Era el nombre que se le daba a aquel papel continuo con sus correspondientes perforaciones para ser arrastrado por el rodillo en las impresoras matrices. Este papel se utilizaba en los llamados Centros de procesos de datos, que por aquellos tiempos años 60-70-80, del pasado siglo, parecían unas salas que daban “culto” a un aparatoso ordenador y se parecían más a una nave espacial que a otra cosa. En aquellos tiempos, el gran negocio de IBM, era posiblemente las toneladas de papel continuo que vendía a sus clientes, en donde se imprimían los largos listados que tanto proliferaban en las empresas en proceso de informatización, bien es verdad que muchos listados no servían para nada. A las enormes hojas de aquel listado se le llamaba “Papel-Pijama”. Los listados los “justificaban” por si venía una auditoria.
El papel continuo, tenía un fondo
formado por líneas de color azul, verde, o gris, para facilitar la lectura.
Todavía recordamos en Westinghouse, aquel archivo que estaba regentado por
Ángel Martínez “El Macho”, al que la gente de izquierdas le echaban en cara el
haber participado en la
División Azul. Pero no sabían “éstos” o no le interesaba
saberlo, que este buen hombre no tuvo más remedio que alistarse por haber
pegado a un cabo primero en el servicio militar. Su jefe un capitán que lo
apreciaba mucho, le recomendó el alistamiento para evitar el consejo de guerra.
El amigo “El Macho” era una de las personas más antiguas de fábrica.
Lo de “El Macho”, era una
costumbre que el tenía de llamar a todas las personas normales con las que
trataba, y quien lo conocía no le daba importancia alguna a aquella expresión,
pues la decía sin maldad alguna. No obstante aquello le costó más de un
disgusto. En una ocasión llegó a su archivo un perito de aquellos que los
había un tanto “perifollados”, y le pidió la búsqueda de un determinado documento.
Cuando logró encontrar el documento, se presentó en su despacho diciéndole:
“Macho, aquí tiene usted el papel que quería,” a lo que el perito, un tanto autoritario
le contestó: “Oiga de “macho” nada, a mi se me habla de usted” A lo que el simpático
archivero le replicó: “De acuerdo “macho”, así lo haré.” Al perito le faltó
poco para subirse por las paredes.
Pues bien, en aquel archivo, fue
tal la cantidad de listados de papel “Pijama”, que llegaban semanalmente, que
se llegó a dudar de si la estructura del suelo podía soportar aquel peso.
Antonio Varo, uno de los peritos más preparados de fábrica, y que operaba como
Jefe de los Servicios Generales de fábrica, certificó que aquella estructura
aguantaba perfectamente. Allí había listados de todas clases, y lo que no decía
uno, lo decía el otro. Los escribanos antiguos (notarios), cobraban por las
líneas escritas, quizás de esta forma la gente de Sistemas, querían
justificarse produciendo listados a punta pala. Si grandes eran los
ordenadores, más grandes eran los listados.
En general el Departamento de Sistemas, tardó mucho tiempo, a pesar de los cursos y seminarios, en hacer cosas útiles para la Fabricación y Estudios, ya que todos los "paquetes" de informática se compraban en la calle y muchas veces no coincidían con las características de nuestra fabricación. Es lamentable, porque no decirlo, que a nadie se le ocurriera "informatizar" el SISTEMA ORMIG. de Fabricación que tantos años llevaba en fábrica y que todo el mundo conocía a la perfección. Si había que relacionarlo con el almacén, para eso estaba Sistemas y se le hacían las aperturas que hiciera falta. No que instalaron "un paquete", que nada más que en papel era todo una ruina. Al poco tiempo ese programa se desechó y se volvió a comprar otro "paquete" quizás mas apropiado, pero indudablemente tampoco pensado para este tipo de fabricación.
En sistemas lo que si funcionaban bien era el trabajo serio, eficaz y constante de personas como Seoane, Ordoñez, Molina, y unos cuantos más que se machacaban todos los datos día por día, aunque luego no figurarán para nada. Y como no mencionar aquí la labor en plan inicial que realizó el amigo Andrés Galán, con las máquinas perforadas.
Afortunadamente llegaron los ordenadores personales y eso posibilitó que destacados técnicos incorporaran sus conocimientos a la informática. Un caso importante fue el de A. Fernández Onorato, que logró hacer un primer programa para calcular la sección del cobre de las bobinas de los transformadores, con lo que ello significaba, pues se venía haciendo dichos cálculos poco menos que "echando cobre para que sobrara".
Alguien llegó a decir que en aquellos primeros años, el Departamento de Sistemas, más que programas, lo que producían eran listados llenos de “Pijamas”. Pedías una simple relación de personal clasificada por secciones y te facilitaban un listado enorme, con renglones a doble espacio para intentar “llenar” el modelo de papel que arrastraba la impresora de matriz. En aquellos tiempos, la venta de un ordenador central, no constituía el negocio para IBM, el buen negocio era el consumo del papel “Pijama”, algo parecido a lo que pasa ahora con las impresoras de tinta. Lo que vale no es la impresora, sino la tinta para la impresora.
En general el Departamento de Sistemas, tardó mucho tiempo, a pesar de los cursos y seminarios, en hacer cosas útiles para la Fabricación y Estudios, ya que todos los "paquetes" de informática se compraban en la calle y muchas veces no coincidían con las características de nuestra fabricación. Es lamentable, porque no decirlo, que a nadie se le ocurriera "informatizar" el SISTEMA ORMIG. de Fabricación que tantos años llevaba en fábrica y que todo el mundo conocía a la perfección. Si había que relacionarlo con el almacén, para eso estaba Sistemas y se le hacían las aperturas que hiciera falta. No que instalaron "un paquete", que nada más que en papel era todo una ruina. Al poco tiempo ese programa se desechó y se volvió a comprar otro "paquete" quizás mas apropiado, pero indudablemente tampoco pensado para este tipo de fabricación.
En sistemas lo que si funcionaban bien era el trabajo serio, eficaz y constante de personas como Seoane, Ordoñez, Molina, y unos cuantos más que se machacaban todos los datos día por día, aunque luego no figurarán para nada. Y como no mencionar aquí la labor en plan inicial que realizó el amigo Andrés Galán, con las máquinas perforadas.
Afortunadamente llegaron los ordenadores personales y eso posibilitó que destacados técnicos incorporaran sus conocimientos a la informática. Un caso importante fue el de A. Fernández Onorato, que logró hacer un primer programa para calcular la sección del cobre de las bobinas de los transformadores, con lo que ello significaba, pues se venía haciendo dichos cálculos poco menos que "echando cobre para que sobrara".
Alguien llegó a decir que en aquellos primeros años, el Departamento de Sistemas, más que programas, lo que producían eran listados llenos de “Pijamas”. Pedías una simple relación de personal clasificada por secciones y te facilitaban un listado enorme, con renglones a doble espacio para intentar “llenar” el modelo de papel que arrastraba la impresora de matriz. En aquellos tiempos, la venta de un ordenador central, no constituía el negocio para IBM, el buen negocio era el consumo del papel “Pijama”, algo parecido a lo que pasa ahora con las impresoras de tinta. Lo que vale no es la impresora, sino la tinta para la impresora.
Afortunadamente, llegaron los
ordenadores personales, y con ellos el uso individualizado, para que cada
profesional se pudiera confeccionar sus programas, y llegar a soluciones que
muchas veces el Departamento de Sistemas, no podía llegar por su total
desconocimiento del trabajo a informatizar. Y ya estos ordenadores centraron el
consumo de papel desapareciendo poco a poco los “Pijamas” y ese abuso de
listados para todo.
EL “PIJAMA” EN LOS
ERES
Para relatar el siguiente comentario quiero que nos
situemos en aquellos tiempos (1976-1987). La fábrica Westinghouse de Córdoba
estaba sumida en una profunda crisis. La convulsión económica provocada por la
guerra del Yom-Kippur (1973) vino a España con más retraso,
pero de forma un tanto más virulenta.
Graves problemas económicos y sociales,
falta de pedidos en el sector de Bienes de Equipo y una plantilla
sobredimensionada hacían casi imposible una marcha eficaz de la empresa. Cada
División, Servicio o Departamento funcionaba en muchos aspectos como si fueran
un compartimento estanco e independiente de la dirección. Debido a la tensa
situación social y política que se vivía en la empresa, muchos jefes optaban
por “nadar y guardar la ropa”. Para ello buscaban relacionarse con los
políticos de turno (Comité de Empresa) y otros incluso con los americanos de
“Madrid”. Todo antes que arrimar el hombro junto con su director, para intentar
sacar a flote a la empresa.
Los americanos llegaron por este tiempo a
las oficinas centrales de Madrid. Y desde allí, con sus computadoras, pretendían arreglar los excedentes
de plantilla que afectaban a la fábrica de Córdoba. Pero el desconocimiento
total que tenían de nuestra Reglamentación Laboral les hizo coger unos enfados
monumentales.
Ellos desde sus criterios empresariales de
talante netamente liberal pensaron que la falta circunstancial de pedidos, se
resolvía con una rebaja de la plantilla, al igual que habitualmente se hacía en
su país. Pero en España, en aquellos momentos, que no era una democracia al
estilo Europeo, tenía quizás algo positivo, una reglamentación laboral, que NO
PERMITÍA EL DESPIDO LIBRE.
Era el año 1978, y la patata caliente de la
crisis pasó a la dirección de la empresa en Córdoba y a los sindicatos. La
fábrica quería adaptar su plantilla a la cartera de pedidos, y eso significaba
prescindir al menos del 33% de la
plantilla. Por todos lados se oía un nuevo concepto: “Plantilla equivalente”.
Después de muchas discusiones y aprovechando
que todavía no había aparecido el ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES, los
representantes sindicales y la empresa, lograron consensuar un expediente con
317 productores de una plantilla de 1763. De esta forma se inauguraba
posiblemente en Córdoba el primer ERE.
Este expediente de suspensiones temporales
significó un antes y un después, en el camino irremisible de los ERES. Fueron
muchas las negociaciones, que se dieron entre la empresa y los representantes
sindicales, llegando finalmente como hemos dicho a confeccionar una lista de
317 productores, que aparentemente “sobraban” en la organización de la empresa.
Este primer ERE, que se produjo en
Westinghouse, y posiblemente como hemos dicho en Córdoba, tuvo el carácter de
suspensión temporal durante DIEZ Y OCHO MESES. Nunca ninguna suspensión fue
aceptada por ningún trabajador, y menos si era por un periodo de 18 meses.
Quizás por ello la fabrica y de acuerdo con los representantes sindicales de la Empresa , estableció una compensación
económica para los afectados, que osciló según categorías y antigüedad, entre
TRESCIENTAS Y QUINIENTAS MIL PESETAS, por trabajador incluido en el expediente.
En la práctica estas personas aparte de la
indemnización, se iban cobrando más durante el tiempo de suspensión, por una
serie de garantías que la fábrica acordó.
LOS PRIMEROS
“TUNANTES” DE LOS ERES
Algunos lideres sindicales y políticos, que
se hallaban en excedencia por ocupar puestos de interés institucional
(concejales de Ayuntamiento, etc.)
al enterarse de que daban indemnizaciones por aparecer en el expediente, EN 24
HORAS, se incorporaron a fábrica, (de forma ficticia), para ser incluidos de
forma voluntaria en el expediente y tener derecho a la indemnización.
Aparentemente esto era una descarada inmoralidad, pero la fábrica a sabiendas
de ello lo consintió, le interesaba llevarse bien con los políticos. Podemos
decir que aquí aparecieron los primeros “tunantes” de los ERES.
Además de estas situaciones irregulares hubo algunos políticos
de determinados partidos, que ocupando un puesto en el Parlamento nacional
(Diputado o Senador), y en situación de clara excedencia, siguieron cobrando la
nómina mensual de fábrica, como si tal cosa, con la complicidad manifiesta del
jefe de personal. De una forma u otra, estas fueron “corruptelas” que ya se
dieron en Córdoba, en su fábrica de Westinghouse.
DEMASIADOS ERES
Fueron tantos los expedientes (ERES), que prácticamente
les tocó a casi toda la plantilla, dejando muchas preocupaciones y
sufrimientos, en todos sus miembros. Fueron tiempos muy difíciles sobre todo a la
hora de elaborar las listas del personal “teóricamente sobrante”. Fue
rocambolesca aquella reunión celebrada con el Comité de Empresa, para elegir
las personas que irían incluidas en el primer expediente. Mientras los
sindicales, llevaban todos, una copia del mismo listado del personal, los
jefes, S. Nicolás, S. Guirado, J. M. Retenaga, M. Fontelos, C. Calvo,
B.Tobes, ect. ect. se presentaban cada uno con un “Pijama o Listado” con
una ordenación diferente. Unos se presentaron con el listado ordenado por nº de
IBM, otros por orden alfabético, otros por orden de antigüedad, otros por
número de Sección, en fin un galimatías, que solamente evidenciaba lo mal que
estaba coordinado el Departamento de Sistemas. Y es que aquello demostró que se
producían “Listados-Pijama” a gusto del consumidor.
Todo este movimiento de expedientes de suspensiones y
reducciones de jornada, ocurría en un ambiente sindical y laboral, con
asambleas un día si y otro también. Es bueno traer aquí la anécdota que con
motivo del primer expediente (los 317 indemnizados). Dos días antes de la
marcha de estos productores con su talón de la indemnización en la mano, Diego
Sánchez, miembro del Comité de empresa y muy próximo al PCE, decía en una
asamblea:
“Compañeros al Capital no hay que darle tregua, hay que
combatirlo, con la unidad de todos los trabajadores”.
Pues bien a este simpático compañero sindical hubo que
haberlo visto aconsejar a un pariente suyo (incluido en el expediente) y que
salía con el talón en los siguientes términos:
“Antonio, ahí en el fichero, hay un Sr. Del Banco Andalucía,
que es el que te da el CATORCE POR CIENTO, aprovecha la oportunidad y no seas
tonto”.
La anécdota está en que choca el mensaje que este hombre
dio a la asamblea días antes, y la recomendación que le dio a su pariente. Y es
que todos de alguna forma jugamos a capitalistas, cuando nos llega la
oportunidad.
LOS HÚNGAROS
El día 25 de diciembre del 2011, escribíamos un tema
recordatorio hablando de los HUNGAROS, aquella sección singular y única de la Westinghouse , fábrica
de Córdoba, que era el taller de Calderería. Allí en la sección, lógicamente
había un grupo de enormes profesionales que atendían a la granalla y cuando se
ponían su ropa de protección se les solía decir: “Ponte el PIJAMA, para la
granalla”.
Al decir HÚNGAROS, era querer recordar a una de las
secciones más simpáticas y laboriosas de fábrica. Esta sección la 901,
consiguió una homologación, podemos decir universal, cuando se les exigió que
hicieran las cubas para los transformadores de una importante central nuclear
francesa, propiedad de EURODIF. Este reto fue muy exigente para toda la fábrica
de Córdoba, pero muy especialmente para esta sección, ya que fueron muchos los
protocolos y homologaciones que tuvieron que cumplir en lo referente a la
chapa.
Fueron más de 20 transformadores los que hubo que fabricar
para dicha central y el producto lo repartió Westinghouse (adjudicataria de la
central), entre sus fábricas de Córdoba y de Chaleruart (Bélgica), que se
repartieron la carga prácticamente al 50%.
Es curioso que a tono con los precios que está tomando el
recibo de la luz en este país, haya gente que pida -No a las Nucleares-, y en
cambio el país vecino (Francia), nos exporta energía posiblemente desde ese
complejo nuclear que tiene junto a los Pirineos, muy cerca de nuestra frontera,
pero es igual, aquí somos así, lo que se trata es de protestar por todo, pero
eso sí, sólo en determinados momentos.
Para empezar los cálculos de los transformadores de
350.000 KVA, los realizó el ingeniero cordobés A. Marín, que se
tuvo que desplazar a Bélgica, para realizar dicho trabajo, lo que demostró muy
a las claras el nivel de nuestro personal.
Con independencia de cómo funcionara el Departamento de
Sistemas, esta fábrica siempre fue cabecera en Europa en hitos de fabricación.
Fue la primera en fabricar un transformador de 125.000 KVA, allá por los años
sesenta. Luego vinieron los transformadores para EURODIF, y se fueron
aumentando paulatinamente las potencias, hasta conseguir un transformador de
1.100.000 KVA, el de más potencia del mundo, para una empresa de USA.
Posteriormente se han conseguido el transformador de gran potencia y en
modalidad DESFASE, con lo que se ha logrado otro hito mundial en este tipo de máquinas.
VOLVIENDO CON EL “PIJAMA”
Uno de los principales componentes de aquella sección de
los Húngaros, (901 Calderería) fue sin lugar a dudas Francisco Rincón Guerrero,
excelente compañero, gran profesional y un soldador de categoría universal, ya
que trabajó por medio mundo dejando el “sello de la calidad” por todos los
sitios por donde pasó.
Me decía su buen amigo Alfaro Solano, que la cosa que más
le entristecía era cuando por culpa de la crisis de la fábrica 1977-1987, se
producían aquellos expedientes de suspensiones temporales de plantilla, que
tiraban por tierra todos los ánimos de los trabajadores de la fábrica y en
especial de aquel taller emblemático. En 1987, se marchó pre-jubilado y le
dieron como recuerdo “UN PIJAMA” que así
era la forma en como hemos dicho se denominaba a este “papel-listado” de
ordenador, en donde venía detallado año por año, las cantidades a cobrar hasta
que te llegara la muerte. Durante aquellos años, hubo un trasiego muy grande de
“PIJAMAS” para un lado y para otro, y fue J. Carranza, una de las
personas que más entendieron de esta “prenda”.
A principios de este mes de marzo, (2014), Francisco
Rincón, ha fallecido a punto de cumplir los 83 años. No sabemos si en su “Pijama”,
estaba “prevista” esta fecha de su muerte, pero lo cierto es que a los
compañeros que aún le quedan, ha supuesto toda una amarga sorpresa, pues se ha
ido un hombre de unas cualidades humanas únicas.
Allá por el año 2004, coincidí con él una mañana de
domingo en el Patio de los Naranjos, y después de saludarnos, me comentaba lo
que fue la fábrica y lo poco que quedaba de ella. Recordaba a los compañeros
que se habían ido ya, después de trabajar durante muchos años en aquella
sección, donde los ruidos, por el aplanado de aquellos tremendos paños de
chapa, los revolucionados motores de las “radiales”, el ruido de las enormes
grúas, producían una angustia de sudor, esfuerzo y trabajo. Todo ello bajo la
atenta batuta, de Julián Saénz Barquín, como el maestro, y de un Pedro Reina Ramírez, que era el hombre que
controlaba de forma eficaz la fabricación. Allí, ellos dos, eran los únicos que
a veces realizaban parte de su trabajo sentados en su mesa. El resto, todos los
demás, cortaban, esmerilaban, aplanaban, plegaban, soldaban y montaba aquellas
enormes cubas de los transformadores durante las doce horas que de promedio se
echaban todos los días.
Hablamos y se quejó, de lo poco que solían cobrar los
trabajadores después de cuarenta años trabajando intensamente. Incluso él, con
viajes en misión por todo el mundo, establecía la comparación con lo que
cobraban los políticos y los “enchufados” de los partidos. Estaba avergonzado
por el tema de la corrupción y los ERES, que no hacían nada más que robar
dineros destinados al trabajador. Luego y para cambiar el tema, empezó con
algunos chistes y recuerdos de aquella sección y de la fábrica en general.
Tenía buena memoria y un gracejo especial.
Recordaba en aquel Patio de los Naranjos, como a
principios de los años sesenta del pasado siglo y durante unos años, las
procesiones de Semana Santa, pasaban por el Patio de los Naranjos, a donde
había colocados incluso una importante fila de palcos. El desfile procesional
entraba por la Puerta
de los Deanes y salía por la
Puerta de Santa Catalina. Recordaba con cierto orgullo, como
incluso por aquellos años desfilaba en las procesiones una banda de la Guardia Civil , que
causó sensación. Eran tiempos, en donde la galería norte de Patio de los
Naranjos estaba tabicada con dependencias, entre otras con parte del Archivo de
la Catedral. Le
recordé yo, que el paso del Señor del Prendimiento de los Salesianos, que lo
llevaba uno de los hermanos Sáez, se encontró con que no pasaba por la Puerta de Santa
Catalina, y entonces tuvo que hacer una
maniobra difícil y laboriosa, para darle la vuelta al paso y sacarlo por la Puerta de Perdón, y pasando
por delante de la Virgen
de los Faroles, encaró la calle Cardenal Herrero, para seguir por la calle
Cardenal González.
También recordamos, que nos cipreses no estaban sembrados en
aquella época, ya que fueron sembrados el año 1982. Como no, nos fijamos en las
cuatro celosías que bajo idea del arquitecto D. Rafael de la
Hoz Arderius , fueron dibujadas por su
“maquetista” Eulogio Blanco, en su estudio de la Calle Nueva. Estas
celosías, totalmente engarzadas pieza a pieza, fueron realizadas por el artista
cordobés Moreno Anguita, que las elaboró con una madera traída del Canadá. Todo
ello se realizó en un taller de la Calle
Doña Berenguela en Córdoba, donde Moyano, uno de los
fundadores de la Peña Los
Romeros de la Paz ,
afilaba con esmero las herramientas que sirvieron para labrar aquella obra de
arte. Era el año 1972.
Precisamente en este Muro Norte, en la zona en donde
fueron colocadas estas celosías, allá por el año 1463, se apreciaron muestras
de cierto desplazamiento del conjunto del muro, motivados por el empuje de todo
el edificio de sur-norte. Para compensar este empuje, se colocaron en el
interior importantes contrafuertes, que equilibraron el edificio. Eran tiempos
del obispo D. Gonzalo de Illescas, fraile jerónimo.
Estando hablando de todo esto, vimos salir a las personas
que habían asistido a la Misa
de 12 y entre ellas a D. Pedro Salinas,
que fue asesor jurídico de la fábrica durante bastante años. Después de nuestro
saludo a D. Pedro, persona muy amable y gran profesional, el amigo Rincón me
preguntó por la antigüedad de D. Pedro en la Westinghouse , le
aclaré que a mediados de los años setenta, sustituyó a D. Carlos Fernández,
joven abogado, que abandonó la fábrica, un tanto molesto por el trato que le
había dispensado la dirección de la fábrica, sobre todo cuando recurrió una
resolución del magistrado Angulo, que era un hombre muy difícil en sus sentencias.
Efectivamente, en un conflicto laboral sobre un tema de
incentivos, el citado magistrado dio en aquellos tiempos una resolución con una
expresión matemática, que por lo extraña y exagerada, unió en la disconformidad,
tanto a los trabajadores como a la empresa. Pero ante los intentos de pedir
oficialmente una revisión, la negativa del magistrado era contundente. De
alguna forma solía decir “Que el que sabía de leyes, era él”. En la fábrica
hubo reuniones de “notables” para ver la forma de pedir al magistrado una
revisión de dicha resolución.
Finalmente, Carlos Fernández, apoyándose en que la
resolución se centraba en una fórmula matemática, pensó y dijo:
“El juez sabrá más
que nadie de leyes, pero no de matemáticas”.
Y así fue como con la certificación de un licenciado en
matemáticas se le hizo ver que aquella fórmula era poco menos que inviable.
Finalmente el magistrado Angulo aceptó y por toda solución pidió a las partes
que se pusieran de acuerdo. Aquello de alguna manera debió suponer un triunfo
moral para la empresa, pues incluso D. Cristóbal Sánchez, que era su
director, ordenó que a las centrales sindicales, se les diera una especie de
gratificación económica, por la actitud de colaboración que habían mostrado en
el conflicto. Se reconoció la labor de las centrales sindicales, pero Carlos
Fernández, interpretó que a él, como autor de la idea, prácticamente ni se le
reconocieron sus méritos. A los pocos días presentó su dimisión.
Estando mirando para el cielo del Patio de los Naranjos,
nos llamó la atención el ruido que formaba un helicóptero que seguramente hacía
vigilancia por el espacio aéreo, pues a Córdoba habían venido importantes
autoridades árabes que se habían reunido con Rosa Aguilar.
LOS HELICÓPTEROS
Aquel ruido del helicóptero nos hizo recordar cuando a
mediados del 1986, La Junta
de Andalucía, se sacó de la manga la carta para fabricar helicópteros en
Westinghouse, y de esta forma solucionar el problema de la falta de pedidos en
esta empresa. La idea de los helicópteros, la aportó un tal -Faccione-, que fue
el presidente de la empresa “fantasma”, que se hizo cargo de ella, después de
la marcha de los americanos. Para lo cual se creó en las antiguas instalaciones
de expediciones, y muy cerca del comedor, una nave y servicios anexos, que
llegó a denominarse AEROVERSA
Este proyecto de helicóptero, era el resultado del trabajo
de un buen aficionado-técnico, de origen italiano que había diseñado dos
modelos pequeños de vuelo vertical: autogiros y helicópteros, para una persona
y dos personas. La principal novedad de estos aparatos eran su pequeño volumen
y capacidad para adentrarse en cualquier zona de aterrizaje.
Se formó una empresa que se llamaría AEROVERSA, con un
capital inicial de 30 millones de pesetas, de los que Westinghouse, aportaría
18 millones y el SOPREA, una empresa de la Junta de Andalucía aportaría 12 millones. En el acuerdo de constitución se señalaba que
todas las inversiones necesarias para el desarrollo del proyecto, construcción
de prototipos, pruebas, certificaciones y el lanzamiento comercial, serían
gestionadas por AEROVERSA, mientras Westinghouse, correría con las
inversiones necesarias para la
fabricación en serie de estos aparatos.
En aquel proyecto de empresa y línea de fabricación se
llegó a decir que para el primer año de funcionamiento se necesitaría una plantilla
de 213 personas, todos ellos trabajadores de Westinghouse, como una medida de
recolocación ante la crisis que atravesaba el sector de bienes de equipo
pendientes de una reconversión a nivel estatal. En cuanto a los planes de
fabricación se había previsto la fabricación de 30 unidades monoplaza y 120
biplaza. Se pretendía alcanzar al cabo de los tres años las 120 unidades
monoplaza y 430 unidades biplaza.
En aquel proyecto creyeron más los políticos que los
propios técnicos y personal de fábrica, pues claramente se advirtieron algunas
cosas:
-El modelo monoplaza, del que se habían hecho pruebas se
le apreciaba un “recorrido” por muchas empresas y proyectos italianos, sin
cuajar en ninguno, según se desprendían de las revistas de aficionados al aeromodelismo
que lo divulgaban.
-El modelo biplaza, era un modelo menos experimentado, e
igualmente se le apreciaba un “recorrido” por bastantes empresas y proyectos
italianos. Además tanto un modelo como otro, carecían de los certificados de
homologación correspondientes. Pero no obstante, los impulsores del proyecto,
creían firmemente en que estos certificados se lograrían.
Un día al que se le denominó “DÍA D”, se improvisó una
pista de despegue, que el eficiente ingeniero Baldomero Hernández, preparó en
terrenos de fábrica. A aquella demostración de despegue, vuelo y aterrizaje,
asistió un tal Carlos Espinosa de los Monteros, que había sido nombrado
presidente de Westinghouse. No sabemos el tiempo que tardó de reponerse del
chasco que se llevó al ver que al primer intento de vuelo de aquel aparato
(biplaza), terminó cayendo en un sembrado. No cabía duda de que el negocio de
esta fábrica seguía siendo los transformadores.
Evidentemente, aquí no eran problemas de fabricación, aquí
eran problemas de “diseño y fiabilidad”, que al menos en aquella época, los
aparatos no tenían.
Curiosamente a aquel ensayo o prueba, no asistieron
técnicos destacados de la Junta de Andalucía, aunque eso sí, políticamente ya
se había intentado rentabilizar aquel proyecto por parte de uno de sus
principales valedores como fue José Miguel Salinas Moya, que desde la Junta de
Andalucía se volcó por aquel proyecto. Y hablamos del intento de rentabilizar
dicho proyecto, porque se quiso hacer poco menos que un vÍdeo de José Miguel,
por el interior de la fábrica, aprovechando que era candidato a la alcaldía de
Córdoba (1987). Al final, aquel vÍdeo no llegó a realizarse (menos mal que no),
a pesar que el camión con pantallas y equipo se presentó en fábrica, un domingo
por la mañana, aprovechando que posiblemente no había nadie de la oposición.
(léase sindicatos).
Decimos que menos mal que no se realizó aquel vídeo, pues
hubiera sido una propaganda para una empresa y proyecto, que al poco tiempo
fracasó rotundamente. Ese proyecto, nunca llegó a calar en fábrica.
Fueron Adolfo Plaza y Emilio Molina, los encargados de
abandonar aquella aventura de los “helicópteros”, que aunque la intención pudo
ser buena, los cimientos del diseño, y producto, no lo eran. Y eso que hubo
profesionales como Antonio Espino, Alba Vega, Jaén Pastor y Enrique Cabello
entre otros, que colaboraron todo lo que pudieron para que aquello pudiera
salir adelante.
Luego le aclaré a mi amigo Rincón que José Miguel Salinas
Moya, era nieto de un antiguo alcalde de Córdoba, Rafael Salinas Anchelerga, y
su padre fue el abogado José Salinas
González, que subió al Córdoba CF, a la primera división (1962). También le
dije que esta larga dinastía de los Salinas, habían sabido desenvolverse muy
bien en la Dictadura
de Primo de Rivera, en la
Monarquía de Alfonso XIII, en la Dictadura de Franco, y
en la actual Constitución, ocupando incluso altos cargos en la institución de la Iglesia. Pero que el
contraste más singular que se da en este José Miguel Salinas, que fue
Vice-presidente de la Junta
de Andalucía, Presidente de la
Diputación de Córdoba, y miembro de la ejecutiva de PSOE, es
que mientras que su partido el PSOE, defiende la enseñanza pública y gratuita,
él, además de otras empresas liberales, es uno de los dueños del Colegio
Británico, posiblemente uno de los colegios más caros que haya en España.
Tampoco llegó a buen puerto el proyecto que auspiciado con
los dineros que garantizaba José M. Salinas, consistente en fabricar
Metacrilato. Era una empresa que dos militantes de la UGT, Fernández y Villén,
pretendían montar en unión con Pila Cervantes, que era el conocedor de la
tecnología, por estar trabajando en una fábrica de dicho producto. Aunque el
dinero se quedó esperando, los tres compañeros citados no se ponían de acuerdo,
en quien era el que debía de abandonar inicialmente la fábrica para empezar el
negocio, y entonces dio lugar a que apareciera por el horizonte político el
caso de Juan Guerra, para que la disponibilidad de dineros se perdiera como por
encanto.
EL MONASTERIO DE SAN
JERÓNIMO
Otra de las personas que vimos salir de aquella Misa
de 12, fue a la Marquesa del Mérito, doña
Victoria Elena López de Carrizoza y Patiño, acompañada de su marido el noble
belga Henri, Comte du Chastel de la Howaederie , que suelen venir a la Catedral en los meses de
primavera.
El amigo Rincón, me habló que en el taller siempre hubo
gente muy aficionada a buscar espárragos por el campo y muchos escogían los
lugares cercanos al Monasterio. Por cierto que hoy Medio Ambiente, lo está
prohibiendo todo, ya que del campo, no se pueden coger, madroños, manzanilla,
hinojos, espárragos, y muchas cosas más que crecen en el campo de forma
salvaje. A éste respeto le recordé a mi amigo, que en su lejano día los Reyes
Católicos emitieron una sentencia que en referencia a este asunto, dice lo
siguiente:
“En el campo lo que no es producto del trabajo del hombre,
pertenece al común de todos los ciudadanos” Fue poco más o menos la
“resolución” de una sentencia dada en el año 1478, por los Reyes Católicos.
Pero al margen de esto, empezamos a comentar cosas del
citado lugar, que se encuentran en un paraje de privilegio de nuestra sierra. A
la pregunta de cuando se habían marchado los frailes, le dije que se habían
marchado en 1835, y que dicho Monasterio pasó al estado, y que después de salir
tres o cuatro veces a subasta, fue vendido en 1871, el año que nació Ricardo de
Montis.
El Monasterio de San Jerónimo, después de marcharse los
frailes, fue vendido por Hacienda, a la cuarta tentativa por el precio de
72.701 pesetas, en el año 1871,
a la
Marquesa viuda de Guadalcázar, con ello se completaba la
adquisición que ya había hecho su difunto marido de la huerta del Monasterio.
Durante este periodo el Monasterio se sintió abandonado y
dejado, hasta el punto que se desplazó en 1901, una delegación de notables de
Córdoba, que enjuiciaron el estado y las posibles soluciones a aportar al
edificio. En esta visita, que en aquella época se llamó excursión cultural,
participaron R. Ramírez de Arellano, El Padre Pueyo, el párroco de San Andrés,
y el escultor Mateo Inurria, que con cámara en ristre tomaron fotos y
redactaron un informe del estado en que encontraron el edificio, dicho informe
se publicó en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones. El informe,
hablaba de la pena que daba el estado lamentable en que se encontraba el
Edificio del Monasterio, con incluso tumbas abiertas y profanadas.
En 1912, el Monasterio fue adquirido por José María López
de Carrizoza y Garvey, Marqués del Mérito, que se había casado con la cordobesa
Carmen Martel, hija de los Condes de Torres Cabrera, y ellos fueron los que
poco a poco fueron restaurando el Monasterio, sobre todo dada la gran
iniciativa cultural de la esposa.
Al principio de los años 30 del pasado siglo, el
Monasterio, pasó a manos de D. José María López de Carrizoza y Martel, que se
casó con Elena Patiño, la hija del “rey del estaño” de Bolivia. Tuvieron una
única hija que se llamó Victoria Elena López de Carrizoza y Patiño, que nació
1932 en Paris y es la actual Marquesa del Mérito.
Victoria Elena López de Carrizoza y Patiño, la que vimos
salir de Misa de 12, con su marido Henri, Comte du Chastel de la Howarderie , accedió a
la propiedad del Monasterio, por compra a su padre. Y es explicable esto, porque
su padre se había un tanto arruinado, sobre todo con las expropiaciones que
sufrió en Cuba a la llegada de Fidel Castro al poder. La hija había heredado el
capital de los Patiño por la línea de su madre, Elena Patiño.
EL COLECTEROL
Al hablar de bastantes cosas de la actualidad también
salió el tema como no, del dichoso colecterol, que se había convertido en una
gran preocupación para todo el mundo. Que si no comas esto, ni aquello, ni
apenas nada. Una cosa de la que te advierten de que tienes que tener cuidado,
es con el consumo de huevos, por esa razón hay mucha gente que ya ni los quiere
ver. Precisamente en el libro de San Jerónimo, escrito por D. Manuel Nieto,
éste, al describir la dieta que tenían los frailes, habla de que en su comedor
estaba instituida “LA MESA DE
LOS HUEVOS”, es decir que nada más entrar al comedor y hacía mano izquierda,
solía haber una gran bandeja llena de huevos duros apilados en forma de
pirámide para que los frailes cogieran los que necesitaran para su dieta
diaria. Estaba demostrado que estos frailes en su mayoría “longevos” consumían
diariamente 4 o 5 huevos. Otra cosa que se añadía a su dieta diaria, era una
botella de vino, bien tinto o de pitarra, aquel que se elaboraba de forma
artesanal y que es famoso en el pueblo cordobés de Villaviciosa. El vino era
para el consumo de todo el día, y el tamaño de la botella era el equivalente a lo que en la Feria llamábamos “Media
botella”. Sabemos que el colecterol, está
demostrado científicamente, que su exceso, es perjudicial para la salud.
Ya en 1985, a
Michael S. Brown y Joseph L. Goldstein, le dieron el premio Nóbel de Medicina,
por sus trabajos reafirmando estas opiniones.
Finalmente le recordé la veces que habíamos estado incluso
dentro de la tapia del Monasterio, aprovechando que José Méndez, familiar del
“Pisto”, trabajaba para la marquesa, y dada la amistad que teníamos con Alfonso
“El droguero”, nos permitió más de una vez entrar en el recinto y disfrutar de
buenas esparragueras y de los espléndidos naranjos que allí había “sembrados en
forma de terraza”. También tuvimos la oportunidad de ver nada más entrar que en
aquel amplio patio que antecede a la entrada por la Iglesia , había un enorme
“peñasco” que cayó al patio, al desprenderse de un cerro próximo, quizás como
anunciando la que se avecinaba en España, a raíz de aquel año 1975. También
pudimos ver en el patio del “casero” una reproducción del servatillo que
desaparecía en todas las partes que lo ponían, cosa que ocurrió en San Lorenzo,
cuando en el homenaje a Aben Hazan, se puso en el pequeño jardín de su homenaje,
un servatillo, que hasta el día de hoy no se sabe su paradero.
Por cierto hablando de naranjos en el año 1958, (julio),
visitó la Catedral
de Córdoba y el Patio de los Naranjos, el obispo jesuita monseñor Aloysius
Ogihara, que quiso llevarse a la ciudad japonesa de Hiroshima, unos tallos de
naranjos del citado patio, porque según decía el obispo, querían reproducir en la
ciudad que sufrió el primer bombardeo atómico, una especie de “Habitat-Patio”,
parecido al Patio de los Naranjos, como símbolo de la Paz. En este proyecto
participó de lleno el Ayuntamiento de Córdoba, que fue quien se encargó de
enviar dichos tallos y semillas de naranjos. La prensa local dio buena
información de este asunto. Por cierto que este obispo, mantenía la teoría de
que dicho Patio de los Naranjos, fue obra de Abderramán II, en contra de los
que dicen que fue obra del gran Abderramán III..
Hablando de los naranjos, me dijo el amigo Rincón, que su
amigo Manuel Soriano, el “campanero” le había indicado que de todos los
naranjos que hay en el patio, tres son de naranjas de exquisito comer, y que
pocos son los que los conocen. Y que la fecha en que ya aparecen naranjos en
dicho patio, es la de 1512. No obstante el árbol más antiguo del patio es la Palmera , que ya aparece en
los sellos capitulares en el siglo XIII. En 1698, se llevó a cabo una
renovación de cipreses y se plantaron rosales, y será por último Tomás
Fernández, quien comenta que en el “ameno patio”, hay 80 naranjos, 12 cipreses,
tres palmas y varios cinamomos. Hay también un único olivo, que fue plantado en
1741. Los naranjos eran tan significativos en el patio, que Ambrosio de Morales,
en 1581, habla de: “El huerto de naranjos del patio de la Catedral ”.
Buena oportunidad para que en estos primeros días del mes
de marzo, cualquier campana de la
Catedral , hubiera doblado como hacía antaño con el “doble de
cepa”, por Francisco Rincón Guerreo, honrado trabajador, que en su etapa
profesional y laboral colaboró a levantar a este país, “encerrado” en aquella
nave que familiarmente se le denominó los “Húngaros” y que les tocó bregar con
lo más pesado y oscuro del mundo, para que ahora algunos políticos y afines, un
día sí y otro también, sean denunciados por corrupción.
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