DECÍAMOS AYER...
En
primer lugar citaremos a Rafaela Recio, que por edad y amor al barrio, era un
auténtico archivo oral, de todos los acontecimientos que informaban la historia
de su querido barrio de San Lorenzo, También se echaban de menos a mujeres
como: Antonia Aguilera, a doña Salvadora, a Pilar Bejarano, a Felisa Rodríguez,
a Isabel Sánchez, a María Sánchez, a Carmen Trujillo, a Concepción González, a
Rosario Ruano, a Teresa Muñoz, a Consuelo López, etc. etc. Tantas y tantas
vecinas, que sin duda, hubieran disfrutado con el paso de su Cristo, por su
renovada calle Roelas.
Pablo
García Baena, era posiblemente el cofrade vivo más antiguo de esta hermandad,
ya participó en su día, allá por el año 1949, en la refundación de la
Hermandad. Al grupo poético “Cántico”, se unió una pléyade de universitarios en
torno a la hermandad. Todos ellos, con responsabilidad compartida, se echaron
sobre sus espaldas toda la historia y la tradición, y elaboraron unas Reglas de
la Hermandad de Ánimas, muy semejantes a las que ya existían en 1690, y cuyos
documentos se hallaban en la Chancillería de Granada.
Por
la historia conocemos que las Hermandades de Ánimas, eran normales en casi
todas las parroquias de Córdoba, a partir del siglo XVI, y la Hermandad de San
Lorenzo, aparece fusionada con la que existía en la ermita de Nuestra Señora de
las Montañas, de la simpática Calle Montero, existiendo documentos que nos
dicen que ya dicha Hermandad, en 1640, ayudaba a la parroquia con 200 reales,
para reparar la imagen del San Lorenzo, que coronaba la torre de la Iglesia,
que había sido en parte destruido por una descarga eléctrica, tan habituales
por aquellas épocas.
RECORDANDO...
El
primer desfile procesional del Cristo del Remedio de Ánimas, lo realizó en
1951, y el Cristo salió a hombros, con evidente retumbar de los candelabros. El
capataz era el comisario de policía Gálvez, y en la cuadrilla participaron
también algunos faeneros del barrio, como Nicolás García, “El trapa” Enrique
Doblas, “El corneta” Rafael Quiles, y Francisco Ruiz, entre otros. Este
último que estaba casado con Matilde
Jiménez “La guapa” de la Calle Alvar Rodríguez, nos comentó un día en la
Sociedad de Plateros, poco antes de morir, que por aquellos tiempos, solían
pagarles unas “doce pesetas” por sacar al “santo”. Por cierto que el fontanero Pepe “El latas”
casado con la menor de “las guapas”, fue
cantándole al Cristo de Ánimas desde el Campo de la Merced hasta la calle Carbonell
y Morand, y la verdad que la hacía muy bien.
El
paso del Cristo, era arreglado en aquellos primeros tiempos por Manuel Sánchez,
aquel serio y eficaz trabajador que pertenecía al taller de Miguel Arjona
Navarro, artista cordobés muy relacionado con la hermandad.
El
paso del señor, al principio, llevó unos angelotes, en las esquinas, que
representaban a los Ángeles Arcángeles, que eran prestados por el convento del
Cister, y que hoy se pueden contemplar en dicho convento.
Y ya
que estamos en el Convento del Cister, (Plaza de las Dueñas), tenemos que decir
que a la entrada de la casa del Convento, se pueden ver los asientos del
antiguo Coro del Monasterio de San Jerónimo y más adentro, el relicario del
mismo San Jerónimo.
Y es
que después de la desamortización muchas cosas referidas al culto se
repartieron por distintas parroquias y conventos. En Santa Marta, hay cuadros y
una buena colección de libros corales realizados por los frailes del
Monasterio. Igualmente en la Iglesia de la Catedral existen unos buenos
ejemplares de libros corales. En la parroquia de San Lorenzo, también llegó
algo, pues existen un juego de candelabros y cruz en estilo simulando plata
(actualmente en el Sagrario) y un juego de ciriales y cruz parroquial plateados.
Y
siguiendo con la Hermandad de Ánimas diremos, que al poco tiempo de salir por
primera vez, la renovada Hermandad de Ánimas, quiso para su paso, unos
angelotes propios y fueron diseñados por ellos mismos, realizándolos Amadeo
Ruiz Olmos, aunque el toque final se lo dio Rafael Medina, en su taller de la
calle –Rejas de don Gome-. precisamente en la casa que había frente a la calle
el Zarco, muy cerca en donde estuvo el primer puesto autorizado en Córdoba,
para la venta de carne de caballo. (1955).
En
esta casa como hemos dicho, estaba el taller de Rafael Medina, hijo del
singular compositor que tantas veces cantó a Córdoba. En el portal de la casa,
había un puesto de verduras atendido por dos hermanas, que eran familia de Pepe
Casado, el dueño de la popular tienda de tejidos y confección “El Metro
S.A.". Estas muchachas pasaban casi todos los días al cerrar el Mercado de
San Agustín, acompañadas de su hermano, que nos acordamos perfectamente de él,
primero porque estaba estudiando en los Salesianos, y luego porque tenía una
bicicleta BH. que en aquellos tiempos
era todo un lujo. Estos hermanos al parecer, o eran los dueños o vivían en la
huerta que hacía esquina con el arroyo Pedroches y la Choza el Cojo, denominada
la huerta de la "Sardina".
El paso
de Ánimas, lo presencié como tantos años, en la Plaza de Juan Bernier y sin
poder remediarlo, nos hizo recordar aquellos cantos de gregoriano que las
monjas dominicas del Convento de Santa María de Gracia, le dedicaban al Señor.
Sus armoniosas notas de gregoriano, formaban como una mágica escala musical con
el “Miserere” que a modo de escalera celestial, les permitía a las monjas
“bajar desde sus ventanales” abandonando por momentos su “fría clausura” y
disfrutar de la Semana Santa, con ese
ambiente popular que se respiraba en la calle. Con toda seguridad en aquel
grupo de monjas estaría Sor Concepción, aquella encantadora monja que desde el
torno, te daba la paz de los buenos días.
Un
día que entramos en el interior del Convento acompañados de Pablo García Baena;
íbamos a llevar cosas de la hermandad y Pablo, la saludó a Sor Concepción de
forma cariñosa, y la amabilidad de esta monja, ya mayor, nos pareció en sus
educadas frases, como un canto a la mejor de las poesías que se le pudieran
ocurrir al poeta. Esto ocurría en el año 1952, cuando la hermandad de Ánimas,
guardaba allí la mayoría de los enseres de su cofradía.
Recordando
el “Miserere”, tenemos que decir que el
sonido de sus cantos “hilvanados” en la noche eterna, hacía vibrar nuestros
corazones y hasta el velo del Cristo de Ánimas, se estremecía. El humo del
incienso ascendía hacía las alturas y tropezaba con las notas gregorianas de
aquellas monjas que rezaban cantando. Y es que hasta las cigüeñas del
Campanario, se sentían alagadas, al contemplar aquella escena, y daba la
impresión de que ese era el “motivo” por el cual, ellas volvían todos los años
a su nido, como podían atestiguar los panaderos del "Horno de Doña
Pepa", y los mellizos, Dámaso y Sandalio, que vivían en la casa de
enfrente. (1951). Y que estos, con su padre, se hicieron inevitablemente amigos
de las cigüeñas al igual que del "Toque de Vísperas" que tocaban toda
las días las monjas a la cuatro de la tarde. Aquél toque de Vísperas era la
señal para que Pepe Bojollo el sacristán de San Lorenzo diera las suyas, las
cuales se pueden decir que servían a todas las mujeres del barrio como
indicativo para que su olla empezara a hervir. Y esto se demostraba cuando en
los patios de las casas se podía oír: "Ya son las cuatro, y tengo mis platos
lavados y la olla hirviendo".
Parece
que fue ayer, cuando los fotógrafos, nada más llegar el paso del Cristo, al
principio de la Calle Santa María de Gracia, aprovechaban el encuadre y sacaban
fotos con el fondo de la parroquia de San Lorenzo. Las máquinas que usaban los
fotógrafos, eran de aquellas en las que al flash había que cambiarle la
bombilla en cada instantánea.
En
aquel primer desfile procesional, la Iglesia estaba gobernada por los
sacerdotes, don Pedro Muñoz Adán, como párroco, y don Antonio Campos González, "Campitos"
como coadjutor. De sacristanes estaban Antonio Ruiz Rubio y José Bojollo
Arjona, y los monaguillos eran Pepe Parejas y Rafael Rodríguez “El Micaelo”,
siendo el organista Antonio González Caballero. Este pequeño equipo de servidores
de la parroquia, acogió con impresionante ilusión a aquella Cofradía.
El
primer desfile procesional, se realizó como hemos dicho en 1951, el Cristo fue
adornado con lirios morados, en su mayoría de los jardines del Tribunal tutelar
de menores, cuyo presidente era D. Francisco Torralba, hermano mayor de la
hermandad. Fueron en total unos 120 nazarenos, pues sólo había 98 faroles, que
habían sido realizados en el taller de Álvarez Salas la Ribera. El cortejo de
nazarenos lo formaban:
98
nazarenos portando farol de penitencia.
4
nazarenos, con “crótalos”, en sustitución de la clásica campanilla.
2
nazarenos, rezando el rosario.
3
nazarenos, uno con la Cruz y dos de escolta de respeto.
3
nazarenos, uno con la bandera y dos de escolta.
3
nazarenos, con los atributos, calavera, libro y potencias.
5
nazarenos, que portando un cirio corto, formaban la presidencia.
2
nazarenos encabezando el grupo de penitencia.
Delante
del paso del Cristo, iban con los incensarios, todos ellos tocados de sotana
negra y roquete, Antonio Rey, Juan García, Pepe Quiles y José Bojollo.
Detrás
del paso y con la cruz parroquial, iban D. Pedro Muñoz Adán, como sacerdote,
José Moyano y Rafael Rodríguez, con los ciriales y José Parejas, con la Cruz.
Con
el palio de respeto que iba detrás del paso, iban: Manuel Moyano, Manuel
Cantueso, Ángel Fernández, José Santos,
Enrique López y Rafael García.
En el
grupo de canto de gregoriano iban 14
novicios del convento de los Trinitarios, aquellos que en su día describimos
que jugaban al fútbol maravillosamente.
En
cuanto a los que iban vestidos de nazarenos, tenemos que decir que los señores
que citamos fueron en aquella procesión, lo que ocurre que no podemos precisar
quien iba en un sitio u otro. Así podemos afirmar que participaron en aquella
procesión, pero no sabemos decir donde fueron, pues todos iban perfectamente
disimulados dentro del cortejo.
D.
Francisco Torralva, D. Ángel de la Torre, D. Andrés Bojollo, D. José Carmona,
D. Luís Carracedo, D. Rafael Cantueso, D. Miguel del Moral, D. Carlos Tarín, D.
Enrique Durán, D. Manuel Aumente, D. Rafael Herrera, D. José Aumente, D. Rafael
Jordano, D. Miguel Fernández, D. José Prieto, D. Pablo García, D. Rafael
Medina, D. José Linares
Todos
ellos si participaban en el desfile iban totalmente “disimulados” entre el
escapulario del Carmen y el farol de penitente. En este desfile procesional no
hay varas de mando.
LA PALMERA
El
paso de Nuestra Señora la Virgen de las Tristezas, “Abadesa del Llanto", como
la llamó Pablo García Baena, salió por primera vez en el año 1977, acompañando
al Cristo de Ánimas.
Este
año, en una de las columnas de singular paso barroco que realizó en 1988 el
desaparecido Miguel Arjona Navarro, llevaba un lazo negro en señal de luto por
los hermanos desaparecidos este año, y como no, uno tenía que ser por Margarita
Laguna Redondo, persona muy ligada a todas las cosas de la parroquia y una gran
enamorada de Córdoba. Ella fue una de las primeras mujeres que salió detrás del
paso de la Virgen, cantando gregoriano. Esta labor de ir detrás de la Virgen la
realizó hasta que cumplió los 80 años.
Todo
el mundo la conocía por Margarita, la de la “Peña de la Pimienta”, pero
nosotros, que ya peinamos canas, la conocíamos como “Margarita la de la
Palmera”. Y es que en su casa y en su patio, por aquellos años, principios de
los cincuenta, tenía unas cristaleras que protegían un antiguo invernadero, y
sobre el centro del patio, se erguía una delgada y alta Palmera que a todos nos
llamaba la atención. Aunque pequeños, sabíamos que era de Margarita, porque al
tirarle piedras desde la calle, ella, al ser la más joven de todas las
hermanas, era la que siempre salía para reñirnos. Y es que entre otras cosas,
se rompían los cristales del invernadero que cuidaba con esmero su hermano,
Antonio Laguna, que fue la persona que realizó la Cruz de Mayo en claveles
rojos, ganadora del "Primer Premio" de aquel concurso mágico del año
1955, en dura disputa, con la "Cruz de Mayo" que en la calle Tafures
solían poner los hermanos Valverde Luján.
Efectivamente
con aquella Cruz de Mayo, la Plaza de San Lorenzo, se convirtió en el lugar
central de aquel Mayo cordobés, a pesar de que al recordado José Montiel
Salinas, siempre sentía sana debilidad por su Alcázar el Viejo.
Como
una nefasta profecía, todavía recordamos que en torno a aquella Palmera, se
solía decir entre la chavalería, que dentro del tronco habitaba “un bicho” y
que el día en que la Palmera se cayera, saldría el “bicho” y ocurriría una
desgracia. En aquellos tiempos, fue el sobrino de Margarita, Diego Santiago
Laguna, posiblemente el primer universitario con categoría que tuvo el barrio, (fue
catedrático de Farmacología y Toxicología de la Facultad de Veterinaria), nos
dijo que de “bicho” nada y que se trataba de una palmera corriente y moliente.
Al
hablar de Palmeras, tenemos que mencionar que últimamente han sido cortadas
tres de las cuatro palmeras que decoraban la entrada a la Iglesia de María
Auxiliadora. Recordaremos que esta Iglesia en plan inicial, fue inaugurada en
1918. Fue costeada su construcción por donativos de cooperadores y en especial
con las aportaciones de don Carlos Carbonell y Morand, que al recibir las
gracias del director don Sebastián Mª. Pastor, éste le contestó:
“Cuanto
más hacemos por María Auxiliadora, más prosperan nuestros asuntos”.
El
proyecto inicial de aquella Iglesia básica, fue elaborado por el ingeniero militar don Antonio Moreno
Zubia, que firmaba el presupuesto por un importe total de 70.000.-Ptas. Por
distintas razones las obras no llevaron buen ritmo. Don Carlos Carbonell,
falleció en 1917 y no pudo contemplar la inauguración de la Iglesia, pero si
estuvo su señora doña Asunción Ruiz de
Portal, entre otras personalidades.
Y
siguiendo con las Palmeras tenemos que recordar que a un alto jefe de la
extinta Cajasur, en el verano del 2008,
se le cayó encima una Palmera mientras paseaba por su lugar habitual de veraneo.
Mal presagio fue ese. A él le atendieron muy bien en un Hospital de lujo,
cercano al Parque de Atracciones "El Tivoli" en donde incluso le
dieron como a todos unas “Zapatillas al entrar". Pero a partir de ahí, el
mal “Presagio" de la Palmera parece
que se cumplió. Dos años más tarde en 2010, fue como si la Palmera cayera
encima de Cajasur y de todas las empresas importantes que operaban alrededor de
ella “a modo de veraneo”. El dichoso “bicho” de la Palmera, que tanto temíamos
de pequeños, (el picudo rojo), trajo aquí la eclosión total de la desgracia.
Por
otra parte parece ser que de las primeras palmeras que hubo en Córdoba, fueron
las que se plantaron por el entorno de la Arruzafa. Hay quien asegura que las
palmeras vinieron en el equipaje de huida de Abderramán I, hacía Córdoba, y que
fueron muchas veces las que lloraba acordándose
de su Siria natal y de sus Palmeras..
EL RESCATADO
El Rescatado lo vimos por la Plaza de San
Agustín, casi enfrente del antiguo cine de verano, al lado de donde estuvo la
tintorería Larios. En el exorno del paso, se notaba la mano maestra de Rafael
Prieto, (Flores Santa Marta), que lleva muchos años encargado de este menester.
En un principio, porque se lo encargaba la Duquesa de Medina Celi, y luego
posteriormente cuando la Duquesa falleció a principios de los años 1950, fue la
Floristería Santa Marta, la que se encargó de su exorno. No obstante hubo
algunos intentos por parte de doña Concha “La Pichichi”, para que ella
sufragara el gasto de flores del paso, cosa a lo que Rafael Prieto, como cabeza
visible de Santa Marta, con todo el respeto del mundo no accedió.
Por
cierto, que al paso de la procesión por la Iglesia de San Agustín, la Hermandad
de las Angustias, la más antigua de Córdoba, (1558), le hizo una ofrenda de
flores. Es bueno resaltar aquí la labor de Rafael Soto Gavilán, para que la
Virgen de las Angustias, vuelva al barrio de San Agustín, desde donde se la
llevaron metida en una furgoneta a San Pablo en el año 1961, después de una
tarde llena de polémicas y digustos.
Pepe
Santos, que vivió en la Calle el Agua, era una persona muy integrada en el
barrio del Jardín del Alpargate, y por ello durante muchos años, sacó como
capataz el paso de la Virgen de la Amargura. Trabajó durante muchos años en la
Fundiciones Félix Martínez, de Ronda de las Ollerías, hasta que se jubiló.
Eran
los tiempos en que la taberna de la Sociedad, se ponía los viernes, sábados y
domingos, a doble fila de clientes alrededor de la barra o mostrador, y por
ello los taberneros Pepe Hidalgo y su cuñado Antonio Jiménez "El
Cojo", se veían incapaces para poder atender a tanto cliente y para ello
recurrían a la ayuda de conocidos y gente de confianza. como Pepe Santos y
Miguel Alonso, Y es que por aquellos tiempos 1966-1973, la Bodega de la Sociedad
de Plateros, desaparecida en el 2018, vendían en sus tabernas más de "Dos
Millones de Medios" de vino anuales.
Eran
los tiempos en que la Bodega estaba controlada por Félix Degallón, y de capataz
estaba un tal "Frasqui" que entendían perfectamente el negocio. Los
taberneros de las tabernas pagaban muy poco de alquiler e incluso la Sociedad
les pagaba el consumo de electricidad y el agua. Hoy en cambio la taberna de la
Sociedad Plateros, de la Calle María Auxiliadora, pagará en torno al Millón de
pesetas al mes, más luz y agua también por su cuenta. Claro está que ahora el
negocio de la Sociedad de Plateros, ya no es el vino, sino los alquileres.
EL ESPARRAGUERO
El
Cristo del Esparraguero lo vimos frente a las escuelas de San Andrés. Allí
pudimos comprobar la expectación que despierta el Cristo de Gracia, y de la
forma tan maravillosa que lo lleva su cuadrilla de costaleros, que se han hecho
famosos en Córdoba. Si bien todo su recorrido es un canto a una de las mejores cuadrillas
de nuestra Semana Santa, el recorrido de vuelta “San Lorenzo al Jardín del
Alpargate", es pura apoteosis, más belleza, sentimientos y armonía,
parecen imposibles. Hasta los espárragos maduran de la sensación.
Estaba
frente de las Escuelas de San Andrés, y mientras pasaba el esparraguero,
contemplé las acacias, que con su verde de esplendor, querían “abrazar” al
Cristo. No pudimos por menos que recordar aquel año de 1951, cuando estas
acacias fueron sembradas. Ya solo quedan dos de las ocho que en su día se plantaron. Las
moredas del colegio, las acacias y Manolo Carreras, persona muy ligada con los
Padres Trinitarios, fueron “personajes” que pude contemplar el día que ingresé
en el curso 1951-1952. Los árboles porque o los plantaban o ya estaban allí y a
Manolo Carreras, porque fue el quien habló con D. Fernando San Martín Julián,
que era el director del Colegio, para que yo entrara.
Nunca
olvidaré a aquellos profesores, don Francisco, don Cayetano, don Ezequiel y
dejo para el último a don Antonio Quesada, que fue el maestro que tuve y el que
me enseñó a leer y a escribir partiendo de cero. Para mi éste maestro, era como
un sabio, tenía su domicilio enfrente de uno de los pocos fotógrafos que había
por aquellos tiempos en Córdoba, hablo claro está de “Foto Faga", que
hacía esquina con la Plaza del Orive, aquella Plaza que nosotros denominábamos
como la Plaza de la “Casa Encantada", y en donde guardaba sus caballos don
Indalecio García..
Cuando
llegué a aquella clase, "La Segunda", en un principio, todos no
disponíamos de pupitre, pues en realidad lo que allí había, eran dos clases en
una, ya que la "Primera", se le había hundido parte del techo por un
terremoto que hubo por aquellas fechas. Poco a poco, nos fueron dando pupitres
a todos y de los clásicos "palotes", pasamos felizmente a escribir y
leer en la Enciclopedia Álvarez. Los más adelantados de la clase eran Francisco
Jaén “El Trompeta” y Rafael Roldán, “El
nieto de la Roldana” que lógicamente ocupaban las primeras bancas.
El
profesor era muy bueno, y ahora que está tan de moda está lo del "Alzheimer"
él, al hablarnos un día del cerebro como archivo de memoria nos dijo:
“Voy
ha hablar de la Memoria, esa cualidad fabulosa de nuestro cerebro, que se
parece en cierto modo a una cebolla, con sus telas, una a una, y que son
distintos espacios de memoria. Cuanto más nos gusta una cosa, más detalles nos
acordamos. Hasta el punto es esto así, que cuando por cualquier desengaño,
queremos olvidar una cosa, no podemos hacerlo y sufrimos por ello. El sufrir
con conocimiento por la memoria "Es un síntoma de Salud Mental", y
por ello es importante que si algo se nos olvida, que podamos tener conciencia
que se nos ha olvidado.
Aquel
don Antonio Quesada, hombre sencillo y eficaz en las labores didácticas, y que
su humanidad la ponía de manifiesto, cuando todos los días y a media mañana, se
comía su pedazo de pan. Ya dio en aquellos tiempos (curso 1951-1952), ideas o
enseñanzas, que hoy sin embargo se
suelen oír en afamados médicos neurólogos.
En
GOOGLE, le adjudican a un eminente Neurólogo francés Bruno Duboi, la siguiente
expresión:
“Quien
es consciente de padecer olvidos, es que no tiene problemas serios de memoria,
ya que quien padece una enfermedad de la memoria – Con el inevitable fantasma
del Alzheimer- No tiene registro, ni se acuerda de lo que efectivamente le
pasa".
LAS ANGUSTIAS
Desde
la Calle la Pelota (Muñoz Capilla), y enfrente de las Rejas de don Gome, vimos
pasar a la Virgen de las Angustias. En esta Calle, recordábamos a los hermanos Durán
Marques, a Antonio Espino, a Enrique Repullo, a don Cayetano, a Antonio Trenas,
mucha gente que vivieron, amaron y aman a Córdoba.
Nos
sorprendió ver los ventanales de las Rejas de Don Gome" llenas de personas
presenciando la procesión en el interior, y que daban la sensación que no eran
de Córdoba. Deberían saber que desde antiguo a la Marquesa de Viana, doña Sofía,
le gustaba que el “Patio de las Rejas", estuviera solo para que la "Cineraria
Híbrida", que ella cuidaba con tanto esmero, pudiera “comunicarse” con el
paso de la Virgen de las Angustias, y que fuera el Patio, con sus flores, sus
naranjos trepadera, y su callada serenidad, en donde se reflejaran los ecos
Majestuosos del Paso de la Virgen, y es que ayer, hasta la paloma de la Calle Muñoz
Capilla, quería levantar el vuelo en señal de protesta.
El
Patio de las Rejas de Viana, es uno de los trece patios con los que el II
Marques de Viana, José Saavedra y Salamanca, acondicionó el Palacio, para museo
de arte, historia y patios en 1918. En 1955, el III Marques de Viana, Fausto
Saavedra y Collado, trasladó aquí todo el contenido de su palacio madrileño,
pinturas, platas, vajillas y cordobanes, mientras lo alquilaba al Ministerio de
Asuntos Exteriores (Santa Cruz),
En
1980, este palacio de Córdoba fue vendido a la Caja Provincial de Córdoba, por
la Marquesa de Viana, que estableció un pago de
Veinte millones de pesetas, anuales, mientras ella viviera, además de
otras prerrogativas. Ella murió en 1982. Su importante fondo de archivo, con más
de 300.000 documentos, entre pergaminos, testamentos, patronatos, cartas, etc.
etc. fue vendido a Cajasur en el año
2000, por el Duque de Peñaranda de Duero, sobrino de los últimos marqueses de
Viana, que no tuvieron hijos. Dicho acuerdo de compra se llevó a cabo en el
Salón Tobías del Palacio de Viana, con todas las autoridades presentes. El
archivo fue catalogado posteriormente y sus importantes fondos, están a
disposición de todo el que quiera investigar.
Al
séptimo propietario del Palacio (1647-1704), Gómez Fernández de Córdoba y
Figueroa, V señor de Villaseca, le fue elevado su señorío a la categoría de
marquesado por Felipe V, y fue precisamente este señor el que mandó que se
hicieran las famosas Rejas de Don Gome, que dieron nombre durante mucho tiempo
al Palacio y a la Calle. Este señor de Villaseca, heredó de su antecesor el IV
señor de Villaseca, el Patronato de la Cofradía de Nuestra Señora de las
Angustias a favor del señorío de Villaseca. Este documento se encuentra en el
Legajo. 65, Expediente nº 2, del Archivo de Viana de Córdoba..
EL CALVARIO
Pasemos
página y digamos, que el paso del Calvario, llevaba luto por este Hermano
Mayor, (José María Gutiérrez), hermano ejemplar y único en donde los hubiera.
Trabajador infatigable, honrado y fervoroso a carta cabal. Marcó un antes y un
después en esta popular hermandad, sabiéndose rodear de los amigos adecuados
que le ayudaron en su proyecto; Cruces, Casetas, Lotería y todo lo que hiciera
falta, para que su Cristo, fuera haciendo ruido cuando sale en procesión. Su
bastón de mando, iba delante del paso, como una expresión más de que él lo
entregaba todo por su hermandad. Que voy a decir yo del “Cristo de la Dulce
Mirada", majestuoso, saliendo por la Puerta de Santa Catalina.
El
Patio de los Naranjos, quedó cautivado por “El Señor de la Dulce Mirada" y hasta el olivo el más veterano de los
árboles, se alegraba de verle porque en el pasado "Vía Crucis" injustamente lo dejaron fuera, precisamente al
único Nazareno, que en sus Reglas aparece como “Cofradía de la Vía Sacra".
Amigo “Guti”, sé que aquello te disgustó mucho, pero esta tarde, El Patio de
los Naranjos", al completo, Palmeras, Cipreses, Olivos, Naranjos,
Cinamomos, todos los árboles y el agua que da sentido a tanto ornato, se han
puesto a los pies de tu Cristo de la “Dulce Mitrada"
Procura
tú que estas en las alturas, de velar por tu Hermandad ya que los “figurones”
de siempre están al acecho de ganar las elecciones a Hermano Mayor que se van a
celebrar.
Me
decía Manolo Soriano el Campanero (nació en la torre), que hasta el San Rafael
que está a una altura de
El
“San Rafael fue colocado en 1663, y fue
obra de Pedro de Paz y Bernabé Gómez del Río, fue una culminación a la obra de
la torre, que fue acometida por el Obispo don Francisco de Alarcón y
Covarrubias, que fue precisamente al obispo que el rey Felipe IV, en 1659, le
dirigió una carta en los siguientes términos:
“Cédula
El Rey.
"Lizenciado don Juan de
Góngora, cavallero de la horden de Alcántara, de mi consejo y Cámara y
Governador del de Hacienda, haviendo sido informado que mediante la
disposición, solicitud y cuidado que havéis tenido como superintendente de mi
Capilla Real que fundó en la Iglesia Cathedral de Córdova la señora reyna doña
Costanza, muger del señor rey don Fernando el Quarto, donde están enterrados
los cuerpos del dicho señor rey don Fernando y del señor rey don Alonso en
Onzeno, su hijo, el reverendo en Christo padre y obispo de Córdova don
Francisco de Alarcón, como dueño
lexítimo de la fábrica de la dicha iglesia me ha servido graciosamente con
el sitio muy capaz en élla para mudar y trasladar a él la dicha mi capilla que
ha muchos años que yo y los reyes mis
predecesores lo hemos deseado efectuar para su mayor capacidad y decente
colocación…./…..”
Esta
carta se halla en el archivo de la Catedral, Sección Capillas Reales y en el
Archivo de Protocolos de Madrid, C/ Alberto Boch, también existe otra carta por
el estilo en el Archivo de Protocolos de Córdoba, en el oficio 16 del Notario
Antonio Manuel Maldonado.
Pero amigo José María te he dado este dato porque sé que siempre te gustaron conocer de buena tinta las cosas que afectan a Córdoba y a tu Hermandad, por ello te quiero dar esta primicia, en referencia a tu Cristo del Calvario, que como sabes fue realizado por Juan, Antonio y Rafael González (fray Juan de la Concepción, lego trinitario), cuyos padres fueron Pedro González de Herrera y Teresa de Luque, y había nacido en el barrio de San Pedro. Comparte la información con Juan Martínez Cerrillo, que siempre me habló muy bien de este desconocido "Lego" al que admiraba mucho como escultor, porque dijo que para esculpir "Esa dulce Mirada" en su rostro, tenía que ser un hombre de gran fe, hasta el punto de recrear en su mente la pasión de Cristo. Y le dices también que su "anonimato" fue una constante de su vida, pues cuando estuvo haciendo en noviciado en Granada, renunció incluso a su derecho a la "legítima" que le correspondía al tener voto de pobreza. Por ello sus trabajos de y después de estudiar a fondo el personaje de este "Lego", te puedo decir que:
La inmaculada a la Hermandad de San Rafael, la Virgen de la Luz de Santa Marina, el Cristo del Calvario de la Iglesia de Santa Lucía del pueblo de Frailes (Jaén), el Cautivo y la Virgen de los Dolores de Ceuta, la Virgen en su acepción de la Divina Pastora de la Trinidad, y el Calvario del retablo del Convento del Cister en Córdoba, son trabajos realizados por este artista, sin mediar en la mayoría de los casos documentos notariales. Por otra parte te digo, que el San Lorenzo que le adjudican en la fachada de la Iglesia de San Lorenzo (en la hornacina por encima del rosetón), que no es la de un San Lorenzo como dicen todos los que escriben de oídas, sino la imagen de un "Salvador". Su taller entonces ocupaba parte de lo que hoy es la calle de los Frailes, que por aquellos tiempos de 1680, formaba parte del primitivo Convento de Nuestra Señora de Gracia, lindando con la calle de los Ciegos. Posteriormente al adquirir los frailes la zona de huertos lindantes con el huerto de Cobos, delimitaron el Convento hacía la muralla, dejando libre la zona de la calle los Frailes y Buenos Vinos.
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