Algo de Historia
En Semana Santa los cristianos
conmemoran el momento en que Jesucristo es crucificado y al tercer día resucita,
cumpliéndose con ello la profecía del Mesías que enviaría Dios al pueblo
elegido. La Iglesia
Católica recuerda desde el Jueves
Santo hasta el Domingo de Resurrección partiendo por la Misa
Crismal que da fin a la Cuaresma.
Luego se introduce al Triduo
Pascual. El Sábado Santo en la noche comienza la
Vigilia , para terminar el domingo con la Eucaristía
Central del año litúrgico,
festejando la vuelta a la vida de Jesús.
Origen de la celebración
Este año
Esto explicaría también por qué se asocia este período con la palabra “pascua” (“pesaj” en judío, que significa el paso, el éxodo, la huída de ese pueblo desde Egipto del cautiverio a la libertad).
Esta celebración se ha llevado a cabo
desde los primeros siglos inmediatos a la muerte de Cristo. Prácticamente empezó
en el Imperio Romano poco después de Constantino, pues ya se realizaban los Vía
Crucis en tierra Santa, esto está documentado en el siglo
IV.
Nos contaba Pepe Bojollo, que durante
algún periodo de la
República se plantearon ciertas
“limitaciones” legales a estos actos, y cada hermandad “sacaba la cabeza” por
donde podía. Fue muy comentado en la época de la República el sermón que echó el padre
“Juanito” un fraile del Carmen de Puerta Nueva, que fue sacado poco menos que a
hombros, después de su homilía pronunciada en la Iglesia de San
Nicolás.
Los Predicadores
Los quinarios tenían gran
participación de fieles y la Iglesia se llenaba al completo.
Hubo tiempos anteriores en que incluso se pusieron altavoces en el portalón para
que los que lo seguían desde fuera, pudieran seguir el “Sermón” que echaba por
aquellos tiempos los mejores predicadores. Nombres como: El padre Bernardo
Martínez Grande, José M. Gallegos, D. Antonio García Laguna, El Padre Royo, El
Padre Alberto Riera, el Padre Cándido Aníz, El Padre Constantino, El Padre Capó
Boch, D. Juan Jurado Ruiz, El Padre Cue, El Padre Taring, El Padre Castro, etc.
etc, se subían a los púlpitos acompañados siempre de dos hermanos. Allí y en
aquellos tiempos desarrollaban sermones que tomaban como núcleo central, a las
OBRAS DE MISERICORDIA, tan introducidas en la catequesis del Cristianismo desde
el año 1363.
Al final de aquellos sermones, se
solían entonar los cánticos de Perdón o Dios mío, Perdón…. Hoy desgraciadamente
ese tipo de cánticos ya no son muy habituales en los templos. Antes de vez en
cuando los fieles solían pedir perdón, hoy en cambio, da la sensación de que son
los fieles los que perdonan a la
Iglesia. En fin se ha relativizado
todo, y todo vale con tal de que a uno le vaya
bien.
Los Costaleros
Al hablar de costaleros, hay que
mencionar la “cuadrilla” de gente joven que preparó Ignacio Torrontereas Paz,
para la Virgen de los Gitanos de Santa
Marina. Esta cuadrilla fue pionera en Córdoba, y significó un antes y un después
en el modo y costumbre de sacar los pasos de Semana Santa. Este ejemplo se fue
propagando y fueron bastantes hermandades las que formaron sus cuadrillas de
hermanos costaleros. Ha sido de justicia que el Ayuntamiento de Córdoba se
acordara de Ignacio Torronteras Paz, a la hora de asignarle su nombre a una
plaza pública de la ciudad para que sirva de permanente recuerdo en el mundo
cofrade.
También hay que destacar aquí la
cuadrilla de costaleros que en 1978, se formó en la Hermandad del Prendimiento. Esta
cuadrilla, creó un estilo y forma de llevar los pasos, que causó admiración en
toda Córdoba. Esta idea fue apoyada en todo momento por Francisco Figueroa Cruz,
el que se preocupó de que dicha hermandad tuviera su propia cuadrilla de
costaleros, que incialmente estuvo formada por: Manuel Polonio, Sánchez Morales,
Jesús Camacho, José Galán, Carlos Vizcaino, Antonio Luque, Antonio Herencia,
Manuel Bonilla, etc. etc. fueron una parte de aquella juventud que a las órdenes
inicialmente de Antonio Roig y luego de Manuel Ramirez, “revolucionó” el
concepto de costalero. Además fueron unos costaleros solidarios en ayudar a
otras hermandades, como la ayuda que prestaron a la
Misericordia en el año 1979, o a la
misma Virgen de las Angustias en el 1980. Siempre estuvieron prestos para ayudar
a cualquier hermandad que los necesitara. Los Costaleros del Calvario, mandados
por Rafael Ramirez, prácticamente alternaban en ambas
hermandades.
Antiguamente estas labores de
“costaleros” eran realizadas por faeneros de la estación y de las lonjas por
tratarse de un trabajo muy duro. En este menester en el barrio destacaron los
hermanos Quiles, Los Jiménez, Los Aguayos, Los Castilla, Los Gavilanes, “El
Cortesas” "El Asaura", Los Ampomo, Los Acaiñas, Paco el marido de la “Guapa” y
también mucha gente joven del barrio que se metió debajo de aquellos pasos que
iban sobre ruedas, como Luque Villalobos, El Tormenta, Los Aljama, Rafael “El
Kopa”, Rafael “El Joe”, El Cuevas, El Zurdo. Los Castilla, Lesmes, etc.
etc.
Nosotros sin haber sido costalero
sabemos la dificultad y el sacrificio que esta labor entraña, y fue simplemente
porque tuvimos que llevar a un local de Cañero, el paso vacio del Señor del
Calvario, para guardarlo. Fue en los tiempos de “Platerito” como hermano mayor.
Aquello nunca mejor dicho fue un “calvario” para los “aficionados” que nos
atrevimos a llevar aquellas andas vacias, sin nada, simplemente hasta Cañero. A
la altura del Bar de Enriquito Ogallas, (frente a Juanillón), tuvieron que salir
unos clientes que en su mayoría eran transportistas y amigos de Antonio Vaquero,
y por fortuna nos ayudaron a llevarlo, de otra forma nunca hubiéramos podido
hacerlo.
Las Flores
El adorno de un paso siempre supuso
un gran esfuerzo. En aquellos tiempos de 1950, se solían adornar con flores
“locales”, compradas de los huertos más próximos. Por ejemplo los huertos
de la Calle
Buenos Vinos, San Juan de
Palomares y la Calle
Anqueda , eran muy visitados para buscar
flores. Recuerdo que el Cristo del Calvario, fue más de una vez adornado con
flores que íbamos a recoger a la Granja que el hermano mayor Jose
M. López Parejo, poseía en la Avda. De Cadiz (detrás del Bar
Jardín). en donde tenía una granja, con una pequeña
zona de huerto delante de la vivienda. También nos cuenta Pepin Sánchez Aguilera
que todavía recuerda cuando después de la guerra, y a consecuencia de la
“sequía” de lluvia y de dineros, hubo que adornar el paso del Calvario con las
flores de las “ACACIAS” que había plantadas en la plaza de San
Lorenzo.
De la misma forma popular se adornaba
por aquellos tiempos el Esparraguero, al que la gente del barrio, le traían sus
flores y sus espárragos. Contrastan aquellas situaciones con la época de ahora
en que las flores se suelen pedir directamente a Holanda y se reciben via
Barcelona, a precios que rondan las TRESCIENTAS MIL PESETAS, por el adorno de
un paso.
La cera
De jóvenes y de chavales, la cera,
una vela era una cosa que siempre deseábamos. Quien tenía una vela parecía que
tenía un bien especial. Quizás porque recordábamos en aquellas noches de
penurias, cuando una tormenta nos cortaba con cierta facilidad el fluido
eléctrico. También hay que recordar que por vivienda tenías derecho sólo a un
punto de luz de “perra-gorda”, por lo que si tenías cualquier cocina en el patio
o alguna despensa, para poder buscar algún “cacharro”, tenía que utilizar la
vela.
En la Hermandad del Calvario, y en el
tiempo de D. Juan de Austria, como hermano mayor, por razones económicas y
escacez de cera, llegó a sustituirse los cirios de los nazarenos que hacían el
desfile procesional, con una imitación de cirios de madera, con una pequeña
bombilla y su pila incorporada. Siendo hermano mayor D. Manuel Martínez, y
mayordomo de esta hermandad Manolo Diéguez, se retiraron estos “falsos cirios”.
(1953).
A los chavales nos apetecía la cera
que colgaba del velamen y los cirios que llevaban los pasos. E incluso con
paciencia nos recorríamos la “carrera oficial” con una cuchilla de afeitar de la
marca MSA en la mano, arrancando las gotas de cera caídas en el suelo durante el
desfile procesional y lo íbamos acumulando. Luego solíamos reunirla toda la cera
mezclando incluso los colores, y al fundirla utilizábamos un molde hecho con una
caña, y hacíamos un velón. Se disfrutaba mucho con
aquello.
Siguiendo con la cera tenemos que
decir que los monaguillos de San Lorenzo de aquella época, (1954), siempre
estábamos deseosos de que llegara el martes, pues era el día en que la dueña del
Horno de Santa Elvira, se presentaba en la Iglesia para ponerle unas velas
a la Virgen de los Remedios. Era una
mujer muy devota y espléndida en sus propinas. Todavía recordamos que recién
muerto su marido solía decirle a su esposo “una misa de aniversario” y a todos
los asistentes a dicha misa, les daba un duro de plata. Excuso decir que la Iglesia se llenaba de fieles
populares del barrio, advertidos por los monaguillos. (1955). Otra persona que
esperábamos todos los domingos poco antes de la misa de once, era a D. José
Reyes (Calzados Reyes), que inevitablemente, todos los domingos se presentaba
con dos velas para ponérselas al Cristo del Remedio de Ánimas. El siempre decía
que eran por sus padres y nos daba en gratificación UNA PESETA de aquellas
de la Dama de Elche. La bondad de este
Caballero, se nos quedaría grabada para siempre. Todavía recordamos la boda de
su hija que llenó la plaza de San Lorenzo de “peladillas”.
(1956).
De todas las definiciones que se han
dado sobre el término SAETA, siempre he preferido la de: "rezo o plegaria que
va dirigida directamente hacia Dios o hacia la Virgen como una flecha". y como una flecha por el sentido de la dirección. No eran
luchadores ni guerreros de ninguna batalla, eran ciudadanos de a pie, sencillos
y por lo general humildes, que no tenían otra forma festiva de dirigir sus rezos
en forma de canción. Eran canciones cuyos timbres de voz, se veían afectados por
el sentimiento y las necesidades que solían pasar estas personas. Era la
espontaneidad manifiesta para expresar SENTIMIENTO Y PETICIÓN a la vez, en una
liturgia del amor.
En San Lorenzo siempre pasaron por el
barrio grandes aficionados al cante, que al expresar sus “saetas” dejaban su
sello inconfundible. Aquí en primer lugar habría que mencionar a la madre de
María Zamorano La
Talegona , que con quince años ya cantaba a sus
Cristos y a sus Virgenes en este barrio. Hay que mencionar a la misma María
Zamorano, que desde la azotea el Bar de casa Joaquina en el Jardín del
Alpargate, cantaba indistintamente al Rescatado o a su Esparraguero de siempre.
También cantó muchas veces desde el Bar de Ogallas, cuando alternaba con Manolo
Espejo “El Churumbaque”. Por aquí y desde los balcones de Huevos Castro,
también cantó bastantes veces “El Seco”.
Igualmente llegó a cantar y de forma
admirable la novia del hijo de José María Albariño, llamada “La Niña el Clavel”. El jardín del
Alpargate, tenía su clase y su historia, allí también cantó Manolo Vargas, Luis
Chofles, “El Leones”, los hermanos Alba Cabello, “El Cojo Palanca” (Alcaide el
barbero), y otros cantaores señalados de Córdoba como Luis de Córdoba y el mismo
Séneca.
Por cierto que un día en la Peña
Excursionista Cordobesa, se planteó la
discusión de porqué el nombre de “Jardín del Alpargate”, y fue Rafael Aranda, el
“Cachirulo”, el que le explicaba a Antonio Figuerola lo
siguiente:
“Se le empezó a llamar el “Jardín del
Alpargate”, porque hubo un destacamento de soldados cuando era Regimiento de
la Reina , que
después de haber venido de una larga excursión y con las zapatillas totalmente
mojadas por la lluvia, parte de los soldados colocaron sus alpargatas a secar en
la rejas visibles del cuartel. Fueron tantas las alpargatas puestas a secar, que
todo el que pasaba por allí en aquellos tiempos, empezó a llamarle “El Jardín
del Alpargate”.
También en San Lorenzo tuvo su
eclosión la saeta. La madre de la “Talegona”, antes de que saliera incluso el
Rescatado, entregaba su cante en cuerpo y alma al Cristo del Calvario, por el
que sentía especial devoción. Dicha devoción la siguió su hijo el “Pabilo” y
toda su familia. También cantó por aquí Luis Chófles Miranda, Antonio
Medina, La
Pulgarina , El Talegoncito, Enrique Martinez,
Juan Leonar “El Leones”, Torralba “El Fini” José Mª Campos, Las hermanas
Trujillo y Maruchi la “piconera”.etc. etc.
La espontaneidad de los "cantaores"
se fue acabando a medida de que algunas hermandades fueron “contratando” a
profesionales, para que durante el recorrido de la procesión le cantaran a sus
titulares. De esta forma la “saeta” se volvió “más profesional” y perdió su
espontaneidad y novedad antigua.
En aquellos tiempos de una forma u de
otra durante la Cuaresma y en las Iglesias, solían
oirse cánticos en petición de perdón, es decir que cada uno a su manera y por
medio de aquellos cánticos, pedían perdón de algunos malos comportamientos. Hoy
en cambio nadie pide perdón, hoy vivimos inmersos en un ambiente de relatividad,
en donde cada uno se basta así mismo para perdonarse o aliviarse de cualquier
culpa o remordimiento.
Rafael Paéz “El Caracoles”, este fue
el primer penitente que yo pude ver en aquellos años de 1950. Herrero de
profesión trabajaba en un taller que había en la Torre de la Malmuerta (donde hoy está la
Farmacia ), y era un colaborador en el oficio
del padre, que era el dueño del taller al que llamaban Mariano “El Cojo”. Pues
bien al padre por meterse a arreglar una escopeta de caza, al parecer sin
papeles, lo metieron en la cárcel, mientras se decidieron ciertas
responsabilidades, pues bien, el “Caracoles” deseoso de que la prisión de su
padre se acabara cuanto antes, prometió salir aquel año, detrás del Cristo del
Calvario, arrastrando unas pesadas cadenas, hasta el punto que cuando llegó de
vuelta a mi casa, llevaba los tobillos totalmente ensangrentados. Él, según dijo
lo hizo todo por una penitencia. Al poco tiempo (1953), se marchó con su familia
a trabajar a Barcelona, y como tantos, allí se asentó definitivamente. No
obstante cuidaba todos los años de volver por Semana Santa, para cumplir una
penitencia que le había echado a su Cristo del Calvario, de acompañarle en su
desfile por las calles de Córdoba mientras
pudiera.
Luego detrás del Rescatado, se pueden
apreciar todos los años, muchas personas que acometen el “largo recorrido de
penitencia”, en cumplimiento de alguna promesa o necesidad. La imagen del
Rescatado es de los Cristos más visitados durante todos los viernes del mes
durante el año. La florista “Luisa la nieta del Chivero”, puede dar cumplido
testimonio de este flujo de fieles. Ella sabe mucho de las devociones en los
martes de San Pacracio, del “Martes y Trece” en la Virgen de los Remedios en San
Lorenzo, de los viernes en el Rescatado de los Trinitarios, incluso la devoción
del mes de Mayo dedicado a María Auxiliadora en el Colegio
Salesiano.
Los Legionarios
El Tercio del Gran Capitán hermano
mayor honorario de la
Hermandad de la Caridad de San Francisco, a
principio de los años 1950, empezó a venir a Córdoba para acompañar al Cristo
de la Caridad en sus desfiles. En San
Lorenzo se disfrutó mucho con estos desfiles cuando el Cristo de la Caridad pasaba por la
VÍA SACRA ,
como le llamaban al recorrido San Lorenzo-San Pablo, para el paso de las
cofradías. Era un espectáculo verlos desfilar por Santa María de Gracia, en
donde arrancaban palmas de todo el mundo. Nos llamaban mucho la atención
aquellos “cruces” que hacía la escuadra de gastadores prácticamente en la puerta
de Casa Minguitos.
En aquellos tiempos en el barrio de
San Lorenzo, la noche grande de la Semana
Santa , la constituía la noche del miércoles
Santo, que era cuando salía el Cristo del Calvario, y el barrio se llenaba de
gente que esperaban incluso su vuelta al templo. Los bares, Concha la jeringuera,
todo el mundo permanecían abiertos durante la noche. Aunque los legionarios,
salían al día siguiente y quizás porque se alojaban en el acuartelamiento de
Lepanto, el barrio se plagaba de estos militares, que con sus vestimentas, sus
camisas, sus patillas y a veces sus barbas, aparecían por todos los bares.
Llamaban la atención por aquellos tiempos que ellos ya eran fumadores del“kifi”
y lo encontraban con alguna facilidad en el puesto de arropias que había en la Plaza de Ruano Girón, donde
antiguamente se ponían las “barquillas” de Manolo el
músico.
A parte de estas curiosidades, a la
gente lo que le gustaba era ver desfilar a los legionarios, e incluso tenían
imitadores muy aventajados en la gente joven del barrio. En la zona de Calle
Montero y Costanillas, aún con las calles empedradas, solían desfilar una
treintena de chavales al modo legionario que lo hacían de maravilla. Luis y Lolo
Ranchal, Los hermanos Larrea, El Yañez, los “Cocoros”, los de la
Coba , los Gutiérrez, los Duarte, El Surrañez,
El Roque, El “Lápiz”, Pepin “El platanero” Rafalin “El bimbela” etc. etc. eran
unos chavales que supieron formar un grupo a imitación de los legionarios que
causaron sensación por todo el barrio.
El barrio de San Lorenzo fue siempre
un barrio que vivió intensamente su Semana Santa, antiguamente al espacio entre
San Lorenzo-San Pablo, como ya hemos dicho, se le podía denominar
“LA
VÍA SACRA ”, pues por allí desfilaban la
mayoría de las hermandades que salían en Córdoba. Eran los tiempos en que la
carrera oficial empezaba en la Plaza de San Salvador, y por ello
muchas cofradías, subían por la calle romana de Santa María de Gracia para
arriba, para hacer su recorrido. Aquel tramo era considerado en el barrio como
“nuestra carrera oficial” y allí desde tempranas horas de la tarde, aparecían
los vecinos de San Agustín, de las Costanillas, de la Calle
Montero , de la Calle los Frailes, Calle el Agua,
Calle Roelas, Pozanco, etc, etc. con sus sillas en la mano, para ocupar lugares
de privilegio en esa “carrera oficial”. Para presenciar aquellos desfiles
procesionales se llevaban incluso a las personas mayores y a los abuelos y había
casas que quedaban prácticamente solas. No pasaba lo de ahora en donde las
procesiones es su mayoría es cosa de la gente más joven, porque a los mayores si
no están aún en una residencia, se les deja viendo la televisión, bien el
programa “Cuéntame como paso” o “La copla” si es un fin de
semana.
No hacía falta ni fuerza pública para
que hubiera orden y respeto, y nadie merodeaba de un lado para otro dentro
incluso de la procesión como ocurre en la actualidad. Solamente nos asustaban
los “fogonazos” de los fotógrafos, que al paso de los santos, hacían sus fotos
reportajes.
Por allí además de ver pasar a “los
nuestros” pudimos ver más de una vez como los legionarios, hacían “sus
singulares cruces” entre la taberna de Minguitos y la de Huevos Fritos, muy
cerca del puesto de verduras de "la Picailla ”. En la puerta de Lola
Soler, estaba sentada Soledad Muñiz, la mujer de Gustavo el guardia nº 1 de
Córdoba, que hacía ostentosas palmas ante el paso de la legión y es que en sus
filas iba su hijo el “Chico”. Aquellos desfiles emocionaban a todo el
mundo.
En la puerta de la carnicería de
Pepe la
Fila , (frente a la taberna los perros), estaba
sentada la “guapa madre”, con su hija soltera la que vendía los conejos en casa
de Polonio en San Agustín, allí charlaba de forma amistosa con Miguel Muñoz, su
madre Pilar y con la familia de Rafael “Cara Ancha”.
Saliendo del Arroyo de San Rafael,
apareció el Jesus Caído de San Cayetano, que era conducido como capataz por
Rafael Escudero, de la
Piedra Escrita, y
que estaba emparentado con los Rabasco de la Calle el Cristo, y que al
comentarle un espectador con la suavidad que llevaban el paso, el le
contestó:
“Los candelabros de las esquinas que
fueron regalados por Manuel Rodriguez “Manolete” y Bernardo Alba, dos cada uno,
son muy sensibles y vibran mucho, por lo que hay que procurar que se mueva poco
el paso”.
También a principios de los años
1950, pudimos presenciar a la Virgen de las Angustias de San
Agustín, con su imponente palio dar la vuelta en el Arroyo de San Rafael, para
encarar la “Vía Sacra”. Incluso hay quien recuerda que un joven Luis Chofles,
recién llegado de la
Carlota , le cantó una saeta desde los balcones
de la casa de D. Alfredo Añón. Hay que decir que desde que la Reina de San Agustín abandonó el
barrio, 1961, éste ya no parece el mismo. La soledad y la tristeza se ha adueñado del barrio y todo el mundo postula para que su
Reina vuelva y traiga la vida al barrio. En casa de “Loli”, la simpática dueña
del único almacén de comestibles que ha quedado en toda la
Plaza , había un señor mayor que
comentaba:
El palio se lo quitaron a la Virgen porque en una visita que
hizo un alto dignatario del Vaticano, hizo el siguiente
comentario:
-Jesús muerto en el regazo de su
Madre debe desfilar sin palio. Hay que señalar a los fieles la dignidad,
sobriedad y el dolor de ese momento. También se puede procesionar quitando el
Señor del regazo de la Virgen y situarlo en paso
diferente; cosa que artísticamente sería un atropello.
El Cofrade ejemplar.
No todo en nuestra Semana Santa, son
Pregones en escenarios grandiosos como el Circulo de la
Amistad. No todo son varas de hermanos
mayores de aquí para allá y los espléndidos atributos de las hermandades.
Tampoco es la suntuosidad de los pasos, adornados quizás de forma ajena a la
crisis que nos inunda. La Semana
Santa de Córdoba, también se
compone de muchas personas anónimas, que como muchos “Maños”, y “pertigueros”
son parte también esencial de la Semana
Santa de
Córdoba.
Nunca supo pronunciar un pregón de
Semana Santa, porque era un hombre sencillo y servicial. Hablamos de Antonio Rey
Romera, el “droguero” como familiarmente se le conocía, vivía en el Arroyo de
San Rafael, en la otra esquina de Bodegas el Gallo, y desde muy joven colaboró
con todas las hermandades del Barrio. Hace 2 años ha fallecido a los 97 años, y
por lo menos más de 80 años, ha colaborado con todas las cofradías del barrio,
en donde ha salido de monaguillo, con la Cruz de Guía, con el incienso,
haciendo vestimenta de diácono, en fin en todos los puestos en que se le ha
necesitado. Colaboró en la hermandad de la Virgen de Linares, en la Hermandad del Calvario, del Remedio
de Ánimas y en la
Borriquita. Pero como era sencillo y
humilde, jamás pudo dar un pregón y quizás por ello nunca le nombraron cofrade
ejemplar. Ha muerto a los 97 años, pero hasta última hora y estando ya en una
residencia, solía preguntar muy a menudo a José Bojollo, que le contara cosas de
las hermandades del barrio.
El Poeta Albariño y García
Lorca…
En la Taberna de la Beatilla hay un artículo impreso en
una cartulina que hace alusión a una visita de García Lorca a la Taberna y a Córdoba para ver a la Virgen de las Angustias. Este
relato lo realiza el simpático cordobés Manolo Carreño, gran amigo también de
poeta José Maria Albariño.
Efectivamente a José M. Albariño, su
amigo Carreño, le había presentado en Madrid a Federico García Lorca. El joven
poeta cordobés Albariño, sintonizó pronto con García Lorca, y fue común el
afecto que ambos se profesaban. Precisamente en la Semana
Santa del 1935, coincidieron y
vieron los tres juntos, a la Virgen de las Angustias en San
Agustín, cerca de la Beatilla y después recorrieron la Córdoba de aquellos tiempos. Al día
siguiente Viernes Santo, Manolo Carreño y Albariño, se llegaron a recoger a
Federico, que se hospedaba en el Hotel Regina, de allí bajaron por el Realejo
abajo, hasta la Taberna “Los perros”, en donde le
habían preparado un menú especial para ellos a base de Setas adobadas, aceitunas
rayadas y caracoles gordos.
Albariño, solía visitar con
frecuencia la taberna de “Los perros”, pues tenía alguna amistad con el hijo
mayor de Joaquín, que al trabajar en la
Tabacalera , le podía facilitar con cierta
normalidad, el tabaco que el consumía para su “cachimba”. Precisamente en esa
taberna, existía una tertulia de jóvenes más o menos de su edad, que disfrutaban
con la filosofía del “perol cordobés”. Uno de aquellos componentes, llamado
Nicolás Estrada, amigo de Jose M. Albariño, pintó dos cuadros que representaban
escenas de peroles que habían tenido lugar en el paraje cordobés del Puente
Mocho. Este simpático pintor, marchó a Murcia en los años cuarenta. Los cuadros
muy solicitados, estuvieron colgados en las paredes de la taberna hasta que esta
cerró definitivamente.
También por esta “vía sacra” de Santa
María de Gracia, se pudo ver el Cristo de las Penas de Santiago, con su
antigüedad barroca a cuestas, y su ordenada procesión. Por Puerta Nueva, las
ventanas del Hospital Antituberculoso, se constituían en un palco ideal para
presenciar el paso de la procesión. La calles del barrio a modo de palcos
populares disfrutaban con los desfiles y simplemente con pipas del puesto de
Victoria Zamorano, lo pasaban “bomba”.
Y por esta “Via Sacra” y como colofón
final de la Semana
Santa , se veía el Descendimiento, la hermandad
de la Iglesia de San José y Espiritu
Santo. En dicha hermandad colaboró durante muchos años Rafael Fernández “El
Caracoles”, que llegó a la hermandad a invitación de su jefe, Rafael Merina,
(que luego sería presidente de la Sociedad de Plateros,). La iglesia
de San José y Espiritu Santo, su nave central la sostienen columnas que en su
día formaron parte de la Mezquita
Catedral , que se quitaron a la hora de hacer
el crucero central tiempos de Carlos V.
(1557).
DOMINGO DE RAMOS
Luego el domingo de Ramos y desde
mediados de los años setenta, sale de San Lorenzo, la hermandad de la
“Borriquita” que cogió el relevo de la que salía de la
Trinidad , allá por los años cuarenta. Esta
hermandad que actualmente se encuentra en San Lorenzo, fue auspiciada por los
Salesianos, en aquellos tiempos tan fecundos para el Colegio de D. José Ruiz
Olmos y D. José María Izquierdo, año 1963, pero al faltar estos dos salesianos,
surgieron problemas de entendimiento y fue gracias a la intervención de D.
Valeriano Orden (1977), como esta hermandad, pasó a la Iglesia de San Lorenzo, en un
principio tutelada por la
Hermandad de
Ánimas.
Con la salida de esta infantil
cofradía el barrio se eclosiona y vive una mañana de intensidad festiva que dura
hasta bien entrada la tarde. La Plaza de San Lorenzo, desde
primeras horas del domingo, se llena de “peregrinos de la Semana
Santa ”, que abarrotan todas las calles de la
carrera oficial. La vuelta al templo de esta infantil hermandad, presenta la
estampa insólita de muchos “pequeños cofrades” terminando el recorrido en brazos
de sus padres o familiares. Esta procesión llena de luz y esperanza la mañana
del Domingo de Ramos en el Barrio de San
Lorenzo.
El Rescatado
En la noche del domingo de Ramos sale
la hermandad del Rescatado, muy popular en el barrio por la devoción que
despierta en sus muchos penitentes que le acompañan. Esta hermandad surgió en
los años 1940, en que un grupo de jóvenes del barrio quisieron sacar en
procesión una imagen que todos los viernes de mes era visitada de forma
multitudinaria. Ya en 1928, salió de San Lorenzo, formando en la procesión del
Cristo del Calvario. La calle María Auxiliadora (La
Calle Mayor de San Lorenzo), es testigo
de la gran fila de penitentes que todos los años acompañan a esta milagrosa
imagen. En los tiempos en que Manolo Carreras, impartía la catequesis en la Iglesia de los Trinitarios, (1950),
esta hermandad con Francisco Ávalos a la cabeza, se volcaba con los niños
necesitados y los vestía de los pies a la
cabeza.
En esa calle María Auxiliadora, a
modo de “Palco continuado” se sentaban en sus sillas, La mujer del Genaro, Los
Omite, Los Ariza, los Castilla, Las simpáticas “Gordas”, Doña Carmen, (La madre
de Dolorcita), que con su rosario en la mano, disfrutaba viendo pasar su
Rescatado, de igual forma que salía rezando cuando ocurrió aquel terremoto en
Córdoba, a principio de los cincuenta. En el resto de la calle, estaban los
Nogueras, Los Aljama, Los Gatos, la familia de Josefina Espinosa, las
Piconeras, etc. etc.. Hasta el confitero Sr. Sampedro
se asomaba a la puerta de la Gloria para presenciar el
Rescatado.
Durante muchos años este paso fue
sacado por los vecinos del barrio, José Santos y Antonio Martinez, que hicieron
bastantes años labores de capataz. Los chavales del barrio eran los encargados
de meterse debajo como costaleros, en aquellos tiempos en que se movía a ruedas.
“El Zurdi”, Luque Villalobos, El Cuevas, “El Tormenta” Los Aljama, el marido de
Josefina Espinosa, Rafael “El Joe”, etc. etc. fueron un exponente de aquella
juventud. También el simpático Manolo, vecino de Bimbela y marido de Lola, llevó
muchos años el volante del paso del
Rescatado.
En la calle María Auxiliadora, la
popularidad del Rescatado era muy importante, y se podían ver en detalles de los
que iban detrás en penitencia o la simpática costumbre de Rafael Calete, que
todos los años solía poner el mejor foco que tenía en la puerta de su casa, para
dar mayor esplendor al paso del Cristo por su
calle.
Durante la invasión napoleónica y
para proteger la imagen del Cristo del Rescatado, la llevaron a la Iglesia parroquial de San Lorenzo y
allí fue protegida permanentemente por los
vecinos.
En el año 1965, la singular Carretera
de la
Ronda , que empezaba desde el cuadro de San
Rafael, que había en la esquina de Calle Poeta Antonio Arévalo, (Fábrica Medina
Azahara), hasta la
Gasolinera de Vilchez, por aclamación
popular se le denominó Avenida de Jesús Rescatado, pasando a ser una de las
calles más comerciales de Córdoba. De todo ello fue testigo Rafael Montesinos,
el de la Imprenta y Tarifa el Barbero, que se
asentaban en donde hoy está Deza.
El exorno floral del Cristo desde
1954, era una promesa de la Duquesa de Medina Celi, que todos
los años se lo encargaba a "Flores San Marta". Cuando la Duquesa falleció D. Juan Prieto,
(dueño de la floristería Santa Marta), se hizo el cargo de adornar
voluntariamente todos los años el paso del Cristo. En el año 1986, la hermandad
entregó a esta familia un pergamino en el que les nombraba Hermano de Honor
de la
Hermandad.
Siempre se relacionó a esta hermandad
con los pescaderos de San Agustín, “los Santiago,” pero quien fue hermano mayor
del Rescatado, fue el pariente de ellos Muñoz Santiago, dueño de Calzados
Toril.
El primer hermano mayor de esta
hermandad en 1941, fue Francisco Fernández de Córdoba, que en 1958, sería el
primer profesor que tuvo D. Juan Novo, para su recién creada escuela parroquial
en San Lorenzo. Dicha escuela fue habilitada en un solar que había adosado a la
casa parroquial y durante las obras (1956), allí se encontraron la rejas que un
día estuvieron puestas en el portalón y la piedras
semi-enterradas de la columna “parte-cristal” de las ventanas superiores
de la
Iglesia.
LUNES SANTO
Esta popular hermandad que sale el
lunes Santo por la tarde y pasa por la
Calle María Auxiliadora, tiene mucho
que ver con San Lorenzo. En 1954, cuando todavía la zona del Zumbacón pertenecía
a la Parroquia de San Lorenzo, un
anticuario llamado Rafael Ortega, donó la primitiva Virgen de la
Merced , que pasó a tener culto, en una pequeña
Capilla del Barrio de Miraflores, situado detrás de la cárcel provincial.
Aquella Capilla fue construida por Rafael
Castejon.
Este anticuario lo mismo se veía un
día vestido de trinitario participando en la liturgia del convento, que otro día
se le veía vestido de requetés en la zona del Quintillo, en Sevilla. Tenía una
casa en la calle Cardenal Gónzález (hoy baños califales), que era un museo
permanente de santos. Cuando se iba a inaugurar la Iglesia de la
Magdalena , hubo que ir a buscarle, pues al
parecer él tenía el brazo de la imagen de la Magdalena que le faltaba y hubo que
entregarle algo a cambio para que entregara el
brazo.
La advocación de la
Merced , puede que se le adjudicara por la
proximidad de la citada prisión, o por alguna influencia de los vecinos que
habitaban aquellas casitas del Barrio de Miraflores, casi todos trabajadores
de la Cepansa y de Hilaturas, empresas de
mucha relación con la ciudad de Barcelona.
Recordando…
Esta imagen fue llevada en procesión
desde la Iglesia de San Lorenzo, allá por el
año 1954, haciendo el siguiente recorrido: “Marrubial, Calle Sagunto, Antigua
Calle Cinco Caballeros, que todavía era campo y se podían apreciar el discurrir
de los arroyos Hormiguita y el del Camello y la misma Cruz del Padre Roelas, que
estaba junto al primitivo barrio del Tejar, en donde había una fila de pequeñas
casas ocupadas en su mayoría por militares de baja graduación (Cabos 1º), la
mayoría pertenecían a la banda de música del Regimiento de Lepanto. Allí vivían
los Caramel, Segovia, Antunez, Marcelino, Segovia, Felix, Antoñito, Rámirez,
Briones, Briceño. etc. etc. Además allí tenía su taller un popular latonero,
llamado Juanillo, que era muy conocido por sus servicios a domicilio por todo el
barrio de San Lorenzo. También existía una pequeña escuela parroquial que estaba
a cargo de Casimira Varneto como maestra, vecina de la
Calle María Auxiliadora. Y para
completar estas escenas familiares, todos los días pasaban por allí las “recuas”
de borricos de los hermanos Calderón de San Juan de Palomares que daba la
impresión que conocían el camino de memoria. Superada esta calle, la procesión,
subió por la cuesta hoy llamada Avda. Blas Infante, que se coronaba con una
cantera de piedra caliza de Asland que había en la parte izquierda, poco antes
de llegar a la
Cepansa. Ese fue el camino que realizó
aquella festiva procesión presidida por D. Pedro Muñoz Adan, como párroco, José
Bojollo y Pepe Quiles, como sacristanes y José Estévez y José Moyano, como
monaguillos. Luego detrás la comitiva la formaba bastante gente de la parroquia
y vecinos del propio barrio de Miraflores.
Años más tarde con la inauguración
de la Iglesia de San Antonio de Padua, y
desaparecido el Zunbacón, se efectúo el traslado de la parroquia y de la
hermandad estando de párroco D. Manuel Marques, que posteriormente terminaría en
la parroquia de San Andrés.
El Remedio de Ánimas
Las hermandades de Ánimas ya existían
en el siglo XV, y eran frecuentes en los pueblos de la provincia y en la propia
capital. En Córdoba el dato más antiguo de estas cofradías se refiere a mitad
del siglo XV, en el que ya existen las hermandades de San Lorenzo, San Andrés y
Santa Marina, y que en los siglos siguientes se fue incrementándose hasta
implantarse en casi todas las parroquias. Incluso en algunas Iglesias no
parroquiales como la Ermita de Nuestra Señora de las
Montañas, en la popular calle Montero.
En 1537, la hermandad de Nuestra
Señora de las Montañas, de la calle Montero, pasa a San Lorenzo, en donde debió
fusionarse con la de la parroquia. El 17 de abril de 1949, se puede decir que se
refundo esta hermandad en San Lorenzo, y en el libro de actas, aparecen los
nombres de don José Carmona, don Felipe Carracedo, don Juan Herrera, don Enrique
Durán, don Andrés Bojollo, don José Linares, don Rafael Barasona, don Miguel del
Moral, don Carlos Tarin, don Pablo García Baena, don Rafael Cantueso, don José
Aumente, don Manuel Aumente, don Luis Carracedo y don Rafael
Jordano.
Se adoptaron los estatutos que ya
existían en 1690, y el 27 de Abril de ese año, se nombró al primer hermano mayor
en la persona de don Francisco Torralba Heroles y completó la junta directiva
con Andrés Bojollo, José Prieto, Angel de la
Torre , Enrique Durán, Felipe Carracedo, Miguel
del Moral, Pablo García, José María Ortiz, y Rafael
Barasona.
Comenzó sus desfiles procesionales el
día de San José de 1951, y salió marcando un estilo propio y pudiéramos decir
único en Córdoba. Todos los hermanos portaban el escapulario de la Virgen del Carmen y en vez de
portar cirios portaban los faroles que en las parroquias acompañaban al Señor en
el Viatico.
La hermandad por distintos motivos en
los años 1962 y 1963, dejó de salir procesionalmente, e incluso la hermandad
prácticamente se disolvió. Afortunadamente un grupo de jóvenes cofrades
fundamentalmente de San Pedro, se hizo cargo de la hermandad y la llevaron por
el mismo sendero y estilo que los refundadores del año 1951.
Por la personalidad y el estilo
cordobés que imprimieron los componentes del grupo Cántico a esta hermandad, goza de un prestigio y
fama a nivel nacional. En una encuesta sobre la Semana Santa en España, realizada por el
periódico ABC, esta hermandad era una de las tres hermandades a nivel de todo el
territorio español que más número de fieles congregaba a la hora de su salida
del templo. Salida que entre el canto gregoriano y el doblar de las campanas de
la torre, crean un ambiente sobrecogedor que anuda los
corazones.
Recordando…
En el año 1955, la hermandad del
Remedio de Ánimas, tan peculiar en la forma de entender los cultos y los
desfiles procesionales, montó un altar para el quinario, en donde el cristo de
Ánimas, lógicamente era la figura central, pero en vez de luminarias de cera,
le pusieran gran cantidad de tulipas que con sus “lamparitas” ardiendo con
aceite, daban una solemnidad de respeto que causó sensación aquel
año.
En el quinario se puso una tribuna de
respeto y a ella invitaron a D. José Reyes (Calzados Reyes), que era muy devoto
del Cristo, y además era muy espléndido pues recuerdo que en aquel quinario
llegó a echar “una lechuga” en la canastilla de petición que le pasamos los
monaguillos.
Según nos comentó Rafael Cantueso,
encargado de cultos de la hermandad, eran tantas las penurias económicas que en
aquellos tiempos tenían las hermandades, que hubo personas que donó parte del
aceite que contenían aquellas tulipas. Entre tanto aceite que las buenas
personas donaron, y a pesar de todas las buenas intenciones, a alguien
posiblemente se le ocurrió donar aceite, que ya se había empleado en cualquier
fritura de pimientos, por lo que el olor del incienso se mezcló con algo de olor
a aceite de pimientos fritos, con lo que se creó un ambiente totalmente
ecológico.
Recordando….
Como hemos dicho la Calle
Santa María de Gracia, calle que
ya existía en la época romana, era el lugar donde se conciliaban mucha gente del
barrio para ver los desfiles procesionales. Este tramo hasta San Pablo, fue
durante muchos años como hemos repetido una especie de “VÍA SACRA”, por donde
pasaba prácticamente la mayoría de los pasos que desfilaban por Córdoba, en esa
calle se oían a las monjas dominicas, CANTAR EL MISERERE, como respuesta al
gregoriano que cantaban los novicios de los Trinitarios, que iban tras del
Cristo del Remedio de Ánimas, en aquellos primeros años. Por momentos daba la
impresión que ante la serenidad y belleza melódica de esa oración hecha cántico,
podía aparecer de un momento a otro por algunas de aquellas ventanas, Gonzalo
Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán” que vivió en aquella casa allá por el
1480, antes de que se fundara el propio Convento. Estas casas eran propiedad de
D. Pedro de Cárdenas, que las donó para el Convento. Los documentos que
respaldan ésta aseveración, dicen que “El Gran Capitán” pagó un alquiler de mil
maravedies al año. Por tanto el Gran Capitán, fue vecino de San
Lorenzo.
Este tipo de canto gregoriano se cree
tuvo su origen en tiempos del Papa Gregorio I, (Siglo V), precisamente cuando se
extendió este tipo de orar-cantando, todavía existía en Córdoba la Basilica
Visigótica de San Vicente, en el lugar
que ahora ocupa la Mezquita de Abderraman I. Todavía se
puede apreciar perfectamente un mosaico de aquella basílica en el interior
de la
Mezquita-Catedral .
El palio de respeto…
El palio que lleva detrás el Cristo
de Ánimas (Llamado de respeto), porque al ir el Señor muerto en la
Cruz , éste va vacío. De una forma u otra,
siempre ha sido muy sacrificado el llevarlo correctamente por la incomodidad de
su peso y la rigidez de las barras. Casi siempre lo llevaban personas que
además de hacer alguna penitencia, necesitaban las 25 pesetas, que
cobraban.
Aquel año de 1951, los que llevaban
este palio eran personas simpáticas y entrañables del barrio. En el lado derecho
iban José Moyano, Manuel Moyano, Angelillo López, y por el otro lado iban
Rafael Rodriguez, Rafael Santos, y Manuel Gómez, No se trata de incidir de quien
iba o no, simplemente se trata de explicar que este pesado palio, era siempre
llevado por gente adulta, pero sencilla y muchas veces
necesitada.
En realidad el palio, era una
auténtica penitencia y no estaba pagado con nada. Aquel mismo año, a la altura
de la Perfumería
Hoyo , estos estaban totalmente agotados y la
cosa se complicó cuando Manuel Moyano, al que apodaban familiarmente “La vieja”,
se le empañaron las gafas y casi se desmayó y con ello desequilibró el palio,
hasta el cura y los sacristanes que iban cerca del palio, tuvieron que acudir en
ayuda de los portadores.
Esta hermanda del Remedio de Ánimas,
siempre se identificó con el sentido espiritual y artístico de los componentes
del Grupo Cántico, que inicialmente formaron parte de la hermandad. Actualmente
José Ignacio Aguilera Castelló, ha seguido fiel por la misma senda inicial e
incluso ha mejorado muchos aspectos, en el exorno y elegancia de esta ilustre
hermandad de Ánimas.
MARTES SANTO
El Martes Santo tiene lugar la salida
de la hermandad del Prendimiento, la hermandad salesiana fundada en 1963, Eran
los tiempos de D. José Ruiz Olmo, y se tuvo la intención de crear una cofradía
salesiana y la idea fue entre una Santa Cena o el paso del Cristo del
Prendimiento, que al final se realizó.
Esta hermandad fue de las primeras
que en sus atuendos de vestir utilizaba capas, y tuvo buena acogida entre los
alumnos y antiguos alumnos del Colegio Salesiano, todo ello hay que decirlo, en
detrimento de la hermandad del Calvario de San Lorenzo, que había sido siempre
la hermandad de los antiguos alumnos
salesianos.
En la fundación de esta hermandad
también tuvo mucho que ver Juan Calero Cantarero, el hombre que ya fuera uno de
los fundadores de la hermandad de la Paz y Esperanza de Capuchinos,
hasta el punto de que él fue el que donó la imagen de la Virgen realizada por Juan Martinez
Cerrillo en 1939. María Bojollo “Mariquita” que todavía vive, es “notario
presencial” de la fundación de esta hermandad y posterior donación de la imagen
de la Virgen a la hermandad de
Capuchinos.
Esta hermandad del Prendimiento, fue
de las primeras en adoptar “capa” para sus vestimentas de nazarenos, que lucían
en color azul. La amplitud de sus pasos les complicó muchas veces el paso
por la Puerta de Santa Catalina de la
Catedral.
Paca la “Bombera”
En la Semana
Santa del barrio hay personajes
que destacaron por su singularidad en primer lugar queremos citar a Paca Cano la
“bombera”, mujer que se sentía feliz y eternamente agradecida por que su hijo
Pepin, (José Galan, “El Viki”) fuera miembro de la cuadrilla del Prendimiento.
Fueron muchas las veces que colaboró ayudando en el Bar El Santo Reino, a su
dueño Andrés, para preparar bocadillos y ayudas para estos costaleros en sus
momentos de ensayos y desfiles. Y ellla se emocionaba cuando a la vuelta de “sus
costaleros” como les decía ella, estos atraían a tanta gente de Córdoba para
presenciar sus “singulares” entradas de los pasos en el templo en la media
noche. Si le hubiera valido, con toda seguridad ella se hubiera metido debajo de
aquellos pasos. La calle Maria Auxiliadora, que gracias al Ayuntamiento, está
todos los días prácticamente a OSCURAS, en aquellas recogidas del Prendimiento,
SE ILUMINABA, con el esfuerzo armonioso de los costaleros entre los aplausos del
numeroso público que disfrutaba del espectáculo a costa del sacrificio que
protagonizaban los jóvenes que portaban el
paso.
MIÉRCOLES SANTO
El Miércoles Santo, es el día del
Calvario, y de calvarios y dificultades, este barrio de San Lorenzo, por su
historia sabe más que nadie. El hambre, las necesidades, las enfermedades y las
sequías, fueron unas constantes en su historia y en el vivir de sus gentes. Era
uno de los barrios más amplios de Córdoba, así por ejemplo en aquellos años de
1950, llegó a tener más de 25.000 almas.
En torno a un buen hombre del barrio
llamado Santiago Repiso, se forma en 1772, la hermandad del Calvario, para
intentar ayudar y comprender mejor las dificultades y vicisitudes que vivía, las
gentes de este popular barrio.
Esta hermandad se centró en torno a
la magnifica talla del Cristo del Calvario, que siempre salió en procesión solo.
Además durante el mes de Mayo, solían llevarlo en parihuelas a hombros para que
bendijera los campos del Marrubial, todo lleno de huertas y terreno de labranza.
Luego en la puerta de la
Iglesia , en el Portalón se hacía una especie
de subasta con los frutos del campo que los mejor acomodados donaban para sacar
fondos y ayudar a los más necesitados.
La talla del Cristo se salvó del
expolio que hicieron los franceses en la Iglesia durante la invasión
napoleónica. Afortunadamente hubo gente que protegió la imagen en sus casas,
como si de un tesoro se tratara.
La imagen del Cristo “emocionó” de
siempre al imaginero Juan Martinez Cerillo, el cual tuvo la ilusión de casarse
delante del altar de su Cristo y cuando se fue a morir pidió a su familia que le
amortajaran con la túnica del Calvario. Lo de su boda lo cuenta José Bojollo,
que dice que incluso rechazó la oportunidad que le ofreció D. Antonio García
Laguna, de que se hubiera casado en la Iglesia de San Rafael, con toda la
bomba y el boato de aquellos tiempos.
Como hemos dicho El Calvario, salía
en procesión casi siempre solo, y en contadas ocasiones con el Rescatado e
incluso el Cristo de Gracia, cuando estas hermandades igualmente pasaban
dificultades. Fue a partir de 1918, y con la llegada a la hermandad de D. Juan
de Austria, que como hermano mayor dotó considerablemente a la hermandad de
atributos y de cierto esplendor. Sus buenas relaciones con el convento de Jesús
Nazareno, que entonces pertenecía a la parroquia, obtuvo de las monjas dejaran
la imagen de la
Nazarena , para que acompañara al Señor en sus
desfiles del Miércoles Santo.
En 1939, Martinez Cerrillo realiza
para la hermandad del Calvario, una imagen de la Virgen del Mayor Dolor y
Esperanza, que sólo procesionó hasta el 1945, en que la hermandad encargó a
Antonio Castillo y a su ayudante Diáz Jimenez, la imagen actual del Mayor Dolor.
No faltan personas que aseguran que este último, fue el autor material de la
imagen.
Esta hermandad tan antigua y tan
pobre ha sido testigo de todos los acontecimientos del barrio, y sobre todo
sintió en su carnes el famoso “Crimen de la
Calle San Pablo”, en el que
Francisco Reyes Sorroche, el barbero, el día 28 de enero de 1943, sesgaba la
vida de su amigo Enrique Gallego Gámez, cobrador del Banco Español de Crédito. Y
decimos que lo sentía en sus carnes, porque al parecer verdugo y victima
pertenecían a la hermandad además de ser antiguos alumnos salesianos. El hermano
mayor de la hermandad, Antonio Estévez, que fue testigo en el juicio, denunció
en la reunión de su hermandad “Los trágicos hechos” que avergonzaron a todo el
barrio. Curiosamente el Ayuntamiento de Córdoba, colocó el nombre del citado
barbero, entre los muertos de la guerra civil en el famoso “Muro de la
Memoria ” y que gracias a Juan Galán, estudioso
en estos temas corrigieron este lamentable
error.
Años más tarde en el 1949, pudimos
presenciar los que normalmente íbamos a la fuente de San Rafael, a por agua,
(decían que era del Cabildo y ponía los garbanzos más tiernos que la fuente de
San Lorenzo,) alli nos encontramos con la agradable sorpresa, de ver junto a la
fuente al Cristo de la
Misericordia , que lo habían sacado en
procesión para mitigar la sequía que Córdoba padeció aquel año. Entre los
chavales ya mayores aparecían por allí Diego Leiva, Natalio Fernández, Luis
Gómez, y los “Mellizos de la Casa de paso de San Rafael”
Manolo y Juan Vivar Navarro, que eran pos así decirlo “los concejales de la Plaza de San
Rafael”.
Hasta la peculiar “Paca”, al lado de Martinez
Cerrillo, que se sentía como la guardiana de la fuente de San Rafael, estaba
pendiente de aquella ceremonia. El Cristo de la
Misericordía , después de visitar al Custodio de Córdoba, y ya
afortunadamente lloviendo, acudieron al Santuario de la Fuensanta. Todo este periplo
lo contaba "Josefita la
Repulla ”, cuando repartía por el barrio la leche de Casa
Natalia.
En 1940, el Quinario de la hermandad del Calvario,
se celebró con la colocación de la Virgen de la Paz y Esperanza, en el altar mayor. La
verdad es que la ornamentación del Cristo y el altar todo de morado, no encajaba
con el color blanco de la que luego sería llamada “La Paloma de Capuchinos”. Fue
a la terminación del Quinario, cuando Antonio Estévez y el responsable de cultos
de la hermandad, se dirigieron a Juanito Calero (dueño de la imagen de
la Paz y
Esperanza) y le dijeron que esa imagen de Virgen no encajaba en el color morado
de la hermandad, por lo que la imagen de la Paz y Esperanza, se la llevó a
la Iglesia de
San Andrés y poco después pasó definitivamente a la Iglesia de
Capuchinos.
En tiempos del hermano mayor de la Haba, el párroco
le regaló una cruz de madera algo tosca (está colgada actualmente debajo del
rosetón), y según parece nunca llegó a salir el Cristo con ella pues siempre
llovió. Quizás por ello la hermandad desistió de incorporar dicha Cruz en el
desfile procesional.
En esta hermandad del Calvario, han sido muchos los
cofrades que han trabajado como “hermanos mayores”, pero es de justicia aquí
señalar a José María Gutiérrez y José Vivas, que en los años setenta del siglo
pasado cogieron a la hermandad totalmente hundida y supìeron levantarla a fuerza
de trabajo y entrega. Durante su época al frente de la hermandad también se hizo
famosa la
Caseta “Los del Calvario” en la Feria de la Victoria , en donde era una de las
casetas más concurridas de Córdoba.
Igualmente durante los años de mandato del “Guti” y
Pepe Vivas, hubo unas apoteósicas “recogidas” del Cristo. La “Saeta” se
convertía en “Lamento solemne” del amanecer, en aquel marco tan maravilloso como
resultaba la
Plaza de San Lorenzo, siempre abarrotada de un público
silencioso y respetuoso, admirando aquel “acto de saetas cuarteleras”, que
protagonizaban unos "cantaores" populares de saetas, que encabezados por el
popular “El Pele”, desde el balcón del Candy (antigua Casa Lola), intercambiaban
“lamentos y quejiós de culpabilidad” por la Cruz que portaba el Calvario. Aquello
constituía un espectáculo para no olvidar jamás. Muchos creíamos que detrás de
aquel “cruce de saetas” estaba la hermandad, pero no, la hermandad por boca de
Pepe Vivas, era la primera sorprendida. Luego nos enteramos que de todo aquel
maravilloso espectáculo se encargaba de organizarlo el singular Miguel López
Fernández (hijo de Miguel López Salas), que por amor a su barrio de San Lorenzo,
organizaba en penitencia todo aquello.
EL
JUEVES SANTO
A la caída de la tarde del Jueves Santo, la Plaza
del Corazón de María, el popular “Jardín
del Alpargate”, se llena de personas de toda Córdoba para ver salir al Cristo de
los “Esparragueros” como popularmente se le conoce, ya que muchos humildes
aficionados al campo se esforzaban por buscar espárragos para que los luciera su
Cristo.
Esta Hermandad del Cristo de Gracia recibió la
imagen de doña Francisca de la Cruz a principios del siglo XVII. Que le fue
enviada desde el Estado mejicano de
Puebla de los Ángeles, por su hermano y que había sido realizada por los
nativos de una pulpa especial a base de caña de azúcar.
La imagen siente la devoción de todo el barrio de
San Lorenzo, pero muy en especial de su Calle los Frailes, Calle El Agua, Calle
María Auxiliadora y el propio Jardín del Alpargate. Igualmente, son muchas las
instituciones de Córdoba, así como importantes personajes de nuestra ciudad, que
sienten gran devoción por “El Esparraguero”. Muchos aficionados al campo, se
esforzaban por buscar espárragos para que los luciera su Cristo. En la taberna
de casa Millan, (S. Juan de Letrán), muchos de sus clientes sienten gran aprecio
y cariño por este Cristo.
Tuvo relación con esta Hermandad don Juan de Dios
de Aguayo y Manrique, uno de los priores de las Ermitas de Córdoba, en el
desierto de Belén, el cual, siendo Marqués (de Villaverde), decidió retirarse de
la vida mundana del consumo al mundo de la soledad y la oración. También el
Centro Eduardo Lucena, así como la Federación de Peñas, son hermanos
de Honor de esta Hermandad.
Pero con independencia de la historia y el origen
de esta Hermandad, el Jueves Santo se siente pletórico de que este maravilloso
Paso desfile por las calles de Córdoba. En lo inmediato, en lo próximo, “El
Esparraguero” supone un orgullo para la gente del barrio que aprovecha cualquier
parte del recorrido de la procesión para “volver a contemplarlo”. Su recorrido
es un canto a la belleza y al fervor cofrade. Pero, sin lugar a dudas, en el
trayecto final de San Lorenzo a la Plaza del Corazón de María, teniendo el
silencio de la noche como testigo, se puede decir que se da la APOTEOSIS, pues
la belleza se conjuga con los vellos de punta al contemplar el armonioso y
delicado trabajo de los COSTALEROS. Al
son de la música constituyen un torrente de belleza y espiritualidad, que nos
agarrota la garganta y nos entrecorta los corazones. Luego, al final, ya en su
Plaza, discurre por una lluvia de saetas que nos suaviza la garganta y nos
alivia el corazón antes encogido.
Los mejores saeteros se han disputado la
posibilidad de cantarle a su Cristo en los lugares más bellos de Córdoba. De eso
saben mucho Manolo Espejo, “El Churumbaque” y Maruchi la “piconera”.
Cuando termina la procesión todos los años, Pepe
Quiles, Carlos Espejo, Rafael Córdoba, Alfonso Sánchez, Rafael Fernández y
muchos más que desde hace mucho, año tras año, le acompañan, solían decir: “Ea
otro año más que le hemos acompañado”.
Hay que señalar que en estos días ha muerto el
joven Angel Ogallas, colaborador infatigable de la hermandad y que siguiendo la
tradición de sus mayores, lo ha practicado hasta poco antes de morir. El balcón
de su casa, fue “púlpito solemne” de las mejores saetas dedicadas a su Cristo de
Gracia. Angel, fue siempre un gran
enamorado de su Jardín del Alpargate, y desde el Cielo, presenciará el esplendor
inigualable de su “Esparraguero”.
Luchemos
por nuestro Barrio
Pasará la Semana Santa y el Ayuntamiento
convocará a la gente para que visiten Córdoba y sus patios en el mes de Mayo.
Eso sí procurará el Sr. Alcalde, que también se ha hecho la foto en el DIARIO
CORDOBA, montado en el BUS TURÍSTICO, que no pase por la cercanía de
la Calle el
Cisne, para evitar que los turistas
sobre todo en los domingos por la mañana, cuando las botellas, las bolsas
de plástico y toda la suciedad que dejan los botellones se acumula por esa zona.
Mientras, SADECO, la empresa que pagamos todos los
cordobeses, sigue sin aparecer para nada, a pesar de que hay 200 familias que
viven allí y pagan sus impuestos. El otro día, al ver la suciedad, nos comentaba
una mujer mayor de que daba la impresión de que teníamos UNOS CONCEJALES DE
FARFOLLA, que no tienen nada más que fachada para la foto. Curiosamente, en
la Plazuela
del Orive, sin apenas vecinos, todos los días hay dos o tres empleados de
SADECO, e incluso hasta una máquina automática para
limpiarla.
En cuanto al Bus Turistico, tenemos que decir que
no se atreverán a pasarlo por las calles Ruano Girón, La Banda y Calle de los Frailes, pues se
pueden encontrar con el problema, de que a los pacíficos vecinos de estas calles
los “aplastarán contra sus casas”, como ocurre más o menos ahora con
la Linea
errática de autobuses UNO. La gente de este barrio está muy decepcionada al ver
que el Ayuntamiento, y sus CONCEJALES FARFOLLA, no han puesto los Microbúses que
prometieron.
2 comentarios:
He recibido una información a través de facebook, de dos cosas que ignoraba.
Una de ellas era la ridiculización de la Semana Santa de Sevilla por parte de un programa de La Sexta.
La otra era la contestación dada por un programa de Canal Sur presentado por Manu.
La contestación de Manu me hizo reir tanto como al público, y no utilizó en ningún momento los argumentos que habitualmente usa La Sexta conocida en algunos ambientes como La Secta.
Debo hacer la observación para que nadie se llame a engaño, que yo la Sexta no la veo. Si vi esa primera parte es porque la emitieron para darle significado a la segunda parte.
Aquí se relatan vivencias que podrán gustar más o menos, pero que se merecen un profundo respeto.
Saludos cordiales.
Amigo Rafael
Las televisiones van a lo suyo, a crear polémica y a ganar dineros que es lo que les interesa.
Cuando llueve, porque llueve, cuando hay sequía, porque hay sequía.
Son como las funerarias, siempre necesitan muertos para tener vida.
Saludos
Publicar un comentario