lunes, 15 de julio de 2013

LOS DELINEANTES

En el Callejero de Córdoba, que tan bien tiene ilustrado y confeccionado el amigo Juan Galán, existe una calle llamada PASAJE de los DELINEANTES, como homenaje a estos profesionales del tiralíneas y la bigotera, que tanta tinta china gastaron en la época más dura y complicada de esta profesión. Los estudiantes de Agrónomos en Córdoba, de los años setenta y ochenta del pasado siglo conocieron bien las dificultades de esa asignatura. El otro día me comentaron que la elección de este nombre para la Calle, se cuajó muy cerca de  la iniciativa de Mariano Muñoz Baena, delineante prolífico que trabajó para Cenemesa, Westinghouse y la ABB en el terreno industrial, y en el estudio del arquitecto Gómez Luengo, para la construcción en general. Muchos planos para la constructora Godino Ruiz Hnos, debieron de llevar su sello.

Hoy en día la delineación se ha convertido en una técnica puramente informática, aprovechando al máximo la opción de “Base de datos”, con lo que se aprovecha todo lo que en memoria de una vez para otra se haya repetido.

Pero al hablar de los DELINEANTES,  yo quiero hablar de aquellos Estudios de Proyectos que un día hubo en la fábrica de Westinghouse, compuestos de grandes profesionales.


EN APARELLAJE

Hasta los años setenta prácticamente todo el trabajo se hacía en equipo, que estaba compuesto por Proyectista, Delineante primera, o segunda y calcador, que era el que pasaba en definitiva el trabajo al papel cebolla para su reproducción en la máquina de amoniaco. Máquina que en el caso de Aparellaje estaba a cargo del simpático Antonio López Alcudia, aquel personaje, al que se le denominaba de forma cariñosa “El huevos” que era como especie de un “mercadillo ambulante” de toda clase de baratijas y souvenír que pudieran existir de actualidad, y que con esta costumbre hacía sufrir a su compañero de archivo Paco Jurado, que era un hombre muy ordenado y serio para su trabajo.

En aquel Estudio de Aparellaje, bajo la autoridad  técnica de don Alfredo de la Paz “El Músico”, como popularmente se le llamaba por su abundante cabellera que le asemejaba a un director de orquesta de corte centro-europeo. Si tenemos que relacionar a los componentes de este fenomenal equipo de profesionales, los citaremos más o menos por razón de edad, aunque en aquella época (1962), todos eran muy jóvenes: Pedro Vega, Joaquín Olivares, Pepe Casero, Juan Benitez, Rodríguez de Viguera, José Jerez, Daniel del Rio, Camilo Pastor, El amigo Caparros, El extrovertido Maroto, Marcelino Muñoz, Juan Díaz, Antonio Salazar, Obregon Crespo, Eduardo Sánchez, Mariano Muños, Jose L. Muñoz, Paco Herencia, Cabello Cobos, Carlos Castro, Andrés Muñoz, Julio Magro, Antonio García, Rafael Candel, Enrique Velasco, Fernando Rojo, Huertas Garrido, Alba Vega, Serrano Mancha, Rafael del Rosal, Sánchez Molina, Antonio Jiménez, Serrano del Rosal, Jaén Pastor, Enrique Gutiérrez, García Miller, y aquel Chico del Pelo a rizos,. etc. etc. Como Jefe inmediato de todos estos profesionales, estaba José Bernal, que más que un jefe de Sección propiamente dicho, era como un auténtico relaciones públicas.

Ellos elaboraban los planos para los proyectos de Cuadros de Cabinas y Centros de Transformación, para los Centros de Control de Motores y para los conductos de Fases Aisladas, y para todo tipo de Interruptores y material de Aparellaje.

Todos estos profesionales formaban un equipo humano cercano en muchas cosas; en edad, trato, compañerismo, y muy buena armonía. Porque entre ellos, había sinceridad suficiente para expresarse en cualquier cosa que se les preguntara. Así por ejemplo si les hubiéramos dicho que a que compañero profesional, consideraban más completo de todos, estaríamos de acuerdo en que casi la gran mayoría contestaría que Pepe Casero Granados, y es que este compañero además de ser un fundamento principal en el tema de los interruptores, era un fuera de serie del orden y la formalidad, además de un gran compañero y coleccionista como lo prueba su espectacular colección de vitolas de toda España.

Como es natural en un grupo tan importantes de personas, tendrían que destacar como no, el simpático y siempre original Camilo Pastor, que por debajo de su espléndida nariz, se reía de su sombra y que con ese su carácter contagiaba de simpatía a toda la  sección. No había compañero o personaje de la fábrica al que no hubiera puesto su “calificativo”, pero lo hacía desde la simpatía y el agrado. Camilo Pastor, fue el primer hombre que idealizó la figura del perro y se puede considerar un adelantado por aquellos años de 1960-70, de todos estos que van ahora con un perro por la calle como novedad.

 También merece comentario aparte Andrés Muñoz Fuentes, que oficialmente y durante algún tiempo fue “El Calcador” oficial del servicio; persona afable, cariñosa y entrañable, gran enamorado de las cosas de Córdoba y uno de sus mejores coleccionistas. Aguantaba todas las bromas que le echaban encima y lo coleccionaba todo: Monedas, Sellos, Vitolas, Cajas de Cerillas, Estampas, en fin todo y con buena nota. Era posiblemente la persona más querida en todo el Estudio. Disfrutó mucho con la amistad que le brindó D. Manuel Ocaña Jiménez, al que admiraba por su gran maestría y cordobesísmo. Dibujó muchas portadas de la Mezquita para el no menos famoso arabísta cordobés.

Andrés Muñoz, como hombre intrépido, probó hasta realizar un pequeño corto cinematográfico, con el Super-8, que como es natural le vendió Juan Jiménez Perales. La pequeña película quizás no fuera digna para un Oscar, pero si recogía las prisas y el nerviosismo de un aficionado que llegaba tarde al fútbol de aquella época, en que todos los partidos de fútbol se jugaban el domingo por la tarde. Toda la trama y el nerviosismo termina con el simpático Andrés  vestido de árbitro y dirigiendo un partido de futbolín, en medio de un solitario Estadio de San Eulogio.

Aunque permaneció poco tiempo en delineación hay que traer aquí a Fernando Sánchez Molina “El queco”, al que le deberían de haberle dado el premio nobel de la entrega y el servicio a los demás. Hombre servicial como hemos dicho, contribuyó a humanizar cada vez más las secciones por donde pasaba, pues fue implantando la “maquinilla del café” que por aquellas fechas era cosa prohibida. Con Andrés Muñoz Fuentes, formaron un dúo de servicio y agrado para todo el mundo, pues le unía la común afición al coleccionismo.

También Carlos Castro, además de su profesión de delineante, fue un gran “mago” en el tema de los desarrollos de las quinielas de fútbol y a él acudía todo el mundo con la esperanza de hacerse ricos. Según parece nunca logró el pleno.

Pero dentro de este Estudio, cada persona fue un granito positivo para la empresa. Aquí traemos, al recientemente fallecido Daniel del Rio Herrador, el delineante que posiblemente más horas extras realizó en fábrica. Líder durante muchos años, de la parcela de “Los esquemas y planos de cableado”, fue el hombre, que según me comentó él mismo en su quiosco del Gran Capitán, (esquina con Morerías), que llegó a dormir en fábrica por razones de trabajo. Se trataba de un proyecto oferta para FERTIBERIA, (varios cuadros), y que había que entregar al cliente el lunes por la mañana, para poder competir en la oferta. Para poder terminar dicho trabajo, se quedó a echar horas el sábado y el domingo. Al medio día del domingo, se presentó por fábrica don Alfredo de la Paz y el Sr. Mingote, para interesarse por la marcha de los planos, y   al comprobar de que aún no estaban terminados, le pidieron a Daniel que por todos los medios, en la tarde o incluso la noche del domingo intentara acabarlos, pues teníamos muchas posibilidades de que fuera un Pedido. Daniel, como siempre, trabajador incansable, aceptó lo que le pidieron y terminó a las 11.30 de la noche, como era ya de noche y tan tarde, le dio miedo a salir por el patio, más que nada por los perros de la guardería que a esas horas de vigilancia, solían andar un poco sueltos y se le había olvidado de advertir a Luis Fernández “El tarta”, para que amarrara los perros. Ante esta situación se quedó a dormir en el despacho del Sr. Tomás López Mezquita, que ya estaba empezando a ser evacuado pues llegaba su sustituto D. Segundo Martín Fontelos, el cual ha fallecido recientemente.

Este hombre, Daniel, buena persona, que tanto trabajó para conectar los “circuitos eléctricos” no pudo hacer que funcionaran correctamente sus propios circuitos del riñón, falleciendo hace poco más de tres meses a los 74 años.

Y como hemos citado la edad también quiero recordar aquí a la persona que se consideraba de forma simpática como “El abuelo” de la Sección, Pedro Vega Piedras, que así se llamaba este excelente compañero. Ya en edad escolar, demostró su entrega y colaboración en el Colegio Salesiano, pues junto a Joaquín Montoro Prieto, colaboraron mucho con el inolvidable D. José María Izquierdo, vendiendo golosinas en los recreos para los compañeros. Más tarde y cuando los compañeros de fábrica se lo propusieron formó parte de la directiva del Grupo de Empresa, a fin de sacarlo a flote de aquel bache que experimentó cuando los “políticos” quisieron especular con él. Como compañeros en esta directiva supo alternar con Antonio Morales y José Bravo. Todavía se recuerda el excelente viaje de veraneo que organizaron a Torremolinos, Hotel Flamíngo, en que todo se dio de maravilla, y si no que se lo pregunten a la familia de J. Luis Muñoz ,  Fernando Rojo, Paco Herencia y Andrés Galan.

El Grupo de Empresa, que gestionaron ellos, fue el último que montó una caseta de Feria en los jardines de la Victoria, eran los tiempos en que estaba de director aquel oscuro americano llamado Scorgie, que hasta que llegó al puesto de director, estuvo poco menos que escondido en un húmedo despacho de Herramental, sin que nadie se percatara prácticamente de que iba a ser el director, pues incluso se llegó a creer que este hombre tenía que ver algo con la C.I.A. Luego cuando asumió la dirección fue un hombre agradable y educado, y fue el director que le entregó al delineante Vicente Montilla de transformadores el premio por su iniciativa. LLAVE DE LA CALIDAD.


TRANSFORMADORES.

El estudio de Transformadores, era más cargado en edad y cada grupo constituía un respeto a tener en cuenta. No obstante lo anterior, tenemos que decir que había grandes profesionales, que le dieron justa prestigio a los transformadores que salían de esta División. En primer lugar tuvieron un Jefe de delineación que se llamó Vicente Crespo, que era un profesional como la copa de un pino y además socio del Madrid. En torno a él funcionaban equipos que se dividían en Columnas y Acorazados, y dentro de cada linea de transformador, había unas subdivisiones como eran PARTE EXTERIOR Y PARTE ACTIVA.

Por edad había que mencionar a Murillo, Rubio, Martinez, Crespo, Morillo, Leiva, Medina, Ferrer, Anguis, García, Galan, Castilla, De la Cova, Idelfonso, Colomina, Arriaza, Rodríguez, Ruiz, Caballero, Dueñas, Luque, Pérez, Serrano, Pastor, Severiano, Montilla, Navarro, Cortes, Vázquez, Rojo, Naranjo, Moya, Velasco, Cabrera, Muñoz, Martinez “El legia”, Vacas, etc. etc.

Quizás toda esta lista pudiera recordarla el ordenado Manuel Flamil Cañete, que después de haber trabajado en Procedimientos, pasó a Estudios, para encargarse de las nomenclaturas, formando equipo con Francisco Pastor y Rafael Ruiz. Su lugar de trabajo estaba ubicado a la entrada del Estudio hacía la izquierda; lugar desde donde se podían observar por la ventana, el trasiego de carretillas que iban a la Sección de Calderería, Oxicorte, Carpintería y Terminación. Hay que decir en honor a la verdad, que estos trabajadores del transporte, crearon escuela de profesionalidad por su entrega y eficacia en su trabajo, siempre bajo la acertada batuta de Juan Moreno. Al fondo de aquella calle se podían apreciar los depósitos de aceite que fueron instalados en la época de D. Pascual Gañan, cuando era ingeniero Jefe de fabricación.

Aún recordamos todavía a aquella alarma de bomba, que se recibió telefónicamente en fábrica, (verano de 1977), y que según decían en la amenaza, la supuesta bomba estaba colocada muy cerca de los citados depósitos de aceite. El Sr. Pascual Gañan, al poco tiempo, le intentaron mover la silla y se marchó a la empresa Calmante Vitaminado.

Desde aquella ventana como hemos dicho, se podía ver el constante ir y venir de las carretillas, que por su ritmo, y por la cantidad de veces que pasaban, los Lucena, los Carrasco y los paisanos de Pedro Reina, se podían sacar incluso datos que definián perfectamente el volumen de la OBRA EN CURSO.

Por cierto que el asfaltado de esa calle, fue uno de los últimos trabajos realizados por  el gran albañil, Portales Cantalejo, que trabajó a las órdenes de Baldomero Cortés Bodoque, gran persona y profesional, cuyos apellidos estaban muy relacionados con la fábrica de transformadores.

Lo mismo que quisimos referir algo del delineante mayor en Aparellaje, queremos coger aquí a José Murillo, gran profesional y hombre que viniendo a fábrica desde Madrid, daba la impresión de que no gastaba palabra alguna para no ofender. Siempre pegado a su tablero, observaba con seriedad lo que acontecía. Muchos creían que ni tan siquiera sabía reír. Era el año 1974,  y en una elecciones sindicales en fábrica, el fue elegido para formar la presidencia de la Mesa de Edad, mesa que se completaba entre otros con Manuel Montoro Bello, José Bodoque Ruíz y el “Chato” Méndez, todos de  Aparellaje.   

En el entreacto (la comida) de aquellas elecciones en donde por primera vez y de forma oficiosa se presentaba Comisiones Obreras, el bueno de José Murillo, tuvo que alternar con todos y para ello bien que le supuso un gran esfuerzo.

Enterados por Manuel Flamil de que José Murillo era un excelente caballero y que se sentía algo alicortado en la comida, alguién no recuerdo quien le dijo a Manolo Montoro, que lo metiera en “verea y lo animara”.

Manolo Montoro, empezó a recitar, a contar chistes y a meterse de forma cariñosa con José Murillo, logrando que este sonriera y se pusiera a gusto, pues llegó a tomarse una cerveza de aquellas que suministraba la Venta de San Francisco para la comida.

José Bodoque Ruíz y Manolo Montoro hicieron un tú a tú, y José Murillo se reía a carcajada limpia. Este hombre disfrutó de lo lindo.

Al terminar el recuento y cuando unos se alegraban por haber ganado las elecciones y otros se preocupaban por haber perdido, nos sorprendió José Murillo, más o menos con estas palabras:

“Agradezco a la fábrica que me haya elegido para éste acto sindical que yo ni entiendo ni quiero saber porque, pero me ha permitido conocer a un par de compañeros de Aparellaje, que son los más graciosos de Córdoba.”

Al final el bueno de José Murillo, tuvo humor hasta para comentar lo siguiente: “En la Mili y antes de pasar el reconocimiento y por el nerviosismo que tenía me tomé varios botes de salsa (casup de tomate), que me produjeron unas alteraciones cardíacas que el médico que me reconoció, confundido, me echó para atrás librándome de la mili por una rara cardiopatía.”

Por cierto que en aquellas elecciones el candidato de taller que más votos obtuvo fue Fernando Vico Lucena, excelente persona y gran fresador de Aparellaje, seguido de Ramírez Alférez, de montaje de trafos. Hay que recordar que el amigo Fernando Vico, fue el que nos facilitó a muchos el periódico aquel que se titulaba MAS, con la famosa parábola del DEPOSITO DE AGUA.

Siguiendo con el Estudio de trafos, un poco más al fondo y en la misma zona del Estudio hacía la izquierda (lugar en el que estaba el tablero de Benito Castilla), ocupaba una mesa en el estudio, D. Manuel Ocaña Jiménez, gran profesional de la fábrica desde sus tiempos en Casa Central de Madrid, en donde llegó a coincidir entre otros con los hermanos Crespo, y el mismo Juan de Ávalos, que al parecer también trabajó algún tiempo en Cenemesa. En todo este Estudio, se sintieron protagonistas en un justo primer plano, cada vez que llegaba el logro de fabricar un gran transformador, que casi siempre rivalizaba en Potencia con toda Europa.

Hemos mencionado a D. Manuel Ocaña Jiménez, que aunque fue Delineante proyectista de Cenemesa y posteriormente de Westhinghouse; primero en la División de “Rotativas” (motores) y luego en la División de transformadores, queremos resaltar en su haber, su gran labor realizada por su Córdoba, a la que él tanto amaba. Su tiralíneas, su compás y su bigotera, se cansaron de dibujar todos los arabescos que se desprendían de la cultura árabe, para entenderla y amarla cada vez mejor.

Algunos tuvimos la suerte de poder oírle contar sus “batallítas”, y hay una que se la oímos más de una vez, como fue la batalla del Ebro, pero también tuve la oportunidad de escucharle que su mejor trabajo de delineante fue:

Allá por los años treinta, y como colaborador muy joven y amigo de D. Felix Hernández, arquitecto conservador de la Mezquita-Catedral de Córdoba, le ayudó en todas las labores de interpretación del tema árabe, en que se pidió su concurso. Pero para mí, una de las obras más importantes de D. Manuel Oacaña, o mejor dicho, “EL MEJOR TRANSFORMADOR DE SU VIDA”, fue el que colaboró a delinear seguramente y bajo la tutela amiga de D. Felíx, allá por los años 30 del siglo pasado. Primero ayudó a tomar todas las medidas que aparecen con detalle en el inmenso plano, y posteriormente ayudaría a delinear en aquel formato 4.0 (1682 mm x 2378 mm), un plano completo de la Mezquita-Catedral, en “sección cortada hacía arriba”,  en donde se dejan ver todos los arcos, artesonados y cúpulas con todo detalle. En este plano de enormes dimensiones como hemos dicho y que por tratarse de un trabajo completo y con detalles a la mínima expresión, pudieron tardar en realizarlo pacientemente, algo más de dos años. Todo elaborado, con tiralíneas, compás y bigotera. Como prueba de la fidelidad de este plano, se pueden observar con detalle las medidas exactas, de arcos, distancias entre columnas, alturas de cubiertas, cimacios, etc. etc. Hoy después de tanto tiempo, el plano demostrará que está “vivo, pues refleja con exactitud que la Mezquita es una obra singular, pero que sus medidas son también “humanas”. Y así se puede observar que la distancia entre columnas, no tiene porque ser reiterativa en igualdad; que los diámetros de las mismas columnas, tan poco pasan el mismo calibre. En definitiva, una obra grandiosa, pero “viva” por la particularidad y variedad de sus medidas.


En este grandioso plano se podrá observar que se delineó, lógicamente, después de ejecutado y formado el conjunto, con lo que se puede apreciar una riqueza de medidas distintas en los diámetros de las columnas, separación entre ellas y de otros elementos. Estamos seguros de que hoy en día, si se pretendiera hacer con ordenador el mismo plano, se haría todo con una “armonía” de rutina y homogeneidad. Sobre todo en sus mediciones, quitándole de esta forma la belleza original de este singular edificio donde la colocación a medida de cada arco y sus columnas debió constituir en aquella época un gran esfuerzo humano. De ahí la gran diversidad de cotas que si, teóricamente debieron ser iguales, las dificultades y la realidad del montaje del conjunto le dió una belleza de singularidad única. Por tanto, enhorabuena a la memoria de D. Manuel Ocaña Jiménez, eminente cordobés, maestro arabista y delineante, que participó y ayudó a confeccionar el plano de la Mezquita-Catedral objeto de este comentario.

10 comentarios:

Toñi Flamil dijo...

Magnífico trabajo, Manuel. ¡Enhorabuena!

Manuel Estévez dijo...

Estimada Toñi:


Tu padre fue un gran protagonista
en ese estudio de Transformadores


Saludos

Anónimo dijo...

Como se nombran a tantas personas en este blog, he pensado que se me podría aclarar un comentario que me hicieron en Brasil, concretamente en Florianapolis. He considerado que el tal comentario era una leyenda urbana.
Paso a continuación a relatar el citado comentario:
Estando en Florianapolis, pasé por una subestación en la que había varios tranformadores con un letrero en el que ponía Westinghouse. Acrecentada mi curiosidad entré en la subestación y el encargado me dió una serie de datos sobre los transformadores. Los había puesto en servicio un español natural de una ciudad de España en la que había y hay una hermosa mezquita, y él decía que era hijo de un industrial de la hostelería ( el encargado lo ratificaba porque había intuido que el padre era tabernero de un local situado en un barrio con un cierto signo monárquico, por lo que yo pienso que se refería a El Realejo ).
El encargado no tenía un buen concepto de este individuo, ya que cuando puso en servicio el transformador, hizo la operación sin llenarlo previamente de aceite aislante, y por eso lo comparaba con aquel que quería asar la manteca.
También decía que mas que técnico era sindicalista, y que tenía como principio vital la idea, " Vivir bien sin trabajar".
Durante su estancia en Brasil, entró en contacto con un americano que estaba amncebado con una mulata, y por esas cosas del comercio internacional se verificó un intercambio, el técnico español se quedó con la mulata, y el americano con el concepto de " Vivir bien sin trabajar".
El americano regresó a los Estados Unidos, y no se sabe por qué, pero lo cierto es que por parte de las universidaes americanas el concepto ese fue estudiado intensamente, por UCLA, Berkeley, Harvard, etcétera, y se convirtió en un cuerpo de doctrina económica, bajo el titulo de Teoria de la Subvención.
Nuestro técnico se fue con la mulata a Rio Grande do Sul, donde allí llegó a ser directivo del equipo de fútbol el Gremio de Porto Alegre, y no llegó a conocer el triunfo de su idea, esa de " Vivir bien sin trabajar" porque falleció a consecuencia de irregularidades circulatoria consecuencia de la sifilis que le contagió la mulata.
La Universidad Española que siempre ha ido en vanguardia del conocimiento, no impulsó esa Teoría de la Subvención. Solo hubo un intento por parte de un profesor asociado de la Complutense que en unos cursos de verano a los que solo asistieron dos alumnos becados presentó una ponencia titulada: La Teoría de la Subvención : el caso de los ERES andaluces. No se sabe si fue en ese curso o solo una publicación interna.
Todo esto lo considero una leyenda urbana, pero me gustaría que el autor del blog si fuera posible, ya que a tantas personas ha tratado en su vida laboral, me aclarará si ha conocido al hijo del tabernero.
Hablando de Brasil, dos cosas de allí son buenisimas, una la caipirinha, y la otra las mulatas de ojos azules. La caipirinha la he visto, pero las mulatas de ojos azules no, pero dicen que haberlas haylas.
Saludos cordiales.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Anónimo

A principio de los años sesenta se produjo un éxodo de profesionales que querían triunfar en Brasil.

En concreto de la Universidad Laboral, se marcharon dos buenos profesores, uno llamado Peña y otro Castillo, uno era instalador y el otro carpintero de ribera. Luego estos no fueron.

En fábrica y por aquellos tiempos se marcharon al Brasil, Baltasar Trillo y el amigo Chups Osuna, pero estos volvieron y se murieron en España.

Luego de San Lorenzo, se marcharon una familia que estaba emparentada con Antonio Varo, que eran ebanistas. El padre, un hijo y la hija. A estos como buenos profesionales le fue la cosa bien pero que yo sepa, nunca le ocurrió la aventura de que me hablas.

Mi hermano mayor que trabajó (ha fallecido), en Moreno S.A., estuvo en los años setenta montando una planta de aceite en las afueras de la ciudad de Sao Paulo, y antes de venirse para acá se encontró con uno que se llamaba "El Chapu" y que era familia de un tabernero que había en la Huerta de la Reina. (Calle Goya) Este hizo allí todo lo que pudo y más todavía, menos trabajar, pero aunque murió por aquella zona, (al parecer en una pelea) No tengo noticias que tuviera relación con Cenemesa.

No obstante se lo preguntaré a un compañero de la Universidad Laboral, de Logroño, llamado Alberto Pecina, que ha debido de trabajar en la empresa de electricidad que citas, aunque ya creo que estará jubilado.


Amigo San Martin

Hemos intentado darle vida real a tu historia urbana.


Saludos











Cansino histórico dijo...

Estimado Manuel:
Enhorabuena por todas sus narraciones
y con la caballerosidad que trata Vd. a todas las personas de las que hable (asunto dificil en estos tiempos).
Yo nunca he trabajado ni en CENEMESA ni en WESTINGHOUSE ni en ABB pero muchas de las personas que refiere las he conocido o he oido hablar de ellas.
Un saludo y adelante con esta narración histórica que es de lo más interesante.
Francisco González Wals.

Manuel Estévez dijo...

Estimado anónimo


Para mi el mundo del trabajo merece todos los respetos del mundo. Sin los trabajadores que producen, no habría nada en el país. Ya que ellos son la fuente fundamental de ingresos del Estado.

Y ya que por avatares de la economía, la política, y la dichosa globalidad, el trabajador sale siempre perjudicado, CON EL PARO, LA PRECARIEDAD, y el miedo a que no llegue la pensión, no puedo por menos que destacar los valores positivos de los que fueron mis compañeros.

En fábrica de Aparellaje, había un maestro de plataforma, al que de forma cariñosa se le llamaba "El Carloto". Tuve la suerte de tratarlo, y era además de una gran persona, un profesional como la copa de un pino. Su nombre es precisamente: Francisco González Wals.



Saludos




Manuel Estévez dijo...

A Pedro Vega


Hoy en la puerta de la Iglesia de San Lorenzo, me han comentado que te has
sentido molesto por lo que decimos en el blog "LOS DELINEANTES", en que cuando eras un chiquillo vendías en los recreos golosinas.

Yo, lo he referido porque resulta una cosa tierna y simpática.



Joaquin Montoro
21:25 (Hace 1 hora)

Me ha mandado un correo en el que me dice:

Estevez: Eso es totalmente verdad, Pedro Vega y yo vendíamos bolítas de anís al precio de 0,05 céntimos la unidad y los caramelos a 0,10 en los recreos y los beneficios que se sacaban eran para ayudar a los niños más necesitados, cuando vea a Pedro le preguntaré porque se ha molestado porque eso es para estar orgullosos por la buena labor que desarrollamos. Eso lo digo donde tu quieras porque es la pura verdad.- Saludos.-



Saludos


Anónimo dijo...

He visto un comentario firmado por Francisco González Wals, en el que dice que nunca ha trabajado ni en Cenemesa, ni en Westinghouse, ni en ABB, y me ha extrañado porque su nombre y apellidos coinciden con los del "Carloto", repetidamente nombrado en el blog.
Francisco González Wals tenía como apodo eso de "Carloto" porque él presumía de ser natural de La Carlota, donde él y su padre trabajaban en una panadería, y por esas cosas del siglo pasado, como se industrializó este nuestro país, él y muchos cambiaron desde el sector agricola al sector industrial.
Recuerdo estando en la SEAT de Barcelona que el portero que era natural de Aguilar de la Frontera presumía de que casi todos los porteros eran de Aguilar porque él se los había llevado allí a la SEAT.
Todo son recuerdos, en el siglo XX dos grandes políticos actuaron en sentido contrario, uno impulsó el sector industrial y el otro lo desmanteló. Pongalé nombre a los políticos, seguramente acertará.
Saludos cordiales.

Manuel Estévez dijo...

Amigo anónimo


A mi también me sorprendió la firma de Francisco Gonzalez Wals, pero si dice que no trabajó en esas fábricas, allá él, quizás un descendiente del "Carloto". que tú mencionas.

En cuanto a los que crearon y desmantelaron la industria española, en el siglo XX, todos los que somos "mayorcitos" los conocemos perfectamente, pero me doy cuenta de tu habilidad para no citarlos.

Pero la pregunta que me haces hay que hacerla dentro de un contexto, "el interés que tenía Europa" para que fuésemos una democracia "homologada" según ellos, al entrar en la Comunidad Económica Europea, y ante la gran presión de los países que mandan en Europa, nos obligaron a:

-Eliminar nuestra flota pesquera en más de un 60%
-Desmantelar nuestra Industria Siderúrgica
-Desmantelas nuestros astilleros
-Desmantelar nuestras Industrias de Bienes de equipo
-Nos subvencionaron para que dejar ciertos cultivos
-Desmantelar nuestra industria textil
-Desmantelar nuestra industrial del calzado
-Desmantelar nuestra industria del juguete
-Desmantelar nuestra producción de leche y reducir hasta la mantequilla

Etc. etc. y así, hasta llegar a la situación en que hemos llegado de 6 millones de parados, quedando en las manos de unos unos gobernantes y partidos políticos llenos de corrupción que se puede apreciar hasta en los carteles de propaganda.

Menos mal que somos libres, aunque haya más robos domésticos que nunca. Posiblemente para eso "quería Europa" que tuviéramos una "democracia homologada" para poder controlarnos en todos los sentidos.

Amigo anónimo, el que a un político u otro le haya tocado crear o destruir industria, es cuestión de la época que le haya tocado vivir.

Saludos









Lumoto dijo...

Buenas tardes Sr.Est'evez:
También he quedado sorprendido al leer a una persona que firma como Francisco González Wals decir no haber trabajado en Cenemesa.Tengo una fotografía que en se hizo en la Plataforma en el año 1960, en la que aparecemos junto a Miguel Cuevas, Enrique Bermúdez Casablanca, Francisco Pacheco y otros.