domingo, 6 de junio de 2010

Libertades Sindicales

Aquel "Jurado de Empresa"

Cenemesa 1960-1974


En la década de los sesenta y principios de los setenta el movimiento sindical que existía eran los llamados Sindicatos Verticales, que fueron concebidos por el régimen franquista, para que de forma oficial los intereses de los trabajadores y empresarios, estuvieran en permanente contacto. Estos sindicatos fueron históricamente denostados y ridiculizados por los que se decían demócratas. Hoy que ya existen sindicatos demócratas, perfectamente subvencionados por el gobierno de turno, es curioso poder comprobar como el edificio emblemático de los antiguos sindicatos franquistas, sigue en la actualidad ocupado por El Sindicato Comisiones Obreras y los propios empresarios.

A los compañeros que formaron parte de aquellos sindicatos verticales, no se les puede hacer culpables de que en España no se produjeran huelgas, ya que estaban prohibidas por Ley, pero aún así, hubo Jurados de Empresa, que acometieron protestas y paros significativos. A estos compañeros no se le puede negar de su entrega y su honradez en la defensa de los intereses de los trabajadores. La mayoría de los trabajadores que formaban este colectivo llamado Jurado de Empresa, accedían al mismo después de ganar unas elecciones en las que los trabajadores votaban libremente a quienes querían.

En la década de los sesenta los compañeros más significativos del Jurado de Empresa, de Cenemesa fueron:

Blas Pérez Poyato, Rafael Conejo Córdoba, Francisco López García, Francisco Galindo Ruso, Rafael Díaz Muñoz, Manuel Fernández Marivela, Emilio Fernández Cruz, Rafalin Caballero Sánchez, Antonio Domínguez, Benito Castilla. Fernando García, Juan Labrador, Consuelo Simón, etc. etc. Estos compañeros no tenían el compromiso de sentirse “orientados” desde fuera por ningún partido. Pero eso no quita para que en todo momento lucharan por defender los intereses de sus compañeros.

Además de estas personas había otras que no estaban en escena, y que también tuvieron su importancia y actuaron muchas veces como “asesores”. Este podría ser el caso de Pedro Reina Ramírez y Bartolomé Cabello, ambos pertenecientes a Producción de Transformadores, y que representaban a un grupo que se conocían la fábrica como nadie. Este grupo de compañeros eran por lo general de las personas más influyentes y mejor informadas de fábrica.

Entre los cuatro o cinco Convenios que se firmaron en esta década, podemos citar las mejoras que venían reflejadas en aquellos cuadernillos y que se nos entregaba a todos los componentes de la plantilla. En estos ejemplares venían detallados incluso los artículos de nuestro Régimen Interior. Eran tan completos y bien estructurados estos boletines, que incluso la Delegación de Trabajo, adoptó los criterios de sus enunciados para “redactar” los Convenios Interprovinciales del Sector del Metal.

A modo de recordatorio, podemos citar una relación de las mejoras más importantes conseguidas por el Jurado de Empresa en aquellas épocas, y que beneficiaban a todos los trabajadores. Estos acuerdos aparecían firmados por la Empresa y todos los miembros del Jurado.

-Consiguieron eliminar la obligación de recuperar las fiestas recuperables

Efectivamente en fábrica a principios de los sesenta existían una serie de fiestas que tenían carácter de recuperables, y su recuperación se llevaba a cabo ampliando la jornada de los días normales..

-Se acortó la jornada laboral de forma que el sábado pasó a ser no laborable.

Se consiguió acordar con la empresa una jornada anual que permitía trabajar solamente de lunes a viernes.

-Revalorización de las horas extras

Se actualizó la fórmula de valoración del precio de las horas extras actualizando en criterio de acuerdo total con la reglamentación.

-Implantaron un Sistema de Incentivos Crea, que podía suponer un 60% + de sueldo

Se procedió a implantar un sistema de incentivos para las tareas de taller, con el asesoramiento de la empresa CREA. Se implantó de forma gradual, afectando incluso al personal indirecto.

-Lograron que se reconocieran de forma general los complementos de Tóxicos, Penosos y Peligrosos, en los trabajos que lo requerían. Cada complemento suponía un 10% del sueldo base.

De acuerdo con el Comité de Seguridad e Higiene, se estudiaron todos los puestos de trabajo que pudieran estar afectados de estos inconvenientes. El estudio fue de mutuo acuerdo empresa y Comité de Seguridad.

-Se instauró el Premio de Vinculación a los 25 años

A todo trabajador que cumplía 25 años de permanencia, se le daba de premio equivalente al 15% de su nómina anual.

-Igualmente se consiguió el Premio de Vinculación a los 40 años

Igualmente se estableció un premio económico para el trabajador que cumpliera una permanencia de 40 años en la empresa, que consistía en el 25%. De su nómina anual.

-Se consiguió que los trabajadores dados de baja médica, recibieran una ayuda adicional, además de cobrar El 100% del sueldo.

La fábrica a petición del Jurado de Empresa, creo un “fondo de enfermedad”, con el que se subvencionaba a aquellos trabajadores que estaban en larga enfermedad. Simultáneamente también se consiguió que le empresa en caso de larga enfermedad, le garantizaba al trabajador el 100%.

-Se dotó un fondo a nivel de Sociedad para anticipos Reintegrables, para ayuda de los trabajadores en situaciones de necesidad. El importe era una anualidad de sueldo a pagar en dos años sin intereses.

A nivel de Sociedad y en función del valor total de la nómina, se fijaba un fondo para anticipos reintegrables. Este anticipo se adjudicaba de mutuo acuerdo entre la empresa y el Jurado, para atender casos de necesidad justificada. El importe suponía una mensualidad a pagar en dos años, sin intereses.

-Se consiguió que el valor de las pagas extras para el personal de taller, pasara de 20 días a 30 días.

El importe de las pagas extras estaba fijado en 20 días. El jurado de empresa consiguió que pasara a 30 días.

-Se logró que el descanso anual (vacaciones) se convirtiera en 30 días naturales..

-El permiso del personal obrero era de 20 días anuales, y el Jurado de Empresa, consiguió los 30 días anuales.

-Se posibilitó la adquisición de electrodomésticos al precio de costo y en pagos aplazados a 48 meses.

Se consiguió de la empresa que financiera una operación de electrodomésticos para todos los trabajadores de fábrica, inclusive para los jubilados. Esta se repitió dos veces

-Se dotó a todos los trabajadores de un Seguro de Vida, en donde la fábrica pagaba el 70% de la prima.

Se obtuvo de la empresa que dotara a todos los trabajadores de un seguro de vida, con la Empresa la Estrella. La empresa pagaba el 70% de la prima, el resto lo pagaba el trabajador. En caso de causar baja por enfermedad, el trabajador recuperaba el seguro integro.

-Se realizó una valoración de puestos de trabajo, para valorar mejor económicamente las tareas concretas, que cada trabajador realizaba.

También se consiguió de la empresa que hiciera un estudio de todos los puestos de trabajo de fábrica, que en general fue favorable para bastantes trabajadores. En la práctica fue una subida de sueldo para muchos profesionales.

-Se dotó el Economato de productos de calidad y precios competitivos, colaborando con la empresa en su gestión.

Se dotó al Economato de una amplitud de productos, calidades y precios, así como se facilitó su entrega en los propios aparcamientos.

-Se sistematizó la entrega de la ropa y prendas de trabajo, estableciéndose las entregas de forma semestral.

-Se logró que cada trabajador, tuviera la tranquilidad de que sus prendas de trabajo se les entregaran de forma sistemática. No hacía falta añadir que todas las prendas eran del tipo “homologadas” perfectamente.

Al margen de estas mejoras evidentes, en el terreno de la Seguridad e Higiene, los trabajadores consiguieron todas las exigencias que recogía la Reglamentación, gracias al Comité de Seguridad e Higiene, Y por si se fallaba en algo, de inmediato actuaba el Inspector de Trabajo.

Con el decreto 55/63, de fecha 17 de enero de 1963, el gobierno estableció el salario mínimo a nivel nacional en 1800 pesetas mensuales o 60 pesetas diarias. Esto supuso los primeros conflictos con los que se enfrentó este Jurado de Empresa.

Como casi todas las reivindicaciones por aquellas épocas, éstas se fraguaron en la “Cortinas” (Sección de Soldadura) de la División de Aparellaje, puesto de trabajo habitual de Blas Pérez Poyato y Rafael Conejo Córdoba, que por aquellos tiempos, eran los líderes indiscutibles de aquel Jurado de Empresa, además de honrados, e “incansables” defensores de los trabajadores.

La interpretación de este decreto y sobre todo su articulo 4º (absorciones), fue el que motivó todos estos conflictos.

La cosa se complicó y se dieron en Aparellaje los primeros paros parciales, teniendo como centro de gravedad las mencionadas “cortinas”. Nada más enterarse de esta situación de paros, se personó en dicha Sección el Jefe de Personal, Sr. Jaén Lacalle, que intentó disuadir a los trabajadores de dicha postura. Al final acordaron una reunión para matizar y explicar la subida.

Serían interminables las actuaciones de este grupo de trabajadores, que sin depender de ningún partido, hicieron siempre gala de una independencia, integridad y capacidad de lucha incansables. Fueron épicas las discusiones incluso en el despacho del Director, donde Rafael Conejo Córdoba, dejó como celebre para el recuerdo aquella frase que un tanto alterado enfatizó: “Sr. Director que las lentejas y el pan valen igual para todos los trabajadores de esta fábrica”.

Para sus logros y aunque las huelgas estaban prohibidas por Ley, este Jurado de Empresa, supo presionar a los directivos de la fábrica, con medidas tan eficaces como “la baja productividad”. Esta medida descomponía más aún a la empresa que las propias huelgas. Pues no tenía a veces criterios objetivos para hacer una evaluación acertada.

Al principio de los setenta estos compañeros en su mayoría abandonaron sus cargos sindicales y ya dieron paso a los sindicatos “democráticos”, los cuales estaban fuertemente vinculados con los partidos políticos.

No obstante algunos de estos compañeros, de vez en cuando solían intervenir en aquellas “Asambleas” que se implantaron en fábrica y que lógicamente estaban “controladas” por el Nuevo Comité. Todavía recordamos muchos la intervención del bueno de Paco López García (+ 08-04-80), que llegado un momento de aquellas asambleas, el se creyó con la libertad de dar su opinión. Pues bien, ese compañero fue poco menos que “masacrado” por la osadía que tuvo de decir lo que pensaba. Fue precisamente el autor de un libro titulado paradójicamente “Susurros de Libertad”, el que se dirigió a él como un poseso llamándole poco más o menos como “Cucaracha y escarabajo”.

Paco López, antiguo Jurado de Empresa y una excelente persona, lloró de impotencia por sentirse injustamente maltratado por este individuo delante de todos los compañeros de fábrica. Algo parecido le pasó pero en menor medida al sindicalista de la UGT y excelente persona Ildefonso López. García-Sotoca. Allí el que osaba expresar su desacuerdo con los que “mandaban”, eran literalmente “vapuleados”. Aquella democracia sindical a pesar de los “susurros de libertad” era así.

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