Luisita, LA BELLEZA DEL BARRIO
Agosto de 1925.
LUISITA LA BELLEZA
En
el mes de agosto y por la festividad de San Lorenzo, se organizaban unas veladas
o fiestas en todo el barrio. Esa era una costumbre instaurada en Córdoba por su
alcalde D. José Cruz Conde, cual era la celebración de veladas o verbenas en
los barrios más populares. La organización y mantenimiento de la misma, estaba
al cuidado de la Hermandad
del Calvario, cuyo hermano mayor era entonces, D. Juan de Austria y Carrión, posiblemente,
éste Hermano Mayor, junto al recientemente fallecido, José María Gutiérrez, habrán
sido los más importantes y fecundos de la historia para esta Hermandad. Bien es
verdad, que en aquellos tiempos, contó siempre con el apoyo del párroco D.
Salvador Roldán Requena, de grato recuerdo para la parroquia.
Se
organizaban bailes amenizados con el pianillo de un tal Rogelio, el que tocaba
mientras tuviera algo que comer, aparte de eso, se le pagaba por noche tocada.
Los bailes y los aspectos festivos tenían lugar en la Plaza que hacía la Calle Ruano Girón
enfrente de la puerta de la antigua sacristía (hoy calle del pasaje de Ánimas).
La plaza estaba aún de piedras, por lo que la circulación de vehículos a motor no
existía. En esa Plaza estaban las casas de los Cantillos, de Adela, de Leocadia,
de los Dorado, Los Camacho, Los Amaro, Los Genaros, Los Rivas, Los Carmona, Los
Rodríguez, Los Romero. Los Moyano, los Suárez, Los González y mucha gente
buena.
Otra
puerta que daba también a esa plaza, quizás más solemne, por su entrada en
escalones de piedra negra, era la
Casa de Joaquín, padre de la Angelita la “Hermosa”, que
se casó con Patricio, jugador de fútbol de la Electro Mecánicas ,
y que regentaba el almacén de
ultramarinos de la familia, que hacía esquina, enfrente a la casa “Del Bola” y
de Matías, éste último un maduro vendedor de tabaco al estraperlo, que era
asiduo en la esquina de la
Taberna de “Huevos fritos”. Con el tiempo la casa de Joaquín,
con sus tres escalones y el almacén de comestibles, se convirtieron en la
fábrica de joyería de uno de los hermanos Soto que se casó con una hija de los
Navarro. En los escalones de esta antigua casa, y en las tardes que la solana
apetecía, solían salirse las mujeres a la plaza, para coser, bordar, hacer
punto, hacer encajes de bolillos, secarse el pelo o incluso “pasarse el peine
fino”. Todo ello “arreglando” el mundo mientras hablaban. También solía unirse
al grupo Miguel González, el florista jubilado y el mismo Pepe Bojollo, que
nada más bajar de la torre de dar su
toque diario de “Vísperas”, solía sentarse en la puerta de su sacristía.
Durante
aquellos tiempos final de los años cuarenta y los cincuenta, en los días
normales, la entrada a la
Iglesia se hacía por el mismo patio de la sacristía que daba
a dicha plaza. Hoy, esa sacristía ha desaparecido, al deslindar el ábside de la Iglesia de las casas que
había por detrás. El patio de la
sacristía tenía unos amplios arriates llenos de “Don Pedros”, e incluso compartía el pozo con la casa de
atrás, en la que vivían los Córdobas y el mismo “Perdigón”. Hoy la zona que se
correspondía con el patio de la antigua sacristía es el denominado Pasaje del Cristo
de Ánimas. Hasta hace bien poco se podía observar el cable del pararrayos, que bajaba
ahí desde la cabeza del San Lorenzo que corona la torre.
Siguiendo
con la velada y fiestas, tenemos que decir que el pianillo tocaba hasta últimas
horas de la noche, pues los faroleros que apagaban las luces del gas, eran unos
simpáticos gallegos, pertenecientes a la saga de los “Seoane” que luego se
instalarían en la Calle Alfonso
XII, con dos tabernas populares, hoy desgraciadamente ya desaparecidas.
En
el costado izquierdo de la
Iglesia , se montaban una importante tómbola con obsequios y
regalos de distintas casas comerciales de Córdoba, una de las empresas que más
colaboraba era la simpática “Porcelana”, (Productos Esmaltados), que dejaba en
depósito ollas, cacerolas y toda clase de cacharros esmaltados de cocina. Esta
empresa empleaba a muchas personas del barrio, pues uno de sus ejecutivos se
había casado con una de San Lorenzo. Era tal esta circunstancia que los
trabajadores de la Porcelana
tenían “su mesa” en Casa de Armenta y posteriormente en Casa de Manolo, en
donde se reponían cuando estaban accidentados.
Efectivamente,
un familiar de Santiago Muñoz, fue el hombre que empezó a meter gente del
barrio en dicha empresa, luego siguió la tarea el mismo D. Santiago, y así en
los años 1950, trabajaban en esa empresa, llamada SUPE, entre otros, Manolo Santos, (Padre e hijo),
Antonio Camacho, “El financiero”, Antonio Dávila, Manolo Sanz, “El loli”,
Manolo Repullo, Manolo Rodríguez,
Fernando Sánchez “El Nano”, Enrique Pozo “El Cascarilla” El “Matías Prast
(hermano de la Manola
de la Calle Montero ),
Rafael Navarro “Finito”, Eulogio Martínez, Domingo Cantos, Ricardo Antúnez “El sopla”,
Los Hermanos Ríos, Antonio Cañas, etc. etc.
En
aquellos tiempos, “La
Porcelana ”, era una de las principales Industrias de Córdoba,
y que llegó a ser visitada incluso por el rey Alfonso XIII, en su primera visita oficial que hizo a
Córdoba, allá por el mes de mayo de 1904. Como botón de muestra de algo que pudo ser esa
empresa, queremos señalar a un trabajador de la misma, que según él, fue el
primer “jubilado ecológico” que hubo en Córdoba, se trata del recientemente
fallecido Manuel Santos Iglesias, hombre muy querido en el barrio por su
singular simpatía y agrado. Su trabajo en esta empresa, nos contaba él,
consistía en aquellos años 50 y 60 del siglo pasado, en llevarle el obsequio
diario que el químico de la empresa Sr. Giovanni, le enviaba todos los días, a
su “amor prohibido” que vivía en el Viejo Campo de la Verdad , para ello bajaba
todos los días la escalerillas de la
Ribera y cruzaba en la barca. De tanto hacer el recorrido, se
hizo incluso amigo del “Maero” el peculiar barquero y de Martínez el guardia de
asalto, que regentaba el Quiosco de la Ribera y que muchas veces le invitaba a café. Antes
de morirse y recordando aquellos tiempos, añoraba como muchos, aquella barca en
la que cruzabas el río y formaba parte del paisaje y de la historia de nuestra
querida Ribera.
Por
esta tómbola que ponía la
Hermandad del Calvario, pasaban todas las parejas de novios
del barrio y de los alrededores. Para acudir a la verbena y a todos estos
eventos festivos las muchachas acudían con su mantoncillos de piquillo, que en
general era de lo más sencillo que existía. Aquel ambiente servía para que la juventud y especialmente las jóvenes casaderas
disfrutaran de lo lindo.
Desde
la esquina de la Taberna
de Casa Armenta, hasta la Casa
de “Fernando El Serio”, todas esas casas eran de los Armenta-Álvarez, y eran
habitadas por familiares suyos. Quizás de los últimos parientes que hubo en
esta casa, fue la familia del “Niño Dios”, que fue banderillero de Manolete y
que se casó con Pilar Bejarano, parienta de la mujer de Rafael Armenta. En esa
misma casa y de recién casados año 1922, se mudó el matrimonio formado por D.
Andrés Bojollo y Dª. María Arjona, que con el tiempo serían los padres del eterno
sacristán de San Lorenzo, Pepe Bojollo. También por hablar de esa casa ahí
estuvo durante un tiempo la sede de la Hermandad de Ánimas.
Además
de palos de cucaña, carreras de cintas, caballitos, barquillas, y norias, se
organizaba como colofón final y entre las muchachas del barrio un concurso de
belleza, para elegir nunca mejor dicho “LA BELLEZA DEL BARRIO”.
Aquel año de 1925, fue en realidad el último año que estuvo de alcalde de
Córdoba D. José Cruz Conde, en donde
había dejado el pabellón muy alto. Fue el alcalde que remodeló la Plaza de las Tendillas, encargando
incluso al arquitecto D. Félix Hernández, el proyecto para el traslado de la
estatua de Gonzalo Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán” al centro de las
Tendillas; proyecto que se llevó a cabo, ya en 1927, y que por cierto, tuvo su
natural oposición y queja de mucha gente. También en el mes de Abril del año
1926, se inauguró el monumento al gran Obispo Osio, que fue ubicado al final de
la Calle Alfonso
XIII. Este obispo impulsó el nombre de Córdoba por todos los dominios del
Imperio Romano. D. José Cruz Conde, se marchó a Sevilla para ejercer de
Comisario de la Exposición
Iberoamericana de 1929.
Pero
siendo importante todo lo que hemos mencionado, una de las cosas más
importantes que ocurrió ese año en San Lorenzo, fue como hemos dicho el concurso
de belleza que se celebró en el barrio. Se formó un jurado de “notables”
formada por Rafael Herencia, José Corpas, Santiago Muñoz, Pedro Baquerizo, Antonio
Torderas y Juan de Austria, como presidente y principal organizador. Se
presentaron muchachas de la calle Abejar, Pedro Verdugo, San Juan de Letrán, Calle
los Frailes, Montero, San Rafael y María Auxiliadora, en total unas catorce
muchachas, a las que se les exigía que llevaran un mantón sobre los hombros;
prenda que de una forma u otra, todas llevaron aunque con mucha discreción por
las carencias que en aquella época existían. Resultó ganadora en una primera
votación Luisa Gutiérrez Gómez, de 16 años, que al conocerse el nombre, fue
aclamada por la mayoría de los asistentes al acto que se celebró muy cerca del
portalón de la Iglesia. El
presidente del jurado, D. Juan de Austria y Carrión, le hizo entrega de un
precioso Mantón de Manila, con dos pavos reales, que causó sensación.
Rodeada,
de María Arjona, Pilar Bejarano, Elisa Almedina, Rafaela Gutiérrez, Rafaela
Martínez, Ángela Prieto, Pilar Maria, etc. etc. todo eran parabienes para la
joven ganadora. En segundo lugar de este
concurso quedó otra gran muchacha, la hija de Andrés “El Empredaor”.
La
hija de Andrés, era de las pocas muchachas de aquella época que tenían su
carrera de maestra y al final se casó con D. Manuel Salcines, santo y seña de
los guías turísticos de Córdoba, además de pertenecer a una familia de
industriales del calzado y la peletería de la Calle Alfonso XIII.
A
partir de este día Luisa Gutiérrez Gómez, empezó a llamarse para la mayoría de
la calle y del barrio “LUISITA LA
BELLEZA ”, que como se puede apreciar en la foto fue todo un
acierto del jurado.
Esta
encantadora mujer nació en el Arroyo de San Lorenzo, en el 1909. Su padre fue
Antonio Gutiérrez, panadero de Córdoba y su madre Encarnación Gómez Hermosilla,
de Fuente-Vaqueros, pueblo de la provincia de Granada, y según ella,
emparentada con el poeta García Lorca. Al poco tiempo de su nacimiento, los
padres de Luisa, se mudaron a la
Calle María Auxiliadora, enfrente de la Sociedad de Plateros.
Allí se casó y tuvo a sus cinco hijos, y fue una mujer que dedicó toda su vida
y belleza a cuidar de los suyos. Su abuela, su madre, su marido, su hermana y
por supuesto sus hijos, ocuparon todo su tiempo y dedicación.
La
calle, el vecindario se privó de poder contemplar a esta maravillosa mujer que
un día le nombraron LA BELLEZA DE
SAN LORENZO. Se puede contar con los dedos de las manos, las veces que pudo
salir a la calle, solamente y cuando ya tenía noventa y tantos años, todos los
24 de mayo, acudía a casa de una de sus hijas, para presenciar la procesión de
María Auxiliadora de la que era muy devota.
De
la Calle María
Auxiliadora, y debido a la especulación se tuvo que marchar a la Plaza de la Alegría , (detrás del
Colegio El Carmen), Aunque como es natural y en razón de la hipoteca, se mudaba
mejorando la vivienda. Nada más entrar a su nueva casa dijo:
“En
San Lorenzo no salí prácticamente a ningún sitio, pues aquí, que no sé ni en
donde estoy, si que no pienso salir hasta que no me lleven para adelante”.
Esta
mujer con toda su lucidez, murió en el 2009, a los 100 años, rodeada de sus hijos y de
todos sus nietos. Durante los últimos días de su vida, toda la fuerza de su
mirada la concentraba fijamente en un bonito cuadro, (copia-retrato), que el
artista José Luís Muñoz Baena, le hizo de la foto que en su día publicó una
revista festiva de Córdoba con motivo del concurso. Este cuadro se le regaló
con motivo de cumplir setenta y cinco años, y desde entonces, a todos aquellos
que visitaban su casa, a modo de carnet de identidad, les mostraba el cuadro exclamando
siempre:
“Lo que es la vida, esa era yo cuando tenía 16
años y me nombraron Belleza del Barrio”. Ella se transformaba cuando decía
esto, el cuadro era el espejo, donde ya mayor se miraba e intentaba arreglarse siempre
su coqueto peinado.
En
sus noventa cumpleaños, plena de lucidez, nos contaba aquellos carnavales en
los que las carrozas eran simples carrillos adornados con monte o taraje del
campo, y encima iban las murgas, con sus ropajes y tocando sus festivos pitos.
Nos recordaba a la famosa Murga del Regaera, que por vivir cerca del barrio,
disfrutaba tirando carretes de hilo, que las mujeres dadas las necesidades que había
se apresuraban a coger arremolinándose en el suelo, para gastarlo cosiendo en
sus viejas máquinas de coser SINGER, NAUMAN Y VÉRITAS, luego llegaría la máquina Alfa.
Aparte
de echar de menos estas fiestas en el barrio, también recordaba cuando de
jóvenes se iban en pandillas, hasta Pedroches, y a la altura de la Venta del mismo nombre, se
solían coger los coches de caballos que allí había estacionados y que por el
precio de 2 pesetas al coche completo,
te llevaban con ida y vuelta al Santuario de Linares.
También
recordaba la afluencia de festivales de cante jondo que se daban cerca del
barrio, citando por ejemplo el Salón San Lorenzo, que estaba situado en el
Arroyo de San Lorenzo nº 8, y allí actuaban grandes bailaores y cantaores.
También el Salón de Variedades de San Agustín, situado en la Calle Obispo López Criado nº 5,
traía buenas actuaciones flamencas. Igualmente en el Club Niño Marchena de la Plaza de la Almagra , también se
respiraba cante jondo. “El Granaino”, “El Cobitos”, “Frasquillo” “El Tostao” “La Quica ” “El Niño de Bronce” y
el “Niño de Tetuán” actuaban con cierta regularidad. “El Niño de Tetuán”, fue
el ganador de la Copa de la plata del concurso de cante que se celebró en la Plaza de los Tejares (Donde
hoy está el Corte Inglés). Allí también demostró sus habilidades el "Pulgarín". El premio se adjudicó por votación popular de los
espectadores que abarrotaban los graderíos. El precio de la entrada de estos
festejos era de 50 céntimos de peseta por localidad. En 1925, a nivel de verbenas y
otros eventos de recreo, el barrio de San Lorenzo y sus alrededores quedó muy
bien situado.
El
Salón San Lorenzo, cuando adquirió una fama casi nacional, fue en el momento en
que actuó “Dora la
Cordobesita ”, que habiendo nacido en el barrio de San Agustín
(casa que luego fue el Bar Andaluz), estaba plenamente identificada con el
barrio de San Lorenzo y quiso actuar en el Salón San Lorenzo y lo hizo con la
copla “Cruz de Mayo Cordobesa”, que causó una enorme sensación. Hubo gente
apelotonada en toda la calle. Dos años después se casaría con el torero
sevillano Chicuelo, en la
Iglesia de los Dolores de Córdoba.
EL FÚTBOL EN CÓRDOBA
Finalmente
tenemos que decir que por aquellos años, Córdoba, tenía pocas diversiones
colectivas y por ello, estas verbenas y los citados salones de recreo, llenaban
un gran espacio en las vidas de las gentes. Por ejemplo, en lo deportivo como
el fútbol y mediados los años 1920, Córdoba tenía solamente dos equipo de
fútbol en la llamada Primera Categoría grupo B, estos equipos eran El Córdoba
Sportíng Club, que jugaba en los jardines de la Victoria y el SD. Electro
Mecánicas FC., que jugaba en su propio campo de fútbol, que en los años
sesenta, se convertiría en un cine de verano más. En 1923, y en el cuartel de
Artillería 42, se habilitó un campo de fútbol que se llamó el “Estadio de
América” y que estuvo funcionando hasta el final de los años setenta. En ese
Estadio de América, jugó el Sporting, hasta que en 1945, D. Ramón de la Lastra , construyó el desaparecido
Estadio del Arcángel.
Juan
Blanco Pedráz, vecino de los Olivos Borrachos, en donde nació, siendo hijo de una
excelente y simpática mujer a la que de forma cariñosa le llamaban “La Madrileña ”. Apoyándose
en su singular memoria, el amigo Juan, nos recordaba las veces que subidos en los vagones de
mercancías que estaban aparcados en la Estación de Cercadillas, veían parte de los
partidos que tenían lugar en el Estadio América. A aquellas “gradas” se le
llegó a llamar “EL FONDO NORTE”. Fueron muchas la veces, que a los intrépidos espectadores
que estaban subidos en estos vagones, le sorprendió la puesta en marcha del
tren que estaba parado, bien porque arrancaba la máquina o porque estaba
haciendo maniobras de enganche. La puesta en marcha del tren quitaba a estos
espectadores la visión vertical del campo de fútbol, y por ello, les privó en
muchas ocasiones de ver las jugadas más importantes del partido.
No
cabe duda de que eran otros tiempos, ni existían las prisas, ni tanto coche, ni
tanta hipoteca, y los veranos eran recibidos por muchos ciudadanos, tomando el
fresco en las puertas de sus casas. Al no haber televisiones, lo única “pantalla”
que se miraba en aquellas noches eran las paredes blancas de las fachadas, en
donde las “salamanquesas” tenían sus
disputas por todos los mosquitos que revoloteaban. Mientras y como
música de fondo, se oía el trepidante ruido y el trasiego de los “murciélagos”, alrededor de
la única bombilla que había en toda la calle. Así pasaba el tiempo, y llegabas
incluso a altas horas de la noche. De mi calle, la primera que se metía para
adentro era la conocida Encarna, mujer que trabajaba en la Electro Mecánicas
y solía levantarse a las cuatro y media de la mañana. Cuando cogía la silla y
se retiraba, se llevaba su pequeña radio y por tanto, se acababa la posibilidad
de seguir escuchando todos la emisión “Aquí Radio Andorra”, donde una locutora
de voz delicada e inconfundible nos hablaba en un característico castellano,
obsequiándonos continuamente con “discos dedicados”.
Allí
en la puerta de su casa, que era conocida como “Casa de la Piconera ”, y a media luz,
pues allí no llegaba apenas el reflejo de la única bombilla que había en la
calle. A falta de la radio, se formaban animadas tertulias, donde los más
jóvenes preguntaban a los mayores sobre muchas cosas acontecidas en el barrio.
Cada puerta de la calle era como un “casinillo” en donde, los mayores llevaban
la voz cantante. Un tema que nos intrigó a los más jóvenes de siempre era la
muerte o el homicidio de Rafael Armenta Álvarez, por ser su apellido, Armenta,
el que le dio nombre a la
Taberna más famosa del Barrio.
José
Quíles, ya mayor, pero con una gran memoria, nos relataba como pasaron los
acontecimientos, él, nos recordaba, que había ido ese día a la Ferretería Ramos ,
que estaba en la Calle María
Cristina nº 19, (casi frente a Rusi), a por unos alambres para unos tendederos
y al volver se encontró con todo aquel jaleo. El, era cliente habitual de la Taberna , y por ello se
entremezcló en el asunto y por ello nos contaba:
“Rafael
Armenta, murió al parecer de una hemorragia interna, a consecuencia de una
herida que le propiciaron o él se hizo en el vientre al pincharse unas tijeras
de costura. Al menos la sentencia sobre la encausada como sospechosa, su mujer
María Antonia Bejarano, fue de absolución.
Los
incidentes y la muerte tuvieron lugar en el mes de Mayo, en días coincidentes
con la Feria de
la Salud. Al
parecer este hombre bebía y maltrataba a su mujer según se desprendió de las
declaraciones que ella realizó en la
Sala , a las preguntas de su abogado defensor que fue D.
Antonio Carrasco Suárez Varela. Aquel supuesto homicidio, o muerte fortuita,
llenó al barrio de expectación e incluso la Audiencia Provincial ,
se quedó pequeña para alojar a gran parte del vecindario que se hizo ostensible
en la puerta de la Audiencia. Hasta
el punto fue esto así, que hubo de intervenir la fuerza pública para encauzar
la entrada al recinto judicial y ordenar a la mucha gente que se quedó en la
calle.
En
aquel juicio, la Mesa
del Tribunal estaba compuesta por los magistrados: D. Fernando Abadía, Muñoz Cobos y Gascón Escribano.
En
el día 24 de noviembre de 1924,
a media mañana, con la sala a rebosar y los alrededores
de la Audiencia
con más gente que un día de feria cualquiera, entró Antonia María Bejarano, que
se había bajado de un coche, toda vestida de riguroso negro, acompañada de su procurador
D. Juan de Austria y Carrión, persona muy conocida y querida en el barrio, por
su desinteresada entrega. Era por así decirlo el “abogado de San Lorenzo”.
Fueron
muchos los testigos que de una forma u otra participaron en este juicio, El
Fiscal fue un tal Sr. Aparicio, y el secretario de la Sala , fue Rafael Flores.
El
abogado defensor D. Antonio Carrasco y Suárez Varela, interrogó a un montón de
personas, muchas de ellas eran conocidas todas del barrio. En primer lugar
interrogó al médico D. Rafael Garrido, que fue el que atendió a Rafael Armenta,
de las heridas que supuestamente le habían costado la muerte, heridas a las que
él en un principio no dio mucha importancia. Luego siguieron pasando por el
estrado: José Jiménez Recio, que era el cartero del barrio, Rafael López
Cayoso, José Quíles, Rafael Morrugares “El Coco”, José Muñoz, Manuel Manosalvas
y María de Dios Moreno. También testificó a petición de la defensa, Pilar
Cabrera, que era como se decía antiguamente “la criada de la casa”. Todos declararon
a favor de la acusada. Incluso los testigos de cargo reconocieron estos
maltratos.
Luego
y a petición de Fiscal, también declararon: Luís Álvarez, Carmen Álvarez,
Rafael Álvarez, que eran todos,
parientes o amigos del fallecido y finalmente se leyó la prueba pericial
realizada por el forense Sr. Luarco y los peritos Romera y Roncal y todos
llegaron a la conclusión de que las heridas producidas por las tijeras, habían
sido de carácter leves.
Al
final de este juicio y aunque la procesada estuvo detenida mientras se instruía
el expediente, finalmente fue declarada NO CULPABLE, al retirar el Fiscal las
acusaciones, por lo que fue sobreseído el caso.
La
decisión judicial fue acogida con gran alegría en el Barrio, pues Antonia Maria
Bejarano, y toda su familia, eran muy queridos por todos. Poco faltó, para que
la gente sacara en hombros al abogado defensor,
D. Antonio Carrasco y Suárez Varela.
No
obstante la gente del barrio por boca de Gabriel González, “El padrino” supimos
que esa pareja ya se conocían perfectamente uno al otro, y aunque parezca
mentira los comportamientos todos eran lógicos de esperar. Hay quien aseguraba
que fue un posible matrimonio de conveniencias; por una parte la saga de los
Armenta Álvarez, que tenían cierta posición y otra la de los Bejarano, que se dedicaban a trabajos
eventuales y también al trabajo de “Chindas” o despojeras en el matadero. Sólo
esto puede explicar que apenas recién casados, lo habían hecho en Julio de
1922, surgieran todos estos problemas, que a nadie debían de sorprender
conociendo a Rafael Armenta Álvarez, como le conocían los clientes”.
También
quedó flotando en el barrio en que se había inculpado a la pequeña hija que tenían
en el accidente de las tijeras, al parecer esa niña Magdalena Armenta Bejarano,
que con el paso del tiempo heredó la taberna, se casó con Manolo Sánchez, y
ellos fueron los que de una forma u otra regentaron la Taberna , hasta que en el
1953, se la vendieron a Manuel Jiménez Torres, que acababa de acertar una
quiniela y por la que cobró 490.000 pesetas. A partir de entonces, esta taberna
empezó a llamarse Casa Manolo, pero la gente completó el titulo llamándola,
“Casa Manolo el de las Quinielas”, nombre que así quedó hasta que a principios
de los años noventa, la casa y la taberna fue objeto de la piqueta. De esta
forma se perdía un edificio que fue testigo de muchas cosas del barrio y formó
parte de su historia.
La
viuda y maltratada mujer Antonia María Bejarano, volvió a rehacer su vida,
casándose con Antonio Torderas, con quien llegó a tener varios hijos. Este
Antonio Torderas, tenía una pasamanería enfrente de la taberna y que se
denominaba “LA BARATA ”
y que fue incluso objeto de graciosas coplas en el carnaval. Después de la
“BARATA”, se quedaron con el traspaso de esta Pasamanería los Hermanos Priego,
en dicha tienda trabajó de dependiente el mayor de los hermanos Almoguera, gran
aficionado por otra parte al campo, y gran recolector de caracoles gordos. También
trabajó en esta pasamanería Margarita Laguna, que por aquellos tiempos, junto a
Maruja Guzmán, eran de las principales voces del coro parroquial. Margarita, terminó
casándose con uno de los hermanos Priego.
TESOROS Y FANTASMAS.
Hablar
de “Los de Álvarez” es hablar de una familia que tuvo en el barrio varias ramas
de parentesco. Hubo una concretamente que vivía en la calle Roelas nº 14, casa
que fue derribada por un bombardeo en agosto de 1936. Estos regentaban la otra taberna
que había en San Lorenzo, la que fue Casa Miguel Cosano, posteriormente Casa
Gamboa y en la actualidad Casa Luís. Al parecer esta familia se quedó en las
últimas, pero todavía se comenta por el barrio que uno de los Álvarez, se
encontró “Un tesoro” en su casa derribada que los hizo subir como la espuma,
dedicándose a partir de entonces a la hostelería y a la platería, con bastante buen
éxito. Esta casa la visité yo con frecuencia pues allí vivió Concha, la
jeringuera de San Lorenzo, parienta mía y puedo dar fe de que allí había unos
muros tremendos y con muchos falsos huecos.
Esa
casa nº 14, pegaba sus paredes con la casa nº 12, que era en donde nació mi
familia y también recordamos, que allá por el año 1954, y con motivo de una
reforma restauración que se hizo en la casa, a cargo del maestro albañil Rafael
“El largo” (Rafael Uceda), se pudo comprobar que en el mismo muro de separación
con la casa nº 14, volvió de aparecer otra olla llena de monedas de cierto
valor, pues a la vecina Carmen Trujillo González, que se la encontró, también
se le notó una gran mejoría en todo. Los tesoros solían aparecer en huecos practicados
en aquellos anchos muros, alojados en vasijas de barro llenas de monedas y
otros objetos.
Sin
bien no lo vimos físicamente, si podemos decir que tanto en el primer caso como
en el segundo, todo el mundo notó la enorme mejoría que ambas familias
experimentaron. A saber a donde pudieron ir a parar dichos tesoros y la valoración que
le pudieron dar. En cuanto al Álvarez, al que le derribaron la casa, se marchó como
hemos dicho a las Margaritas y allí puso un Bar muy cerca del Paso a Nivel, que
al parecer fue todo un éxito. También se dedicó a negocios de joyería y algunas
veces le pudimos ver en las navidades venir por la Sociedad de Plateros,
para recoger la lotería que jugaban los plateros.
Pepín
Sánchez Aguilera, que nos dejó recientemente, nos contaba que en torno al
“tesoro” se montó todo un tinglado de misterio. En el Arroyo de San Lorenzo y
en la que fue casa de Alfonso “El droguero”, tenían los Armenta otra pequeña
taberna, que incluso llegó a ser regentada por la familia de Pepe Bojollo. Pues
allí en un cuarto de la citada taberna, se solían juntar un grupo de personas
posiblemente aficionadas al arte “Espiritual de la Videncia ”, que se reunían
a oscuras en torno a una especie de bola y decían que veían al duende que había
anunciado el supuesto tesoro subir por
las escaleras. Verdad o mentira, aquello del tesoro, del duende, y todo lo que
trajo consigo, se cundió por el barrio, y aún los que vivieron por aquellas
épocas lo recuerdan. El cabecilla del grupo de los videntes o aficionados a
aquellas artes, se llamaba Olegario y era sobrino de Camuñas, el portero del
Cementerio de San Rafael.
Era
el año 1966, y estábamos en el Parque de Automovilismo, en las oficinas de
talleres, aprovechando de que ese día había faltado el severo teniente Jarabo, (Jefe
de talleres), nos encontrábamos sentados en el antedespacho con Maximiliano
Calero, el responsable que asignaba las Órdenes de Trabajo para la reparación
de los Vehículos. Era al principio de la jornada y allí estaban el maestro
Rafael de la Virgen ,
Márquez el pintor y Heredia el tapicero, además de los soldados, Meléndez,
Carmona, Polo Luque y unos cuantos más. Un tal Amador, fontanero, comentó un
caso de “fantasmas” que había pasado en una casa de la Calle Carlos Rubio,
allí y a la llegada de la noche, de buenas a primeras empezaban a caer piedras
y objetos por los tejados del patio y la gente se quitaba de en medio, so pena
de sufrir cualquier herida. Al parecer eso ocurrió varias veces hasta que
averiguaron que las piedras y los objetos, eran un “achaque” que provocaba “El
querido” que se las traía con la “casera” y no querían que nadie lo vieran
entrar. Aquello fue sonado y vino hasta en los periódicos en la sección de
Sucesos.
Entonces
Maximiliano Calero, que era bastante mayor que nosotros, relató lo que pasó
cerca del puentecillo de la
Portería de San Rafael, al parecer el era pequeño y el Buen
Suceso todavía estaba con el arroyo funcionando. En todo el tramo que daba a
las espaldas del Convento, había solamente una enorme casa de vecinos (hoy hay
dos casas), y otra vez a la llegada de la noche y con la calle prácticamente a
oscuras, sonaba una especie de música
tenebrosa que asustaba a todo el mundo. Con la calle vacía, aparecía un tipo
muy alto, con un rostro iluminado y poco agraciado, que con una capa por lo
alto, imponía mucho miedo y respeto. Todo el mundo se quitaba de en medio. Eso
ocurría de forma cíclica dos veces en semana. Un día, uno de aquellos chavales,
posiblemente el más travieso, al que llamaban “El Negro”, con su piel ennegrecida
de bañarse en el río, su tirador y el bolsillo lleno de chinos, esperó escondido
en la que luego sería la casa de Antonio Cerrillo, y cuando sonó aquella música
en la oscuridad de la noche, y ya todo el mundo ponía pies en polvorosa, él, aguantó
estoicamente y cuando vio aparecer por el puente al “Fantasma”, no tuvo nada
más que arrearle una tremenda pedrada en aquella cabeza, con la sorpresa de que
lo que le rompió fue una especie de farol de gas que llevaba a modo de gorro y
simulando una falsa cara. Caído el falso fantasma al suelo, quedó al
descubierto la cabeza de un sujeto pelado a lo amadeo corto, tirado en el
barrizal de la calle.
Allí
se pudo comprobar que se trataba de un conocido “Oficinista del Ayuntamiento”,
que solía frecuentar la
Taberna de los Perros, (Casa Joaquín) y lo que pretendía era entrar
sin ser visto para estar con su “querida”. Este hombre fue la mofa de todo el
mundo, pero allí no se aclaró quien era la destinataria de aquellas misteriosas
visitas. Con el tiempo, siguió Maximiliano, se supo que se trataba de una mujer
joven que había venido de la
Línea de la
Concepción y que la nombraban como Rosa la del lunar. Esta
mujer se marchó a vivir a la
Colonia de San José, el barrio en donde luego se ubicaría la Residencia Teniente
Coronel Noreña.
AL OLOR DE LAS PERRUNAS.….Principios de los año
1950
Era
la canción que solíamos cantar por aquellos pórticos del patio del Colegio
Salesiano, con el ánimo de que lo escuchara D. José María Izquierdo, que era el
encargado de las escuelas gratuitas en aquellos años principio de los
cincuenta. El desde el despacho de su secretaria, y con su “Arjonilla” de
secretario, nos mandaba placidamente callar y nos decía que ya llegarían las
vacaciones de Navidad. (Hoy se pueden apreciar en la Calle la Muralla, cerca de
los Salesianos, los huecos en la piedra que ocupaban la Secretaría , los accesos
a otros patios.). Donde está ubicada actualmente la Plaza Felíx Rodríguez
de la Fuente ,
era el Patio que se denominaba de D. Bosco, junto a dos abetos se podía ver un
busto del fundador de los Salesianos en Turin.
Por ese patio se entraba a las clases 5ª y 6ª en planta baja y por medio
de unas escaleras, se accedía a una segunda planta en donde estaban las clases
2ª, 3ª y 4ª. º. Ese patio, se comunicaba con la espléndida huerta que contaba
el Colegio.
Pero
siguiendo con las Vacaciones de Navidad, tenemos que decir, que antes de que
estas llegaran, (las vísperas), D. José, iba clase por clase y con una lista en
la mano, mencionaba a todos los que figuraban en ella para que formaran grupo
en torno de él. Al llegar a su despacho nos decía: “Mañana les dicen Vds, a sus
madres que os faciliten una botella de a litro, ni más chica ni más grande, y
las ponéis en la galería del cuadro de D. Bosco, en donde aparecerán vuestros
nombres agrupados por orden de clase y orden alfabético. A las botellas a modo
de etiqueta de marca, le ponen Vds. vuestro nombre y clase. También les
indicaba que el que no estuviera de acuerdo de estar en esa relación lo
comunicara en Secretaría a “Arjonilla”.
El
último día de clase los trescientos o más niños que aparecían en la lista
tenían su nombre en perfecto orden alfabético, colocado en la galería frontal de
aquellos eucaliptos, debajo del bajo-relieve
del Arcángel San Rafael que presidía el patio. El Custodio de Córdoba, era
testigo histórico de tantos y tantos recreos, en donde, antes de entrar a las
clases, tenían lugar multitud de partidos de fútbol. La longitud de la galería
o pórtico era enorme, como enorme era la relación de alumnos, ya que iba desde
el Bar de Basilio, (antiguos alumnos), hasta el rincón del Teatro, hoy Teatro
Avanti. Lógicamente esta lista era voluntaria de forma que el niño que sus
padres no querían que apareciera en ella, se quitaba de inmediato. Allí
quedaban los niños del Colegio, que voluntariamente aceptaban lo que el Colegio
les ofrecía: Un litro de aceite, un kilo de arroz, un kilo de azúcar, un kilo
de garbanzos, un kilo de alubias, una cajita de mantecados la “Colchona”, un
par de tabletas de chocolate, un paquete de galletas de vainilla, una morcilla
y un chorizo, más o menos. Todo, menos el aceite, metido en una bolsa que
decía: FELIZ NAVIDAD.
El
confeccionar la lista era una labor a la que el bueno de este salesiano le
dedicaba tiempo y criterio. A unos los apuntaba porque nada más verlos, sabía
que lo necesitaba, a otros lo apuntaba porque sus ropas y sus remiendos
delataban las posibles dificultades que solíamos pasar en nuestras casas.
Finalmente y como buen psicólogo, a algunos los apuntaba por el número de
“sabañones” que desgraciadamente llevaba encima. Estas listas estaban siempre
abiertas para borrar o incluir alguno. Luego a otra relación un poco más
reducida, (unos cien alumnos), se les daba además un vale de ropa, que
consistía en dos camisetas de interior, una camisa, dos pares de calcetines y
un jersey de aquellos que tenían la botonera en el hombro izquierdo.
En
realidad el Colegio no hacía nada más que poner en manos de los más
necesitados, lo que entregaban los cooperadores, pero la labor de pedirlo y
encauzarlo era labor de D. José María Izquierdo, que nunca mejor dicho tenía un
corazón tan grande como un campo de fútbol. Y digo lo del fútbol, porque su
paso por el Colegio Salesiano, significó unas cotas de popularidad enormes para
su Oratorio Festivo de Verano, que con el atractivo de la práctica del fútbol
atraía a la juventud de media Córdoba, a sus patios en aquellas tardes del
verano. Un vecino actual del Coliseo de San Andrés, el simpático “Lucas”, por
vivir cerca en la “Redonda” fue un gran colaborador y amigo de D. José, y su
equipo el Andaluz, llenó muchas tardes de emoción de aquel fútbol aficionado,
en competencia con El Locomotora, El Calatrava, Los 11 Valientes, El Amparo, La Verdad , El Alcázar, La Ferroviaria , El
Santiago, El Naranjo, El Cañero, El Cerro, El Ciudad Jardín, etc etc. Por allí
no se vería pasar a ningún Leonel Messi, pero si a unos muchachos, que en la
mayoría de los casos después de su jornada laboral, se las jugaban en aquel
campo de tierra amarilla, más duro que las piedras. Aquello era afición. Eso
si, allí no había necesidad de autoridades ni fuerza pública, allí, era tal el
carisma y el respeto que todo el mundo le tenía a D. José María, que nunca
pasaba nada. Y eso que los árbitros, tan poco eran federados, Pepe Reus, El
Figueroa, Pedro Navarro, El Tarta, Luís López, Bernardo Palacios, Abelardo
Rodríguez, Galvéz, “El Carioco”, Hernández, Cayuela, ect. ect, eran la mayoría
de los árbitros que pitaban aquellos partidos de forma totalmente altruista.
EL MONTE PARA LOS NACIMIENTOS (1954)
Con
todo el respeto a las costumbres que nos han ido llegando de Europa y de fuera,
por aquellos tiempos, EL NACIMIENTO, era el motivo principal para estas
fiestas. Quien no recuerda aquellos escaparates que ponían en la papelería
Victoria, enfrente del Ayuntamiento, en donde lo llenaban de figuritas y
motivos del nacimiento. También tenemos que recordar aquellos puestos
provisionales que se ponían al principio de la calle Nueva, en donde vendían toda
clase de pastorcillos, incluso corcho y monte del campo. Los puestos empezaban
en la misma esquina (donde empiezan los restos romanos), y terminaban antes de
llegar a una callejita en donde estaba Electricidad Poveda y que era la entraba
a las Oficinas del Ayuntamiento. En la misma esquina ya estaba el precioso
edificio que ahora ha sido restaurado. Ahora en los bajos, han puesto un
moderno bar. En este edificio que hace esquina con la calle María Cristina hubo en primer
lugar una tienda de Pueyo; después se instaló allí el
primer Supermercado importante de Córdoba, que se llamaba SASS,
y que entregaban para promoción los primeros vales VALISPAR que se vieron por
aquí. Más tarde se instaló Urende, que ha estado hasta hace
bien poco. A la espalda estaba Electricidad Poveda, y por ese
rincón, como hemos dicho, se entraba a las oficinas del Ayuntamiento. En el año
1979, recuerdo que el Alcalde de Córdoba, Julio Anguita, que estrenaba cargo,
presenció desde uno de los balcones de ese edificio la Cabalgata de Reyes Magos.
Se puede decir que aquel balcón, quizás por la novedad, fue tan observado como
la propia Cabalgata.
En
el año 1954, recién llegado a la parroquia, el cura Novo, le convencieron como
de tantas cosas para hacer un gran nacimiento en la Iglesia de San Lorenzo, y
para recoger “el monte”, (hoy está prohibido), fuimos una buena charpa de gente
joven a la zona del Santuario de Linares. En aquel grupo iba Rafael Morales,
Manuel Afán, José Montero, Alfonso Lupión, Antonio López, José Estévez, Rafael
Granados, Inocencio Montes y unos cuantos chavales más.
La
voz cantante para ir al citado campo, lógicamente la tomaron los mayores del
grupo y se escogió el camino viejo de Pedroches, esto es “Cuartel del Marrubial
- Calle Sagunto, -Cinco Caballeros, vadeando la Cruz del Padre Roelas, - La cuesta de la Cantera , (donde explotó el
coche de ETA), -La Avda.
de Miraflores, (dejando a la derecha la cárcel y el barrio de Miraflores, con
su pequeña Iglesia, que fue el comienzo de la popular parroquia de San Antonio
de Padua.). A la izquierda y al principio de la tapia de Cepansa, se dejaba la
“Cantinilla del orejas”, y desde ahí, por la acera espléndida que había se
llegaba al paso a nivel con barrera. Pasado este, atravesábamos el llamado
“Puente de los Reyes”, por su semejanza con los de los nacimientos. Dejando a
la izquierda una enorme perrera, en donde criaban a estos animales para su
posterior venta. De allí subíamos hasta el “Canasto de las Vagonetas”, dejando a la izquierda, la Venta de Pedroches, que
funcionaba aún en épocas intermitentes.
El
“Canasto de las Vagonetas”, era un enorme pilar con cuatro patas, metálicas,
que a modo de puente en la carretera, permitía el paso de los coches por su parte
inferior y las vagonetas de Asland por su parte superior. Una plataforma a modo
de techo, protegía a los coches de lo que pudiera caer de las vagonetas. A este
enorme pilar plataforma, la gente de Córdoba, lo denominaba popularmente “El Canasto de las Vagonetas”. Su ubicación
era exactamente en donde estaba la choza del guarda de la finca EL MAJANO.
A
la derecha de este “Canasto”, se abría un camino por el que se iniciaban unos
vetustos postes de madera que llevaban el tendido eléctrico al Santuario de
Linares. Mi madre los conocía porque lo había oído de sus mayores, que la senda
del tendido de cables era la distancia lógicamente más corta al Santuario. Además,
su padre, Juan Recio Pizarro, colaboró a
la instalación de este tendido eléctrico. (Este sencillo hombre del barrio, de
oficio “hombre para todo”, fue el que sustituyó provisionalmente la cabeza del
San Lorenzo que al ser derribada por un rayo, le puso en su lugar una olla,
“cabeza provisional” que duró, hasta que fue restaurada la torre con motivo de
su iluminación.
Nosotros
cogimos este camino, y nos adentramos por unos esplendidos llanos, que más
tarde serían cantera y luego profunda escombrera. Eran unos llanos encantadores
y así pudimos pasar por Peña Tejada, con su pozo y sus cuevas, y coronamos el Puerto de la Salve. Luego pasamos por las
llanuras de San José de Linares, con su abundancia de encinas y monte bajo. Hoy
entre los escombros, la cantera y las casas adosadas, han hecho desaparecer
centenares de encinas, pinos, olivos, madroñeras, jaras y lentiscos, que bajo
el susurro de las cristalinas aguas del arroyo, le daban un marco incomparable
de belleza y de bienvenida al Santuario.
Allí bajo la sombra del cerro de San Fernando, que por aquellos tiempos también
querían explotar como cantera, formábamos nuestro “haz de monte” y después de
beber en la fuente y visitar a la
Virgen , emprendimos el camino de regreso a Córdoba. Volvimos
por el camino de la
Carretera de Almaden, y al pasar por el Zumbacón, aquello fue
una espectáculo especialmente para los chiquillos, que solía haber muchos.
Luego nos metimos por la Calle
de San Acisclo, que como siempre estaba tremendamente embarrada, y el dueño del
horno de San Antonio, en la puerta, nos ofreció a cada uno un bollito de pan
para reponer fuerzas. Llegamos a San Lorenzo y había monte para hacer un montón
de nacimientos. Eran los años, en los que al cura Novo, todo le salía bien.
Hablar
de “perrunas” y pestiños, es hablar de “Lola la pecosa”, mujer que junto a su
marido Manolo, formaba una pareja tremendamente solidaria para con los vecinos
de la calle. Ella era experta en hacer excelencias de productos de navidad y se
desplazaba a las casas de sus vecinos para obsequiarles con su elaboración.
Vecina de la calle María Auxiliadora, vivía en la misma casa de Ángel Bimbela
“El sastre” y compartía también vecindad con Manolo Montoro, el simpático
rapsoda, que hacía la propaganda al esforzado “Calete” que por esas fechas era
el electricista de todo el barrio.
Efectivamente,
llegando estas fechas la “Luz de Perra-gorda” era ampliamente superada por
aquellas conexiones “piratas“, que facilitaba “luz de contador” a todo el
mundo. Mientras el se entregaba a estos menesteres, las mujeres y demás
vecinas, se dedicaban a intercambiar sus convidadas en aquellas botellas
esmeriladas, que de alguna forma representaban “un lujo”, pues hasta las
botellas escaseaban. Podían ser bebidas sencillas y simples, pero
intercambiadas con toda la familiaridad del mundo. Unas llevaban perrunas,
otras; pestiños, otras; roscos. Incluso alguna te ofrecía trozos de “morcilla
chorizada”. Todas, llevaban algo de lo mejor que tenían en sus casas para
convidar a los vecinos. Pero es que esta relación era incluso de casa en casa.
Toda la calle se consideraba vecindad. Afortunadamente, las televisiones, los
pisos y las hipotecas, no nos habían hecho tan individuales.
Había
otra mujer que era la Genara ,
que era la especializada en matar el pavo, el conejo, el pollo o aquel animal
que cayera por aquellas fechas. Aunque por aquellos tiempos, la carne que más
se consumía era el chivo, para la fiesta grande (Nochebuena), y las vísceras de
animales de granja con arroz, para las demás celebraciones. Luego en el tema de
guisar era otra cosa, destacando en especial Carmen la del Besoy, y también la
“naranjera”. En esos días la calle olía a buen menú. Resuelto el menú de la Noche de Nochebuena, el
siguiente día, Día de Pascua o de Navidad, era cuando aparecía en las mayores
de las casas el menú de Albóndigas, que se solían hacer con los restos sobrados
de la noche anterior.
En
aquellos tiempos, las peleas tan habituales entre vecinos, casi siempre por los
niños, por la pila, o por la ocupación de los tendederos, cuando llegaban estas
fechas, se suspendían y parecía que se firmaba UNA PAZ, en todos los sentidos y
alcance de la palabra. Testigos de aquella PAZ, era la candela que a modo de
tributo y sacrificio se ofrecía a dios del frío. En torno a la candela se
concitaban muchas conversaciones, tertulias y se fraguaban amistades, promesas e
incluso primeros amoríos.
En
mi casa el que se encargaba casi siempre de encender la candela era Mariano
Páez, que rodeado de su chiquillería (tenía 8 hijos), y con una copita en su
sitio, arremangaba leña de todos los sitios hasta que lograba encenderla. Bien
es verdad que le ayudaba su amigo Josele, gran vecino, que por ver a la gente
feliz, hacía lo que fuera necesario. En aquellos tiempos no existía todavía la
figura del “rumano que todo se lo lleva”, y en vez de tirar los “burracos” y la
madera al contenedor como hacemos ahora, se guardaban en el corral para esta
ceremonia de la candela anual por Nochebuena.
Como
hemos dicho, el amigo Mariano, en torno a las siete de la tarde encendía la
candela y poco a poco la llama iba tomando tamaño y fuerza. Una vez encendida
la candela era un intercambio el que se hacía, -el recibía calor de la candela,
y la candela recibía “las notas y quejidos” de un hombre que amaba el cante
aunque no supiera muy bien expresarlo.
Uno
de los primeros que se acoplaba a aquel ritual de la “candela” era “El Coco”, (Miguel
Morrugares), que año tras año, repetía su número de andar sobre el alambre. Se
trataba de andar sobre una correa extendida en el suelo, pero teniendo en
cuenta de que había algunas copas de más era una auténtica “proeza”, pasarla
sin caerse.
Muchas
veces al que encendía la candela, se les olvidaba avisar a los vecinos que
retiraran la ropa de los tendederos, por lo que de momento las mujeres a toda
prisa, demostraban una habilidad sensacional con la caña de tender retirándo
rápidamente la ropa, incluido incluso sábanas.
Por
las mañanas, nuestras madres a muchos de nosotros nos mandaban con varias
“damajuanas” a la Calle
la Bodega “Cruz Conde”, a comprar a granel “El ponche”, “La coñac”, “El anís” y
otras bebidas más exóticas. De un año para otro, era Manuel Sánchez, “El Iyi”,
el que encabezaba aquella expedición. Íbamos por la calle Zarco, calle
Marroquies, Jardines del Campo de la
Merced , en donde nos parábamos para ver aquellos estanques,
donde unos niños “lanzaban” el agua por la boca. De allí cruzábamos la calle
Reyes Católicos y llegábamos a la calle de la Bodega. Una vez allí en la
bodega, casi siempre nos atendía algún conocido del barrio, pues allí
trabajaban Casana y El Pulgarín. De vuelta con nuestras garrafas o
“damajuanas”, nos parábamos en las Bodegas Toledano y confrontábamos precios.
Más abajo nos parábamos para ver las carteleras del Cine Alcázar que estrenaban
por aquellas fechas Demetrio y los Gladiadores, en sonido especial. Al llegar a
los jardines de Colon, nos gustaba sentarnos debajo de los eucaliptos, en los
que en el verano anterior nuestra madre le había curado la “tos ferina” a mi
hermana por consejo del mismo médico D. José Chacón y Chacón. Por allí nos
encontrábamos casi siempre a Alfonso Serrano Rivas, aquel entusiasta periodista
de la Hoja del
Lunes de Córdoba, que viviendo en la Calle
Mateo Inurria, siempre que estaba de vacaciones aparecía por
Colon, jugando con otros compañeros de su Fuenseca.
LAS NAVIDADES DE LA TRENCA (1961)
Por
aquellos años de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, los
emigrantes que se marchaban a trabajar a Europa, solían venir por las Navidades
con unos atuendos en ropas muy llamativos, en donde destacaba las “trencas”, aquellas
prendas de colores aparatosos incluso hasta en los forros. El ver por estos
barrios a estas personas, daba la impresión de que nadaban en la total
abundancia, pero detrás de toda aquella “fachada de ropa”, y en la mayoría de los
casos de coches alquilados, había muchas situaciones de trabajos agotadores y penalidades. Me contaba Juan, que desde su
Añora natal se marchó muy joven a Alemania, Stuttgart, que llegó a trabajar en tres sitios a
la vez, además de trabajar también su mujer. Efectivamente fueron muchas las
penalidades que acontecieron en muchos casos, y que quedan perfectamente
reflejadas en la película “VENTE A ALEMANIA PEPE”. No fueron pocos los
matrimonios que se rompieron por la
dichosa emigración, y existe el chiste del OMO y del TUTU, que reflejan el
cachondeo que se traía la gente con estos temas.
LAS UVAS DE FIN DE AÑO (1949)
Como
fin de todas estas fiestas, la gente del “Realejo para abajo” solían acudir
algunos a las Téndillas para comerse las
uvas de fin de año. Por aquellas fechas las uvas se comían en las casas, en las
que las había, ya que estaban muy escasas y caras. Mucha gente comía 12
almendras y algunos más avispados, se tomaban 12 copas de coñac, al son de las
campanadas que nos ofrecía Radio Córdoba, EAJ-24, desde sus estudios de la
calle Alfonso XIII. Rafael López, Josefina Quirós, Paco Vargas, ya se dejaban
oír por las ondas.
En
Casa de Lucas, en el Realejo, (Donde hoy hay una Farmacia), había una peña
informal de amigos, que la formaban Adalberto López, Juan León, Miguel García,
Rafael López, Ramón “El Llaverito”, etc. etc. fueron los auténticos pioneros en
esto de tomar las uvas en la
Plaza de las Tendillas, ya que eran de los pocos que se desplazaban a la Plaza del Caballo, con sus
“damajuanas”, con coñac y otras bebidas propias de media noche.
Todo
ello se hacía en torno a las campanadas que daba un reloj que estaba ubicado en
la parte superior del edificio del actual DAVID RICO. Este edificio en su
totalidad era de un señor, que entre sus caprichos, estaba el de coleccionar
cosas raras y llegaron a decir que tenía incluso momias. No obstante el fue el
que colocó un reloj de campanas de la relojería Tienda, como remate de su
edificio. Este edificio fue singular por varias cosas y entre ellas que alojó a
los García Hidalgo, que fueron políticos con importante representación en
Córdoba. Tenemos que decir que este reloj se inauguró en la nochevieja de 1929,
y se repartieron para disfrutar de sus campanadas, 4.000 bolsas de 12 uvas.
Este
reloj funcionó a satisfacción durante un par de décadas (1929-49), y la verdad
que era el referente de la mayoría de establecimientos que había por aquella
zona. Un establecimiento que lo utilizaba mucho para su horario era el Servicio
de Correos, que estaba ubicado en la Calle
Jesús María, en lo que luego sería SIMAGO., allí antes de que
aparecieran los “almacenes del pollo”, hubo incluso un gran panel mosaico a
base de azulejos que representaba la cabeza de ALMANZOR, como reclamo de un
anuncio de anís.
A
partir de esa fecha el reloj empezó a dar problemas y por Juan Galán, sabemos
que ya en las actas capitulares del Ayuntamiento de 1957, aparece el siguiente
texto: “La maquinaria de este reloj está agotada y que su reparación por la
casa Blasco Boch de Roquetas (Tarragona), supondría un coste de 37.000.-Ptas.
aproximadamente.” Por lo que dicho reloj pasó a mejor vida.
En
1961, con todo el boato del mundo se inauguró por parte de D. Antonio Cruz
Conde, (Alcalde de Córdoba), el reloj flamenco que tenemos actualmente y que
fue regalado por la casa PHILIS. IBERICA. A su inauguración asistió media
Córdoba.
LOS MANTECADOS DE CORDOBA
El
Intrépido y feliz empresario Pepe Arenas, era un inquieto empresario que no
hacía nada más que sumar y sumar. Aparte de las lógicas quejas que pudiera
tener, el decía que el movimiento se demostraba andando y eso fue lo que hizo.
Por aquellos años de 1954-1956, el tenía un horno a nivel de pan perfectamente
consolidado en las Costanillas, con una distribución muy eficaz. Pero el, de
alguna forma, le encantaba la soltura del Horno de Cristina, que en la misma calle
Costanillas, era pionera en el tema de las Tortas de aceite, Magdalenas, Bollos
de Leche y otra bollería. En Córdoba, era prácticamente la que más vendía.
Así
que un buen día de aquellos citados años 1953-54, este intrépido industrial
decidió fabricar mantecados, al estilo de Estepa, Rute, o de cualquier pueblo
que se terciara. Para ello, sólo necesitó que surgiera otro hombre
tremendamente emprendedor, como fue Fermín Gómez Gutiérrez, que era el alma de aquella Cooperativa de
Funcionarios Públicos, establecimiento, que durante muchos años fue referencia inequívoca
para cualquier Economato que se preciara, por calidad, clientes y precios. De
esta forma y después de aquel acuerdo verbal “sellado” en Casa Pepe el Habanero;
Pepe Arenas, empezaría a fabricar de 6.000 a 7.000 Kgs, de mantecados de todas las
especialidades. Los hermanos, Pepe y Antonio Criado, uno de ellos emparentado
con las Acaiñas, formaron parte importante de aquel grupo de confiteros que
iban a hacer aquellas delicias. Los moldes metálicos se los encargaron a Manuel
Calvo, personaje del barrio y que tenía la fontanería por debajo de la Sociedad de Plateros,
junto a la casa de Isidoro Barneto,
personaje honorable de esta calle.
Para
envolver los mantecados se contrató a 5 muchachas que pertenecían igualmente al
barrio. Los papeles de envoltorio de todos los modelos, se compraron de la Papelería Victoria ,
que estaba enfrente del Ayuntamiento. Me decía Pepe Criado, que los primeros
envases que utilizaron para transportar los mantecados, fueron las cajas vacías
del aceite y otras que se encontraron de levadura. Agotadas todas las cajas
usadas de cartón que había en el almacén, se terminó por encargar 4 docenas de
cajas a José Arenas de la Calle Alfonso
XIII, el cual ya estaba dedicado de lleno a los capirotes de Semana Santa. No
estuvo mal la cosa para un debut en el terreno de la fabricación de los
mantecados; atrás se quedaban la
Colchona , Rute, Estepa y San Enrique. A partir de aquel año,
Pepe Arenas, potenció este sector comprando para ello el Horno de la Calle Montero , el que dedicó
exclusivamente para la bollería, dulces y mantecados. Ya habían pasado los
tiempos del “Amoniaco” que era el único “reforzor” que se echaba en muchos
sitios para que pujara la bollería.
Mi
agradecimiento a Juan Galán que desde su importante “Base de datos”·, nos pone
al día de muchas cosas de nuestra querida Córdoba.
10 comentarios:
Las cosas que se dicen en este blog, me recuerdan al Quijote, en esas estampas pastoriles que narra con gran acierto Cervantes, y no entra en otros contenidos sociales.
Ahora he leído recientemente con motivo de esas cosas que se promocionan en Cataluña, que las dos dictaduras que hubo en el siglo pasado castigaron fuertemente a Cataluña, y me parece que no puedo estar de acuerdo. En Cataluña, los anarquistas ponían bombas en el Liceo ( Hoy otros tienen problemas con la justicia por haberse llevado dineros de allí), y esos otros contrataban a pistoleros para matar a los anarquistas. Todo eso se acabó, con la dictadura de D.Miguel Primo de Rivera.
Diaz del Moral, notario de Bujalance, escribe que los anarquistas tenían al barrio de San Lorenzo como fuente de suministro del personal, y no sé como eso evolucionó. Se colocaban en la Porcelana, o en Secem, o en la Constructora y dejaron de ser anarquistas? Me gustaría saberlo.
En Cataluña tampoco ahora hay anarquistas, o siendo riguroso, pocos.
Saludos.
Amigo Anónimo:
Cuando hago los siguientes relatos, es porque fueron vivos y no salidos de la mente de un Miguel de Cervantes, como fue el Quijote. Disfruto de las cosas de mi barrio, porque puedo aportar vivencias vividas y las que no, tienen toda la seriedad de lo que me aportó mi madre, que me merece más credibilidad "QUE ESTOS TELEVIDENTES, QUE BUSCAN EL MORBO PORQUE ES RENTABLE PARA ELLOS, A estos Periodistas llamados del Corazón, que lo único que le falta es "AÑADIR LA PALABRAS CUERNOS, como símbolo de toda progresía."
A estos politicos, todos sin excepción, que tienen sumido al país en una "cloacla se deudas" por creer que los dineros llegaban poco menos que del cielo, había que eliminarlos de la vida política. Ahí está todavía el fracasado aspirante a alcalde de Córdoba. "No se quien Mellado", que todos los días, a horas cómodas, pasa por las Tendillas, con una cartera no sé si para llevar el "bocadillo" o algún asunto que sea serio. Pero, eso si, siempre hablando por el móvil que presuntamente le pagará la Junta de Andalucía.
Ante los ojos de muchos extrañados, este hombre todavía ocupará un gran puesto dentro de esa estructura del PESEBRE POLITICO, y que a los cordobeses, nos dejó LA FAMILIA DE URBANISMO, en donde sin apenas trabajo hay por lo menos 43 cargos nombrados a dedo que al parecer y según la prensa al día de hoy, COBRAN MÁS QUE EL ALCALDE.
Saludos amigo anónimo.
He leído eso de los cuernos, y he recordado los fuegos de San Telmo, y al recordar a La Porcelana, dos cosas más. Una de ellas es que el director de La Porcelana era D. Jesús Paniagua que fue profesor mio de Hidraulica y Termodinamica, y que La Porcelana desapareció, porque se pusieron de moda las cacerolas de aluminio que desplazaron a las cacerolas clásicas. Hoy como se sabe que el aluminio puede ser toxico,las caceloras que se comercializan son las clasicas y apenas se ven las de aluminio.
Respecto a los anarquistas, me parece que ahora son anarquistas las gentes de derechas, pues piensan no sé si con razón o sin ella , que para que queremos al Estado, si los representantes políticos y los sindicalistas, especialmente en Andalucía, solo piensan en las mariscadas, para ese viaje los de derechas tienen más experiencia, y no quieren subvencionarlas.
Amigo Estévez, me gusta mucho el blog, pero pienso que el Estado debe hacerse más pequeño, y eso me preocupa, no vaya a ser que ahora de viejo piense como los anarquistas.
Saludos.
Amigo San Martin:
La visión que das de la famosa Porcelana, encaja perfectamente con la idea que teníamos muchos, y es que la SUPE, como también se le llamaba, estaba muy relacionada con el barrio de San Lorenzo, pues mucha gente del barrio trabajaba en ella.
Ya decía yo que estabas muy bien preparado en "Hidraulica" y ya se sabe quien te dio clase.
En cuanto al tema del tamaño del Estado, no sé que relación tiene con los anarquistas. pero en fin, tú lo dices y dicho está. Hoy un diario o periódico de CÓRDOBA, publica que en la estructura de URBANISMO, hay 43 cargos con sueldo superior al del propio alcalde. Ni que Córdoba, fuera Lóndres, París, Madrid, o algo por el estilo. Luego se habla y con razón de Marbella, pero tiene guasa que en Córdoba, haya esa cantidad de cargos.
Estos políticos de tres al cuarto, tanto unos como otros, no saben o no quieren saberlo QUE SIN EMPLEOS QUE GENEREN RIQUEZA, IVA, (talleres, tornos, fresas, fundiciones, carpinterías, fábricas, etc.) no se pueden costear a tanto político, secretarias y despachos.
Lo primero, es lo primero y lo otro estará en función del dinero que haya.
Saludos
Estimat Estévez:
Te pongo eso de estimat para ir adaptandonos al catalán.
Dices que no sabes la relación que existe entre el tamaño del estado y los anarquistas.
El principio fundamental del anarquismo es que el estado no debe existir.
En que se funda ese principio, pues en que el estado es un elemento represivo de los trabajadores, con el dinero que recauda se lo gasta en policia, ejercito, etcétera que sirven para reprimir a los trabajadores. Los ultraliberales no llegan a tanto, solo dicen que hay que disminuir el estado, para que lo privado que es más eficiente se ocupe de la economía.
En otra ocasión te diré el concepto fundamental del socialismo, y como se puso en practica, y como ya no existe, pues eso.
Saludos.
Amigo San Martin:
Viviendo como vives por avatares del trabajo fuera de Córdoba, hay que agradecerte tu afán de critica, para mejorar las cosas.
Por "mejorar las cosas" supone una viada más viable para todo aquel que sinceramente quiere trabajar por este país.
Me hablas del peso del ESTADO, incluido el peso de la MONARQUÍA, me debías de hablar del peso del PODER JUDICIAL, ese monstruo económico, que soporta el país.
Me hablas de muchas cosas en las que los ciudadanos, no tenemos apenas posibilidad de incidencia. ¿Cuantas Salas hay en el Tribunal Supremo? y en realidad para que sirven. A los ciudadanos de a pie y a los que están parados, hay que justificarles tantos sueldos, que se pagan a tanta gente "que dan la impresión que viven del cuento". Ha bastado, que el Tribunal ese de la Unión Europea, que es quien nos gobierna en realidad, para que todos los jueces y fiscales, hayan entrado hasta por las ventanas para soltar a los "terroristas".
Por eso San Martín, persona respetable como Ingeniero Agrónomo, no te metas en historia de caballería y mezcles "Anarquismo" con el cachondeo que hay hoy de política.
Saludos
Sigo con interés este blog, y me llama la atención eso de las salas del Supremo, y preguntar por su número me ha parecido una incongruencia, porque tengo entendido que su número no ha aumentado. Ya en su día en el siglo xx, cuando el dictador llegó al poder no hizo reformas con la justicia, la dejó como estaba, porque los jueces eran de derechas. Ahora lo que pasa es que algunos se pegan a la izquierda para prosperar.
Lo del anarquismo es una cosa parecida, ha casi desaparecido como consecuencia de los cambios sociales, y eso mismo ocurrirá con el caso del aborto, en el futuro las mujeres no abortarán, se producirá un cambio total en los tipos de afectividad.
Las que reclaman ese "derecho", deberían reclamar antes el derecho a la afectividad previa necesaria.
Amigo anónimo:
Agradezco su intervención pero yo para hablar de las Salas de los Tribunales, he dicho ni que fueran de un signo político o de otro, lo único que digo, o quiero decir, es que los que tienen que estar en la cárcel por una razón u otra "se escapan" y aquí no va al trullo, nada más que el que roba el pollo. Desde ese punto de vista, para que sirve tanta Sala.
Y por otro lado, el anarquismo que usted quiere relacionar siempre con este barrio, es una forma "NATURAL" de respirar y sentirse de forma política. El supuesto anarquismo de este barrio está en contra de lo
que dicen unos y otros políticos, que además de engañar a los que les votan, no son capaces de resolver nada. Para lo que está ocurriendo en el país, solamente con un delegado de la Sra. Merkel nos sobraría.
En cuanto a la Justicia, ya se ha visto, un tribunal que en su mayoría no conoce para nada a España, ha resuelto sobre problemas importantes que nos afectan a todos. ¿para qué entonces tantas Salas?.
Perdone Vd. pero en el articulo he querido hablar de "Luisa la Belleza" y usted me ha llevado a estos derroteros.
Saludos
FELIZ NAVIDAD, PARA LAS PERSONAS NORMALES ESPECIALMENTE DE DERECHAS.
Feliz Solsticio de invierno, para los anarquistas.
Feliz y sabroso langostino para los que mandan en Andalucía.
No me podrán negar que amo el pluralismo.
Saludos.
Amigo anónimo:
Muchas gracias por tu sinceridad al hablar de derechas y de lo que sea, tus preferencias son opción libre tuya, no porque lo diga ninguna Ley con Constitución, sino porque el derecho natural así se comporta.
Relacionas el "Langostino" con la Andalucía que tenemos, pero fíjate bien, que nada más que un sábado esa chica que presenta LA COPLA, POR LA QUE SE LLEVARÁ UN PASTÓN, diga lo contrario, todo el mundo estará a favor de lo que diga ella. Igual pasará con ese "JUAN Y MEDIO", que a pesar de que se lo "Lleva calentito", poniendo a los viejos a bailar, todo va como miel y hojuelas.
No se trata de "Anarquismo" se trata de acabar de que en este país, los asuntos de "bragas, cuernos, y las tonterías que se le ocurren a los que dominan los medios de comunicación, SEA EL A.B.C, para ensmascarar los serios problemas que afectan a este páis.
La Teresa Campos y su hija, que se vayan a trabajar a Moreno S.A., a donde había que estar todo el día llenando botellas de aceite o lavándolas.
Ya está bien de por apariencias interesadas ser progresistas y en casi todo de izquierdas y luego comprar PISOS O CASAS DE 500 M2. en la zona de la Moraleja. Los guilipoyas, son los españoles que ven sus programas basuras.
Me decía un parado que algo pasa por el estilo con el "bodrio" ese que al parecer es el hijo de la Pantoja, que es líder de audiencia, de este país, que demuestra que es inculto y lamentable por todos los sitios.
Si decir eso que me comentan mis amigos es anarquismo. Viva la Verdad.
Saludos anónimo de derechas.
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