En aquellos tiempos de 1940-1955,
la palabra Pascual nunca se podía
asociar con la leche o el zumo. Con el zumo porque los naranjos era un cultivo
de huerta, en donde se intercalaban con otros árboles frutales, y para nada
existían la plantaciones de naranjos intensivas y de poca altura para facilitar
su cosecha y explotación como ahora ocurre.
Aparte de que no existían infraestructura de regadíos en el campo para
el agua que necesitan estos árboles. En cuanto a la leche, era tan escasa la leche
que se bebía en las casas, que la medida del "cuartillo" era lo que
solíamos comprar quien lo compraba, aparte que se producía un 400% menos que en la actualidad.
La poca o mucha leche que
comprábamos lo hacíamos en casa Natalia, que tenía el puesto de leche, por el
encima del Horno de doña Pepa, y casi enfrente de la espadaña del convento de
Santa María de Gracia, que estaba casi siempre coronado por un nido de
cigüeñas, que al decir de Pascual el
vecino de Sandalio y Dámaso los "Mellizos", eran las mismas aves que
volvían todos los años. La mayoría de los vecinos del barrio sabían que las
cigüeñas, con su "crotar" avisaban a las monjas de la hora de tocar vísperas. Las cigueñas eran como una inquilinas más del Convento.
Nos contaba Pascual Nacarino, que ese era su nombre, que cuando fue derribada
la casa del horno, allá por el año 1980, hubo muchos interesados en conseguir
un pequeño azulejo, que con la imagen de una Virgen, coronaba la puerta del
citado Horno, al parecer un nieto de doña Pepa, fue el que de madrugada se
quedó con el azulejo. El azulejo era una representación muy tosca de una
pequeña Virgen que apareció en esa casa al obrarla al principio del siglo XX.
La imagén de la Virgen se encuentra en lo que fue el Museo diocesano.
Hablando de imágenes,
tenemos que decir que a la pequeñita Virgen del Pósito, que se venera en la
Iglesia de San Rafael, alguien le ha robado la pequeña corona, y
para ello le han destrozado la cabeza.
EL PRIMER PASCUAL
La primera vez que oímos el
nombre de Pascual, fue cuando
empezamos a ver aquellos tebeos de Pulgarcito que aparecieron allá por el año
1953, fue una serie creada por Nadal, en la que su autor evidenció sus dotes
como guionista y dibujante. En los años cincuenta, en la sociedad española de
posguerra, circulaban bastantes ejemplos de aristócratas y rentistas venidos a
menos, que intentaban aparentar un rango y fortuna que ya estaban lejos de
disfrutar. El "batín de brillo" era la prenda de vestir que los
distinguía. El “señor” Pascual que nos mostraba aquella serie, era envidioso,
tacaño, tenía mal humor y le gustaba ganar dinero de la manera más fácil
posible y, lógicamente, sin trabajar. Al “señor” le gustaba rodearse sólo de
personas de su misma clase social en un mundo en el que las apariencias eran lo
más relevante.
Personaje entrañable como doña
Urraca, o don Pio, eran personajes que retrataban a nuestra sociedad. El simpático criado con sus "patillas·
pugnaba por ser el comic más leído, y se disputaba el primer puesto por ejemplo
con los hermanos Zipi y Zape, más o menos como hacen ahora las televisiones,
que baste que uno saque un programa de cocina, para que todos los días y a
todas las horas, tengamos programas que ahora le llaman Máster Chef. Ahora parece que la cocina es la ciencia del futuro.
Posiblemente en aquellos años de
1950, estos programas eran impensables, primero porque las instalaciones para
guisar, eran escasas, y segundo que la costumbre al buen comer, era cosa de muy
pocos. En aquellos tiempos la carne del cerdo se resumía en carne de magro y
carne de lomo, aparte claro está los correspondientes jamones y paletillas. Hoy
en cambio y desde la Comunidad Económica Europea, nos lo presentan con quince o
veinte tipos de carne, pero el marrano sigue siendo el mismo. Los menús que
mucha gente comía en aquellos tiempos eran a base de pan con aceite y aceitunas,
y una vez que otra "patatas al columpio",
Aquellos años, eran una época de
tebeos, y éramos felices con tener un par de tebeos de los que fueran para el
fin de semana. Íbamos a cambiarlos a Casa "Bizcocho" que estaba en la
Calle Isaac Peral, y allí se disfrutaba de contemplar la esmerada clasificación
que aquel hombre presentaba de sus tebeos. El tal "Bizcocho", hermano de
Luis el estanquero de San Lorenzo, era un hombre que hablaba poco, pero tenía
fama de ser muy formal en su negocio. Más chirigotero era "Casa Leal",
en la Calle El Toril, que también vendía y cambiaba tebeos. Pero éste te
recibía siempre con un enorme lápiz que a modo de broma, solía utilizar para
sumar dos más dos. Cuando le preguntaban que porqué estaba serio, él
contestaba: "Es que tengo cara de hambre, de ver tantas cocinas como tengo
enfrente", y es que allí en la Calleja el Toril, se vendieron casi todas las cocinas llamadas de petróleo.
En torno a los tebeos, todos los
domingos, se formaba una especie de "Mercadillo" en los alrededores
del Gran Teatro, en donde se vendía y se compraba tebeos de todas las clases. Allí
acudían chicos y grandes de toda Córdoba, y se solían ver grandes colecciones,
aunque los más solicitados eran el Capitán Trueno, Roberto Alcázar y Pedrin, "El
Cachorro", El Guerrero del Antifaz, Tony y Anita, Pacho Dinamita, El
Jabato, y luego en menor proporción los comic de risa, como Pulgarcito, El TBO,
Jaimito, y también algunos llevaban tebeos de "hadas" como por
ejemplo los de Corín Tellado.
Pero haciendo honor al nombre de "mercadillo",
allí se aprovechaba la ocasión para cambiar de todo, y para ello acudían
incluso padres para cambiar estampas del "Ladrón de Bagdad", aquella
colección hizo historia al igual que la película de 1924, que fue considerada
como una película distinguida en la Biblioteca del Congreso de los Estados
Unidos, luego después se hicieron varias versiones. Las estampas más difíciles
de aquella colección del "Ladrón de Bagdad", eran el "Caballo
roto", "la Estera" y el "186", Pascual Yáñez, el ordenanza de la Audiencia Provincial, tenía una
gran colección.
Y como ahora modernamente todo se
politiza, ya hay quien ha dicho que aquellos simpáticos tebeos del Capitán
Trueno, que siempre se le identificó como el caballero español por excelencia, y
que llegó a superar tiradas de hasta 300.000 ejemplares, que los autores, bien el
guionista o los dibujantes, ya reivindicaban por aquellos tiempos su
catalanismo con el escudo que presentaba el héroe en el pecho.
Edelmiro Pascual Ortega, de la Calle Mucho Trigo, poseía una gran colección
de tebeos del Capitán Trueno, y se la jugó en una partida de parchís del "Bar
Bracero" de San Pedro. Eran tiempos en que se jugaba a casi todo, esto no lo
contaba Florencio "El Chapu" de la Calle el Viento, que terminó a
cargo de los comedores del Colegio Público la Aduana, él y su amigo Berenguer
de la Calle el Potro, vieron más de una vez como la gente se jugaba
prácticamente hasta la "pelliza".
Buena parte de aquel "Mercadillo"
se terminaba cuando llegaba la hora del cine. La mayoría de los que
participaban en el "Mercadillo", eran chavales jóvenes que acudían a ver la
película y normalmente entraban "al Gallinero", allí y una vez
acomodados, se apagaban las luces, y de momento era como si empezaran dos "películas",
una, la que se proyectaba en el telón y otra la que tenía lugar en el mismo "gallinero",
en donde la pequeña "Serrita", se convertía en la protagonista,
demostrando toda su capacidad escénica, ya con unos y con otros. Pero también
los había, de los que aprovechándose de aquella total oscuridad querían
recolectar "huevos" en aquel gallinero. Más de una vez al grito de: ¡¡Aquí
hay uno que me quiere tocar..........,!! se encendía la luz, se suspendía la
película y al instante subía una pareja de "guardia de asalto", pero
al final todo quedaba en una falsa alarma, pues los recolectores de
"huevos" desaparecían como por encanto. A la "Serrita"
nadie la molestaba porque ella era como de la casa. Pasado el rato y con el
Patio de butacas mirando para arriba, se apagaban las luces y empezaba otra vez
la película..
LOS CONTRASTES
Otro recuerdo relacionado con el nombre
de Pascual, era el que nos llegaba
cuando íbamos a la que se llamaba la "Misa de los Cazadores" y que
tenía lugar en la Capilla de Mármol rosado de la Iglesia de San Pablo. Allí
cuando a las 5 y media de la mañana o cosa así, escuchabas la Misa y nos llamaba
mucho la atención que en la oraciones finales, se mencionaba a un santo con el
nombre de San Pascual Bailón, luego
nos enteramos de que aquella Misa se celebraba para los que habían participado
en la "adoración nocturna" durante toda la noche, y ese Santo, era su
patrón.
Pero Córdoba era una ciudad de
contrastes. Mientras unos salían de misa, después de oír plegarias y cantos a
San Pascual Baylón, fuera en la
calle San Pablo, cada uno iba a su ritmo, empezando por los panaderos del
cercano Horno de la Catalana, que
cargaban sus carrillos hasta lo indecible, y es que por aquellos tiempos los
repartidores de pan, se hicieron buenas las teorías de Taylor y Fayol, en lo
referente a trabajar por cuenta. Los panaderos empezaron a "vender el pan
por cuenta" y aquello les dio muchas ganancias. Ese fue uno de los gremios
de trabajadores que más ganaba, y lo hacían incluso ganando más del doble que
los profesionales que elaboraban el pan. Aquella época de "bonanza"
para los repartidores, la "sellaron" y nunca mejor dicha la expresión
con aparatosos sellos de oro, que casi todos solían llevar en su dedo anular.
Un panadero que representaba esta
forma de trabajar, era Rafael Pedraza, que repartía por Cañero, y solo le
faltaba llevar en lo alto del carro-triciclo, una caja registradora. Su hijo
Rafael Pedraza compañero del Colegio Gran Capitán, era de los que decía que su
padre ganaba 5.000 pesetas al mes y ese sueldo en aquellos tiempos, era todo un
lujo, pues eso sólo lo ganaban los trabajadores que se marchaban a Alemania..
Pero al margen del pan y los
panaderos, tenemos que decir que también nos llamaba la atención algunos grupos
de mujeres jóvenes, bien vestidas, unas con sus bufandas y chaquetones de pieles,
otras con sus echarpes sobre los
hombros, que parecían como princesas tirando a muñecas rotas por el cansancio
de toda la noche. Efectivamente algunas se veían venir cansadas, cansancio que
intentaban disimular con sus maquillajes y pinturas, y es que la mayoría habían
estado toda la noche entregadas a su trabajo.
En una ocasión pudimos ver a dos
hermanas que aunque apellidadas Montes, todo el mundo las conocía en Córdoba, como
las "bomberas". Nadie va a decir nada que ellas no dijeran, cuando de
forma un tanto sorpresiva, se presentaron en 1956, en aquel Teatro Victoria, de
nuestra Feria de Mayo, bailando al son de: Maera Maera y más Maera. Algunos vecinos
del barrio, se quedaron sorprendidos cuando pudieron ver a las hermanas,
enseñando sus braguitas, al soniquete de: Maera Maera y más Maera, y esta cantinela se repetía una y otra vez y enseñando sus bragas. El
público aplaudía a rabiar y todo el coro en número de unas 20 señoritas,
enseñaban sus encantos. Aquello nos hace recordar que después de
tantos años en Córdoba, HORTIGON, la casa de los encajes haya cerrado.
Pero a pesar de todas estas
cosas, había gente que decía que "estábamos reprimidos" y aún hoy día
siguen sonando todavía esos tópicos. Y si no que se lo digan a esas charpas de
"guaperas" que se juntaban en la TENDILLAS, como los Zuritos, los
Pérez Salamanca, los Mario, los Ignacio, los de la Rosa, los Jiménez, los
Sánchez Saco, los Carmona, los Gordillo, los Santi, los....tantos y tantos, que
disfrutaban de la noche como pocos. Estos grupos solían empezar en Hispania
Royal, donde el veterano Pérez, le daba a cada uno lo suyo. El problema casi
siempre para estas fiestas o diversiones era tener dinero.Y es que
en aquella época cada cual y siempre en el buen sentido, "sacaba los
cuernos" por donde podía.
Y siguiendo con los contrastes,
diremos que en Córdoba, la prostitución
fue totalmente tolerada y era un asunto personal y libre de cada uno. Sin
ninguna complicación en los alternes, a no ser claro está en que apareciera la
"parienta" o en otros casos el "pariente" ahí si había ya
alguna complicación. Existía trabajadoras del amor por determinadas calles de
Córdoba, otras por jardines y descampados, y otras más caras en confortables
casas acomodadas para ello. Las autoridades con tenerlas localizadas les
bastaba. Y no solamente vamos a hablar de las trabajadoras del amor, sino que
también se daban casos de hombres que entraban en la espiral del dinero, que
normalmente controlaba el que pagaba y el efebo o el joven se sometía a esos
dictados. En este sector desde siempre fluyó mucho dinero, y por ello podías
observar que de la noche a la mañana, el compañero que tenía tanta hambre como
tú, de pronto se compraba trajes, y toda clase de ropas, que le hacían vestir
de forma muy destacada. Posiblemente la prenda que más blandían al aire, era un
paraguas de último modelo, de aquellos buenos y auténticos de madera.
No se nos puede olvidar para
nada, aquel al que llamábamos el "Pelón", que de ser el más caricato,
mas chistoso y quizás el más necesitado, de la noche a la mañana, se convirtió
en un chaval estilizado, bien vestido con prendas y zapatos caros, que poco a
poco se fue perdiendo de nuestro entorno. Al final terminó por marcharse a
donde él quiso, y en definitiva tuvo libertad de hacer lo que le
pareció bien.
CERCADILLAS
La noche de Córdoba, para llevar
la contra a los que decían que no había libertad para nada, les podemos decir,
que el problema no era tanto de libertad, sino de dineros. Tú te ibas a
cualquier Sala de los Bartolos, y si se te ocurría alternar con cualquier chica
de aquellas, de momento sabías que la tenías que convidar a la clásica Botella
de Champagne que por aquellas fechas 1955-56, te costaba 800 pesetas, que
equivalía casi al sueldo de un albañil al mes.
En aquellas noches de Córdoba, la
zona de Cercadilla era como el epicentro de una serie de personajes, que se
movían por la noche en busca de "marcha". Eran gentes de todos
sitios, y muchos eran de la cercana Renfe (El depósito estaba muy cerca), e
incluso militares del cercano cuartel de Artillería. Un Bar que todo el mundo
conocía era el BAR FLOR, que regentado por Rafael Toledano, "manitas de
plata", funcionaba con mucha pulcritud. Luego estaba el "BAR MANIOBRA",
ya más metido en harina como se le podía llamar a aquella calle. Antonio
"El Pollero" gran conocedor de este trabajo, preparaba a sus niñas
para que dejaran buenos recuerdos, sobre todo con aquellos escotes, por el que
entraba la pasión y el deseo.
Luego como colofón de esta zona
estaba la SEGUNDA, su propietario Manolo Yergo, era un conocido en todos estos
tejes-manejes, y siempre sabía rodearse de colaboradores muy competentes y
leales. Sus camareros el popular Monchi y el Picaor, y para la animación
musical contaba casi siempre con los hermanos Conde, que eran clásicos en
Córdoba. La instalación tenía sus discretos reservados, discreción que se hacía
aún más patente, con la tenue iluminación que tenía todo él local. En una
ocasión, se planteo un problema, y es que un matrimonio de Cádiz, que tenían
familiares en Córdoba, sin saberlo ni uno ni otro, se encontraron el mismo día
en reservados distintos, sólo las discreción de Manolo Yergo, dejó aquello en
el secreto. Las mujeres de alterne como en todos sitios iban a comisión, pero
cuando el cliente era primerizo o forastero, se exponía a que le dieran su
bebida del "garrafón".
En esta Sala de Fiestas actúo
Antonio Molina, y delante de Pepín Sánchez Aguilera, contó la anécdota tan "comentada" del
traje con el que debutó en el Gran Teatro, a principios de los años 1950, y es que lo mismo de grande que le estaba el traje, fue su triunfo que le lanzó a la fama. Antonio Molina, cuando rodó la película
del Cristo de los Faroles, en las escenas que ilustraban su primera actuación
en un teatro, utilizó el mismo traje de su debut en Córdoba y todo fue como homenaje a su gran amigo Manuel Rodríguez
"Palitos", que se lo facilitó. "Palitos" era primo hermano
de Manolete, y subalterno del Banco de Santander, aunque los que lo conocían
decían de él que parecía el director
gerente de aquella entidad.
Las hijas de Fernando Fernández
Castillejo, el dueño del Bar Chaleco, que tantos entierros vio pasar, recuerda
que también tuvo oportunidad de ver a muchas chicas que con esclavas, anillos y
pulseras de oro, al salir de Rosales, le pedían a su padre un rápido comprador, no fuera que el que se lo había donado bajo
los efluvios del alcohol y la pasión se arrepintiera. Aquello como era ya casi
habitual en Casa Chaleco, había un tal Pascual
Serrano, platero de profesión que entendía de este negocio y ponía valor a
todas estas piezas.
CON LAS ESTRELLAS
El mismo Pepín Sánchez, encargado
en uno de los negocios de los Bartolos, nos contó otras anécdotas de aquellas
salas. Una la protagonizó un joven capitán de infantería, que con mono azul y
galones en rojo, salió a bailar a la pista un tanto lleno de alcohol, y
creyendo que allí mandaban sus galones, empezó a ser inoportuno. De inmediato
se le obligó a abandonar la sala, y él lógicamente se opuso, llegando incluso a
sacar su pistola. No hizo falta denunciarlo ni nada, pues allí en la sala, y
sentado tranquilamente había un militar de rango superior, que de paisano
tomaba unas copas con unos amigos. Este impetuoso capitán de gran corpachón,
fue degradado y al parecer le quitaron una estrella de su graduación. Yo ya me lo
encontré precisamente con dos estrellas como jefe de mi compañía en el Cuartel
del Parque de Automovilismo.
El día 25 de marzo días de la
Encarnación se celebraba una fiesta aniversario del pueblo de la Rambla, y
Mateo Maya Sánchez, antes de que fuera un experto en temas de soldadura, fue
cabo cartero en el Parque, y ese día me pidió el favor de que le supliera como cabo cartero aquel domingo de 1966. Con toda normalidad me encaminé al
Gobierno Militar para recoger la Orden de la Plaza, y luego al apartado de
Correos. Con mi correo me dirigí a la base de Automovilismo y mi sorpresa fue ver
al militar de las dos estrellas como Oficial de día, por lo que con todo el
respeto del mundo me acerqué a él que estaba en la puerta del Bar de enfrente que no
era otro que el Bar Siboney.
El Bar Siboney, fue testigo
muchas veces de las que liaba este militar cuando el alcohol se le subía a la
cabeza. En el cuartel todo el mundo le temía, y más aún la tropa. Por eso le
entregué el correo y me marché a la oficina para rellenar la Orden del Día,
Terminado mi trabajo y cuando me disponía a marchar para mi casa, desde lejos
me dijo: "Ven para acá zorzal", y me pidió que me acercara. Al llegar ante él,
saludándole me cuadré, y entonces me dice: "Toma esta carta y la llevas a la Comandancia
de Obejo", yo muy nervioso, le contesté, -no tengo carnet de conducir, ni
vehículo, -eso a mí no me importa-, coge cualquier camión oruga de esos y si no coges
aquel tanque que ya está arreglado, pero la carta la quiero hoy en Obejo.
El telefonista de la Base, un tal Mancera, me
ayudó y me puso en contacto con el sargento Pascual que era mi jefe en Ayudantía, al momento él me tranquilizó y con su moto Vespa
me llevó a Obejo, y allí no nos encontramos a nadie, nada más que a un
plantón, porque los otros dos soldados habían ido a por la comida al Llano Amarillo.
Luego y al referirle un día a
José Alcaide, que compaginaba su trabajo de sacristán de San Andrés, con el de
empelado civil en el Parque de Automovilismo, me llegó a decir. "Es mi
Jefe, y cuando está bebido todo el mundo en la Base le teme, yo creo que hasta el coronel, nadie quiere enfrentamientos Al final el fontanero Antonio Gordillo, que participó en algunos follones con él, me comentó
que se llamaba Guerrero, y me aseguró que cuando estaba sobrio, era un tío formidable,
pero cuando una copa se amontonaba con otra era una calamidad.
Ya que estamos aquí hablando de los
Pascual, yo quiero resaltar a mi
Sargento Pascual, todo un hombre
entregado a su profesión de militar, con obediencia, entrega y trabajo. Yo
puedo decir muy alto, que de todos los jefes que yo haya podido tener en mis
cuarenta años de actividad profesional, jamás pude ver a una persona tan
sistemática, constante y eficaz en su trabajo. Verlo resolver aquellos
mastodónticos "estados trimestrales" era para descubrirse. Educado, y
hombre con valores humanos, fue una persona que dejó en mi una gran impresión.
Bien sabe Dios, que a estas alturas de la vida, no vamos a estar para echar
piropos interesados. No, y menos ahora cuando posiblemente el peso de la edad,
lo tiene desbordado, desgraciadamente creo que él ni siquiera pueda leer este
comentario, pues me consta que su mente está pensando continuamente en sus
obligaciones de militar honrado y eficaz que siempre lo fue.
LUIS ARANDA MARTOS
Los años de 1960, fueron unos
años en donde la construcción se movió y bastante. Si había en Córdoba
empresarios "flamencos" uno de ellos era Luis Aranda Martos, que
desde la Calle Obispo Fitero en donde empezó, en aquellos años de dificultad, pronto
montó un taller con unas grandes instalaciones en Santa Rosa, y sus maderas y
su carpintería estaban presentes en muchas y grandes obras. Primero en la
Universidad Laboral, en donde hizo todo el mobiliario de las aulas y salas de estudio.
Pero fue una importante partida, la adjudicación de 4 torres completas de
apartamientos en Torre del Mar, para una inmobiliaria que obedecía a un rótulo "TOTO". Aquella adjudicación le dio mucha alegría y por ello pensó en
dar una fiesta. El tenía una persona de confianza que se llamaba Pascual, y le asesoraba en los negocios
y en muchas cosas. Se trataba de traer a Córdoba, a los promotores de la Costa
del Sol y darles una fiesta. En esa idea estaban los herreros que eran los
Sillero, y también los fontaneros que era Ildefonso Navarro.
Pero Luis Aranda nos esperó a que
los fontaneros, ni los herreros, se mojaran en el asunto, y él, ni corto ni
perezoso, se citó en el Bar SALVARIN, con Manolo Yergo, y consiguió un acuerdo
muy especial, que por el importe de 300.000 pesetas, le alquilara la Sala de
Fiestas la SEGUNDA, para Luis Aranda y sus amigos de la Costa del Sol, según
parece a aquella fiesta también acudieron alguno de los Sillero, que a la
postre habían contratado toda la carpintería metálica en perfil 34, del tipo de
Mondragón. Esta información nos la facilitó Antonio Luque Obispo, que trabajó
en Luis Aranda Martos, y fue el que a la postre se llegaría a pagar el importe
de la fiesta..
Por parte de los fontaneros no
acudió ninguno de los posibles, pues el encargado de Ildefonso Navarro, que era
Pascual Jiménez Escudero, era un
gran profesional, pero no le gustaban estas fiestas salidas un poco de tiesto.
Al hablar de la Córdoba de la
diversión, nadie como los BARTOLOS, para dar fe de ello. La familia de los de
La Rubia, son los que más pueden hablar de esta Córdoba de las libertades, o
no. Que empezaban en unas copas en el Hispania Royal (La cafetería de los
Cuernos), y terminaban a altas horas de la noche en el Hotel Montes, para a
modo de "tomar la espuela" meterse una taza de caldo que siempre
ayudaba a conciliar el sueño.
No hemos hablado de otras salas
de fiestas que habían en las afueras de Córdoba, ni hemos hablado de las casas
de citas, que con nombre propio figuraban en la Córdoba de aquellos tiempos.
EL QUIOSCO DE LA RIBERA
Y no digamos en el mundo
prohibido de los juegos, que el que no jugaba es porque estaba
"tieso" o no sabía. Había sitios para el juego que se jugaba hasta el
amanecer, concretamente había un habitáculo detrás del Quiosco de la Ribera, en
donde un personaje popular al que denominaban "El Comandante" montaba
allí sus interminables partidas de todo, Allí acudían después de terminar sus
trabajos, los camareros, del Barril, del Boston, del Bar Plata, del Gran Bar,
de Hotel Córdoba Palace, que se enfrentaban a médicos, abogados y profesionales
de todas clase.
Y es que el Quiosco de la Ribera
era un lugar muy especial y estaba abierto las veinticuatro horas del día, y
esto le era permitido por estar ubicado al borde de la carretera de Madrid, que
era el Paseo de la Ribera. Allí entraba un camarero de Casa Salinas, llamado Pascual, que era gran amigo de José
Martínez, el "guardia de asalto" que
regentaba este quiosco y le ayudaba a la hora de controlar a la clientela.
Por el Quiosco pasaban desde
poetas como Ricardo Molina o Juan Bernier, a toda clase de personas. Había
noches que el establecimiento estaba atestado de público, que bebía, cantaba y
hasta comía. Allí se dieron grandes fiestas y también hubo algunos roces
propios de los celos y él alcohol. De vez en cuando una mujer salía al exterior
y tras ella un cliente. Ya en la calle irían a donde les diera la gana, pues
por allí estaban cerca la Calle de la Feria y Cardenal González, en donde había
casas de citas. Un buen notario de todo este movimiento era el singular "MAERO",
personaje que era el dueño de la mayoría de las barcas que por aquellos tiempos
surcaban el río. El día que se mató Pepín Moreno, la noche anterior había estado de fiesta allí con su novia la popular "Tomata".
El "Maero" era un primer
espada en los asuntos del juego en Córdoba, lo mismo jugaba en la partidas que
montaba "El Comandante", que se le veía por el Bar Bracero, Casa
Castillo, Casa Gamboa, la "Taberna de los Perros", o el Quiosco de
Guerrero, en plenos jardines de la Victoria. En el juego del parchís no
solamente jugaban los que estaban sentados en la mesa, sino que a veces solían
jugar haciendo "apuestas" todos los que estaba alrededor. Los Pano,
Alfonso Espejo, El Duque, el Miráime, el Regañón, el Limpia, el Maero, el Curreles y
el Botines, todos ellos eran grandes profesionales de este juego. También muchos de nuestros toreros gustaban del juego en donde fuera.
Puestos a apostar me contaba un
día Pepe Martínez, el tabernero de los Perros, que un día que estaban todos las
mesas llenas de gente jugando a todo, hubo un apagón de luz, como consecuencia
de una tormenta que se desencadenó. La luz no llegaba y hubo gente que hasta
apostó por el tiempo que iba a tardar en volver la luz. Al final prácticamente
toda la Taberna era una pura apuesta.
Nos contaba Manolo Montoro Bello,
gran amigo y admirador del joven poeta Alvariño, que en el año 1935, visitó
Córdoba el poeta Federico García Lorca, y el singular Carreño, logró que se
encontraran Lorca y Alvariño. Acudieron a ver la Virgen de las Angustias
por la que Lorca tenía alguna debilidad. Luego el mencionado Carreño, en
compañía de Manolo Montoro, los llevó a "La Beatilla" y desde allí
Manolo Montoro, los invitó a la Taberna de los Perros en donde comieron un
singular plato de "Setas adobadas". Los poetas no pagaron por ser
invitados, Carreño porque estaba tieso, por eso pagó Manolo Montoro.
Y si volvemos con los contrastes,
tenemos que decir que existen muchos tópicos, que se vienen arrastrando de unos
a otros.
CARLOS V
Esta serie de Televisión
evidentemente no ha tenido el éxito de Isabel, y es que nunca segundas partes
fueron buenas, El bueno del franciscano San Pascual Baylón, llegó a conocer al emperador Carlos V, cuando apenas
debió de tener 18 años, pero queremos hablar de
Carlos V, sino de las palabras que todo el mundo le adjudica en torno a
la construcción del Crucero de la Catedral, cuando lo visitó en 1526. Todo el
mundo repite y repite lo que el emperador pudo decir, es como si de unos a otros, la cosa o las
frases se fueran pasando. En la ciencia se sienten orgullosos de su pureza,
porque a toda hipótesis se le exige una verificación. Pero en historia no
ocurre eso. Todavía está por ver que en algún sitio aparezca un documento en
donde esa expresión tome la categoría de verificada. Al igual que Julio
Anguita, "El Califa Rojo", se hizo popular por su frases de
"Programa, programa y programa", en historia había que decir lo
mismo, o lo que es igual "Documento, documento y documento".
Hay que tener en cuenta que la construcción
de ese crucero significó dejar a la Capilla de Villaviciosa, en un segunda
lugar, ya que hasta entonces había sido la Catedral Cristiana, y allí los
concejales de Córdoba, tenían reconocidos derechos de enterramiento, y con
aquel traslado esos privilegios se perdieron. Luis de la Cerda, que tiene Calle
en la parte posterior de la Mezquita-Catedral, puso un énfasis especial en esta
disputa, pero también puede pensarse, que la pérdida de algunos privilegios le
hicieran decir cosas que quizás no fueran ciertas.
EL COMPAÑERO PASCUAL
Y ya nos encontramos en la
Laboral con Antonio Pascual Cabello,
simpático compañero en aquella
Universidad Laboral, que en momento determinado llegó a decir: "Solamente
por comer estas habichuelas a la vinagreta" ha merecido la pena entrar en
la Laboral. Era un compañero de aspecto muy serio, quizás fuera por sus gafas,
pero luego era un compañero extrovertido y agradable.
En una ocasión y cuando el doctor
don Segundo nos hacía un rutinario reconocimiento de la vista, éste le preguntó
que porque no se cambiaba las gafas, que como se suele decir, eran auténticos
"culo de vaso", y un serio Pascual
Cabello le contestó: "Mire usted don Segundo, yo con estas gafas domino
perfectamente hasta el "éntasis" es decir que ellas me hacen ver las
columnas con una realidad pasmosa". Si usted va alguna vez a Grecia para
admirar el "PARTENÓN", cualquier ojo normal la ve rectas con una poca
deformación hacia el centro, pero yo puedo ver con estos cristales de
"culo de vaso" el ensanchamiento que dichas columnas tienen hacía el
centro para compensar defectos de visión que tiene el ojo normal. Los griegos
eran tan perfectos en sus construcciones, que deformaban las columnas con el
"éntasis" para que todos las viéramos normales. Con estas
explicaciones don Segundo, que no era médico de problemas de vista, se quedó "sorprendido"
como suele decirse con aquellas explicaciones y es que Pascual era mucho Pascual..
El amigo Pascual, algo mayor que yo, fue en el año 1957, cuando al verlo en
la Universidad contacté de alguna forma con él. Aprovechando las fiestas de la Inmaculada, se
celebraron en el Colegio Gran Capitán unas jornadas festivas, en las que como
colofón se celebró una velada de “Magia” en el Hall del Colegio, que estuvo a
cargo del compañero Antonio Pascual,
que se nos reveló como un gran aficionado en estas “artes”. Remató su actuación
con un simpático “ejercicio”, en el que del interior de dos tazas blancas
superpuestas, hizo salir primero “agua”, simbolizando la riada de Valencia, que
aconteció desgraciadamente por aquellas fechas, y luego, volvió a sacar una
abundante cantidad de arroz, como signo de la cosecha de la esperanza y la
prosperidad que todo el mundo deseaba. El amigo Pascual, con aquellas gafas, tan “antiguas” que habitualmente
utilizaba, sonrió (cosa rara en él), de alegría ante los aplausos de los muchos
compañeros que presenciamos aquel simpático experimento, y había hecho patente su
profecía del Progreso permanente de la Comunidad Valenciana. Lástima que ahora
nos hayamos enterado que unos políticos "chorizos" hayan querido provocar un
corto-circuito en ese proceso de mejora a base de chanchullos, estafas y
corrupciones.
Antonio Pascual, desde su tierna juventud que transcurrió en el nº 14, de la
calle Aceituno, cerca del barrio de San Agustín, siempre demostró que la horma
de sus “zapatos” se le quedaban pequeños, para las inquietudes tanto
espirituales como científicas que siempre demostró. Si por casualidad viera la obra que se lleva a cabo en San Agustín, gracias a las gestiones del incombustible Rafael Soto Gavilán, de seguro que ya hubiera calculado las miles y miles de piedras (canto rodado), que va a llevar toda la Plaza. En aquellos tiempos la espuertas de chinos de esos que se recogían de la orilla del río lo pagaban a 2 pesetas. Manolo Zamorano "El pabilo" sabía más que nadie de eso.
Era muy niño aún, cuando su padre
(gran mecánico), le compró un CINE NIC,
de aquellos que nos volvían locos a los niños de aquella época. Quizás ese fue
su primer contacto con la técnica que ya nunca abandonaría. Por debajo de su
casa vivía el organista de San Lorenzo, que se llamaba Antonio González, este
gran hombre, aunque ciego, era un sabio en todo lo que opinaba. Su gran preparación
en temas musicales, los completaba con visiones “proféticas”·y él dijo de
“Pascualin”. –Este chiquillo, con nada que se ponga gafas adecuadas, será una
persona muy despierta y con una gran visión de futuro, ya que tiene un talante
muy espiritual, solidario y científico. Además es un hombre bueno.
Con las gafas incorporadas a su
rostro, aunque muy antiguas, le permitían ver todo aquello que le interesaba, En
sus primeros años ingresó en el Colegio Salesiano, y a la calla callando,
decidió irse para hacerse “curilla” en Montilla. Al final aquello no lo vio
claro y desistió de ello. Por cierto que con el tiempo terminó en la Iglesia de
la "competencia" ya que se metió
en los Hermanos "Mormones"
Don Antonio, era aquel cura espigado
de Carmona, y él era el que reclutaba a todos estos chavales para
"curillas". En aquella clase séptima que estaba situada en el pasillo
por el que se accedía al Campo de Fútbol que rondaba con la Ronda de la Manca, pasaron
además del amigo Pascual, los Paco Morales, Fidel Revuelto, Enrique Carrasco, Pérez Segado, Fernández
Márquez, Santiago Repiso, López Castro, etc. etc. En aquellas épocas había curillas
de sobra, no pasa como ahora que los hay pero contados con los dedos de la
mano.
Aquella experiencia de clase
"piloto" para posibles coronillas (tonsura), duró sólo un par de
años, y el tiempo en que estaban en el Colegio, formaban parte de un coro, que
era el que solía darle solemnidad a las fiestas litúrgicas, y en especial
aquellas Misas del Gallo, que hay que decir que el Colegio Salesiano, fue
pionero en Córdoba en este tipo de celebraciónes.
Recordamos aquella Nochebuena del
año 1954, en que la mayoría de mis vecinos fueron a la Misa del Gallo, e
incluso un tal Mariano Páez, que no era habitual en las Iglesias, pero aquella
noche quiso ir a la Misa el Gallo. En aquellos tiempos se entraba a la Iglesia
por la "Puerta de Los de Pago" en donde el portero, aquel hombre que
tenía fama de mal encarado, cumplía con su misión "seleccionando" a
los que no estaban en condiciones para entrar. Entre ellos no dejó entrar a tal
Mariano, porque incluso llevaba hasta una
garrafita de coñac de aquellas del pelotazo.
Entre discusiones de que si y que
no se puede entrar, el portero se veía negro para contener a algunos que iban
más cargados de la cuenta. Al final el pobre "Bizco" como así le llamábamos
los nenes, los pudo pasar a una estancia que había allí a lado y que no era
otra que el Comedor de los gratuitos. Allí Mariano, Fimia, Ríos, Camacho y José
Nieto, empezaron a beber y a cantar y hubo gente de la Misa que estaban más
pendientes de las voces que llegaban del Patio, que de la propia Misa. Al final
todos bebidos con bastante coñac, con lo mal que sienta estas borracheras, se
volvieron belicosos en sus protestas, y se dedicaron a romper los platos y
vajillas que allí había guardadas como comedor que era, y tuvo que ir la
"guardia de asalto" para sacarlos de allí.
En aquella misma estancia que
había sido el Comedor de los gratuitos, fue en donde a la altura de los 1980, José
Antonio Rodríguez, el nieto de "Pepe el Tuerto", como así se le
conocía en San Lorenzo, dio sus primeros
toques a su guitarra, en una Peña flamenca que allí se formó..
Muchas cosas han desaparecido del
Colegio Salesiano, pero aún quedan estas estancias del Colegio inicial de 1901.
Además en esas ventanas que dan a la Calle María Auxiliadora, que como ya hemos
referido pertenecieron al Comedor de los gratuitos, que un día fundara don José María
Doblado, con la aportación económica de Baldomero Moreno.
A cargo de aquel comedor estuvo
el clérigo salesiano, Don Ginés Fernández, que hoy ya mayor y con bastón, todos los lunes y los miércoles
se encuentran en el Bar de Hacienda, junto a su amigo Francisco Carrasco
Heredia, en amena charla cultural.
PASCUAL EL OBISPO
Y siguiendo con el amigo Pascual, diremos que había ingresado en
la Universidad en 1956, entró en el Colegio Gran Capitán y allí ya dio sobradas
muestras de inquietud e investigación. Recuerdo perfectamente que un día nos
llevaron al campo de deportes para presenciar el lanzamiento de un cohete que
habían preparado alumnos del Colegio Luis de Góngora, veníamos cabizbajos, pues
aquello fue un total fracaso y eso que en aquel proyecto intervino el brillante compañero Ares Ares, pero el cohete no quiso subir y se quedó más bajo que el de Calabuch, ya que sólo subió unos 10 metros, de nada sirvió que el Sr. Moyano y el Sr. Emo, prestaran sus colaboración. El cohete fue a caer en el tejado de los vestuarios con evidente peligro de incendio por la hojarasca del tejado.. .
En el camino de regreso al
Colegio Gran Capitán, nos dio tiempo de ver pasar aquel tren "Plateado",
que para aquellas fechas 1958, era una gozada. El amigo Pascual, que era un hombre de ingenio, nos contó que España había
formalizado un contrato con la casa Fiat, para que se fabricaran 10 unidades
TAF, ya que las primeras unidades interiormente djaban mucho que desear. El primer TAF, fue presentado en
Barcelona como tantas cosas.
El tren "Plateado""
era toda una sensación verlo pasar y los alumnos de los Colegios Gran Capitán,
San Rafael y Juan de Mena, que eran los que daban a la vía del tren, se
agolpaban casi al límite de la vía para ver aquel espectáculo, pero había otros
que quisieron montar el espectáculo ellos, bajando a la misma vía y dedicarse a
poner monedas en los raíles, para ver lo que
hacía el tren a su paso. Aquello era un peligro muy serio, y algunos de los
mayores, como Pascual, Castillo y
Gutiérrez, se lo debieron comentar al Padre
Vázquez, que en seguida lo resolvió. Se puso una malla de cerramiento de tela electro-soldada a 178 pesetas em ML.
Antonio Pascual Cabello, nada más
salir de la Universidad
se colocó en la empresa Aer-Liper, en la sección de motores, allí coincidió con
Francisco Morales Cerezo y Pedro Barrios Alfaro, estos últimos en la sección de
mecanizado, pues eran torneros.
Pero al amigo Pascual, los que le conocimos nunca
pudimos imaginar que este hombre de carácter serio y pensativo, muy aficionado
a los juegos de “Magia”, fuera un perfecto enamoradizo. Disfrutaba como un
“cosaco” con sus conquistas, y fue ésta práctica de “conquistador”, la que
realizó durante mucho tiempo, además con éxito.
Como hemos dicho este Pascual, era un futurista ecológico y
pensaba continuamente en el hombre, y la posibilidad de que se quedara solo y
sin pareja. Para ello inventó una máquina la denominó "LA
PLACENTERA", dicha máquina consistía en una plataforma que dispuesta a la
altura de tu cintura, te permitía que te echaras en ella boca abajo, con toda
la comodidad del mundo. Una vez acomodado en esa postura, le dabas a un botón y
esa dichosa máquina o plataforma realizaba unos movimientos o vibraciones, que
ni la mejor vedette del mundo te los hubiera mejorado. Y todos los que la
probaron sintieron como si una "burbuja" de placer discurriera
lentamente por toda la columna vertebral.
Animado por el éxito de su máquina “placentera” quiso patentarla, pero
parece ser que su compañero, Barrios Alfaro, dio el chivatazo, y todas las
trabajadoras del “amor” de Córdoba, (Cercadillas, Calle la Feria, Cardenal González, y
hasta las de los Patos y los Portales), fueron a protestar al Sindicato y se lo
impidieron, pues se tenían que ir al paro.
Al intentar hacer una piscina,
alquiló una máquina excavadora, y se tiró todo un domingo trabajando y sin
parar, Cuando se dio cuenta no podía salir y tuvo que pedir auxilio para que lo
sacaran.
Pascual en su juventud quiso se cura, pero con el tiempo se pasó a
la competencia y se hizo de la religión mormona. (La Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días.) en donde ha llegado al grado de Obispo.
A pesar de su dedicación a las
cosas del alma, el amigo Pascual,
sigue entregado al mundo de la investigación científica en distintos campos de
la industria. Llegó a entrevistarse el ingeniero italiano Vittorio Magni ,
experto en autogiros, para actualizar los acuerdos sobre un proyecto común que
querían acometer. Tenemos que decir que este proyecto ya fracasó en CENEMESA, de
forma estrepitosa en los 1980, y creemos que también ha debido fracasar con él,
pues no se ha sabido nada de los helicópteros.
En definitiva podemos decir que
el compañero Pascual, ha sabido
alternar perfectamente sus obligaciones como “Obispo”, y su alta capacidad de
inventor e investigador. Actualmente
goza de plena salud, tiene buen sentido del humor y guarda muy buenos recuerdos
de la Universidad Laboral
Ya debe de andar por los 75 años,
y que le quiten lo bailado. Se atrevió con todo, y fue un hombre ejemplar como
amigo y compañero. No sabemos si se habrá cambiado las gafas de culo de vaso
que siempre le gustó llevar.
No queremos despedirnos sin mencionar a la "Familia de Pascual Duarte" que dió fama de Premio Nóbel, a Camilo José Cela, publicada en 1942. Camilo José Cela, ha demostrado que era un hombre de cultura liberal, pero él y no Franco, formaba parte de aquellos intelectuales que se le ofrecieron a Franco, para "corregir la información deformada que pudieran sufrir los españoles". Aquellos señores, entre ellos importantes literarios, no fueron ni panaderos, soldadores, torneros o parados, sino que fueron intelectuales que convencieron al Caudillo de que aquello era necesario. Y ellos formaron aquel grupo de censores, por tanto a la hora de hablar que cada palo aguante su vela.
Y termino con el Sr, Pascual Gañan, un ingeniero de la zona de Villanueva, que hablando poco, se lo quería comer todo. En fábrica de CENEMESA, que es en la que trabajó, posibilitó que el aceite de los transformadores, que estaba almacenado en unos 300 bidones con el peligro que ello supoñia, eliminó éste peligro sustituyendo todos estos bidones por dos depósitos de 10.000 litros cada uno en poliuretano. Pero a pesar de todo esto, éste hombre necesitaba algo más y por ello y para conciliar el dolor de cabeza, se marchó a Calmante Vitaminado.
5 comentarios:
Hola amigo Manuel:
Hoy es para estar contentos,por fin el Tribunal Supremo,ha dado la razón a las demandas del
fraude de la salida a bolsa de Bankia.Muchos jubilados,como tú y yo,podrán recuperar sus
ahorros.
También es para estar contentos,porque la mayoría de bancos,ya están quitando las clausulas
suelo de hipotecas,eso favorece sobretodo a nuestros hijos,que tenían ese tipo de hipotecas,
que eran muchos.Es para empezar a creer en la Justicia.
Poco a poco,se va ganando,pero aún queda:la corrupción,El PP de Valencia,los EREs de Andalucía
el caso Rato,el yerno del rey,la familia Pujol.....Pero hoy es para estar contento.
Saludos."ben"
Una muy buena entrada con muchos hilos conductores y que da pistas de una Córdoba, más o menos golfa, que Alfonso López recogiera in extenso hace unos años.
La discreción del autor, supongo, hace que algunos pasajes queden "recortados" y en otros ni tan siquiera se entre, aunque es difícil que a su memoria e información se le hayan escapado. Por cierto los de Torre del Mar se apellidaban Toré.
Espero que por la buena salud de este blog, no aparezca un "ben" cualquiera que distorsione el contenido y datos del mismo con resabios políticos y malas digestiones ideológicas.
Amigo anónimo:
Lleva usted razón en el nombre de aquellos promotores, pero en sus bloques, se podía ver la palabra TOTO, coronando la torre.
Lo que se hace es insinuar lo que pasaba y muchas veces no hay que poner nombres para nada.
He leído los dos libros de Alfonso López, y es una prueba evidente de que eso de "reprimidos" era un cuento chino. Lo "reprimido" sólo se puede referir a lo que Camilo José Cela y otros intelectuaales proponián al sistema, en las lecturas y cinematografía, pues lo que se refiere al juego y al sexo, ya era otra cosa.
En San Lorenzo y en el año 1956 o cosa así, en la zona de Sta. María de Gracia, montaron un despacho de bebidas y aceitunas, lo que se llamaba una "bodeguilla", y sólo era una "tapadera" para jugar por la noche a todo. Las leyes parecerían muy severas, pero todo el que tenía dinero y quería jugar lo hacía.
Y en cuanto a temas de sexo, el que tenía dinero podía ir a donde quisiera, desde el precio de una peseta, a miles de pesetas.
Y simplemente he querido reflejar algunos contrastes.
El Teatro Victoria, aquel del Maera, Maera, aquel año, le hizo la competencia al Circo Chino, pero a pesar de ello todos los días llenaba sus tres funciones.
Saludos
Me ha llamado la atención que no se diga que la prostitución estaba regulada por el Estado de Derecho, que existía en aquellos momentos.
Recuerdo que por las puertas del Instituto, pasaban las putas, casi en formación, con destino a un servicio que había por donde estaba el cine Coliseo San Andrés, para que les hicieran el correspondiente reconocimiento sanitario, para poder ejercer su profesión.
La legislación se puede cambiar, y eso es lo que pasó, la prostitución fue considerada ilegal.
Es lo que pasa ahora con esas cosas que ocurren, el Estado de Derecho puede considerarlas ilegales, y es una cosa parecida a lo de las putas.
Las putas seguirán existiendo, pero ya no las verás pasando por la puerta del Instituto.
Otra cosa, el cabaret aquel se llamaba La Segunda, lo que da a entender que había una Primera. ¿ Donde estaba esta?
Y ya para no cansar más al Sr Estévez, y en referencia a lo último escrito. ¿ Cual es el peligro de tener almacenados 300 bidones de aceite? Y por qué si se tiene el aceite en un depósito, ya no hay peligro. Y si el depósito se hace de fibra de vidrio y se rompe por la base y se derrama todo el aceite, como así ocurrió, es esa la solución.
Saludos matinales.
Amigo anónimo:
El aceite mineral que utilzan los transformadores como aislante liquido, es altamente inflamable, por lo que es suceptible de arder con relativa facilidad. Cunado hablo del aceite en 300 bidones, aquello implicaba que estuvieran apilados junta a las paredes que circundaban la zona llamada de chatarra, en donde a diario se quemaban aunque de forma controlada muchas cosas.
En una ocasión este control se escapó y se produno un incendio en fábrica, que causó cierta alarma, precisamente por la cantidad de bidones de aceite que había "apilados" en muy malas condiciones de limpieza y de materiales de desperdicio que a diario se tiraban a la chatarra.
Y ese hombre centró el problema en dos depositos, de poliuretano de color blanco, que si usted dice que se rompió, es que no era de garantía, y una fábrica importante tiene que adquirir productos que estén homologados.
La consulta de revisión de las prostitutas que usted dice, estaba en la Calle que va de la Plaza de Orive a la Calle del Coliseo San Andrés, y precisamente un practicante que hacía esas revisiones después de la guerra, lo metieron en la cárcel por "falsificar" botes de penicilina.
Posiblemente esta gente dejarían de pasar esas revisiones de tipo obligatorio, cuando apareció el seguro obligatorio para todo el mundo.
La PRIMERA, a la que usted querrá referirse estaba en el Brillante, nada más pasar las vías de tren, hacía la derecha. Esta Primera, fue regentada mucho tiempo por Ramón García, el padre de Pepe el del Caballo Rojo.
Pero antes de pasar las vías existía un solar amplio que pertenecía a los Maristas (pensaban poner allí el Colegio), y en esas parillas surgió la idea de la "Parilla Eléctrica" en donde la "Maja" por una peseta te atendía.
Saludos
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