jueves, 13 de mayo de 2010

Memoria Histórica

"Susurros" de la Memoria Histórica en Fábrica

1962-1979


La primera vez que escuché a D. Ramón Tamames, fue en aquellas elecciones de 1979, y fue durante el cierre de la campaña electoral en el espacio que TVE, concedía a los partidos políticos. El actuó como representante del PCE. Aquel pequeño discurso ante la pequeña cámara, lo presencié en la “Taberna de Casa Ramón”, en la calle del Avellano en el Barrio de Santa Rosa. Allí estábamos un grupo de amigos formado por Pepe Pons, Manolo Zurito, Luís Hernández, Juanillo Ranchal, Jesús Barba, Paco Luque Obispo, Antoñin Trujillo, El Taxista Carrataca, Angel González Tapia, y yo. El exquisito barril de “Marques Panadero” y la amistad, nos atraía a la reunión casi todos los días, la mayoría de ellos pertenecían al “Coto de Pedrajas”, finca que era propiedad del cuñado de los Zuritos.

Ramón Rodríguez, era el dueño de dicha taberna y conocía a medio mundo. No en balde había pasado la mayoría de su vida dedicado al tema de la hostelería, y no porque su hijo fuera el dueño del Caballo Rojo, sino porque había regentado lugares importantes de Córdoba, por los que se habían oído “muchas conversaciones y comentarios”. El, nada más ver la actuación del político dijo: “Lo que son las cosas de la vida, ya, hasta los señoritos pertenecen al partido comunista”.

Hace unos días el citado Economista (Ramón Tamames) en el programa “Ratones Coloraos” de Jesús Quintero, vino a decir:

“A la economía no se le pueden poner puertas como al campo. Las empresas que no son rentables se des-ubican y las que puedan ser rentables se ubican. Actualmente la gran fábrica del mundo es la China, por lo que habría que advertirle a muchos de los 4.600.000 de parados que hay en España, que ya no volverán más a sus puestos de trabajo de origen porque estos desaparecerán. Será misión del Gobierno, crear otra línea de trabajos para poder ocupar a los parados.”

Toda esta teoría expresada por este acreditado economista, la hemos padecido nosotros a lo largo de los años en nuestra querida Cenemesa. Primero fueron máquinas Rotativas (Motores), las que se des-ubicaron saliendo para el país vasco. Luego fue el desmantelamiento total de Aparellaje y Herramental. Finalmente fue la reducción drástica de empleo por las “tareas subcontratadas”, en la propia División de Transformadores, ya que de esta forma desaparecieron las Secciones de Carpintería, Aislantes, Calderería, Soldadura, y parte de Bobinaje.

Todo este proceso de “des-ubicación” fue coincidente en su mayor parte con todo el proceso de “transición política” que se dio en este país, y fueron muchos los compañeros que sufrieron todas aquellas “tensiones” y que desgraciadamente una vez conseguida la aparente “paz”, tuvieron poco tiempo para disfrutarla..

Compañeros para recordar…

En estos “susurros” de la memoria, quiero traer aquí a unos compañeros que por distintas características quiero recordarlos después de su fallecimiento. Desgraciadamente en esta agitada vida que llevamos, parece ser que tienes que morirte para que te recuerden.

Rafael Alejandre Centeno. (+ 22/04/2009)

Se sentía muy orgulloso de ser antiguo alumno Salesiano, en dicho Colegio, coincidió con Francisco Ruiz Lucena, Francisco Carrasco Heredia, José Lujan Pérez, y José Martínez Castro. Era un hombre y compañero entrañable. Desde su puesto de Cajero, ayudó a muchas personas que diariamente acudieron a él en busca siempre de auxilio. El nunca defraudó a nadie y si el no podía directamente resolver el problema, siempre te “orientaba” el camino ideal para obtener lo que necesitabas.

En su puesto de trabajo que aparentemente era cómodo, sufrió lo indecible, sobre todo cuando llegó a la fábrica la época de las “vacas flacas”. A él le tocó tener que soportar los desagradables momentos de las “suspensión de pagos” y la falta de liquidez incluso para pagar, bien los anticipos o los sueldos. Más de una vez, con las maletas del dinero en la mano les fueron retiradas ya en plena calle, por el “ínclito” jefe de crédito del Banco Bilbao. Esta situación le hacía sufrir mucho y le daba mucha pena tener que decirle a la gente “no tengo ni una peseta”.

Entre él y Baltasar Trillo Sánchez, (+ 05 de abril del 2002) ayudaron a muchas personas de fábrica a salir adelante y superar situaciones extremas. Ambos merecen la pena que le recordemos, junto a Bernardo Romero Calzado, (+) que también hizo todo lo que pudo para bien de muchos compañeros.


Rafael Baquero Doctor. (+ 13/12/2009)

Traigo aquí al singular Baquero, por su general aceptación por todo el mundo de fábrica. Todos los compañeros le querían y le apreciaban, ya que a casi todo el mundo le vendió algún que otro libro. El fue en Córdoba uno de los pioneros de aquel “Crédito Internacional del Libro”, que era propiedad de la Editorial Planeta. Posiblemente fue la persona que más ejemplares vendió de “Los Cipreses Creen en Dios”, por lo que le dieron un premio a nivel Nacional. Entrañable, dicharachero y cariñoso con todo el mundo. Gran aficionado al Córdoba Club de Fútbol, así como a su Hermandad de San Lorenzo (El Calvario).

Empezó a trabajar en Almacenes y seguidamente pasó a Procesos de Trafos, con el Ex Arbitro, Eutiquiano Torrico, coincidiendo con el “sabio en astronomía” Manuel Flamil Cañete. Desde allí pasó a Personal en dónde se jubiló en el 1990.

Era un veraneante enamorado de Torre-Nueva (Motril), en donde de un año para otro, tenía a todos los veraneantes de la playa como clientes de sus libros. Su semblante siempre sonriente y bromista debe de ser recordado por lo servicial y buena persona que fue.

Amalia González Cerezo (+ 07/02/2009)

Esta compañera además de mujer de exquisitos modales, fue una excelente profesional. Educada, discreta, esta gran mujer por todos los departamentos que pasó dejó estela de compañerismo y clase humana.

Recién entrado en fábrica (1962), recuerdo aquellas horas de salida sobre todo al mediodía, en que de las oficinas de Aparellaje, iban apareciendo en dirección al autobús, las hermanas de Luís “Cartones”, Isabelita y Mari Carmen Rodríguez Blanco, la hija de Vicente Crespo, Carmen “Miranda”, Esperanza Ponte León, siempre secundada de sus garbosos andares y su planchada falda de “tergal a tablas” y como no, la siempre sonriente Amalia, con su imponente buen tipo y elegante vestir.

Amalia, en Oficor de Transformadores, formó equipo de trabajo con Carlos Hacar y Dionisio Palacios, y este pequeño grupo de profesionales dejó constancia de una eficacia altísima, pues las ofertas y los pedidos llovían como churros. Decía el bromista de Tafur, que trabajaban al son que marcaba con el lápiz el músico Carlos Hacar. Más tarde pasó a Aparellaje, en donde mostró un abanico de cualidades que la avalaban como una gran profesional.

Era gran aficionada al Córdoba Club de Fútbol, acudiendo todos los domingos en compañía de su hermano y cuñada a su localidad abonada de preferencia. Vestía elegante y rivalizaba en tipo con cualquier compañera fuera joven o menos joven. Le gustaba veranear en Torre-Nueva (Motril), y coincidió allí muchas veces con la familia de Rafael Baquero. En sus años de vecindario en el barrio de San Agustín, dejó muy buenos recuerdos entre sus vecinos.

Poco antes de morir y al saber que estaba algo imposibilitada la llamé por teléfono y le dije: “Amalia, como estás y ello me contestó que iba tirando. Entonces yo le quise ser participe de un pequeño secreto que conocía y le dije: ¿Te puedo comentar una cosa con todo el respeto del mundo? Y ella me contestó que si, que si no era nada malo que adelante.

“Le dije: Tu recuerdas la entrega de insignias por los 25 años, que se celebró en la caseta de feria del año 1982, (En la Pérgola de la Flores), pues cuando te iba a entregar tu insignia el Sr. Scorgi, surgió el Jefe de Personal, con un ramos de flores y dijo: A esta mujer que siempre me agradó mucho por sus cualidades, le hago yo la entrega de su trofeo. y de esa forma le doy un abrazo de reconocimiento que siempre desee poder dárselo…Después de oír esto y conociendo de que estaba bastante fastidiada, pude escuchar como me daba las gracias por haberle contado este “pequeño” detalle. Al mes aproximadamente me enteré de su fallecimiento.

Manuel Losada Wic. (+ 01/01/1990)

Al hablar del taller y de los temas de fabricación hay que mencionar con luz propia a Manuel Losada Wic (El Calabazo), hermano del simpático “Madriles”. Era un compañero que vino a Córdoba de su Carlota natal, pero que en el tiempo que estuvo con nosotros dio todo un recital humano de profesionalidad, compañerismo y cordobesismo. Supo ser un hombre de muy solidarias maneras.

En su máquina de punzonar Wideman, demostraba una capacidad prodigiosa para sacarle a esa compleja “Mole” todo el rendimiento del mundo, combinando perfectamente el sentido espacial de las coordenadas con su sentido de la honradez y la entrega profesional, que le salía por todos sus poros. Por cierto que esta máquina cuando las des-ubicaron de fábrica, se la llevaron a Villaharta (Talleres Mecavi).

Era más madridista que el mismo Santiago Bernabeu y disfrutaba enormemente con la trayectoria de su Madrid. En plena edad para disfrutar de la vida y gozar de su querida familia, una terrible enfermedad se lo llevó en menos de un año.

Todavía recuerdo un día en que coincidí con él viendo un partido de fútbol y de forma sorprendente me dijo:

-“Estoy muy contento porque me ha salido el pelo y me encuentro perfectamente, todo se lo debo a mi médica que es una mujer fabulosa. He hablado con mi mujer y mis hijos, y un dinero que tengo ahorrado, se lo voy a regalar en agradecimiento”.

Dos meses después este gran trabajador moría prácticamente sin poder mover los brazos de dolor. Estos brazos que en sus treinta años en fábrica (Aparellaje), había porteado cientos de miles de chapas.

Algunos datos para la curiosidad:

Este compañero durante el tiempo que estuvo en Aparellaje, trabajando en la punzonadora Wideman, pudo haber porteado perfectamente la cantidad de más de 400.000 chapas fundamentalmente de tres milímetros. En su máquina como el le decía pudo haber realizado más de 10 millones de perforados.

Sus chapas “perforadas” están esparcidas por todo el mundo, en forma de cabinas, cuadros y conductos para la mayoría de las centrales eléctricas, e industrias.

Fue un trabajador ejemplar, y su absentismo fue prácticamente nulo. Realizó infinidad de horas extraordinarias, y contribuyó con ello a levantar a este país.

Rafael Ojeda Amaro (+ 05-04-1993)

Hablar de Ojeda, es hablar de una excelente persona que se sintió y comportó siempre como si de un apéndice de la fábrica se tratara. Su trabajo lo realizaba sintiéndose querido y apreciado por todo el mundo. A pesar de su edad, era el eterno niño grande que todo se lo creía. Se llevaba bien con todo el mundo y no entendía nada más que de su trabajo

Era tan entusiasta y confiado en todo, que hasta incluso aceptó vestirse de torero y pasear por el pasillo para que lo vieran unos visitantes americanos. La broma se la gastó José Casado “Pepe El loco”

Una vez lo pasó bastante mal, cuando su amigo Rafael Alejandre Centeno (+), (Cajero), le pidió que le acompañara al Banco Bilbao (esquina Morerías), a recoger el dinero de la nómina. Cuando bajaba los escalones de la oficina con su maleta en la mano, de pronto vio con asombro como dos señores le abordaban y le quitaban la maleta que portaba, el creyó de momento que se trataba de un robo. Pronto su amigo Rafael, aún en el interior del banco, le sonreía y le decía que el “talón” todavía no era conforme, y por eso el Sr. Aganzo, había ordenado que devolvieran el dinero de la nómina que llevaba en la maleta.

Ojeda, como a cualquiera y de vez en cuando le gustaba empinar el codo y eso le perdía, porque era un hombre de poco comer. Pero lo que le hizo más daño es que la fábrica injustamente le incluyera en un expediente de suspensión de seis meses, sin corresponderle por su enorme antigüedad.

La fábrica para él era como su casa y el comentado expediente lo sumió en una depresión encubierta de la que intentaba salir con la copa en la mano. En 1993, tuvo una hemorragia interna que acabó con su vida.

Datos para la curiosidad:

Este hombre en sus más de cuarenta años en fábrica, jamás cambió de puesto de trabajo, y pudo haber franqueado (o sellado), más de un millón y medio de cartas. Igualmente debió abrir más de dos millones de sobres. En Correos lo conocían de padres a hijos.

Vicente Rojo Fragero (+ 01-01-2006)

El decía siempre que había tenido una buena cuna y en parte era verdad, pues su familia pertenecía a una rama de los famosos plateros de Córdoba. Vicente, tuvo una niñez muy consentida y se permitió detalles y juegos que solamente le estaban permitidos a la gente de bien. El patinaba cuando nadie patinaba, el jugaba al billar, cuando nadie jugaba, el usaba “botas katiuscas” cuando nadie tenía ni zapatos, etc..

En fábrica era el clásico “funcionario”, que a las ordenes del bueno de Antonio Fuentes Parras, cumplía a rajatabla sus instrucciones. Era tan fiel a sus jefes, que cuando redactaba una nota, lo hacía copiando de una “plantilla” que se remontaba a los tiempos de un famoso jefe que hubo en los años cuarenta-cincuenta. (Sr. Jaén)

El llevaba un simpático “negociado”, en donde se mezclaban la ropa de trabajo, los uniformes, las botas, las gafas, los cartones del médico, con los anticipos reintegrables.

El fue la primera persona de fábrica que contactó con Industrias Iturri, empresa que suministraba la ropa de trabajo y que con el tiempo se convirtió en el mayor proveedor de la fábrica, sobre todo durante la suspensión de pagos, que casi nadie nos escuchaba.

El tema de los anticipos reintegrables, lo dominaba mejor que nadie, pues siempre estaba él mismo “enganchado” a ellos. Terminaba uno y cogía otro. Era un hombre que le gustaba mantener su “status”. El supo darle “empaque” al saber estar tieso, pues siempre supo guardar su “prurito”. Fue el hombre que más kilómetros de coche hizo con el piloto de la gasolina en la “reserva”.

Bromas a parte, Vicente era una exquisita persona que se sentía querido por todo el mundo, por lo servicial y humano que era. Llevaba siempre su impecable corbata, con un nudo estilo “Wilson”.

Ya no estaba en fábrica cuando nos enteramos por boca de una persona importante de Madrid, que en Casa Central (Madrid), hacían mangas y capirotes con los citados anticipos reintegrables. Se supo que era frecuente que del importe total que anualmente destinaba la sociedad a este capitulo para socorrer necesidades imprevistas de sus trabajadores, había un par de “primeros ejecutivos” que se “quedaban” con más del 60%. Y lo repartían entre unos cuantos.

Manuel Olivares Nieto (+ 08-08-1988)

El Sr. Olivares, fue de aquellos grandes profesionales de oficio que coincidieron en su día en Máquinas Rotativas, el alternó con Evaristo Monserrats, Luís Aguilar “El Piruti” Mauricio Basurte, José Rodríguez “El Cerrajilla”, Suárez “El Sevillano”, José Torralba “El Fini”, Monturque, Vélez Vargas, Jerónimo Tinoco, José Blanco, Antonio Morales, Antonio Muñoz “El Minero” y tantos profesionales que hicieron importante aquella División de Máquinas rotativas. A mediados de los cincuenta se formó la División de Herramental, que con razón fue llamada “La Joya de la Corona”.

Detrás de aquella fachada con jazmines eternos, se alojaban los mejores profesionales de oficio de muchos kilómetros a la redonda. El Sr. Olivares, hombre de confianza de D. Tomás López Mezquita, asumió la jefatura del Taller de esa División y a ciencia cierta que la hizo prosperar. Sus dotes profesionales, capacidad de mando y su seriedad profesional, le asignó el papel de un jefe indiscutible. La división de Herramental, era un punto y a parte en fábrica de Córdoba. En su interior, trabajaban los mejores ajustadores, matriceros, fresadores, torneros, rectificadores, proyectistas de utillaje y profesionales en general. Él, en cierto modo se erigió en portavoz de la calidad que su personal atesoraba, hasta tal punto llegó esto a ser así, que consiguió un trato especial de incentivo para toda la División.

Incluso a principio de los años sesenta, y para un gran grupo de profesionales, consiguió el contrato “Especial 125”, es decir que un grupo importante de profesionales, pasó a cobrar un sueldo diario de 125 pesetas, cuando la media en fábrica era de 60 ú 70 pesetas. Eran tiempos en donde la calidad del trabajo dependía “mitad máquina-mitad hombre”, y no como ahora que la máquina suele aportar el 90%. Con aquella decisión se quiso pagar la calidad que atesoraban aquellos trabajadores.

Con el paso del tiempo este hombre vio como su estrella se fue apagando y al final de su etapa laboral, la dirección de la fábrica más pendiente de los problemas “políticos y sindicales” le prejubiló tratándole de forma injusta según su queja. A principio de los ochenta, la fábrica le propuso la jubilación al tener 62 años y lógicamente se marchó. Su pena y su gran queja, es que la empresa dos meses después de su marcha, empezó a dar indemnizaciones por bajas voluntarias. El vino a fábrica para intentar reclamar y nadie de los que tanto provecho sacaron de él, quiso escucharle.

A esta División de Herramental, como ya hemos dicho, se le llamó siempre la “Joya de la Corona” y con razón, pues tenía los mejores profesionales. Entre sus mejores aprendices de aquellos tiempos, yo destacaría a:

José Roldán Ordóñez. (+) Poseía un talento natural, que le permitió tener unos conocimientos enciclopédicos de Medicina, Ingeniería de materiales, Matemáticas, Dibujo y Tratamientos térmicos, etc. Era como una gran base de datos modernizada. Quizás lo único que le falló en su vida es tener mano izquierda para saber explotar su gran conocimiento. Era además muy obstinado y algo cabezón. Cuando todo el mundo estaba a favor de “El Cordobés”, él era de José . Montilla. Incluso pretendió siempre amores un tanto utópicos. Pero en general era una excelente persona y mejor compañero

Al poco tiempo de prejubilarse en 1993, se apoderó de él una terrible enfermedad, que la intuyó incluso antes que el médico. Luchó lo indecible para recuperarse, pero desgraciadamente murió al poco tiempo de estar prejubilado.

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