan Rodríguez, Bartolomé Álvarez, Pedro González, Pedro de Torres, Bartolomé Lucena y Bartolomé Pérez etc. etc. Luego y con su llegada a la Plaza del Moreno, ya cogerían el relevo los citados Molina, los de la Haba, los Citrón y los Valenzuela, y tantos piconeros históricos.

El otro día leíamos que por la zona del Guadiato, todavía quedan piconeros que han visto como su actividad se ha visto aumentada ante el precio de la bombona de butano y la energía eléctrica. Suelen ser matrimonios jóvenes de apenas 30-40 años, los que salen al campo para hacer sus sacos de picón fundamentalmente para los braseros de las casas. Un matrimonio que se dedique al picón en una semana se pueden hacer 800 kilos de picón y que luego lo venden a 5 euros los 10 kilos. Bien entendida que la temporada es de noviembre hasta marzo.

LA MESA DE CAMILLA

Todo el protagonismo que se le suele dar ahora a la Televisión, a los móviles, y a espectáculos como el "gran hermano", y los seriales de turno, toda esa historia y aún más, se desarrollaba en las casas populares alrededor de la mesa de camilla, en donde el brasero los reunía a todos. Hasta el punto que se puede decir que alrededor de una mesa de camilla muchas páginas de la historia han pasado. En torno al brasero se ha gobernado mejor o peor la vida de muchos pueblos, junto al brasero, el alcalde, el juez, el médico, todos han claudicado.

Julio Romero de Torres inmortalizó el brasero en el famoso cuadro de "La Chiquita Piconera", y es que en aquellos tiempos, el picón y el brasero formaba parte de nuestras vidas. La modelo de este cuadro que pintara Julio Romero en 1930,  María Teresa López, falleció a los 89 años en el mes de mayo del 2003.

Y bien que debían de saber y conocer de braseros y picón, aquellos vecinos de la Plaza del Moreno, que vivieron en los años de 1800-1801. Ellos eran los inquilinos  que ocupaban las casas de vecinos de dicha Plaza.


VECINOS PLAZA DEL MORENO, siglo XVIII-XIX

Hemos querido copiar y reflejar los vecinos que ocupaban aquellas casas, y tenemos que decir que posiblemente la numeración de las casas, no sea la más ortodoxa.

Casa nº 5.-

-Juan Moreno de 45 años, piconero, su mujer María Magán de 40 años, hijos Dolores de 26 y María de 3 años.

-Antonio Higuera de 31 años, piconero, casado con Teresa Redondo de 31 años y sus hijos, María de 4 y Rafaela de 2 años.

-Francisca Garrido de 39 años, viuda con una hija María de 9 años.

María Rodríguez de 40 años, soltera.

-Francisco Rodríguez de 35 años, del campo, casado con Francisca García de 30 años, sus hijos María de 12 y Miguel de 8 años.

-Juan Cortés de 20 años, del campo, y soltero vive con su hermana Francisca de 12 años.

Casa Sin Número:

-José Fernández de 41 años, del campo, casado con María González de 30 años, sus hijos José de 9 y Rafael de 7 años.

-José Molina de 26 años, piconero, casado con María de la Haba de 29 años, y su hijo, José de 2 años.

Casa Nº 4.-

-Beatriz Rodríguez de 80 años, viuda y con una acompañante María Téllez de 19 años.

-José Molina de 41 años, piconero, casado con Rafaela Quintana de 38 años, sus hijos Juan de 8, José de 7 y Antonia de 10.

-Diego Citrón de 41 años, piconero y casado con María Rodríguez de 41 años, y sus hijos José de 16, Antonio de 11, María de 8, Rafaela de 7 y Marina de 1 año.

-Josefa Citrón de 51 años, viuda, vive sola.

Casa Nº 5.-

-Antonio Rubio de 42 años, empleado del matadero, casado con Teresa González de 30 años, sus hijos, Antonio de 7 y María de 1 año.

-Francisco Rodríguez de 48 años, del campo, casado con Ana Hurtado de 42 años, sus hijos Manuel de 12, José de 1, Carmen de 11 y Antonia de 7 años.

-Francisco González de 24 años, piconero, casado con Rafaela de la Peña de 24 años, sus hijos María de 2 años y Francisca de apenas dos meses.

-María Rodríguez de 46 años, viuda y sus hijos, Antonia de 23, Dolores de 16 y Rosario de 6 años.

-María Díaz de 16 años, soltera.

Casa nº 9:

Manuela Moreno de 40 años, viuda y sus hijos José García de 10, Santiago de 8, María de 20, Manuela de 5 y Marina de 1 año.

-José Valenzuela de 50 años, piconero, casado con María Moreno de 50 años, y sus hijos José de 2, Rafaela de 22, Josefa de 10 e Isabel de 8.

-Juan Vallecillo de 35 años, del Campo, su mujer María Amaro, y sus hijos Rafael de 2, María de 6 y Bartolomé, de meses.

-Juan Ferránz de 60 años, piconero, viudo y sus hijos María de 20 y Dolores de 19 años.

-Isidro León de 40 años, piconero y su mujer María Carmona de 40 años, y sus hijos Francisco de 3 años.

-Santiago Arnáez de 39 años, piconero, casado con Antoñita Cañete de 30 años, sin hijos.

-Francisco de la Haba de 46 años, piconero, su esposa María Citrón  de 42 años, y sus hijos Miguel de la Haba Citrón de 3 años, José de 1, María de 15,años.

Queremos resaltar aquí en Miguel de la Haba Citrón, de la Plaza del Moreno, el origen de la  "SAGA DE PICONEROS DE LOS TORNEJOS". que fueron piconeros célebres de Córdoba.

Casa Nº 8.-

Zeberino Molina de 55 años, piconero, viudo y sus hijos Francisco de 9, Juan de 12 y Rafaela de 18. años.

Tenemos que significar que éste hombre Zeberino Molina, fue tío- bisabuelo de "Rafael Molina Sánchez " Lagartijo", y fue un auténtico líder de los piconeros. y  en la "Taberna la Cosaria", de la Calle Mayor de Santa Marina, era donde tenía al parecer su "Parlamento".

-Gerónimo Molina de 40 años, piconero, casado con María de la Haba de 30 años, sus hijos María de 8, Antonia de 5 y Rafaela de 2 años.

Este Gerónimo Molina fue tío abuelo de "Rafael Molina Sánchez "Lagartijo"

-José Cañete de 24 años, piconero, y su mujer María Rodríguez de 30 años, su hijo Rafael de 6 y Antonio de 2 años.

-María de Luque de 50 años, viuda y vive sola.

Casa Nº 7.-

-Francisco Lasarte de 56 años, del campo, su mujer Francisca García de 50 años, sus hijos Manuel de 15, Pedro de 10, Josefa de 14 y María de 6 años.

-María Rubio de 50 años, viuda y sus hijos Antonio González de 10 y María de 8 años.

-Francisca Romero de 18 años, soltera, hija de Ana González de 46 años, viuda.

-Josefa Caballero de 35 años, viuda, sus hijos, María Molinero de 18 años.

- José de la Haba de 40 años, piconero, su mujer María González de 26 años, su hija María de 6 años.

-José García de 40 años, piconero, su mujer María Lasarte de 30 años, sus hijos María de 9 y Francisca de meses.

Casa Nº 6.-

-Juan González de 64 años, piconero, su mujer María Citrón de 51 años, sin hijos.

-Juan González de 24 años, piconero, su mujer María Molina de 25 años, su hijo Rafael de meses.

-Francisco Citrón de 60 años, piconero, de estado viudo.

-Francisco Domínguez de 30 años, piconero, su mujer María González de 28 años, y su hijo José de 1 año.

-Antonio González de 30 años, del campo, su mujer Josefa Ferranz, de 28 años, su hijo Antonio de 3 y Josefa de 2 años.

-Pedro Rodríguez de 51 años, piconero, su mujer Inés Marín, de 40 años, su hija María de 4 años.

-Ramón de Dios de 30 años, del campo, su mujer Antonia Pérez de 30 años, sin hijos.

-Rafaela Suárez de 30 años, viuda y su hijos Rafael González de 6, Francisco de 4 y María de 10 años.

-María Ruiz de 50 años, viuda, su hija María Núñez de 14 años.

Casa º 5.-

-Manuel Moreno de 41 años, piconero, y su mujer Josefa de la Peña de 26 años, sus hijos Rafael de 4, Manuel de 2 y María de 2 años.

-Rafaela Torralvo de 50 años, viuda, hijo Alonso Herrero de 19,  Juan de 13 y Francisca de 11 años.

Casa Nº 4.-

-Joaquín Barqués de 40 años, del campo, casado y su mujer Juana Otero de 35 años, hijos Joaquín de 10, Rafael de 7, José de 1 y Josefa de 3 años.

-Joaquín de 24 años, casado con María Valenzuela de 25 años, hijos José de 9, y Rosa de 2 años.

-Francisco Molina de 60 años, piconero, su mujer María Obrero, conviven sin hijos.

-Manuel Carrasco de 40 años, piconero, su mujer María Cañete, y sus hijos María de 4 y Rafaela de 1 año.

-Santiago Valenzuela de 45 años, piconero, su esposa Josefa Quintana de 39 años, sus hijos Joaquín de 3 y Marina y Ana de meses.

-Josefa Citrón de 51 años, viuda.

Casa Nº 3,-

-Juan Molina de 41 años, empleado del matadero, su esposa Gertrudis de la Vega de 44 años, sus hijos Manuel de 3, Antonio de 1 y Josefa de 10 años,

Quiero destacar a este matrimonio, pues son los abuelos de "Rafael Molina Sánchez "Lagartijo", curiosidad o no, en su abuelo, ya empieza una profesión distinta a la de piconero.

-Matías de Fuentes de 53 años, albañil, su esposa María Molina de 52 años, su hijos Manuel de 7, Ana de 6 y María de 4 años.

Estos son los padres del primo y gran rival de Lagartijo, "Manuel Fuentes "Bocanegra".

-Salvador Roldán de 40 años, corredor, su mujer Rafaela de la Haba de 29 años, sus hijos Salvador de 1, Rafaela de 13 y María de 7 años.

-Manuel Cañete de 80 años, piconero, viudo, sus hijos Rafaelita de 13 años.

-Francisco Valenzuela de 25 años, militar, su mujer Paula Cañete de 22 años.

-Manuel López de 50 años, piconero, su mujer María Muro de 41 años, sus hijos Manuel de 18 y Pedro de 12 años.

-Antonia Aljama de 60 años, viuda de Francisco Molina Flores, piconero, y tatarabuelo de Rafael Molina Sánchez "Lagartijo".

-Francisca de Luque de edad 60 años, viuda.

-Juana del Valle de 60 años, viuda,

-Antonio de la Haba de 30 años, piconero, su mujer Francisca Muñoz de 22 años, sus hijos Antonio de 3 y Manuel de meses.

Casa Nº 7.-

- Victoria Gómez de 90 años, viuda, su hijo Miguel del Viso de 51 años, piconero, soltero.

-Antonio Molina de 50 años, piconero, su mujer Ana del Viso 50 años, sin hijos

-Manuel de la Haba de 40 años, viudo, su mujer Antonia del Viso de 50 años, viven sin hijos.

-Manuel del Viso de 30 años, piconero, su mujer Josefa García de 25 años, sus hijos Juan de 1 y María de 3 años.

-Luisa Carmona de 55 años, viuda, su hijo Juan de Castro de 18 años.

-Pedro Rubio de 60 años, piconero, su mujer Rosalía Cobos de 44 años, sus hijos Pedro de 4 años y María de 14 años.

EL ENTORNO

Dejando de llevar por los Padrones Municipales, te das perfecta cuenta de que aquella Plaza del Moreno, tuvo el encanto de la vecindad, de la vida vivida con esfuerzo, de las familias numerosas, y de lo que tuvo que significar la Casa de Vecinos. Para aquellas gentes, matarifes, trabajadores del campo, de piconeros, olleros, mercaderes, zapateros, albañiles; taberneros, todos ellos formaban un conjunto de vecindad irrepetible, en donde daba la impresión de que a todas la mujeres que enviudaban las llamaban "Catalinas", tanto es así que el 60% de los nombres de mujeres que aparecen se llaman Catalinas, un 20% figuran con el nombre de María, y el resto, se reparte entre Antonia, Ana y Josefa.  .

En todo el siglo XVI al XVII, hemos observado casamientos en "segundas nupcias" como aparece reflejado, y también apuntamos como curiosidad el nombre de María Jiménez de la Calle Juan Tocino, que aparece como "separada".

Estudiando con detalle los padrones, se puede observar que era frecuente que los vecinos cambiaran con frecuencia de una casa a otra, pero siempre "no alejándose mucho". Cuando algún miembro de la familia se alejaba de este entorno era por razones de casamiento,, lógicamente por irse a vivir junto a la novia o el novio, pero se ha observado, que con frecuencia los padres solían "hacer hueco" para alojar a la hija o al hijo que se casaba; eso explicaba que en la mayoría de aquellas casas de vecinos, casi todos fueran familia.

Otra curiosidad que queremos citar es la de José de Molina, viudo y de edad de noventa y cinco años trabajador del campo, y vecino de la Calle Mayor, que es el Molina de mayor edad que hemos encontrado.

EL APELLIDO DE MOLINA

Efectivamente rastreando los archivos nos encontramos que en 1625, tenemos en la Calle Pedro Verdugo  a Andrés de Molina, tejedor de seda. En 1630, nos aparece ya un Francisco de Molina, jornalero en el Pozanco de San Agustín, en Santa Marina y en la antigua Calle Moros, tenemos en 1640, a otro Francisco de Molina, clérigo, en 1642, tenemos en la Calle Mayor de San Lorenzo, a Pedro de Molina, jornalero, y en la Calle Juan Clavijo, tenemos a Juana Molina viuda. En las Costanillas Anchas, tenemos a Sebastián de Molina y Francisco de Molina y José de Molina, en la Plazuela de los Caballos.

Ya por otra de zona de Córdoba y en el mismo año 1643, tenemos a Alonso de Molina, en Plaza de las Cañas, Ángel de Molina en la Espartería, Rodrigo Martín Molina y Eulogio de Molina en el Alcázar Viejo, Alfonso de Molina, en la Plaza de la Almagra, Antonio de Molina, Calle el Reloj, María de Molina, Calle Los Jurados,  Antonio de Molina, Calle el Corpus, Francisco de Molina, Calle Humosa y Sebastián de Molina, Calle Amortajados.

Luego en 1676, tenemos Germán Gómez de Molina, en la Calle Nieves Viejas y Bartolomé de Molina en Calle Juan Tocino. En 1683, en la Calle Horno de las Imágenes, tenemos a Felipe de Molina, y en la Zona cercana al Matadero, tenemos Francisco de Molina en Calle Guadalupe, Fernando de Molina en Calle Aladreros, y Bartolomé de Molina y Francisco Molina en Calle Alamillo y Pedro de Molina en Calle Marroquíes. En 1705, en Muro de la  Misericordia tenemos a Martín de Molina, a Antonio de Molina en Plaza del Marqués, Francisco de Molina en Calle del Obispo Blanco y Sebastián de Molina, en Calle Adarve. Observaremos que en estos primeros años aparece el "de" delante del apellido, preposición que se irá perdiendo a medida que se va acentuando su presencia.

Los primeros Molinas que tenemos registrados en la Plaza del Moreno y aquel entorno, es Isabel González, viuda de Diego de Molina, que tiene un hijo llamado Diego de Molina González, esto sería a principios de 1735 y Manuel de Molina, de cuarenta años y que tiene cinco hijos.

Por otra parte tenemos en 1754 a Francisco de Molina, de 15 años, que vive con su madre María Flores, y que al quedar viuda del padre de Francisco, Juan Molina Gabilán, se casa con Andrés de Luque de 32 años. Tenemos que decir que este Francisco Molina Flores, es el hilo conductor que nos lleva a la familia de Rafael Molina Sánchez "Lagartijo", tenemos que decir que todo empezó en Alonso de Molina, vecino de la Calle Montero (junto a la portería de San Martín), Ermita de las Montañas y que fue bautizado en San Lorenzo en 1657.

Es necesario señalar que en lo que era la pequeña zona del Barrio del Matadero por estos años, se observan muchas viudas con el nombre reiterado de Catalina, sin especificar cuál era el nombre de su marido, lo cual quiere decir que cabe la posibilidad que alguna de ellas  podría haber estado casada con algún Molina.

Si analizamos la vecindad de las Calles "Los Molinos", observamos que aparecen unos 12 empleados del Matadero, 8 piconeros, 14 obreros del campo, 10 viudas o viudos, 1 militar y 1 corredor, y el resto hijos menores y oficios sin especificar. En esta Calle tiene especial representación el apellido Bejarano, como encargados y trabajadores del Matadero.

La Calle el Tranco, 8 trabajadores del campo, 4 piconeros, 4 viudas, 1 viudo, 1 trabajador del matadero; el resto hijos menores y oficios sin especificar.

En la Calle Feria, 16 trabajadores del campo, 9 piconeros, 3 trabajadores del Matadero, 1 Militar,  3 viudos y 7 viudas; el resto hijos menores y oficios sin especificar..

EL RECONOCIMIENTO A LOS PICONEROS

Allá en el último rincón de las Costanillas, en un sitio que durante el siglo XV, XVI, XVII, y el XVIII, fue una zona totalmente vacía de vecinos; no obstante fue el lugar que se escogió para asignar calles a algunos piconeros. Allí que en la antigüedad, y al ser solamente huertos, sólo habría pavos, gallinas y cerdos. Por tanto un lugar fuera de la historia y los recuerdos, como pudo ser la Plaza del Moreno. Quizás a muchos les estorbara la Cruz y por ello la quitaron

Francisco Jiménez "Curreles", el hijo del famoso piconero poco antes de morir nos comentaba en la misma "Taberna de los Perros", "Los han metido en el último rincón de una Córdoba que ellos conocieron simplemente como campo.". 

Menos mal que ha habido gente de Córdoba que ha trabajado y mucho para convencer a los políticos de turno, para que a los "Piconeros", se les adjudicara una importante Avenida de Córdoba, muy cerca de la zona en donde ellos empezaron a existir. Pero dejamos el comentario del hijo de "Curreles", pero es un testimonio que en su día se llegó a mencionar.



M. Estévez