Escena bucólica de la Calle Juan Tocino
LA
CALLE JUAN TOCINO
La Calle JUAN TOCINO
es una Calle de Córdoba de mucha antigüedad y a pesar de que hay muy buenos
historiadores que le relacionan su nombre con determinados personajes o vecinos
de la zona del Barrio que intervinieron en los episodios del MOTÍN DEL PAN de
1652, cuando se dice: "Entonces fue cuando se dieron más a conocer Juan
Tocino y el tío Arranca-cepas, que capitaneaban parte de aquella gente y de
quienes tomaron nombres dos calles". Este autor que no es otro que el
importante don Teodomiro Ramírez de Arellano Gutiérrez en su espléndida obra
"PASEOS POR CÓRDOBA" y que cita esta frase al relatar el citado "MOTÍN
DEL PAN", acontecido por la zona de San Lorenzo, adjudica el nombre de esta
Calle de "JUAN TOCINO" al protagonismo de un vecino que se señaló en
aquellas delicadas fechas de revueltas de 1652.
Hay que decir que en
documentos hallados en el Archivo de Protocolos gracias a la gentileza de
Alicia Córdoba su directora, hemos podido comprobar que en aquellos tiempos de
1490-1500, era normal la existencia de una Calle del TOCINO, y que también
aparece como Barrera del TOCINO, que se encontraba ubicada entre la Magdalena y
San Andrés, y que suele ser citada en varios testamentos y protocolos. Pero es
que entre la collación de San Llorente y Santa Marina se habla de una Calle
denominada ya de "JUAN TOCINO" que una veces perteneció a una
Parroquia y otras veces a otra, incluso llegó a darse la circunstancia de que la
acera de los "pares" pertenecía a San Lorenzo y la de los
"nones" a Santa Marina.
En los
"padrones" del Ayuntamiento de Córdoba que se encuentran
digitalizados podemos observar que en el "Padrón de fecha 1509-1625",
y en la página 280, nos dice lo siguiente: "Empadronamiento de todos los
vecinos de esta ciudad desde los 18 años hasta de 50 años para servir a S.M. en
la campaña de Portugal. Santa Marina 1580. Luego ya en detalle y en la página
297, viene La Calle Juan Tocino, y se relacionan a una serie de señores:
Bartolomé de Barajas,
indicando que tiene una espada
Bartolomé Ruiz
Alonso Ruiz de Ortega,
una lanza
Miguel Ximénez
Francisco de Ribera, una
espada
Francisco de Estrada
Julio Ruíz, una espada
Benito Ruiz
Juan López, una espada
Francisco Fernández
Bartolomé Ruiz
Igualmente citamos el
"Padrón" de 1625-1655, y en su página 223 que con membrete oficial
especifica la fecha de "Mil Seiscientos Cuarenta" y al citar relación
de vecinos de la Collación de San Lorenzo aparece normalmente la Calle JUAN
TOCINO.
Luego ya vienen los
vecinos de la Calle del Obispo Blanco, otra Calle antiquísima de toda aquella
zona del entono Piedra Escrita-Costanillas.
Pero no cabe duda de
que el nombre de JUAN TOCINO se remonta a muy antiguo y para ello citamos aquí un documento perteneciente al
trabajo de la investigadora María Graña Cid, que nos demuestra de la existencia
de esa Calle en 1484, casi dos siglos antes del famoso "Motín del Pan de
1652", en que según parece don Teodomiro Ramírez de Arellano adjudica el
nombre de dicha Calle al liderazgo del vecino Juan Tocino que se portó en aquél
conflicto de forma destacada.
Dicho documento dice:
.
"1484, septiembre, 1. Córdoba.
Diego Carrillo, veinticuatro de Córdoba, vecino en
la collación de San Juan, vende a Juan de Valenzuela, veinticuatro de Córdoba,
vecino en la collación de San Lloreinte, una casa molino de pan con cuatro
piedras en el arroyo Pedroche, tres pares de casas en la collación de San Lloreinte
cerca de la Puerta de Plasencia, otro par de casas en la calle de la Humosa en
linde con el Hospital de San Martín (Ermita de las Montañas), y la calle del
Montero, y otro par de casas en la calle de Juan Tocino, por 76.500 maravedíes.
APCO.- Oficio 14,n.17-248".
SOBRE ESTA CALLE
Peo para mí esta
Calle además tiene un significado especial pues la tuve que cruzar muchas
veces. En primer lugar en el periodo del Servicio Militar que realicé en el
Parque y Talleres de Automovilismo de Córdoba, y todos los días al salir del
Cuartel al mediodía el recorrido hacía mi casa era: Paso a Nivel, Calle San Juan de la Cruz,
Calle Fernando de Lara, Calle Juan Tocino, Calle Hornillo, Calle Montero, Calle
Velasco, Calle Cristo y Calle Roelas y lógicamente por las mañanas para llegar
al Cuartel hacíamos el recorrido en sentido inverso, y digo hacíamos porque
éramos varios los que desde San Lorenzo íbamos al mismo sitio. Por cierto como
no recordar en el recorrido a aquella Taberna la "ESPUELA", a la que
el amigo Meléndez le puso el sobrenombre de la "PIRENAICA" pues por
aquellos tiempos mediados los años 1966, su abultada clientela del "BARRIO
GAVILÁN" casi todos se identificaban con la Emisora Radio España
Independiente, que allí se solía oír a cualquier hora como si de un Telediario
se Televisión se tratara, y raro era la semana que no hacían una rifa para
ayudar al PCE.,
También tengo que
decir, que por razones familiares tuve que pasar muchas veces por esta Calle
Juan Tocino cuando iba y venía a casa de mi suegra que se mudaría en la Plaza
de la Alegría. Y como no, en la actualidad que un hijo mío se ha mudado a la
Calle San Juan de la Cruz y tengo necesidad de cruzar a menudo esta Calle.
.
Pero es que además en
esta Calle llegó a vivir en la Casa nº 3, mi tatarabuelo de nombre Rafael
Estévez Toledano y su esposa María Ávila Valverde. que permanecieron
prácticamente toda su vida en aquella Calle. También mi bisabuelo Salvador
Estévez Ávila y Ana Cobos llegaron a vivir en la Casa nº 7. Esta coincidencia fue
entorno al 1885.
Eran los tiempos
que en dicha Calle los vecinos eran los siguientes:
Casa nº 1, en donde
vivían Leandro Alberto y Alejandra Obregón, con su hija Carmen. También vivía
la viuda Carmen Murrienda.
En la Casa nº 3,
vivía además de Rafael Estévez y su esposa, Manuel Reyes y Josefina Porras.
La Casa nº 5,
estaba ocupada por Joaquín Ramírez y Francisca Obrero, con dos hijos Joaquín y
José. También eran vecinos Antonio Zarza y Ana Natera, con sus hijos Antonio,
Dolores, Antonia, María y Josefa. También era vecina la viuda Catalina Estepa.
En la casa nº 7,
Marcos Martínez y Dolores Barrena, con sus hijos Francisco, Juan, Rafaela y
María.
La Casa nº 9, era
ocupada por Francisco Gómez y Francisca Muryande y la viuda María García.
De la Casa nº 11, eran
vecinos Rafael Olloa y Rafaela Gallegos, con su hija Dolores. También Francisco
Guerrero. viudo y José Martínez y Rafaela Gómez, y sus hijos José, Rafael,
En la acera de la
derecha Casa nº 2, vivían Rafael Acosta y Francisca Reyes, con sus hijos
Rafaela, Manuel, Matilde, José y Rafael. También vivía la viuda Josefa Porras y
Rafael Acosta que vivían solos. La viuda María Rodríguez, con sus hijos Manuel
y Lorenzo.
En la Casa nº 4,
vivía sólo Rafael Expósito.
De la Casa nº 6. eran
vecinos José Tejero y María Mejías, con sus hijos Rafaela, Josefa y José.
También vivían Antonio García y Ana Salazar con sus hijos José, Rafael,
Rafaela, María Josefa y Rafael.
En la Casa nº 8, nos
encontramos a Manuel Porras y Ana Reyes y sus hijos Rafael, Antonia, Concepción
Tránsito, Elvira, Carolina y Rosario. También vivían Rafael Pérula y María
Cortés, con su hija. En la casa nº 10, Cristóbal Gómez y Dolores Ibáñez y el
soltero Francisco Manzano.
En la Casa nº 12, vivía
Pedro Castro e Isabel Vera, con sus hijos Teresa, Andrés, Francisca, Pilar y
Miguel. También viven Cristóbal Relaño y María Soriano, con sus hijos Juan y
Álvaro.
Y ya en la Casa nº
14, eran vecinos Rafael Muñoz y Mercedes García, con sus hijos Carolina e
Ignacia.
Total unos 80 vecinos
en la Calle y que por aquellos tiempos una acera pertenecía a la Parroquia de
Santa Marina y la Otra a la Parroquia de San Lorenzo. En cuanto a las
profesiones de estas gentes salvo los vecinos de la Casa nº 1, que al parecer
era gente de buena posición los demás eran todos jornaleros, con la excepción
de un carrero que existía. En general en esta Calle había pocos vecinos pues
buena parte de la fachada izquierda de esta Calle se correspondía con lo que
era el Huerto-.Casa nº 13 de la Rinconada de San Antón, cerrado totalmente y que
llegaba desde mediados de la Calle hasta desembocar en Costanillas.
LA TORRE DE LOS PERDIGONES
LA TORRE DE LOS PERDIGONES
La Torre de los Perdigones,
restaurada en el 2002
restaurada en el 2002
En 5 de octubre de
1884 el "DIARIO CÓRDOBA" anunciaba "INDUSTRIA NUEVA".-El
señor don Tomás Recaredo de Obregón, de
Santander ha abierto de cara al público la fábrica de perdigones y balas que
con actividad y constancias dignas de consideración ha construido en el barrio
de las Costanillas de esta ciudad. Varios aficionados a la cacería han elogiado
la perfección con que resultan elaborados dichos artículos. Celebramos que se
aumente en nuestra capital los ramos de la industrial.
En realidad esta
fábrica fue construida en la Casa nº 13 de la Calle Rinconada de San Antón, que
en la práctica era un amplio Huerto situado al final de dicha Calle..
A pesar de todo, las
instalaciones no se llegaron a realizar tal como se puede apreciar en el plano
del proyecto, pues a la Torre no se le llegaron a anexionar las instalaciones
que aparecen con sus ventanas y en dos plantas.
En estas
instalaciones llegaron a trabajar 6 personas entre el horno de fundido del
plomo, y la precipitación al fondo de la Torre en donde por caída libre se
conseguía el sentido esférico de la munición. El horno de fundir plomo estaba
en la parte superior de la Torre y cada vez que se fundía se solía hacer en un
crisol de 6 kg. de plomo, el cual una vez fundido y aún en estado liquido se
precipitaba por un "EMBUDO TORVA" de 1.50 metros de diámetro con
centenares de orificios practicados para que pudiera penetrar el metal fundido
y precipitarse en la altura de la Torre hasta llegar a una especie de "GARLITO
O TRASMALLO", a modo de canastilla que previamente introducido en el agua
enfriaba y recibía las bolítas de munición.
Esta familia llegada
de Santander no hicieron nada más que copiar los procedimientos que ya se
utilizaban en países como Inglaterra, Australia, Francia y Alemania, en los que
utilizando UNA TORRE, por su altura las gotas de plomo fundido previamente
clasificadas por el EMBUDO-MEDIDA, se precipitaban en caída libre en donde se
conseguía con ello que fueran esféricas.
Al día se solían
hacer 5 coladas fundidas por la mañana y 5 coladas por la tarde, con lo que
podía suponer de 50 a 60 kilos diarios. Este material de plomo en buen
porcentaje provenía todo de chatarra o material de desecho.
No hace falta decir
que la medida de la munición dependía del COLADOR que se le pusiera en la TORVA
superior de la Torre. En instalaciones anexas a la Torre se procedía a llenado
de los CARTUCHOS, que se solían comprar en el país Vasco. Hay que indicar que
el inmueble de la Calle Rinconada de San Antonio nº 13, en donde estaba
instalada esta empresa, era amplio por ser un huerto extenso, con lugar de
viviendas hasta para los porteros de la fábrica.
Estos CARTUCHOS de
distinto calibre se solían vender en un establecimiento que dicha familia tenía
en la Calle Almonas. Un buen porcentaje de estos CARTUCHOS se enviaban a Madrid
y al país vasco, pero había un gran porcentaje de gente que adquiría la
munición suelta y ellos mismos rellenaban sus CARTUCHOS, ya que era raro el
cazador que no disponía de su propia máquina de rellenar.
.
La historia de estas
Torres es sumamente interesante. Hasta finales del siglo XVIII los
"perdigones" de las municiones de caza se hacían con moldes o
arrojando gotas de plomo derretidos en barriles llenos de agua. La primera
técnica, la de derretir plomo y echarlo en moldes con la forma del perdigón era
muy lenta y por lo tanto muy costosa, y además no se conseguía una munición
totalmente esférica..
Sería A. William
Watts, de Bristol, al que se le ocurrió la idea de las Torres, en donde salía
la munición totalmente esférica y más baratas. En uno de los primeros sitios en
que se utilizó el procedimiento de la Torre fue en Sevilla y dicha Torre tuvo
58 metros de altura y estuvo funcionando hasta el año 1968.
Proyecto que no se llevó a cabo
Plano previsto del
proyecto inicial que no se llevó a cabo totalmente, pues según parece a la
Torre nunca se le anexionaron estas instalaciones laterales.
En Córdoba y en la
Calle Nacimiento desde 1920 Antonio Ortiz Plata en su casa nº 3 (La
Ribera), monta un tinglado artesanal para producir "munición",
llegándola a fabricar al más tradicional estilo. Su instalación constaba de un
pozo y una pequeña tela metálica a modo de cazo, y se llevaban a cabo una seis
coladas de plomo en su mayoría proveniente de los chatarreros, que acudían allí
para vender el plomo. Luego eran varios familiares los que en una especie tabla-inclinada
llevaban a cabo la clasificación de la distinta munición. Allí acudían gente de
toda Córdoba e incluso de la provincia a comprar munición para ellos meterla en
su cartuchos, lógicamente este era un producto que se vendía por kilos.
No cabe duda de que
la iniciativa de esta familia de Tomás Recaredo de Obregón, tuvo que hacer
algunas concesiones de aquél Huerto de la Calle Rinconada nº 13, muy extenso y
que llegaba hasta las Costanillas, y no cabe duda de que el grupo Escolar al
que en 1957, se le puso el nombre de "LUCIANA CENTENO", fue producto
de una cesión o intercambio del citado Huerto. En un principio este Grupo
Escolar era para niños y para niñas, pero a partir del año 1952, quedó sólo
para niños. En la actualidad (2018), está cerrado.
Tenemos que este
negocio de los "PERDIGONES" ya en 1925, hay otro dueño de las
instalaciones que se llama Ramón Jiménez Roldán, y pretende abrirse una cochera
desde el Huerto a la Calle Juan Tocino.
En el año 1941-42,
estas instalaciones pasan a propiedad de Enrique Ariza Carrasco que solicita
permiso para arreglar las cubiertas de lo que fue aquella instalación.
En el año 1945,
adquiere esta propiedad del Huerto con sus pequeñas instalaciones Juan Moreno
Rodríguez, y solicita del Ayuntamiento elevar la "Parilla de
separación" con la Calle Juan Tocino a la altura de 1.50 metros. Al mismo
propietario se le autoriza abrir una puerta a la Calle de Juan Tocino.
En 1957 adquiere toda
esta instalaciones del Huerto de la Calle Rinconada nº 13, y con proyecto del
arquitecto don Carlos Sáenz de Santamaría pretende construir una Nave, de 40
M2. en la que desde un taller de platería, pasa por un almacén de aceitunas y
al final, todo esto queda desaparecido cuando en el año mediados los 1980, se
comunica dicha Calle totalmente con la Calle Juan Tocino, y el Huerto es
sustituido por una serie de casas adosadas, eso sí respetando la "TORRE DE
LOS PERDIGONES", que incluso será restaurada y remodelada posteriormente.
Quizás para hablar de
toda esta evolución habría que escuchar la opinión del "LÁPIZ"
personaje relacionado toda la vida con esta Calle. O del simpático.
"LENTEJAS" otro personaje que vivió por estos alrededores, al igual
que "EL FAÍCO" y el propio "MANGUI", ellos mejor que nadie
al igual que las hermanas Calderón Trujillo, conocieron la evolución de este
Huerto y la propia Torre de los Perdigones.
Pero es que además y
por si fuera poco en los últimos años y después de la remodelación que sufrió
esta Calle, llegarían a vivir Miguel Escudero Melero, platero de profesión y un
cordobés entrañable que amaba y que conocía todo el entorno de la Piedra Escrita
como pocos. Hombre de pocas palabras, pero siempre muy atinadas, y que las
cimentabas todas en su gran amor por las cosas de Córdoba, y de él tuvimos la
suerte de aprender muchas cosas de este Barrio y de la propia Plaza del Moreno,
que por su gran afición a los toros llegó a conocer muy bien. Era un hombre con
el que coincidimos muchos días, pues solía tener la costumbre como decía él de
visitar todos los días a "SU AMIGO" que no era otro que el propio Arcángel
San Rafael al que visitaba en su Iglesia del Juramento. Luego también
prolongaba su visita a San Lorenzo, y era un placer poder hablar de aquellas
casas de vecinos.
También en esa Calle
de JUAN TOCINO vivió los últimos años de su vida Francisco Núñez Conde, al que
todo el mundo conocía como "CURRO EL SOPO" por un defecto que tenía
en sus pies. A esta excelente persona que los últimos días de su vida ya imposibilitado
para andar lo veíamos sentado en el portal de su casa en su silla de ruedas, y
es que él decía: "No tengo más remedio que ver la Calle, y comunicarme con
la gente que pasa en el día a día" Y es que este hombre por su profesión
de zapatero siempre tuvo muchos amigos. De joven tuvo el Taller en la Calle
Ruano Girón, en el amplio portal de la Casa de José María Campos Moya, y
decimos amplio porque en el lado izquierdo del portal, también tenía una
pequeña "tasca" de medios y bebidas "BARBUDO" el hombre que
trabajando en la Electro Mecánicas solía echar sus horas atendiendo esta
"Tasca" de los amigos del Barrio.
Pero el amigo
"CURRO EL SOPO" cuando demostró su calidad humana fue cuando migró el
Taller de Zapatería a un local en la misma Calle Ruano Girón pero junto a la
Casa de los hermanos Santos Iglesias. En ese local y durante los años
1970-1990, el amigo "CURRO" y por las tardes solía montar auténticas
"SESIONES DE TEATRO LEÍDO" y es que en torno a su mesa de trabajo,
todas las tardes se solían juntar tres o cuatro "abuelos" que
disfrutaban con las novelas de Marcial Lafuente Estefanía que solía leer como
nadie Miguel Serrano, el simpático "Artillero" y decimos que leía
como nadie, porque con la garganta, modulaba aquellos "relatos del clásico
Oeste americano", asignándole a cada protagonista de la novela su voz
propia y adecuada. A los que escuchaban el "relato" les faltaba poco para
echarse manos a las cartucheras. A veces se podía decir que hasta casi se
respiraba el humo del revolver. Aquello era una tertulia o reunión encantadora.
.
Este Francisco Núñez Conde, "Curro el sopo”, también hacía labores
de pluriempleo cantando la “Lotería” en la "TABERNA LA PALOMA",
situada en la esquina Calle Cárcamo con Calle Costanillas. Esta Taberna, era
propiedad de un gallego, que la tenía alquilada. Era mucha gente la que acudía
a jugar a la "LOTERÍA" como siempre se le llamó al "BINGO".
Eran los tiempos en que junto a la Fuente de la "PIEDRA ESCRITA", se
solían poner tres o cuatro "BETUNEROS" en los días festivos, a limpiar
los zapatos de los que tenían dineros para ello. Por allí andaban en ese trabajo de
"LIMPIAS" personajes como: "El Conejo", "El
Marchena" , "El Ojitos", y "El Viudo", todos ellos
personajes, muy ligados a la Historia de este rincón de Córdoba, que por cierto
todavía existe una cartelera con su tejadillo y todo que data del año 1952. .
Pero se acabó la "LOTERÍA", se acabó la
"TABERNA LA PALOMA", y también la pequeña Taberna de
"BARBUDO". Este Curro "El Sopo" se retiró a vivir en la
Calle Juan Tocino, y como es natural echaba mucho de menos a "El
Tinajas", "El Guapo" y el "Corneta" y en especial al
"Artillero" que eran los que formaban aquella maravillosa tertulia de
TEATRO LEÍDO. ,