lunes, 27 de agosto de 2018

CAMPANAS

Traslado de las Campanas de  Santiago de Compostela 



LAS CAMPANAS


Vaya por delante que por aquellos años de 1950 a todos los pequeños nos agradaba el subir a cualquier Torre y repicar las campanas. Hoy, con los móviles, los ordenadores y todos los medios digitales que los niños tienen, esa ilusión de subir a la Torre a tocar cualquier campana nos parecería ridículo.

Se puede decir que la primera idea de campana la percibías de pequeño cuando tu madre te llevaba a la Feria de la Fuensanta, allí después de visitar a la Virgen, contemplar una y mil veces el caimán y tomar agua del pozo, si tenías suerte te compraban una "CAMPANITA" de aquellas de barro que abundaban en los puestos de la Feria. Eran los tiempos en que la Banda Municipal daba sus pequeños conciertos de música festiva cordobesa en el llano que quedaba entre el Santuario de la Fuensanta y el Arroyo que cruzaba por la Fabrica del Gas, después de bajar por la Avenida de la Viñuela, pasar por enfrente del Cementerio, y cruzar la Carretera de Madrid por el Puentecito de San Rafael, y ya al pasar por el frontal del Santuario buscaba el Cañaveral de Porras para desembocar en el Guadalquivir por el Puente de Santa Matilde., 

En Córdoba existían pequeños talleres de alfarería, normalmente en el corral de la casa, y allí personas como Rogelio Lanzas, del Campo de la Verdad, Rafael Sánchez, del Barrio Gavilán, Pedro Calvo de las Costanillas y Enrique, el marido de la Socorro, del Pozanco, por mencionar a algunos artesanos de Córdoba que hacían las simpáticas "campanitas". El precio de la "campanita" era de un real, pero aún así, era muy difícil  adquirir. Hoy casi todas campanitas vienen de la Rambla en donde suelen hacerse con moldes.

Luego el sonido de las campanas lo teníamos familiarizado sobre todo cuando llegaba la festividad de San Rafael, que nos sentábamos enfrente de la Iglesia del Juramento y veíamos como se volteaban la grandes campanas que tienen sus torres paralelas. Éramos muchos los chiquillos que solíamos acudir a presenciar aquél espectáculo de las campanas. Y de verdad que todo lo que pudiera tener lugar allí encima de la torre, era muy atractivo para todos los chiquillos de aquella época. La familia de la "SACRISTANA", Socorro Mayor Polo, eran los encargados de voltear las campanas, y luego le sustituyó bastantes veces el popular "MAÑO" que solía repicar con ayuda de otras personas..   

Y como no, en la propia Semana Santa y en aquellos tiempos los hermanos nazarenos que cuidaban el orden en el desfile procesional se comunicaban con el toque de la campanilla. Sería la Hermandad del Cristo del Remedio de Ánimas, como en tantas otras cosas la que incorporó su propio estilo o personalidad en esto de la campanilla, y empezaron a utilizar el "CRÓTALO" cuyo sonido a madera lo consideraban más apropiado para el luto de su desfile procesional. Hoy en día todo esto se ha acabado y ya suelen utilizar para comunicarse los famosos "pinganillos" que resultan hasta más normales y modernos. 

Por otra parte las campanas, desde los tiempos de las Catacumbas los cristianos siempre las utilizaron para la comunicación, y marcar los tiempos de sus liturgias. Ya en la Eda Media los monasterios regulaban su trabajo y sus oraciones mediante el toque de sus campanas. Por lo que las campanas de cada torre o espadaña nos resultaban sumamente familiares.

En la historia están reseñados hechos curiosos referidos a las campanas, siendo en primer lugar la famosa "Campana de Huesca", la que según la leyenda, fue la ocurrencia que tuvo el rey de Aragón, Ramiro II el monje, que con las supuestas cabezas decapitadas de sus nobles rebeldes, llegó a formar una tétrica campana con badajo y todo.

Otro testimonio posterior, pero también de la antigüedad, es el caso de las Campanas de Santiago de Compostela, que Almanzor en una de sus conquistas ordenó que fueran traídas a Córdoba y ser expuestas en la Mezquita de Córdoba a modo de lámparas de aceite. Las campanas de Santiago de Compostela, fueron devueltas por el rey Fernando III el Santo cuando conquistó Córdoba el 29 de junio de 1236.

En los manuscritos del cronista Maraver se nos dice que las campanas de la Torre de la Catedral, todas tienen su pequeña crónica, y cronología. Así tenemos que ya en 1495 ya estaban las campana del cuerpo del reloj y la linterna de la torre, siendo probablemente la campana más antigua de Córdoba, junto con la fundida en 1598, en tiempos de Diego López como obrero de la Catedral.

Luego se nos describe las doce restantes campanas y que la familia de Manuel Soriano, "Los campaneros" debieron de tocar muchas veces antes de que fueran electrificadas. Así tenemos  la "SANTA MARÍA" de 1517, luego está la campana, denominada "SAN PEDRO". bastante más reciente que lleva el escudo del obispo don Sebastián Herrero.

La campana que se le conoce por el nombre de "SANTA MARÍA DE LA PAZ", fue fundida en 1644, siendo obispo de Córdoba Fray Domingo Pimentel.

Precisamente en ese año de 1644, y por Semana Santa se produjo un incendio en el Convento de Santa María de Gracia, y sería el párroco de San Lorenzo don Juan Zoilo de Casarrubias, el que le dio protagonismo a la "SEÑAL DE CUATRO CAMPANADAS", que era la contraseña convenida por las autoridades para indicar que en los límites de la Parroquia se estaba produciendo un incendio. Lógicamente cada Parroquia tenía su número de campanadas asignado para tal menester.

Al toque de aquellas campanas y a la alarma que causó el humo que salía del Convento, acudieron todas las autoridades con el corregidor don Antonio de Mendoza y el obispo Fray Domingo Pimentel a la cabeza. Con ayuda del portero intentaban derribar la puerta de la "Clausura" para de esta forma facilitar la salida de las monjas. Pero estaban afanados en esta tarea, cuando les llega la noticia de que por la Calle Buen Suceso, las monjas habían practicado un agujero en la tapia por el que salieron los 20 monjas que había en clausura. Las monjas permanecieron recluidas en el Convento del Espíritu Santo, hasta mediados del mes de mayo en que pudieron volver a su Convento.

Es justo recordar aquí que por aquellos tiempos de 1945-60, el "TOQUE DE VÍSPERAS" de la  solitaria campana, que había en la antigua espadaña del Convento de Santa María de Gracia, era quizás sin pretenderlo, todo un referente para que nuestras madres dijeran la expresión de: ya suenan vísperas, y "YA TENGO MI COCINA HECHA, FREGADOS LEBRILLOS, Y MI OLLA HIRVIENDO". Quiero añadir de que por aquellas fechas 1945-1960, en la zona popular de la ciudad el "COCIDO DE GARBANZOS", era la comida de la noche en la mayoría de las casas.

Y  siguiendo con las campanas de la Torre de la Catedral, diremos que: la "SANTA BÁRBARA" es de fecha 1691. la "SANTA VICTORIA" de fecha 1769, la, "SAN ANTONIO" de fecha 1883, la de "SAN ZOILO" de 1762, la de Nuestra  Señora de la "CONCEPCIÓN" de 1778, La de la "ASUNCIÓN" de 1911, la del "SANTÍSIMO SACRAMENTO", de 1765, y la de "SAN RAFAEL". de fecha 1915. También existe una campana sin nombre con fecha de 1981.

Pero de esta torre y su campanas, posiblemente y después de Hernán Ruíz, los que más saben de ella fue la familia de los "Sorianos", que fueron campaneros durante varias generaciones. El  "DOBLE CEPA" llegó a formar parte de sus vidas. Y es que hay que decir que en la vivienda de los campaneros (en la torre), tenían un cuadro en donde se les indicaba, campana que se volteaba, tipo de toque, duración del toque, etc. Actualmente este cuadro con caligrafía del siglo XIX-XX, se encuentra en la sacristía de la Catedral.

Con motivo de las obras de restauración realizadas en la torre de la Catedral  en el año 1992, pudimos comprobar que entre la peana y la imagen del San Rafael, superan los 3 metros largos de altura. Y la visión que desde esa altura se percibe de Córdoba, es para enamorarse aún más de ella. Se puede ver todo el recorrido del Río Guadalquivir desde la zona de Lope García, y se pueden contemplar las “Arenas Doradas” que cita Luis de Góngora en su canto a Córdoba, cuya lápida con el poema está en el testero sur de la base en donde se alza el Triunfo de la Catedral.

La torre de la Catedral sufrió claros desperfectos con motivo de una enorme tormenta que descargó sobre Córdoba en el año 1727,  y también se vio muy afectada por el terremoto de Lisboa de 1755, dándose la curiosidad de que el secretario del Cabildo reunido en la Capilla de San Clemente, aquél día uno de noviembre, anotó una nota marginal en el citado Libro de Actas Capitulares, que dice lo siguiente: “El terremoto ha durado el tiempo en que se reza un Credo”. La Torre y el Coro terminado por Pedro Duque Cornejo, tuvieron que ser restaurados.

El Olivo de la Catedral también debió oír muchos de los llamados toques de “Doble de cepa” que se daban con la 2ª. campana de la Torre de la Catedral.

En tiempos de Pedro I, apodado el Cruel, se desarrolló en Córdoba la conocida batalla del "CAMPO DE LA VERDAD" Por aquellos tiempos en España, había una lucha entre los dos hijos de Alfonso XI. Por un lado, don Pedro, el sucesor de del rey y de otro lado, don Enrique de Trastámara, un hijo bastardo del rey, que ya había sido legitimado como rey en Burgos. La ciudad de Córdoba cansada tanto del mal gobierno, como de la crueldad de Don Pedro, y de los asesinatos que había realizado a la nobleza cordobesa, se posiciona claramente de parte de don Enrique. Ahí fue en donde empezó pudiéramos decir la nobleza de Córdoba.

La Batalla del "CAMPO DE LA VERDAD", tuvo lugar en la extensión que ocupa ese simpático Barrio de Córdoba, a la bajada del Puente. Incluso el Castillo de la Calahorra, llegó a ser tomado por partidarios del rey D. Pedro. En aquella batalla las mujeres instaban a sus maridos que combatieran tenazmente a sus sitiadores que en gran número y fuerzas aventajaban a los cordobeses.

D. Alonso Fernández de Montemayor, fue el encargado de aglutinar a las fuerzas para defender la ciudad incluso contó con los piconeros de San Lorenzo, como muestra de que la mayoría de la gente popular estaba involucrada en aquella defensa de la ciudad. D. Alonso, no era bien visto por los Señores de Córdoba al dudarse de su lealtad. Sería su propia madre doña Aldonza, la que haciéndose eco de estos comentarios de desconfianza, la que se dirige a su hijo preguntándole por su lealtad y el citado don Alonso le contestó a su madre: "MADRE AL CAMPO VAMOS A SALIR A LUCHAR Y ALLÍ SE VERA LA VERDAD", Según la leyenda esta conversación entre madre e hijo ocurrió en la Calle Torrijos, en la llamada Puerta denominada "EL POSTIGO DE LA LECHE".

Durante el fragor de la batalla las cuatro campanas mayores de la Catedral estuvieron tocando rogativas y durante varios días y noches, estuvieron doblando por los que tan gloriosamente habían muerto en aquella feroz batalla. Entonces fue cuando el Obispo y el Cabildo de la Catedral, ofreció que a modo de recuerdo y reconocimiento, la 2ª campana, denominada de "CEPA", doblaría en lo sucesivo cada vez que un familiar directo de alguno de aquellos combatientes muriera en recuerdo a la entrega y decisión que tuvieron al encarar aquella batalla. En un principio estos derechos afectaban solamente a los descendientes varones, pero en diciembre de 1504, se modificó este beneficio haciéndolo extensivo a las hembras.

Uno de los últimos personajes de Córdoba que gozó de ese privilegio fue don  Fernando Fernández de Córdova y Martel, había nacido el 24 de abril de 1898 y vivió en un lugar tan cordobés como la casa de Góngora, en la Calle Cabezas y que fue hermano mayor de la Hermandad de los Dolores hasta 1987.

El toque de “DOBLE DE CEPA”, oficialmente en ningún documento se ha visto suprimido. Bien por ignorancia de los “beneficiados”, o por omisión de los que lo tenían que realizar, la verdad es que en la actualidad no se lleva a cabo. Teníamos que remontarnos a finales de los sesenta (Siglo XX), para dejar de escucharlo. Ahora circunstancialmente surge alguna familia con ese antiguo derecho que lo pide y se lleva a cabo.

También el propio Reloj de la Torre de la Catedral que estuvo dando sus campanadas hasta finales del Siglo XIX, tiene su protagonismo con campanas. Se puede decir que existen documentos fechados en 1510 que ya citan las campanas del Reloj.

Finalmente siempre recordaremos a aquellos establecimientos como centros de trabajo que utilizaban la Campana para indicar la hora de entrada y salida. También en los Colegios públicos y privados de aquella época existía una Campana. Pero no quiero dejarme atrás aquella simpática anécdota que tuvo lugar el día 3 de junio de 1966, en que acabábamos de llegar del Campamento Militar del CIR Nº 5, a la Base y Talleres de Automovilismo de los "Santos Pintados" y nos llamó la atención que allí lo que existía en vez de "TROMPETA" era una campana, para convocar a la tropa, bien para levantarse, para formar, para la hora del silencio o para comer.

Como hemos dicho estábamos recién llegados del Campamento de CIR Nº 5, y como novatos claro está, nos tocó hacer la primera guardia. Recuerdo que yo estaba de "plantón" en el llamado "Parque de Chatarra" y me sorprendió que al medio día y a la hora de la comida sonó como todos los días la campana que convocaba a la tropa para el comedor. Entonces de forma inesperada para todos, el soldado que estaba de guardia en la garita de la puerta, Francisco Roldán Polaina, de Castuera (Badajoz), abandonó sus cartucheras y su "escopeta" como diría él y se fue que volando para el comedor. Cuando el resto del cuerpo de guardia reaccionó y se pudo dar cuenta, el amigo Polaina, ya estaba sentado en el comedor. De inmediato el suboficial de guardia que se llamaba Anacleto Briones Calvo, no supo si reírse, o de lo contrario meterle un paquete al "prófugo" de la guardia, y le preguntó: 

¿Usted no sabe que el código militar, sanciona severamente el abandono del puesto de guardia, y más aún el abandono del "MOSQUETON"?, A lo que el simpático y confiado soldado Polaina le replicó: "Perdone usted mi sargento, pero por encima del código y la disciplina militar, está lo que mi madre me dijo: "Curro, la hora de la comida, tiene que ser lo más sagrado para ti y mi madre no me va a engañar". Ante esta complicada contestación, el sorprendido  y miedoso sargento Briones, optó por volverle a entregar el "MOSQUETÓN" y adoptó la postura de callar para no complicarse él mismo la vida..
  ,
Pero es que las campanas también se han movido en el mundo de la canción  así tenemos que una copla como "CAMPANERA" cuyo autor era un maño de nombre Genaro Monreal y que se paseo por los escenarios de España, adquiriendo un éxito importante sobre todo cuando el célebre "Joselito" la popularizó en la película "EL PEQUEÑO RUISEÑOR", e incluso de forma muy reciente ha sido cantada por la singular Diana Navarro.

También Ramón Medina popularizó las campanas de la Catedral en sus villancicos de Navidad, que empezaba como: "Campana, la de la Torre, torre de la Catedral......, y recrea los nombres de algunas de ellas.

Pero ya que estamos con la Córdoba de la vehemencia y los recuerdos podemos citar al CAMPANILLO de la antigua Iglesia de San Rafael, (hoy sacristía). En esa pequeña espadaña que cae justo encima del Postigo de San Rafael, (Calle Roelas), tuvo siempre un campanillo que de forma tradicional se solía tocar cuando se desencadenaba cualquier aparatosa tormenta. Fuera leyenda, casualidad, o simplemente verdad, lo cierto es que cuando la gente del entorno del Barrio solía escuchar que sonaba el "CAMPANILLO" las madres les decían a sus hijos. "Tranquilos que ya está tocando el CAMPANILLO de Padre Roelas.". La última vez que sentimos tocar este CAMPANILLO sería al principio de los años 1960, y en la mayoría de los casos lo solía tocar el propio don Antonio García Laguna, que fuera capellán de San Rafael, y que al estar su vivienda perfectamente comunicada con la sacristía de la Iglesia de San Rafael, solo tenía que recorrer el pasillo superior izquierdo de la Iglesia y bajar unas escaleras. Muchas veces era su anciana madre la que le pedía que tocara el campanillo

Cuando había un muerto en la parroquia las campanas de la torre solían dar lo que se llamaba "UN DOBLE" de campanas, el cual si era hombre o mujer se distinguía por el número inicial de toques de campana. Quien conocía perfectamente este lenguaje de las campanas era Antonia Aguilera, que siempre que oía "DOBLAR" desde su casa de Calle Roelas nº 18, acudía hasta San Lorenzo para interesarse por el nombre del finado. Con independencia del "DOBLE", antes de empezar la ceremonia del propio entierro, la Iglesia tocaba a modo de llamada unos toques, que se denominaban "CRUCES" y eran tres las "CRUCES" espaciadas en un cuarto de hora. La "PRIMERA CRUZ" se hacía sonar media hora antes del entierro. El toque de la "CRUZ" era una sucesión de sonidos de campana, 15 0 20, que se finalizaban con un toque espaciado de otra campana más grave, y se daba UNO, DOS o TRES´ toques, señalando claramente que Cruz era.

Por aquellos tiempos la campanas no dejaban de trabajar, y por ejemplo, la noche de difuntos, en muchas parroquias, se estaba "DOBLANDO" hasta altas horas de la madrugada. Para ello se iban alternando los toques de dos campanas, que al producir distinto sonido, daba la sensación de que una campana respondía a la otra. Luego existía un "DOBLE DE CAMPANILLO" o mejor dicho de la campana pequeña, que consistía en volteos incompletos del citado campanillo, de forma reiterada. 

En la Torre de San Lorenzo hay que distinguir a las campanas de volteo, a la que simplemente se le llama "MORTERO", por ser una campana grande sin la cabeza de madera, por lo que está sujetada sin posibilidad alguna de volteo, y por lo general es la del sonido más grave y fuerte, y es ella la que se utilizan para dar los TOQUES, de "tan, tan, tan", que sirven para dar los toques de ánimas, las cruces, el Ángelus.

Durante muchos siglos las campanas era el medio de comunicación, de los cristianos, que desde las torres de sus Parroquias e Iglesias, marcaban el ritmo y los horarios de unas formas  de vida muy influenciadas por el mensaje moral de la propia Iglesia. Este protagonismo de las campanas en el mensaje de la Iglesia tradicional, fue sustituido con cierta intencionalidad por los protestantes surgidos por la reforma, que implantaron en sus Iglesias y Edificios de referencia el Reloj, que sirvió para marcar las hora, supliendo de esta forma los "toques de campana" que regulaba la vida de los cristianos.

En el año 1989-1990, se hizo famosa Marisa Naranjo por la mala jugada que le jugó las campanadas de fin de año, En donde equivocó los llamados "CUARTOS" con las auténticas campanadas del reloj de la Puerta del Sol. La locutora se dio cuenta del error y se limitó a decir: "Espero que todos ustedes hayan tomado las uvas sin precipitación y de acuerdo como hayan sonado. Después de este error desapareció de la pequeña pantalla.

En el año 1992-1993, sería el locutor de las corbatas (José María Carrascal), el que después de las campanadas nos hizo volver al pasado al decir: "FELIZ AÑO 1963".

Y como en cualquier cosa que pasa en España nuestra popular Carmen Sevilla, no puede quedar al margen de ello. Y fue en las campanadas de 1993-1994 de Fin de año, en las que la singular y simpática actriz nos hizo volver al año 1964, cuando dijo: "FELIZ AÑO 1964".

Pero estos problemas con las campanadas de Fin de año, fue una cosa bastante habitual entre los presentadores de Fin de año, pues ese mismo año de 1993-1994, sería Irma Soriano, la que también se equivocó.

Igualmente sería en las campanadas de Fin de año de 1996-1997, cuando Raphael el cantante de Linares, se quedó con la capa y con la uvas en la mano. Pues los toques de campana al no estar bien espaciados dieron las "doce campanadas" en un periquete y a nadie le dió tiempo de comerse las uvas.

Y como no, sería la incombustible Mercedes Milá con la Cadena Telecinco los encargados de convertir las campanadas de Fin de año del 2000-2001 en un espectáculo de propaganda del famoso PRESTIGE, y según parece se les salió un poco el aire, pues las tuvieron que recurrir a dar las campanadas en total diferido. El mal tiempo impidió la conexión en directo.

Ese mismo año la Televisión de María del Monte (Canal Sur), cortó en las campanadas de Fin de año, lo que se puede llamar "OREJAS Y RABO", pues dieron cuatro o cinco campanadas y metieron en medio una cuña de publicidad.

Luego ya en otros años ya no fueron las propias campanadas las que fallaron, serían el ridículo tupé de Imanol Arias, o la capa de Ramón García, la que volaba por el aire.

Posiblemente este Fin de Año, a lo mejor se les ocurre a cualquier cadena  que una tertulia cualquiera que SABEN DE TODO, comenten el momento de las doce campanadas, sería lo único que falta..