LOS MARTÍNEZ EN
WESTINGHOUSE...
El apellido Martínez es un apellido español que se deriva de Martín, y
está muy extendido por la Península e incluso por Hispano-América. En los
últimos datos facilitados por el Instituto de Estadística en España existen
833.673 personas que llevan este apellido en primer lugar. No está muy bien
determinado su origen pues uno lo citan en Galicia, otros en Castilla La
Mancha, pero en realidad lo que si podemos decir es que es un apellido muy español.
Quiero empezar por el primero que llegué a conocer y que se puede decir
que formó en fábrica, entonces Constructora Nacional, la "saga" de unos
Martínez, y fue la formada por Rafael Martínez, que fuera hermano mayor de la
Hermandad del Calvario de San Lorenzo y Jefe de del Servicio de Expediciones de
la citada fábrica. Ellos eran de la calle Pedro Fernández, (San Andrés), vecino
que fue casi de Enrique Gallego Gómez, aquel sencillo cobrador del Banco
Español de Crédito que fue asesinado por el barbero de San Pablo en el año
1943.
Estando yo de monaguillo en San
Lorenzo, le pude ver muchas veces a Rafael Martínez, que con otro grupo de
antiguos alumnos Salesianos formaban por aquellos tiempos la directiva de dicha
Hermandad del Calvario. Eran los tiempos de Adalberto López, Juan Calero, Rafael
Pérez, Enrique de la Cerda, Manuel Diéguez, Rafael de la Haba, y de José María
Parejo entre otros.
Yo no le llegué a conocer en fábrica, pues yo entraría a trabajar en el
año 1961, pero si llegué a conocer a sus hijos Rafael Martínez Castro, José
Martínez Castro, y a su yerno Antonio Toledo Moreno, uno trabajando en
Contabilidad, otro en Jornales y Antonio Toledo, en montaje de cabinas de
Aparellaje, aunque bien es verdad que la mayor parte de su estancia en fábrica
estaría en los Montajes al Exterior. Los tres fueron trabajadores de reconocida
solvencia y eficacia. También llegó por allí el hijo de Rafael Martínez Castro,
de nombre también Rafael Martínez Natera, aunque este muchacho falleció muy
joven.
En el taller hubo unos doce compañeros que llevaban el apellido de
Martínez y quiero citar en primer lugar a Manuel Martínez Bermúdez, amigo de
juventud en San Lorenzo, y compañero en la Universidad Laboral en aquel Colegio
Gran Capitán. El se colocaría en la sección de montaje de transformadores en
donde dejó constancia de su formalidad y buen compañerismo. Un enamorado del
campo y de la naturaleza.
Luego puedo citar a Martínez Aguilera, a Martínez Membrives, Martínez
Ramírez, Martínez García, Martínez Morgado, Martínez Suarez, Martínez Jiménez,
Martínez Millán, Martínez Tapia, Martínez Vizcaya y los Martínez Tena que eran
varios hermanos, entre otros. Todos trabajadores que supieron arrimar el hombro
cuando la fábrica los necesitó, y quiero destacar aquí porque le traté
personalmente a Martínez Vizcaya, un portento en el manejo del "Taladro de
Bandera" en donde era un hombre de un rendimiento excepcional haciendo uso
de una inteligencia natural poco común. Los demás compañeros de Control de
Calidad, Tornos, Chapistería, Montaje, Herramental y Carpintería, se
desenvolvieron con una eficacia muy profesional.
Y si antes hemos hablado de la "saga" de los Martínez en relación
con Rafael Martínez que fuera hermano mayor de la Hermandad del Calvario, ahora
quiero citar también a la "saga" de los Martínez en relación con
Delineación y Estudios, y entre ellos citaremos a Rafael Martínez Pérez,
antiguo delineante proyectista de transformadores, que coincidiera en Madrid con
don Manuel Ocaña Jiménez e incluso con Juan Ávalos. Luego estaba su hermano
menor que era perito industrial de nombre Manuel Martínez Pérez, al que
apodaban cariñosamente en Estudios de Aparellaje como "El Avelino",
pero que era un gran investigador y diseñador de variantes sobre todo del
interruptor MG, creando un modelo para intemperie, que fue muy importante en las
ventas de la fábrica, eso si, contando siempre en este proyecto con la
inestimable ayuda de José Casero Granados, uno de los mejores delineantes
proyectistas que pudo haber en toda la fábrica de Westinghouse Luego a la fábrica vinieron también otra
generación de estos Martínez, como Cantos Martínez y Martínez Núñez, que
también dejaron constancia de su profesionalidad y eficacia. Tengo que decir
que estos "Martínez" estaban emparentados con los Laguna Martínez
dueños de la "Taberna de los Perros" de San Lorenzo, lo que ocurre es
que allá por los años de 1940, una rama de la familia se marchó para la Ciudad
Jardín y otra se quedó viviendo en la calle el Cristo de San Lorenzo que era la
casa materna de todos..
Siempre me acordaré de esta casa, "por el affaire" que les
sucedió en su venta. Los Martínez de la "Taberna de los Perros" como
hemos dicho se quedaron en el reparto que hicieron los parientes, con la casa
de la calle El Cristo, y cuando ya se mudaron a vivir a la Taberna, quisieron
vender esta casa, que además tenía tres patios, y una extensión que lindaba con
la propia calle Montero, pero tenía además unos arcos y columnas antigua por
las que Urbanismo puso en principio dificultades y reparos para su venta.
Yo me llegaba algunos días a la "Taberna" y le preguntaba a
Pepe Laguna Martínez, ¿Que, como va la venta? y el me contestaba: ¡Ahí estamos
esperando a que el Ayuntamiento decida!. Pero un día de los que le pregunté, me
contestaría con mucha satisfacción. ¡¡Menos mal!!, ya nos han dado el okey para
su venta. De esta forma y unas semanas después y con una cara de sonrisa total,
me diría: "Ayer ya se la vendimos a
unos muchachos muy formales y jóvenes de Cádiz, y allí mismo en el despacho del
Notario, nos dieron el talón de 40 millones de pesetas, que no la pagaron en el
acto.
Dos semanas después o cosa así, me llegaría yo por la "Taberna de los
Perros" y ya la cara de Pepe Laguna Martínez, no era para nada sonriente,
y al verle el rostro le exclamé: ¿Que te pasa Pepe? y el me contestó: "La
casa, la dichosa casa. Es que nos hemos enterado que estos chavales jóvenes de
Cádiz, pusieron un cartel de "Se Vende" y la han vendido por 60 millones, y es una
pena que en menos de dos semanas, hayamos perdido 20 millones.
Luego hubo otros Martínez, que empezaríamos mencionando por Jesús
Martínez San Nicolás que siendo ingeniero llegado de Madrid, llegaría ocupar
puestos muy relevantes incluso en la gestión y dirección de fábrica, llegando a
ser Jefe de Operaciones. Era un hombre de buenas maneras, pero en aquellos
tiempos "la zancadillas" a altos niveles, estaban a la orden del día
y terminaron por jugársela.
Luego habría otro Ángel Santos Martínez, al que todo el mundo llamaban
como "El Macho", porque esa era la forma en que él se dirigía a todo
el mundo. Este hombre era un personaje singular. posiblemente de los más
antiguos de fábrica, a él lo pusieron de encargado del archivo de
administración (cuando vino de Rusia), y de ir una vez y otra a aquel archivo,
llegué a entablar algunas conversaciones con él, y no cabe duda de que siempre
aprendías algo nuevo. Disfrutaba contándote como fue su estancia en la
"División Azul" a la que se tuvo que marchar por una pelea que tuvo
con un cabo del Cuartel de Lepanto, y su teniente le diría: "Chiquillo
vete a donde sea, que te la vas ganar" y por ello se marchó a la
"División Azul",
Lo de "Macho" no con todo el mundo funcionaba bien, pues
recordaba alguna anécdota que le llegó a pasar con un perito, que le espetó:
"Oiga a mi no me diga usted macho, y el de forma tan sencilla como era él,
le dijo: "Ah que no es usted macho", aquel perito nunca se le ocurriría
decir nada de la palabra macho. Este hombre sería posiblemente de los primeros
trabajadores que yo presencié que se pudo marchar jubilado allá por el año
1972, sin que ningún expediente le pillara.
Y otro compañero para recordar es sin duda Paco Martínez que llegando
desde el taller de Carpintería, ocupó un puesto en el recién inaugurado Servicio
de Tiempos de Transformadores y estoy en condiciones de decir que junto a su
amigo del alma Juan Galindo, al que todo el mundo llamaba de forma cariñosa
"El Tomatito" quizás por el color saludable que siempre tenía su
rostro, fueran de las personas que más horas extraordinarias llegaron a echar
en fábrica. Paco Martínez, disfrutaba como un cosaco porque siendo uno de los
primeros que adquirió un televisor, nos daba todos los días crónicas de
programas como "Rompe Olas" y
como no, de "Bonanza" en aquellos años de 1962-63. Paco Martínez, que
vivía como el decía en la "Plazuela de los Gitanos", nos dejaría
desgraciadamente muy pronto, muriendo bastante joven. Su talante de persona
abierta dejó muchos amigos en toda la fábrica.
No me puede dejar atrás a un tal Martínez de Morentín, eficaz y dinámico
jefe de Compras de Fábrica, que era de Pamplona, y que entre otras cosas era un
enamorado de las acampadas en nuestra sierra de la que disfrutó en compañía del
simpático "granadino" Ángel Díaz Espigares, todo un cachondo mental,
y posiblemente el hombre más alto de fábrica después claro está de Rafael
Morales Rodríguez, "Moralón".
En todas las fábricas llegaría la Informática rodeada de un "aura
especial" que envolvía a sus componentes, como si fueran seres de otra
galaxia. Mucha bata blanca, y rotuladores y bolígrafos especiales en el
bolsillo del peto izquierdo. Pero en
realidad y al principio a pesar de tanto ceremonial, en realidad si destacaban
algo era por la enorme cantidad de papel continuo que se consumía que era en
realidad el gran negocio de IBM.
Pero este proceso de informatización cambio bastante bien para la fábrica
cuando se empezó a instalar el programa "Open Access", dando la
posibilidad de los ordenadores PC, y que cada técnico se elaborara sus
programas y bases de datos. En todo este proceso de implantación quiero
destacar la figura del compañero Martínez Arroyo, la que fue la persona que
impartió cursos para que todo el mundo de fábrica pudiera conocer el alcance de
esta espléndida herramienta por aquellos tiempos 1969-1978..
Y ya para el final he querido dejar al simpático Manuel Martínez, al que
todo el mundo conocía por el simpático apodo de "Manolo Mozambo" un
personaje entrañable de fábrica, de esos que se llevan bien con todo el mundo.
Gran aficionado al fútbol, fue durante mucho tiempo el encargado del equipo de
CENEMESA, que compitió y con éxito en los Campeonatos de Empresas que se solían
organizar todos los años en el Estadio de Lepanto. Pero es que además, era un
consumado montador de exteriores en el campo de los transformadores, en donde
estuvo rindiendo a total satisfacción hasta su jubilación. Siempre decía que
estando él al cargo del equipo de fábrica se fichó a un tal Francisco Moreno, al
que apodaban "Cano" que jugaba de defensa central y terminaría siendo
el Jefe de Personal de fábrica, durante un largo periodo de tiempo (1966-1990).
Por otra parte se puede decir que no hubo lugar del Gofo Pérsico o de Hispano
América, por citar solamente el extranjero que el no visitara en viaje misión.
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