En el conjunto de las comunidades de religiosos existentes
en la capital cordobesa en la
Edad Media , los Terciarios Regulares de San Francisco, que
ocupaban el Convento Madre de Dios de los Remedios y San Rafael, llegaron a
tener un indudable arraigo en el vecindario del Barrio de Santiago, y esto
obedecía entre otras razones, a los cuatro siglos de permanencia en nuestra
ciudad.
La llegada de esta orden religiosa fundada por San
Francisco de Asís, fue a mediados del siglo
XV (1440) y se establecieron en las afueras de la ciudad en medio de un entorno
de huertas de la zona llamada de la Fuensanta , por
encontrarse allí ya ubicado el Santuario primitivo de la Fuensanta (1420), muy
cerca del discurrir del arroyo de Pedroche y a la altura concreta de la Huerta o pago de “MILANA”.
Testigos de todo este acontecer histórico tuvieron que ser a la fuerza los
puentes de: “SANTA MATILDE”, “LOS DIABLOS” Y “BURRICIEGOS”, hoy todos estos
puentes con sus recuerdos desaparecidos por el avance de las urbanizaciones .
En ese lugar poco aparente el 17 de enero de 1440,
Fray Ruy Martínez de Pineda, presenta la
escritura de donación de un terreno en el pago de “MILANA”, para la
fundación del Convento de Madre de Dios, para los frailes de la Orden Tercera de penitencia,
según documento que aparece en la RAH.
Colección Morales. C-14. ff. 625-629. Copia del Siglo XVIII.
Fue en 18 de enero de 1441, cuando en la citada “HUERTA DE
MILANA”, en Córdoba, y ante don Juan Alfonso de Zamora, bachiller en Decretos,
arcediano del Páramo en la
Catedral de Astorga, y vicario General de don Sancho de
Rojas, obispo de Córdoba, que se hallaba presente, Ruy Martínez de Pineda, pide
licencia para fabricar un Monasterio de la Orden de la Penitencia , que se llamaría Madre de Dios y de
San Rafael, a donde ya existían unas casas habilitadas como residencia. Esta
información aparece en la
RAH. Colección Morales.
C-14. ff. 629-633. Copia del Siglo XVIII.
El 8 de marzo de 1444,
don Sancho de Rojas, obispo de Córdoba, concede al Convento licencia
para que se pudiesen pedir limosna en Córdoba y su obispado con destino a la
compra de ornamentos y luminarias para el Convento. También concede 40 días de
indulgencias a aquellos que diesen limosna para tal fin, a petición de Fray
Pedro, mayordomo.
Estos frailes en un principio, y en el buen sentido de la
palabra “iban por libre”, es decir que no estaban sometidos a la jurisdicción
de Ordinario que era la que dependía del Obispo de la diócesis. Durante aquellos tiempos iniciales fue un
“tira y afloja” entre los frailes y el obispo, por querer continuar exentos de
la jurisdicción del obispado. Incluso en
el 19 de julio de 1452, se emite una sentencia dada por Fray Juan de
Ávila, abad del Monasterio de los Santos Mártires Acisclo y Victoria, de Córdoba, por la que se
declara exento de la jurisdicción episcopal al Monasterio de Madre de Dios de
los Remedios, de la misma ciudad. RAH-Colección Morales. C-14, ff. 619-658.
Copia del Siglo XVIII.
Pero al final de todos estos “tira y afloja” el obispado
salió ganando y el Convento, tuvo que someterse a la jurisdicción
episcopal. Aquella realidad jurídica,
hizo que muchos frailes se marcharan del Convento. Así por ejemplo tenemos el
caso registrado de fray Antón Cordero, de la Orden Tercera de
Penitencia, que pide permiso a fray Ruy Martínez de Pineda, fundador del
Monasterio de Madre de Dios de los Remedios y San Rafael, para marcharse del
Convento por estar sujeto a la jurisdicción del obispado.
Superados estos años iniciales los frailes que
voluntariamente aceptaron acatar la disciplina de la diócesis; se consolidaron
en su Convento y poco a poco, se fueron integrando en el Barrio de Santiago, en
donde eran muy apreciadas sus labores pastorales, sus visitas a los enfermos y su entrega en la causa de los más
desfavorecidos. También supieron integrarse en todas las cofradías de
hortelanos de la zona.
A principios del siglo XVII, los frailes deciden abandonar
ese lugar entre huertas y en 1602, trasladan su Convento a lo que se llamaba la Puerta de Baeza, junto a la
calle del CÁÑAMO. En la diócesis que al
ser sede vacante, (pendiente de nombrar obispo), correspondió al Cabildo dar su
autorización para el nuevo emplazamiento del Convento de Madre de Dios y los
Remedios.
Pero los frailes necesitaban una iglesia en
donde poder desarrollar sus labores pastorales. Desde primera hora y al
comprobar la devoción que existía en Córdoba al Arcángel San Rafael, decidieron
nombrarla con este nombre. Lógicamente pidieron ayuda a todo el mundo e incluso
el Municipio, que en 1698 les cedió la
Plaza de la
Corredera , para que se
pudiera celebrar una fiesta de toros a fin de recabar fondos para el
levantamiento de la Iglesia.
La construcción de esta Iglesia se inicia a
finales del siglo XVII, y a pesar de las dificultades surgidas por falta de
fondos, culminan con éxito la terminación en 1715. El Ayuntamiento costeó la
mayor parte, y el resto fue completado por el
gremio de hortelanos y las
industrias que existían en la
Carrera de la
Fuensanta ; de esta forma la Iglesia fue terminada en
1715. La ciudad de Córdoba, de esta
forma tenía la primera Iglesia importante dedicada al Arcángel San Rafael, que
desde las apariciones al venerable Andrés de las Roelas, gozaba de mucha
devoción en Córdoba. El 9 de junio, de 1715, es la fecha de inauguración que
aparece señalada en las Actas Capitulares que se conservan en la Catedral de Córdoba.
En este convento fue célebre Fray
Rafael Rodríguez Mohedano, religioso del Convento Madre de Dios,
juntamente con su hermano, escribió “LA HISTORIA LITERARIA
DE ESPAÑA”, que fue impresa en Madrid en los años 1766 y 1791, fecha esta
última que corresponde al tomo X,
Los hermanos Mohedano, estudiaron juntos y
juntos tomaron el hábito franciscano, y juntos desarrollaron su vida
intelectual marchando a Granada, don Fray Rafael, murió en 1783 , y su hermano
al poco tiempo después.
En la fachada de la Iglesia está coronada por
una estatua del Arcángel San Rafael a juego del color de piedra del conjunto de
la fachada. La torre, es muy original dando la sensación de que es la mitad que
le falta al campanario del Convento del Carmen de Puerta Nueva, al menos eso es
lo que creíamos de pequeños.
LOS
FRANCESES
Esta Iglesia, fue totalmente saqueada, en los
“9 días locos” de aquel mes de junio de 1808, que protagonizaron los franceses
en nuestra ciudad. Con esta actuación, los franceses del general Dupont, se
tomaban cumplida venganza, por el desesperado intento de Pedro Moreno, el
vecino de la Calle Ancha
de la Magdalena ,
que por oponerse a los desmanes de los invasores, disparó su mosquete contra el
general francés, hiriendo solamente a su caballo. El desgraciado Juez de paz,
que era Pedro Moreno, junto a su familia, fueron pasados a bayoneta; salvándose sólo la hija menor.
Todavía y cuando en 1950, el artista Rafael
García Rueda, reparaba el Triunfo de San Rafael de Puerta Nueva, aprovechando
que lo cambiaban de ubicación, desde la Puerta de la Iglesia del Carmen al centro de la Plaza , adonde ahora está,
observó que en el rostro del Ángel Custodio aún quedaban señales de varios
disparos de los franceses.
Pasados esos primeros días del mes de junio
de 1808, días de auténtico terror, los cordobeses con su Ayuntamiento a la
cabeza celebraron la salida del general Dupont de Córdoba. El Barrio de San
Lorenzo, por su proximidad con Puerta Nueva
y los conventos que había a su alrededor, pudo comprobar como nadie, los
actos de sabotaje de los invasores, y eso lo sufrieron sus vecinos de la Calle Roelas , Plaza
de Don Arias, El Peral, Pozanco, Cristo, San Rafael y Ruano Girón, de los que
nos permitimos citar a unos pocos.
El zapatero Antonio Bravo,
Juan Luque, zapatero, José Ruiz, militar, Juan Blanco arriero, Rafael García,
arriero, Antonio Sepúlveda, jornalero, Rafael Rodríguez, tejedor, Bernardo
Marcial, carbonero, Juan López, albañil, Pedro Ortiz, zapatero, Rafael Castilla, carpintero, José Serrano, albañil,
Diego Fernández, mayordomo, Julio Morales, herrero, Rafael Ranchal, tejedor,
José Villoslada, cirujano, José del Castillo, linero, José López albañil,
Rafael Tamajón, faenero, Rafael Gómez, panadero, Rafael González, labrador,
Rafael López, platero, Pedro Rosal, criador de yeguas, Alfonso Bueno, panadero,
José López, linero, Rafael Ruiz, del campo, José López, jornalero, etc.
Como veremos el barrio estaba constituido por
gentes de profesiones sencillas y de escaso nivel cultural, pues los
analfabetos de lectura declarados suponían más del 70%. Y si nos atenemos a las
profesiones tenemos que había:
Jornaleros 966 Albañiles 196 Sirvientas 206
Panaderos 140 Costureras 134 Zapateros 135
Retirados
70 Carpinteros 103 Tejedores 10
Carboneros
12 Alfareros
6 Albarderos 12
Sacristanes 3 Curas 2 Barqueros 3
Plateros
10 Cesantes 27 Herreros 4
Y así hasta una multitud de profesiones , que
encabezados por Industriales, 8, Comerciantes, 4,
Aparecen, Sombrereros, Carreros, Corsarios,
Confiteros, Aserrador, Maquinista, Peón Caminero, Bombero, Sorchantre, Cochero,
Fundidor, Picapedreros, Canteros, Organistas, etc. etc. que en menor cantidad
dan las profesiones del barrio.
Aquellas buenas gentes, que se sentían
indefensas ante los invasores, experimentaron una momentánea sensación de
alivio ante la marcha del general Dupont de Córdoba, y quizás a modo de
homenaje y recuerdo para aquel hecho, el Ayuntamiento mandó construir una
fuente en la Plaza
de San Rafael, (1909), que desde aquellos tiempos para acá, ha sido como un
archivo vivo de todos los acontecimientos importantes que han pasado en el
barrio.
Mientras, en el resto de España todo el mundo
estaba pendiente de la zona de Cádiz, que era en donde estaba el ideal de
libertad y el orgullo de sentirse español. En 1810, los franceses volvieron a
ocupar Córdoba, y esta vez fue con el general Godinot a la cabeza, que desde el
primer día en que llegó, se dedicó a publicar decretos suprimiendo todas las
comunidades religiosas, a las que les exigió la entrega de todos los enseres y
objetos de valor que hubiera en sus conventos. Por este motivo los frailes del
Convento Madre de Dios y San Rafael, vieron como su convento e iglesia se
convertía en zona de cuartel para las tropas francesas, e incluso sirvieron de
cuadras para sus caballos. Otra vez Córdoba, era saqueada y maltratada.
Afortunadamente el fermento de lucha e independencia que se fraguó en Cádiz, se
propagó a otros puntos de España y se pudo acabar con la invasión de los
franceses.
Fue lamentable, la cantidad de “afrancesados”
que surgieron por todas partes, y a todos los niveles, es lo que ocurre
siempre. Luego todo el mundo olvida todos estos comportamientos, y todo el
mundo fue patriota. Con el achaque de que los franceses, traían libertad e ideas
nuevas, sometieron la soberanía de los españoles a los franceses. Era
lamentable poder leer en papeles en donde se relacionaban los mozos a Quintas
lo siguiente: “VALGA PARA EL REINADO DE
S.M. EL SR. DON JOSE PRIMERO”, con todas la firmas y aprobaciones del
mundo.
En mayo de 1814, los frailes pudieron volver
a su convento y hubieron de empezar a su restauración, elemento por elemento,
pues había quedado todo prácticamente desmantelado. Con esfuerzo y con la
colaboración de los vecinos de Santiago, lograron restaurar su Convento e
Iglesia, para lo que tuvieron que invertir unas 50.000 pesetas.
En junio de 1821, son ahora las autoridades
españolas, las que deciden la reducción de los conventos que no dieran un cupo
mínimo de frailes o monjas. Y los frailes de este convento si bien en
1780, llegaron a tener hasta más de setenta miembros en la comunidad, en 1821,
no llegaban al cupo mínimo y hubieron de abandonar el convento, del cual
vendieron todas las instalaciones. Por el turno de “Liberales y Conservadores”,
se cambio de criterio en el problema del cupo, lo que permitió a los frailes en
1823, volver otra vez a su convento. Según
consta en los libros de visitas del padre general de la Orden , que se conservan en
los Archivos de Administración Económica de Hacienda, los frailes tuvieron el
celo de recuperar objeto a objeto, todos los enseres y elementos que antes
habían vendido.
POLÍGONO
INDUSTRIAL
En 1836, los frailes abandonarían
definitivamente el Convento. Se confirmó la venta del edificio que fue comprado
por el industrial francés Antonio Bruyas, natural de la localidad de Givors,
situada cerca de Lyon. Afortunadamente este francés era de otra índole y venía
a invertir y crear empleo. Con él al frente de la Empresa , las instalaciones
del convento se convirtieron en una fábrica de cristales. Costó mucho esfuerzo
e inversión económica lograr que los cristales curvos, tuvieran una calidad
homologada, con lo que ya se fabricaba en Francia y Alemania. El director
francés estaba muy integrado en la empresa y en el proyecto, y para más
facilidad, al enviudar muy joven, se
había casado en segundas nupcias con Isabel Molero, vecina del barrio en la Calle Barrionuevo.
En 1858, todavía bastante joven, 56 años, muere el director y por tanto, muere
el alma del proyecto y la empresa. Al poco tiempo cerró sus puertas ya de forma
definitiva.
De una forma u otra, aquella zona comprendida
entre el Hospital de San Juan de Dios, la Puerta de Baeza y la Carrera de la Fuensanta , era como un
“Polígono industrial” en aquellos tiempos, ya que se fabricaban paños, telas,
cerillas, jabón, elementos de cáñamo,
alfarería, cartonajes, calzado, cordones, cristales, yeso y cal, escobillas, carbones de encina, bujías,
talleres de aceiteras, almacenes de piensos, losetas, ladrillos, y como más
importante la fábrica del gas establecida en Córdoba por D. José Gil y Serra,
que en 1870, consigue del Ayuntamiento la autorización municipal para edificar
la fábrica al fondo de la
Carrera de la
Fuensanta y con la posibilidad de que se le contrate el
suministro del gas. Ya en Córdoba desde el 1852, se habían dado bastantes
intentos de instalar y producir el gas en Córdoba, pero ninguno cuajó. Como en
tantas ocasiones Córdoba se quedó a oscuras y simplemente alumbrada poco menos
que por velas.
EL
ASILO MADRE DE DIOS Y SAN RAFAEL
En el año 1862, el Ayuntamiento de Córdoba,
ante la necesidad de establecer un asilo para resolver el problema de la
mendicidad y abandono de los mayores, compró el edificio en setenta y cinco mil
reales, siendo alcalde de Córdoba, D. José Ramón de Hoces y González de Canales
(1825-1895); por cierto a este alcalde se le debe la culminación de los
Jardines de la Agricultura
y la última parte del murallón del río Guadalquivir.
Para la remodelación del Asilo, hubo algunas
aportaciones regias para las obras de adaptación de este edificio, como es el
caso de doña Isabel de Borbón, que enterada por las autoridades, apoyó la idea
y donó 6.000 reales. Con evidentes dificultades económicas se hicieron las
obras de adaptación y se equiparon los muebles necesarios. Por fin en 1864, fue
inaugurado este Asilo Madre de Dios y San Rafael.
En la reedificación y adaptación hubo que
renunciar por falta de dineros a una zona que estaba abandonada y convertida en
un amplio corral. En aquellos tiempos se llegaron a acoger unos 200 ancianos de
ambos sexos, que al menos tenían cobijo y una comida. El alcalde tuvo el acierto de poner al frente
de la dirección de este centro de acogida a don Agustín Moreno y Ramírez, que
nació en Córdoba, en mayo de 1810, y murió en 1883. Fue un sacerdote ejemplar
por su sentido de entregarse a los demás, y dedicarse sencillamente a hacer el
bien de tanta persona necesitada en el Barrio. Fue párroco de la Iglesia de Santiago, la
primera parroquia que instituyó el rey Fernando III el Santo, con motivo de la Conquista de Córdoba, ya
que cuando entraron los conquistadores en Córdoba, lo hicieron por la Puerta de Martos a través
de la Calle el
Viento. (29/06/1236). El trabajo de párroco lo simultaneo con el de director
del Asilo, hasta que murió. Además era un hombre muy culto y fue muy apreciable
su obra literaria.
El pueblo de Córdoba le dedicó la Calle más importante del
Barrio de Santiago, Calle que antes se denominaba como Calle del Sol, y que, es
mencionada precisamente con ese nombre por Pío Baroja, en su novela “LA
FERIA DE LOS DISCRETOS”. Novela ambientada
en nuestra ciudad en torno al 1868, y en la que a través del personaje, Quintín
García Roelas, nos muestra una Córdoba, con sensación de “OLVIDADA Y SOLA”. El
personaje de la novela, se topa con una serie de sujetos que reflejan la
situación decadente y de olvido que padece la ciudad de Séneca. En la novela se
recrean la Plaza
de la Corredera ,
la Plaza de las
Tendillas, la Calle Diego
León, la Calle el
Sol, etc. etc.
DON
MARIANO AMAYA
A la muerte de don Agustín Moreno, el
Ayuntamiento a petición del propio don Agustín, nombra como sucesor en la
dirección del Asilo Madre de Dios y San Rafael, a don Mariano Amaya Castellano
(1847-1921), que le sucedió. Don Mariano, en ese año de 1863, estaba a cargo de
la Parroquia
de Santiago, y tenemos que decir que había nacido en la localidad cordobesa de
Santaella. En dicha localidad cordobesa y remontándonos a la
Edad Media , (1474), se registra el hecho
singular de que don Gonzalo Fernández de Córdoba, el célebre “Gran Capitán”,
fue apresado en Santaella, y trasladado en una jaula al Castillo de Cabra, por
su pariente el Conde de Cabra. Para su liberación tuvo que mediar incluso la Reina Isabel de
Castilla. Tenemos que decir que el “Gran Capitán” llegó a ser vecino del barrio
de San Lorenzo, pues llegó a vivir en una casa de la Calle Santa María de
Gracia, (1472), propiedad de don Luís de Cárdenas, mediante el pago de un
alquiler de 1.000 mrs. anuales. Esta casa estuvo en lo que luego sería Convento
de monjas dominicas de Santa María de Gracia, y que después de derruido se
convirtió en un bloque de pisos y el resto la actual Plaza de Juan Bernier.
Don Mariano Amaya, fue el auténtico artífice
de la venida de los Salesianos a Córdoba, y este sacerdote nada más cantar misa
estuvo en la parroquia de San Nicolás y San Eulogio. En 1871, fue nombrado cura
ecónomo de la Carlota. En
1879, tomo posesión como cura ecónomo de Santiago. Seis años después y habiendo
aprobado los ejercicios pertinentes para curatos, fue nombrado en 1886, cura
propio de la Parroquia
de San Lorenzo, que por su extensión y pobreza, implicaba mucho trabajo y
dedicación. Sin abandonar su cargo de
director del Asilo Madre de Dios y San Rafael, como hemos dicho, ejerció como
párroco de Santiago y posteriormente de San Lorenzo, siendo además examinador
sinodal de la diócesis, confesor de distintas comunidades religiosas, visitador
del Desierto de Belén y de la
Comunidad de Ermitaños que lo habitaban. Ante esta fecunda
laboriosidad a favor de los demás, el Ayuntamiento de Córdoba, le nombró hijo
predilecto y rotuló de nuevo la antigua calle “el Peral” con su nombre, (entre
el Pozanco y la calle Jesús Nazareno). Al igual que don Agustín Moreno, nunca
cobró nada por la dirección del Asilo Madre de Dios y San Rafael.
El trabajo de don Mariano Amaya, al frente
del Asilo, fue eficaz y modélico como se puede reflejar en las distintas
“Memorias” que elaboró con detalle pormenorizado de cuentas, donativos y trabajos que se realizaban. En su “Memoria
décimo sexta”, da cuenta de que se producen ingresos, por la asistencia de los
acogidos a los entierros, recibiendo limosna de los dolientes. También explica
que se elaboraban comidas económicas para ayuda y socorro de los necesitados de
la calle, que las pagaban a bajo precio. Otra forma de recibir ayudas, era el
alquilar parte de los corrales existentes como cobijo para animales de carga y
caballerías que pasaban por la ciudad. En 1880, se montó una panadería y se vendían
unidades de pan a precio baratos para los necesitados que eran muchos. Estas Memorias, debían de ser modelos a
imitar en las gestiones de muchos de nuestros políticos. También intentó
establecer una pequeña granja de gallinas para la obtención de huevos tan
necesarios para la alimentación.
EL
COLEGIO SALESIANO
Después de 20 años dedicado a la labor
parroquial, fue nombrado canónigo de la Santa Iglesia Catedral de
Córdoba, pero para él, su momento más
recordado sería, cuando en colaboración con el también sacerdote don Francisco
de Paula Romero Bolloqui, lograron que los Salesianos se instalaran en el Barrio de San Lorenzo, en
los difíciles principios del siglo XX.
Con su lucha y su constancia ambos sacerdotes
lograron que los Salesianos, el día 25 de noviembre de 1901, inauguraran un
Colegio en la Calle Mayor
de San Lorenzo. El barrio de San Lorenzo, era un vivo exponente de lo que
necesitaba aquella Córdoba, que Pío Baroja, en su “FERIA DE LOS DISCRETOS”,
describe perfectamente.
D. José Díaz Cotan, salesiano y doctor en
historia, conocedor por lo tanto del
mundo Salesiano en Córdoba, nos contaba, de que fue don Mariano Amaya,
conocedor de la devoción que profesaba el pueblo de Córdoba, al Arcángel San
Rafael, el que pidió que una imagen de San Rafael, presidiera el emblemático
“PATIO DE LOS EUCALIPTOS”. Por ello se colocó un cuadro en relieve de 1.30 x
2.30 mts. obra de Enrique Moreno (1920). La imagen del Arcángel San
Rafael, vio pasar por este patio a la gran
mayoría de la juventud de la
Córdoba del siglo XX.
También nos recuerda que el Colegio se
instaló en un edificio situado en medio de la feligresía de San Lorenzo, con
casa, huerta y agua abundante. Además con extensión suficiente para la
instalación del Oratorio, para habitación de los padres y en su caso para
Escuelas de Artes y Oficios, tan propias de los Salesianos. El importe de la
compra lo pagó de forma integra, D. Francisco Romero Bolloqui, al precio de
19.000 pesetas.
UN COADJUTOR
Un sacerdote que llegó a conocer
perfectamente a don Mariano Amaya, fue don Antonio Campos González, presbítero,
persona sencilla y bondadosa en el estilo de don Mariano Amaya, escribió una
obra de teatro que se publicó en el año 1943, titulada: “AUTO SAGRADO, SAN
RAFAEL Y LOS MÁRTIRES”, también llegó a tener muy buena relación con el
salesiano don José Camps.
A don Antonio, lo conocimos como coadjutor de
la parroquia de San Lorenzo, en donde a pesar de sus dotes intelectuales,
estaba un tanto mal utilizado y vivía con cierta precariedad. Sin duda el perteneció
a aquella generación de coadjutores que les denominaron “Curas de Misa y Olla”, y que malvivían en
aquellas parroquias pobres y sin recursos del siglo XIX y mediados del siglo XX. Ese fue un problema muy generalizado en los
coadjutores, que apenas podían sobrevivir, y como muestra traemos aquí el caso
de Don Pedro Simancas Valderrama, coadjutor de la Parroquia de Cabeza del
Buey, que en el 29 de enero de 1905, le escribe una carta al obispado en
petición de que se le conceda la plaza de sacristán segundo, que quedaba
vacante por la muerte de su padre. “Para
poder mantener a mi madre que al morir mi padre, vive conmigo”, es como
termina la carta de este sacerdote.
También don Antonio Campos, había
profundizado en las cosas de Córdoba, y de forma concreta en el Convento Madre de
Dios y San Rafael, y nos contaba todo esto en aquel pequeño cuarto que a modo
de toda vivienda, le asignaron con la llegada del cura Novo. (1954). Muchas
veces se quejaba el pobre, de que “para pasar de un lado para otro, tenía que
cerrar el libro que estaba leyendo para hacer sitio”. Él nos confesó que le
hubiera gustado que le hubieran asignado la Iglesia de Madre de Dios y San Rafael, como
parroquia, le gustaba mucho. No obstante el obispo Fray Albino elevó a
parroquia la Ermita
de San Juan de Letrán, lo nombró su párroco. Cariñosamente, para la gente de su barrio, por su figura
pequeña, y su caritativa amabilidad, siempre le llamaban Campitos. El conocía
perfectamente la vida de la parroquia y el valor como sacerdote de don Mariano
Amaya Castellano, que finalmente se recluyó en el Colegio Salesiano de la Trinidad de Sevilla, en
donde murió al últimos de febrero de 1921.
El Asilo Madre de Dios y San Rafael, continúo
abierto y con algunas renovaciones hasta la entrada de la democracia en que se
desalojó llevando a los ancianos que quedaban a unas instalaciones más pequeñas
que existen en la Calle Isabel
II. La Iglesia
mientras tanto siguió abierta e incluso en una ocasión (1979), sirvió para
venerar a la Virgen
de la Fuensanta ,
por obras en el Santuario, a partir de ahí, la Iglesia se fue abandonando
y en la actualidad permanece cerrada en lamentable estado. Todas las imágenes
fueron trasladadas al Museo Diocesano de la Catedral.
LAS
COMIDAS Y EL SIDECAR
Eran los años de 1951-52, y la Hermandad de la Caridad de San Francisco
organizaba regularmente la entrega de una serie de comidas para los más
desfavorecidos; dichas comidas se entregaban después de guardar unas enormes
colas en torno al portalón grande que hay a continuación de la Iglesia , ya metidos en la Carrera de la Fuensanta. Dicha
puerta aún está, y cerrada y muda como permanece, fue testigo de todas las
transformaciones que sufrió el llano que había enfrente, y que era en donde,
los menores esperaban jugando a que a su madre, por lo general, le llenaran la
olla con las raciones de comida que le correspondieran
Recuerdo que el llano que había enfrente de la
puerta del reparto, tenía como un poyete corrido durante un buen tramo paralelo
a la Carrera
de la Fuensanta ,
que servía de limite al propio llano. En este poyo se sentaba mucha gente para
ver el espectáculo de las colas y algunas discusiones que se planteaban. Cuando
empezaba el reparto, la cola llegaba hasta lo que era la fábrica el gas.
Casi siempre, era un tal Rafael González
Ruiz, que era empleado del industrial don Ricardo Molina; la persona puesta por
la Hermandad ,
y su misión consistía en poner orden y disposición de las personas que portando
sus cacharros, subían los escalones de aquella puerta para llegar al nivel de
los repartidores. El reparto solían hacerlo cuatro personas, por lo general hombres, y que te iban echando las
raciones que te correspondían en la olla que llevabas. Quiero recordar a uno de
ellos, con su gran bigote, pajarita y pelambrera muy bien cuidada; también
recuerdo que trabajaba en el antiguo
Ayuntamiento, que tenía entonces la entrada por la Calle Claudio Marcelo, por el
rincón de Electricidad Poveda. Pero a este hombre, lo recordaremos siempre,
además de por la comida, por el hecho de que en aquellos años, solía pasear por
las calles de Córdoba, con su moto-sidecar de color beige.
No eran muchos las motos con sidecar que
paseaban por Córdoba, alguna vez vimos a un militar de infantería, que se llamaba Guerrero, y que
por estar al cargo de los vehículos del Parque y Talleres, se hacía pasear por
“determinadas” calles de Córdoba, luciendo palmito, equipado con su mono azul y
sus galones de estrellas en fondo rojo. Aún quedan testigos de que algunos de
aquellos “paseos” le debió costar algún que otro disgusto.
Otro sidecar lo tenía Leopoldo Roldán, que
antes de montar el Horno de la
Golondrina , tenía su taller de motos conforme se bajaba la Calle Isabel Losa. Muchas veces
le vimos ir a las Escuelas de San Andrés, (Hnos. López Diéguez), a recoger a su
hijo Leopoldo, su predilecto, que estaba en la Clase 2ª. de don Antonio, aquel eficiente
profesor que vivía enfrente de “FOTO FAGA”, en San Pablo. Por aquellos tiempos
(1952), plantaron las acacias que merodean la fachada de este Colegio y
recordamos como los propios trabajadores que plantaban los árboles les faltó
poco para “pedir autógrafos”, al dueño del sidecar.
Luego estaba el sidecar del Maestro
“Padillo”, que por trabajar en el Parque y Talleres de Automovilismo,
seguramente compró una moto alemana que llevaba en color negro brillante. Este
hombre como profesional entendido, la tenía como un auténtico coche. Pasaba por
San Lorenzo en su moto y acompañado de su esposa, ambos daban la sensación de
que iban en un “COCHE BUGATI” o al menos eso les parecía a ellos.
Dejo para el final, al jefe de la policía
municipal, don Rafael Torres Galán, que también solía pasearse en sus
recorridos por Córdoba, en una moto sidecar alemana. Mucha gente no se
explicaba como este hombre tan alto, podía meter las piernas en aquella moto.
Su elegante bigote, tu tipo esbelto, lo paseaba por Córdoba, de forma
oficial.
Salvo en los “TEBEOS DE HAZAÑAS BÉLICAS”. La
verdad es que en Córdoba, no era muy habitual ver ese tipo de vehículos por la
calle. Había que recordar aquellas
carreras que en los años 1955-1956, se celebraron en Córdoba, y en el Paseo de la Victoria , y que tenían
unos protagonistas singulares en los hermanos Del Val. En el tipo de moto
clásica era Carlos del Val, todo un ídolo en esta especialidad. Su hermano Demetrio, era el que participaba
en las carreras de moto con sidecar y era un espectáculo verlo tomar las
curvas. Recuerdo perfectamente que en la curva de la
Cruz Roja , para acceder de nuevo al Paseo
de la Victoria ,
se concentraba una multitud de gente cerca del Kiosco, para presenciar “el
arrastre-contrapeso”, tan espectacular que hacían a ras del suelo para
equilibrar el sidecar. Desde el Kiosco de Manolin “El Boca” se podía presenciar
en primera fila. Un poco más para la Puerta de Almodóvar estaba
“El Pajero” que empezaba en su negocio de los caracoles en Córdoba.
EL
MEDICO
Además de los caracoles, las motos y el
Kiosco. El Hospital de la Cruz Roja
de Córdoba, fue famoso en el año 1956, porque en la prensa se anunciaba que se
había realizado la primera operación a CORAZÓN ABIERTO, en Córdoba. Dicha
operación fue realizada por el equipo del doctor don JOSE ALMEDA CAMPOS.
Todavía en aquellos tiempos no aparecía por
allí la estatua de nuestro insigne cordobés, LUCIO ANNEO SÉNECA. Esta estatua fue colocada en 1965, como una
donación del torero Manuel Benítez “El Cordobés”, la estatua fue realizada en
bronce por Amadeo Ruiz Olmos. El mandato de don Antonio Guzmán Reina, como
alcalde de Córdoba, además de provocar algunos “mosqueos” con el Ministerio de
Asuntos Exteriores, por que interpretaban que el alcalde se “saltaba” a la Oficina Diplomática ,
en sus relaciones constantes con los países árabes. Pobló su mandato de
estatuas en las principales plazas y lugares históricos, por lo que le llamaron
“El Alcalde de las Estatuas”. En Juan Antonio Palomino Herrera, encontró un
fiel y leal colaborador que trabajó por las cosas de Córdoba por los cuatro
costados.
Estábamos
en la biblioteca de Lepanto, con el periódico en la mano y comentando la
noticia del doctor don José Almeda Campos, autor de esa famosa operación en el
Hospital de la Cruz Roja.
(1956). Algunos lamentaban que el periódico no facilitara el nombre del
paciente. Al parecer fue una operación
relacionada con la válvula mitral. Uno de los tertulianos, habitual en los
veraneos de Benalmadena Costa, nos indicó que le pareció ver alguna vez a ese
médico por allí cerca de la
Calle Córdoba , en donde estaba La Iglesia.
Seguimos leyendo en otro periódico y pudimos
leer una relación de candidatos que se presentaron a las elecciones a
Concejales del Ayuntamiento de Córdoba por el Tercio familiar, elecciones que
tuvieron lugar en noviembre de 1966. En dicha relación de candidatos aparece
don José Almeda Campos.
La relación de candidatos que aparece en el
ABC de Sevilla, es la siguiente:
Don Antonio Cañete Briones Don Rafael
García Trillo
Don Juan Martín Reyes Don
Manuel Jurado Fernández
Don Manuel Rodríguez Zamora Don
Miguel Lorente Cerdán
Don Dionisio Ortíz Juárez Don
José Vázquez Sánchez
Don Eulogio Cremades López Don Francisco
Martín Salcines
Don José Bellido Romero Don
José Almeda Campos
En su papelilla de propaganda Don José Almeda
Campos, decía:
“Médico
de 45 años, y por su profesión preferiría ser útil a la BENEFICIENCIA MUNICIPAL ,
en la que puede hacerse una labor cristiana y humana sin limitación. Su
dedicación al Municipio sería plena, pensando en Córdoba, en su prestigio y su
grandeza singular”.
Este tipo de propaganda aparecía como hemos
dicho en el periódico ABC de aquellas fechas, y al leerla, en el grupo se abrió un corro de comentarios
acerca de porqué este hombre no salió elegido, siendo como era un médico tan
importante y preparado.
Todos coincidimos en opinar, que en aquellos
tiempos el Hospital de la Cruz Roja ,
tampoco gozaba de la posición que ocuparía durante los años de la Transición política y
siguientes. A partir de mediados los años 1970, la misa dominical que se
celebraba en la capilla de la
Cruz Roja , fue el lugar de reunión y encuentro para bastantes
personas, casi todas ellas de cierta posición social, del entorno de la Avenida de Fleming, que no
olvidemos que por aquella época era la zona más “cara” de Córdoba
Por cierto que a mucha gente sorprende que este Hospital de la Cruz Roja, donde en los quirófanos, todos los días se lucha por la vida, nunca hubierán puesto el Slogan de "SI A LA VIDA", en cambio les faltó tiempo para poner aquel Slogan "NUNCA MAIS", que era una protesta clara contra la gestión del gobierno que había en España en relación con el hundimiento del Barco Prestige, en 2003.
Aquella zona de Fleming, pasó de ser el lugar en donde estaba el “Charco de la pava”, y la “jaula” que guardaba el León que donó Barasona al zoológico, a una zona de bloques de pisos con portería y ascensor, esto último lo fueron eliminando con el tiempo. La zona de Fleming, superaba a una irregular y envejecida Ciudad Jardín, donde la sopa de avecren y las letras, ya no tenían actualidad. A los entornos de Comisaría y Fleming, se mudaron toda la gente con posibilidades. Médicos, ingenieros, abogados, catedráticos, profesores y altos funcionarios, eran los inquilinos de este barrio. Ni el parcial hundimiento del Bloque que hacía esquina cerca de Cajasur, hizo frenar la avalancha.
En ese Hospital y cuando estaba en un estado
primitivo y en que sólo existía una enorme sala, operaron de una herida en la
cabeza a Francisco Serrano Anta, trabajador de la fábrica del gas, al que se le
cayó un carbón de piedra de mucho peso encima de la cabeza, aquello fue en el
año 1951, y el hombre quedó con la facultad de hablar alterada, por lo que fue
relegado de su trabajo habitual y le encomendaron el cuidado de la huerta que
tenía la fábrica. Este hombre estaba casado con Carmen González Trujillo, la
jerínguera de la Calle Montero ,
aquella que tenía el puesto al lado del transformador a la entrada de la Calle Rivas y Palma. Esta mujer
tenía tres hijos de su anterior matrimonio, y en 1954, en la casa de vecinos en
donde vivía, se llevó a cabo una reforma de albañilería a cargo de Rafael
Uceda, que aunque había nacido en el barrio de San Lorenzo, vivía en el barrio
chico del Campo de la Verdad
en la Calle del
Horno.
Al ser reformada la casa de Carmela, al
parecer y según se cundió con fuerza por aquellos tiempos, encontraron en una
“falsa alacena” en la que había una importante vasija con monedas árabes
antiguas. La presencia de un tal
“Bellido” que era pariente de los taberneros de “LA PARRA ”, de la Calle Cardenal González, nos
confirmó que éste fue el que compró la “mercancía” y que como sería normal en
estos aquello se mal vendió.
Su marido, Francisco Serrano, no era ningún
hombre ilustrado al uso, pero era un hombre que conocía toda aquella zona de la Fuensanta como la palma
de su mano y en su día dijo lo siguiente: “Es una lástima que se esté acabando
con esta riqueza de huertas que nos rodean, para hacer bloques de pisos como
colmenas, bien podían hacer crecer Córdoba por otro sitio”.
LAS
LONJAS
En la Feria de mayo de 1954, Fray Albino, bendice la
inauguración de la instalaciones de las “LONJAS”, que fueron unas instalaciones
adecuadas para aquellos tiempos, para que los mayoristas de verduras, frutas y
pescados que surtían los mercados de Córdoba, pusieran sus “Cuarteladas” de
mayoristas. Atrás se quedaba aquella
desordenada estrechez que ocupaban
dentro de la Plaza
de la Corredera ,
en aquel mercado enjaulado que suponía aquella fea estructura metálica que se
levantó a finales del siglo XIX y fue derribada en el año 1956. Las
“cuarteladas” estaban en el costado que pegaba con la Plaza de pescado.
Por todas estas razones y la modernidad de
las “cuarteladas”, se hicieron estas Lonjas. Las obras supusieron una
remodelación de la propia Puerta de Baeza, que implicó el cambio de ubicación
de la Fuente ,
retranqueándola más para donde estaba “Casa Miguelito”, Taberna, en donde
ponían un exquisito pescado frito del propio río. Al propio edificio de la Lonja , adosaron un Bar que
solía abrir a las cuatro de la mañana, para tener a punto el café y la copa de
anís o coñac de los minoristas que acudían temprano a comprar lo mejor de lo
que subastaban. También formando parte de la misma fachada, pusieron una
sucursal del Banco Español de Crédito, en donde se podía ver con frecuencia al
sobrino de Manolete, Rafael Soria Molina “Lagartijo”, que fue de los primeros
directores que llegó a tener aquella sucursal. Hoy paradójicamente esa oficina
aloja la sangría del paro.
Recuerdo que un día que fui a sacar los
dineros para la nómina semanal del platero Galo Adamuz, y en la puerta estaban
los hermanos Langa, en compañía de don Francisco Luque, el capellán de la Fuensanta , y que por
aquel entonces estaban organizando el equipo juvenil de fútbol “EL ARCÁNGEL”,
que jugaban en el “CLUB DE LOS CHAVALES”, competición que se desarrollaba en el
Estadio de San Eulogio, los domingos por la mañana.
Pasado un tiempo estos hermanos pasaron a
llevar el negocio de plátanos de la familia y fueron muchas veces las que con
el “achaque” de hablar de fútbol con ellos, nos pasábamos por su “Cuartelada”
para comer unos pocos plátanos. No puedo dejar de recordar a Francisco Castro,
el segundo hijo del dueño de “HUEVOS CASTRO”, que por aquellos tiempos se
dedicaba a dar portes con su moto-carro y uno de sus portes casi habituales,
era dejar seis cartones de huevos en la Casilla de Peones Camineros, tres veces en la semana
y de camino llevaba a la Universidad Laboral
(1957), cuatro piñas de plátanos, precisamente de los hermanos Langa; nada más llegar al almacén de la Laboral , la que siempre se
hacía cargo de estas piñas, era la empleada más joven que había en la Universidad Laboral ,
que no era otra que Concepción Alfaro.
EL
PAQUI
También hablando de la “Huerta Milana”, “PUENTE
DE LOS DIABLOS”, “PUENTE DE SANTA MATILDE” y “PUENTE DE BURRICIEGOS”, quiero
recordar aquí al “Paqui”, Francisco Torres Diez, un jugador de fútbol que
prometía muy buenas maneras de goleador, pues tenía un buen regateo en corto y
mejor disparo a puerta. El padre lo tenía en un puesto de verduras en San
Agustín, este trabajo le ocupaba la
mañana, y lo compaginaba jugando en el
Almodóvar aquel gran equipo de gente joven que hizo Rafael Campanero
Guzmán. Este equipo fue como su tarjeta de presentación en el mundo del fútbol
en Córdoba.
La vida se cruza muchas veces del revés para
muchos y eso le pasó al “Paqui”, que descuidó el fútbol, y se enamoró muy joven
de una hija del arrendatario de la “Huerta Milana”, El y Ramoncito, fueron dos
auténticos peloteros de los que se privó Córdoba.
El acceso a Lope García a través de la Fuensanta , “PUENTE DE
LOS DIABLOS”, y “PUENTE DE BURRICIEGOS”, se interpretaba “lejos” y peligroso
para nosotros por la tentación de las huertas. En una ocasión por intentar
coger unas lechugas y algunos higos, nos hicieron limpiar durante una hora,
unas cochineras, llenas de chinchorros y otros bichos. Fue un desalmado llamado
Eulalio Rodríguez, “El Chato”, que estimamos que se pasó en aquella ocasión,
porque con un vergajo de toro, nos amenazaba continuamente. Por esta razón,
siempre que íbamos a Lope García, los hacíamos por la Calle Pintor Muñoz Lucena, y es
que en esa Calle de Cañero, nos sentíamos como en nuestra casa, pues eran
muchos los vecinos que allí vivían que fueron vecinos nuestros de San
Lorenzo y calles de alrededores.
Cerca de la Huerta Milana , hubo en su
tiempo un espléndido melonar y su dueño entraba en la Taberna- Estanco ,
de los hermanos Toledano, de La
Reja de Don Gómez. Allí cuando terminaba su trabajo de pintor
solía entrar Rafael Sojo, que vivía en la Calle Pintor Muñoz
Lucena, muy cerca del “PUENTE DE BURRICIEGOS”. Este Rafael Sojo, había estado
en Holanda, y había juntado unos dinerillos y quería hacer algún negocio. “El Paqui”,
le presentó al dueño del melonar y casi le convenció para que empleara sus
ahorros en comprar la producción, eran melones “Piel de sapo” calidad muy
acreditada en Córdoba.
El bueno del Sojo, se marchó a su casa y
empezó a darle vueltas a la cabeza. Se llegó al Bar Tarugo y allí habló con
Serafín Herrera, que era muy amigo suyo, pues a ambos les apasionaba el mundo
de la pesca. Éste en compañía de su amigo Antonio Salas, le recomendaron que se
buscara un socio para el negocio, y fue Manolo Rioboó, el que le convenció de
que los vendiera fuera y a poder ser en el País Vasco, que allí eran muy
apreciados.
Efectivamente encontró el socio que era un
tal Paco León, que trabajaba en el Centro Sevillano, de farmacia, y juntos,
decidieron buscar un camionero y organizar la expedición. En el camión con los melones, viajaría el
Sojo y el conductor. Salieron para Vitoria y después de un viaje bastante
normal, amanecieron allí cerca de la
Plaza de un Mercado, e intentaron vender los melones, que por
razones comerciales dijeron que eran de Montalbán. Poco a poco, se dieron
cuenta que nadie echaba cuentas de los melones, y el conductor aventuró:: “Ni siquiera no los los piden “prestados”,
para hacer pesas o algo por el estilo. Faltó que pasara la mañana, para darse
pronto cuenta de que no había posibilidades de negocio, pues apenas si habían
vendido media docena de melones. Bien era verdad que se trataba de una época en
que los vascos desconfiaban de todo y de todos. Casi derrotados y con ánimo de
probar en otro sitio, se llegaron a una Localidad que se llamaba BERGARA, y lo
primero que les llamó la atención era una taberna que se denominaba “La Chica Carlota ” y
allí se pararon y hablaron con todo el que llegaba y pronto se dieron cuenta de
que unos a otros se llamaban por Galiot, Rider, Chófles, Aguayos, Wic, Ruz, etc.
etc. Y les resultaban algo familiares por su forma de hablar y que el melón
para ellos era de suma conocido, pues el que más y el que menos, los había recolectado más de una vez cuando en Córdoba trabajaron en “EL CORTIJO DE LAS
ALFAYATAS” . Aquel cortijo en el que Antonio Aguayo, era el encargado. De esta manera casi vendieron más de medio camión, con lo que
cubrieron gastos.
De vuelta a Córdoba, el resto de melones se malvendió en la Calle María
Auxiliadora, en Casa La
Piconera , Casa Amparito y en Casa de la Garrota. Eran los
tiempos en que a la Calle María
Auxiliadora, llegaban los Castro, que compraron la “Casa Colorada” por 225.000
pesetas y un pavo, dicha operación se cerró entre Francisco Castro y Cristóbal,
y lo firmaron en Casa Novella del Realejo. Ahí empezó su andadura “HUEVOS
CASTRO”. Era el año de 1962.
Y a este respecto Rafael Ruíz Lucena, uno de
los cordobeses que impulsó la “CASA DE CÓRDOBA”, en Badalona, nos decía: “En el
Califato de Córdoba, el nombre de Abderramán, se repite tres veces, pues bien
en el Califato del Toreo, tenemos: “Un
RAFAEL MOLINA SÁNCHEZ “LAGARTIJO”. (1841-1900). Un RAFAEL GUERRA BEJARANO
“GUERRITA” (1862-1941) y un RAFAEL GONZALEZ MADRID “MACHAQUITO” (1880-1955).
Además de otros veintitantos toreros, con el nombre de Rafael. En esta relación
no tengo más remedio que mencionar a Rafael Saco Bejarano, hijo del “Niño Díos”
que un festival que organizó, como no, el cura Novo, toreo de maravillas. También aquel día actúo muy bien Felíx, el hijo de la lechera de la Calle María Auxiliadora que actualmente se encuentra en Brasil.
15 comentarios:
Se dicen tantas cosas, que al final no me he enterado si el asilo Madre de Dios existe ya o no. ¿ Donde está?
He visto que a los frailes los autorizaron a pedir limosna. Sería una especie de concesión administrativa. ¿ Nos la dará en el futuro "El Coletas"?
Se nombra La Feria de los Discretos de Pio Baroja, y a su protagonista Quintín, aunque se omite su frase de despedida de Córdoba: " Ahí queda eso".
La derecha e izquierda descrita por Baroja en Córdoba en aquellos años es la misma que hay ahora.
En definitiva ¿ donde está el asilo?
Saludos.
Esrimado Anónimo:
"Se dicen tantas cosas", Efectivamente y me complazco en ponerlas, pero lamento que confunda muchas veces a lo que lean estas letras.
En un párrafo se dice:
"El Asilo Madre de Dios y San Rafael, continúo abierto y con algunas renovaciones hasta la entrada de la democracia en que se desalojó llevando a los ancianos que quedaban a unas instalaciones más pequeñas que existen en la Calle Isabel II. La Iglesia mientras tanto siguió abierta e incluso en una ocasión (1979), sirvió para venerar a la Virgen de la Fuensanta, por obras en el Santuario, a partir de ahí, la Iglesia se fue abandonando y en la actualidad permanece cerrada en lamentable estado. Todas las imágenes fueron trasladadas al Museo Diocesano de la Catedral."
Ahí queda explicado lo que usted pregunta. En cuanto al lugar en donde estaba el Asilo, también se dice que los frailes se salieron a la Puerta de Baeza, junto a la Calle del CÁÑAMO. Hoy actualmente está convertido en la "CASA DE LA JUVENTUD" Enfrente del HOTEL AVERROES.
El que le autorizó a pedir limosna fue el Obispo,no fue nada de tipo administrativo.
En cuanto a lo que dice usted de un tal "Coletas", las urnas quitan y dan razones.
La novela "LA FERIA DE LOS DISCRETOS" la leí en su día, y ahora no se trataba de citarla literalmente.
En cuanto al comentario de los políticos de izquierdas y derechas que usted hace, sus razones tendrá usted para opinar así.
Saludos
Lo de la concesión administrativa es un comentario irónico.
Y como las da el gobierno, por eso se nombra al "Coletas".
Totalmente de acuerdo con usted, lo que pretendo es que sepa en donde estuvo el CONVENTO MADRE DE DIOS, y POSTERIOR ASILO MADRE DE DIOS., es en donde actualmente ESTA LA CASA DE LA JUVENTUD, al lado de la calle que de antiguo se llamaba CÁÑAMO.
Lo del "Coletas" que usted me dice, es un problema para que cada persona o ciudadano, lo estudie. Yo, no daré a nadie clases de política.
Bastante sufrí con la política en Westinghouse, los 38 años que estuve.
al final se llamó ABB, pero ni siquiera me acuerdo. Yo el nombre que casi siempre recordaré es el de: CONSTRUCTORA NACIONAL DE MAQUINARIA ELÉCTRICA, CENEMESA, empresa, que para muchos de nosotros fue como una auténtica madre.
Al menos esa es mi opinión.
Saludos
El esfuerzo y dedicación que Vd. Sr. Estévez dedica a Córdoba en este blog es encomiable y digno de reconocimiento.
Como sugerencia, si me lo permite, le diría que su memoria enciclopédica de individuos y lances diversos es muchas veces para iniciados o testigos vitales de los mismos, ya que el resto necesitamos un seguimiento más pausado; lo que se dice ir de la mano.
Espero que no cese en sus entregas y que, si puede ser, alcancen un ritmo regular que los asiduos agradeceríamos. Muchas gracias.
Estimado Anónimo:
Comprendo lo que me dice, pero es que llevo a Córdoba en mi corazón y lo que escribo me sale a borbotones. Pregunte lo que quiera o por el correo directo y yo le aclararé lo que sepa.
Saludos.
En el blog que se titula algo así como Asilo Madre de Dios, se habla de muchas cosas relacionadas con el título, pero se acaba narrando una venta de melones "piel de sapo" en el país vasco, y por eso he estimado que tengo derecho a comentar algo relacionado con la política actual, al estar viviendo, mal o bien, en esta tierra donde se cultivan melones de esas características.
En una población de aproximadamente 80.000 habitantes 136 militantes de un partido político han elegido a su representante a las elecciones municipales, y están muy contentos, según el periódico, porque puede convertirse en el próximo alcalde o alcaldesa.
He seguido con interés la elección de la señora o señorita Tania en Madrid, y allí a pesar de lo que se ha publicado de inmobiliaria, contratos a los familiares, etc, también ha ganado, y eso me lleva a pensar de que los pocos que la han votado ya piensan en que los beneficie con contratos, inmobiliaria, etc ( Lo de inmobiliaria me recuerda la película El Padrino, cuando quiso hacerse más presentable).
Como se puede observar pocos deciden lo que interesa a un colectivo mucho más amplio, y en lugar de La Casta, lo más adecuado es llamarlos La Mafia.
Saludos cordiales.
Estimado Anónimo:
De verdad que no se que contestarle pues me pilla usted un poco en fuera de juego. No creo que tenga nada que ver lo que yo he intentado poner con nada que se parezca a algo referido a las elecciones.
Por supuesto que usted tiene todo el derecho a hablar de lo que usted estime conveniente, pero al menos dígame cual su población, para conocer una ciudad, pueblo, o población que produce ese fruto tan importante en nuestra cultura.
Saludos
A San Lorenzo lo llevo en mi corazón, al santo no al barrio. Bueno al barrio también pero en un segundo plano.
San Lorenzo fue un hombre con un sentido del humor grandioso.
El funcionario del imperio romano, le exigió la presentación del impuesto de sociedades. El funcionario era de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, conocida por las siglas, AEAT, y que en el departamento de Recaudación ingresara los tesoros de la Iglesia.
Al día siguiente se presentó con la mayoría de los pobres de Roma.
El funcionario interpretó que le estaba tomando el pelo, y lo sancionó con la parrilla ( infracción tributaria grave).
Y no quedó ahí la cosa. Estando en la parrilla le dijo: Dame la vuelta, que por esta parte ya estoy tostado ( refiriéndose en eso de tostado a la excesiva confiscación de los impuestos).
Viva San Lorenzo, el santo, para el barrio ya hay otros más capacitados que yo.
Saludos.
Estimado amigo anónimo:
Estoy de acuerdo básicamente con usted, pero no en el sentido que dice
de: "A San Lorenzo lo llevo en mi corazón, al Santo, no al barrio" A un santo no necesita que nadie le eche apoyos, en cambio a San Lorenzo si, por todo lo que representa.
Las únicas personas que por regla general no te engañan, son una MADRE, y la mía me inculcó un amor grande a este barrio. Yo no le pido a nadie
lo que tiene que sentir o desear, pero al menos que me dejen que yo ame a mi barrio.
El otro día leyendo unos documentos leí que Fray Hernando de Talavera, el arzobispo de Granada, que estuvo en los últimos momentos con la reina Isabel la Católica, llegó a vivir en el Alcázar Viejo, pues por ello he felicitado al que vende las "Orcasinas" en la Puerta del Patio de los Naranjos.
Saludos amigo
Que son "las orcasinas"
Saludos.
Amigo anónimo:
Algunas veces por el Patio de los Naranjos, hay un vendedor de lotería, que entre otras cosas, y además de muy buena persona, es forofo del equipo de fútbol del Barcelona.
Y muchas veces suele adaptar las palabras que no retiene en la memoria, a lo primero que le sale en la pronunciación. Un día pasó por por delante de este vendedor y le dijo: ¡Qué como va la venta de "orcasinas"! y así de broma, se quedó esa frase.
Pero realmente lo que vende este muchacho son unos pequeños artilugios,
de barro con dos o tres agujeros, que se llaman OCARINAS. y Al parecer son unos instrumentos musicales muy antiguos.
Todos los días está en la Puerta del Patio de los Naranjos, en incluso,
suele dar hasta un pequeño pentagrama con algunas notas e instrucciones para tocar algo melódico.
Saludos
En l¡a Westinghouse, un perito comentaba de otro: "Ya le está tocando la ocarina al jefe".
Desde entonces sé yo que la ocarina es un instrumento musical muy empalagoso.
Saludos.
Amigo anónimo:
Me he encontrado hoy a un antiguo jefe de la Westinghouse, al que de forma cariñosa le llamaban "El Becario", y posiblemente el te contara esa muy buena anécdota.
Pero no, la anécdota la protagonizó uno que vende lotería por el Patio de los Naranjos, que le arregló una avería de electricidad a una tal Ramona, y que tuvo la virtud de que cuando encendían el dormitorio se apagaba la tele y cuando apagaban el dormitorio, salía Juan y Medio.
Ya te he aclarado lo de la "Ocarina", que es un instrumento que ya se utilizaba en la antigua India.
Saludos
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