martes, 10 de noviembre de 2020

AQUELLA AVENIDA AMÉRICA (Córdoba)


Avenida América

AQUELLA AVENIDA DE AMÉRICA (Córdoba)

 Durante muchos años, esa fue la calle que un día tras otro teníamos que emplear en nuestro caminar diario hacía nuestro puesto de trabajo en Westinghouse, y el otro día quise recordar algo de ese camino, y me dio alegría el contemplar en primer lugar El Ambulatorio de la Avenida América, ya recuperado para la actividad sanitaria de Córdoba. Este Ambulatorio que fue levantado a principio de los años 1960, como un centro de especialidades que funcionó muy bien. Allí no puedo dejar de recordar a don Gonzalo Briones Espinosa que en la cuarta planta tenía su consulta de traumatología y que allí con toda seguridad resolvió muchos casos de huesos; unos porque le correspondía por la "Cartilla" como solía decir el con su aire de sevillano de Carmona, y otros dada su categoría humana y otros por el hecho de intentar ayudar a mucha gente que lo necesitaba, ya que eso fue una constante en su vida como médico. Recuerdo que el simpático Rafael Órdoñez, el único nieto que lleva el apellido del bodeguero en primer lugar, y dueño de la popular "Casa Rafae" de la judería, me decía en una entrevista que tuve con él hace dos años: "A don Gonzalo, lo conocí desde hace muchos años, pues todos los días coincidía con él en misa de siete de San Hipólito, en donde nos encontrábamos mucha gente importante de Córdoba, que querían aparecer en Misa de forma discreta y anónima".



Bloques de viviendas de Renfe

Testigos inevitables de todo lo que pasaba en este Ambulatorio, sin duda. fueron aquellos vecinos de los "Pabellones de Renfe" que desde principios del siglo XX, daban cobijo a muchas familias de "trabajadores del tren" como se les llamaba. Allí estaban los Cobos, los Copado, los Núñez, los Gallardo, etc. que entre otras cosas coincidieron con nosotros en el Colegio Salesiano. Después de estos bloques de pisos ubicados haciendo esquina con el mismo Viaducto, se levantaba una tapia hasta la misma Estación, que aislaba los terrenos de Renfe. A la otra esquina del Viaducto y haciendo esquina con Doña Berenguela, estaba el Cuartel de tropa del Parque de Automovilismo.

 Pasando el ambulatorio de la Avenida América y haciendo esquina con el Gran Capitán estaba el Hospital de don Emilio Luque, en donde también se solucionaban muchos problemas de salud, dado el alto nivel de profesionalidad que se respiraba en aquellos quirófanos. Aunque desde luego la palma en este Hospital eran los nacimientos de chiquillos y las operaciones de cataratas del doctor Almenara de Palma del Río.

 Ya al cruzar el Gran Capitán te encontrabas con la tienda emblemática de Córdoba como fue "Establecimientos Miloga", una tienda que durante años dada su calidad de productos y amplitud de instalaciones y escaparates, fue un referente en Córdoba. En los archivos de publicidad de "Radio Córdoba" aparecerá la mucha propaganda que este establecimiento se hacía en Radio Córdoba. López Icardo, la segunda generación de estos establecimientos al que conocía por hacer el servicio militar (seguramente como voluntario), conmigo en el Parque de Automovilismo. En una corta conversación que tuve con la dependienta al preguntarle que porque cerraban, ella me dijo: "Los negocios de escaparate ya no funcionan, hoy el móvil lo ha sustituido todo". A los pocos meses este establecimiento cerraría sus puertas. Y ya estaba el de la Avenida América que fue todo un referente en atenciones a los "bebes", ya había cerrado y en su lugar había un banco holandes..

 Luego estaba el Garaje América que fue uno de los primeros aparcamientos que hubo en Córdoba y por el centro.

 A continuación y de forma inevitable te encontrabas con el Hotel Montes. En aquellos tiempos 1950-1970, dándole a aquella acera frontera a la Estación Central de Ferrocarriles, una solera por la categoría y antigüedad de algunos de sus establecimientos. Empezaban desde una esquina cercana al simpático "Fielato" donde estaba el Bar "Dos Avenidas, haciendo esquina con la Avenida de Cervantes, que por cierto por ahí hay una foto de Manolete a hombros por dicha Avenida camino de su palacete, que casualmente un día que fui a la "Lagunilla" a comprar café de "estraperlo" (1955), a una casa posterior del Monumento a Manolete, y al entrar en un largo pasillo central por todo el patio y al final a la derecha, estaba la vivienda de "Consuelo" la mujer que vendía el café, y al presenciar allí la citada foto de Manolete colgada por encima del aparador, la mujer nos diría: "El que lleva a Manolete es mi marido que se crió aquí en este barrio cuando el vivió aquí".

 Luego y en la misma acera de enfrente estaba el Bar "Buenos Aires", y un poquito más para adentro estaba "La Sultana". Luego había otro Bar llamado "Casa Eduardo", que era como la "Casa de los Taxistas" y que hasta última hora la dueña estuvo al pie del cañón Luego estaba el "Hotel Granada", el "Hotel Montes".

 

Hemos citado los establecimientos más conocidos, que no quiere decir que fueran los únicos. En aquellos tiempos había clientes para todos, pues la Estación Central, tenía el poco movimiento que había en Córdoba de viajeros.

 

El Hotel Montes en su tiempos "Hotel Villarosa" fue el negocio que regentaron con éxito dos camareros de la vieja "Venta de Vargas" y que se conocía por los apodos de "Francisco Chicote" y "Enrique Ligero". Este era un edificio de una sola planta, con un patio interior muy floreado y con un gran mostrador y que incluso ponían mesas para la calle.

 

Pero Manuel Montes Lozano (1908-1990), a mediados de los años 1940, compra el edificio y lo derriba y levanta otro edificio, en el que instala una Sala de Fiestas, denominada "Villa Rosa", y un Restaurante con salón con amplia barra y un patio espléndido en donde solía actuar muy a menudo orquestas de música bailable. En aquellos primeros tiempos hubo un dependiente muy popular por su nombre taurino que no era otro que Narciso Gálvez y al que apodaban el  "Guerrita".

 

Pero la Sala de Fiestas después de unos primeros años muy importantes, fue decayendo y al final quedó clausurada. y sólo funcionaba el gran Salón del Restaurante, que era atendido muchas veces por un hermano de Manuel Montes de nombre Rafael Montes Lozano.

 

Los hermanos Montes, era por nacimiento de Santa Marina en su calle Mayor nº 19, Eran hijos de José Montes Morrugares y Trinidad Lozano García. Al igual que Manuel Montes, su hermano Francisco Montes Lozano (1917-2011) apodado el "Panza", y es que con su figura oronda, daba la sensación de que su barriga se quería escapar de aquellos tirantes elásticos que siempre llevaba. También era característico en él verle apretando los dientes con el resto de un grueso puro casi apagado y que daba la sensación que lo masticaba. Este hombre regentaba un Bar que disponía de una terraza con su "Emparrado", junto a la "Puerta de los Carros", de Viaducto del Pretorio y enfrente de olor desagradable a  pieles de la fábrica de curtido de pieles de Pablo Vidal. Tengo que decir que allí presencié yo con mi novia la final de la Copa de Europa que ganó España a Rusia con el famoso gol de Marcelino.(1964).

 

También su hermana Encarnación Montes Lozano (1915-1993), tenía un pequeño "Casetón-Quiosco", en la misma "Puerta de los Carros", en donde vendía café, copas de coñac, aguardiente y todo lo que demandaban los faeneros que por esa puerta entraban a la Carga y descarga de Renfe. Incluso en verano ponía sus pocos veladores. El casetón tenía un rótulo de Transportes Vaquero, que había sustituido en 1958 al de Transportes Guzmán.



Quiosco de Encarna en la Puerta los carros

Pero el Hotel Montes, era un paso obligado tanto para los trasnochadores, empedernidos o circunstanciales, o como todos aquellos, que para coger cualquier tren tenían que madrugar. Allí en aquel salón y en sus mesas, muchas veces se encontraban el que venía y el que iba. Unos con unas ropas y otros con otras. Pero el caldito para terminar la fiesta era casi de protocolo.

 

Posiblemente el más serio y formal de todos los que hubiera en el "Hotel Montes", fuera su dueño, hombre que irradiaba seriedad y formalidad, y fueron muchas las bodas y celebraciones que allí se dieron. Estaba las 24 horas abierto y el servicio de cocina era por lo tanto permanente. Gente de Renfe, con gorra, sin gorra, maquinistas, fogoneros, números de la guardia civil, médicos, jugadores, artistas, amigos de la noche, y toda clase de personas, coincidían a tomar su caldo, tomar café, o anís Machaquito, o a lo que les viniera en gana.  

 

Una de las pocas mañanas que yo fui por allí, fue en diciembre de 1953, íbamos a coger el "Tren Botijo" que nos iba a llevar a Jaén, para el ver el partido con el Atlético de Bilbao, íbamos acompañado de dos personas mayores, y nos sorprendió que allí había en el Hotel Montes, un gran ambiente. Casi siempre había cuatro cinco mesas ocupadas, pero hacia la derecha de la barra había un grupo de tres o cuatro personas junto aun camarero al que llamaban cariñosamente "El Mono", y este nos diría: Ahí está el "Caballero de la Noche" con Manolo Caracol y Luisa Ortega, con un grupo del coro que actuaron anoche en el Duque de Rivas. Luego observamos que el citado "Caballero de la Noche", acompañado de una galga que no se le despegaba nos dijo: "Me voy porque mi perra está ya nerviosa vayamos que nos sorprenda la salida del sol en medio de la Calle".  

 

Aquello no lo entendimos y sería otro camarero muy bajito al que llamaban "El Víbora" el que nos aclaró: "Este Sr. se llama Pepito Fragero Pozuelo,(1895-1965) y por su buena relación con todos los artistas que vienen a Córdoba, le llaman el "Caballero de las Estrellas", porque toda su vida la realiza de noche, acompañado siempre de su perra "Piñonera". En un cuadro-pizarra, que había sobre la barra del Bar había un plato que eran "Sopa de ajos con huevos", y el precio era de 8 pesetas.

 

Al fin, impresionados por el hombre que no quería que le diera el sol, nos montamos en el "Tren Botijo" y nos llevó a Jaén a media mañana, y por la tarde vimos el partido en el que ganó el Atlético de Bilbao por 1 a 3. al Jaén, y los goles fueron de Linares por el Jaén, y Gainza, Mauri y Maguregui por el Bilbao.

 



Escenas del "Tren Botijo"


Luego después del Hotel Montes, te encontrabas con el Bar Casa Eduardo, que ya su amplio dintel de la puerta te decía que era un Bar de acogida.

 

 CASA EDUARDO

 Don Pedro Salazar y Góngora, en el 1743 y siendo obispo de Córdoba, decidió levantar un triunfo a San Rafael en la explanada que quedaba entre el Río y la Puerta del Viejo Alcázar de los Reyes Cristianos que, por aquel entonces era Prisión Provincial. Al abrir la Avenida del Corregidor (entre los dos puentes),  se trasladó dicho triunfo a la explanada de la Estación Central de ferrocarriles en 1954.

 Testigos de aquel traslado fueron sin duda Eduardo y su señora Dolores, personajes entrañables de todo aquél entorno de la Estación. Los taxistas de Córdoba en sus rutas de servicio por aquella zona profesaban un respeto muy bonito a Dolores y a Eduardo, personas que al frente de su bar "Casa Eduardo" nunca les fallaron. Eran muy tempranas las horas a las que abrían, para recoger primero a los noctámbulos que a lo mejor se sentían incómodos en el Hotel Montes, a donde iban a parar todos los festivaleros de la noche de Córdoba. Pero sus clientes favoritos eran los taxistas, aquellos trabajadores del servicio público que acudían con sus coches para atender el desplazamiento de los viajeros que venían a Córdoba por el ferrocarril.  

 Por otra parte el San Rafael de la Estación pudo ver como nadie como en aquellos años, 1955-1970, se nos marchaba mucha gente a otras partes de España y al extranjero en busca de trabajo.  Muchos dejaban familia y raíces atrás. Unos volvieron, pero otros se quedaron, porque los hijos habían nacido allí y habían adoptado las costumbres y e incluso hasta el idioma.

 Como ya hemos dicho El Bar Montes y "Casa Eduardo", cobijaban a los noctámbulos de Córdoba que saludaban al Arcángel al amanecer. Jorge Negrete cuando llegó a Córdoba en 1948, acompañado de sus "Mariachis" se asombró de ver tantas veces el Custodio de Córdoba. 

 Con el cierre de "Casa Eduardo", los taxistas de Córdoba perdieron algo como si fuera su segunda casa. Dolores que al morir su marido Eduardo terminó regentando el negocio era como una madre para todos ellos, todo lo que tenía de bajita, lo tenía de buena y cariñosa, aunque a veces se hizo acompañar de una "garrota", con la que intentaba disuadir al que pretendiera engañarla. Su Café era insuperable,. A la muerte de Dolores sería su hija Antoñita la que terminó con el bar hasta que cerró a principios del siglo XXI. 

 Eduardo el hijo de Dolores, nos contó la anécdota que le ocurrió con aquél gitano altivo que vivía por el Cerro de la Golondrina y era un animador con su guitarra en la Sala de Fiestas "La Segunda" de Cercadilla. Este hombre al parecer todas las mañanas solía llegar a "Casa Eduardo" y cogiendo del mostrador un puñado de servilletas se adentraba para el Water y allí soltaba "su carga", y luego después de haber evacuado y sin tomar nada se marchaba tan tranquilo para donde él quería.

 Los taxistas que muchas veces llenaban el local habían advertido esta circunstancia una vez y otra, y llegó incluso a ser motivo de comentarios. Pero un día el hijo de Dolores que se llamaba Eduardo como el padre, con la colaboración del taxista "El Barriga" decidió acabar con la frescura de aquél "guitarrista cagón" y le prepararon un cubilete de servilletas impregnadas todas de "cornetilla picante" hasta el punto que el "guitarrista cagón", saldría aquél día de depositar su "carga", arrastrando poco menos que el culo por la pared. A raíz de aquél día "El guitarrista cagón" no volvió más por "Casa Eduardo".

 Y siguiendo esa Avenida de América llegabas a la zona de Cercadillas cruzando claro está el Depósito de Rente, dejando a la derecha el Paso a Nivel de la Margaritas, que a aquellas horas de la mañana era un río de gente que andando o en toda clase de vehículos iban para su lugares de trabajo.

 Y el medio de aquel alboroto de gente de aquí para allá, te encontrabas con las instalaciones del Depósito de Renfe, unos grandes talleres de reparación del parque ferroviario. Incluso se podían ver por allí a los aprendices de Renfe, que incluso hacían el servicio militar ligados a la citada empresa y con sus uniformes azules.

 


Locomotora en la puerta del Depósito


EL DEPOSITO DE CERCADILLAS

  El 27 de abril de 1859  se celebró en Córdoba de forma alegre y ostentosa la llegada del primer tren que unía la línea férrea Córdoba-Sevilla, cumpliendo de esta forma una disposición de la Reina Isabel II, de fecha 27 de abril de 1856.

 Las obras de allanamiento para la Estación que en un principio se llamó "Estación de la Agricultura" y todo el "tendido de hierro" por donde había de pasar la locomotora, fueron realizadas por la empresa, Arauco Ltda, cuyo representante e ingeniero fue don Eduardo Mamby, una de las máximas autoridades en los tendidos ferroviarios de la época.

 Antes de la llegada de la "Diligencia metálica" como la prensa escrita y la popularidad de las gentes llegó a denominar a aquella primera locomotora, se celebraron multitud de actos y manifestaciones incluso con repiques de campanas de las distintas torres de las Iglesias de la ciudad. No cabe duda de que aquello fue un hecho importante.

 A aquella primera "Locomotora" de nombre "San Rafael". que llegó de Sevilla también portaba adornos y flores que orlaban los escudos oficiales de Córdoba y Sevilla.

 Y podemos decir que la llegada de aquella "Locomotora"  significó una estimulación de inversiones para Córdoba, pues dada la importancia de su "Nudo Ferroviario" de cara a la comunicación con el resto de España, se crearon en Córdoba infraestructuras para la reparación y el mantenimiento de los trenes que fueron llegando a Córdoba.

 Por aquellos años de 1950, podías cruzar el "Viaducto del Pretorio" (al que todo el mundo llamaba de la Huerta de la Reina) y podías presenciar que había multitud de vías muertas en donde una cantidad importante de Vagones e incluso alguna Máquinas de vapor, esperaban ser enganchados en la formación de un TREN, o que simplemente estaban a la espera de cualquier reparación. Y aquello suponía mucha mano de obra.

 A esta cantidad de vagones ajenos a los que normalmente circulaban por las "Vías principales"  se le llamaba "El Depósito" de descanso, por parte de los ferroviarios, ya que aquí muchas veces se intercambiaron máquinas, vagones y hasta trenes enteros. Todo aquello significaba un emporio de empleos en Córdoba, pues desde primera hora se habilitó unas naves- taller de reparación a la que se le dio el nombre de "Depósito de Renfe" aquello se puede decir que desde finales del siglo XIX, fue uno de los centros de trabajo de Córdoba en donde hubo más profesionales. Había caldereros, torneros, forjadores, fresadores, soldadores, ajustadores, carpinteros, electricistas, bobinadores, y todas las profesiones que uno se pueda imaginar. Baste recordar que el simpático "Picador de toros" al que apodaban el "Catalino"(Bernabé Álvarez Jiménez 1885-1958), en una entrevista que le hacen en el "Diario Córdoba" a la vuelta de su campaña de América, nos decía: "Yo trabajaba en el "Depósito de Renfe" de calderero y cobraba una peseta diaria de sueldo", 

Era tan importante Córdoba en aquél "Nudo" ferroviario que se fue formando aquí. que incluso al final de la Calle Doña Berenguela, existía una casa de dos plantas y con abundantes habitaciones en donde solían pernoctar los maquinistas que hacían relevos en sus largos recorridos. Aquello era como una gran pensión en donde existían incluso servicio de comidas y todo lo necesarios para los maquinistas de Renfe. Durante bastante tiempo Antonio Reca y José Espejo, "El Mapa" vecinos de San Lorenzo tuvieron algo que ver con aquella Residencia.

Pero es que el "Depósito de Renfe" motivó que en aquel tramo de la Margaritas, se crearan un montón de talleres auxiliares, y también porque no decirlo se convirtió aquello como una de las zonas con más puestos de trabajo de Córdoba.

Eran tantas las profesiones de trabajo que se daban en aquel gran taller, que incluso llegó a tener su propia "Escuela de Aprendices" que en Córdoba se consideró siempre de las más importantes, junto con las de Constructora Nacional de Maquinaria Eléctrica y de la Electro Mecánicas.

Pero el "Depósito de Renfe" además del trabajo que allí se apreciaba, se hizo famoso en Córdoba, pues fue considerado como "Parada y fonda" de todo el contrabando que llegaba por el tren; bien de la zona de Gibraltar o de Madrid. Allí en el "Depósito" llegó la primera Penicilina  que se utilizó en Córdoba en aquella terrible epidemia de Meningitis Infantil de los años 1950. Pero allí llegaba de todo, lo mismo café, que relojes, chocolate, y las famosas "Pastas de Tabaco" el "Kubanito" que aunque entraban por Gibraltar lógicamente venían de Cuba.

Y ya que hemos hablado del "Depósito de Renfe" se hace necesario el mencionar aquellos enormes "Canastos de mimbre", que muchos trabajadores colgaban del cuello con una correa y escorados al costado izquierdo. Aparentemente era porque a algunos trabajadores y dada la escasez de todo, se les permitía traer algo de carbonilla para sus casas. Pero aquél canasto tan enorme que solían llevar, muchas veces sirvió para transportar de todo.

En una ocasión y por aquellos años de 1948-1952, a Manolo Cerezo, "El Célebre Bizco" de la Calle la Rosalas, lo pusieron al frente de una especie de Bodeguilla-Tapadera, que los amantes del juego de San Lorenzo, utilizaron para disimular que era un pequeño lugar de juego. Allí jugaban los Soler, los Dávila, los Curreles, los Trujillo, los Rey, los Gordillo, los Sánchez, total un montón de gente que les gustaba el juego y que al estar "Prohibido" montaron un mostrador y un poco de vino "peleón" y cuatro aceitunas para vender, y dentro habían dos cuartos perfectamente disimulados para jugar. En una ocasión llegó el cuñado de los Millán, que era de la llamada "Brigadílla" con un grupo de dos números más, y con toda seguridad y que después de un "chivatazo" iban "persiguiendo" los canastos de dos ferroviarios a los que también les gustaba mucho el juego. Llegaron al establecimiento del mencionado "Bizco Cerezo" y sólo pudieron ver los canastos allí perfectamente cerrados ya que sus dueños, al estar jugando y sentir que había llegado la "Brigadilla", salieron huyeron por el tejado poniéndose a salvo. Pero los canastos eran la prueba de que portaban contrabando, y por ello y mientras se aclaró todo debidamente, al pobre "Bizco Cerezo" lo llevaron detenido y llegó a dormir alguna noche en el llamado "cuartelillo". Manolo Cerezo era muy conocido en San Lorenzo, y por ello enseguida se cundió que lo habían metido preso por robar carbón, que era muy escaso por aquellas épocas..

Y es que en aquellas fechas se aprovechaba y utilizaba todo. Me contaban Rafael Parras y Juan Blanco, compañeros de Westinghouse, y vecinos de los Olivos Borrachos, que los vagones de tren que con frecuencia estaban por allí aparcados, concretamente los que daban a las espaldas del Estadio América, les servían a muchos aficionados para subiéndose en el techo presenciar los partidos de fútbol que todos los domingos tenían lugar en el Estadio América, Este Estadio estaba al final en lo que fue el Cuartel de Artillería 42, y que desde la zona de Cercadilla se podía ver el fútbol perfectamente. Mas de una vez me contaban, algún gracioso o la necesidad de hacer una maniobra de enganche, que en lo mejor de una jugada, movían el vagón de un lado para otro, con lo que al que llevaba acabo aquella maniobra le llovían todas las maldiciones del mundo.

Y ya que hemos relatado el Depósito de Renfe, nos adentramos de lleno en lo que se llamaba Cercadillas.


ALREDEDOR DE CERCADILLAS

Acabamos de hablar del Estadio América, y tenemos que decir que  estaba ubicado en la Huerta de Cercadilla, y estaba situada a la espalda del antiguo Cuartel de Artillería 42, el Cuartel en donde hizo la mili Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” (1917-1947), el gran torero de Córdoba, al que mucha gente con "Mala Leche" cundió por toda España, que practicaba la suerte de matar con los presos políticos. Todo fue debido a que tergiversaron interesadamente la anécdota  de que el toro de su alternativa en Sevilla (02/07/1939), se llamaba "comunista", y Manolete por respeto a todo el mundo pidió que en el cartel que se exhibió en la Plaza se le cambiara el nombre que traía ya desde la ganadería.

El Estadio América era un campo de fútbol para 5.000 espectadores y que junto al Campo de fútbol de la Electro Mecánicas, eran los únicos campos de fútbol que había en Córdoba. Se inauguró en 1923, en un partido entre un equipo del Córdoba de aquellos tiempos y otro de Granada. Su dueño fue don Jerónimo Padilla, un hombre que había hecho fortuna en América y por eso le puso ese nombre al Estadio. Como un anexo a las gradas del citado Estadio se consideraban los vagones de Renfe desde los cuales había aficionados que presenciaban los partidos. No fue la primera vez que cuando la jugada estaba más interesante, el vagón empezaba a andar de un lado para otro haciendo su maniobra de enganche. 

En aquel Estadio de América, no es que jugara ni mucho menos Messi o Ronaldo, pero allí jugaban gente que le echaban mucho amor propio y afición, hay que tener en cuenta que además de mal equipados, alternando con sus trabajos, y sin cobrar nada luchaban a muerte por cualquier balón en disputa.  

Además la zona de Cercadilla era un terreno abonado para los negocios de salas de recreo de los Llergo y los "Bartolos", y como no, varios Bares entre los que había que destacar el Bar Flor, propiedad de Rafael Toledano, al que apodaban "Manitas de Plata" por su habilidad en el juego de cartas. Este Rafael Toledano vivía en la Calle Roelas de San Lorenzo, y era vecino del popular Rafael García  "Cachas Negras". ´



Camareros de la Segunda (1964)

Un día en la Barbería de Julio Mellado en San Lorenzo, y mientras esperaba su turno para afeitarse, nos relataba Antonio Moyano, vecino de San Juan de Letrán y trabajador de Luis Aranda Martos, de que su jefe había inaugurado una moderna fábrica en la zona de Santa Rosa, junto a la Subestación Mengemor propiedad de la Compañía Sevillana de Electricidad, y como quiera que Antonio Moyano, siguiera hablando, dio lugar que Paco Almoguera, el barbero que le afeitaba, le preguntaba sin parar, cosas de aquella nueva fábrica, y todas las cosas que se le ocurrían. Y entonces salió a relucir las fiestas que el citado Luis Aranda Martos, se solía tirar agasajando a sus amigos. Y de esta forma salió lo de la vez, que le pidió al empresario Antonio Llergo, que le "reservara" la Sala de Fiestas "LA SEGUNDA" famosa en CERCADILLA, para pasarlo bien, con un grupo de amigos constructores y clientes suyos. Por lo que se veía este detalle de "reservarse" la Sala de Fiestas para él y sus amigos, lo hizo un par de veces por aquellos años principios de 1960, y siempre le costó alrededor de unas 200.000 pesetas. Pero él interpretaba que eso formaba parte del negocio. No hace falta decir que este hombre que subió como la espuma en el negocio de la Carpintería Industrial, no tardó mucho en caer totalmente en la ruina, quedando la moderna fábrica en manos de unos catalanes

La "Estación de Cercadilla", solamente se utilizaba para la línea Córdoba-Almorchón, y para el movimiento de tropa y vehículos con destino en los Campamento CIR nº 4 y CIR nº 5, de Obejo y Cerro Muriano respectivamente. Este tren, cruzaba la carretera del Brillante, por un "Paso a Nivel" con barreras, que estaba ubicado antes de llegar a la “Primera del Brillante”, otro establecimiento de recreo y diversión regentado por Ramón García, el padre de Pepe García Marín, el dueño del Caballo Rojo. Luego la vía del tren discurría de forma paralela a lo que hoy es la Avenida del Escultor Fernández Márquez, por su acera de la derecha en dirección al Puente de Hierro de la Palomera.

 Cuando se fue a hacer la Estación del Ave cerca de lo que fue la Zona de Cercadilla, había un político al que casi nunca se le escuchó y me refiero a Joaquín Martínez Borgman, que se fue al otro mundo sin que se escuchara toda su verdad sobre la contaminación del subsuelo de toda aquella zona. Efectivamente la Estación del Ave estaba proyectada en un principio más a las afueras de Córdoba, cerca de la zona de la antigua Electro Mecánicas, pero al hacer las excavaciones pertinentes se encontraron con una contaminación brutal en el subsuelo, debido a la acumulación de residuos industriales tanto de la Electro Mecánicas como de la Fabrica Westinghouse, hoy ABB. Por parte de Westinghouse la contaminación se debió a residuos de aceite de los transformadores pequeños, que al igual que el líquido "Pyraleno" que utilizaban algunos transformadores se vaciaban en la zona de chatarra de la citada empresa como si tal. Precisamente este liquido "Pyraleno" que se utilizaba como dieléctrico en algunos  pequeños transformadores, se descubrió en 1991 que este liquido contenía "bioxina" un componente altamente peligroso para la salud. 

 Entonces después de estudiar el subsuelo, decidieron traerse la estación más para acá y de nada sirvió los informes que hizo Joaquín Martínez Borgman, (1928-2000), criticando el asunto de la contaminación. Al pobre abogado no solamente se la jugaron quitándolo de poder optar a la alcaldía de Córdoba, (1979), sino que no le escucharon en estas quejas. Debió morirse con estas penas.

 Y ya al final estaba la calle de "Los Omeyas" que al terminar la Avenida de América, te introducías en ella para desembocar en la Avenida de Medina Azahara y desde allí enfilabas la carretera de los Olivos Borrachos, y torcías hacia el "Bar Piloto" para entrar a trabajar a Westinghouse. Aquel entorno es un constante ir de un lado para otro de carreteras, que no se parece en nada a lo que aquello pudo ser y lo más lamentable que todos los negocios que había por aquellos contornos, hoy no persiste ninguno. Eso sí existen algunos espléndidos locales bajos, en donde por todo anuncio aparece el de "Se Vende o Alquila", Quise ver por donde estaba aquella empresa importante de Córdoba que era "Productos Lekue" en donde las tuberías y los codos, tenían todas las soluciones para los profesionales, pero debieron marcharse a algún polígono industrial.

 También como no, desapareció aquella primera sede del sindicato UGT, que allí tuvo su Delegación Provincial. Eran los tiempos en que Emilio Fernández, fue su primer secretario general de Córdoba y como político llegaría a ser Diputado por Córdoba, Perteneciente al parlamento de Andalucía, y Concejal del Ayuntamiento de Córdoba. Su profesión en Westinghouse era len el taller de mecanizado. Todavía recuerdo aquellos "desafíos" que jugando al fútbol de jóvenes solíamos echar en el Patio de los Eucaliptos del Colegio Salesianos, representando cada uno a su calle, en este caso la calle Montero y la calle Escañuela.

También por otra parte y por el paso peatonal que existe por aquella zona, se puede apreciar de que la Arqueología es la ciencia que no debe de tener ninguna prisa, y quizás por ello,  todavía esté aquella zona con una clara sensación de abandono y olvido. Pero claro está aquellos son restos romanos y lo romano a los intelectuales y a los políticos, no le debe ser muy oportuno y rentable acordarse de ello.

 

 

 


domingo, 4 de octubre de 2020

EL "MARGAS" PINTOR DE CÓRDOBA

 

El Margas vendedor de la Once

 

 

EL MARGAS

 

 

Mi padre fue cliente durante los años de 1930-1955 de "Casa Joaquín" taberna situada en la calle de Santa María de Gracia, a la salida de San Lorenzo. Luego esta taberna sería renombrada por la propia gente del Barrio como la taberna "Los Perros", por dos perros pequeños "peludos y chatos" que en aquellos tiempos salían andando por un tramo del mismo mostrador que se adentraba entre cortinas en lo que era la trastienda del tabernero. Aquellos perros, "chatos y peludos" cogieron cierta fama en San Lorenzo, hasta el punto de que la taberna sería rebautizada como la "Taberna de los Perros".

 

Esta no era una taberna más de las seis que muy cercanas a la Plaza de San Lorenzo existían, pues podemos decir que era algo distinta, por sus costumbres, sus maneras y por la propia tipología de sus clientes. Yo la conocí en aquellos años de 1950, cuando mi padre nos mandaba bien a por "Vino de 24", aceitunas, o alguna que otra cerveza de aquellas primeras de "Cervezas el Águila" que recuerdo venían en aquella botella de color verde y con el escudo del águila en relieve.

 

Llegar a la taberna era como un acto muy ceremonioso, en el que siempre que llegábamos allí, nos salieran aquellos pequeños perros a nuestro encuentro, perros que ni ladraban ni nada, pero eso sí formaban parte de la taberna. De las veces que pudimos ir nos había llamado la atención unos cuadritos colgados en la pared de la derecha, en los que el  autor recreaba unas escenas de "peroles en el campo", que teniendo lugar en sitios conocidos de Córdoba. nos recreaba escenas llenas de la vida de lo que acontecía siempre alrededor de un perol entre familiares o amigos. En primer lugar recreaba con toda clase de detalles por insignificantes que parecieran el paisaje, y luego hasta detalles del que echaba el vino de la "damajuana", el que avivaba la candela del perol, e incluso el que cantaba al compás de cualquiera que toca la guitarra. En esos cuadritos, con la representación del lugar en donde se celebraba, destacaba hasta el detalle de un grupo de niñas que airosas y felices saltaban a la comba, o los niños que volaban su cometa. Concretamente en esta "Taberna de los Perros", unos de los cuadros representaba una escena de cualquier perol celebrado a la orilla del Arroyo de Pedroche, en donde el pintor, se había imaginado una escena de sorpresa planteada por la presencia de improviso de "Un Toro", que hace reaccionar a todos los componentes del perol, unos corriendo hacía el  Arroyo, otros intentando disimular su presencia entre unas matas de monte bajo, y otros disputándose el coronar el primer árbol que se encuentran. Por supuesto y ante el estoico toro, solo quedan el perol ardiendo en su candela, una garrafa de vino, y posiblemente hasta la guitarra que animaba el perol.

 

Todos los cuadros de este pintor anónimo que si acaso llegamos a conocer algo de él, fue por el formidable artículo que sobre él, publicó en febrero de 1955 Ricardo Molina Tenor, bajo el seudónimo de "Eugenio Solís" y que hablaba del "Margas" un artista anónimo, y que había repartido toda su "sencilla y real obra" de pequeños cuadros de escenas de peroles, por las tabernas más clásicas y antiguas de Córdoba. No cabe duda de que Ricardo Molina Tenor, debió de hablar con él, y por ello publicó aquél excelente artículo titulado "El margas un pintor creador de paisajes".

 

Pero siguiendo con la "Taberna de los Perros", diremos que a la altura de 1959, al frente de esta taberna se pone el hijo menor de Joaquín, de nombre Pepe Laguna Martínez, que enseguida quiso cambiar la fisonomía de la taberna, eliminando el mostrador de madera que era paralelo a la calle, y coloca un mostrador de ladrillo y azulejos verdes que lo escora hacía la izquierda, intentando con ello dejar un amplio "Salón de Televisión" que era lo que se llevaba en aquellos tiempos. También eliminó el frontal en donde había tres barriles de vino de Bodegas Sánchez Aroca, y habilitó un buen patio con su palmera central y tres o cuatro cuartos. Pepe intentó con la ayuda de su madre que se encargó de la cocina, en convertir esta taberna en un establecimiento de tipo familiar, en donde pudieran acudir las familias, pero pronto se dio cuenta que en la taberna "Los Perros" solo era factible la posibilidad del juego, ya fuera el "Juego de Parchís", de Dominó, e incluso Juego de las Cartas, siendo por tanto el único activo que esta taberna tenía, adaptándose Pepe por ello a esta circunstancia. Un día de aquellos de 1966 en que me llegué a tomar café por la tarde, é me diría: "Aquí juegan y apuestan hasta los que están de pie mirando".

 

Con Pepe Laguna, tenía muy buena relación ya que por edad fue amigo de mi padre, y un día al comentarle "el cambio" que le había dado a la taberna, éste me indicó que sólo había respetado de lo antiguo, los cuadros colgados del "Margas" y una gran foto enmarcada con su cristal y todo, que recordaba un perol que se celebró en 1930 en el Puente Mocho. En dicha foto me recordó que aparecía mi padre portando en la mano un jarrillo de lata en actitud de beber vino, y también me señaló que estaba mi abuelo que fue compañero de quintas de su padre. También aparecían en la foto del perol de entre un grupo aproximado de 20 amigos el propio Pepe Laguna muy joven y con un chivo entre los brazos que sería sacrificado en el perol. Luego había un hombre al que llamaban "Culo Hueco" que siempre que estaba a tono en cualquier perol, disfrutaba pintándose la cara de una forma pudiéramos decir "muy lograda"  y me comentaría Pepe, que quien se encargaba de decorar tan bien la cara, era uno al que llamaban "Margas" y que solía asistir a aquellos peroles.

 

La curiosidad me llevó a preguntarle sobre el personaje al que llamaban "Culo Hueco"  y me aclaró que se trataba de un tal Rodrigo Rovira, vecino de la calle Abejar, que además de tener una facilidad muy señalada para "ventosear", fue compañero y amigo del "Margas" desde los tiempos en que ambos coincidieron de jóvenes en el Hospicio del Campo de la Merced.

 

No cabe duda de que el "Margas" por su pintura reflejada en su cuadros, y por su forma de ser era un tipo anónimo, pero bastante "bohemio", y por eso quizás siempre me pregunté, porque de todas las tabernas que hubo en San Lorenzo, como "Casa Armenta", "Casa Ordoñez", "Casa Miguel", "Casa Huevos Fritos", o "Casa Minguitos", no frecuentara nada más que la "Taberna los Perros", y es que esta taberna, era algo distinta a las demás por la idiosincrasia de sus clientes, que viniendo de cualquier sitio de Córdoba, era gente que les gustaba el juego y apostaban a todo, y nadie preguntaba por nadie. Además la propia taberna se adaptaba a sus necesidades y para ello tenía dos cosas fundamentales: Era una taberna que ya desde antiguo solía vender toda clase de tabaco por rara que fuera su procedencia, cosa que le agradaba mucho a los jugadores, y además tenía los cuartos para el juego identificados con los nombres de: "El Cuarto del Bisonte", del "Ganador", del "Goya", del "Celtas", etc. etc. También existía un cuarto al que llamaban "El Anticariol" porque era el lugar en donde se reunía el representante de esta pasta de dientes elaborada por los "Laboratorios Medical", y cuyo representante un tal Serrano Domínguez, que también era jugador y cliente habitual. Y como no, estaba el "Cuarto de los Músicos" en donde se reunían para beber vino y jugar, algunos  miembros de la "Banda de Música" del Cuartel de Lepanto, que entre partida y partida, solían coordinar sus actuaciones en determinadas bodas que solían orquestar, la mayoría de ellas en la terraza de la taberna de la Sociedad de Plateros de María Auxiliadora, cosa que se vino haciendo hasta mediados los años de 1960. Otro cuarto en aquellos años de 1950, estaba reservado a los "Amigos del Perol", una gente entusiasta de esta tradición tan cordobesa, y que sin duda fue el "Cuarto" que visitaría el amigo "Margas" cuando en aquellos años de 1920-30, fue cliente de esta taberna.



Uno de los tres cuadros pintados por "Margas"

 

Siempre que iba yo por la taberna, Pepe me hablaba todo lo que sabía sobre el "Margas", de esta forma un día de aquellos posteriores al golpe de Estado del 23-F, año de 1981, me comentó que día atrás se llegaron por la taberna a beber vino, como habían hecho otras veces, Ricardo Molina Tenor, Pablo García Baena, y Miguel Arjona, que al parecer venían de la Iglesia de San Lorenzo, de tratar algunos temas relacionados con unos candelabros del paso del Cristo de Ánimas, y sería Ricardo Molina Tenor, el que al contemplar los pequeños cuadros pintados por el "Margas", comentó que la obra de este sencillo pintor que utilizaba el apodo de "El Margas" era muy extensa y estaba repartida por la mayoría de las tabernas antiguas de Córdoba e incluso por la Provincia. Y por lo visto Ricardo Molina, a este propósito recordó un artículo que publicó en el "DIARIO CÓRDOBA", a mitad de los años de 1950, en que hablaba ampliamente del "Margas". Pero nadie recordaba realmente el nombre de este pintor, ya que todo el mundo le conocía como "El Margas".

 

Con aquél artículo de Ricardo Molina, empecé a repasar los artículos de autor del "DIARIO CÓRDOBA", uno a uno, por si alguien alguna vez había citado al tal "Margas", pero de forma lamentable entre más de 3.500 artículos que me repasé entre 1940 y 1974, (Gracias al Trabajo de Ildefonso López García-Sotoca), solo encontré el artículo de Ricardo Molina, y que lo encabezaba con una foto en la que indicaba que este pobre pintor anónimo terminaría vendiendo cupones de la ONCE.

 

Pero como ya he dicho, y con ser un artículo esplendido, lamentaba que en ningún momento aportaba datos biográficos de "Margas", como su nombre, lugar de nacimiento y algún dato más familiar.  No cabe duda de que incluso llegaría a contactar con él.

 

Otra persona que me ayudó en cuanto a la dimensión de la obra de "Margas" fue el singular Paco Lopera, este simpático y afable personaje de la Corredera, que antes de morirse le había dado algunos veranos por acudir por la mañana a Iglesia de San Lorenzo, en donde y junto a Pepe Bojollo, montaba animadas tertulias, siempre referidas a cosas de Córdoba, y la verdad que disfrutabas mucho escuchando a estas dos personas. Un día le pregunté a Paco Lopera por el "Margas" y el me dijo que le llegó a conocer personalmente pues había sido un cliente de su taberna en la Corredera, sobre todo cuando él era joven y llegó a pintarle a su padre unos murales en la pared, colgando además un par de cuadros. Luego me comentó que además de cuadros y como era un personaje también algo "bohemio" a su manera, se atrevió incluso con componer algunas estrofas poéticas en cierta propaganda para su amigo de Bodegas Manolo Salinas en la Corredera de los años de 1920.

 

Y que decía así:

 

BODEGAS MANOLO EL DE SALINAS

Corredera nº 3. Córdoba

 

SUCURSAL

 

San Álvaro. 2 (Antigua Casa de Camilo)

 

            Amigo lector: Si eres cordobés o amigo y partidario de lo bueno y de lo divino, aguanta este verso si te gusta el vino.

 

MARGAS

 

Un artista del pincel

que,  siendo un desconocido

con éxito merecido

 

pintadas en la taberna

de manolo el de salinas

verse pueden sus creaciones

que no son cualquier pamplina

 

y este pintor que promete

quiere y respeta a salinas

porque sabe que sus vinos

son la base que le inspira

 

 

Sin ser una cosa que me quitara el sueño, si me tomé cierto interés por aclarar el nombre y algún dato familiar de este "Margas". Y así durante aquellos años de 1964.1990, yo como he dicho, iba algunas tardes a tomar café a la "Taberna Los Perros" y de paso me paraba para ver jugar aquellas partidas que de forma continuada había todos los días. Pero siempre había un rato para hablar con Pepe el tabernero, de la pequeña historia de la taberna. Sería un día preguntando que si volvió a ver al tal "Margas" y al decirme él que no, intervino entonces un tal Miguel Muñoz Moreno, que llegaría trabajar de aprendiz de zapatero con Manolo Trujillo Jiménez, el hombre que para Calzados Salcines, (Esquina Alfonso XIII), le hacía los "Botines" al político don Antonio Jaén Morente, y que terminó teniendo su taller en la calle El Trueque nº 2, en donde al parecer habían oído que llegó a nacer el tal "Margas".

 

Lamentablemente todas las personas que nos podían aportar el posible nombre de este anónimo pintor, ya se nos fueron. Entonces nos dedicamos a buscar a personas que por aquellos años respondieran o bien al apellido "Margas" o que este fuera un simple apodo, y nos tropezamos con algunas simpáticas sorpresas. En primer lugar a un cochero de Barrionuevo que se apodaba "El Margas", que según parece llevaba dos pavos sin acreditar También a otros que tenían este apellido y que habían formado alguna trifulca callejera. Pero el que quizás más nos encajó con la posible figura de este pintor, fue la de un aficionado a los toros, que fue varias veces amonestado por la Guardia Civil, por saltar de espontáneo a la plaza de toros en plena festejo, por lo que sería detenido por "Capitalista".

 

Por esto de los toros, acudí a Rafael Sánchez, esa "Enciclopedia taurina y de tantas cosas de Córdoba", el que me insinuó a un tal Villén, que en tiempos hacía la suerte cómica de la "Tina". Y a partir de ahí, empecé a buscar y por Villén no encontraba nada. Entonces opté por Guillén, y eso ya me dio mejor resultado, encontrando a un tal Francisco Guillén Castro, que solía actuar como torero cómico. Así en la prensa de aquellos años de 1910-20, se ve citado con frecuencia, en compañía de Manuel Chacón "El Bola", Justo Romero "El Cirineo", Ruperto Sánchez "El Gamba", Rafael Redondo "Rafaelete", y Eduardo Álvarez "El Bogotá", dicha información aparece dispersa en los periódicos, "Córdoba", "La Voz" y ."El Defensor" de Córdoba". que de forma muy sucinta nos relatan sus actuaciones durante los veranos de 1918 y 1919, eran festejos que tenían lugar en el llamado "Teatro Circo", ubicado en donde posteriormente se levantaría el "Teatro Duque de Rivas". Eran festejos que se celebraban en la noche de los sábados, y que se denominaron las clásicas "Nocturnas", era ganado preferentemente pequeños novillos e incluso se alternaba con alguna becerra. Por lo que se puede apreciar en estas historias el "Margas" fue el clásico "capitalista" del toreo, pues afición tenía, pues incluso llegaría a saltar varias veces a los ruedos como espontáneo, siendo detenido por los municipales por ello. En algunos festejos la crónica dice que incluso llegó a poner algunos pares de banderillas, y alternando el torear al alimón, con dar incluso algunos lances al novillo, pero fundamentalmente lo que fue lo suyo en el toreo, sería hacer la suerte de la "Tinaja" que popularmente se le llamaba de la "Tina.

 

Luego el amigo Rafael Sánchez, me diría que en el "Bar El Perol" de la calle "El Niño Perdido" llegaría a ver un mural pintado por "Margas", y haciendo las investigaciones oportunas pudimos comprobar que dicho mural fue pintado allá por el año 1919, cuando ese establecimiento era un despacho de bebidas de "Los Gabrieles"  y que dicho mural en la pared sería pintado por "Margas" al no querer ser menos que el cordobés Enrique Guijo, que decoró la "Taberna los Gabrieles" famosa en Madrid..

 

Ya con el nombre casi "localizado" yo recordaba que Paco Leiva Campoy, quien fuera compañero en Westinghouse, y vecino de la calle San Basilio, un día al comentarle de que yo tenía una prima de mi madre Rafaela Recio Trujillo, que vivía en San Basilio en el patio de las "escaleras", Paco Leiva, me diría que casi enfrente de esa casa llegó a vivir el simpático "Margas" y que era una persona conocida de antiguo, hasta que a mediados de los años de 1966 se mudara a los pisos aquellos del Sector Sur y que se denominaron de las "13.000 pesetas".

 

Más recientemente y en el año de 2018, una de las veces que fui a la Residencia de Jesús Nazareno, hablé con Pepita López Muñoz, la hija de Rafael Muñoz el "Pisto", que tenía su taberna de antiguo en la calle Enmedio y ella me diría que su padre conoció muy bien al "Margas" y que incluso en su taberna tenía una foto con él allá por los años de 1940.

 

También Antonio "El Vela" aquel simpático camarero del "Ochenta y nueve" que solía venir casi todos los día a jugar su partida de dominó a San Lorenzo, y un día a él que se le escapaban pocas cosas antiguas de Córdoba, le pregunté por el "Margas" y él me diría: Que el tal "Margas" fue un gran amigo del pintor de la calle Abejar "Navajitas" y según su hijo, muchas veces le ayudó a resolver problemas de tipo económico. "Navajitas" por su trabajo, estaba muy bien relacionado con familias importantes de Córdoba, y por ello le compraría bastantes cuadros al "Margas". Pero el "Margas" era un pintor algo bohemio que pintaba lo que el creía, y no era muy amigo de pintar saliéndose del estilo de sus paisajes, que era lo que a el le gustaba.

 

Ya con el nombre casi logrado, y su lugar de nacimiento, tuvimos personas como Ángel Ogallas, Miguel Bellido y Lucía Copado, que nos confirmaban haber visto cuadros de "Margas" en la taberna de Ogallas en el Jardín del Alpargate, La Paz de Santa María de Gracia, en Casa Adriano, y en el Mesón de los Toros 

 

Pero teníamos que confrontar con la ONCE, si este Francisco Guillén Castro, el tal "Margas"  que nació el 4 de octubre de 1889, llegó a pertenecer a dicha Organización de ciegos, cosa que pudimos comprobar. También comprobamos que fue hijo de Antonio Guillén Peralbo y de Ana Castro Torres, que enseguida se quedará viuda y quizás por ello "Margas" y su hermano ingresaron en el Hospicio del Campo de la Merced,

 

Pronto de la calle el Trueque se marchará a vivir a la Calle Isabel II, luego a la calle Cementerio de la Magdalena y posteriormente a la calle Alcántara y cuando se casó se marcharía al Alcázar Viejo Ya teníamos el dato de su pertenencia a la ONCE, luego en Archivo Municipal encontramos el resto. Fue en el "Padrón" de 1934, en donde nos aparece con la profesión de "Pintor". Además pudimos comprobar que cargado ya de hijos, tuvo dificultades para pagar los alquileres atrasados de su vivienda en calle San Basilio nº 53, y que fue apoyado por don Emiliano Santa Cruz, dueño de la "Finca el Maestre Escuela" que a cambio de unos cuadros le pagó su deuda que tenía de su vivienda para evitar el desahucio. Pudimos ver el nombre de su esposa, Belén  Martínez Ruiz de 30 años, y a esa edad aún jóvenes con los hijos: Rafaela, Antonio, Francisco, José Manuel y Fuensanta, y que cuando dieron los pisos de las "13.000 pesetas" se marchó a vivir al Sector Sur a la calle Marbella nº 20 bajo izquierda, que fue en donde se murió en 17 de julio de 1973. Su esposa ya había fallecido el 1 de septiembre de 1968.

 

Al poder identificar el nombre el nombre de este pintor, hemos colaborado a recordar algo de "La Córdoba que se nos fue"

 

 

 





lunes, 21 de septiembre de 2020

LA ALBERCA EL CHATO Y OTROS...

Avenida Rabanales
 

LA ALBERCA "EL CHATO" Y OTROS...

En aquellos tiempos el gua para poder bañarse y el membrillo para saciar el hambre era todo una simple cosa. Y la "Alberca el Chato" fue todo un referente de toda esta idea.

Y tenemos que citar como un lugar muy relacionado con esta Alberca como era el "Campo Verde" un lugar encantador para poder jugar al fútbol en nuestra época lejana de juventud.

Y siguiendo con la foto, esta es la Avenida de Rabanales cuando a principio de los años de 1950, era un camino de tierra seca en verano y fangoso en invierno con las lluvias, y que todavía lo hacían más desagradable y con cierto peligro, el continuo paso de ganado en dirección al Matadero Municipal, y los continuos carros que transportaban los productos habituales de las huertas que había en la fértil zona  alrededor del Arroyo de Pedroches. En aquellos tiempos a esta vía o camino se le denominaba prolongación de la "Puerta de Plasencia", que empezaba desde el Jardín del Alpargate, con el Cuartel de Lepanto a la izquierda y las casitas que construyó la Cooperativa "La Solariega", en los años de 1920. cuya calle central era la de Álvaro Paulo.

Por entonces el edificio que hoy ocupa la llamada "Plaza de la Mosca", era un simple solar que con su forma triangular, era delimitado por una simple parilla de apenas dos metros, de piedra mampuesta, y en donde durante muchos años se realizaban allí labores de doma de caballos, primero para el propio Cuartel de Caballería la Reina y luego para los Municipales. Tenemos que decir que uno de los últimos encargados de esta labor de domar caballos, fue el padre de los Castilla Cortés, gente muy relacionada con el Jardín del Alpargate.

La foto está tomada desde donde a última hora estaba ubicada la Farmacia Militar.  A la izquierda y más o menos por donde circula la persona de negro que aparece por la acera, existía una línea de sencillas casas de una sola planta, y que desembocaba en un amplio espacio-patio (zona de eucaliptos), en donde existían aún más casas de este estilo, que era ocupadas por las familias de los suboficiales y cabos 1º. del Regimiento de Lepanto. Este depósito de agua fue ampliado por Gabriel González Ruiz, gran albañil en 1955 y que además llegó a estar de mozo en la taberna de "Casa Manolo" de San Lorenzo antes que llegara "Manolo el de las Quinielas" en 1954.

En la acera de la derecha y al final de lo que se denominaba el Barrio Cañero Viejo, existía el famoso "Calerín de Eloy", que además de materiales de construcción facilitaba a la mayoría de la gente de los barrios populares la "cal viva" para blanquear la fachadas de las casas de vecinos. Era curioso que en la mayoría de estas casas, la denominada "casera" era la que remataba el zócalo que solía ser de color marrón o gris. Todo esto del blanqueo de las fachadas era como una cosa ritual que ocurría todos los años por el mes de Marzo-Abril.

Y siguiendo por el camino de la foto, diremos que pasando el lugar que hoy ocupa la Piscina Municipal, era una especie de plaza a la que se le llamaba "Plaza de los Calerines" que a la derecha tenía la última calle de "Cañero Viejo" que era "Cronista Maraver", teniendo al principio de la calle el Bar Carmen, que era un referente del Barrio y "Parada de Inicio" del autobús de Cañero Plaza de José Antonio por San Lorenzo.

A la izquierda y siguiendo este camino de la foto, había un camino un tanto irregular medio-tierra y medio piedra, que te conducía a la zona llamada entonces "Cinco Caballeros", y situándonos al frente, hacía el Arroyo de Pedroches, había otro Calerín de unos hermanos que creo que se llamaban Calderón, y que una hermana suya inundó media Córdoba de baterías Ibex de acero inoxidable que dieron un apetecible resultado.

Este Calerín, bifurcaba dos caminos con huertas a un lado y otro, que los dos te conducían en dirección al Arroyo de Pedroches. El de la derecha y más corto te llevaba de forma paralela con la carretera de Madrid a la "Choza el Cojo" un llano que aprovechaba todo el mundo para jugar al fútbol. Allí además iban los internos de los salesianos e incluso los seminaristas del Seminario San Pelagio que por aquellos tiempos formaban filas de a dos que parecían interminables. El color de una especie de moña que llevaban en el pectoral izquierdo señalaba claramente el grado de curso que estudiaban.

Por otra parte el camino de huertas de la izquierda este se desviaba hacía el camino que hoy podemos Avenida el Cairo, y buscando la "Cuesta de Fátima", y ese era el camino que solíamos coger muchos chavales de los barrios para acudir al "Campo Verde" una zona que quedaba nada más pasar el Arroyo, entre dos huertas que sin saberlo muchos de nosotros era la llamada "Cañada Real Soriana", que con el suelo alfombrado de hierba era lo más parecido a un buen campo de fútbol. Ese camino de hierba venía a tener un ancho de unos 30 metros, pero su longitud se extendía hasta llegar al "Puente de los Piconeros", cercano a la Universidad Laboral.

En ese "Campo Verde" como le llamábamos se jugaban bastantes partidos de fútbol a la vez, y que los chavales lo íbamos ocupando por orden de llegada. El campo era espléndido a todo el ancho del camino. Eso si, tenía el inconveniente de que las huertas a un lado y otro, estaban cercadas con las temibles "Pitas" que a poco que te descuidaras te pinchaba el balón o la pelota, y entonces terminaba de esta forma inevitablemente el partido. A la vuelta siempre implicaba tener que cruzar el Arroyo, que en verano no tenías dificultad para hacerlo, pero que en invierno y con sus barbas un tanto subidas ya representaba otra dificultad.

En este camino de nuestro de vuelta para atrás, pudimos ver como en aquellos años de 1950-55, se hacían los primeros bloques de viviendas que se hicieron en Córdoba, y que en aquellos tiempos se denominaban los "Bloques de Sindicatos", allí que yo recuerde se mudarían a vivir por la zona de "Cinco Caballeros" Francisco Carrasco Heredia, Tomás Escalante Blanco, Rafael Rodríguez Caballero, Rodrigo Cebrián, Andrés Castilla Galán, Francisco López, entre otros grandes compañeros de Westinghouse, que llegaron a coincidir con aquella zona cuando aún estaba la Cruz del Pare Roelas en pie, junto a aquella pequeña linde de casas en donde estuvo en aquellos años difíciles de 1945-1955, una Escuela Parroquial de San Lorenzo a cargo de Casimira Barneto, una excelente persona como maestra y como mujer entrañable para sus alumnos. Esta zona se prolongaba hasta lo que se denominaba "El Tejar de la Cruz".

Luego también y muy cerca de esta zona que se aprecia en la fotografía, y en la parte de la derecha, final de las casas de "Cañero Viejo", se levantaba un edificio lógico de la expansión de la Telefónica, que fue un poco como e motor del cambio de toda aquella zona. También apareció por allí el "Ambulatorio de Benito de Baños" en donde la "Pediatra" doña María Teresa Calzalilla, sentaba cátedra de buen hacer. Algo más retirado el Cine Maxi también quiso tomar parte en este cambio que experimentó toda esta zona. 

Hay que decir que por esta calle estaba la puerta posterior del Estadio de Lepanto en esa zona de parilla con esos medios puntos que la rematan. A continuación y desde el depósito de agua que se aprecia, y que ya hemos dicho que fue ampliado en 1955. Lógicamente con el adoquinado de esta Avenida en el año de 1960, y la posterior instalación de la Telefónica, la zona se fue revalorizando y cambió todo de forma casi radical. Siguen aguantando en esta zona el "Bar Julián" que se puede decir que sustituyó a la taberna "Casa Bernardo", que venía de muy antiguo. Al principio de esta Avenida, una vez superada lo que hoy puede ser el "Mercado del Marrubial", era la parte posterior de lo que fueron los amplios Almacenes de Materiales de Construcción Medina Azahara, de Caballo y Compañía, que tenía su exposición en donde hoy está la moderna tienda de ultramarinos que todos conocemos. Allí se fabricaban pilas, inodoros, azulejos, ladrillos y viguetas que se suministraba a media Córdoba. En esa empresa trabajaba "El Chico" aquél hombre que durante aquellos años de 1960-70, rifaba tabaco por las tabernas de Casa Manolo, La Beatilla y la Sociedad de Plateros de María Auxiliadora.

Cuando fue trasladado el Cuartel de Lepanto a Cerro Muriano, en la parte posterior se instaló los Laboratorios de la Farmacia Militar, y que durante los últimos años hasta su desaparición en el año 2019, tuvo por director a don Patricio Hidalgo, que además de farmacéutico y militar es un gran y excelente investigador en temas que hablan de historia.

Pero en este camino hacía el "Campo Verde" tenemos que citar a la "Alberca el Chato" que en torno a ella se produjeron muchas y jugosas anécdotas. En la fotografía antigua se puede apreciar que estaba rodeada de árboles frutales, que era lo que descomponía al Chato".

  

La Alberca el "Chato"

Cuando éramos jóvenes, desde luego ya hace muchos años, había más allá del Arroyo de Pedroches como hemos dicho un camino entre dos huertas que debía de pertenecer a la Cañada Real Soriana. A lo largo de este trayecto, a veces se jugaban o acotaban hasta diez o doce partidos de fútbol y allí la gente joven disfrutaba, bien es verdad que se aprovechaban para jugar al fútbol los domingos y días festivos, en que se solía jugar por la mañana, pero en los jueves o sábados, días en que no había colegio en algunos centros de Córdoba, se jugaba por la tarde.

A la vuelta y ya cuando oscurecía si era por la tarde, se formaban una auténtica caravana de chavales que veníamos todos para acá, con el sudor a cuestas. Gente de las Costanillas, de la Calle Montero, de San Agustín, de la Calle Escañuela, de San Rafael, de la Calle María Auxiliadora, y como es natural de otros barrios. Allí se planteaban partidos que recibían el nombre de "Desafíos", y se jugaba con pasión y total entrega. Muchas veces en la linde de pitas que circundaban las dos huertas, se pinchaba el balón o la pelota y se acabó lo que se daba. Alguna vez más que otra el partido solía terminar a veces en auténticas pedreas, revanchas o ajustes de cuentas que se guardaban de una vez para otra.  

 Para calmar la sed se acudía a los varios "Veneros" que había en la margen del Arroyo enfrente de lo que se llamaba "Burros muertos", porque por aquellos tiempos, no sabemos porque, a la gente que se le moría un animal de estos o similar lo "tiraba allí" a este lado del Arroyo, poco más o menos en donde termina ahora la Avenida de Fátima, y excusa decir el olor que había por toda aquella zona, llegándose a ver por la zona incluso pájaros depredadores, que revoleaban alrededor de toda aquella zona.

 No obstante muchas veces los más osados aprovechaban el cansancio y el hambre para a pesar del mal olor, se atrevían a entrar en alguna huerta de aquellas e intentaban coger unas lechugas, unos rábanos, unos higos, cualquier membrillo, o incluso hasta cualquier mazorca de maíz, para intentar calmar la necesidad.  Y un lugar predilecto para aquello era la zona denominada la "Alberca el Chato", pero muchas veces allí estaba el mencionado "Chato", que se llamaba Eulogio Pastrana, al que se le escondía aún más la nariz, por lo mal encarado que era, y muchas veces nos esperaba con un vergajo en la mano para espantar a todo el mundo, impidiendo que nadie se pudiera ni siquiera mojar allí, y menos tocar sus árboles frutales.

 Pero aquél día de verano y por la tarde, el mencionado "Chato", un hombre de unos 40 años, las pasó canutas, ya que un grupo que volvía antes que nosotros, discutieron con él, y entre cuatro o cinco, se vio que le habían quitado el temible vergajo, y con ropa y todo lo echaron a aquella alberca que si es verdad que estaba llena, no lo es menos que el fondo todo era fango y cieno, ya que más que nada era un estanque para garantizar el riego de las hortalizas y árboles frutales que allí tenía. 

 Cuando llegamos nosotros, aún estaba el pobre "Chato", metido en la dichosa alberca, pues había intentado incorporarse y se ve que se resbaló y volvió a caerse al fondo atragantándose de agua. Las voces y alaridos que pegaba eran para oírlos.

 En mi grupo conmigo, venían José González, "El Lechón", Enrique "El Pintor", Manuel Torres "El Zarra", Miguel Blancart, "El Migui", Manuel Martínez "El Gordito", Manuel Ordoñez, "El Peloto", Manuel Almedina "El Lombrica" y Juan López "El Juani", una excelente persona, y que era el mayor de todos nosotros, y fue el que ayudó a este hombre a salir de aquél atolladero que como era para él significó la dichosa alberca.

 Luego nos pudimos enterar que los que lo habían echado vestido a la Alberca, fue un tal "Tormenta", que acompañado de uno que decían el "Aliqui", de otro que llamaban "Cocoro" de la calle Montero, y un par de ellos más todos del entorno del Jardín del Alpargate y alrededores, que se habían enfrentado a este hombre porque les quiso pegar con el vergajo por haberlos sorprendido cogiendo unos membrillos, y ellos pugnando con él lo echaron al agua y le quitaron el vergajo.

 Eso fue lo que nos contaron a los que llegábamos detrás después de jugar y nos encontramos al "Chato" ya "clavado" en el barrizal cenagoso de la Alberca poco menos que pidiendo auxilio.

 La citada "Alberca el Chato" estaba ubicada en lo que es hoy la esquina de la Avenida Carlos III, con la Cuesta que nos lleva al Barrio de Fátima.

 Esta Avenida de Carlos III, tomaría un protagonismo muy especial cuando alrededor de principios de los años de 1960, por su margen derecha se encauzaron los Arroyos de la Piedras y el Hormiguita, que antiguamente se juntaban por el paraje que luego se llamaría la calle "Cinco Caballeros" para continuar unidos por detrás del Cuartel de Lepanto, y bajar por la Avenida de la Viñuela, pasar por delante del Cementerio de San Rafael, y por el "Puentecito de San Rafael" (el de la copla de Juanita Reina 1950, dedicada al entierro de Julio Romero), cruzar la carretera de Madrid y buscar los llanos de la Fuensanta hasta el Arroyo de Santa Matilde. Pero unos cálculos no muy bien hechos para el "entubado" de estos Arroyos, con motivo de la construcción del Estadio de Lepanto, dio lugar a varias  inundaciones que se produjeron durante los años, 1950, 51, 52, 53, y 54 que afectaron al barrio de San Lorenzo, por haberse taponado el emboque del entubado, con escombros que empezó todo el mundo a tirar por esa zona. Por ello, y como hemos dicho se intentó canalizar dichos Arroyos por la margen derecha de la Avenida de Carlos III, haciéndolos desembocar en el Arroyo de Pedroches a la altura de la "Choza el Cojo" pero aquello el primer año, de 1963, resultaría un desastre ya que el citado Arroyo Pedroches, se desbordó a su paso por el Barrio de Cañero inundándolo.

 Y siguiendo con el "Chato" tenemos que decir que hay incontables aventuras y episodios que le adjudican a este famoso "Chato", pero yo al margen de sus continuos malos modos y amenazas implícitas, que siempre le echaba a todo el que pasaba por allí, yo sólo puedo hablar de esta en la que presencié como lo sacaban de la Alberca.

 Tengo que decir que la fruta del "Membrillo", y en crudo, hoy apenas se le dedica atención alguna, pero en aquellos tiempos y después de haber estado por lo menos tres horas jugando al fútbol, y sin bocadillos ni nada, era la fruta que más se buscaba por aquellos tiempos, y mira que el dichoso membrillo se "atragantaba", y todo, pero era altamente tentador pasar por aquella huerta y ver la fila alineada de membrillos que rodeaban la alberca.