domingo, 24 de octubre de 2010

Los encantos del Cine de Verano (I)

Un cine de verano sin chinches es como un árbol sin flor”



El Gobierno de los Estados Unidos, la todopoderosa “locomotora” de la humanidad, se ha visto obligado a actuar ante la petición de las autoridades federales de algunos de sus Estados que están siendo literalmente invadidos por las chinches. Han sido muchas las quejas de caseros, encargados de pensiones, hostales y hoteles, que hablan de que sus clientes de noche no pueden dormir ante las picaduras de esos bichitos que se denominan chinches.

(Son curiosos los caprichos de la naturaleza, donde la humanidad nunca se pudo pensar que iban a cohabitar la chinche, rescoldo de otros tiempos, con el avasallador y moderno móvil).

Los americanos, ante los grandes envites de la Historia, intentan resolverlos poco menos que a cañonazos; y como no suelen dar con la “herramienta” adecuada, obtienen resultados negativos. Se equivocaron en Vietnam. Se equivocaron con Bahía Cochinos. Se han equivocado con Irak, y con toda probabilidad se van a equivocar con Afganistán. La suerte suya es que siempre los escenarios los han planteado fuera de sus fronteras, y con retirarse tienen bastante. Otra cosa es cuando el enemigo se atreve a “picotearles dentro”, y ahí siempre salen perdiendo. Y como ejemplo más representativo están las recordadas Torres Gemelas.

Se creen poseedores de tanta libertad que, incluso, no son cautos ni tan siquiera en los asuntos de su propia seguridad nacional. De una guerra sólo les interesan qué líneas de fabricación han de poner en marcha para abastecer el frente; lo de menos es que consecuencias pueda tener eso para la Humanidad.

Por todo ello auguro malas consecuencias para este país si tiene que combatir una plaga de chinches o piojos, pues al tenerlo todo, curiosamente no están preparados para solucionar las pequeñas cosas.

Por el contrario, aquí en Córdoba las plagas de chinches eran casi permanentes. Sobre todo aquellos veranos, en que el calor de la siesta se alternaba con “rasquiñas” en piernas, brazos y otras partes del cuerpo, sobre todo las posaderas. Este problema de las chinches era especialmente serio en las sillas de anea, que por otra parte se fabricaban totalmente a mano en la Calle Hornillo. De hecho, y por comentarios de un antiguo fabricante, ya había sillas que salían de fábrica con su parte “alícuota” del bichito…

Por eso, se podría decir que la “Universidad” de las chinches eran los cines de verano, con aquellas sillas de palo. En este honor destacaban los cines Astoria, Delicias y Andalucía. Los acomodadores, según fuera el cliente, antes de entregar la silla le daban más o menos zamarreo para que se desprendieran los “animalitos” que pacientemente esperaban entre las anea a que llegara cualquier culo, preferentemente redondo y orondo, para chuparle su sangre. Era entrar en estos cines y antes de pasar el control del portero notabas una sensación de picor. De por aquí sólo el Terraza Magdalena era una excepción a nivel de chinches ya que utilizaba sillas de tijera, no de anea.

Era frecuente ver en estos cines, especialmente en el Delicias, cómo en medio de la función, y con el cine ya totalmente a oscuras, cualquier cliente de buenas a primeras arremetía contra la silla, lanzando toda clase de improperios para contrarrestar los quejidos de su novia o su mujer, víctimas ideales de estos bichitos. Al final la silla terminaba con cada palo por un sitio y el asiento por otro. Normalmente llegaba el acomodador Sr. Carrillo, y con su voz ronca preguntaba: ¿qué ha pasado aquí? Y el buen hombre contestaba. ¡Que las chinches se comen a mi novia! ¿le parece a Vd. poco? Normalmente este tipo de venganza se contagiaba, y roto el hielo, aparecían ya más clientes dispuestos a “maltratar” sus sillas. Así que ante el barullo más de una vez se suspendió la proyección y se encendieron las luces. Después de las risas y consabidos cachondeos, por fin continuaba la película. Todos los días se daban de baja por los menos una docena de sillas…

Con todo y con eso, los clientes antes de elegir la silla primero la “machacaban” contra el suelo, a fin de que se soltaran todos los bichos posibles. Muchas veces, cuando se procedía a esta operación hasta protestaban los grillos que también andaban por allí. Cuando sonaban los tres toques de timbre y se apagaban las luces, las chinches “guardaban” un tiempo de paz, para que acomodaras bien tus posaderas. Pero una vez que la película cogía tensión y estabas participando de su emoción entraban en situación.

Había otro cine en Córdoba, que se llamaba Cine Ordóñez, que tenía un cartelero anunciador muy especial, apodado “El Platanero”. Era un simpático personaje de la calle de María Auxiliadora, de nombre Antonio, y vecino de “Lola la Pecosa” y de “Bimbela el Sastre”. “El Platanín”, como así le llamaban en su casa, era el encargado de pasear como hombre-sándwich para anunciar las películas, pregonando más o menos: “PUEBLO DE CORDOBA, ACUDID SIN DUDAR AL CINE ORDÓÑEZ, PUES ADEMÁS DE LAS MEJORES PELÍCULAS OS GARANTIZA SILLAS LIMPIAS Y SIN CHINCHES”. Estas palabras las decía en voz alta a través de una especie de embudo que hacía de altavoz. Al final del recorrido, a la caída de la tarde, ya estaba “colocado” y sin control de lo que decía, así que anunciaba totalmente confundido “sillas con chinches”. Pasados los años, cansado de todo este trajín, se colocó de sepulturero en el Cementerio de la Salud, y como tenía cierta alma de emprendedor, empezó a cultivar “caracoles gordos” que se encontraba por el tajo.

En el cine Córdoba Cinema pusieron unas sillas metálicas que solían ponerlas delante del telón. Eran las preferidas de muchas damas que no querían que sus posaderas pasaran por aquellas mortificaciones. Por todo ello, este cine era de los más aventajados, pues además era de los pocos que había introducido el adelanto “de vender agua de botijo al chorro”, cuando lo habitual era beber en un vaso que había para todos los clientes del cine. Este vaso obviamente se limpiaba con un trapo, al principio de color blanco, luego de color... indefinido.

Estos “problemillas” se olvidaban cuando todos, como posesos, empezábamos a aplaudir la cabalgada del caballo del “bueno”, que en sus persecuciones heroicas corría un poco más que el caballo del “malo”. Al final se consumaba la venganza y todos terminábamos contentos. Atrás quedaban las chinches, las pipas y el agua bebida en un vaso que posiblemente había estado hasta en la feria. Eso sí, el agua por lo menos no era de pozo, sino de grifo a temperatura ambiente.

… Y el caso es que, a pesar de los pesares e incomodidades, al salir de la “Primera” te encontrabas la puerta de entrada atiborrada de gente para entrar a la “Segunda”. Eran otros tiempos, en donde todos los indios, por sistema, eran “malos”. Tuvo que proyectarse la película “Un soldado Azul” para que este equívoco quedara aclarado para el resto del mundo. Para muchos fue una decepción. Esta película, de Ralph Nelson (1970) se desarrolla en unos paisajes idílicos de Méjico. Tuvo una gran banda sonora, y significó un cambio de actitud “universal” del concepto simplista “El Bueno y el Malo” que hasta entonces nos habían inculcado los americanos por medio de sus películas de cine.

LAS CHINCHES EN LAS CASAS

Era frecuente que en aquellas casas de vecinos se hicieran limpiezas de invierno y de verano. Para ello, los vecinos, de acuerdo con la casera, se reservaban el patio los domingos y fin de semana para limpiar allí sus escasos muebles, la cama y el colchón.

Las vecinas sacaban al patio el colchón somier, que en la mayoría de los casos era de madera. Después los sacudían fuerte contra el suelo, para que se desprendieran estos “animalitos” y que los nenes, con gran regocijo, los aplastáramos con nuestras sandalias hasta no dejar ninguno. Hecha esta operación, la vecina que limpiaba echaba ciertos líquidos anti-chinches en todos los rincones vulnerables del colchón.

Al final, la vecina limpiadora cumplía con su obligación de sacar cubos de agua del pozo y quitar cualquier resto de suciedad. Y para rematar la operación echaba por todo el patio un regado final de Zotal. Este líquido de limpieza, de color blanco, producía un intenso olor que se metía hasta en las comidas que se estuvieran hirviendo en la cocina común de todos los vecinos y que daba al patio. También la ropa colocada en los tendederos “asumía” este olor… que no lo perdía en varios días. Pero aquel olor era como un exponente de limpieza, y por ello a nadie parecía molestarle. Era un olor más que se confundía con el famoso ZZ, que muchos llevábamos por aquellos tiempos incorporados a nuestras cabezas. (En los cines, aquella persona que “llevara” ZZ en su cabeza se notaba por el “redondel” de aislamiento que se hacía en su entorno).

SABOR A CHINCHES

Estábamos en el Córdoba Cinema, viendo la película de ANA, con la singular Silvana Mangano después de haber dejado los hábitos bailando el BAYÓN DE ANA. En un momento de descanso, nos acercamos al ambigú que estaba regentado por la familia de un pelirrojo casi jaro. Allí estaba siendo interpelado por un grupo de “niños bien”, entre los que estaba, según quiero recordar, Alfonsito Gómez. Éstos protestaban porque dos invitadas suyas (uruguayas) habían sido maltratadas por las chinches. El muchacho del ambigú, impresionado por la versatilidad de esta muchachada, llamó al encargado, un hombre bajito con cabeza para un par de sombreros. Después de intercambiar palabras, y entre lamentaciones e incluso risas, ordenó a modo de conciliación que a este grupo de cuatro jóvenes señoritos les facilitaran un Güisqui Dyc.

Fue curioso el trato dado a estos “niños de papá”, porque se quejaron de que a sus “ligues” les habían picado las chinches. En cambio, los del Realejo para abajo nos teníamos que aguantar, y sólo se nos permitía “romper” de vez en cuando una silla como venganza.

Luego, para el colmo, cuando llegábamos al ambigú y veíamos a algún “niño de papá” o platero de turno beberse uno de estos Güisqui Dyc, como nos quedásemos mirándolos mientras nos daban el paquete de pipas o los saladillos que habíamos pedido, nos decía el rubio cabezón que nos despachaba: “Eso que beben esos está muy malo, el Güisqui es una bebida que sabe a “CHINCHES”.

PERSONAJES A LOS QUE NO LES GUSTABAN LAS CHINCHES

En el ameno libro escrito por Alfonso Gómez, “LA CÓRDOBA GOLFA”, se relatan una serie de personajes, lugares y vivencias que nos muestran, bien a las claras, los personajes que en esta Córdoba disfrutaban de la noche en todo su esplendor. Estos noctámbulos, en la mayoría de los casos, se acostaban cuando los ciudadanos a los que les picaban las chinches se levantaban para entrar a trabajar.

Los cordobeses que salen en la Córdoba Golfa, del mencionado amigo Alfonso, sabían lo que era vivir. Lo mismo alternaban en el Camping del Brillante que en el de la Cerca de Lagartijo. Para todos ellos, la vida era la diversión y el pasarlo bien. Había de entre todos estos personajes algunos muy especiales, como un tal García Vives, que al decirle que el güisqui “sabía a chinches” ordenó que todos los días en su mesa reservada de la Segunda apareciera una botella de “Chivas”.

Hace unos días, Rafael “El Gato”, que en su día abandonó las herramientas (era un gran albañil) para alternar con esta gente me comentó que de todos los lugares de la noche, era el local “De los Cuernos” (Hispania Royal) donde te daban el aprobado o no para dedicarte a esta vida. También se daban los burlangas de distintos niveles. Por un lado, estaban los que montaban las partidas de cierto nivel en El Mercantil, en El Circulo, o los miércoles en Casa Castillo (Realejo). Por otra parte, estaban los más pobretones, que se reunían en torno a los dominios del “Maero” (Kiosco de la Ribera). Allí en un local junto a la antigua Iglesia de San Nicolás de la Axerquía, “El Comandante” montaba sus timbas, en las que solían participar de forma destacada muchos camareros una vez que cerraban sus establecimientos.

También había bohemios, como por ejemplo Ricardo Molina Tenor y Juan Bernier, que gustaban saborear las noches de la Ribera en el Kiosco de Pepe Martínez (policía jubilado), por si el gran río les inspiraba un buen soneto. Y un personaje que durante bastante tiempo fue testigo mudo de muchas citas y apretones de manos durante el día fue sin duda “Pablito el de los Piñones”, desde su atalaya de la esquina de la calle de la Plata (junto al Puerto).

A mediados de los años ochenta una buena porción de estos noctámbulos se marchó a las Islas Afortunadas en busca de “nuevo crédito”. Se fueron al “tirón” de algunos empleados del Banco Ibérico que fueron trasladados allí. En Tenerife ya existía una amplia colonia cordobesa, y al llegar, se reagruparon todos en torno al yate Dédalo, que era propiedad de Monerris (antiguo jugador del Córdoba), y que, según todos, estaba montado en dólares. Allí durante unos años, disfrutaron todos lo suyo, seguramente hasta que los “calaron”. A modo de presentación, se organizaron una excursión-crucero en el citado Dédalo, y para hacer algo original se embarcaron todos en la forma en que su misma madre los parió. No fue la vergüenza que pudieron pasar lo que les hizo reaccionar. Fue el comprobar el tamaño ridículo de sus cacareadas vergüenzas lo que determinó que la mayoría se dieran cuenta que su posible “jubilación” estaba a la vuelta de la esquina. Quizás por ello algunos pensaron en trabajar o hacer algo provechoso. Fue tanto el tiempo dedicado a la diversión que, según Rafael “el Gato”, la mayoría tienen una pensión no contributiva… de esas que "huelen a chinches”.

Finalmente, quiero expresar que por haber aguantado las “chinches” y no haber disfrutado del mundo que recrea en su “Córdoba Golfa” el amigo Alfonso Gómez, por haber trabajado tantas horas, colaborando con ello a que entre todos se pudiera costear en este país UNA ABULTADA CLASE POLÍTICA (Rey incluido), pido por favor al Presidente del Gobierno, que si ya no nos puede quitar las picaduras que nos hicieron las dichosas chinches, procure al menos respetarnos los PACTOS DE TOLEDO que son la garantía de las pensiones de los que no hemos hecho otra cosa nada más que trabajar.

33 comentarios:

Paco Muñoz dijo...

Manolo que buen rato he pasado leyéndote, mejor he disfrutado de lo lindo, hasta el extremo que incluso se me han olvidado los niveles de tensión arterial que me tienen algo preocupado.

Qué cantidad de personajes y sitios inolvidables, mezclados en la misma entrada, alrededor del molesto bichito. Creo recordar que en cierta ocasión te comenté que un Sr. que se llamaba Crespo de apellido, era el reparador sillero del cine que tenía las peores sillas de Córdoba, el Ordóñez. Su hijo Pepe Crespo tuvo un taller de platería en Arroyo de San Lorenzo, creo que en la casa del horno.

El vaso de agua limpiado con la bayeta blanca que iba cambiando de color a medida que pasaba la función. Y eso que no era muy frecuente la pintura de labios en esos tiempos, por aquello de que la mujer pintada la catalogaban, al estilo del alcalde Valladolid.

La bebida al chorro en el botijo; a real beber y a dos reales la "jartá", que hacían que el "quíes" de turno se bebiera el botijo entero de la criatura aguador por dos reales.

El kiosco de la Ribera, que se escribía aún con “k”, por no estar el nombre españolizado.

El “ya viene el negro zumbón, bailando alegre el bayón” de la sensual Silvana Mangano, en blanco y negro, que ignoro cómo pasó la hipócrita lascivia inquisitorial de la censura, seguro que los miserables se cegaron con las caderas de la Mangano, o tenían las manos ocupadas en ejercicios manuales más de Nochebuena (tocando la zambomba) y no le pusieron el 4R, por ello.

O el sabor del “guisky” a chinches, como si alguien las hubiera probado, otra cosa era el olor. Claro que se camuflaba con el ZZ o el Flit, y evidentemente desaparecía con el Zotal.

Manolo es una pieza literaria la entrada y, como siempre te digo, merecedora de estar en papel impreso encuadernado con otras muchas y en una biblioteca. Otra cuestiones de infinitamente menor categoría figuran en ellas, y forman parte de ese trío de cosas imprescindibles que dicen debe hacer el hombre en su vida –o la mujer-, lo del árbol, el hijo –que lo tienen las damas-, y el libro.

Mis felicitaciones más sinceras y vuelvo a releerlo.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Paco


Tu sensibilidad y amor a Córdoba, nos hace superarnos para ofrecer pequeños detalles con el "amor a Córdoba".

Tú eres el referente y todos tenemos que intentar, estar a la altura y nivel que tu elocuencia pone.

Me siento feliz de que participes en estos comentarios, porque aún siendo crudos, fue lo que a muchos nos tocó vivir.

Esa es la Historia, y tenemos que aprovechar lo positivo y evitar lo que sea desechable.

aSÍ "Intentamos luchar por NUESTRA QUERIDA CORDOBA"


Gracias amigo Paco.

marti dijo...

Hay una parte de la entrada que me parece muy interesante, por su posterior desarrollo, si es ese el caso. Me refiero a los noctámbulos que, de pasada, citas y a Gómez López como enlace.
Pablito, el de los piñones, es ya, de por sí, merecedor de un relato.
De los de "Historias para no dormir" de Ibañez Serrador si nos atenemos al que, dicen, fue su final.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Marti


Llevas razón en cuanto al personaje "Pablito" No sé como el autor de la Córdoba Golfa, no lo menciona para nada.

Poco antes de su muerte observaba yo muchas veces a "Mario" que se
ponía en esa esquina de la calle de la Plata.

Un día recordándole su época de jugador de Balonmano, y sentado en la cafeteria de COPITAS Y TAPAS, me desgranó toda esa Córdoba, que cuando la mayoría se iba a la cama ELLOS SE APODERABAN DE LA CIUDAD,
pero ya se irá relatando todo poco a poco.


Gracias

ben dijo...

Que bueno,desde luego,escribes con
mucha gracía,Manuel.
Un montón de recuerdos y nombres de
aquella época,desde D.Ricardo Moli
na,que fue profesor mio y bastante
conocido,con su personalidad,hasta
el de Pablito el de los piñones,con
su rajita y su punta para abrirlos,
todo un invento,el pobre terminó
mal.
Me acuerdo,del circulo Mercantil y
de Labradores,que los chicos juga
bamos y subiamos a las salas de
arriba,que me resultaban grandisi
mas,para escondernos entre las cortinas,pero al entrar en alguna,
no estaba vacía,sino con señores
gordos,trajeados y con puros enor
mes,alrededor de una mesa con cartas,si nos acercabmos demasiado,
por curiosodad,nos decían:"fuera de aquí..Aquí no se puede estar".
Luego me enteré,por lo que decían
los mayores que se jugaba y fuerte,
a veces oía conversaciones de como fulano se había arruinado,incluso
perdiendo su cortijo,con el juego.
Esto lo decian en voz baja,pero los
niños teniamos un oido muy fino.

marti dijo...

Pues me alegro que tengas un plan para ello, porque ir poniendo personajes en su ambiente, con anécdotas incluídas, ayuda a explicar muchas cosas de una época y de sus gentes, de la cultura y economía de la época. Una radiografía, vamos !

Manuel Estévez dijo...

Amigo Ben


Gracias por tus comentarios, y te prometo que tus MARGARITAS, en la figura de la "Porcelana", nos va a traer grandes y simpáticos recuerdos.


Saludos

marti dijo...

"Empiezan a producirse cancelaciones turísticas
Las chinches se convierten en un problema económico para Nueva York
Las chinches de cama se han convertido en un verdadero problema económico para Nueva York, que ve cómo comienzan las cancelaciones turísticas y se reducen las visitas a cines, teatros, tiendas y lugares públicos por miedo al ataque de estos insectos".http://www.cincodias.com/articulo/sentidos/chinches-convierten-problema-economico-Nueva-York/20101025cdscdscis_5/cds5se/
Aquí está el extracto de la noticia a la que aludes, se publicó difundió en el NYT y a partir de ahí corrió.
El enlace y encabezamiento son del 5 Días de hoy.

ben dijo...

Me estoy acordando ahora,Manuel,de
la costumbre que había con los ven
dedores ambulantes de cacahuetes
que iban con su cestillo por los
bares y no era otra que la de apostarse el cubelete lleno de ca
cahuetes,a pares o impares,con el
cliente.Se apostaban a si en el cubilete había un número impar o
par del producto.Si el cliente
acertaba,se llevaba los manises
gratis y si no,pues debería pagar
sin llevarse los frutos.Creo que
el tal Pablito,también lo hacía
con los piñones.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Marti


Te agradezco tu investigación y
podemos comprobar que la entrada
tiene latente actualidad.

A ni me había informado un antiguo Laboral, que está en la Central Nuclear de Laguna Verde.(México)

Y al pasar hace un mes por EE.UU
ya oyó el problema.


Saludos.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Ben


Que detalle más bonito has traido
a mis recuerdos.

El vendedor con el cubilete es un detalle "simpatiquisimo" que da
alegria al recordarlo.

Gracias por tu aportación


Saludos

Laurentino dijo...

Me uno al coro de felicitaciones, y sólo quisiera apuntar en relación con un comentario del amigo ben, lo del cestillo de "cacahuetes", mi curiosidad sobre por qué en estos lares sustituímos (yo el primero) "cacahuete" por "avellana", pasando a ser la avellana la "avellana cordobesa". Qué tampoco es que haya muchos avellanos por aquí...

¿Alguien lo sabe? ¿viene esto de siglos atrás?

ben dijo...

Laurentino,en nuestras correrias
por la sierra,los chicos de las Mar
garitas,uno de nuestros frutos era
la avellana(avellana cordobesa),ha
bía muchos árboles,avellanos,por la
parte de Trassiera,en vaguadas,cer
ca de correntias,son árboles pre
ciosos,sobretodo en otoño.Hace lo
menos 50 años que no paso por esos
lugares,porque son de dificl acce
so.
Por el contrario,la planta del ma
nís,o cacahuete,en mi vida la he visto,pienso que ahora se cultivará
por nuestras tierras,como pasa con
las pipas,para el asunto de las grasas liquidas.
Seguro,que del asunto de esos ave
llanos de la sierra sabe la Colina.
Sería una lastima,si han desapare
cido.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Ben


Esa zona de avellanas tan bonita que tu decias, la padecí yo en un perol que fui con mis hijos y sobrinos, te puedo decir que UNO Y NO MÁS, pues los amigos de las parcelas habían acabado HASTA CON LAS PIEDRAS Y NOS VINOS NEGROS PARA HACER EL HOGAR DE LA CANDELA.

El campo estaba pelado de piedras
por completo, en los cerramientos de las parcelas estaban todas.

Un perol en la sierra de Córdoba, sin un hogar de piedras para que el arroz se guise, ni es perol, ni es "na"


Saludos

Manuel Estévez dijo...

Amigo Laurentino


Haces bien en recalcar los de las "avellanas", y lo que dices es lo propio de tu sensibildad de buen cordobes.

Lamento no obstante que "AMGAS Y NO DAS", por la seriedad de los temas que tocas, harías bien a tu Córdoba, prodigándote más en tus interesantes "entradas".


Saludos.

ben dijo...

Pues sí Manuel,lo de las chinches y los piojos,es algo común y carac
terístico a todos los tiempos.
Ni con el ZZ,el DDT,de nuestros
tiempos,ni ahora con los modernos
antiparásitos.Pero lo que si está claro,es que tanto ayer,como hoy
en las casas donde los hay es signo
de dejadez o pereza,que no debemos
consentir.Cuando vienen mis nietos
a casa,rapidamente le echamos una
ojeada a las cabezas,para pasarle
la peineta,si vemos animalitos.Lo
mismo pasa con la chinches,soy el
encargado de revisar los posibles
reservorios,del simpático animálito
chupóstero.Yo,como estoy acostum
brado,de los tiempos de penurias,
detecto rapidamente a los dos bichi
tos en su huespedes,es muy fácil,si
veo arrascarse,con las dos manos,en
movimientos rápidos en los pelos
cercanos de la frente,sin dudar tie
ne piojos.Si se arrascan,con las
dos manos,cada una en una corva de
la pierna,seguro son chinches.La
forma de arrascarse,con desespero,
detecta los indeseables huespedes.
Y es curuioso,que en cuanto a los
piojos,no sólo se ven arrascarse
violentamente a niños,sino también
a chicos y señoritas muy bien arregladas.Por supuesto que los co
legios,los chicos,la mayoría tienen
bichitos,incluidos sus maestros.Sig
no de la dejadez,de nuestros tiem
pos.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Ben


Por lo que me dices no voy a caer en
la "tentación· de nombrarte experto en "picares", Sino, que para mi eres un auténtico sentimental de todas las cosas de NUESTRA QUERIDA CORDOBA


Se necesitan muchas personas como tú que entre "lineas" muestren su AMOR A CORDOBA.

No cabe duda de que otro gallo nos cantaría.


Saludos amigo Ben.



A

ben dijo...

El güisqui Dyc,Manuel,me parece que
aparece,por mediados de los 60,como
producto nacional para competir con
los de importación, por aquella
España creciente,para muchos,de los
planes de desarrollo.La película del bayón,me parece que son de los
primeros del cincuenta,no sé si tú
o yo tenemos las fechas cambiadas.
Lo que si es seguro,que por los 50
en los ombigús de los cines de vera
no lo que se vendía era mucha pipa
y mucho "chocho"(altramuces),agua en botijo y poco más.
Jó como disfruto con tus escritos.
Saludos.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Ben


No recuerdo exactamente la fecha de cuando pusieron la pelicula en el Córdoba Cinema, si sé que yo tendría unos catorce o quince años

En cuanto al güisqui, sé que por aquellas fechas, en muchs bares estaban las botellas como un hecho decorativo.

En el ambigú en concreto había una repisa decorativa que hacía un rincón, en las que había botellas
"raras". La expresión de que el güisqui sabía u olía a chinches
la dijo "El pelirrojo", al ver que los mirábamos.

-Había Quina San Clemente, Solera María del Valle, Martini Rossi, Green Label, Ginebra,Anis Machaco Sandeman, etc.

En los vasos que lo bebían que eran "grandes y de forma achatada" con mucho culo, obviamnte no ponía
la marca, y yo, al cabo de los 60 años, he calculado que se trataba del popular Dyc, puesto que por el barrio, no se esperaba otra cosa.

Amigo Ben, no es el Güisqui, mi bebida predilecta.

Yo, por aquellos tiempos, bebía solamente en el "vaso" de agua.

En cuanto a la pelicula que fue estrenada a principios de los años cincuenta, he de decirte, que para que una pelicula pasara al cine de verano y en Córdoba, pasaban unos pocos de años.



Gracia por tus comentarios.

Eladio Osuna dijo...

Aunque llego tarde a este post tuyo, no me resisto a copiarte un trozo de un relato mío sobre el Colegio de Santa Teresita de Niño Jesús de Ciudad Jardín, al que asistí un par de años como párvulo:

"Las clases la recuerdo con un gran bufete –el de doña Carmen que es con la que yo más estuve- de color negro con forro de hule también negro, y las sillas del alumnado: eran dos o tres hileras de sillitas de madera y anea, todas diferentes porque cada niño y niña había llevado la suya, comprada en La Corredera, o sacada quien sabe de dónde, y todas llevaban escrito en uno de los largueros del espaldar el nombre y los apellidos del dueño. Más de una vez las sillas habían protagonizado una de esas escenas que se te quedan grabadas: el niño o niña afectada se quejaba amargamente a doña Victoria de un picor insufrible en las nalgas, y ésta apresuradamente cogía la silla por el espaldar y daba unos golpes fuertes en el suelo. Los niños habíamos hecho un corro alrededor de ella y veíamos caer, al cabo de dos o tres golpes unos bichitos marrones que deduzco eran chinches, causantes de los dolorosos picores, y a medida que iban cayendo los íbamos aplastando con infantil saña dejándolos espachurrado sobre la loseta del piso."
Increíble para nuestros días ¿no?
Saludos y enhorabuiena por tu post

Manuel Estévez dijo...

Gracias Amigo Eladio


Con esta semblanza lo que pretendo es "recrear" aquellas escenas que muchos fuimos testigos.

Cualquier detalle por pequeño que sea forma parte de nuestra vida.


Saludos

Gloria Castro dijo...

Asì es Manuel, "cualquier detalle por pequeño que sea forma parte de nuestra vida" No es el detalle lo relevante es como lo matizamos emcoionalmente: lo más sencillo puede ser algo sumamente valioso. A mi me parece que tu tienes un talento especial para subrayar y evidenciar ésto.
Hasta de las "chinches y piojos" que en lo personal, su sola menciòn me provoca repulsión e incomodidad de todo tipo, puedes crear un interesante y animado relato. Reviví escenas de mi infancia y adolescencia en el cine de verano "San Juan" en Pozoblanco: sillas de anea, pipas, altramuces.
Chinches? No, no, no! No recuerdo (tal vez se lo debo a mi memoria selectiva?) Pero prefiero pensar que mi caso es la excepción, inclusive, "un àrbol sin flor".
Disfruté tambièn los comentarios, entre ellos el de la cuota del porrón (Paco), las estrategias clìnicas de detecciòn de bichos (Ben), etc, etc.
Genial ! (a pesar del encabezado del artìculo: la menciòn y la foto de los bichos)
Gracias!!

Manuel Estévez dijo...

Estimada Gloria


Tienes razón en cuanto a las fotos de cabecera, pero es que mucha gente joven (supongo como tú), si no ven el "bichito" no le dan dimensión a aquellas situaciones.


Demuestras continuamente que eres una Gran Cordobesa.


Saludos

ben dijo...

Manuel,este fin de semana,fuimos
con una amiga de mi mujer,a la casa de unos sobrinos de la ami
ga.El motivo,era que nos iba a en
señar su patio cordobés,lleno de
macetas.La verdad es que era pre
cioso.Como es una casita indivi
dual,también tiene una azotea,que
mira por donde dá al cine Delicias,
yo recordé lo de las chinches de
tu escrito y me reí mucho,pensando
en ello,mi mujer se mosqueó,que
me riera sin venir a qué.Por su
puesto que en verano se ve perfectamente el cine desde la azo
tea.
Pues sí,Gloria,los escritos de Ma
nuel,son tan interesantes,que me hacen escribir de todo lo que se me
ocurre y eso me gusta,porque me re
laja mucho.Saludos Gloria.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Ben


Me parece que conozco perfectamente esa casa que me aludes. Con toda seguridad debe de estar ubicada al principio de calle de los frailes Ahi, en esa casa vivieron los Hnos. Gordillo Sánchez (1950).

Luego vivieron los Castilla, cuyo padre fue el Buzo del Fontanar.

En fin muchos y buenos recuerdos.

Ben, observa como tus palabras van hasta México y se hace eco de las mismas GLORIA. Una cordobesa, que se halla allí viviendo con su lado de Corazón pendiente de Córdoba. ellas


Saludos

ben dijo...

Me descubro ante ti,Manuel,porque
efectivamente has acertado.Mare mia
de mis entrtelas,lo que tú no sepas de Córdoba.
Para que Gloria disfrute,mirando
Córdoba,desde lejos y sepa de qué
estamos hablando,puede escribir,la
frase siguiente en Google,para en
contrar el patio cordobés,al que
nos referimos:"patio vesubio Cór
doba".O directamente entrando en
tropicalia.es y buscandodolo.
Saludos.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Ben

Todavía recuerdo cuando esa Plazuela de San Juan de Letrán, el suelo era de piedras de canto.

Por allí estaba La Taberna Millan,
que por aquel entonces, la llevaba el padre, y era Bodegas Campos.

Recuerdo que ponían unas mesas de coor rojo, y servían el vino en una "especie de biberones". Como hacían los gallegos Seone.

En esa esquina de la calle de los frailes, ha habido practicantes, ha vivido el celebre Claus, Un Zapatero, Un buzo del Fontanar, y al final ha quedado un patio para el recuerdo.

Cerca de ellos, los Veras, los Acaiñas, los Padillos, los Trenas, y mi amigo el Quirro (Salcedo), todo un fervor de cordobesismo.


Saludos

Gloria Castro dijo...

Hola!
Ya pude ver el "Patio Vesubio" Desde luego es una preciosidad.
El patio, la casita, la decoración, las flores...Me encantó! Gracias Ben por el tip y por invitarme a conocer más de Córdoba.
Además la rentan, verdad? Quién pudiera pasar unos días por ahí y en tan bello lugar!
Muchas Gracias, simpáticos cordobeses!

Manuel Estévez dijo...

Amigo Ben


Tu simpatía en los comentarios, son como aldabones que llaman en el corazón de los cordobeses.

En este caso es el corazón de una cordobesa de pro, Gloria, que aún estando en México, nos da muchas lecciones de amor a Córdoba.

Se refiere al "Patio del Vesubio" lo mismo que se puede referir a cualquier cosa de Córdoba, porque la siente de verdad.

Gloria desde México y Ben, desde su simpáticas Margaritas, luchan por una Cordoba, más justa y más libre.


Saludos

ben dijo...

Manuel,las Margaritas son de mi niñez,luego viví en San Pedro,con
D.Julián y ahora en el centro-cen
tro,vamos que oigo la guitarra del reloj,por la azotea.
Pero lo que te marca para toda la
vida, son las vivencias de los pri
meros 15 años de tu vida y esos
fueron en las Margaritas.
Saludos.

marti dijo...

En la edición del NYT hemos salido gracias a Don Deme y sus cateterías, de cateto no de cateter. Teniendo en cuenta lo importante que somos para el gringuerío más culto, el último ciudadano español que tuvo el honor de un artículo completo fue Ricky Rubio, es todo un acontecimiento que, como tal, ha pasado desapercibido para todo Salmorejistán. Como este es un blog de personas interesadas por estos temas, lo traigo a colación porque marca todo un hito.
Evidentemente, ha pasado desapercibido, excepto a los que seguimos los temas salmorejistaníes allá donde se planteen.Amigo Estévez, hay que seguir luchando!
http://www.nytimes.com/2010/11/05/world/europe/05

mi angel querido dijo...

hOLA, le escribo para preguntarle sobre la película que usted refirió en la otra parte de esta sección de los cines de verano
"Forty" no sé a qué película se refiere y solamente he podido encontrar Forty guns" de Bárbara Stanwyck. Si me lo puede aclarar le agradezco. También si sabe usted cuando fue la primera vez que pusieron en los cines de verano LOS DIEZ MANDAMIENTOS. gRACIAS

mi angel querido dijo...

Hola Manuel: De nuevo estoy aquí. Con motivo de realizar un trabajo sobre la elaboración de la enea en sillas y mecedoras para considerarla como patrimonio inmaterial, me gustaría me dijera si tiene fotos de aquellas sillas de los cines de verano de Córdoba, a fin de documentar el trabajo y cualquier otra cosa relativa a su utilización. Por supuesto que las he conocido en los cines y mi abuela siempre tenía una de ellas.
Cualquier información me será de utilidad. Gracias