Con motivo de la muerte de José
Luján Pérez, no tengo más remedio que hacer una semblanza de su categoría
profesional, que supo demostrar en CENEMESA, y su idea de hombre de bien.
Pepe Luján, en el tema de la Contabilidad, fue
todo un fuera de serie, entre otras cosas porque había pasado por la tutela de
grandes profesionales, como Eusebio Muñoz Pino, Baltasar Trillo, Manolo
Martínez, Manolo Amo, Alfonso Rodríguez y Pérez y Pérez, el singular cajero de
CENEMESA., Luján entró de joven en esta
fábrica y enseguida destacó en los temas de TENEDURIA, aquello para los
profanos, nos parecía una ciencia traída del otro mundo, pero no, era TOMAR EL PULSO DÍA A DIA, a la
realidad económica de la
Sociedad..
Siempre tuve buena relación con
Pepe Luján, primero porque era de mi barrio, segundo porque era antiguo
salesiano y tercero porque éramos de la misma fábrica y durante algún tiempo y
a la vuelta del trabajo, solíamos tomarno un medio en Casa de su amigo Ogallas, recuerdo que el vino era "Fino sótano". Aunque era muy difícil coincidir
con él en determinadas cosas, en la mayoría de las cosas referidas a fábrica
estábamos de acuerdo o éramos bastante coincidentes.
Ya hemos dicho que ocupó en
fábrica un puesto de suma importancia, que hoy en día los ordenadores han
“ninguneado”, pero que en él, estaba TODA LA IMPRONTA, de la realidad
del día a día de cómo iba la fábrica.
Apenas tenía yo veinte años,
cuando coincidí con el en su puesto de trabajo, que estaba justo enfrente de la
puerta de los despachos de Eusebio Muñoz
Pino, (El tenedor de libros), y Juan Bautista Ordiales Baragaño, el todopoderoso Jefe de
administración en aquella época. A Lujan, lo vi allí cuadrando unos apuntes
contables en una máquina de sumar, que sus mecanismos se quedaban cortos para
la rapidez y habilidad que él le imprimía al manubrio. Allí pude comprobar de
que en toda la fábrica, el amigo Luján, era un portento en el tema de sumar.
Ya me había comentado este
extremo, Manuel Flamíl, el “astrónomo”
como le decía él cariñosamente, y con el que guardaba muy buena
relación. Un día a la entrada en el horario de mañana, Flamil y yo, nos paramos
en su puesto de trabajo que nos pillaba al paso del nuestro. Fue todo delante
de “unas grandes máquinas NCR de perforar cintas, que ya usadas, estaban allí
almacenadas”.
El nos dijo: “Cuando las máquinas
logren coger el control de la
Contabilidad, de los números de las empresas, de la noche a
la mañana UN PAIS O UNA EMPRESA, pueden ir a la ruina.”. Esto lo soportaba
diciendo de que los ordenadores "DAN LEGALIDAD A TODO", porque lo dan todo muy bien
presentado y escrito, PERO LAS MENTIRAS ESTÁN EN LOS PROGRAMAS.
Efectivamente, en la fábrica como
en todas las sociedades, empezaron a aparecer programas contables, programas de
fabricación y programas de todo. En un principio eran los “informáticos” los
que se atrevían a saber de todo, y sometían el trabajo a la máquina, y no al
revés como tenía que ser en buena lógica. Así, en aquellos primeros tiempos, el
gran negocio de IBM, consistía en el CONSUMO DE PAPEL. Eran aquellos papeles
continuos, que se consumían en la fábrica por toneladas, y que a la larga todos
terminaban en el archivo del "MACHO", personaje popular de fábrica y que a todo el mundo lo llamaba "por macho"..Fue excombatiente de la División Azul, a donde decía él que tuvo que alistarse por pegarle en la mili a un cabo primero. El citado "Macho", en una ocasión se llegó a recoger unos bonos de trabajo a la sección de Mecanizado de Aparellaje, y como no viera al Maestro, le preguntó a Manolo Montoro Bello, que estaba en el puesto del "escoplo" al principio de la Sección: "Macho, ¿donde está el maestro?, a lo que Manolo Montoro le contestó: "Pollo, ve al Botiquin a que te vea D. Gonzalo, pues se ve que estas fatal de la vista" . Aunque en aquellos tiempos todavía habia muchos "metidos en el armario", no fue ese el caso del simpático Manolo Montoro, que según él siempre llevaba el armario a cuestas.
Fue tal el nivel de listados que
allí se acumuló, que hubo que pedirle opinión técnica al Sr. Varo García, de
que si aquella estructura de entreplanta soportaría todo el peso que le estaba
echando encima en listados de “papel perforado y continuo”.
Era amigo Lujan por trabajar en Cenemesa y por ser antiguo alumno salesiano, era muy querido y conocido en Córdoba, Rafael Ruiz Lucena, Francisco Carrasco Heredia, José Martinez Castro, Rafael Alejandre Centeno, entre otros coincidieron con el en ambos sitios. Todavía recordamos aquella foto que se echaron la mayoría de ellos siendo aprendices de fábrica, con el "Cura Guapo", el la puerta posterior de San Nicolás de la Villa, Enrique Repullo, presente también en aquella foto, la tenía siempre tomada con él..
AQUELLA INFORMATICA
A finales de los años sesenta
empezaron a llegar a fábrica como hemos dicho, unas máquinas grandes y
aparatosas, que ya venían usadas de otro sitio. Esas máquinas eran perforadoras
de cinta NCR, que fue el principio de lo que pudiéramos llamar la INFORMATICA en
fábrica. Recuerdo que aquellas máquinas estuvieron varios años, arrinconadas en
lo que fue la sala principal de la planta de administración, contigua a los
departamentos de Tiempos, Procesos y Procedimientos. Era la enorme planta sobre
la que estuvo colocado aquel gran cartel de CENEMESA, que se veía desde la
calle y mejor desde el tren.
MAQUINAS DE CALCULAR 1964-1967
En aquellos tiempos las únicas
máquinas de calcular que existían eran sumadoras y máquinas de multiplicar y
dividir. Y el rollo de papel se convertía en elemento fundamental y clave para
cualquier cuadre o cierre de operación. Estas máquinas eran a base de elementos
mecánicos. Esto era lo que acontecía en los servicios de administración y
contabilidad. Por ello era normal ver
discurrir por fábrica a Carlos Ruiz Velasco, que era la persona encargada del
mantenimiento y reparación de las máquinas de escribir y máquinas de calcular.
En las oficinas técnicas,
procesos, tiempos, métodos y delineación, se empleaba en su mayoría la REGLA DE CÁLCULO
LOGARITMICA
EL CHALET DE MIRANDA
Lo que en los años cincuenta
había sido la vivienda de uno de los ingenieros jefes más importantes que tuvo
la fábrica por sus ideas de organización, e implantación del sistema ORMIG, fue
habilitada como lugar de arranque de aquel Departamento que en un principio se
le llamó Sistemas, y que lo que se hacía fundamentalmente desde un principio,
era PERFORAR CINTAS DE DATOS, en aquellas máquinas NCR, que ya habíamos
mencionado. A cargo de aquella sección con dependencia total de Casa Central,
que era en donde estaba el Ordenador, pusieron al siguiente personal:
Responsable o Jefe de Explotación
Andrés Galán Castilla, gran profesional y muy trabajador. Era
Experto en nóminas y que despues de realizar unos cursos en Madrid, los pusieron al frente del Departamento de Sistemas en Córdoba. Galán fue un enamorado del coleccionismo, y siempre andaba con una
librería flotante entre sus manos. Colaboró en gran medida a que la
fábrica (sus trabajadores), adquirieran cultura a través de los libros y
revistas que cobraba mensualmente. El, junto a Rafael Baquero, (con su Crédito Internacional del Libro,), llenaron los “Muebles bar” de los trabajadores
de libros.
Perforadores:
Molina Cañizares, persona muy inteligente y de lealtad con sus
compañeros a prueba de bomba. Pero era de personalidad huidiza y acomplejada,
con frecuencia se aislaba del mundo y se refugiaba en un horizonte sin
solución. Murió relativamente joven.
Pérez Gant, este hombre aportó poco a este departamento, pues casi
siempre estaba dado de baja. Por lo que no se le pudo asignar un puesto de
responsabilidad diaria. No obstante era un hombre muy inteligente, pero siempre
buscó otros derroteros. Murió también muy joven
Manuel Seoane, “El Gallego”, persona muy simpática, y jovial, sus
discreción en todo fue notoria. Durante mucho tiempo simultaneó su trabajo en
fábrica con poner "medios", en la taberna de su padre en la Calle Alfonso XII. Y por ello
muchas veces le tocó poner “medios” al mismo “Fumanchú”, con el que bregó
durante muchos años pacientemente.
Manuel Saénz, era el más joven y espabilado del grupo, por su
habilidad y reflejos. Con el tiempo pasó a ser el heredero en todo de Andrés
Galán, pero los tiempos modernos acabaron con todos. Prácticamente toda su vida
profesional la pasó entre ordenadores.
Joaquín Pintor, de Santaella, en un principio también perforador y
luego evolucionó a ser responsable de las máquinas de textos (Wang), que se
instalaron en fábrica. Fue un hombre muy aplicado en este tipo de máquinas, que
revolucionaron el trabajo de mecanografía. Aparte de eso también hablaba de los
ajos de su pueblo.
José Ordoñez , excelente profesional muy serio en su trabajo.
Trabajó con mucha eficacia y discreción en la elaboración de listas para los
muchos expedientes de regulación que hubo en fábrica. Muy afable y buena
persona.
Más adelante este servicio informatico como suele decirse en cualquier evaluación progresó de forma adecuada y fue tan competente como el de cualquier empresa.
EN EL BAR DE LOS SALESIANOS
El amigo José Luján, antes de
ponerse enfermo, solía acudir casi todos los días al bar de los antiguos
alumnos Salesianos, primero cuando lo regentaba su gran amigo Enrique Arrizabalaga,
luego con Angelines Casas. y finalmente
con su vecino Antonio Pérez. Allí le gustaba tomarse una "copa" con Antonio Reca,
y Gabriel (ambos paisanos de Marmolejo) y con Manuel Cantueso y Agustín,
jubilados de Zafra Polo. Era un hombre al que le gustaba leer a diario la prensa
por lo que estaba regularmente bien informado. Allí Entre amigos, se hablaba de
fútbol, de toros y de todo lo que fuera actualidad. Pero tenemos que hacer
constar que siempre en sus conversaciones y al tocar el tema de “su fábrica” dejó
entrever que la historia de la misma no había sido contada con la fidelidad
necesaria.
Ahora el amigo Lujan, que también fue devoto de María Auxiliadora, tendrá la alegría de continuar una de aquellas partidas de dominó que solía echar con sus amigos OTON, PEDRITO Y FLORES, que con toda seguridad habran salido a recibirle en compañía de ENRIQUE y DEL ROSAL, que tambien se encuentran en aquel lugar de paz muy cerca de Maria Auxiliadora.
Ahora el amigo Lujan, que también fue devoto de María Auxiliadora, tendrá la alegría de continuar una de aquellas partidas de dominó que solía echar con sus amigos OTON, PEDRITO Y FLORES, que con toda seguridad habran salido a recibirle en compañía de ENRIQUE y DEL ROSAL, que tambien se encuentran en aquel lugar de paz muy cerca de Maria Auxiliadora.
HUBO OTRAS COSAS
Hoy cuando se habla de cualquier
cosa de la vida, el protagonismo se lo llevan los políticos o aficionados a
ello. Parece que la transición fue el único periodo importante de nuestras
vidas y de nuestra fábrica. De tal forma de que el que no actuara políticamente
en aquella época, o no existió o no mereció la pena su existencia.
Se leen las enciclopedias y las
hemerotecas y no te hablan nada más que de políticos o sindicales, como si
ellos fueran los que únicamente salvaron el país.
En CORDOBAPEDIA, hay un trabajo
hecho sobre Cenemesa, que resulta excelente,
bastante completo y bien detallado. Hay que felicitar por tanto a sus
autores, porque se ve que dominan el asunto desde todos los ángulos. Han
relacionado perfectamente sus personajes más singulares, han mencionado sus
orígenes como empresa, han citado sus
logros industriales y han hecho justicia a la empresa considerando algunos
periodos que hubo de bienestar y armonía. Interesante también la galería de
fotos que ilustran el articulo. Enhorabuena por tanto.
Pero de cara a la historia, para
el día que a alguien se le ocurra repasar la trayectoria de Cenemesa, (hoy
ABB,) se encontrará que mencionamos a una serie de compañeros políticos,
sindicales, empleados y directivos, pero no se describe el ambiente que ellos
propiciaron en fábrica con motivo de la transición política y la verdad es que
fue muy intenso.
Se dice en el artículo que desde
1975, CENEMESA, fue poco menos que la Universidad Sindical
más importante de Córdoba y su provincia, en este extremo hay que hablar de un
poco antes 1970. y tendríamos que decir que más que Universidad, los patios y
las naves de la fábrica fueron con sus Asambleas, un campo de experimentación y
afianzamiento del proyecto comunista de entender la vida de la empresa.
No cabe duda de que el líder
inicial de toda esta movida no fue otro que Manuel Rubia Molero, que si al
principio de los setenta no pudo ser más protagonista por no ostentar cargo
sindical, en cuanto ganó las primeras elecciones y accedió a la presidencia del
Jurado de Empresa, llevó a cabo en fábrica una política sindical CALCADA, de lo
que marcaba la propaganda del Partido Comunista en sus boletines y panfletos.
En aquellos años iniciales de los
setenta los comunistas no se presentaron como Comisiones Obreras, ni nada que
se le parezca, ellos pretendían entrar en el Sindicato Vertical y apoderándose
del Consejo de Trabajadores, darle un giro político de matiz comunista a todo
el entramado existente ya. Para ello, Manolo Rubia, contaba con una actuación
similar de José Balmón Castell, en la vecina SECEM. Los comunistas lo tenían
casi todo previsto, no en balde era el único grupo político que actuaba.
En aquellas mencionadas
elecciones aún no tomaron el protagonismo que esperaban y se demoró toda la
planificación. Entre medias de todo esto, se dan las circunstancias de que el
citado Manolo Rubia, ya puede encabezar una lista electoral sindical y su
candidatura, como Comisiones Obreras, arrasa en aquellas elecciones.
(1974-1975). Con lo que llegó al cargo de presidente del Jurado de Empresa.
Nada que objetar al
comportamiento de los políticos y sindicales, y si ponemos por caso, el de
Manolo Rubia Molero, tenemos que decir que siempre se comportó con la
coherencia que le marcaba su ideología comunista marxista. El no engañó a nadie
en cuanto a su actuación, pues él se confesó siempre una persona admiradora del
Régimen Soviético. El por aquellos tiempos (1970), según la propaganda de su
partido de entonces, con la que el colaboraba de forma importante, aspiraba a
que en España, se pudiera instaurar una democracia del proletariado.
Por todo ello tenemos que decir
que aquel Jurado de Empresa que él presidió, trabajó muy cerca de los intereses
de su partido. Cualquier curioso que haya coleccionado la propaganda que el
partido comunista lanzaba por aquellos años por Córdoba, podrá apreciar
comportamientos paralelos, entre las actitudes que aconsejaba el partido, y lo
que se hacía en fábrica. En realidad los grandes centros de trabajo se
convirtieron en los “campos de asambleas” que tanto apetecían al partido
comunista.
A decir verdad a pesar de todos
estos condicionantes, no todo el mundo en fábrica estaba de acuerdo con
aquellos “procedimientos”. Pero no por ello se podían manifestar tan así como
así, estas opiniones contrarias a lo que se dirimía en aquellas “asambleas”
totalmente controladas por el partido comunista. En aquellos tiempos, el Jurado
de Empresa, lo decidía todo por el procedimiento de asambleas, bien en los
patios, en los aparcamientos, en el taller, donde fuera, con votaciones a MANO
ALZADA. Lo controlaba y lo dominaba todo. Allí se proponían huelgas, paros,
manifestaciones, y todo lo que se les ocurriera a los miembros del Jurado,
dominado por los comunistas. Las personas que tenían el tremendo valor de
oponerse o simplemente disentir en algo, era maltratadas e incluso amenazadas
de forma velada, como le ocurrió por poner un caso a Paco López o Ildefonso
López, como bien recordará él. Otro caso de poca tolerancia, fue el que sufrió
Antonio Arjona Vázquez, cuando en una huelga aprobada a mano alzada, (el grupo
de UGT, pidió siempre votación secreta y libre), y por ello (Arjona), decidió entrar a trabajar, después de
aguantar todos los insultos del mundo, ante la actuación pasiva, de un número
de policías que para “controlar” los incidentes estaban al mando del capitán Juan
Piedra Trujillo (Que luego sería el dueño de Supermercados Piedra). A duras
penas como hemos dicho logró entrar pero aún así le llovieron las botellas y
las piedras a su cabeza.
La fábrica, con los intereses de
todos los trabajadores en juego, se había convertido en especie de “un campo de
pruebas” para el Partido Comunista, que a lo que en realidad aspiraban era a
posicionarse en la política nacional que se avecinaba. Para dicho partido, y
como se demostró poco después, salvo casos puntuales, la fábrica y los
trabajadores, era lo que menos les preocupaba en esos momentos. Leyendo la
propaganda que lanzaba el Partido comunista, se comprendían estos
comportamientos. Quizás también muchas cosas se escaparon del control del
propio Jurado de Empresa, pues no había días en que los asientos de muchos
maestros y encargados de taller, (Transformadores), amanecieran con pintadas,
roturas e insultos personales.
Todavía se recuerda, cuando en
aquel encierro de varios días, incluso se impidió la salida de una góndola con
un transformador para Sevillana, que según nos enteramos después era necesaria
su facturación para antes de final de mes, para de esta forma garantizar la
nómina. Efectivamente una persona quizás de las más exaltadas, plantó su coche
en la puerta de fábrica impidiendo la salida de dicho transformador. Nadie se
atrevió a decir nada.
Y es que sin quitarle ni un ápice
de honradez a Manuel Rubia, este buen hombre por aquellos tiempos, se sintió
como un iluminado, que no solo quiso incidir en la vida laboral dentro de la
empresa, sino que también se puso como objetivo poco menos que la labor de
“reeducar” a la sociedad en los planteamientos socialistas que él defendía.
Para ello lo mismo que accedió a Jurado de Empresa, llegó a dominar también el
Grupo de Empresa, que tradicionalmente se dedicaba a actividades lúdicas y de
recreo.
Comisiones Obreras, había
alquilado en Córdoba, para sus actos y propaganda el Salón del Cine Iris de
invierno, en donde llegaron incluso a poner a todo postín el rótulo de
COMISIONES OBRERAS, allí pretendían que fueran los trabajadores a escuchar las
conferencias y a ver las películas que les “reeducaran”. Pero los trabajadores libres de la presión de
las fábricas y las “asambleas”, no aparecieron por allí como ellos esperaban y
aquello fracasó. No obstante siguieron con las proyecciones de películas en el
teatro de los Salesianos, en donde las SIGNOSIS INICIAL DE LA PELICULA, llegó a hacerla
incluso Miguel Castilla. No hace falta decir que eran películas sobre la
apología del Sandinismo y el Castrismo, y situaciones parecidas. Tampoco esto
resultó y tuvieron que desistir de este empeño. Esto fue un aviso importante
que les demostraba a las claras que una cosa es el trabajador “encorsetado en
una empresa” y otra el hombre libre que vive su vida allá donde le plazca.
Con la llegada de las primeras
elecciones y el fracaso electoral del Partido comunista en función a las
perspectivas de votos y escaños que ellos esperaban, puso el equilibrio
sindical de la empresa en su sitio, y poco a poco, se fueron haciendo las cosas,
cada vez más en consonancia con unos criterios más democráticos. Una persona,
un voto secreto y con urnas de por medio, que era lo que siempre al menos pidió
la UGT de
fábrica.
La UGT, en aquellos tiempos era prácticamente
testimonial, y muchas vejaciones y problemas le costaron a Emilio Fernández
Cruz, para sacar al grupo adelante. La
UGT, tuvo su principal implantación en el personal de
oficinas en donde obtuvo mayoría cuando compareció como tal. Pero los talleres
seguían liderados por Comisiones Obreras. Esta tendencia poco a poco se fue
equilibrando cada vez más y el entendimiento entre ambas centrales, fue más
posible.
Solamente decir que Manuel Alcalá
Ocaña, Antonio Muñoz Otero y Miguel Castilla, fueron unos grandes
colaboradores en el proyecto sindical de Comisiones Obreras.
Tampoco dice nada CORDOBAPEDIA,
de las dificultades que pasó la fábrica y que afectó directamente a la
plantilla y a algunos profesionales en concreto.
EL LLANTO DEL CAJERO
Rafael Alejandre Centeno, se
sentía orgulloso de ser antiguo alumno Salesiano, y todos los años, por la
festividad de Maria Auxiliadora, se le veía venir por el Colegio. Esa idea la
participaba con muchos compañeros de trabajo de fábrica.
Rafael Alejandre creció en el conocimiento contable, a la sombra de Antonio Amo y luego
posteriormente junto a José Lujan Pérez, del que decía Pepe Aja, (Jefe
financiero de las sociedad), que Lujan, era el mejor tenedor de libros de toda la Sociedad.
Con la jubilación de Rafael
Quirós, como cajero, le sustituyó Rafael Alejandre, siempre ayudado del
singular Bernardo Romero Calzado, hombre honrado, trabajador y muy solidario
con todos sus compañeros. En él encontró siempre Alejandre, un segundo que le
quitaba muchos quites.
Fue una época en que la fábrica
empezó a tener dificultades de liquidez, pero la pericia de Baltasar Trillo y
la constancia de Alejandre, hicieron que siempre hubiera algo disponible para
aquel anticipo que tanto necesitabas.
Como ya hemos dicho, a Rafael y a
Bernardo, les tocó vivir los momentos más difíciles de la fábrica por los
problemas económicos y la propia suspensión de pagos. Todavía se recuerda aquel
día (1976) cuando el inapelable Luís
Aganzo, (Jefe de Crédito del Banco de Bilbao-Esquina Calle Morerias), les hizo
más de una vez “devolver las maletas con el dinero para las nóminas” porque por
la razón que sea, el talón no tenía todas las garantías. Aquella situación y la
sensación de impotencia le costó al bueno de Rafael Alejandre, que se le
saltaran las lágrimas, de aquello pudieron dar fe. Bernardo Romero Calzado,
Rafael Ojeda Amaro y José Casado Capdevila que llevaba el coche.
Contracta esta situación del
cajero, con la actitud de aquel trabajador que impidió atravesando su coche que
la góndola con el transformador de Sevillana, pudiera ser facturado.
Otro de los momentos más
difíciles pasados por Alejandre, fue cuando en el año 1989, por primera vez y quizás única, la fábrica
como Cenemesa, no pagó la nómina en su tiempo de final de mes. Aquello le costó
al bueno de Rafael Alejandre, poco menos que una enfermedad. Al final el
deseado talón llegó de “una no se que” ENTIDAD DE CREDITO AGRICOLA, y se pagó
la nómina con siete días de retraso.
Por eso digo que fueron muchas
veces la que estos hombres iban y venían al banco y se traían las manos vacías.
El bueno de Bernardo, se desesperaba y con solo verle la cara se notaba “si
había o no había”. Incluso hasta el
simpático “Melonero” el camionero que iba a por el cobre a la Electro Mecánicas,
se venía muchos días tremendamente muy amargado, porque le negaban la carga de cobre al no
haber crédito. Y eso que era un hombre de la calle, pero de verdad que sintió
la fábrica como si fuera una cosa suya.
Para acabar diremos que en
fábrica y durante aquellos tiempos pasaron muchas cosas y situaciones, que les
tocó sufrir a muchos de sus trabajadores. Angina de Pecho, Neurosis de
Ansiedad, Colon irritable, Ulcera de estómago, etc. etc. muchos padecimientos
que se acentuaron con aquellas “tensiones” y estados de complejidad, que se
vivían por aquellos tiempos.
4 comentarios:
Manuel, es impresionante la memoria que tienes, recordar el nombre y apellido de todas las personas y la forma de narrar los hechos. Me ha parecido muy curiosa la "entrada" de la informática en la empresa y la reticencia a ser usada por los trabajadores.
Un saludo,
Lucas
Amigo Lucas
Es que siempre lo viví, y por razones de edad de los que te cito,ya faltan algunas personas.
Pero gracias a Dios, aún vive el simpático gallego, Manuel Seoane,
espero que te confirme lo que digo de ellos.
Debe de vivir por la Plaza de la Alegría, y es una persona honesta.
En todo caso lo que él diga será
más cercano a la verdad que lo que yo he dicho,porque él estuvo allí.
Saludos
Descanse en paz el señor Luján Pérez.
Como siempre, resulta un placer leerte, y recordar los nombres de compañeros que con frecuencia mi padre mencionaba.
Muchas gracias, Manuel y un saludo.
Estimada Toñi
Pepe Luján, era un clásico de la fábrica, porque perteneció a aquella generación que la vió crecer a lo máximo.
Al inolvidable Enrique Repullo, le gustaba mucho "recordar" una foto que guardaba en la que aparece, el "Trenas" "El Poyato" "El Lujan", El Rojas", y el mismo Repullo entre otros, en la que aparecen todos en la parte posterior de la de San Nicolás.
En el centro de la foto aparece con ellos "El Cura Guapo". que era el cura de los Aprendices.
Menudas bromas le hacía a dicha foto, el árbitro Torrico, que no solía callarse nada.
Eran los años de 1964. y tú padre participaba en todos aquellos y sabrosos comentarios.
Saludos
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