jueves, 7 de junio de 2012

LA HORA DEL DESAYUNO

El bocadillo en su origen fue una forma sencilla de “atajar el hambre”, aprovechando que uno estaba normalmente fuera de su casa. Por lo general el bocadillo se componía de pan “un bollo pequeño”, o un trozo de pan abierto, para que se pudiera meter entre medias, un poco de cualquier chacina de aquellas que había más baratas y corrientes, como eran “La mina” “El salami”, “La butifarra” “El tocino de beta”, etc. etc.

Bocadillo, era lo que los “viajeros” de aquellos “Trenes Botijo”, (1955-1960), llevaban cuando se desplazaban para ver cualquier partido del Atlético de Bilbao, en sus desplazamientos a Sevilla, Granada o Jaén. En la mayoría de las veces el bocadillo, era a base de una media telera y una tortilla de patatas, pues en aquellos tiempos “no se estilaba” el comer en bares o restaurantes. A veces como envoltorio, se utilizaba incluso una caja de zapatos.

Bocadillos de mermelada, de chorizo y de caballa, eran los que daban en la Sección femenina, a todas aquellas cooperadoras, que organizaban los campamentos de verano de aquellas chiquillas de los barrios marginales  de Córdoba. Más de una vez llegamos a ver como estas muchachas, hasta “purgaban de piojos” a algunas chicas que lo necesitaban.

Mi antiguo compañero de fábrica, Pila Cervantes, gran tornero y mejor persona, iba a por los bollos para esos bocadillos, al horno de la Calle Morales, donde unas hermanas, de aspecto “estoico” y apellidadas Liébana, le despachaban con toda la seriedad del mundo. Para el desplazamiento solía utilizar una pequeña bicicleta, que en aquellos años de 1955, estaba siempre amarrada en la cancela de Entrada. Por cierto dicha cancela, se encuentra colocada hoy en día en la puerta falsa de la Diputación que da a la Calle Reyes Católicos, frente al Bar Puerto Rico.

Bocadillos de calamares, era la especialidad del “Caballo Blanco”,  Bar, que se encontraba en la Calle García Lovera, (enfrente del Circulo de la Amistad.) Era  curioso, pues mientras el Bar Gambrinus, se especializó en algunas partidas de billar, el  “Caballo Blanco”, cogió fama por los bocadillos de calamares. Testigo de todo esto,  fue el hermano del barbero de la peluquería que había en la esquina, Manuel Jiménez Torres que como electricista colaboró en la instalación del citado “Caballo Blanco”. “Manolo el de las Quinielas”, nombre que le pusieron al acertar los catorce resultados, en el año 1955,. Dicho premio le permitió quedarse con el traspaso de  la Taberna “Casa Armenta”, de San Lorenzo. También aprovechó lógicamente el impulso económico que le dio la quiniela para casarse con su novia Petra, que vendía pescado en el puesto de su tía “La Nicasia”. Con toda seguridad esta pareja se conoció mientras él trabajaba en San Agustín, en El Bar Andaluz, que estaba ubicado en lo que fue la casa de la popular Dora la Cordobesita.

El convite de la boda se celebró de forma fastuosa para aquellos tiempos en el Cine Iris de invierno, que era propiedad de la familia de los  Moya. No se si echaron un NODO o no, antes de empezar la celebración, pero lo que si podemos decir es que la cantidad de bandejas con “bocadillos de medias noches” incluso “Milojas” que pasaron, fueron tenidas en cuenta por todo el mundo. Nosotros los más jóvenes, saboreamos dichas “medias noches” que fueron servidas por la Confitería San Rafael, gracias a que el padre del torero “Chiquilin” (El que alternó con Finito), por razones de edad, se juntaba con nosotros (era sobrino del novio), y por ello nos pudo agenciar una “bandeja” de aquellos “bocadillos medias noches”. La verdad es que nos dimos un banquete en el llano del desaparecido CINE ASTORIA.

LA LATA DE SARDINAS

Era en Mayo de 1965, y estando haciendo el campamento militar en Cerro Muriano, un día nos llevan a todos al Campo Amarillo, para presenciar una exhibición de saltos de paracaidistas que venían de la Base de Alcantarilla. Con ello trataban de captar voluntarios para aquel tercio. A las 8 de la mañana, nos dieron como siempre el café a campo abierto, y nos sorprendió que los “rancheros” nos entregaban además un “chusco y una lata de sardinas”, de la marca “CONSERVAS RUIZ POLO”, y nos dijeron que eso era “el bocadillo”.

Nos llevaron en formación de tres en fondo, sección por sección, y campo a través hasta las instalaciones militares de Obejo, (llano Amarillo), en donde en aquel tremendo llano, iban a tener lugar aquellos lanzamientos. Una vez que llegamos allí, nos agrupamos en torno al vehiculo aljibe. Formamos un gran grupo los componentes de mi chabola, en donde estábamos por tanto,  José Martos López, José Mendoza, José Mendieta, Rafalín González, Ángel Márquez, José Membríves, Luís Mújica, José Luís Thous, Pepe Mártinez, Bernardo Moreno, el Cabo Maroto, y el que esto os cuenta. Estando acampados, vimos los preparativos para facilitar los lanzamientos de la brigada paracaidistas. Señales de humo, cintas de acotación, etc. etc.

Ante el aburrimiento y la espera, recuerdo que empezamos a jugarnos la lata de sardinas a los “chinos” por lo que la mayoría se quedó con el “chusco” sólo para el bocadillo. Uno de los más aventajados en el juego fue Manolo Vargas, “El fontanero”, que por estar al cargo del remolque aljibe del agua, se acercó a nuestro grupo.

A las doce y media de la mañana, empezaron a pasar varios aviones transporte, que se nos antojaron enormes, merodeando seguramente el sitio. El campo de lanzamiento,  estaba perfectamente delimitado como si de un campo de fútbol se tratara, al menos los soldados que presenciábamos el espectáculo, estábamos sentados en derredor configurando una especie de graderíos de estadio. Finalmente y sobre la una de la mañana, empezaron los lanzamientos, y nos quedamos con la gana de ver caer a algún  paracaidista, dentro de la zona señalada, por lo que no pudimos contemplar la operación del aterrizaje y posterior repliegue del paracaídas, pues por razones achacables al aire, la falta de experiencia o lo que sea, el paracaidista más próximo que nos cayó cerca de nosotros, fue un sargento que lo hizo a nuestra espaldas y se quedó enganchado en una encina. Con un cierto sabor a fracaso y con bastante hambre (sólo habíamos comido un chusco en toda la mañana), volvimos a nuestro campamento y a las tres de la tarde nos dieron el rancho.      

EL BOCADILLO DE LOS COSTALEROS

En el año 1975, un bocadillo era lo que le daban a aquellos esforzados jóvenes que de la mano de Ignacio Torronteras Paz, se atrevieron a sacar como “costaleros” y por primera vez en Córdoba, un paso como fue la Virgen del Rosario, de la Hermandad de la Expiración de San Pablo. Tradicionalmente estas labores de costaleros lo hacían esforzados faeneros, de las Lonjas y de la Estación. Después de esa “primera cuadrilla” de la Hermandad de la Expiración, fue la Esperanza (La Virgen de los Gitanos), la que también sacó su paso con cuadrilla propia. Luego ya en 1978, se formó una de las cuadrillas de costaleros que han dado más esplendor a la Semana Santa Cordobesa en el Martes Santo. Andrés Roig, el simpático fotógrafo de FOTO LEON, como capataz, formó la cuadrilla de costaleros del Prendimiento, que en un principio estuvo formada entre otros, por Jesús “El Ciego”, Manolo Polonio, “El Porro”, “El Huevos”, Manolo Cabanes, “El Carro-Paja”, “El Bonilla”, “El Pipo”, “El Algarrobo”, Paquito Pineda, Carlos Bretones, “El Lapa”, Antonio “El Cabezón”, Manolo Ramírez, “Quique”, el hijo de Paca la Bombera, Juan de Dios, “El Porro”, etc. etc. Todos, bajo la dirección de Andrés, lograron que se formara una “saga” de costaleros, que se ha hecho famosa en la  Semana Santa de Córdoba, y a lo mejor como único pago, a pesar de su satisfacción personal, sólo recibían un bocadillo, en el BAR SANTO REINO, regentado por el singular Andrés.

Más adelante, los componentes de este grupo de costaleros, bajo la dirección como capataz de Manolo Ramírez, y animados por Francisco Figueroa, continuaron dando singular esplendor a la Semana Santa de Córdoba, en su Martes Santo. Y es que este grupo, no cabe duda de que fue algo singular en todos los sentidos. El otro día por ejemplo, festividad de María Auxiliadora, me crucé con Jesús “El Ciego”, que iba acompañando cariñosamente a su madre, al parecer enferma, por lo que la llevaba cogida del brazo, para ver la procesión de la Virgen. Yo al verlo le pregunté que adonde iba y él de forma agradable como siempre, me contestó: “Manolo, tantas veces he sacado a los Titulares de mi Hermandad, que ahora que mi madre me necesita, la saco yo a ella, con todo el cariño del mundo”. No cabe duda de que “El Ciego”, además de costalero ejemplar, es un hijo maravilloso.

EL BOCADILLO EN LOS LABORATORIOS BESOY

Las guerra de 1936, no significó para este país ningún retroceso en las condiciones laborales y de precariedad que ya tenían algunos centros de trabajo en Córdoba. Por los Laboratorios BESOY, desde los años 1920, han pasado o bien como dueños o en la gerencia gente importante de Córdoba, baste recordar entre ellos a D. Enrique Villegas, que en 1912, llegó a ser incluso concejal del Ayuntamiento de Córdoba,  y a Vicente Lombardía Diez, republicano, íntimo amigo de D. Eloy Vaquero Cantillo, que fue recordado por los alumnos de la Escuela Obrera del Arroyo de San Lorenzo, por la “Chocolatada” que ofreció, con motivo del primer aniversario de la Republica.

Pues bien antes y después de la guerra, trabajadores como la Carmen Vioque, La Soti, Antonia Serrano “La Chata”, La Eulalia, La Pepa Prieto, La Enriqueta, La Manoli Polo, La Rafalita Romero, las hermanas Carmen y Encarnación Gutiérrez, etc. etc., ni antes de la guerra ni después tuvieron tiempo de BOCADILLO, ellas; decía Carmen Gutiérrez, hacían cola en el Water para poder comerse a escondidas, un plátano, una manzana, o un pedazo de pan con lo que fuera. Para cuando llegó la hora del Bocadillo, ya había pasado el Laboratorio a mejor vida. De todas estas personas mencionadas creo que la única que vive es Manoli Polo Luque, que era una chavalilla por aquellas fechas.   

EL BOCADILLO EN LA BANCA

Hablar de la Banca son palabras mayores, más con la cantidad de chaparrones que están cayendo últimamente. Primero Zapatero, tuvo que inyectarle millones de euros por un tubo, y ahora el caso de Bankia, pone a las claras que alguien como el Banco de España, no ha hecho bien los deberes. Es curioso que el periódico “CORDOBA”, manifieste lo que nos cuesta a los españoles reflotar Bankia (497 euros por español), cuando en época de Zapatero, no dijo NI PIO.  Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Hablar del “Bocadillo” en la banca, es hablar de una especie de élite de trabajadores que en Córdoba, se han prejubilado con pensiones muy superiores a cualquier trabajador. En Cajasur, por ejemplo, hay señores que estando en una simple ventanilla, cobran a efectos reales de pensión el doble que cualquier trabajador de ABB, que fue prejubilado de forma forzosa por el famoso expediente del 1993.

Aclarado en justicia este tema, tengo que decir que en la Banca, se platearon muchos problemas  con el tema de los horarios. Que si jornada partida, que si jornada reducida, etc. etc. A principios de 1970, este tema estalló, porque el hijo del empleado de la ventanilla de Caja del Banco Vizcaya, el Sr. Segorbe, se salió, a las puertas del banco “PARA COMERSE EL BOCADILLO”,  esto, significó un antes y un después, y la banca negoció en Convenio, darle a su empleados una cantidad lineal y fija de 600 pesetas, mes, como compensación del bocadillo. También consiguieron que las fiestas suprimidas del calendario (como por ejemplo, el día de Franco), aparecieran compensadas en sus emolumentos.

EL BOCADILLO EN LAS MANIFESTACIONES.

En todas las épocas de la vida hay gente que vive sus obligaciones de trabajo y familiares por encima de las que marque un determinado partido político o corriente de opinión. En la época de la Dictadura, hubo gente trabajadora y cumplidora con su país, que no vivió necesariamente la guerra y por tanto no conoció nada más que aquella realidad. Hubo sin embargo gente que eran proclives a la libertad que representaba la filosofía del Muro de Berlín, marxistas desde luego, que mantuvieron una actitud beligerante contra todo aquel que no estaba de acuerdo con lo que decían ellos.

Pusieron de moda el llamar “facha” a todo aquel que no era comunista Stanilista, o cercano a Ceacescu, También pusieron de moda el decir que todos los que iban a alguna manifestación de aquellas, llevaban “EL BOCADILLO” incluido. Como  muchas cosas de lo que dicen los políticos, aquello era una mentira más. Por otro lado es sorprendente ahora ver a tanto manifestante con bandera, por lo que sería importante comprobar si se ha cambiado el sentido del BOCADILLO, por la bandera.

No cabe duda de que en todas esas manifestaciones, hay un núcleo central  de gente liberada y abanderados que cobran incluso sus dietas por participar en la manifestación. Y muchos de ellos que se la dan de demócratas no sabrían si elegir entre el bueno de Fidel Castro o el resurgido líder de la dinastía Kim de Corea del Norte.

EL BOCADILLO DEL “6” DE DUQUE DE HORNACHUELOS

Cristóbal Camargo, según dicen los entendidos al dominó es posiblemente uno de los mejores jugadores de este juego que hay en Córdoba. El, todos los días solía acudir al “Llano Amarillo” (Tras la Puerta), a jugar su partida de dominó y tenía por costumbre después de jubilarse, el tomarse todos los días una copa de ponche. Mientras se tomaba su copa, le gustaba recordar tiempos pasados y un día se remontó a los tiempos de 1960, en que en el “6” de Duque de Hornachuelos, se juntaban varios camareros para jugarse al dominó “un bocadillo”, de aquellos que solían poner en la Antigua Guardia de Franco, y que sólo costaban 1.50 pesetas. Más de una vez, fueron miembros de aquella partida, El simpático barbero “Chumilla” y Alfredo, el fotógrafo.

EL BOCADILLO EN LA COSNTRUCCIÓN

Al principio de los años 1960, se acordó el derecho al bocadillo en el gremio de la construcción. Era un cuarto de hora, al pie del tajo, en el que cada cual hacía una pequeña exhibición de lo que en su casa le habían puesto de bocadillo. Eran bocadillos en su mayoría a base de pan del día anterior y UN POCO DE MINA, TOCINO DE BETA Y CUALQUIER OTRA CHACINA. Los trabajadores de la obra que estaban a destajo, (fontaneros, pega-yesos, soladores, etc. etc. solían hacer un “escote” y compraban un par de teleras con un litro de aceite, que por aquellos tiempos costaba unas quince pesetas. Se comía pan con aceite como menú en la obra.

EL BOCADILLO EN CAJASUR

No cabe duda de que Cajasur fue una de las las empresas que fue pionera en conceder todas la ventajas para la hora llamada del “BOCADILLO”, y que luego se transformó en la hora del desayuno y el despelote. Al poco tiempo de inaugurarse el edificio central de Cajasur, en Ronda de los Tejares, y puestos al habla con José Luís Caballero, que tenía experiencia en las restauración de los Colegios Mayores y del mismo Circulo de la Amistad, se instaló en la segunda planta un formidable Bar, para atender al personal empleado, en orden de desayunos, bocadillos e incluso comidas. Tan integrado estuvo este servicio de restauración en Cajasur, que incluso parte de los camareros y dependientes pasaron a ser empleados de la entidad de ahorro. Pero quizás porque en Cajasur, todo era distinto, muchos empleados, no se contentaban con este bar “in situ”, sino que salían a la Calle, a donde les placía, a desayunar a su aire. Incluso algunos, que por lo que se ve tenían poco que hacer, se acercaban hasta los “Toneles” y allí prácticamente empalmaban el desayuno con el aperitivo. De estos barros vinieron estos lodos.   

LA HORA DEL DESAYUNO

En aquellos empresas que antes había en Córdoba, a lo que ahora se le llama “la hora del desayuno”, se le llamaba entonces “la hora del bocadillo”, cuyo tiempo estaba regulado aún por Convenio Colectivo. En las empresas grandes incluso se daba un pito de sirena, para indicar cuando empezaba y terminaba la hora del descanso.

Durante mucho tiempo la hora del bocadillo era de UN CUARTO DE HORA, que finalmente llegó a completarse con VEINTE MINUTOS.

Pero bien entendido que los trabajadores de jornada continuada de 8 a 15, no disponían de tiempo de PARADA. Sólo los relevos de taller tenían derecho al tiempo lógico del bocadillo.

Luego es verdad y al principio de los años setenta (siglo XX), en muchos rincones concretos de determinados departamentos u oficinas, se solían utilizar aquellas maquinitas italianas para hacerse un café rápido y que te tomabas a con la mayor discrección. Todavía recuerdo al simpático Fernando Sánchez Molina, “El Queco”, que se preocupaba de que todos sus compañeros de Control de Producción, y de otros departamentos, pudieran utilizar una máquina que él se encargaba de que estuviera a punto y de que nunca faltara el buen café. Aquello era un autoservicio, y cada uno tenía prácticamente su hora de utilizar aquella simpática maquinilla. Era llegar y topar por lo que apenas se perdían ni 10 minutos. Llegó un momento de que hasta los jefes llegaron a conocer la existencia de estas maquinillas pero se hacía con tanta naturalidad y discreción, que nunca fueron causa de problema alguno.

Con el tiempo, la maquinilla italiana se fue extendiendo prácticamente por todas las oficinas de fábrica y se puede decir que casi todo el mundo tomaba su café. Eso si, de forma rápida y ordenada. No obstante la dirección de fábrica consciente de esta realidad, tuvo a bien el ordenar máquinas de café por toda la fábrica, para que la toma de un café rápido estuviera al alcance de todos los trabajadores.

Pero hoy, todo es distinto, puedes ir a cualquier centro oficial y observaras que la mitad de las ventanillas no funcionan por sistema, y es que los funcionarios “han salido a desayunar”. Igual pasa cuando llegas a cualquier oficina de Cajasur y puedes observar que con la cola de gente hasta la calle, tanto el director como la mitad de los empleados “están desayunando”.

Muchas veces cuando pasas por el Bar Puerto Rico, puedes ver el salón lleno de empleados de dicha Institución, y muchos da la impresión que están desayunando, sin preocuparse de horario, ni de reloj alguno. Igualmente cuando subes San Pablo arriba, puedes observar como algunas empleadas del Ayuntamiento, no solamente tienen tiempo de salir a desayunar, sino que también hacen cola si hace falta en cualquier supermercado que se tercie para hacer parte de la compra. Es curioso el caso de un funcionario alto como el solo, de la forma tan “pausada” como encara la Calle Nueva para ir en busca del desayuno, viéndole con la actividad que va circulando, o una de dos, o no le llama la atención el propio desayuno, o ese es su ritmo natural de trabajar, con lo que así se explican las colas de la administración.

A modo de conclusión diremos que no estamos en contra de que cualquier trabajador tenga derecho a un tiempo de bocadillo o desayuno, pero una cosa es eso, y otra es SALIR A LA CALLE, con apariencia de tener todo el tiempo del mundo, y que las instituciones y otros centros, funcionen a medio gas por la dichosa “hora del desayuno”. No es que se pida que en cada sitio suene UNA SIRENA, como antaño, pero si que haya un control para de esta forma defender los intereses de los ciudadanos, que tienen derecho a que la gente que recibe sueldos de las instituciones del Estado, trabajen lo que tienen que trabajar.

Estos datos sobre la hora de tardar o no tardar en TOMAR EL DESAYUNO, me los han facilitado en la puerta del mismo Ayuntamiento. Allí he aprovechado que salía un concejal del PSOE, para tomar también su café, y le he preguntado lo siguiente: “Oiga Sr. Concejal, que tiempo tienen los empleados del Ayuntamiento para tomar el desayuno”, a lo que él, solícito me ha contestado: “El tiempo que puedan echar en el “desayuno” es indistinto, pueden echar más o menos, lo importante para ellos, es que cumplan su “jornada de 37. horas y media semanales”, por lo que la mayoría “compensan” las horas que puedan tardar.

Después de dicho esto, queda poco que decir. Pero si es importante que en el Ayuntamiento de la Ciudad, hubiera un cierto orden en los horarios, ya que no es lo mismo “QUE LAS VENTANILLAS Y PUNTO DE ATENCION A LOS CIUDADANOS”, estén al máximo atendidas cuando llegan los ciudadanos, que no el personal “falte en esos momentos” aunque amplíe su jornada cuando le parezca bien. La eficacia necesita cierto ordenamiento.

Con independencia del ordenamiento anterior, es DEL TODO IMPRESENTABLE, que una Institución como el Ayuntamiento, que por su trabajo no genera IVA para el país, como hacen por ejemplo las empresas que emplean a los albañiles, los mineros, los pega-yesos, los pintores, los carpinteros, los torneros, los soldadores, los fontaneros, los electricistas, los fresadores, los chapistas y cualquier productor de mano de obra directa, (que incluso puedan estar sujetos a control de tiempos,) se permitan el lujo de trabajar solamente TREINTA Y SIETE HORAS Y MEDIA A LA SEMANA.

Luego con la que está cayendo, nos quejaremos en donde están los motivos de que  este país, entre unas cosas y otras tengamos una deuda de más de tres BILLONES DE EUROS.





6 comentarios:

rafael san martin dijo...

Hay aquí aspectos que complementan al anterior referido a Bankia o a las instituciones financieras.
En Bankia hubo voces disonantes, de trabajadores del sector, pero que al final recapacitaron y dieron la razón al que escribía, porque en realidad daba datos y las interpretaciones son libres de hacerse desde distintos puntos de vista.
Las instituciones financieras, su forma de actuar debe ser, recoger dinero de los clientes y pagarles un interés, y con ese dinero dar créditos a los que lo soliciten a un interés mas alto, pero con la cautela de que se lo paguen. Si eso es así todos tan contentos.
Parece ser que eso no es así, y por lo tanto aparecen los problemas.
Como hay problemas de liquidez. el Banco Central Europeo, para que "fluya el crédito", le da dinero a los bancos al uno por ciento. Perfecto parece eso. Pero los bancos con ese dinero compran Deuda Pública al seis por ciento, lo que para el banco es una operación satisfactoria. Tan buena es que cuando una persona física quiere comprar esa deuda le ponen multitud de inconvenientes, será porque no quieren competencia.
Y así marcha la cosa.
Con lo dicho ya es suficiente, no es necesario ampliarlo más, por lo que vamos a hablar del bocadillo.
En eso del bocadillo, los funcionarios tienen reconocido un tiempo de descanso en el que pueden tomar un café, o un bocadillo, o nada. En los funcionarios existe una diferenciación no reconocida por ley, y es la desigualdad de género. Si Ud observa a partir de las doce de la mañana, los bajos de las mesas en las distintas administraciones públicas observará que en algunas de esas mesas existen bolsas de plastico de los supermercados.
Si analiza el genero del funcionario que ocupa la mesa donde aparecen esas bolsas comprobará con sorpresa que son del genero femenino.
Por lo que esa igualdad tanto manoseada, en este caso no se produce.
A lo lardo de esta historia del bocadillo, creo percibir un lamento, y que es la falta de disciplina en la estructura social. Decía un sociologo, en este caso mejor dicho una sociologa, que la causa de la supervivencia a traves de los siglos de algunas instituciones tenían su origen en la disciplina, y citaba como ejemplo de ello al Ejército y a la Iglesia.

Manuel Estévez dijo...

Amigo San Martin


Gracias por tu comentario. Yo, no he llegado a ver las bolsas debajo de sus mesas, yo es que las veo en la cola de los supermercados.

El concejal del PSOE, me dijo que en el Ayuntamiento se controlaban las salidas y las entradas por el reloj.

Tú sabes lo de "coge mi ficha" y picame, que ya voy yo.

Lo lamentable de todo esto, es que estemos hablando de gente que su sueldo sale DE LOS IMPUESTOS.

Los politicos por su "royo" de los votos, no quieren o no saben nada y así nos van las cosas.

Antes que en el Ayuntamiento se diera el reloj, ya había fabricas, en donde se "reían de ellos".

En Cenemesa, hubo unos sevillanos que "nunca llegaban tarde" y es que se hicieron plantillas que salía la hora que ellos querían.

No tengo nada en contra de los trabajadores de las instituciones, pero hay que poner un poco orden.


Saludos

Anónimo dijo...

Buenas noches: estupenda entrada, como siempre. La verdad es que lo del bocadillo se presta a descontrol, porque, a veces, la media hora se prolonga más de lo debido con el consiguiente perjuicio.
Los usuarios tenemos que planificar cuidadosamente el ir a hacer cualquier gestión. Si es al banco hay que considerar previamente si es día y hora del cobro de los pensionistas. O si es la hora en que graciosamente te dejan pagar los recibos (porque encima de que vas a pagar el banco no te deja hacerlo a cualquier hora), etc. Por supuesto a la hora del desayuno mejor no ir. Lo malo es que la hora del desayuno es muy elástica, mejor no ir entre 10 y 12.
La hora del desayuno no es sólo para empleados y funcionarios. También deben desayunar los bytes, esos enanitos que tienen los ordenadores dentro. ¿Os ha pasado alguna vez que justo a la hora del desayuno se"han ido" los ordenadores. En la antigua oficina de RENFE de los Tejares siempre se colgaba el sistema de venta de billetes a las 11 de la mañana. En una ocasión le dije al empleado que los enanitos se habían ido a desayunar y me miró con dos navajas en vez de ojos.
Hay auténticos profesionales, verdaderos artistas, que después de fichar se dedican al aseo personal que, al parecer, no tuvieron tiempo de hacer en su casa. Uno había, catedrático en el asunto, que recomendaba llevarse al WC el ABC, más que nada porque al ir grapado no se despedigaban las hojas.
Saludos.
Patricio Hidalgo Luque.

Manuel Estévez dijo...

Gracias amigo anónimo


Tu comentario es de actualidad y no hace la más que ver el cierto aire de "desorden" que hay en todo esto.

En cuanto a lo que me dices de los bancos, pronto nos cobraran hasta "alquiler" por pisar sus oficinas.


Saludos

Anónimo dijo...

La caballa del sur,deliciosa,fue
el componente de muchos bocadi
llos,en los años 50-60,bueno las
migas en su aceite de oliva.
Las.
La Sección Femenina,gustaba de
los bocatas de caballa,para sus
niñas en sus viajes a Cadiz,para
que disfrutaran de la playa,las
niñas huerfanas.
Que exagerados sois,con la hora
del bocata de los funcionarios
y de los trabajadores de banca,to
dos ellos cumplen con su horario
de trabajo escrupulosamente,aun
que siempre hay algún tunante,co
mo en todo.Otra cosa,la gran mayo
ría de esos colectivos,trabajan
más de las horas que deben.
Saludos.
"ben"

O.Khayyam dijo...

En el Besoy trabajó mi tía abuela y mi bisabuelo, mi tía abuela aún vive.