domingo, 25 de diciembre de 2011

LOS HUNGAROS

En el principio de los años sesenta, aquellos sindicatos verticales que al parecer no eran “democráticos” y que solo servían para hacer pisos, también organizaban entre otras cosas unos campeonatos de fútbol entre las empresas, que se jugaban en la tarde de los sábados en el desaparecido Estadio de Lepanto. Hoy sería impensable pensar en un campeonato así, pues los sindicatos, demasiado hacen con “necesitar dinero” para pagar a sus muchos “liberados”.

La verdad es que tampoco hoy en día se podía imaginar un campeonato de aquellos, primero porque la televisión al ofrecer partidos de fútbol casi a todas horas, le ha quitado todo el protagonismo y la posible salsa que pudieran tener aquellos partidos. Pero también es verdad que las empresas en torno a las cuales se organizaban aquellos partidos, la mayoría han desaparecido. Ya no están CENEMESA, PERFECTO SILLERO, FUNDICIONES ALBA, TALLERES SERRA LEON, LA CORDOBESA, CEPANSA, TALLERES COSTAN, CERVEZAS EL AGUILA, ELECTRO MECANICAS, MONTE DE PIEDAD, etc. etc.

Pero en CENEMESA, no solamente se participaba en aquellos campeonatos entre empresas, sino que también aprovechando la jornada intensiva de verano, se organizaba por las tardes una competición entre las distintas naves o secciones más singulares de fábrica. Así una se llamaba “Cartones” otra “Bobinaje” otra “Chapa Magnética” otra “Montaje” otra “Los Húngaros” etc. etc. Pero con ser todas las secciones importantes quiero destacar a “LOS HUNGAROS”, por sus especiales características y personalidad, hasta en sus atuendos..

Al decir HUNGAROS, es querer recordar a una de las secciones más simpáticas y laboriosas de fábrica. Esta sección la 901, consiguió una homologación, podemos decir universal, cuando se les exigió que hicieran las cubas para los transformadores de una importante central nuclear francesa, propiedad de EURODIF. Este reto fue especialmente exigente para toda la fábrica de Córdoba, pero muy especialmente para esta sección, ya que fueron muchos los protocolos y homologaciones que tuvieron que cumplir.

Fueron más de 20 transformadores los que hubo que fabricar para dicha central y el producto lo repartió Westinghouse (adjudicataria de la central), entre sus fábricas de Córdoba y de Chaleruart (Belgica). que se repartieron la carga prácticamente al 50%.

GENTE CAPAZ

Para empezar los cálculos de los transformadores de 350.000 KVA, los realizó el ingeniero cordobés Antonio Marín Jiménez, que se tuvo que desplazar a Bélgica, para realizar dicho trabajo, lo que demostró muy a las claras el nivel de nuestro personal.

Esta fábrica de Córdoba, siempre fue cabecera en Europa en hitos de fabricación. Fue la primera en fabricar un transformador de 125.000 KVA, allá por los años sesenta. Luego vinieron los transformadores para EURODIF, y se fueron aumentando paulatinamente las potencias, hasta conseguir recientemente un transformador de 1.100.000 KVA, el de más potencia del mundo, para una empresa de USA. Posteriormente se ha conseguido el transformador de gran potencia y en modalidad DESFASE, con lo que se ha marcado otro hito mundial en este tipo de máquinas.

Pero a caballo de toda esta evolución técnica y tecnológica, los suecos de ABB, como premio a Córdoba, están desubicando TODAS LAS NAVES DE FABRICACION, aquí lo único que se hace ahora es prácticamente montar.

EURODIF

Para la realización de aquel pedido allá por los años 1979, a todos los departamentos y secciones de fábrica se les exigió que demostraran su nivel técnico y profesional, pues las condiciones del pedido fueron muy exigentes, en todos los aspectos técnicos. Para la fábrica de Córdoba, fue como su GRAN REVALIDA, el hecho de que los orgullosos franceses, le encargaran los transformadores de una de sus principales centrales nucleares, así lo atestigua. Pero de todas las secciones vamos a mencionar como hemos dicho solamente a los HUNGAROS.

FUERON GRANDES PROFESIONALES.

Efectivamente fueron muchos los trabajadores que prestaron su trabajo diario en la sección de calderería y que simpáticamente se le denominaba LOS HUNGAROS.

Entre un gran grupo de profesionales recuerdo a estos nombres propios que intervinieron en las labores de: CORTE, ESMERILADO, APLANADO Y DOBLADO.

Manuel Díaz

Pedro Pérez

Enrique Carmona

Juan Huertos

Manuel Alfaro

Antonio Tello

Julián Esquinas

Francisco Sánchez

Fausto García

Francisco Moreno

Antonio Ruiz

Eloy García

Juan Terrón

Alfonso Barata

Etc.

Etc.

(Poner los nombres es cuestión de una relación, pues en la práctica casi todos en aquella simpática sección, se llamaban por sus apodos)

Recordar como llevaban a cabo la operación de aplanado de aquellos enormes paños de chapa de 3 x 7 metros, produce escalofríos. Era trepidante el ritmo a golpe de mazo que estos trabajadores le imprimían a esta operación. Muchas veces se “picaban” entre ellos en el ritmo del golpeo por lo que aumentaban el ruido, la potencia y la rapidez. Al final la mayoría quedaron afectados con problemas serios de columna y llenos de dolores. Menos mal que en todos los casos la empresa “les compensó” con una pensión lo más menguada posible, y si te vi no me acuerdo.

Efectivamente fueron muchos los trabajadores y mandos intermedios, que dieron EL CALLO”, en el trabajo diario en esa sección de los HUNGAROS.

Esta fue la primera nave que visité cuando ingresé en fábrica y allí por toda iinformación me indicaron que era la NAVE DE LOS HUNGAROS, (Hoy no queda nada de ella, pues se la han llevado toda al país vasco). Recuerdo que el maestro de esta sección era el simpático JULIAN SAEZ BARQUIN, que además de un perfecto conocimiento del oficio de calderería, se trajo de su Baracaldo natal, su boina, su sonotone, su afición a la bicicleta, sus dolores de reuma, sus dientes y su afición al Atlético de Bilbao.

CON NOMBRE PROPIO

Hace unos días nos enteramos de la muerte de Antonio Trenas Sánchez, que tuvo lugar hace poco más de un mes. Su familia, su esposa y sus seis hijos, tendrán mucho que echar en falta a este gran padre de familia. Todavía algunos recordamos, cuando allá por el 1966, su hijo mayor se tuvo que marchar al servicio militar (Sidi Ifni), y por poco le cuesta una enfermedad al bueno de Trenas, que casi lloraba en aquellas "cortinas" de su sección.

Este gran profesional se pasó su vida laboral en lo que se llamó “las cortinas”. Allí perdido entre separadores de tela azul, estaba la sección del maestro Antonio Trenas, en donde se montaban y soldaban todos los DEPOSITOS DE EXPANSION, de los transformadores, los CONJUNTOS PLACAS APRIETO CULATAS y los CONJUNTO TRENES DE RUEDAS, despieces fundamentales en el transformador. Ya no quedan cortinas ni rastro de estos despieces, y eso lo sabe muy bien Rafalin López y Antonio Cruz Gordillo, que fueron de los más adelantados de esta sección.

EXIGENCIAS

Para los transformadores de EURODIF, la sección de los HUNGAROS, fue mirada con lupa como suele decirse, pues toda la elaboración de la cuba, los doblados, las soldaduras, etc. etc. se tuvieron que realizar con procedimientos homologados. Se practicaron pruebas de Rayos X, e incluso hubo que mandar a ensayar probetas al CENIM. La chapa de la cuba era de 20 mm. de espesor del tipo A52D. También hubo que mandar los transformadores a someterlos a pruebas antisísmicas en unos laboratorios de Bilbao.

SOLDADORES

Para los trabajos de soldadura del montaje de las cubas, se tuvo que disponer de soldadores homologados, como fueron Arriaza Hidalgo, Rafael Jiménez y Antonio Ruiz, etc. etc. que realizaron el trabajo con soldadura semiautomática, (Fluxo-Flix Básico), a base de hilo tubular. Fue Mateo Maya Sánchez, como técnico del CENIM, quien coordinó todas estas labores.

Se hicieron ensayos de rotura y doblado, de acuerdo al procedimiento homologado, También se utilizaron para la refrigeración un tipo de radiador diseñados a base de tubos, que eran diseño de Chaleruart (Belgica). Estos radiadores se hacían en fábrica primera en el taller de Humanes Castillejo, que incluso llegó a perfecionarlos sobre su diseño original.

Pero es que en aquellos tiempos eran muchos los profesionales que arrimaban el hombro, cada uno en su sitio. Y esta sección fue fundamental, para que aquellos transformadores, pudieran salir por el apeadero de Renfe, que estaba por debajo de la Casa de “Pepe El Loco”, chofer singular de la fábrica.

Entre los muchos profesionales que trabajaban en la soldadura de despieces, y en el montaje de las cubas, utilizando el hilo continuo descrito anteriormente, en sustitución en muchos casos de aquellos tremendos electrodos FACILANO DE 7 MM., citaremos a:

Daniel León

Pablo Molina

Jorge Orden

José L. Orden

Juan Tena

Pedro Zafra

Fernando Alba

Manuel Zamora

Juan A. Cebrián

Juan Moreno “El Telarañas”

Vicente Pedraza

Rafael Leva

Fermín Jurado

Antonio Trenas

Antonio Cruz

Juan Chófles

Emilio Armenta

Francisco Rincón

Antonio Moya

Enrique García “El legañas”

Juan Arriaza

Juan Bautista

etc.

etc.

JUAN TERRON BLANCO

Pero si todos los trabajadores anteriores merecen todos los respetos, personales y de tipo profesional, hubo un trabajador llamado Juan Terrón Blanco, que con toda la entrega del mundo, un ABSENTISMO CERO, y un comportamiento ejemplar, durante toda su vida laboral, le tocó posiblemente realizar las tareas más ingratas, incómodas y peligrosas de la sección. “LA GRANALLA”.

El granallado era una técnica de tratamiento de limpieza superficial por impacto por el cual se podía lograr una limpieza de cualquier superficie metálica, mediante la proyección de miles de partículas abrasivas (granalla), a una gran velocidad (65-110 m/s) que al impactar con la pieza a limpiar, produce la eliminación de todas las partículas de oxidación y suciedad, permitiendo que esta superficie limpia, sea un correcto soporte adherente para cualquier minio o capa de imprimación.

Para realizar su trabajo se ponía una vestimenta similar a la de los buzos submarinos, y se encerraba en una cabina totalmente aislada, con dificultades de alumbrado, ruido, y de respiración por las partículas que flotaban en el ambiente Su misión consistía en el manejo adecuado de la manguera que vomitaba miles de partículas metálicas, que debidamente orientadas sobre la superficies a “granallar”, conseguía una superficie limpia con la suficiente adherencia para recibir las capas de pintura de protección y acabado que necesitaba el transformador.

En las condiciones en las que le tocó a este trabajador hacer su trabajo, eran posiblemente las más extremas de toda la fábrica. Por el contrario, él, que pasó lo mejor de su juventud dentro de aquella cabina “diabólica”, jamás se le vio nunca protestar

ES DE VERGUENZA

Que el trabajador Juan Terrón Blanco, con su padecimiento permanente de diabetes, que le implicaba incluso tener que pincharse la insulina en el trabajo, tuviera que meterse todos los días en esa “fatídica cabina” que representaba la GRANALLA, para acumular jornadas de cotización, para tener derecho a una pensión de esas que se denominan poco menos que MILIURISTA. Mientras, podemos ver y vemos, y ahí está LA VERGÜENZA, como los medios de comunicación un día si y otro también, nos anuncian como algunos políticos, e incluso gente DE ALTO COPETE, (que después que son mantenidos por el erario público), hayan cometido ABUSOS ECONOMICOS DE FRAUDE Y ENGAÑO, a este país. Y encima hay que soportar que un tal Cayetano, viejo trabajador de la nobleza, (ironía), se permita el lujo de descalificar a los andaluces.

Al que defrauda y roba, a la cárcel y que devuelva todo lo que haya robado y en cuando a DON CAYETANO, yo le contrataría para que al menos una vez en su vida trabajara y precisamente en una GRANALLA, para que de esta forma comprobara la diferencia que existe entre vivir de las RENTAS, MONTADO A CABALLO, y trabajar con la dignidad y entrega que lo hizo Juan Terrón Blanco, que siendo andaluz, se pasó toda su vida laboral dentro de una fatídica granalla produciendo para este país.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL CANTE EN LAS TABERNAS DE CORDOBA

En Córdoba para hablar de tabernas estuvieron “homologados”, muchas personas, y entre ellas todos los miembros del grupo Cántico, pues además de ser poetas practicaron el arte de pasear y disfrutar por las tabernas de Córdoba. De ellos dimanó la agradable expresión, de que las tabernas eran como SANTUARIOS DEL VINO.

También tenemos que decir que Francisco Solano Márquez, nos describe afortunadamente en un libro, el entorno de las tabernas de Córdoba, con todo su colorido y detalles singulares.

Pero entre los cordobeses que amaron el mundo de las tabernas, con sus tertulias, sus copas y sus medios, no podemos olvidar a Manolo Carreño. Este hombre fue un cordobés que vivió, conoció y disfrutó todo ese mundo de las tabernas como pocos. Incluso desde los distintos medios de comunicación llegó a tener “su novela semanal” sobre estos lugares en donde se tomaba vino. Carreño, fue un hombre irrepetible en aquellos tiempos, que lo mismo traía a Córdoba a su amigo García Lorca, para que en compañía del joven poeta cordobés Alvariño, presenciara la “recogida” de las Angustias en su marco incomparable de San Agustín, que se tiraba un par de días “tieso” refugiado en el “despacho sótano”, que en la calle Cruz Conde, poseía, Agustín Fragero, (El Caballero de la noche), el cual, con la sola compañía de su inseparable galga “La Piñonera”, acogía a todos los “tiesos y desvaídos”, que circulaban por la noche cordobesa sin un duro.

Manolo Carreño, fue militar y al parecer la profesión la tuvo que dejar por incompatibilidad con su forma de ser. De su carácter de castrense lo único que heredó fue su capacidad para usar el sable, ya que casi siempre andaba dando “sablazos”. En una ocasión se encontraba en el Bar de los Cuernos (El Hispania Royal), y le preguntaron: “Manolo, tú no tienes patrimonio que vender?”, a lo que él contestó: “Sólo me queda el mausoleo familiar y eso no es material fungible”.

LA TABERNA EN LOS BARRIOS

La taberna en los barrios populares por aquellos años 1945-1960, se comportaban como auténticos “sofás”, muy apropiados para el psicoanálisis y la terapia de los trabajadores, que una vez terminada su agotadora jornada laboral, le decían a la “mujer”: “Niña que voy un rato a leer el periódico”. Muchas veces el hombre se marchaba a la taberna, para no estorbar a la mujer en las labores que esta realizaba en su estrecha vivienda. Al llegar a la taberna se encontraban con otros clientes habituales, que bien por estar parados, jubilados o dados de baja, permanecían mucho más tiempo a pie de mostrador. En las tabernas había tertulias, conversaciones e incluso hasta discusiones que eran perfectamente “moderadas” por el tabernero de turno. Al no existir el televisor, era el cartón verde, azul o color salmón, con los resultados de fútbol, la “pantalla ideal” que servía como motivo de todas las discusiones.

CASA “PEPE LA FILA”

Esta pequeña tabernilla estaba en la calle Ruano Girón (esquina con la calle el Trueque). El bueno de Pepe, (José Bejarano Meléndez) después de probar varios negocios, entre ellos la pescadería, la carnicería y otras intentonas, puso una pequeña taberna, para que la atendiera su hijo Antonio, que se encontraba en el paro. Allí con su familiaridad, logró una clientela de amigos que le fue fiel durante bastante tiempo. El paso inexorable del tiempo hizo cambiar las circunstancias y Antonio “la Fila”, cerró la taberna y se marchó a trabajar a la Universidad Laboral de Málaga.

Esta taberna permanecería abierta unos quince años y por ella pasaron muy buenos clientes teniendo que destacar “AL COJO CONDE”, que cantaba y tocaba la guitarra, cada vez que se animaba. Era un placer verle desplazarse en su pequeña moto, con el cante y la guitarra al hombro.

También pasaron por allí un tal URBANEJA y PABLO EL BIZCO, que cantaba de maravilla las colombianas. Más de una vez se presentó en la taberna el singular AUTOMOTO, al que había que invitarlo y además darle siempre algo, para que cantara. Muchas veces y desde Casa de Millán, se dejaba llegar por allí “El Talegoncito” (sobrino de María Zamorano la “Talegona”), que cantaba de forma maravillosa.

Aunque más jóvenes, alguna vez entraron en esta taberna por su afición al cante, José Mª Campos y su amigo Paquirri, allí se juntaban con su amigo José Sierra, otro buen aficionado al cante. Por cierto, que el amigo Campos, me comentaba, que un día fueron a casa de su amigo Sierra, en la Calle Frías, muy cerca de la antigua “Atarazana de perros” y se quedaron asombrados de que su amigo del alma, no tenía ni sillas para sentarse en su pobre casa. Allí su “espléndido sofá”, era un simple cajón, y hasta como mesa tenía un bidón de aquellos de la leche en polvo americana. Nunca se pudieron explicar como el bueno de Sierra tenía ánimos de querer escuchar cante flamenco.

CASA MIGUEL COSANO

Casa Manolo Armenta, era la taberna del barrio, pero en casa Miguel, era donde se refugiaban los que querían cantar y beber vino bajo la tolerancia de esa pequeña gran mujer que se llamaba Candelaria y que era la esposa del tabernero. Allí se concentraban una serie de clientes que casi todos eran forofos de aquel Atlético de Bilbao de entonces. Unos eran los hermanos Federico, Antonio y Miguel Morrugares, “Los cocos”, también entraban los hermanos Ríos, los hermanos Rafael, Paco y Pepe Misa y como no Rafael Fimia, Rafael Barrilero, Diego Villarejo, los amigos Paquirri y Parritas, y Vicente Soler, entre los más destacados. Allí muchos domingos se planteaban sesiones de cante al pie de aquel mostrador de azulejos verdosos, a los que les chorreaba el “sudor del tabaco”.

El cante en esta taberna lo protagonizaban un joven Manolo Vargas, otro era “El Paquiro”, pero también lo hacían, Pepe Misa “El mortera”, Eugenio “El pildorito” y Juan “El azu-quiqui”, entre otros. Miguel el tabernero era un hombre con poca suerte, pues a pesar de tener en su mujer Candelaria, a una excelente cocinera, se tuvo que marchar a Madrid, a principios de los años sesenta, porque el negocio no funcionaba. Lástima, porque por ese tiempo fue cuando el tapeo se puso de moda en todas las tabernas de Córdoba. No cabe duda, de que aunque su mujer guisara muy bien, el no servía para el bar, pues no tenía recato alguno en tener unos enormes dedos coronados con unas uñas “muy negras”. Además tenía la costumbre de sacarse de vez en cuando los mocos de la nariz con esos enormes dedos. Al poco tiempo de marcharse a trabajar a Madrid, volvieron por Córdoba, (1965), para presenciar un partido Córdoba-Real Madrid, y pudimos comprobar que el otrora “forofo Atlético”, ahora volvía siendo hincha del Madrid.

TABERNA LA PALOMA

Esta taberna, compañera de esquina de la Fuente de la Piedra Escrita, era el lugar a donde acudía mucha gente del barrio de las Costanillas y sus alrededores. Ya hemos dicho en otras ocasiones que durante el día se jugaba, a aquella lotería, en que los cartones se “apuntaban con chochos secos”. Esta lotería la cantaba el zapatero “El Sopo” que siempre se desenvolvió por esos lugares. Los Curro Roldán, Manuel Maldonado “El Mangui”, los Hermanos Salva, Los Gordillo, Los Ojeda, Los Calderón, Los Larrea, los Salazar, etc. etc. Eran asiduos a esta taberna, al igual que mucha gente en general de aquellos contornos.

Había un zapatero que tenía su banco de trabajo en los portales de la Corredera, que se llamaba JUANITO CALA, y que vivía en el Alcázar Viejo. Cantaba como los mismos ángeles. El frecuentaba esta taberna acompañado de su amigo Juan de Dios, y eran muchos fines de semana los que les daba hasta las cuatro de la mañana cantando. En aquella épocas (1948), estaba prohibido el que las tabernas permanecieran abiertas a esas horas de la noche y menos aún cantando. Más de una vez los propios municipales dejaban sus bicicletas a buen recaudo y se sentaban a oír el cante del citado JUANITO CALA. Otras veces y para que no se disgustaran los taberneros cantaba en Casa de Fermín. El hecho de que este simpático zapatero-cantaor, merodeara por este barrio, es que estaba pretendiendo a una chavala de la Calle el Cristo, que vivía en Casa de Lola Varo. La negativa de esta muchacha en el tema de amores, hizo que nuestro zapatero y cantaor, se marchara a trabajar a las Minas de Hellín.

CASA CASTILLO

En esta simpática y antigua taberna del Realejo se pasearon muchos cantaores. Unos mejores que otros, pero en general todos grandes aficionados. Allí solía cantar muy a menudo Luís Chofles Miranda, que cantaba de forma singular. Muchas veces coincidió en el cante con su cuñado Mariano Páez. También entraban los mellizos de la “casa de paso” de San Rafael, que bailaban y canturreaban por todo lo que querían. Curiosamente tenemos que recordar que uno de los mellizos, las pasó canutas cuando su madre le dio “suero” en sustitución de la leche que escaseaba. El suero procedía de la leche-aguada que sobraba de hacer los quesos. La lechera era Rafalita, la que vivió en la casa del rincón de la calle el Cristo, al lado del agricultor Gavilán, que por cierto se había casado con una preciosa mujer gitana. Con muchas dificultades el enfermo superó las altas calenturas y la infección. Esto lo solía contar el mismo “Melli” cuando ejercía de barbero en el arroyo de San Lorenzo, en un local detrás de la sultanilla que tenía la familia del platero Almirón.

También cantó bastantes veces en Casa Castillo, Ramón de los Llanos, que supo alternar en el cante con el más pequeño de los hermanos Blanco, de la calle Pedro Verdugo. Alguna vez que otra también tocó allí su guitarra el “Cojo” Murillo, guitarrista que vivía enfrente del Cine Astoria, y que enseñó a mucha gente a tocar la guitarra. El “cojo” Murillo era el hombre que mejor utilizaba la brillantina para decorar su ondulada cabeza. Su guitarra siempre formó parte de su impecable atuendo, que se completaba por un elegante reloj de bolsillo. Su madre Fuensanta, una excelente mujer que un día, nos facilitó una “botella esmerilada”, para que pudiéramos comprar vino de “20” en la “tasca” de Casa Soto, para celebrar el ascenso del Córdoba a Segunda (1956).

EL TORO AL QUE LE FALTABA UN HUEVO

En la Sociedad Plateros, entraba un veterinario, llamado Rafael Bonilla Vilela, gran aficionado al cante, a los toros y a los caballos, y que casi siempre estaba sentado en la ventana charlando con Agustín Jurado. Un día apareció por allí Rafael Lozano, antiguo empleado de Zafra Polo, y junto al incombustible Victoriano Lozano, se hicieron unos irrepetibles cantes. Ante la llegada de más clientes, formaron una animada tertulia, y como tema de la misma se habló de aquellos toros que le devolvieron en Córdoba, al famoso ganadero Victorino Martín, (Mayo de 1984). Rafael Bonilla, (veterinario de la Plaza), había tenido que rechazar un toro, ante el cabreo del todo poderoso ganadero de Galapagar. Al parecer el toro era uno de los más bonitos, por estampa y trapío, además de tener un pelaje cárdeno, pero le faltaba UN HUEVO, pues lo tenía “sin bajar”. El veterinario nos comentó que el toro era un animal precioso y posiblemente ideal para la lidia, por ello el cabreo del ganadero.

A casa de Castillo, vino el ganadero, acompañado de varios hombres del toro, después de buscar por varias tabernas de la zona, a Rafael Bonilla, el cual le había comentado que el podía “arreglar el huevo del toro”, para que pudiera ser lidiado en cualquier plaza y en especial en la plaza francesa de BEZIERS. Efectivamente, de acuerdo con el petulante ganadero, le “descolgó” al toro la bolsa del testículo y al estar hueca, se la rellenó de un postizo, pudiendo salir el toro a la plaza con dos huevos. Al toro después de su lidia le dieron incluso una vuelta al ruedo. .

CASA SOTO

Esta taberna situada en el Arroyo de San Lorenzo, enfrente de la Escuela Obrera, de D. Eloy Vaquero, “zapatones”. Se podía considerar como una tasca de suburbios, a donde entraban personas un tanto marginadas y rebotadas de otros sitios. Allí entraban muchos de aquellos “carreros” que nos sacaban el cajón de la basura de nuestras casas. Por allí aparecían algunas veces el “Leones” que cantaban maravillosamente por el Sevillano, entraba Antonio el “Cañoneras”, Fidel “El Revuelta”, el hermano de “Popeye”. (un héroe, de Sidi-Ifni), La taberna era como especie de un sótano muy mal aireado y de escaso alumbrado, pues parecía un trabuco en donde lo único que faltaban eran los piratas. Tenía sólo dos bombillas, eso sí que estaban permanentemente encendidas, pues el local no tenía ventana alguna. Allí entraba incluso hasta el “Ya queda poco”. Que se bebía el vaso de vino de un tirón. Pero quizás el cliente más asiduo era Juanillo Chofles, que si bien su hermano Luís, sabía cantar, el no tenía ni idea. Otro cliente que también se creía que cantaba, era Manolo Cerezo, que en compañía del Ángel Fimia, tocaban todos los palos, hasta que se cansaban.

MANUEL MALDONADO RUIZ “El Mangui”

Fue todo un personaje de las Costanillas. En su calle de la Rinconada de San Antonio, fue vecino de otra familia muy clásica de Córdoba, las Trujillos, que durante toda su vida han estado ligadas a su San Agustín. Este singular cordobés se cansó de cantar por todas las tabernas típicas de Córdoba. Cantó en casa del Pisto, en San Basilio, cantó en el bar Chaleco, en Casa Fermín, en Casa Basurte, en el Bar los Califas, e incluso en casa de Pepe el Habanero, a donde acudió un día acompañado del famoso Arturo Fernández. y de otro cantaor famoso como era “Marchenon”, hombre de pelo plateado que se arrancaba a cantar por todos los palos cuando le facilitaban como mínimo su paquete de tabaco de rigor.

El “Mangui” actuó en toda Córdoba, para hacerlo lo hizo hasta en la piscina del Carmen, en donde deleitaba a los bañistas con su cante y acompañamiento de guitarra. Su gran amigo el hijo de la “Coneja”, Curro Roldán, en su moto le paseo por todas las verbenas y fiestas populares de Córdoba. Fue de los primeros artistas contratados en aquel inicial tablao del Zoco de la judería. El “Mangui” amó a Córdoba, y según decía el betunero “El Conejo”, todos los limpiabotas de la Piedra Escrita, lo admiraban. Durante su vida cosechó muchas palmas en el mundo del cante. Cuando ya era un poco talludito, decidió probar suerte en el deporte del Boxeo aficionado, cosechando muchos aplausos en el Córdoba Cinema de verano y en el Cine Iris de la calle Abejar.

Los últimos tiempos de su vida los pasó con mucho sufrimiento, pues sufrió la amputación de sus piernas. Con mucho valor y gallardía se paseó por su Córdoba, en su “coche blanco” que brillaba como el nácar. Falleció en enero del 1994, y sus restos descansan en el Cementerio de la Salud de su amada Córdoba, muy cerca de los toreros, el Guerra, Lagartijo, Machaquito y el mismo Manolete.

viernes, 2 de diciembre de 2011

LOS BANCOS


Muchas veces cuando éramos jóvenes suspirábamos por haber sido banqueros, eran nuestros padres, cuando al pedirle algo que no tenían, solían decirnos: “Tú te crees que yo tengo los dineros de un banquero”. Luego cuando se abrieron las perspectivas de encontrar un trabajo, nuestros padres suspiraban porque nos colocaran en un banco, aunque fuera de botones. Para nosotros en aquellos años finales de los cincuenta, el banco más familiar y próximo era el Monte de Piedad y Caja de Ahorros del Sr. Medina, que realizaba sus exámenes de ingreso en los “altos” de un edificio conjunto a la Iglesia de la Compañía. Eran numerosos los opositores, que en la prueba “clásica” de mecanografía, solían llevar máquina propia, lo que suponía una preocupación manifiesta de los que apenas teníamos experiencia mecanográfica. Lo mismo que en la salud, allí las pulsaciones por minuto que tenias en la máquina eran muchas veces decisivas.

El colocarte en una entidad bancaria, era un salto cualitativo en nuestras vidas, simplemente con “estar en una ventanilla”, te salía infinitamente más rentable que cualquier oficio profesional o colocación. Simplemente a nivel de pagas extras, cobraban el doble o el triple que los demás trabajadores.

Todo el mundo que haya leído un poco conocerá las ventajas y privilegios que desde antaño tuvieron los empleados del Banco Nacional San Carlos, (1789), posteriormente el Banco Español de San Fernando, (1832) y ahora el actual Banco de España.

LA GESTIÓN DE LOS BANCOS

Antiguamente los bancos eran gestionados por personas altamente cualificadas y sólo los acontecimientos, guerras, peligros del mar, sublevaciones de las colonias, y las grandes obras que se acometieron (puertos, canales, despeñaperros, malas cosechas por la sequía, etc.), determinó que se originaran, grandes DESCONFIANZAS, que hacían poco menos que la liquidez desapareciera de los mercados y se colapsara toda la economía.

La desconfianza entre los mercados, es la principal causa de las crisis financieras. El poder endeudarse, ha sido siempre una actitud de poderío, de solvencia y era precisamente porque se endeudaban los que de forma natural tenían un patrimonio, bien por su asentada colocación, sus valores inmobiliarios, u otro tipo de bienes. Hoy en cambio se han endeudado tantas personas, con el único aval, del piso, el chalet u otra vivienda que pretendía comprar.

Pero es que esa desconfianza en la deuda y la solvencia, se ha extendido a los gobiernos y a sus propias instituciones, que han venido gastando bastante más de lo que realmente ingresaban. Lógicamente estas desconfianzas son ya de mayor calado, por lo que se ha liado todo el Caos en Europa, en donde todo el mundo recela del que está al lado y enfrente.

Aunque en esta situación se pueden buscar responsabilidades en los políticos, en las instituciones y en los ciudadanos que se han pasado en su forma de endeudarse, no cabe ninguna duda de que la banca en general ha sido LA PRINCIPAL CULPABLE, de que se haya llegado a esta situación.

Efectivamente, los bancos en su afán desmedido de ganar, ganar y ganar, han dado créditos a gobiernos, instituciones y ciudadanos de a pie que no tenían garantizada su solvencia, por ello cuando HA SURGIDO LA DESCONFIANZA, de unos contra otros, la liquidez se ha escondido y como consecuencia de ello la capacidad de acometer grandes inversiones, o simplemente pagos, se ha visto totalmente dificultada, con lo que tanto “ladrillo devuelto” ha sido poco menos que una ruina.

Esta culpa echándosela a la banca, es un acto totalmente justo, pues la banca en general está dirigida por gente que ocupa el sillón sin la preparación adecuada y en muchos casos no llega ni a la mínima. En el caso de algunas Cajas de Ahorro, la cosa es ya de juzgado de guardia, pues entre políticos, sindicales y recomendados de otras instituciones, han convertido los consejos de administración, en gente que no QUIEREN NADA MAS QUE DINERO PARA ELLOS, y por su falta de preparación y ética les trae sin cuidado la marcha global de la institución.

En plena crisis del sector de las Cajas de Ahorro, en donde hay muchas incluso que no han desaparecido porque el gobierno les ha inyectado dinero público, curiosamente a sus jubilados y prejubilados, les han asegurado en la práctica dos “jubilaciones” .Una la que le corresponde por el Estado y otra la que la propia Caja “arruinada” le paga a sus empleados. Es decir que un simple empleado de ventanilla, aún con la empresa arruinada, se prejubilaba con un sueldo prácticamente al doble que cualquier profesional de oficio, ya fuera, fresador, tornero, soldador o trabajador aventajado de la construcción. Eso sin contar las subidas de sueldos que muchos consejeros se han puesto aún estando en ruinas.

Pero los bancos, en su dinámica de acaparar nunca pierden y hoy con el achaque de que ha sido “cosa del ordenador” te descuentan por todo. Un simple certificado que les pida de que no les debes nada por una anterior hipoteca saldada, te pueden cobrar hasta setenta euros por el documento. Y cuando vas a cancelar un préstamo te cobran derechos de cancelación de acuerdo con el criterio del empleado que te toque, y además después de gruñir lo suyo. Pides un extracto del movimiento de tu cuenta a dos meses pasados y ya te cobran un par de euros por la información. Cobran por todo, se reparten el dinero y luego tiene que llegar el gobierno de todos los españoles para inyectarles liquidez a unos intereses irrisorios.

EL GUIJO “El Cerrajero”

Era un hombre muy discreto y callado, pero era una figura en abrir cajas fuertes atascadas, simplemente “oyendo el tic tac”. Era un profesional solicitado por muchas empresas importantes incluso por muchos bancos. No solo atendía trabajos de Córdoba, sino de fuera de Córdoba.

Antonio Guijo, vivía en la calle Muñices, en la “casa de paso” con la calle Abejar. En un principio tuvo un pequeño taller, pero terminó por quitarlo y dedicarse nada más que atender las llamadas que a diario recibía. Tenía un precio tarifado para cada tipo de apertura y que lo podemos cifrar en el siguiente criterio:

Un precio normal, un precio especial y un precio extraordinario. Por los años 1978, cobraba MIL QUINIENTAS, TRES MIL QUINIENTAS, Y EL TERCERO ERA A VALORAR. Casi siempre lo resolvía con el primer criterio, que además del importe en metálico, incluía el que lo tenían que recoger y llevar a su casa en coche.

Antonio López González, el hijo de Concha la jeringuera, nos contó una tarde sentados en el portalón de San Lorenzo, que allá por el año 1948, en la Banca Pedro López, de la calle Carreteras, se planteó un problema de que la Caja, no se podía abrir y el cajero Adalberto López María, (su padre), acudió al Sr. González, jefe de oficina, (padre de Alfonso, el droguero), al que le apodaban en el banco como el “Salomón”, por lo competente que era y porque además era el hombre de confianza de los López de Alvear, dueños del banco.

El Sr. “Salomón”, era un hombre de “tirar de lápiz” y después de hacer muchas probaturas y cábalas, pues en este banco “se cuadraban hasta las comas”, autorizó que se llamara al Guijo, que por aquellos tiempos debía de tener unos 38 años. Como llevaban toda la mañana con la Caja cerrada, se planteó el “abrirla” como una cosa urgente.

En esta ocasión fue el propio cajero Adalberto López, el que se llegó a su casa, pues aún no tenía teléfono para llamarlo. (Esta fue la razón de que lo recogieran siempre de su casa). Llegaron al banco y lo primero que dijo fueron sus honorarios. Estas cifras les parecieron caras a uno de los dueños y desautorizó el trabajo. El Guijo se marchó solamente con 10 pesetas, que le dieron para compensarlo de alguna manera. Lógicamente la caja permaneció toda la mañana cerrada y después de probar con varios “aficionados”, que no lograron abrirla, por la tarde tuvieron que recurrir otra vez a Antonio Guijo. “El Guijo”.

Se presentó de nuevo en el banco de la calle Carreteras y lo primero que le dijo al entrar al López de Alvear, que había allí fue: “Abrir esta caja ahora va a costar DOSCIENTAS PESETAS”., muy a pesar suyo, los banqueros “claudicaron” ante la habilidad de este hombre, que una vez más abrió la caja en 30 segundos.

OTROS "BANQUEROS"

José Cabrera, era un personaje singular que vivía en la calle el Cristo nº 6, y que cuando inauguraron el Banco Hispano de la calle Sevilla, él estaba destinado en una ventanilla de las cinco o seis que había en aquel mostrador. Al jubilarse el conserje que vivía en la calle Manchado, él accedió a dicho cargo que le correspondió por antigüedad.

Pepe Cabrera, era un hombre que siempre iba perfectamente uniformado y en invierno nunca le faltaba su gabardina de etiqueta. El toreaba “en distintas plazas” (tabernas), pero a la que era más asiduo cliente era a la Paz de San Agustín, allí alternaba con Manolo Toro, el Tito “El fotógrafo”, Manolo Trujillo, “El Armillita”, etc. y cuando cerraron dicha taberna, se trasladaron a casa Manolo “El Quinielas”, como clientes casi habituales.

Cabrera, era un enamorado de las cosas de Córdoba y amaba el fútbol y la lírica. Más de una vez y de dos, cuando en los fines de semana se tomaba cuatro o cinco medios, junto al mostrador, le gustaba hacer la ENTRADA DE LOS GAVILANES, y disfrutaba mucho con ello. Pero en las tabernas por aquellos años, (principios de los setenta), se estaba complicando lo de cantar, pues aparecían carteles que decían: SE PROHIBE CANTAR BIEN O MAL, en otras tabernas como en la clásica Casa Miguel de la Manzanara, este cartel decía: PROHIBIDO CANTAR, BAILAR O BLASFEMAR EN NINGUNA DE LAS FORMAS QUE PUDIERAN EXISTIR.

Era un sábado al mediodía y el mostrador de Casa Manolo, estaba bastante concurrido. Unos hablaban del partido que le tocaba al Córdoba jugar el domingo, otros hablaban de la “Gilda” que acababa de pasar para coger su autobús de todos los días y que le llevaba al Barrio de Cañero, en donde tenía su domicilio habitual. Otros como Manolo Vargas (el herrero), tocado con su gorra, cantaba apoyado en el hombro de su amigo “El Cojo Conde”. Ante este ambiente de mostrador y con un par de medios de más, Pepe Cabrera que se encontraba acompañado de Enrique de la Virgen (el electricista), intentaban un dúo lírico que sobresalía en voz y tono por encima de cualquier ruido. Pepe el tabernero, con la diplomacia que le caracterizaba, le dijo a los que cantaban que por favor bajaran el tono. Entonces Pepe Cabrera, que era muy ocurrente, le dijo al tabernero:

“Pepe, tenemos que arrancar con fuerza si queremos romper el cerrojo de la Real Sociedad, que nos visita mañana, esperemos que no tengamos que echar mano de nuestro amigo “El Guijo”, (cerrajero), para abrir dicho cerrojo.

Después de que los ánimos se centraron, y todos los cantaores se callaron, surgió la ocurrencia de Pepe Cabrera, contando una experiencia que pasó en su Banco, con el mencionado “El Guijo”.

“Debía de ser allá por el año 1954, cuando Alfonso Cruz Garrido, encargado de Construcciones San Martín, S.A, no había retirado aún todos los pertrechos de la obra, cuando se inauguró a toda prisa el Banco Hispano Americano. Quizás la precipitación, la excesiva prisa por abrir de cara al público, complicó la apertura de la caja, y éste problema le amargó la mañana a Santiago de Gabriel, que era el apoderado de Caja.

Intentaron por todos los medios abrir aquel “armatoste” e incluso acudió Rafael Calvo, que era mecánico y estaba en la cercana Hostería y ni por esas. Ante esa situación hubo alguien que se acordó de un cerrajero que había en la Calle Muñices, y que montaba su cuartel general en casa de Baltasar Parra.

Lógicamente fueron a por él y a la media hora o cosa así, llegó Antonio “El Guijo”, que portaba una simple cartera por todo maletín de herramientas. Todo el mundo desde que entró en el banco, le siguió atentamente con la mirada. Nada más estar frente a la dichosa Caja, fue como llegar y besar el santo, ya que en menos de unos treinta segundos, la Caja estaba abierta.

Al ver la Caja abierta, Santiago de Gabriel, empezó a sonreír y cogiendo DOSCIENTAS PESETAS, le dijo: “Tenga usted Sr. Cerrajero y muchas gracias”. A lo que el cerrajero retirando la mano de las doscientas pesetas, le dijo: “No Sr. Banquero, mi trabajo vale MIL PESETAS”. El Apoderado de Caja (Santiago de Gabriel), se puso de todos los colores y le dijo: “Pero hombre, si ha tardado usted menos de un minuto en abrirla”. Entonces “El Guijo”, cerrando la puerta de la Caja tal como estaba, le dijo: “Ahora si quiere usted que la abra ya son DOS MIL PESETAS”. Al final los banqueros le pagaron al cerrajero lo que él pedía por su trabajo.

Esta versión contada por el simpático Pepe Cabrera, era conocida ya por Pepe el tabernero, pues no hay que olvidar que el citado Santiago de Gabriel, era consuegro del “Niño Dios”, que era primo de Manuel Rodriguez "Manolete", llegando a ser incluso miembro de su cuadrilla. El "banquero" y el "banderillero" vivían en la Calle Roleas nº 3.



viernes, 18 de noviembre de 2011

EL PAN NUESTRO DE CADA DIA

La historia del pan en la crónica escrita de la alimentación de los pueblos, corre paralela con el uso de los cereales. El pan junto al vino y al aceite, fueron posiblemente los primeros alimentos procesados en la historia de la humanidad.

Los cereales, por su textura, no pueden ser digeridos por el aparato digestivo humano. Por todo ello el hombre tuvo que recurrir a “modificarlos”, bien moliéndolos, cosiéndolos y cocinándolos, para de esta forma empezar a consumirlos como alimento. Hay indicios históricos claros de que el hombre empezó a “cocinar” los cereales antes de que apareciera en nuestras dietas de supervivencia el pan.

EL PAN EN LA BIBLIA

La primera vez que se menciona la palabra pan en la Biblia, fue en el mismo Huerto del Edén, cuando Dios maldijo al hombre por haberle desobedecido al comer del fruto del árbol del bien y del mal. Esta vez el Señor había sentenciado al hombre a trabajar para ganar el PAN DE CADA DIA, con el sudor de su frente. Esta frase o sentencia ha llegado hasta nuestros días. Pero el hombre que ha sido capaz de modificar El Clima, y La propia Naturaleza, en muchos casos ha sido capaz de cambiar el sentido de las palabras Bíblicas y ha aprendido a comerse el pan con el sudor y el trabajo de los demás.

Más adelante y para demostrar que el pan se había convertido en alimento básico de los más humildes y sencillos, tenemos como ejemplo el pasaje de Los Panes y los Peces, donde la comida se hacía fundamentalmente a base de pan.

Efectivamente este alimento el pan, se constituyó en el alimento básico de las clases más humildes y trabajadoras. La elaboración del pan posiblemente se originó en los medios rurales y del campesinado, y de allí pasó a las poblaciones en donde supieron producirlo no solo para el consumo propio sino para su venta como una forma más de intercambio y negocio.

Históricamente se estableció como una distinción social, el comer pan de un color u de otro. El color de la miga del pan, indicaba su categoría. Así el pan de Centeno con su miga oscura, era propio de las clases más humildes y desprotegidas, mientras el pan de harina, con su miga blanca, denotaba categoría y suficiencia.

LA “BURBUJA” DEL TRIGO

El trigo como base para la elaboración del pan, históricamente ha sido motivo de hambrunas y de revueltas por las subidas del mismo precio del pan. En el barrio de San Lorenzo, se produjo una revuelta que se le denominó EL MOTIN DEL PAN, y tuvo lugar en 1652. Todo fue debido al encarecimiento del precio del trigo y a la acumulación desmedida de los especuladores, que determinaba su encarecimiento. En esta revuelta debió significarse a favor de los amotinados un sencillo coadjutor de San Lorenzo, llamado Juan Palos, que además de ofrecer la Iglesia del barrio para sus asambleas, supo apaciguar pacientemente las aireadas protestas de Juan Tocino y “El tío Arrancacepas”, lideres de aquella revuelta.

El "maestro de la investigación" Juan Galán, sostiene que en los archivos de la parroquia de San Lorenzo, existen documentos que demuestran que en la actual calle Juan Palo, (antigua Calle del Guindo), vivió el citado cura Juan Palos. Por lo que no es de extrañar que dada su posible colaboración en todos aquellos incidentes (Motin del pan), poniéndose lógicamente de parte de la gente sencilla del barrio, esta gente, en su recuerdo y después de su muerte, le dedicara el nombre de esta calle (Juan Palo)

Mucho más antiguo y en la misma Republica de Roma se dieron también muchas revueltas y quejas de la población por situaciones parecidas. Efectivamente Roma que durante cincuenta años mantuvo una disputa a muerte con Cartago, fue nada más vencer Escipión el Africano a Aníbal, en la famosa batalla de Zama, (año 202 A.C), cuando se lanzó a extender su Imperio por la zona de Egipto y el Norte de África, y sus inversores de capital y especuladores, “Des-ubicaron”, sus producciones de trigo a estos últimos países conquistados, (cultivos mas baratos), con lo que los Romanos (de la Roma Itálica), se quedaron sin trigo propio cultivado y barato. Con ello se sumió al pueblo en el hambre y la escasez de trigo.

Los que mandaban en la Republica de Roma, para solucionar este enorme problema, tuvieron que pensar en una especie de SERVICIO NACIONAL DEL TRIGO, llamado, ANONNA, por el que a cada ciudadano y vecino de Roma, se le garantizaba un MODIO, equivalente a una módica cantidad de trigo a precio barato para que pudiera elaborar su pan. Fue precisamente Pompeyo, el que luego sería derrotado por Julio Cesar, el último jefe de esta especie de organismo protector (ANONNA).

Los hermanos Graco, (Tiberio y Cayo), nietos de Escipión el Africano, quisieron acabar con esta situación de debacle en la economía y el abastecimiento del trigo, que se pudo llamar muy bien la primera “BURBUJA DEL TRIGO”, Pues los especuladores de siempre retenían el grano, e incluso al obtenerlo barato en los terrenos conquistados, lo quemaban y destruían muchas veces para encarecer su precio.

Estos hermanos intentaron obligar a los agricultores romanos a que plantaran sus campos de trigo para que el pan llegara a todos los rincones de la Península Itálica.

EL PAN EN CORDOBA

Han sido muchas las clases de pan que la humanidad ha elaborado durante su historia, pues siempre estuvo en función de las cosechas y la carestía de medios. Aquí en España, durante los años 1940-1950, se comía bastante el pan de miga oscura, a base de harina de algarroba, centeno, y otras semillas.

A pesar de la escasez de harina, en Córdoba existían, bastantes hornos de pan diseminados por toda Córdoba. El Horno de mayor “capacidad de amasado” era el Horno de Barea, que diariamente amasaba 7 sacos de 100 kg. de media diaria. Todo ello controlado por las famosas cartillas de racionamiento.

La mayor época de derroche de pan en Córdoba, fue posiblemente finalizando la década de los sesenta, en donde se montó un negocio incluso con el pan duro que sobraba en las casas. Curiosamente el mayor derroche se daba en las clases populares, que compraban casi siempre las mismas teleras, en cambio la “gente de bien” siempre le decían al repartidor: “Espere Vd. que mire el que quedó ayer”. Incluso ibas por las terrazas de verano, y los camareros al recoger el servicio retiraban grandes cantidades de trozos de pan.

Durante aquellos años 1946-1955, el pan en muchas casas y familias formaba parte del menú habitual, sobre todo en casas donde los medios estaban escasos. Mucha gente solamente hacían por comida:

PAN CON ACEITE,

Efectivamente te ponía tu madre un trozo de pan y un poco de aceite para mojar, al que se le echaban unos granos de sal. En aquellos tiempos como no se había “inventado” aún el Colesterol, (pues el hambre que corría por las venas lo eliminaba), mojabas el pan en el aceite frito de pescado que solía guardar tu madre en un jarrillo de lata y disfrutabas por el sabor que le daban los “posos de harina fritos” que se untaban muchas veces a modo de manteca en el pan.

PAN CON ALGARROBAS

Muchas veces te daban un pedazo de PAN con un par de algarrobas.

PAN CON ACEITUNAS

También te daban de menú PAN con aceitunas, que muchas veces incluso estaban “zapateras”.

PAN CON SARDINAS ARENGUES

Te daban tu pan y una sardina con el papel de “estrasa”, para que la “machucaras” con el canto de la puerta. De esta forma se pelaba con facilidad, las buenas eran las de “barrica”..

PAN CON BELLOTAS

En tiempos de bellotas, tu mismo ibas a la Campiñuela, para tener bellotas que completaran tu menú muchas veces.

PAN CON PAN DE HIGO

Ya era una comida más frugal, pues te solían dar tu pastilla de “pan de higo”, incluso con su almendra, Casa Venancio, en la calle Almonas, era el establecimiento rey del “pan de higo”.

PAN CON MANTECA

Resultaba un menú bastante nutriente, pero muy empalagoso, casi siempre era manteca colorada, hasta que llegó la mantequilla americana que daban en CARITAS.

EL PAN DE BIENA

También por esa época 1950-1955 sacaron el pan de “BIENA” que vino a significar como una distinción “clasista” en el consumo del pan. Aquel brillo-barniz, que le consiguieron a ese tipo de pan, lo ansiaban los “clientes” para ellos. Ese pan se consumía mucho en la zona del centro y sobre todo en las casas con ascensor. También se puso de moda el consumo de ese pan en la Ciudad Jardín. Aquel barrio era la “avanzadilla” de los que querían “escapar” de las casas de vecinos. El pan de telera, incluso su nombre, resultaba algo “burdo”, ya para muchos de ellos. Y por eso les vino bien el pan de “BIENA”, con su brillo reluciente.

LOS PALILLOS DE PAN

No sabemos como pudo ser en otros sitios, pero al menos aquí en Córdoba, estos “palillos de pan”, surgieron por idea de Manuel Morte González, panadero dueño del Horno del mismo nombre en San Lorenzo, y que sustituyó históricamente a aquel Horno de Remesal.

Manolo Morte y Diego Serrano (horno de Jesús Nazareno), eran considerados por aquellos tiempos “como hombres fuertes”: Después de la desdichada guerra, se reunían en el patio de la Sociedad de Plateros, un grupo de ellos, y allí acudían incluso algunas autoridades, para tener sus reuniones y tertulias. Todo el ir y el venir de esta gente era muchas veces en coches de caballos, pues también en aquellas tertulias formó parte algunas veces Antonio Cañero.

En el año 1946, se trataba de engrandecer la llamada “Batalla de Flores” que se celebraba en Córdoba, y este tipo de empresarios y amigos participaron en aquella cabalgata, montados en sus coches de caballos. Todo el mundo echaba flores y confeti e incluso a instancias de Manolo Morte, decidieron echar cosa comestible: “Palillos de Pan”. Por primera vez en Córdoba, se echaron miles y miles de palillos, con el total regocijo de la gente. Este ambiente de aceptación hizo que el industrial Manuel Morte, dedicara expresamente a su hermano Enrique, a fabricar estos “palillos de pan”, que empezaron a venderse primero sin liar y luego a liar comercialmente y te los ofrecían en la tabernas en sustitución del pan en las escasas tapas que suministraban. Fue al final de los años 50 y principios de los 60 cuando “los palillos”, tuvieron una enorme demanda, pues todo el mundo en aquellos años se echó a las terrazas de los bares con sus familias al consumo de tapas. Efectivamente la subida del salario mínimo a 1800 pesetas, embarcó a la gente en un tren de confianza y consumo que se dejó notar fundamentalmente en toda la hostelería y terrazas de verano. De la clásica tapa, se pasó a las raciones y pollos enteros, y había que haber visto aquel Sector Sur, lleno de bares por todos sitios y consumiendo toda clase de comidas.

Ante esta demanda del “mercado”, se industrializó prácticamente el tema de los “palillos de pan” y ello pudo dar buena fe, Francisco Medina Córdoba, el simpático “Cojo” de San Lorenzo, que fue sin lugar a dudas una de la personas que más palillos lió en Córdoba.

Un día, pocos meses antes de morirse y estando aún en su cabina de la ONCE, (frente al Bar Bolondro), me decía: “Creo que habré liado durante mis ochos años de trabajo en el Horno de Morte, más de CUARENTA MILLONES DE PALILLOS.

A raíz de la idea de este empresario del sector, ya empezaron otros panaderos, a fabricar y liar “palillos de pan”, destacándose en este menester el Horno de Santa Elvira de la Calle Abejar. El palillo a nivel individual te costaba una “gorda” (10 céntimos de peseta)

EL CHUSCO

Eran unos bollos de pan normal que se hacían de forma tradicional para la tropa (ejército), y que según parece el nombre se debe a que un soldado natural de Barbate (Cádiz), que perteneció al Cuartel de la Reina, y que por haber trabajado en la pesca, dijo al recibir el primer bollo de pan: “Esto más que pan, se parece a un “falso besugo”, que en mi pueblo mi abuelo le llamaba “Chusco”, el pan de un día para otro por sistema, se parecía al sabor del “falso besugo”. “

EL MINGUITO

Era un pan de miga normal, de unos 200 gramos de peso, y mi vecina (Felisa Rodríguez Teruel), que en el Horno de Morte (antiguo Horno Remesal), había un simpático oficial de mesa, que le apodaban “El Mingo”. A este hombre le pidieron el 28 de diciembre de 1922, que preparara una buena cantidad de “bollitos de pan”, para los niños del Colegio Salesiano, que iban a celebrar al día siguiente EL DÍA DEL NIÑO SALESIANO, con diversos actos a primera hora de la mañana y finalizando la jornada con un perol en el CAÑÍTO BAZAN.

Al bueno de “Mingo” le encargaron que hiciera estos “bollitos especiales”, fueron tantos que hasta le dio una forma simpática, “doblándole las puntas” como si quisieran encontrarse. Se hicieron unas seiscientas unidades de este simpático “bollito” y cuando los llevaron al Colegio, el que los entregó dijo más o menos: “Ahí tienen ustedes los “Minguitos”. (en clara alusión al que los había hecho)

Este simpático panadero era de la familia de los Cabello, que, aunque vivían en San Lorenzo, eran oriundos del barrio de Santiago. Descendientes en parentesco de ese panadero, fueron los hermanos Manolo, Paco y Rafael Cabello Luque, a los que se le llamaba en San Lorenzo los “Minguitos”. Paco, tuvo el bar de los Califas en la Judería, Rafael, era un buen guitarrista, además de representante de la Solera María del Valle y el Vermut Martini, y Manolo, tenía en San Lorenzo la taberna “Casa Minguitos”. Allí también se fundó al principio de los 50, la “Peña de los Minguitos”, siendo Ignacio Nocete, Francisco Posadas, Los Hermanos Medina, José M. Cordobés, Antonio Llamas, Rafael Navarro, Antonio Varo, etc. etc. sus primeros fundadores.

Esta simpática Peña, colaboró mucho con el barrio y puso varias veces UNA BERBENA en plena Plaza de San Rafael que fue todo un éxito. En una de ellas, Emilia Camacho, ganó un concurso para bebedores de cerveza, en donde se bebió la friolera de SEIS LITROS. Nada más terminar el concurso, aquella grande y pesada mujer, tuvo que salir corriendo para el baño de casa Socorro (sacristana de San Rafael), allí en el baño, echó hasta las papillas como suele decirse.

LOS HORNOS

Los Hornos que había en Córdoba por el año 1950, eran aproximadamente:

El Horno de Vargas, en el campo de la Verdad, El Horno de Liébana en la calle Morales, El Horno Laguna, calle Mucho Trigo, El Horno San Basilio en Alcázar Viejo, El Horno Barea en la Plaza de la Corredera, El Horno de la Catalana, en San Pablo, El Horno Doña Pepa, en Santa María de Gracia, El Horno Bellido, en la calle Alfaros, El Horno San Luís, Zona de la Ribera, El Horno Veinticuatro, Zona Muro la Misericordia, El Horno de Cárdenas, en la Fuenseca, El Horno de la Palma, calle la Palma, El Horno del Cristo, calle del Cristo, El Horno de Blanco, calle ancha la Magdalena, El Horno San Antonio, calle San Acisclo, El Horno la Madera, calle Tejón y Marín, El Horno de la Niñas, calle Montero, El Horno de Moyano, calle Cruz Verde, El Horno de Frías, calle Siete Revueltas, El Horno de Arenas, calle Costanillas, El Horno de los Remedios, calle Luís Valenzuela, El Horno de las Pavas, calle Tomás Conde, El Horno de Morte, calle Maria Auxiliadora, El Horno de Jesús, calle Jesús Nazareno

ALGUNOS PERSONAJES

En este trabajo de panaderos se hicieron famosos algunos nombres, bien por su simpatía o por su popularidad.

Antonio Bermúdez, “El Gitano”, Pepe González, “El Sordo”, Enrique Morte, “El Mellao”, “El Charro”, con su perra “caneli”, correteando toda la Viñuela, Juan “El Trompeta”, Rafael “El Teleras” Domingo “Pocas luces”, Rogelio “El trueque”, Dámaso “El labios”, Eduardo “Panza burra”, Antonio “El Miracielos” Rafael “El Poleas” “El niño Aurelio”, “El Farina”, Antonio Sánchez “El Torta”, Manuel Lara “El Saltarín”, “El Sopla”, y Pepe “Carapato”.etc.

LAS CONDICIONES LABORALES

Los panaderos eran muy especiales para sus normas de trabajo, ellos cobraban su sueldo diariamente DIA TRABAJADO- DIA COBRADO, por aquellos 1948-1950, los panaderos cobraban unas VEINTE PESETAS DIARIAS, y medio kilo de pan en forma de una telera o similar. Luego tenían un plus especial por todo lo que se amasara de más sobre la base de 120 kg. por persona de los que componían la cuadrilla de panaderos.

El que ejercía el mando de la plantilla del horno, era bien o el MAESTRO PALA, o el MAESTRO DE AMASADO, la elección de uno u otro muchas veces era por razones de antigüedad.

Los demás cargos eran OFICIAL DE PESO O PESADOR, oficiales de MESA O DE TORNO, que hacían el pan.

Luego existían UN AYUDANTE O DOS, que su misión era RAYAR LOS PANES O LAS TELERAS, y llevarlos a la “GLORIA”, que era la cámara de fermentación cuyo tiempo duraba unos quince minutos.

Los ayudantes le daban la vuelta a la “TABLA DEL PAN”, y en la nueva postura estaba otros 15 minutos.

Finalmente y después de este proceso fundamental de fermentación, se introducía el pan en el horno durante 10 minutos.

El absentismo ocasional era muy normal entre los panaderos y entonces se llamaba a personas que siendo del oficio, no tenían puesto fijo y estaban nada más que para las sustituciones. En aquellos tiempos no había móviles ni teléfonos, por lo que normalmente iba una persona con bicicleta o andando y a altas horas de la noche, LLAMABAN NORMALMENTE A LA VENTANA, y le decían ¿QUIERES HACER UNA SUSTITUCION?, el que ya estaba incluso acostado contestaba si o no. En la mayoría de los casos era si.

Cuando a primeros de los años SESENTA se puso el salario mínimo en 1800 pesetas mensuales, pasaron los panaderos a cobrar por meses y aparecieron los anticipos semanales.

Cuando había averías de luz o restricciones se ACOMODOBA LA JORNADA, a la disponibilidad de la luz. El objetivo era el PAN DE CADA DIA.

Por unas razones u otras esta profesión tan útil para la sociedad ha sido la más “ESCUETA EN EL PROGRESO DE ESTOS CIUDADANOS”, el panadero de aquellos tiempos, nacía pobre, vivía pobre y se moría pobre. Era el oficio en que menos se podía progresar, siendo tan fundamental como el PAN.

LA FALLIDA INDUSTRIALIZACION DEL PAN

Por aquellos años de principio de los 50, Rodríguez Hnos. según parece en sus fábricas “acumulaban más harina que vendían”, por lo que intentaron dar una salida a dicho exceso de harina, montando un tren de fabricación de PAN EN SERIE, en sus instalaciones de la Calle de Dª. Berenguela. Allí montaron máquinas y entrenaron personal para sacar adelante una superproducción que suponía BAJAR LOS COSTES y producir gran cantidad de pan. El bueno de Antonio Luque, conocido panadero, estuvo implicado en todo aquel proyecto, y fue contratado a un buen sueldo incluso desconocido para ese sector. Se hicieron pruebas y más pruebas, y se logró la fermentación y sabor adecuado y el pan se consiguió a ritmo industrial.

Ante lo que suponía aquello de cara a los hornos que tendrían que desaparecer, el gobernador que había en aquellos tiempos en Córdoba, les dijo a los Hermanos Rodríguez que si estaba locos o algo por el estilo. Negándose por tanto a que aquella industria del pan prosperase. Años más tarde se le concedió a PAN ARENAS, aquella posibilidad y este si acabó prácticamente con el sector. Incluso se llegó a monopolizar muchas cosas en el aspecto de precios.

Luego ya el pan que viene de fuera “semielaborado” como si fueran estatuas de OLOT, nos viene en su mayoría de Cataluña, hasta que cualquier día venga el pan sintético de China. De verdad que se echa de menos aquel pan que crujía y que se fabricaba en nuestros desaparecidos hornos.

LA VAQUILLA Y EL PAN CON MIMA

Aquel año de 1958, la peña de los 14 Pollitos, puso una caseta en la feria de Mayo (Vista Alegre), era la segunda caseta detrás de los “HABILODOS”, que eran gente entrañable y todos a cual más alto. La caseta, no fue puesta por todos los “pollitos” sino que fue al 50%, de miembros de la peña. Terminada la Feria y en reunión celebrada en la Calle Anqueda, (domicilio del secretario Pepe Alcalá), acordaron entre otras cosas, darme veinte duros por haber estado a cargo del GARRAFON Y EL EMBUDO, durante la feria, y luego dar las gracias a todos los que colaboraron en el montaje y desmontaje de la caseta. (de forma especial al fontanero Juan de Dios), También recordaron con alegría el momento en que la famosa estrella del trapecio Pinito del Oro, se acercó a su Caseta para tomar con algunos amigos (Paraban en el Hotel Córdoba Palace), un aperitivo en donde corrió el FINO GARVEY. Como dato diremos que el precio de esta botella de fino de Jerez, costaba 35 pesetas.

Reunidos, “El Francés”, “El Fati”, Pepe Cámara, José Alcalá, Francisco Martínez, José Laguna, José Mena, Antonio Blanco, Fernando, el cuñado de José Cámara y hasta Joaquín Ruiz Baena, decidieron por unanimidad que aquello tenían que celebrarlo de alguna forma, y máxime cuando les habían regalado algunas cajas de ese vino tan maravilloso que era MORILES 47 DE BODEGAS ARAGON Y COMPAÑÍA., bodegas que patrocinó el mostrador y costeó la portada de la caseta.

Manolo Polonio, persona muy ligada a esta peña, como a todo lo que significaba San Agustín y más aún “La Beatilla”, les propuso que se diera una especie de fiesta campera en los Salesianos, al fin y al cabo la mayoría de los PEÑISTAS, habían sido antiguos alumnos del citado Colegio. El contaba como siempre con la aportación de su cuñado, el simpático y gran cordobés Ángel Román, el cual les facilitó una becerra-cabra para correrla en una pequeña fiesta taurina. Hablaron con D. Manuel Notario, sacerdote salesiano, que por conocerlos a todos, les dijo: “Aquí el único que entiende de toros es don Evaristo, pero aquí no está”. No importa, le dijo Manolo Polonio, nosotros la organizaremos en el Colegio, para que también disfruten los “chavales jóvenes”.

Al margen de que el Colegio cedería la mitad del patio central de entonces, José Laguna, el intendente de la peña, pidió a Joaquín Ruiz Baena, que obtuviera de Alfonso Urbano Laguna, (dueño de la tienda de comestibles de la Reja de D. Gómez), que al igual que lo quería “ligar” para una de sus sobrinas (hija de su hermano Manolo), le facilitara algún embutido para hacer unos bocadillos para la gente del Colegio que asistiera a la becerrada.

Después de muchos tiras y afloja, el singular Joaquín, consiguió 5 latas de a Kilo, de MINA, de la marca “LUNCH”, que los navarros inventores de tantas cosas, nos hicieron comer como EMBUTIDO. El pan para los bocadillos, lo consiguió “El Teleras”, del horno de “Los Remedios”, con la promesa de José Laguna, de pagarlos. (No se sabe si al final los pagó), Fueron más de cien bocadillos los que se prepararon.

Por cierto que la citada MINA “LUNCH”, en los primeros establecimientos de Córdoba en donde se vendió, fue en el supermercado SAAS, de la Calle Nueva, esquina con Maria Cristina, y en el desaparecido Autoservicio Pío Gómez, de la calle Barroso.

Empezó el festejo taurino y todo estaba perfectamente organizado. El personal del ruedo lo formaron: Manolo Polonio, que hizo de picador, subido en el mulo-cansado, que para la ocasión le había prestado el singular “Pechete”. Paco Aguayo, el de las “pilas” como jefe de “trasteo” y un hijo del “Niño Dios,” como torero de la vaquilla. Pero la verdad es que fue D. Manuel Notario, con su sotana hasta los tobillos, el que más veces se correteo “la plaza” delante de aquella endemoniada fiera.

En el Palco de “autoridades”, estaban Antonio Blanco, Miguel “El fati”, José Cámara, José Mena, José Alcalá, y Francisco Martínez, .todos con sus esposas. También estuvo D. Ángel Román y Don Diego Camino, como invitados de honor. En la parte reservada a los “periodistas” estaban D. Joaquín Ruiz Baena, que hablaba por la megafonía, y el amigo Juan Montiel Salinas, como enviado de la revista CORDOBA EN MAYO. Como fotógrafo estuvo Alfredo Ruiz de Dios. En su papel de matarifes, estuvieron por allí “Paquirri” (Francisco Sánchez) y un tal Blancas, ambos empleados del Matadero Municipal. Las banderillas y elementos de la lidia, los facilitó el mencionado Blancas.

La vaquilla, fue toreada y corrida por multitud de aficionados que ante el “jolgorio” de la gente, se reían y disfrutaban, máxime cuando además se estaban comiendo un bocadillo de MINA. Pero solamente se paró en plan serio, cuando un hijo del “Niño Dios” Rafael Saco Bejarano, dio unos formidables pases a aquella vaquilla, con sabor a torería de clase, al final hasta la pobre vaquilla terminó cansada de tanto correr detrás del cura D. Manuel Notario Vicente.

Se le pusieron como se pudo unas banderillas, pero al animal nadie se atrevió a matarla, y solamente se pudo amarrar para llevarla al matadero, de allí pasó a la jurisdicción del Hermano Bonifacio, que no pudo asistir al festejo porque según un parte facultativo, tenía un cólico de “caracoles”.

Aquello fue un festival para recordar, primero por el bocadillo de PAN CON MINA, y segundo por aquella fiesta que se formó en torno a una vaquilla, que fue simpática hasta para orinarse en medio de la plaza.

José Laguna, Manuel Polonio y Ángel Román, quedaron satisfechos de aquella aportación al hambre y a la fiesta de los toros. Los tres grandes amigos de D. Manuel Notario (salesiano), agradecieron la colaboración del Colegio. Hay QUE tener en cuenta que este entrañable salesiano, fue el director de la simpática “La clase del Pozanco”, que por aquellos tiempos 1938-1946, dependió de los salesianos.

Después de esta fiesta campera 1958, D. Manuel Notario Vicente, se marchó a Argentina, para coincidir con su hermano que por entonces estaba allí. Aunque vino por Córdoba, varias veces, murió en Argentina, hará aproximadamente 10 años.

sábado, 12 de noviembre de 2011

ANTONIO FUENTES PARRAS

El día 9 de Mayo del 2011, murió Antonio Fuentes Parras, un auténtico gigante en el sentir y en el ser hombre de bien. Trabajó en Cenemesa, durante casi cuarenta años, y sus mejores “clientes” fueron las clases pasivas. Fueron cientos y cientos los cálculos de salarios de calificación que tuvo que hacer, y siempre fué claro y honrado con los mayores de la fábrica. Si se hubiera celebrado una hipotética votación entre todo el personal pasivo en el sentido de la calidad humana de este hombre, sin lugar a dudas, Antonio Fuentes, hubiera ganado por mayoría.

Con su educada preparación, su estilo en el vestir,y su cálida sencillez, se ganó en el día a día, la veneración y el respeto de tantos jubilados y beneficiarios pasivos, como hubo en Cenemesa.

Ellos, jubilados, viudas o simplemente beneficiarios, llegaban a su despacho y salían llenos de atenciones, soluciones con amor y comprensión en sus problemas. Así era Antonio Fuentes, y ni las avalanchas políticas que sufrió la fábrica en los años de la transición lo pudieron cambiar. Antonio Fuentes, fue un hombre que siempre se escondió en su eficacia, sus discreción y en el amor por los pasivos de su empresa.

También a él le tocó bregar también con los enfermos y los accidentados. Hombre de pocas palabras pero de muchas convicciones cristianas, le dolían los problemas de todos y a todos intentaba acudir. Hizo gala siempre de un gran sentido de la lealtad y la caballerosidad, por lo que sus jefes, se aprovecharon muchas veces de sus méritos explotándolos en provecho propio.

Muchas veces tuvimos la oportunidad de presenciar como llegaba gente a su despacho, sobre todo jubilados, que le preguntaban de todo. Ellos encontraban en él, un aliado de confianza para sus vidas. Igualmente les ocurría a las viudas, que cuando fallecía el jubilado, acudían a él, a que les tratara como si fuera UN HIJO MÁS.

LA BOLSA DE NAVIDAD

La bolsa de navidad para los jubilados, fue una idea suya, con la que intentó ayudar y estimular a sus jubilados como decía el. Afortunadamente, su idea cuajó, y todos los años a principio de los setenta, a los jubilados y viudas de jubilados, se les llevaba una BOLSA DE NAVIDAD, a sus domicilios. Lo de menos era su contenido, lo demás fue el amor que puso el amigo Fuentes, en que aquello prosperara. Tal fue el eco que tomó aquello, que el propio director de fábrica D. Mateo González Robledo, un director tremendamente social, lo hizo extensible a toda la plantilla de fábrica durante tres o cuatro años. Los sindicatos y los políticos, con sus luchas “reivindicativas”, acabaron con aquel estilo de agradar la NAVIDAD.

LA TERREMOTO

Dolores Vargas La “Terremoto”, actuó en la caseta de fábrica al final de los años sesenta, fue una caseta como todas montada por el Grupo de Empresa, pero como siempre con Antonio Fuentes, a cargo de las contrataciones e instalación de la propia caseta. Bien es verdad que recibió buena ayuda de Francisco Carrasco y Pepín Luna, que a la postre se hizo cargo del Bar, pero todo exigía, cautela en los precios y sentido de la organización. Un hombre tan honrado como Fuentes, tuvo que sufrir mucho en aquel mundo de “pandereta”. Aquella caseta fue un éxito rotundo y una famosa locutora de televisión, que hizo de presentadora, adjudicó el éxito a los de siempre, en una actuación cara al público.

LOLA FLORES

A principio de los años setenta, Antonio Fuentes, era el responsable de llevar a buen puerto, una vez más los proyectos del Grupo de Empresa, a él le encargaron que trajera a Lola Flores, para amenizar unas jornadas de disfrute y diversión. El trabajó mucho en ello, pues llevó personalmente todas las gestiones de contratar a la “Diva”. La actuación de Lola Flores, como colofón de una serie de actuaciones, se celebró en el MARAVILLOSO PATIO PORTICADO, junto al Convento del Carmen.

Allí, Antonio Fuentes, sufrió lo suyo, pues para empezar Lola Flores, se le presentó en un Mini Chops, un tanto estravagante, y además de la mediación de Juan Morales Rojas, montó un "guiri gay" entre bastidores con "El pescailla", (su marido), para no recordar. Mientras, los espectadores, esperaban la ansiada actuación de la "FARAONA". El bueno de Fuentes, tuvo que sufrir “in situ” todo este follón, incluso con amenza de plante. Con casi lágrimas en los ojos, Antonio Fuentes, temió que todo su trabajo se viniera abajo. Al final los buenos oficios de Francisco Carrasco, Pepito Martinez y el poeta Morales Rojas, hicieron posible, aunque con retraso, que aquella mujer actuara. Una vez más Fuentes, a su manera, con paciencia y educada cordura, logró poner sensatez en aquella alocada disputa, logrando por fin que la FARAONA, saliera al escenario. Logicamente la actuación fue todo un éxito. Las palmas y las ovaciones, atronaron en aquel maravilloso patio, pero como siempre el éxito se lo adjudicaron al director y al jefe de personal, pero las lágrimas y el trabajo fueron de Antonio Fuentes.

MEDICINA DE EMPRESA

Hablar de D. Gonzalo Briones y D. Manuel Ruza, es hablar del servicio médico, es hablar de las personas que velaban por la salud y la prevención de los accidentes en fábrica, estos dos grandes profesionales, formaron un gran equipo, con la colaboración de Rafael Rodríguez, Manuel de la Haba y José Arévalo. En ese botiquín tutelado administrativamente por Antonio Fuentes, nos condujo siempre por el camino de la prevención y el buen servicio asistencial. Fuentes, logró que este conjunto de profesionales y su botiquín, fuera como nuestro pequeño ambulatorio, en donde los “enfermos”, pasábamos consulta con un médico sumamente familiar y que no solo nos recetaban, sino que nos aconsejaban y nos brindaban una terapia que nos era reconfortante. Esta medida de proximidad, evitó mucho absentismo para la fábrica, e hizo que la medicina de familia fuera, próxima, amigable y solidaria. En el tema de los accidentes, D. Gonzalo, fue un campeón que hizo de la prevención de accidentes su meta, logrando así una mayor calidad humana de los trabajadores.

Ahora visto todo esto en la distancia, parece fácil, pero tuvo que ser la buena gestión, sapiencia y buena disposición de Antonio Fuentes, la que propició que el equipo médico de aquella fábrica, fuera ejemplar en todos los sentidos. Allí los trabajadores de Cenemesa acudían al medico y salían como si hubieran estado hablando con un amigo, que les aconsejaba, les orientaba y les ofrecía la terapia adecuada a su problema.

LA ESCUELA DE APRENDICES

También en la Escuela de Aprendices, se pudo apreciar la labor de Antonio Fuentes, como coordinador de ella y como profesor. Su refinada educación le hizo tratar a los aprendices como si fueran sus hijos. También organizó en fabrica ingente cantidad de cursos de especialización para el personal. En todo proyecto formación estaba Antonio Fuentes.

WAGON -LITS

Como responsable de contratar los viajes y alojamientos del personal desplazado a los viajes en misión, su relación con la oficina de WAGON-LITS, fueron intensos y reiterativos. Pero su estilo y educación, siempre selló aquella relación con una elegancia intachable. De este comportamiento, lo puede certificar la singular “PILUCA”, que lo recordará siempre como un caballero, en el trato y en todos los sentido.

ENCUADERNACION

En los pocos ratos que le dejaba la fábrica, se dedicaba a lo que era su pasión LA ENCUADERNACION, se puede decir que todos los cuadernillos, revistas monitor, tebeos, etc. que vendía todos los meses el incansable Andrés Galán Castilla, los encuadernaba él, con la ayuda de Rafael Toro y Miguel García. Usaban como taller aquella casa que aún existe en la Ribera, al lado de Carburadores Morga. Esta encuadernación sacaba de quicio a bueno de Rafael Baquero Doctor, pues él quería vender sus libros encuadernados de Editorial Planeta, y la competencia era la competencia.

CORDOBAPEDIA

Es lamentable que CORDOBAPEDIA, al hablar de la fábrica de CENEMESA, mencione solamente a unos directivos y a unos políticos, que a la vista de donde fue a parar la fábrica, bien poco dice a favor de unos y de otros. En cambio, personas como Antonio Fuentes, y el mismo servicio Médico de CENEMESA, que tan importantes y decisivos fueron en todo momento lamentablemente son ignorados por completo.

EL RECIBIMIENTO

Los que tuvieron la suerte de tenerte por compañero, saben de tus cualidades y de tus firmes creencias. Te proclamabas hombre de fe rotunda y esa misma fe era la que te movía, a ser un hombre que te distes a los demás. Por eso estamos seguros de que cuando llegaras a ESE SITIO EN QUE TU TANTO CREISTES, con toda seguridad, acudirán para recibirte, una gran mayoría de TODOS TUS JUBILADOS, y en especial, con toda seguridad saldra tu fiel y leal, Vicente Rojo Fragero, compañero tuyo durante tantos años de trabajo. También aparecerán por allí Rafael Araujo Hidalgo, Manuel Losada Wic, Baldomero Cortés Bodoque, Manuel Flamill, Manuel Ocaña, Ignacio Guisado, Baltasar Trillo, Luis Aguilar "El piruli", acompañado de D. Gonzalo Briones, todos ellos a modo de una comisión de recibimiento, para dartle la bienvenida, al hombre que confundió su honradez con su caballerosidad. Siempre fue tremendamente leal a sus jubilados.