domingo, 24 de julio de 2011

EL CINE DE VERANO


La ciudad de Córdoba, cuando llega el calor del verano se hace insoportable y no hay más remedio que hacer con el calor (según decía el cojo Mariano) lo que hacen en Pozoblanco, “aguantarse”. Pero en aquellos tiempos de los años 50-60, parecía que el calor era más tolerable, quizás porque la vida en los patios era más ventilada, y se contaba con la bondad del agua del pozo, el patio abierto y los muros de las casas. Todo ello, nos hacían sentir una sensación de menos calor. Igualmente eran pocos los coches que circulaban por aquellas calles apenas adoquinadas, y evidentemente era menos la cantidad de “granito” que recalentaba nuestras calles y aceras. No obstante el sopor llegaba igualmente por las tardes y el calor se disimulaba “escondiéndose” con el silencio de la siesta.

Cuando se retiraba el sol y las tordillas y cortinas daban paso a la claridad, empezaban los patios a recobrar su actividad, los baños de cinc llenos de agua caliente-soleada, empezaban a ser “piscinas” de los pequeños de la casa, que se metían por parejas o incluso de tres en tres, para disfrutar del remojón, que en la mayoría de los casos servía de baño. En aquellos tiempos, ya nos llegaban ecos, de que en las casas recién entregadas de las barriadas de la “Letro”, en las de Cañero y en las del Campo de la Verdad, sus vecinos (muchos de ellos del barrio), ya contaban con aquellas “modernas duchas”, a las que se le daba a un “botón y salía el agua”. Oírles hablar de estos adelantos, a aquellos vecinos que se mudaron a aquellos barrios, era ver como se les llenaba la boca de cuarto de baño, de cuarto de pila y de su patio particular con su parra. No importaba que incluso fuera en el barrio llamado de la “Guita”, pues correspondiente parra en el patio, aunque fuera en el mismo Barrio de la Guita, se sentían tremendamente eufóricos.

Una vez que llegaba la caída de la tarde, los vecinos solían regar el patio de la casa, e inclusive la puerta de la calle, para posteriormente sentarse en ella a tomar el fresco. En aquellos tiempos, no había ni televisión, ni móviles y otros medios de comunicación. El cantar de los grillos, el revoletear de los murciélagos, y el andar por las paredes blancas de las salamanquesas, era la única música de fondo, para acompañar casi siempre unas conversaciones que hablaban de lo divino y de lo humano. Todo esto con los vecinos y en su mayoría mujeres, sentadas de cara a la fachada de sus casas. Y digo las mujeres, porque la mayoría de los hombres, solían decirles a las mujeres. “Niña, voy un momento a la barbería a leer el periódico”, con este socorrido achaque, se marchaba a la taberna, a su alterne diario. El asistir al cine en muchos casos era cosa de las parejitas de novios y menos novios y también de la gente joven.

La oferta de cines de verano era espléndida, pues por aquellos tiempos había en Córdoba, más de treinta cines al aire libre (de verano). Normalmente se proyectaban películas que ya llevaban dos o más años de haber sido estrenada, pero que llegaban a los cines de verano con aquel retraso. Y como en todas las cosas de la vida, había cines que marcaban la diferencia de unos con otros.

Era tal el auge que tomaron los cines de verano, que incluso en muchas parroquias, se montaron cines parroquiales, compartiendo en la mayoría de los casos las películas “rollo a rollo”. Incluso según relata el profesor D. Toribio García, en su pequeño trabajo sobre el Colegio Santa Catalina de Siena, en donde dice: “Todos los niños del Colegio, abonaran durante el curso 1956-57, la cantidad de UNA PESETA MENSUAL, en concepto de ayuda al cine escolar”. Y es que el mismo Obispo Fray Albino, había elaborado un proyecto pedagógico, en el que se creaba un cine escolar como complemento a la tarea educativa.

A nivel empresarial en Córdoba, el cine era cosa fundamentalmente de tres empresas importantes; La empresas Cabrera, Sánchez Ramade y la empresa Ramos, luego había un par de particulares que se intercambiaban la explotación de un pequeño número de cines.

De todos los empresarios, quizás el más celebre y antiguo fuera Antonio Cabrera, hombre desde muy joven relacionado con los espectáculos. El fue el que en Córdoba, y con un puntero en la mano, iba desgranando los diálogos de las películas del cine mudo que se proyectaba en nuestra ciudad. Este buen empresario, de pequeña estatura y siempre con su lazo negro anudado al cuello, protagonizó una anécdota en la Plaza de San Agustín en los años veinte. Él, gran ojeador de artistas, oyó comentarios de que en la Plaza de San Agustín, en medio de la plaza, se había montado una pequeña orquestina que venía actuando ya varios días. Estaba compuesta por un trompeta y un tambor, que tocaban aires muy festivos y convocaban a mucha gente. El acudió allí, con ánimo de contratar a los “artistas” y se encontró en plena función con un “SACAMUELAS”, apodado “El Rápido”, que viniendo del pueblo de Alborote (Granada), se dedicaba a sacar muelas como era la costumbre por aquella época. Sentaba a los clientes en un elegante sillón, y mientras duraba la extracción, sus dos compañeros empezaban a tocar tambor y trompeta, con un compás lo suficientemente alto y airoso que atraía a la clientela. Cuando el agudo empresario se interesó por el número, “El Rápido” que tenía una enorme cabeza, adornada con un gran bigote y un moderno pelado a lo “amadeo corto”, le dijo: “Sr. Mis compañeros empiezan a tocar en el momento en que yo llevo a cabo la extracción, para que de esta forma no se oigan los gritos de los pacientes”. Nosotros no somos ningún espectáculo, yo soy solamente un “sacamuelas” y mis compañeros músicos “disimulan” los posibles gritos de los clientes.

Pero anécdotas aparte, en todo este trasiego de películas de aquí para acá en aquellas pesadas sacas, que diariamente casi todas las transportaba la Agencia Garrido de la Calle Alfonso XIII, hubo unas personas que durante muchos años fueron fieles a este mundillo de los cines. Así desde el que sacaba las carteleras, el que regaba el cine, el que hacía de acomodador, los porteros, los taquilleros, los del ambigú y como no los maquinistas. Quiero destacar muy especialmente a la familia de Juan Cabezas, que desde sus comienzos jóvenes, en la tienda de radios, “Nelson”, ubicada en la Calle María Auxiliadora, y posteriormente trasladada a la calle Los Moriscos, estuvo toda su vida ligado al mundo de la proyección y la empresa del cine. En esta labor le acompañó siempre su esposa Encarnita e incluso su hija. La extinta Peña “Los Amigos del Celuloide”, pudo certificar la entrega profesional de esta familia por el cine. La hija, después de fallecidos los padres, aún trabaja en el Cine Coliseo San Andrés.

Entre los cines más populares, se podían contar:

El CINE ASTORIA, era uno de los cines más pobres que posiblemente había en Córdoba, pertenecía a un particular que por todo vehiculo, solo tenía una bicicleta BH. Aquí se echaban películas que más de una vez la gente pitaba por sus escasas condiciones de visión o sonido. A pesar de los esfuerzos del maquinista, un “chato” más de la saga de los “Zamoranos”, no se podían hacer milagros. Este cine lo que tenía era un timbre de llamada (se daban tres toques de aviso al empezar la película) que era de los más sonoros de Córdoba. Pero también tuvo este cine su día de gloria con la proyección de la película “LA HERIDA LUMINOSA”, a esa película vino a verla medio Córdoba, y estuvo en cartel por lo menos un mes.

Otro Cine que tuvo su importancia fue el CINE DELICIAS, cuando “estrenó” la película: LOS HIJOS NO SE VENDEN”, aquello fue también una gran sensación para el barrio y se formaron grandes colas para ver aquella película. La música de los entreactos y los descansos de este cine, fue siempre de forma inexorable “LAS TARANTAS DE LINARES”, esa canción se la aprendió todo el que pasaba una o dos veces por el cine. Testigo de todas estas situaciones era “Miguel el Cojo”, que tenía un puesto enorme de arropías en medio de la calle y junto a la puerta del cine. Un enorme lebrillo de “chochos” (altramuces), otro lebrillo de chufas, y dos garrafas enormes de polos de nieve, componían el tinglado, además del carrillo correspondiente. Este hombre vendía también almesas, con lo que la guerra dentro del cine estaba garantizada. Miguel, al parecer era incansable, pues siempre que podía se le veía también vendiendo Coca Colas en el fútbol y en la Plaza de Toros. Al decir de su mujer, era poco dadivoso, y muy exigente para el trabajo, muchas veces ella en Casa Ogallas, daba sus quejas de lo mucho que trabajaba y lo poco que gastaba, (comiéndose su ración de albóndigas). En este aspecto, ella no era tonta.

El CORDOBA CINEMA, un cine al que se le denotaba un cierto nivel, ya que incluso había vendedores de agua, con botijo, cuando lo normal en otros cines, fuera la jarra de cristal con el vaso común, secado eso si, con un paño cada vez que era utilizado por un cliente. Este vaso empezaba de color blanco y terminaba con un tono algo amarillo. Además en este cine y quizás por la cercanía del Cuartel de la Guardia Civil (situado entre la oficina de Cajasur y la Farmacia, cuando no existía la calle), había siempre orden y compostura. Fue la película ANA, la que hizo furor máxime cuando la Silvana Mangano, se bailaba “BAYÓN DE ANA” Fueron muchos los días en que estuvo esta película en cartel y era tanta la gente que acudía que tuvieron que habilitar la puerta posterior, que daba frente a la fábrica de LAS LEJIAS LA OCA, y al taller de Ebanistería del mayor de los Almogueras.

En el CINE TERRAZA MAGDALENA, que aunque no era de los más grandes, si era de los más frescos por su ubicación junto al jardín del mismo nombre.Tuvo una película que también hizo su agosto y no fue otra que UN TRONO PARA KRISTI, película que proporcionó varios llenos en sesión continua de este cine. Curiosamente, por aquellas épocas hasta las máquinas de cortar hielo de la fábrica que había al lado, guardaban silencio para no molestar al ambiente de la película. “La Muda” que tenía tradicionalmente el puesto de arropías enfrente del cine, pudo dar fe del gentío que se agolpó en la plaza. El mismo bar Marcelo, que estaba en la fachada de Talleres Ruda, también sacó su provecho. Esta plaza de la Magdalena, con el cine de verano, recobraba ambiente y frescura.

En invierno y en sus noches de soledad, solo se podían ver de vez en cuando, a algunos fieles que en total silencio, acudían a la urna de los Santos Varones, situada en la fachada de la Iglesia Testigo de esta soledad, fue durante mucho tiempo, la palmera que se encaramaba en el centro de la Plaza, y que una tarde de viento la derribó a mediados de los sesenta.

Hoy en día, ni Talleres Ruda, ni el puesto de la “Muda”, ni el Bar Marcelo, ni la fábrica de hielo, y menos aún la Palmera, son testigos de nada.

Ya, cerca de San Pedro, en el CINE ANDALUCIA, (El Cine Moñilla), se llenó a reventar para presenciar la película de LA VIOLETERA, donde se llegó a poner incluso dos sesiones en vez de lo habitual que era la sesión continua, pues el cine se llenaba a reventar. La Plaza del Vizconde de Miranda, se abarrotaba de gente esperando para la segunda sesión. Este cine tenía la incomodidad del mal estado en que se encontraban las sillas, pues daba la impresión que allí llegaban las peores de la empresa. Llegar al cine desde la Magdalena, era desalentador, pues tenías que pasar antes “POR CASA EL AGUILILLA”, (La Funeraria Vázquez), que nada más ver el letrero, te ponía la carne de gallina. Contrastaba esta sensación con la de ver como “Pepe el Gordo”, uno de los dueños de la Funeraria, se reía a carcajada en la Puerta de “Casa Chicuelas” comentando lo impresionante que estaba la Sara Montiel, en la citada pelicula.

No muy lejos de allí y en la Calle Diego Méndez, estaba el simpático CINE REALEJO, que también conoció sus días de gloria, con la película de PERDONAME, en donde Raf Vallone, hacía furor entre las mujeres. Este cine era de los más calurosos de Córdoba, pues estaba metido prácticamente en un tubo. Las paredes del cine estaban llenas de carteles de películas y en donde aparecían artistas como Lola Flores, Juanita Reina, Marifé de Triana, Estrellita Castro, Miguel Ligero, etc. Este cine cambio varias veces de dueño.

Era el CINE FLORIDA, uno de los más espléndidos de Córdoba, por su amplitud y comodidad. Estaba enclavado en plena Costanillas, pero a pesar de ello, nunca se conoció que pasaran problemas más allá de lo que se puede considerar normal. Eso sí en ese cine, era casi habitual, la pareja de Guardias de Asalto, para poner orden en las colas de las taquillas. “MARINEROS NO MIREIS A LAS CHICAS”, Esta película italiana, con Renato Carazzone, fue todo un éxito de público. La Plaza del Huerto Hundido, se llenaba de gente por todas sus afluencias. Durante la exhibición de aquella película y ante el tropel de gente que se agolpaba en la puerta de entrada, hubieron de abrir las puertas que daban a la Calle Humosa y que no era habitual el abrirlas. Estas Puertas daban muy cerca en lo que fue el domicilio de “Cintas Verdes” (Cinta Velde Palazón), antes de ser ejecutado en la puerta de Sevilla.

Allí se planteo una vez la situación simpática de que dos señores algo mayores, se pusieron a ver la película con “sombrero incluido” con la consiguiente molestia de los que estaban detrás. Como quiera que estos señores, no quisieron desprenderse de su sombrero después de discutir con ellos incluso el acomodador. Entonces y de forma medio en broma o medio en serio, la fila delantera a “los del sombrero”, se pusieron sendos niños sobre los hombros y así se sentaron. La gente del cine empezó a hacer palmas masivas ante la idea “de fastidiar” a los del sombrero por su “tozudez”. Al final los dos amigos “del sombrero” optaron por marcharse del cine, pues tenían "Tiña" en la cabeza, y por ello no se querían quitar el sombrero.

Otro Cine, muy cercano al entorno de las Costanillas, era el CINE ORDOÑEZ, este pertenecía a la empresa Ramos, y lógicamente se reponían todas las películas que pasaban por el Góngora. Una película que se recuerda por la notoriedad que le dio al cine fue la proyección ARRIBA Y ABAJO, de Mario Moreno Cantinflas. Fue difícil hacer callar a la gente de este cine, por el problema famoso de sus “chinches”, era tal la fama, de que el “cartelero andante” que no era otro que el famoso “Platanin”, iba por las calles con un “tubo-altavoz” anunciando a voces: “EL CINE QUE TIENE LAS MEJORES SILLAS, SIN CHINCHES Y SIN ZZ” y en donde se encontrará tan a gusto como si estuviera en el patio de su misma casa. El problema de “este vocero” es que antes de terminar la jornada como hombre-anuncio, ya estaba alterado por unos cuantos medios, y entonces decía lo contrario. “SILLAS CON CHINCHES Y CON ZZ”. Este simpático personaje que vivió en la Calle María Auxiliadora, en casa de “Bimbela el Sastre”, se hizo también famoso porque vendía por aquellas calles plátanos hechos puré, (de ahí el nombre de platanín), pero terminó de sepulturero en el Cementerio de la Salud, al que limpió de caracoles gordos, para sus guisos.

El Cine situado en la Calle Zarco, una de las calles que ya en la Edad Media tenía dicho nombre, estaba situado en lo que durante la guerra fue una huerta familiar, y en donde durante la guerra cayó una bomba, que hirió a uno de los familiares. Testigos de estos acontecimientos, fueron los entonces dueños del negocio de Bicicletas Medina, que estaba situado justo en la esquina de la calle (zona de taquillas). También testigos de estos hechos fueron Antonio Blanco, el único pollito que queda aún con vida (de la Peña los 14 pollitos). También fue testigo de este hecho, por vivir allí, Rafael García García, gran cantero-marmolista, y padre de Rafael García Repullo, el “Tinte”, éste hombre al parecer formó pareja profesional con Enrique Parejas, y ambos fueron autores de los “Buzones”, actuales de la Calle Cruz Conde, del panteón del Marqués del Mérito en el Cementerio de la Salud y de la fuente que corona la Cuesta de Los Dolores, entre otras cosas significativas de Córdoba.

Después de estos comentarios aclaratorios, este cine tomo el nombre de CINE ZARCO, y la película que marcó un antes y un después en este cine, fue la la película FORTY, era la película en que un indio lanzaba un "hacha" que volaba hacía los espectadores. He intentado consultar este tema con Benito Martínez, la persona que más sabe de cine en Córdoba, y al final me ha confirmado este extremo. La verdad es que aquella proyección que se pudo ver en un relieve, gracias a las gafas de cartón con papel de celofán verde y rojo, que nos hicieron ver una tercera dimensión. En esta película, hay que comentar la escena, que sobre todo las filas primeras al ver como el indio “lanzaba el hacha” no tuvieron más remedio que agachar la cabeza en claro movimiento de protección. Aquello se cundió por toda Córdoba, y dio más morbo si cabe a la película. Diez años antes aproximadamente (1946), en el Duque de Rivas, se proyectó con este tipo de gafas la película “LOS CRIMENES DEL MUSEO DE CERA” y también formó su polvareda.

El cine de verano más asequible para los chiquillos, era el ESTADIO DEL ARCANGEL, allí costaba el cine (localidad de grada) dos reales, y allí íbamos todos, se trataba de ocupar el graderío del Gol Norte, del estadio. En el lugar del marcador, estaba la cabina de proyección en la que se podía ver trabajando todos los días a Arroyo, un electricista que vivía en la Calle María Auxiliadora, frente a los Salesianos. Arroyo, compaginaba este trabajo con el de electricista en la empresa Emilio Jordán, en esa empresa junto a Enrique de Lavirgen, Gabriel Estévez y algunos más llevaron a cabo la instalación eléctrica del desaparecido Hotel Córdoba Palace, todo un hito en la historia de la construcción en Córdoba. Todavía están los “poyos”, en donde se sentaban los trabajadores de la obra a comer al medio día. (detrás de la parada del autobús).

En este cine como hemos dicho el más barato (gradas) también tenía su zona de sillas, que se ubicaban entre el Gol Norte y la Portería, que era en donde estaba el telón. La película que causó sensación de público fue KIM DE LA INDIA, en la que aparecía el ya famoso Errol Flyn. Ante la bulla de gente que se ocasionó por esta cinta, el cine se convirtió muy vulnerable por la tapias que rodeaban al estadio. Hubo gente que se aupaba y saltaba con una facilidad asombrosa. Unos lo hicieron por la zona del Gol Norte, otros por la Zona de Preferencia, incluso otros por la zona de vestuarios. Y es que los porteros y acomodadores estaban situados en las puertas del estadio y de allí a cualquier tapia, había una distancia importante.

En el CINE FUENSECA, fue la película MUNDO DE NOCHE, la que hizo furor entre la gente joven aficionada al fútbol, pues se cundió que en dicha cinta, aparecía en un momento determinado el famoso “Pelé” que por aquellos tiempos estaba de máxima actualidad por su fama en los campeonatos mundiales de Suecia. (1958) En este cine hubo grandes llenos, y además se daba la circunstancia de que era el cine que echaba los mejores REPORTAJES DE NODO, que nos parecían importantes por el poquito fútbol que nos echaban.

Al estar el cine lleno y la gente esperando en la calle, inevitablemente la salida había que hacerla por la Calle Santa Marta, por la puerta situada exactamente enfrente de la Cooperativa de Ebanistas, que allí había. Sobre dicha Cooperativa, se decía que se desarrolló una sociedad masónica con todos sus ingredientes, hasta el punto de que varios socios, formaron parte de una determinada candidatura al Ayuntamiento de Córdoba en tiempos de la II Republica.

En la simpática calle Abejar, y al salir de la Calle de Pedro Verdugo, estaba el CINE IRIS, enfrente de la casa de los “Coloraos”. En este cine se montaron otros espectáculos como combates de boxeo y lucha libre. La película que llenó este cine fue la simpática “EL LÁTIGO NEGRO”, las hazañas del hombre del látigo y la facilidad con que se escondía detrás de la cascada, se hizo famosa en Córdoba, y fue mucha gente la que acudió a presenciarla. Por aquellos años (1954), llegó a San Lorenzo, un párroco que era de Cantabria, y por su estatura, su carácter y su vestimenta negra (sotana), que paseaba sobre una bicicleta de aquellas llamadas de señora, le fue puesto por Antonia Aguilera, el apodo de “El Látigo Negro” y con este apodo pasó a la historia próxima del barrio.

Por último citaremos el CINE PLAZA DE TOROS, en la plaza vieja de Ronda de los Tejares, allí en las gradas valía el cine dos reales, aunque veías la imagen al revés. La normalidad de visión era en las sillas que estaban en mitad del ruedo y costaba igual que en cualquier cine de verano.

La entrada a este cine sobre todo de la chavalería a lo que eran las gradas, era formando un escándalo por aquellas galerías de la plaza. Había gente que se quedaba en las gradas del tendido que lógicamente estaban más cercanas al telón. Pero otros, quizás por ser especiales se subían hasta los palcos, y siempre que había cualquier irregularidad de sonido o de corte, empezaban a dar golpes en las chapas de propaganda (Coñac Cruz Conde) que a modo de zócalo tapaban las barandillas de los palcos. Un día y con el cine lleno a reventar echaban la PELICULA DESIRE, película que cogió fama por aquellos tiempos y acudió mucha gente de los barrios alejados, para presenciarla. De San Lorenzo, fuimos un montón: El Volcani, El Zarra, El Peloto, El Monasillo, El Lechón, El Bocón, El Pirulo, El Paquirri, y algunos más. Nos subimos a los palcos, porque la verdad es que las restantes gradas estaban prácticamente ocupadas, y cuando la película estaba en su trance más interesante, de pronto en el silencio de la plaza se oyó una voz que decía: “Que me tocan el culo, aquí hay un maricón” Era el simpático “Lechón” el que daba ese grito de alarma. Desde ese momento, toda la gente que estaba en los citados palcos, empezó a golpear “las chapas” y aquello fue la locura. Se encendieron las luces de la Plaza y subieron dos policías de asalto para intentar poner orden. El presunto tocador o tocadores, ya había volado de allí y se restableció la emocionante y romántica sesión de cine. De vuelta a San Lorenzo, nos encontramos al presunto “tocador” sentado tranquilamente en el Bar Colón, como si no hubiera pasado nada.

Posiblemente el Cine más elegante de Córdoba, era el COLISEO SAN ANDRES, enclavado en ese simpático barrio. El cine por presentación y familiaridad era uno de los mejores de Córdoba. A la derecha, tenía un escenario, donde se dieron actuaciones de flamenco, donde “El Palanca” y “Adelfa Soto”, eran muy habituales. También vino a este cine la caravana de “CONOZCA USTED A SUS VECINOS”, Con Rafael Santisteban, famoso y pequeño locutor de la Cadena Ser, (Radio Sevilla), que presentaba dicho programa. En ese cine la película que causó sensación fue LOS CRIMENES DEL MUSEO DE CERA, esta película se hizo famosa además de su posible calidad, por las discusiones que planteo en orden a la censura. A Paquito Estévez Jurado, “El Chuli” fue uno más de los que fueron amonestados en su Colegio, por haber presenciado la película.

Hemos hecho un recorrido por algunos cines de Córdoba, pero no podemos olvidar a otros muchos que queremos citar:

Cine Alfonso XII Cine Imperial Cine Cañero Cine Esperanza
Cine Infantas Cine Benavente Cine Goya Cine Rinconcito
Cinema España Campo Deportes Ciudad Jardín Cine Albeniz
Cine San Cayetano Plaza Toros T. Cine Góngora Duque de Rivas
Cine Santa Rosa Cine Ramos Cine Maxi Cine Lucano
Cine Electro M.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

He disfrutado mucho leyendo este
escrito,sobre los cines de verano,
que tan importantes fueron en nues
tra niñez.
Si mal no recuerdo,en el Fuenseca,
fue muy famosa la película "Duelo
al Sol",que llegó incluso a proyec
tarse en octubre.
Actualmente,me gusta ir al cine
de verano,sobretodo al Coliseo
San Andrés,que para mi,junto a
la terraza del Gongora fueron los
mejores.
Lo que actualmente no soporto,es
la cantidad de comida que se lle
van de casa y que se la comen en
el cine,en cuanto se apagan las luces,cosa que no ocurría en épo
cas pasadas,que de pipas y "cho
chos",no se pasaba.
Saludos

Manuel Estévez dijo...

Amigo Ben


Desgraciadamente los cines de Verano ya no tienen el encanto que tenían para nosotros en aquellas épocas.

Para no sonar, no suena ni el timbre que nos indicaba que la pelicula iba ha empezar.

En aquellas épocas, teniamos por lo general el dinero justo para la entrada y era impensable de que en ningún AMBIGÚ, te ofrecieran ni tan siquiera un bocadillo.

Gracias por tu comentario

Anónimo dijo...

Buenas noches: estupenda y evocadora entrada, Manuel. Estoy de acuerdo contigo en lo de la pérdida de encanto; antes había más bullicio, familias enteras o grupos de niños que iban a pasarlo bien y a tomar el fresco. Ponían películas antiquísimas pero que se celebraban enormemente. Quizás la televisión asumió, en parte, ese papel. El caso es que hoy vas al cine de verano a ver cine, dan películas casi recién estrenadas, muchas buenas, pero incapaces de entusiasmar como las de Tarzán o las de "romanos".
En la lista de cines que pones echo en falta el Macaji, un cine que se abrió casi a la vez que el Maxi en la segunda mitad de la década de los 60. Creo que estaba en el barrio del Naranjo. Aunque no estoy seguro me parece recordar que también hubo un cine San Basilio y otro llamado Gran Vía por el Cerro de la Golondrina.
Saludos.
Patricio Hidalgo Luque.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Patricio


Llevas razón en los cines que citas, pero he procurado mencionar sólo los que yo he visitado de joven.

En cuanto al Cine Gran Via, es el mismo Cine Córdoba, que cambió de dueño y de nombre.

mi angel querido dijo...

Muy interesante este artículo. Me gustaría que escribiese más al respecto, de las películas que se proyectaban, las gentes que iban, más anécdotas, ya que guardo memoria de mi estancias en los cines de verano y de lo que me contaba mi madre.
Aparte, podríamos reivindicar que se proyectase en algún cine de los que quedan, un ciclo histórico de aquellas películas.

Manuel Estévez dijo...

Estimado Angel:

Me alegra que te haya gustado el tema de los Cines de Verano, para eso lo ponemos a la par que disfrutamos recordando nuestra juventud.

Desgraciadamente no soy un especialista en temas de Cine y solamente puedo recordar aquellas películas, buenas o malas, que me impactaron. Lo que realmente me agrada es describir el mundo que rodeaba a aquellos cines en aquella época.

Saludos



mi angel querido dijo...

Hola, quisiera que me aclarara dónde estaba el cine Iris, pues en otro lugar he leído que estaba en la calle Ruano Girón. Sí es así, cuál había en la calle Abéjar, en donde los Coloraos. ¿dónde estaba el Astoria y el Cine Ordóñez? Yo sé algo por los comentarios que me hacía mi madre y mi abuela, cuando iban todos en charpa al cine.

Manuel Estévez dijo...

Estimado Amigo:


Había dos Cines Iris, uno de invierno en donde usted dice, Calle Ruano Girón, al fondo de una pequeña calleja sin salida, hoy hay una serie de casítas "adosadas" y cocheras. Este Cine, el local era propiedad de la familia de los Moya, que precisamente dos hermanas mayores, aún viven en la misma calle, en el flanco de la derecha al final. Aquello, después del Cine y durante un tiempo fue un salón de actos del sindicato Comisiones Obreras, y llegó a tener rótulo luminoso y todo. Yo creo que ese Cine, lo recuerda toda Córdoba, pues ahí se proyectó la película HELGA, que vino media Córdoba a verla.

La pared izquierda de esa calle, pertenece a lo que era el Cine Astoria de verano que estaba en la misma calle Ruano Girón, o la Banda, como le conocían antiguamente.

El otro Cine Iris, el de verano, era el que estaba en la Calle Abéjar, según se sale de la Calle Pedro Verdugo, enfrente. En ese Cine se daban hasta combates de Boxeo aficionado, donde Frac Polo, era uno de los mejores.

El Cine Ordoñez, estaba en la Calle Rivas y Palmas, que es la Calle que va de Montero a Costanillas. En medio de la calle y a la derecha estaba el Cine Ordoñez. En ese Cine de la Empresa Ramos, se echaban en Córdoba todas las películas de Cantinflas (Mario Moreno).

Saludos


mi angel querido dijo...

Se me ha borrado el comentario anterior. gracias por su explicación. Lástima que mi madre no viva ya para que le cuente las anécdotas que ella me contaba de esos cines que ella evocaba. Yo recuerdo otros también de los años sesenta.
Gracias

mi angel querido dijo...

Y en el Florida ¿Qué películas solían poner por los años 40 y 50?

Manuel Estévez dijo...

Estimado amigo:

El Cine Florida era de los cines de verano, posiblemente el mejor y más extenso; además al pertenecer a la Empresa Sánchez Ramade, llegaban a Córdoba, las películas que se estrenaban el invierno anterior en las Capitales como Madrid y Barcelona.

Me pides que te digas películas que puede ver en ese cine, muchas veces con unas colas en taquilla que hacía necesaria "a petición de los que estábamos en la cola" la intervención de la pareja de guardías de asalto que iban a todos los cines para garantizar el orden.

En ese Cine Florida pude ver:

-Solo ante el peligro
-El Hombre que sabía demasiado
-Testigo de cargo
-La ventana indiscreta
-El último Tren de Gum Hill
-Marineros no miréis a las chicas
-Vacaciones en Roma
-Furia en el Valle
-Duelo al Sol
-Horizontes de grandeza
-La Diligencia
-La Violetera
-Arroz Amargo
-Ladrón de Bicicletas
-El mayor espectáculo del Mundo
-Trapecio
Etc. etc.

Este Cine era muy confortable y uno de los más amplios de Córdoba, y al estar en la linea de distribución de Sánchez Ramade, la calidad de las películas era muy alta. Los domingos y sábados, se ponía a tope.

Hoy en su lugar existe un enorme bloque de pisos, y curiosamente el telón daba a la callejita que desde la Calle Humosa se accedía a la Plaza del Huerto Hundido, que después de haber quitado el Cine, se hizo famosa por las cruces de Mayo de espléndida categoría que allí se ponían


Saludos amigo

mi angel querido dijo...

Manuel, cuando vea a Rosi, o a mis tíos, le preguntaré cosas y anécdotas acerca del cine Florida del Ordóñez o el Astoria,...tantas cosas que contaban. Esa Córdoba tan de barrio que a todos nos gusta.

sandman dijo...

hola amigos amantes del cina. soy nuevo en este blog.tengo 40 años. y siempre me ha gustado conocer la historia de mi ciudad. nuestra ciudad. estoy haciendo un pequeño archivo sobre los cines que poblaban nuestra cordoba. nececito ayuda para realizarlo. GRACIAS.

Manuel Estévez dijo...

Amigo:


El Blog está a tu disposición y hemos publicado una entrada aún mas reciente sobre los cines de Córdoba, que posiblemente también te ayudará en tu recorrido por esa Córdoba de verano y sus cines. Ahí se comentan algunas cosas de los cines muy interesantes.

Saludos

Antonio dijo...

Quisiera saber si el cine Infantas era el conocido como Margaritas.