Una de las más interesantes manifestaciones de la devoción
cordobesa a su Custodio El Arcángel San Rafael, lo constituyen los monumentos
erigidos en su honor en distintas calles o plazas conocidos popularmente con el
nombre de “TRIUNFOS”.
El Arcángel de San Rafael, se apareció en 1279 a Fray Simón de Sousa,
y le pidió que el obispo don Pascual, hombre devoto y caritativo, coronara la
torre de la Catedral
con su efigie para que velara por Córdoba. Pero no cabe duda de que fueron las
apariciones al venerable Andrés de las Roelas en 1578, con las que el pueblo de
Córdoba con su Ayuntamiento a la cabeza, sirvieron para unir el nombre de Córdoba
con El Arcángel San Rafael, nombrándolo como su Custodio. Por cierto que en
este aspecto aunque el Ayuntamiento y el Obispado coincidían en muchas cosas,
en otras como la creación de un patronato casi nunca se pusieron de acuerdo.
A partir de 1651 y con mucha participación del
Ayuntamiento de Córdoba, se solicitó de las autoridades eclesiásticas que se
considerasen los días 7 de mayo y 24 de octubre como fiestas para el rezo y dedicadas
al Arcángel San Rafael. Don José Valdecañas y Herrera, concejal del
Ayuntamiento fue una persona que prácticamente, pidió casa por casa, para la Iglesia de San Rafael.
En la festividad del día 7 de mayo, hasta principios de
los 50 del pasado siglo, el Ayuntamiento de Córdoba en pleno, solía acudir a la Iglesia de San Rafael, “Bajo Mazas” como solían decir nuestras madres, para participar en la fiesta. A
pesar de todo este ceremonial, esta fiesta fue decayendo, quedando sólo para la feligresía y la Hermandad.
La única fiesta solemne que quedó fue la del día 24 de
octubre.
Cuando la
Congregación para del Culto Divino en Roma aprobara la
instauración de una fiesta y el rezo al Custodio de Córdoba, el Ayuntamiento
organizó una serie de festejos para celebrarlo. Hubo concursos literarios, de
poesía, corridas de toros, juegos de cañas y competiciones de barqueros en el
río Guadalquivir, llegándose incluso a hacer salvas de arcabuses y mosquetes,
por cierto que en estas competiciones los jóvenes próximos a la Calle Roelas , quisieron tener
un protagonismo destacado por haber “sido vecinos” del virtuoso Padre Roelas,
que como se sabe nació en esta Calle, en el nº 11.
En 1655, se funda la Hermandad de San Rafael, que será la que
trabajará con las autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad por el
engrandecimiento del culto al Ángel Custodio. El primer hermano mayor será don
Gabriel González del Valle.
Después del Concilio Vaticano II, (1959-1965), la Iglesia reformó su
santoral y se unificaron las fiestas de los 3 Arcángeles, San Rafael, San
Miguel y San Gabriel, en el día 29 de septiembre.
Esto no sentó bien en la ciudad de Córdoba, y entonces,
gracias al interés demostrado por don Antonio García Laguna, capellán de la Iglesia de San Rafael
desde 1948- 1995, se le hizo llegar esa queja al obispo Monseñor Fernández
Conde, que fue muy diligente en este asunto y consiguió que para la Ciudad de Córdoba, el día
24 de octubre siguiera celebrándose la festividad de San Rafael.
En 1713, y a instancias también del Ayuntamiento, se hacen
gestiones para que la Iglesia
adquiera lo que fue la casa del padre Roelas, a fin de edificar en ella una
capilla o ermita para darle culto. Hubo bastantes dificultades y por fin en
1735, se pudo inaugurar esta iglesia. Los jóvenes de San Lorenzo colaboraron en
esta tarea. Todavía por la Calle Roelas ,
se puede apreciar lo que fue la entrada de esta iglesia e incluso el pequeño
campanario.
Cualquiera que se quiera imaginar aquella primitiva
Iglesia, solo tiene que visitar la actual sacristía de San Rafael y se hará una
idea de aquella primera Iglesia, el pilón negro de la fuente que hay en ella, pertenece
a aquella época.
El 23 de febrero de 1796, al quedar la Iglesia pequeña para el
culto de los cordobeses, se decide la ampliación de la misma, para lo que hubo
que comprar terreno de huertas colindantes. Con un proyecto de Vicente López de
la Corredera ,
se construyó la nueva Iglesia que aportaba soluciones que ya se habían visto en
Córdoba, como por ejemplo la cúpula muy parecida a la de Santa Victoria. La
obras de la iglesia básica importó 62.450 reales, para una superficie de 395
varas cuadradas. Fue inaugurada en 1806.
En la fachada hay tres esculturas que representan a San
Acísclo y Santa Victoria y la de San Rafael en el centro. Las figuras son de
piedra y cada una costó dos mil reales
de vellón. Su autor fue Jerónimo Buti, un milanés afincado en Córdoba. (1799).
Tenemos que decir que nuestros padres y antepasados y
nosotros mismos, pudimos ver como los vecinos de este barrio, siempre que había
una tormenta, deseaban de todo corazón
de que empezara a “tocar el campanillo”. Para algunos, puestos a opinar, aquello
era pura “sugestión”, para otros muchos
no, sea lo que fuere, lo cierto y verdad es que cuando “sonaba el campanillo”, todos
quedábamos “confortados en la tranquilidad” de que no iba a pasar nada, ya que
incluso parecía que las tormentas se desviaban de la vertical de Córdoba.
Otro recuerdo que en parte nos entristece, es que de las
primeras personas que aportaron donativos para la obra de la Iglesia , fue don José
Medina y Corella, que con 2.000 reales inició la lista. Este sacerdote a la
postre sería el fundador del Monte de Piedad de Córdoba (1864). Esta entidad
con el tiempo pasó a ser “De barca de salvación para muchos” “ A transatlántico
de lujo” para unos pocos y al final se hundió lamentablemente (2010).
San Rafael en la Torre de San Pedro
En la aparición de San Rafael a Fray Simón de Sousa, le
pidió que colocara sobre la torre una efigie suya. El obispo Pascual
(1274-1293), temeroso de aquella petición hizo colocar una imagen encima de la torre, si es verdad que se colocó
una imagen pequeña, pero no está demostrado que sea de aquella época.
El obispo don Pascual era hombre virtuoso, y de una
profunda fe, y una vez ocurriera su muerte, pidió ser sepultado en un hospital que él
fundara entre el río, la Puerta
del Puente y el Seminario. Posteriormente se destinó aquello para cementerio de
ahogados del río. Esto ocurrió en 1293.
En la
Iglesia de San Pedro, es donde se hallan todos los documentos
relativos a las apariciones de San Rafael al padre Andres de las Roelas, así
como el testamento de este virtuoso sacerdote. No entendemos como estos
documentos o al menos una copia, no se encuentran en los archivos de la
parroquia de San Lorenzo, que fue en el barrio en que nació, vivió y posiblemente su murió.
San Rafael del
Puente Romano
El día 29 de septiembre de 1651, por iniciativa del
Jesuita P. Juan Bautista Caballero, en acción de gracias por haber terminado
una grave epidemia de peste que había atribulado a la ciudad, se colocó sobre
el pretil del Puente Romano una estatua de San Rafael labrada en piedra por el
escultor cordobés Bernabé Gómez del Río.
Esto alegró mucho a los barqueros del río que con
frecuencia se jugaban la vida a diario, en un río, que al no estar regulado por
pantanos, causaba muchas veces estragos.
El único acceso rodado al Campo de la Verdad era a través del
Puente Romano, que algunos autores árabes llegarón a decir “El puente de
Augusto”. En el año 1952, este puente cobra una actividad inusitada, pues por
el pasaban todos los “carrillos de varales” con los muebles de los que se
mudaban a la Barriada
de Fray Albino. No cabe duda de que el Custodio de Córdoba, se tenía que
alegrar de que hubiera familias, que por fin iban a tener agua potable, la
pila, la cocina y los servicios individuales entre otras comodidades. Algunos, arrancaban a llorar de emoción
cuando recibían la carta de adjudicación de su casa. Yo vi llorar a bastantes
personas. Se cundió mucho por San Lorenzo lo de: “Chiquillo, le das un pellizco
a la pared y sale el agua”.
Nos tocó ayudar a varias mudanzas, y daba gusto contemplar
las Escuelas Rey Heredia, esbeltas, tranquilas y sosegadas, Casa Currito, El
surtidor de la gasolina, El mosaico de Nitrato de Chile. Todo era como una
nueva aventura al otro lado del río. A la primera casa que llegamos fue al nº
60 de la calle Pío XII, a donde se mudaba una hija de José Ruíz Lozano, bombero
que durante los bombardeos de la guerra, retiró una bomba sin explotar de lo
alto de la cubierta de la
Catedral de Córdoba.
De vuelta, ya más tranquilos nos íbamos comiendo el
membrillo que nos habían dado, además de 2 reales. El dinero lo empleamos para
ir al Cine Astoria, que echaba la película KIM DE LA INDIA , de Errol Flínn. Por
cierto por aquellas fechas coleccionábamos las estampas de Robín de los
Bosques, con el mismo protagonista.
Me contaba el viejo el anticuario de libros de la Corredera , de que él
presenció algunas de las discusiones que mantuvieron paseando cerca del San
Rafael del puente, el obispo Fray Albino y don Antonio Cruz Conde, el tema no
era otro que los alcantarillados públicos de la barriada, al parecer el alcalde
le decia: “Usted está loco como se va a hacer tanta infraestructura para una
barriada de casas de una sola planta”, pero el obispo siguió insistiendo
“erre que erre” Naturalmente se hicieron los alcantarillados y el tiempo le dio
la razón al obispo, pues ahora está de moda el tipo de construcciones que
llaman “casas adosadas”.
San Rafael en la Torre de la Catedral.
Fue realizado el 26 de mayo de 1664, y colocado encima de la torre de la Catedral. Es obra del escultor Pedro
Paz, que también realizó la imagen de San Lorenzo de dicha parroquia. Pero de esta torre, después de Hernán Ruíz,
los que más saben de ella es la familia de los Sorianos, que fueron campaneros durante
varias generaciones. El el doble de Cepa, forma parte de sus vidas. Y es que
hay que decir que en la vivienda de los campaneros (en la torre), tenían un
cuadro en donde se les indicaba, campana que se volteaba, tipo de toque,
duración etc. Actualmente este cuadro con caligrafía del siglo XIX-XX, se
encuentra en la sacristía de la
Catedral.
Con motivo de las obras de restauración realizadas en la
torre de la Catedral en el año 1992, pudimos comprobar que entre
la peana y la imagen del San Rafael, superan los 3 metros largos de altura.
La visión que desde esa altura se percibe de Córdoba, es para enamorarse aún
más de ella. Se puede ver todo el recorrido del río desde la zona de Lope
Garcia, y se pueden contemplar las “arenas doradas” que cita Luis de Góngora en
su canto a Córdoba, cuya lápida con el poema está en el testero sur de la base
en donde se alza el Triunfo de la
Catedral.
La torre de la
Catedral sufrió claros desperfectos con motivo de una enorme
tormenta que descargó sobre Córdoba en el año 1727, y el posterior terremoto de Lisboa de 1755.
En una nota marginal que aparece en el libro de Actas Capitulares de la Catedral del uno de
noviembre del citado año, pone lo siguiente: “El terremoto duró el tiempo en
que se reza un credo”, con el terremoto hasta el coro recién terminado por Pedro
Duque Cornejo, se estremeció, por lo que tuvo que ser posteriormente
restaurado. La torre fue restaurada por el francés Baltasar Drevetón.
San Rafael en la Iglesia del Juramento
En 1733, se ejecutó al estatua del San Rafael del altar
mayor y fue realizada por Alonso Gómez de Sandoval, sobre un boceto de Antonio
del Castillo. Tuvo que ser varias veces retocada pues desde el principio no
quedó muy del gusto de la hermandad, incluso pidieron que la imagen se le diera
un acabado en dorado. En un principio estuvo en la llamada primitiva ermita y
más tarde pasó al altar de la
Iglesia principal en 1798.
Otra vez el Ayuntamiento se movió para que las autoridades
eclesiásticas adquirieran el terreno anexo a la primitiva Iglesia, a fin de que
hubiera una Iglesia más amplia y digna para el Custodio de Córdoba. (1796).
Tradicionalmente y cuando el acto de casarse era una cosa
importante, la Iglesia de San Rafael era el
lugar elegido por la “gente bien” de Córdoba para su casamiento. Yo presencié
el de don Rafael Lahoz Arderius, que se celebró en 1951, recuerdo que la estera
llegaba hasta la mitad de la plaza, a los
monaguillos le dieron una espléndida
propina.
San Rafael en la Plaza de la Compañía
En la antigua Plaza de Queipo de Llano y ante la fachada principal
de la Parroquia
del Salvador y Santo Domingo de Silos (Compañía), se alza un sencillo y
elegante triunfo dedicado a nuestro Custodio que fue erigido en 1736 gracia a
las lismonas que se recogieron con este fin por el P. Juan de Santiago, siendo
su autor Juan Jiménez, que lo elevó sobre un pedestal obra de Alonso Pérez
En un principio se concibió con un enrejado que cerraba un
recinto cuadrado a su alrededor y en cuyas esquinas había cuatro columnas de
mármol, de donde salían cuatro artísticos faroles. Con la restauración de la Plaza, quitaron la reja y las columnas y dejaron solamente la columna que sostiene al San Rafael.
Cerca de este triunfo a San Rafael existía un centro
farmacéutico que llamaban “Centro Sevillano” en la esquina de la Calles el Reloj-Munda y daba
mucho movimiento a la Plaza
de chavales con bicicletas de las distintas farmacias de Córdoba. En aquellas
épocas las farmacias “tenían lo puesto” y la mayoría de los medicamentos estaban
en los centros, e iban y venían en las bicicletas que al aparcarlas en la Plaza , daba aquello
sensación de un pequeño garaje.
En la calle Munda, había una taberna muy clásica que se
llamaba Casa Pastor, allí se juntaba a
beber vino gente muy castiza y orgullosa de sentirse cordobeses. El vino lo
bebían en unos vasos de culo gordo a los que se le llamaba “cubetas”. Más de
una vez, algunos grupos de amigos sobre todo en las noches de verano, solían
pararse junto al Triunfo de San Rafael y dedicarle un turno de poesía por
cabeza. Eso no lo contaba Rafael Quirós Luna, que conoció perfectamente a
muchos de estos personajes eternos de esta Córdoba.
En el año 1958 se celebraron unos exámenes de oposición
para el Monte de Piedad del Sr. Medina, dichas pruebas tuvieron lugar en una
clase de la planta superior del Colegio Cervantes, el tribunal lo presidía un canónigo arrullado
en su manteo al que llamaban don Tobías, y viene aquí bien ese nombre, pues
hubo madres de los examinandos que pusieron velas y lamparillas en el Triunfo
al San Rafael por la suerte del examen de su hijos. Fueron muchas las que
esperaron en la puerta del Colegio. Por aquellos tiempos la central del Monte
estaba en la Calle Ambrosio
de Morales, enfrente de la casa en donde nació Pepe Villalonga, que fuera
entrenador del Madrid y de la Selección nacional. En Córdoba jugó al fútbol en el equipo "Once Rojos".
El San Rafael en la Antigua Estación
Don Pedro Salazar y Góngora, en el 1743 y siendo obispo de
Córdoba, decidió levantar un triunfo a San Rafael en la explanada que quedaba
entre el río y la Puerta
del Viejo Alcázar de los Reyes Cristianos que, por aquel entonces era Prisión
Provincial. Al abrir la
Avenida del Corregidor (entre los dos puentes), se trasladó dicho triunfo a la explanada de la Estación Central
de ferrocarriles en 1954.
El Bar Montes y Casa Eduardo, cobijaban a los noctámbulos
de Córdoba que saludaban al Arcángel al amanecer. Jorge Negrete cuando llegó a
Córdoba en 1948, acompañado de sus "Mariachis" se asombró de ver tantas veces el
Custodio de Córdoba.
Con el cierre de Casa Eduardo, los taxistas de Córdoba
perdieron algo como si fuera su segunda casa. La viuda que terminó regentando
el negocio era como una madre para todos ellos, todo lo que tenía de bajita, lo
tenía de buena y cariñosa. Su Café era insuperable
Por otra parte el San Rafael de la Estación puso ver como
nadie como en aquellos años, 1955-1970, se nos marchaba mucha gente a otras
partes de España y al extranjero a buscar trabajo. Muchos dejaban familia y raíces atrás. Unos
volvieron, pero otros se quedaron, porque los hijos habían nacido allí y habían
adoptado las costumbres y el idioma. El caso más significativo lo constituyen
los hijos nacidos en Cataluña, a los que llaman “charnegos”, y que según las
estadísticas se han constituido en un núcleo importante del separatismo.
El San Rafael de
Puerta Nueva
En el año 1747, se celebraron unos festejos taurinos organizados
por los vecinos del barrio, a fin de construir en el centro de la Plaza una monumental fuente
que además del exorno, era totalmente necesaria para esa zona de Córdoba. Se
recogió dinero suficiente para la construcción de la fuente y el dinero que
sobró se empleó en construir un triunfo a San Rafael, que en un principio se
colocó junto a la puerta del Convento del Carmen, más tarde se colocó en el
centro de la Plaza
y parece mirar a todos los viajeros de la antigua carretera de Madrid. Su autor
es obra del cantero Juan Alcaide.
Este San Rafael fue restaurado por Rafael García Rueda, y
en su rostro pudo apreciar los impactos de las balas, que en aquella refriega
de junio de 1808, se formó cerca de
Puerta Nueva, sobre todo a raiz de que Pedro Moreno, el juez de Paz, vecino de la Calle Ancha de la Magdalena , disparara su
mosquete contra el general Dupoon, derribando solamente su caballo. La reacción
de los franceses, fue de locura durante 9 días, en donde saquearon, abusaron y
destrozaron buena parte de Córdoba.
A lo que se ve, los vecinos de Puerta Nueva, no ganaban
para disgustos, pues la fuente que construyeron con el dinero que recogieron del
festival taurino organizado en 1747, les
fue quitada al barrio en 1950, y trasladada al Jardín del Alpargate. El
disgusto de los hermanos García Rueda, los Blanco, los Herrera, los Flores, los
Goméz, los de la Torre ,
los Gálvez, los Seoane, los Lanti, los Dobao, y muchos vecinos del barrio que
protestaron por aquel robo, se hizo latente, pero de nada sirvió.
Después de aquello el Jardín de Puerta Nueva, fue cercado
con alambrada de espino como si de una huerta se tratara, y en su interior se
sembraron unos espléndidos rosales, que durante mucho tiempo dieron un colorido
a la Plaza , con
la sola presencia del San Rafael y el eterno transformador de la Sevillana. A finales
de los años sesenta el transformador lo cambiaron de ubicación y abrieron los
jardines.
El San Rafael del
Alcázar Viejo
Estuvo construido en 1753, y presidió desde su columna la Plaza de San Basilio, fue
costeado por los hermanos Guiral. Con el tiempo y debido a problemas surgidos
en la columna, la imagen se colocó sobre una ménsula en la esquina que forma la Iglesia de San Basilio. El
Arcángel es testigo, en los meses de mayo festivos, de la cantidad de gente y
turistas que al pasar por delante de su estatua, rezan y piden la protección
del Custodio de Córdoba.
Aquí me recordaba Paco Leiva Campoy, que su amigo don
Guillermo Romero Fernández, párroco de San Basilio y hombre de leyes, le decía
que en el Archivo de Protocolos Notariales de la Calle Pompeyos , existen
multitud de testamentos que comienzan: “En el nombre de la Santísima Trinidad ,
Padre, Hijo y Espíritu Santo y del Glorioso Arcángel señor San Rafael Titular y
Custodio de esta ciudad de Córdoba”.
El San Rafael de la Plaza de Aguayos
En el año 1763 fue costeado por la marquesa de Santaella y
condesa de Hornachuelos, se erigió en la Plaza de Aguayos en donde tenía su palacio. Allí
en el Covento de las francesas, estuvo interna Pepa Montes, que era voluntad
de su madre que se corrigiera, pero a lo que se vio de poco le serviría cuando
debutó en Córdoba en una Feria de mayo de 1956, con el espectáculo “Más madera”
del Teatro Victoria.
A esta Plaza le han hecho un desastre arquitectónico con
el bloque que han construido en el rincón de la derecha, horrible, y que ha
estropeado parte del encanto de esta Plaza única.
Hay quien afirma que debajo de esta Plaza hay un gran
manto de agua corriente y es la que afecta al muro izquierdo de la Iglesia de San Pedro en sus
cimientos y que da lugar a que se vea totalmente inclinado si se mira desde la
esquina del antiguo Bar Brasero, donde jugaban al parchís, los Flore,
Berenguer, el Chapu, Méndez y el “Limpia”, casi todos de la Ribera.
El San Rafael de la Plaza del Potro.
Miguel Verdiguier en 1768 vivía en la Plaza de San Hipólito, y a
iniciativa de él se construyó un triunfo que ocupó un rincón de la Plaza , que pasó a llamarse
Plaza del Ángel. Según parece el artista
francés estaba muy disconforme con el proyecto del triunfo de San Rafael en la Catedral que le habían
encargado, y por eso realizó éste para compensar su disgusto. Completó la obra el
maestro de obras Francisco García Terrin.
Este triunfo fue trasladado en el año 1924, a la Plaza de Potro, estableciendo
con él una separación entre la plaza y la Travesía de la Ribera. Desde hace un tiempo
está sobrecogido de ver al simpático “bañísta de la ventana” que no termina por
lanzarse nunca al agua.
Desde entonces a la Plaza de San Hipólito se le llama la Plaza del Angel. Todavía
recuerdo , que en esta Plaza y donde está el "Mesón Los Lobos", hubo una
Cooperativa Benéfica, que tenía un Economato, y uno de los empleados fue
Inocencio Montes, que se casaría con Modesta, la dueña de los conocidos
Almacenes Modesta de Córdoba.
Cerca de la
Plaza de San Hipólito, se ubicó por aquellos años 1966, el
Bar Restaurante Carmona, que desde Alcolea, había emigrado a Córdoba, primero
en Avda. Carlos III, en donde lo primero que se veía al entrar a su Salón era
un gran cuadro, con la foto de Manuel Benítez con Franco. También se instalaron
en la Calle por
donde se entraba al “gallinero” del Gran Teatro. (Menéndez Pidal). Con la
llegada de la democracia la foto le traería mala suerte hasta el punto que los
“Carmona” desaparecieron.
El San Rafael del
Triunfo de la Catedral
Por iniciativa del Cabildo eclesiástico de Córdoba, que así
quería hacer patente su devoción al Custodio de Córdoba, se encargó el proyecto
del monumento a los arquitectos de Roma, Domingo Esgroijs y Simón Martines, que
fue aprobado el día 26 de marzo de 1738 comenzando la excavación de los
cimientos. Por razones de tipo económico el proyecto se quedó parado, hasta que
el obispo, Martín de Barcia, decidió costear de su dinero y llevar a cabo su
ejecución encargando de las obras al artista francés don Migue Verdiguier.
Los trabajos comenzaron en 1765 y se terminaron en abril
de 1771, El obispo Barcia, no pudo ver
la obra terminada porque falleció, antes de su terminación, dejando en su testamento
el dinero necesario para su terminación. Sería su sucesor el obispo don
Baltasar de Yusta el que lo inauguró en diciembre de 1781.
Sobre la reciente disputa en relación con la propiedad del
mencionado Triunfo, tenemos que decir que de la mano de Enrique Redel Aguilar
(1872-1909), que en su libro “SAN RAFAEL EN CÓRDOBA”, editado en 1899, Imprenta del “Diario”, C/
Letrados nº 18. págs. 21 5-216. dice lo siguiente:
“1850.-En el 27 de junio compareció en las Casas
Consistoriales un vecino de la calle ENMEDIO, llamado Fernando Rodríguez,
manifestando que durante cinco años había sido guarda del Triunfo de la Catedral y que por ello
recibía un honorario del Sr. Obispo don José Bonel y Orbe; pero que en mayo de
1847 dejaron de abonárselo y, viéndose en estado de necesidad, trató de
entregar las llaves del expresado sitio primeramente al mayordomo del Palacio
Episcopal, al Provisor después y luego Gobernador de la provincia sin que
ninguno de ellos se las admitiese fundados en que no ejercían dominio sobre el monumento. El
Fernando Rodríguez manifestó que, no queriendo abandonar el sitio sin
comunicarlo a quien fuese su patrono y, para que no se le hiciesen cargos en lo
sucesivo, quería entregar las llaves al Señor Corregidor. Entregó, pues, las
llaves y, por disposición del Cabildo municipal, fueron guardadas en su
archivo.
El 19 de agosto se vio en Cabildo u oficio del Prelado exponiendo que aplaudía “El pensamiento de reparar y conservar el
recinto del Triunfo” y que nada
tenía que reclamar ni argüir por ello al Ayuntamiento. La Corporación no quedó
satisfecha con esto y nombró a los señores don Francisco Portocarrero y don
Rafael J. de lara para que viesen el modo de conciliar el patronato.
En otra sesión (en 3 de septiembre) manifestó el señor Portocarrero
que había propuesto al Obispo que transmitiese al Ayuntamiento los poderes que
tuviera sobre el Triunfo de modo más preciso
y terminante: y que el obispo habíale contestado que no determinaba
mejor su donación porque no tenía acción
ni título alguno que justificase la propiedad del sitio y únicamente podía
manifestar conformidad. La
Corporación acordó entonces que el señor Obispo diese su
consentimiento por escrito. Y así se logró.”
El San Rafael del
Puente Nuevo
En la confluencia de la Avenida del Corregidor con la Avenida del Conde de Vallellano y la entrada del
puente sobre el río Guadalquivir, se alza el último triunfo de los colocados
por la ciudad a su Custodio. El Triunfo es obra de Amadeo Ruíz Olmos. El
Custodio de Córdoba, podía contemplar la nueva entrada a Córdoba, por el puente
inaugurado el 29 de abril de 1953, y que fue un proyecto de García Gallegos
Es muy frecuente que este puente que ahora llaman de San
Rafael, se le confunda con el que Juanita Reina, menciona en su copla dedicada
al entierro de Julio Romero de Torres (1950), en donde dice: “Puentecíto, puentecito, puente de San Rafael…../ Nunca podrá ser éste puente ya que fue
inaugurado en 1953.
El San Rafael del Puente, está a la entrada a Córdoba
desde Sevilla y enseguida enlaza, con la Avenida del Conde de Vallellano, una de las
mejores obras que se realizaron en Córdoba (1954), por cierto Juan Antonio
Palomino, que fue concejal del Ayuntamiento de Córdoba, con Guzmán Reina, nos
dijo: “Las cosas de palacio van despacio", en referencia de que la obra de la Avenida del Conde de
Vallellano, se terminó de pagar a principios de los ochenta”.
El San Rafael del
“Jardín de los locos”
En 1975, la desaparecida Caja Pronvincial, levantó sobre
el solar que dejó el antiguo Hospital Psiquiátrico, unos bloques de viviendas, completándolos con una zona ajardinada de muy
buena estructura. Atrás quedaba la popular “Casa de los Locos”, la Fábrica de Anís Ventolera,
la Escuela
del Campo, con su Parque de Bomberos al lado. “Matapalos” y Basurte. Ellos
fueron quizás los últimos que vieron El Jardín del Santo Cristo, en plena
actividad.
Con buen criterio se repuso una imagen de San Rafael, que
había en el patio del antiguo Hospital de la Misericordia , según
nos comentó Manuel Herrador, que trabajó muchos años allí como practicante. Esta
idea fue participada por bastantes vecinos de esos bloques, pero entre ellos
quiero recordar a Rafel Ruíz Lucena, una de las personas que mejor supieron
amar a su Córdoba, siéndole leal hasta su muerte. Se pateó con su amigo Juan
Carrasco Heredia, toda la
Sierra , en busca del nacimiento de los arroyos, para que el poeta, Carrasco, pusiera arte y
poesía en su magnifico libro “Los Arroyos de Córdoba”.
Tengo que mencionar aquí a Miguel Escudero Melero, que conocía
esta parte de su barrio como la palma de su mano. Él sabía mucho de San Rafael,
al que llamaba familiarmente “su amigo”, cuando todos los día sin falta iba a
visitarle a la Iglesia
del Juramento. Contaba él que por aquellos años de 1956, El popular “Pepe Olla” lo vió un día entrar a la Iglesia y al verlo le
pregunto: “Pepe que haces aquí, -nada le contestó él-, que vengo a que el Santo me enseñe a leer,
pues no quiero que me vuelva a pasar lo que me ha pasado”. Entonces contó Miguel, que este buen hombre
puso un puesto de carne (despojos), y como no sabía leer, le pidió a unos
amigos que le hicieran un cartel y él se despreocupó del asunto. Al otro día
abrió su puesto y se dispuso a recibir clientes. Pero asombrado de que allí no
llegaba nadie, le preguntó a un amigo que era lo que podía pasar. El amigo que
quiso ser sincero con él, le dijo: “como va a entrar nadie si te han puesto en
el letrero: “Aquí se vende carne de perro muerto”. De verdad que aquello eran
cosas que sólo pasaban en el “Jardín de los Locos”.
El San Rafael del
Jardín del Alpargate
Con la restauración del nuevo Ayuntamiento a principios de
los años 80 del pasado siglo se derribó el antiguo edificio de la Calle Capitulares , y de su
portada superior se quitó una estatua del Arcángel San Rafael de cierta
antigüedad, y se trasladó al Jardín del Alpargate, a donde en forma de Triunfo
da la la salutación a todos aquellos que entran por la Puerta de Plasencia, tan
recordada en la historia de Córdoba. Se dice que este San Rafael cuando estaba
en el Ayuntamiento estaba orlado con dos farolillos, cuya luz se apreciaba
desde ciertos lugares de Córdoba y servía para orientar a los caminantes.
Con este Triunfo se renovó de nuevo la Plaza y la artística fuente
que se había traído desde Puerta Nueva, se retranqueo para atrás y en su lugar
se colocó el citado Triunfo.
Hablar de San Rafael, en su día del 24 de octubre, es
hablar de festividad y de celebración en el campo, con el clásico perol. Esa es
una costumbre antigua de la gente de Córdoba, que desde siempre se dio cuenta
de lo siguiente:
-Guisar para muchos, siempre es muchísimo más barato, si
buscamos el costo medio por cabeza, que si se guisa para pocos.
-Al aire libre, se ensucia infinitamente menos que si uno
tiene invitados en casa
-Se puede hacer coincidir y convivir a más familia y
amigos que si de cualquier recinto cerrado se tratara.
-Además, los efluvios del vino en el campo, resultaban más
sencillos y fáciles de digerir.
-Y por otra parte se hacía ejercicio al andar, subir y
bajar cerros, y que unido al aire libre, resultaba un ejercicio de aire puro,
muy bueno para el cuerpo.
Estas frase, estuvieron escritas en los reglamentos de la
fugaz “Peña la Lira ”
que se fundó en 1956, en el Hogar Parroquial de San Lorenzo, en el Cerro de la Golondrina , luego los
terrenos de dicho Hogar Parroquial, (1974), volvieron a la propiedad de
Cajasur, pues no se llegaron a pagar ni los intereses del préstamo que se pidió
para comprarlo.
San Rafael en el
Hospital de San Juan de Dios.
Sobre la finca de San Pablo que gracias a una
donación (150.000 pesetas) habían
adquirido los hermanos, construyeron la
Hogar y Clínica de San Rafael que se conoció hasta los años
70.
El nombre San Rafael va unido a muchos centros de la Orden Hospitalaria de San Juan
de Dios, la primera comunidad estuvo formada por:
Padre Guillermo Llop
Padre Juan Grande Antía
Hermano Adrián Touceda
Hermano Crescencio Olivares
El nombre de padre se les daba no por que fueran
sacerdotes, sino en razón de edad, pues en esta orden sólo empezaron a tener
sacerdotes a principios de los años sesenta.
El cuadro médico de aquella época:
Director Honorario: Dr.
D. Emilio Luque Morata
Director-Jefe de Medicina: Dr. D. Antonio Manzanares y Bonilla
Jefe de Cirugía: Dr.
Francisco Calzadilla León
Jefe de Laboratorio: Dr.
D. Germán Saldaña Sicilia
Medico Auxiliar: Dr.
D. Antonio Carreto G. Meneses
Gastropatólogo: Dr.
D. Juan de Dios Jiménez Fdez.
Otorrinolaringólogo: Dr.
D. José Navarro Martín
Odontólogo: Dr. D.
José Casana Diéguez
Urólogo: Dr.
D. Rafael Pesquero Muñoz
Un hombre al que también hay que recordar como si como si perteneciera a cualquier cuadro médico es a Rafael López Cansinos, que durante
años fue el alma de aquellas Subastas que organizadas en Radio Córdoba, llegaba
a todos los hogares cordobeses.
En 1954, estuve en la Hogar y Clínica de San Rafael, desde el 17 de
Enero al 23 de Abril, allí pasé un tiempo hospitalizado que me marcó por el
cariño que aquellos frailes:
Hermano Gerardo, Hermano Gabriel, Hermano Bernabé, Hermano
José, Hermano Domingo Hermano Bonifacio, Hermano Mauricio, Hermano Enrique, Hermano
Justo
Todos, incluidos los trabajadores se portaron
maravillosamente con los enfermos que estábamos allí acogidos. Sánchez, que
luego tendría su barbería al lado del Bar Litri de la Fuesantilla , formaba
parte de un equipo de personal de laicos que igualmente nos atendieron con todo
el cariño del mundo. Pepe, Miguel, Marcelino, Roque y Baldomero, seran personas
que siempre les recordaremos con todo el cariño.
El quirófano estaba al fondo de la galería de la izquierda
conforme se entraba. Te bajaban de la primera planta (solo había una), en un
ascensor y las camas esperaban cola en la puerta del quirófano. Allí no había
familiares, ni salas de espera. Eran operaciones de traumatología, y empleaban
el cloroformo con máscarilla. Cuando se abrieron las puertas del quirófano, yo
llevaba una estampa de San Rafael que me había dado mi madre el día del
ingreso. Nada más entrar el hermano Gabriel, muy complaciente me dijo: “déjame
la estampa que te la guarde, aquí tienes un San Rafael que preside el
quirófano”. Aquellas palabras me confortaron
y cuando desperté ya estaba en la habitación de operados, en donde por cierto,
tenía mi estampa y había un cuadro muy bonito de San Rafael.
Aquella estampa del San Rafael sobre el Puente Romano, que
había en el cuarto de operados me impresionó tanto que siempre la tuve grabada
en mi mente. Un día afortunadamente me llegué a casa de José Luis Muñoz Baena,
compañero de fábrica y excelente pintor, que tenía entre sus cuadros a este San
Rafael y le pedí que me pintara uno. Luego me contó que a Rafael Gómez Sánchez,
le habría pintado este cuadro infinidad de veces, pues solía regalarlo a sus
amigos. El primer domingo de visita de mis familiares después de la operación,
se presentaron mis padres y me regalaron una medalla de plata con la imagen de
San Rafael, la habían comprado en la sacristía de San Rafael, que estaba al
cuidado de Socorro, que con su hábito de penitencia, parecía una piedra más de la Iglesia.
Por cierto que el hermano Bernabé el día 3 de febrero nos
despertó de madrugada y estaba cayendo sobre Córdoba una intensa nevada la más
grande que yo he visto en mi vida. La
Ermita de la
Virgen de Lourdes, había quedado totalmente cubierta de
nieve. Y era impresionante ver toda la
zona de naranjos cubiertos de nieve. Llegaron voluntarios para sacarnos en las
camillas a la terraza para que pudiéramos ver aquel maravilloso espectáculo. El
viaducto del Pretorio que en aquellos tiempos era de un solo ancho se veía como
un montículo de nieve.
San Rafael en la Calle Candelaria
El altar de la Calle
Candelaria esquina con la Calle Lineros , fue realizado
por Antonio Monroy, que en 1801,
pinta a San Acísclo y Santa Victoria y en el centro de
ellos, a San Rafael Custodio de Córdoba. Curiosamente un par de casas más
adentro de la Calle ,
en los años 1950, había una casa en donde se impartía “Religión de los
protestantes” a decir de nuestras madres.
Todavía en Córdoba se hablaba de un pastor que hubo en
esta Iglesia Evangelista que se llamaba
don Agustín Arenales, además de pastor protestante, era republicano y
por ello se exilió a Mejico en el año 1938. Era un hombre de gran oratoria y
fomentó la Sociedad
de Jóvenes cristianos, que llegó a contar con más de 30 componentes. En la Capilla , como él llamaba a
este recinto, acudía mucha gente deseosa de escucharle.
Pero la Calle
Candelaría y el Arcángel tuvieron su notoriedad en Córdoba. Tenemos
que hablar del equipo del Candelaria, cuando jugaba en los Salesianos en
aquellos campeonatos de verano, organizados por don José María izquierdo, causaba
sensación. Además en esa Calle nació Miguel Reina Santos (1946), al que el
“DIARIO MARCA” en una entrevista que le hacían al final de los años sesenta, lo
citaban como; “EL ÁNGEL DE EL ARCÁNGEL”, por su espectacularidad en aquellas
paradas que aún quedan en las retinas de los aficionados cordobeses que íbamos
al viejo Arcángel.
Además Miguel Reina, en ese entorno de Lineros, Santiago,
era sumamente querido. El San Rafael de las Cinco Calles, es testigo de que el
Bar que había en la esquina de la Calle Carlos Rubio, tenía un cuadro de Reina,
como un auténtico Arcángel.
Un poco más abajo y ya en Bar los Mochuelos de Santiago,
todavía recordamos a Pepin, gran aficionado al Atlético de Madrid e
incondicional de Reina, hasta el punto de que una vez que vino el portero por
Córdoba y no se pasó para saludarle, de coraje, colocó un par de dias su cuadro
boca abajo.
San Rafael en la Plaza de la Fuenseca
Córdoba es rica en agua, y allá por el año 1495, mientras
que el arquitecto Pedro Lope, se decide a acometer la obra de los pórticos del
Patio de los Naranjos, se intentó aprovechar el caudal del venero de la huerta
de las Dueñas y pensaron en poner una fuente a nivel de la Calle Alfaros , por donde el
fotógrafo Melero, tenía su ático de madera. Pero el caudal no llegaba con
facilidad a ese nivel y la fuente casi siempre estaba seca. De ahí el nombre de
Fuente-seca.
Entonces cambiaron la ubicación de la Fuente y la pusieron en un
plano más inferior, en donde incluso había que bajar algunos escalones. No obstante
en el año 1808, poco antes del terrible saqueo de los franceses en Córdoba,
(junio 1808), se decide ubicar la fuente en el lugar actual pero cambiando oportunamente su diseño,
dotándola de un pilar con cuatro bondadosos caños. Encima de la decorativa
fuente se colocó una pequeña estatua de San Rafael, que se hallaba mal colocada
en mitad de la plaza sobre un pilar de mampostería. Para la historia, la fuente
ganó estética y el Custodio se podía reflejar en el agua del pilón. Se quitó la
sequedad, ahora incluso el agua se sentía fluir cerca de las primitivas tiendas de lo
que fue Pedro Romero.
El cuadro resultó tan atractivo que Julio Romero de Torres
lo plasmó para la eternidad. Si el cuadro tuviera memoria, podía recordar las
veces que el Custodio se puso colorado cuando los que iban a las casa de citas
de Santa Marta, se tapaban un tanto la cara al pasar delante de la fuente. Eran
otros tiempos.
También San Rafael recordará las veces que Enrique Redel,
Romeros Barros, o Pablo García Baena, Rafael Cantueso, Juan Bernier y Ricardo
Molina, le saludaban al pasar y le pedían prestada la “calabaza” de su caña,
para beber el vino en la
Taberna el Bolillo. Y por si faltaba algo, allí estaban los
comestibles y el pan de los Cárdenas Cantueso, por algo era la Calle Imágenes.
San Rafael, en el día a día contemplaba como Antonio el
barbero, se consumía en su enfermedad producto del tabaco y de su soledad. Se
quejaba con frecuencia el barbero, de que los muchos clientes que entraban en
Casa Rafael Bellido, tales como Adalberto López, Rafael Martinez, Felix
Sánchez, Juan León, Enrique Olmo, Rafael Pérez, etc. etc. tenían por barbero al
simpático “Marchena” de la
Puerta del Rincon, que les agradaba por su estilo y parecido
con el arenero.
Al cine nos llevó mi madre sobre el año 1953, para ver la
película “MORENA CLARA”, fue tanta la gente que acudió a la película, que
tuvimos que salir por la puerta falsa (Por la Calle Santa Marta), y
salimos enfrente de un negocio que decía: COOPERATIVA DE EBANISTAS”, mi madre nos
indicó que siempre se había oído por Córdoba de que allí existía una célula de masonería.
En el libro de Eloy Vaquero, dice: “En 1917, la profesión
de nuestros regidores electos, era la siguiente: Don Francisco Azorin
Izquierdo, (Arquitecto), don Bernardo Garrido de los Reyes, (Ebanista) , don
Mariano Salinas Dieguez (Platero), don Enrique Suárez Aranda (Ebanista), don
Pablo Troyano Moraga (Tipógrafo), don Juan Guerra Lozano (Perito), don Manuel
Cáceres Urbano (decorador).
El presidente de esta Cooperativa don Bernardo Garrido
Reyes, llegó a la alcadía de Córdoba en aquellas elecciones municipales de 1934.
SAN RAFAEL
Ya queda dicho bastante sobre cosas relacionadas con el
Arcángel San Rafael pero no podemos dejar atrás a la “Confitería de San Rafael”
que supo lanzar a la gran popularidad un pastel como “EL Manolete” que había
sido “inventado” por la Confitería Mirita
de la Calle Concepción.
Y es que la Sucursal
de la Confiteria
de la Calle Juan
Rufo, también formó parte de su historia.
Y también como no recordar a mi entrañable Colegio
Salesiano, con aquel patio de los Eucaliptos, en donde nos sentíamos felices. Allí
y desde la terraza que rodeaba al patio, y en la zona centro, donde había un magnifico
relieve de San Rafael, era cuando en el día de Todos Los Santos, don José Bosio,
don Rogelio, don Adolfo, don Rafael Sánchez, y don Jos Mª Campoy, con la ayuda
del “cebollita” nos echaban aquellos sacos de castañas, “esturreados”, para que
todos disfrutásemos de meterlas en nuestros bolsillos vacíos. Con toda
seguridad el San Rafael del patio, de que al parecer fue su autor un antiguo
alumno de aquellos primeros tiempos que vivía en la calle Humosa, tenía que sonreír
ante la actitud de estos curas que nos hacían felices.
EL PEROL
Cualquier persona que no sea de Córdoba, o incluso los
jóvenes de nuestra ciudad que lean el “maravilloso articulo” de Tico Medina, de
los fines de semana, titulado “EL PEROL”, les confundirá por completo, pues una
cosa que fue una tradición singular de la gente de Córdoba, lo ha convertido
él, en un mal escaparate, trayendo cada semana a una serie de personajes que en
muchos casos, ni conocen y ni saben nada de Córdoba. Y menos aún tienen
relación alguna con el auténtico “Perol cordobés.”
Con razón dice el periodista Víctor Márquez Reviriego, en
(El Día de Córdoba 27/01/2013). “Los periodistas de mi generación somos
una degeneración”.
Pocas cosas tenemos los cordobeses, pero trayendo a estos
periodistas “tipo camaleón” para que cuenten nuestras cosas, peor vamos a
quedar para la historia. El día de mañana, nuestros nietos y descendientes,
posiblemente quieran saber algo de esa costumbre cordobesa, que consistía en ir
un día de campo y entre amigos y
familiares a comerse un perol. Eso, nada
tendrá que ver con lo que más o menos nos dice este periodista, que lo mismo
habla de personajes que no han “pegado un palo al agua”, que nos pone a
cualquier Belén Esteban que se le ocurra, o persona por el estilo, o termina por
ponernos los dientes largos, relatando la última e idílica noche de bodas de la
duquesa de Alba. Por favor Córdoba y sus costumbres merecen un respeto.