El bocadillo en su origen fue una
forma sencilla de “atajar el hambre”, aprovechando que uno estaba normalmente fuera
de su casa. Por lo general el bocadillo se componía de pan “un bollo pequeño”,
o un trozo de pan abierto, para que se pudiera meter entre medias, un poco de
cualquier chacina de aquellas que había más baratas y corrientes, como eran “La
mina” “El salami”, “La butifarra” “El tocino de beta”, etc. etc.
Bocadillo, era lo que los
“viajeros” de aquellos “Trenes Botijo”,
(1955-1960), llevaban cuando se desplazaban para ver cualquier partido del
Atlético de Bilbao, en sus desplazamientos a Sevilla, Granada o Jaén. En la
mayoría de las veces el bocadillo, era a base de una media telera y una
tortilla de patatas, pues en aquellos tiempos “no se estilaba” el comer en
bares o restaurantes. A veces como envoltorio, se utilizaba incluso una caja
de zapatos.
Bocadillos de mermelada, de
chorizo y de caballa, eran los que daban en la Sección femenina, a todas
aquellas cooperadoras, que organizaban los campamentos de verano de aquellas
chiquillas de los barrios marginales de
Córdoba. Más de una vez llegamos a ver como estas muchachas, hasta “purgaban de
piojos” a algunas chicas que lo necesitaban.
Mi antiguo compañero de fábrica,
Pila Cervantes, gran tornero y mejor persona, iba a por los bollos para esos
bocadillos, al horno de la Calle Morales,
donde unas hermanas, de aspecto “estoico” y apellidadas Liébana, le despachaban
con toda la seriedad del mundo. Para el desplazamiento solía utilizar una
pequeña bicicleta, que en aquellos años de 1955, estaba siempre amarrada en la
cancela de Entrada. Por cierto dicha cancela, se encuentra colocada hoy en día
en la puerta falsa de la
Diputación que da a la Calle
Reyes Católicos, frente al Bar Puerto Rico.
Bocadillos de calamares, era la
especialidad del “Caballo Blanco”, Bar, que se encontraba en la Calle García Lovera, (enfrente
del Circulo de la Amistad.)
Era curioso, pues mientras el Bar Gambrinus, se especializó en
algunas partidas de billar, el “Caballo Blanco”, cogió fama por los
bocadillos de calamares. Testigo de todo esto,
fue el hermano del barbero de la peluquería que había en la esquina, Manuel
Jiménez Torres que como electricista colaboró en la instalación del citado “Caballo Blanco”. “Manolo el de las Quinielas”,
nombre que le pusieron al acertar los catorce resultados, en el año 1955,. Dicho
premio le permitió quedarse con el traspaso de la
Taberna “Casa Armenta”,
de San Lorenzo. También aprovechó lógicamente el impulso económico que le dio
la quiniela para casarse con su novia Petra, que vendía pescado en el puesto de
su tía “La Nicasia”. Con toda
seguridad esta pareja se conoció mientras él trabajaba en San Agustín, en El Bar Andaluz, que estaba ubicado en
lo que fue la casa de la popular Dora la Cordobesita.
El convite de la boda se celebró
de forma fastuosa para aquellos tiempos en el Cine Iris de invierno, que era
propiedad de la familia de los Moya. No
se si echaron un NODO o no, antes de empezar la celebración, pero lo que si
podemos decir es que la cantidad de bandejas con “bocadillos de medias noches” incluso
“Milojas” que pasaron, fueron tenidas en cuenta por todo el mundo. Nosotros los
más jóvenes, saboreamos dichas “medias noches” que fueron servidas por la Confitería San
Rafael, gracias a que el padre del torero “Chiquilin” (El que alternó con
Finito), por razones de edad, se juntaba con nosotros (era sobrino del novio), y por ello nos pudo agenciar una “bandeja” de aquellos “bocadillos medias
noches”. La verdad es que nos dimos un banquete en el llano del desaparecido CINE ASTORIA.
LA LATA
DE SARDINAS
Era en Mayo de 1965, y estando
haciendo el campamento militar en Cerro Muriano, un día nos llevan a todos al
Campo Amarillo, para presenciar una exhibición de saltos de paracaidistas que
venían de la Base
de Alcantarilla. Con ello trataban de captar voluntarios para aquel tercio. A
las 8 de la mañana, nos dieron como siempre el café a campo abierto, y nos
sorprendió que los “rancheros” nos entregaban además un “chusco y una lata de
sardinas”, de la marca “CONSERVAS RUIZ POLO”, y nos dijeron que eso era “el
bocadillo”.
Nos llevaron en formación de tres
en fondo, sección por sección, y campo a través hasta las instalaciones
militares de Obejo, (llano Amarillo), en donde en aquel tremendo llano, iban a
tener lugar aquellos lanzamientos. Una vez que llegamos allí, nos agrupamos en
torno al vehiculo aljibe. Formamos un gran grupo los componentes de mi chabola,
en donde estábamos por tanto, José Martos López, José Mendoza, José Mendieta,
Rafalín González, Ángel Márquez, José Membríves, Luís Mújica, José Luís Thous,
Pepe Mártinez, Bernardo Moreno, el Cabo Maroto, y el que esto os cuenta.
Estando acampados, vimos los preparativos para facilitar los lanzamientos de la
brigada paracaidistas. Señales de humo, cintas de acotación, etc. etc.
Ante el aburrimiento y la espera,
recuerdo que empezamos a jugarnos la lata de sardinas a los “chinos” por lo que
la mayoría se quedó con el “chusco” sólo para el bocadillo. Uno de los más aventajados
en el juego fue Manolo Vargas, “El fontanero”, que por estar al cargo del remolque
aljibe del agua, se acercó a nuestro grupo.
A las doce y media de la mañana,
empezaron a pasar varios aviones transporte, que se nos antojaron enormes, merodeando
seguramente el sitio. El campo de lanzamiento,
estaba perfectamente delimitado como si de un campo de fútbol se tratara,
al menos los soldados que presenciábamos el espectáculo, estábamos sentados en
derredor configurando una especie de graderíos de estadio. Finalmente y sobre
la una de la mañana, empezaron los lanzamientos, y nos quedamos con la gana de
ver caer a algún paracaidista, dentro de
la zona señalada, por lo que no pudimos contemplar la operación del aterrizaje
y posterior repliegue del paracaídas, pues por razones achacables al aire, la falta
de experiencia o lo que sea, el paracaidista más próximo que nos cayó cerca de
nosotros, fue un sargento que lo hizo a nuestra espaldas y se quedó enganchado en
una encina. Con un cierto sabor a fracaso y con bastante hambre (sólo habíamos
comido un chusco en toda la mañana), volvimos a nuestro campamento y a las tres
de la tarde nos dieron el rancho.
EL BOCADILLO DE LOS COSTALEROS
En el año 1975, un bocadillo era
lo que le daban a aquellos esforzados jóvenes que de la mano de Ignacio
Torronteras Paz, se atrevieron a sacar como “costaleros” y por primera vez en
Córdoba, un paso como fue la
Virgen del Rosario, de la Hermandad de la Expiración de San Pablo.
Tradicionalmente estas labores de costaleros lo hacían esforzados faeneros, de
las Lonjas y de la Estación. Después
de esa “primera cuadrilla” de la
Hermandad de la
Expiración, fue la Esperanza (La Virgen de los Gitanos), la que también sacó su
paso con cuadrilla propia. Luego ya en 1978, se formó una de las cuadrillas de
costaleros que han dado más esplendor a la Semana Santa Cordobesa en el
Martes Santo. Andrés Roig, el simpático fotógrafo de FOTO LEON, como capataz,
formó la cuadrilla de costaleros del Prendimiento, que en un principio estuvo
formada entre otros, por Jesús “El Ciego”, Manolo Polonio, “El Porro”, “El
Huevos”, Manolo Cabanes, “El Carro-Paja”, “El Bonilla”, “El Pipo”, “El
Algarrobo”, Paquito Pineda, Carlos Bretones, “El Lapa”, Antonio “El Cabezón”,
Manolo Ramírez, “Quique”, el hijo de Paca la Bombera, Juan de Dios, “El Porro”, etc. etc.
Todos, bajo la dirección de Andrés, lograron que se formara una “saga” de
costaleros, que se ha hecho famosa en la Semana Santa de Córdoba, y a
lo mejor como único pago, a pesar de su satisfacción personal, sólo recibían un
bocadillo, en el BAR SANTO REINO,
regentado por el singular Andrés.
Más adelante, los componentes de este
grupo de costaleros, bajo la dirección como capataz de Manolo Ramírez, y
animados por Francisco Figueroa, continuaron dando singular esplendor a la Semana Santa de Córdoba, en su Martes
Santo. Y es que este grupo, no cabe duda de que fue algo singular en todos los
sentidos. El otro día por ejemplo, festividad de María Auxiliadora, me crucé
con Jesús “El Ciego”, que iba acompañando cariñosamente a su madre, al parecer
enferma, por lo que la llevaba cogida del brazo, para ver la procesión de la Virgen. Yo al verlo le
pregunté que adonde iba y él de forma agradable como siempre, me contestó:
“Manolo, tantas veces he sacado a los Titulares de mi Hermandad, que ahora que
mi madre me necesita, la saco yo a ella, con todo el cariño del mundo”. No cabe
duda de que “El Ciego”, además de costalero ejemplar, es un hijo maravilloso.
EL BOCADILLO EN LOS LABORATORIOS BESOY
Las guerra de 1936, no significó
para este país ningún retroceso en las condiciones laborales y de precariedad
que ya tenían algunos centros de trabajo en Córdoba. Por los Laboratorios
BESOY, desde los años 1920, han pasado o bien como dueños o en la gerencia
gente importante de Córdoba, baste recordar entre ellos a D. Enrique Villegas,
que en 1912, llegó a ser incluso concejal del Ayuntamiento de Córdoba, y a Vicente Lombardía Diez, republicano, íntimo
amigo de D. Eloy Vaquero Cantillo, que fue recordado por los alumnos de la Escuela Obrera del Arroyo de
San Lorenzo, por la “Chocolatada” que ofreció, con motivo del primer aniversario de la Republica.
Pues bien antes y después de la
guerra, trabajadores como la Carmen Vioque,
La Soti, Antonia
Serrano “La Chata”,
La Eulalia, La
Pepa Prieto, La Enriqueta, La Manoli Polo, La Rafalita Romero,
las hermanas Carmen y Encarnación Gutiérrez, etc. etc., ni antes de la guerra
ni después tuvieron tiempo de BOCADILLO, ellas; decía Carmen Gutiérrez, hacían
cola en el Water para poder comerse a escondidas, un plátano, una manzana, o un
pedazo de pan con lo que fuera. Para cuando llegó la hora del Bocadillo, ya
había pasado el Laboratorio a mejor vida. De todas estas personas mencionadas
creo que la única que vive es Manoli Polo Luque, que era una chavalilla por
aquellas fechas.
EL BOCADILLO EN LA BANCA
Hablar de la Banca son palabras mayores,
más con la cantidad de chaparrones que están cayendo últimamente. Primero
Zapatero, tuvo que inyectarle millones de euros por un tubo, y ahora el caso de
Bankia, pone a las claras que alguien como el Banco de España, no ha hecho bien
los deberes. Es curioso que el periódico “CORDOBA”, manifieste lo que nos
cuesta a los españoles reflotar Bankia (497 euros por español), cuando en época
de Zapatero, no dijo NI PIO. Algo tendrá
el agua cuando la bendicen.
Hablar del “Bocadillo” en la
banca, es hablar de una especie de élite de trabajadores que en Córdoba, se han
prejubilado con pensiones muy superiores a cualquier trabajador. En Cajasur,
por ejemplo, hay señores que estando en una simple ventanilla, cobran a efectos
reales de pensión el doble que cualquier trabajador de ABB, que fue prejubilado
de forma forzosa por el famoso expediente del 1993.
Aclarado en justicia este tema,
tengo que decir que en la Banca,
se platearon muchos problemas con el
tema de los horarios. Que si jornada partida, que si jornada reducida, etc.
etc. A principios de 1970, este tema estalló, porque el hijo del empleado de la
ventanilla de Caja del Banco Vizcaya, el Sr. Segorbe, se salió, a las puertas
del banco “PARA COMERSE EL BOCADILLO”,
esto, significó un antes y un después, y la banca negoció en Convenio,
darle a su empleados una cantidad lineal y fija de 600 pesetas, mes, como
compensación del bocadillo. También consiguieron que las fiestas suprimidas del
calendario (como por ejemplo, el día de Franco), aparecieran compensadas en sus
emolumentos.
EL BOCADILLO EN LAS MANIFESTACIONES.
En todas las épocas de la vida
hay gente que vive sus obligaciones de trabajo y familiares por encima de las
que marque un determinado partido político o corriente de opinión. En la época
de la Dictadura,
hubo gente trabajadora y cumplidora con su país, que no vivió necesariamente la
guerra y por tanto no conoció nada más que aquella realidad. Hubo sin embargo
gente que eran proclives a la libertad que representaba la filosofía del Muro
de Berlín, marxistas desde luego, que mantuvieron una actitud beligerante
contra todo aquel que no estaba de acuerdo con lo que decían ellos.
Pusieron de moda el llamar
“facha” a todo aquel que no era comunista Stanilista, o cercano a Ceacescu,
También pusieron de moda el decir que todos los que iban a alguna manifestación
de aquellas, llevaban “EL BOCADILLO” incluido. Como muchas cosas de lo que dicen los políticos,
aquello era una mentira más. Por otro lado es sorprendente ahora ver a tanto
manifestante con bandera, por lo que sería importante comprobar si se ha
cambiado el sentido del BOCADILLO, por la bandera.
No cabe duda de que en todas esas
manifestaciones, hay un núcleo central
de gente liberada y abanderados que cobran incluso sus dietas por
participar en la manifestación. Y muchos de ellos que se la dan de demócratas
no sabrían si elegir entre el bueno de Fidel Castro o el resurgido líder de la
dinastía Kim de Corea del Norte.
EL BOCADILLO DEL “6”
DE DUQUE DE HORNACHUELOS
Cristóbal Camargo, según dicen
los entendidos al dominó es posiblemente uno de los mejores jugadores de este
juego que hay en Córdoba. El, todos los días solía acudir al “Llano Amarillo”
(Tras la Puerta),
a jugar su partida de dominó y tenía por costumbre después de jubilarse, el
tomarse todos los días una copa de ponche. Mientras se tomaba su copa, le
gustaba recordar tiempos pasados y un día se remontó a los tiempos de 1960, en
que en el “6”
de Duque de Hornachuelos, se juntaban varios camareros para jugarse al dominó “un
bocadillo”, de aquellos que solían poner en la Antigua Guardia de Franco, y
que sólo costaban 1.50 pesetas. Más de una vez, fueron miembros de aquella
partida, El simpático barbero “Chumilla” y Alfredo, el fotógrafo.
EL BOCADILLO EN LA
COSNTRUCCIÓN
Al principio de los años 1960, se
acordó el derecho al bocadillo en el gremio de la construcción. Era un cuarto
de hora, al pie del tajo, en el que cada cual hacía una pequeña exhibición de
lo que en su casa le habían puesto de bocadillo. Eran bocadillos en su mayoría
a base de pan del día anterior y UN POCO DE MINA, TOCINO DE BETA Y CUALQUIER
OTRA CHACINA. Los trabajadores de la obra que estaban a destajo, (fontaneros,
pega-yesos, soladores, etc. etc. solían hacer un “escote” y compraban un par de
teleras con un litro de aceite, que por aquellos tiempos costaba unas quince
pesetas. Se comía pan con aceite como menú en la obra.
EL BOCADILLO EN CAJASUR
No cabe duda de que Cajasur fue
una de las las empresas que fue pionera en conceder todas la ventajas para la hora llamada del “BOCADILLO”, y que luego se transformó en la hora del desayuno
y el despelote. Al poco tiempo de inaugurarse el edificio central de Cajasur,
en Ronda de los Tejares, y puestos al habla con José Luís Caballero, que tenía
experiencia en las restauración de los Colegios Mayores y del mismo Circulo de la Amistad, se instaló en la
segunda planta un formidable Bar, para atender al personal empleado, en orden
de desayunos, bocadillos e incluso comidas. Tan integrado estuvo este servicio
de restauración en Cajasur, que incluso parte de los camareros y dependientes
pasaron a ser empleados de la entidad de ahorro. Pero quizás porque en Cajasur,
todo era distinto, muchos empleados, no se contentaban con este bar “in situ”,
sino que salían a la Calle,
a donde les placía, a desayunar a su aire. Incluso algunos, que por lo que se
ve tenían poco que hacer, se acercaban hasta los “Toneles” y allí prácticamente
empalmaban el desayuno con el aperitivo. De estos barros vinieron estos lodos.
LA
HORA DEL DESAYUNO
En aquellos empresas que
antes había en Córdoba, a lo que ahora se le llama “la hora del
desayuno”, se le llamaba entonces “la hora del bocadillo”, cuyo tiempo estaba
regulado aún por Convenio Colectivo. En las empresas grandes incluso se daba un
pito de sirena, para indicar cuando empezaba y terminaba la hora del descanso.
Durante mucho tiempo la hora del
bocadillo era de UN CUARTO DE HORA, que finalmente llegó a completarse con
VEINTE MINUTOS.
Pero bien entendido que los
trabajadores de jornada continuada de 8 a 15, no disponían de tiempo de PARADA. Sólo
los relevos de taller tenían derecho al tiempo lógico del bocadillo.
Luego es verdad y al principio de
los años setenta (siglo XX), en muchos rincones concretos de determinados
departamentos u oficinas, se solían utilizar aquellas maquinitas italianas para
hacerse un café rápido y que te tomabas a con la mayor discrección. Todavía recuerdo al
simpático Fernando Sánchez Molina, “El Queco”, que se preocupaba de que todos
sus compañeros de Control de Producción, y de otros departamentos, pudieran
utilizar una máquina que él se encargaba de que estuviera a punto y de que
nunca faltara el buen café. Aquello era un autoservicio, y cada uno tenía
prácticamente su hora de utilizar aquella simpática maquinilla. Era llegar y
topar por lo que apenas se perdían ni 10 minutos. Llegó un momento de que hasta
los jefes llegaron a conocer la existencia de estas maquinillas pero se hacía
con tanta naturalidad y discreción, que nunca fueron causa de problema alguno.
Con el tiempo, la maquinilla
italiana se fue extendiendo prácticamente por todas las oficinas de fábrica y
se puede decir que casi todo el mundo tomaba su café. Eso si, de forma rápida y
ordenada. No obstante la dirección de fábrica consciente de esta realidad, tuvo
a bien el ordenar máquinas de café por toda la fábrica, para que la toma de un
café rápido estuviera al alcance de todos los trabajadores.
Pero hoy, todo es distinto,
puedes ir a cualquier centro oficial y observaras que la mitad de las
ventanillas no funcionan por sistema, y es que los funcionarios “han salido a
desayunar”. Igual pasa cuando llegas a cualquier oficina de Cajasur y puedes
observar que con la cola de gente hasta la calle, tanto el director como la
mitad de los empleados “están desayunando”.
Muchas veces cuando pasas por el Bar Puerto Rico, puedes ver el salón
lleno de empleados de dicha Institución, y muchos da la impresión que están desayunando,
sin preocuparse de horario, ni de reloj alguno. Igualmente cuando subes San
Pablo arriba, puedes observar como algunas empleadas del Ayuntamiento, no
solamente tienen tiempo de salir a desayunar, sino que también hacen cola si
hace falta en cualquier supermercado que se tercie para hacer parte de la
compra. Es curioso el caso de un funcionario alto como el solo, de la forma tan
“pausada” como encara la Calle Nueva
para ir en busca del desayuno, viéndole con la actividad que va circulando, o
una de dos, o no le llama la atención el propio desayuno, o ese es su ritmo
natural de trabajar, con lo que así se explican las colas de la administración.
A modo de conclusión diremos que
no estamos en contra de que cualquier trabajador tenga derecho a un tiempo de
bocadillo o desayuno, pero una cosa es eso, y otra es SALIR A LA CALLE, con apariencia de
tener todo el tiempo del mundo, y que las instituciones y otros centros,
funcionen a medio gas por la dichosa “hora del desayuno”. No es que se pida que
en cada sitio suene UNA SIRENA, como antaño, pero si que haya un control para
de esta forma defender los intereses de los ciudadanos, que tienen derecho a
que la gente que recibe sueldos de las instituciones del Estado, trabajen lo
que tienen que trabajar.
Estos datos sobre la hora de
tardar o no tardar en TOMAR EL DESAYUNO, me los han facilitado en la puerta del
mismo Ayuntamiento. Allí he aprovechado que salía un concejal del PSOE, para tomar
también su café, y le he preguntado lo siguiente: “Oiga Sr. Concejal, que
tiempo tienen los empleados del Ayuntamiento para tomar el desayuno”, a lo que él,
solícito me ha contestado: “El tiempo que puedan echar en el “desayuno” es
indistinto, pueden echar más o menos, lo importante para ellos, es que cumplan
su “jornada de 37. horas y media semanales”, por lo que la mayoría “compensan” las
horas que puedan tardar.
Después de dicho esto, queda poco
que decir. Pero si es importante que en el Ayuntamiento de la Ciudad, hubiera un cierto
orden en los horarios, ya que no es lo mismo “QUE LAS VENTANILLAS Y PUNTO DE
ATENCION A LOS CIUDADANOS”, estén al máximo atendidas cuando llegan los
ciudadanos, que no el personal “falte en esos momentos” aunque amplíe su
jornada cuando le parezca bien. La eficacia necesita cierto ordenamiento.
Con independencia del
ordenamiento anterior, es DEL TODO IMPRESENTABLE, que una Institución como el
Ayuntamiento, que por su trabajo no genera IVA para el país, como hacen por ejemplo las
empresas que emplean a los albañiles, los mineros, los pega-yesos, los
pintores, los carpinteros, los torneros, los soldadores, los fontaneros, los
electricistas, los fresadores, los chapistas y cualquier productor de mano de
obra directa, (que incluso puedan estar sujetos a control de tiempos,) se permitan
el lujo de trabajar solamente TREINTA Y SIETE HORAS Y MEDIA A LA SEMANA.
Luego con la que está cayendo, nos
quejaremos en donde están los motivos de que este país, entre unas cosas y otras tengamos
una deuda de más de tres BILLONES DE EUROS.
6 comentarios:
Hay aquí aspectos que complementan al anterior referido a Bankia o a las instituciones financieras.
En Bankia hubo voces disonantes, de trabajadores del sector, pero que al final recapacitaron y dieron la razón al que escribía, porque en realidad daba datos y las interpretaciones son libres de hacerse desde distintos puntos de vista.
Las instituciones financieras, su forma de actuar debe ser, recoger dinero de los clientes y pagarles un interés, y con ese dinero dar créditos a los que lo soliciten a un interés mas alto, pero con la cautela de que se lo paguen. Si eso es así todos tan contentos.
Parece ser que eso no es así, y por lo tanto aparecen los problemas.
Como hay problemas de liquidez. el Banco Central Europeo, para que "fluya el crédito", le da dinero a los bancos al uno por ciento. Perfecto parece eso. Pero los bancos con ese dinero compran Deuda Pública al seis por ciento, lo que para el banco es una operación satisfactoria. Tan buena es que cuando una persona física quiere comprar esa deuda le ponen multitud de inconvenientes, será porque no quieren competencia.
Y así marcha la cosa.
Con lo dicho ya es suficiente, no es necesario ampliarlo más, por lo que vamos a hablar del bocadillo.
En eso del bocadillo, los funcionarios tienen reconocido un tiempo de descanso en el que pueden tomar un café, o un bocadillo, o nada. En los funcionarios existe una diferenciación no reconocida por ley, y es la desigualdad de género. Si Ud observa a partir de las doce de la mañana, los bajos de las mesas en las distintas administraciones públicas observará que en algunas de esas mesas existen bolsas de plastico de los supermercados.
Si analiza el genero del funcionario que ocupa la mesa donde aparecen esas bolsas comprobará con sorpresa que son del genero femenino.
Por lo que esa igualdad tanto manoseada, en este caso no se produce.
A lo lardo de esta historia del bocadillo, creo percibir un lamento, y que es la falta de disciplina en la estructura social. Decía un sociologo, en este caso mejor dicho una sociologa, que la causa de la supervivencia a traves de los siglos de algunas instituciones tenían su origen en la disciplina, y citaba como ejemplo de ello al Ejército y a la Iglesia.
Amigo San Martin
Gracias por tu comentario. Yo, no he llegado a ver las bolsas debajo de sus mesas, yo es que las veo en la cola de los supermercados.
El concejal del PSOE, me dijo que en el Ayuntamiento se controlaban las salidas y las entradas por el reloj.
Tú sabes lo de "coge mi ficha" y picame, que ya voy yo.
Lo lamentable de todo esto, es que estemos hablando de gente que su sueldo sale DE LOS IMPUESTOS.
Los politicos por su "royo" de los votos, no quieren o no saben nada y así nos van las cosas.
Antes que en el Ayuntamiento se diera el reloj, ya había fabricas, en donde se "reían de ellos".
En Cenemesa, hubo unos sevillanos que "nunca llegaban tarde" y es que se hicieron plantillas que salía la hora que ellos querían.
No tengo nada en contra de los trabajadores de las instituciones, pero hay que poner un poco orden.
Saludos
Buenas noches: estupenda entrada, como siempre. La verdad es que lo del bocadillo se presta a descontrol, porque, a veces, la media hora se prolonga más de lo debido con el consiguiente perjuicio.
Los usuarios tenemos que planificar cuidadosamente el ir a hacer cualquier gestión. Si es al banco hay que considerar previamente si es día y hora del cobro de los pensionistas. O si es la hora en que graciosamente te dejan pagar los recibos (porque encima de que vas a pagar el banco no te deja hacerlo a cualquier hora), etc. Por supuesto a la hora del desayuno mejor no ir. Lo malo es que la hora del desayuno es muy elástica, mejor no ir entre 10 y 12.
La hora del desayuno no es sólo para empleados y funcionarios. También deben desayunar los bytes, esos enanitos que tienen los ordenadores dentro. ¿Os ha pasado alguna vez que justo a la hora del desayuno se"han ido" los ordenadores. En la antigua oficina de RENFE de los Tejares siempre se colgaba el sistema de venta de billetes a las 11 de la mañana. En una ocasión le dije al empleado que los enanitos se habían ido a desayunar y me miró con dos navajas en vez de ojos.
Hay auténticos profesionales, verdaderos artistas, que después de fichar se dedican al aseo personal que, al parecer, no tuvieron tiempo de hacer en su casa. Uno había, catedrático en el asunto, que recomendaba llevarse al WC el ABC, más que nada porque al ir grapado no se despedigaban las hojas.
Saludos.
Patricio Hidalgo Luque.
Gracias amigo anónimo
Tu comentario es de actualidad y no hace la más que ver el cierto aire de "desorden" que hay en todo esto.
En cuanto a lo que me dices de los bancos, pronto nos cobraran hasta "alquiler" por pisar sus oficinas.
Saludos
La caballa del sur,deliciosa,fue
el componente de muchos bocadi
llos,en los años 50-60,bueno las
migas en su aceite de oliva.
Las.
La Sección Femenina,gustaba de
los bocatas de caballa,para sus
niñas en sus viajes a Cadiz,para
que disfrutaran de la playa,las
niñas huerfanas.
Que exagerados sois,con la hora
del bocata de los funcionarios
y de los trabajadores de banca,to
dos ellos cumplen con su horario
de trabajo escrupulosamente,aun
que siempre hay algún tunante,co
mo en todo.Otra cosa,la gran mayo
ría de esos colectivos,trabajan
más de las horas que deben.
Saludos.
"ben"
En el Besoy trabajó mi tía abuela y mi bisabuelo, mi tía abuela aún vive.
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