La “competitividad” es, hoy en día, una palabra muy utilizada y algo en lo que piensan constantemente muchas empresas. Si consideramos al Estado como una gran empresa, tenemos que ser exigentes con su eficacia. Pero más que una empresa, debemos considerar a nuestro País, como una gran barco, en el que nadie debe de ir de forma “recreativa” o de “placer”, sino que todos deben tener un cometido de trabajo para dirigirlo al puerto que nos determina nuestra Carta de navegación que se llama CONSTITUCION.
En todas la empresas importantes para lograr su competitividad, tienen necesidad de articular una organización racionalizada en la que se incluye un sistema de Control de
En estas Empresas importantes se señala el cumplimiento de objetivos de cara a
En
Artículo 39
Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia.
Artículo 40
Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo.
Desgraciadamente
Por todo ello, en esta gran Empresa Pública que es el Estado y que está gobernada desde el Rey a la cabeza, hasta el último concejal de cualquier aldea, tienen que ser “afectados” en esa responsabilidad, por no lograr los objetivos que marca
En las situaciones actuales, da la sensación de que aquí no pasa nada para ningún gobernante. Da igual, si hay un millón de parados, dos, tres o cuatro. Aquí todo el mundo se pone como un trapo, pero desgraciadamente la lista de parados va creciendo día a día.
Bueno sería, que todos estos gobernantes, desde el Rey a la cabeza como hemos dicho, “sufrieran” en sus carnes esta falta de Calidad, y de sus asignaciones o ingresos anuales, se les descontara un PORCENTAJE, por cada CIEN MIL PARADOS, que se den en el país. Con esto se conseguiría que de una vez por todas se dedicaran a “arreglar” los problemas. Estamos seguros de que cuando vean que les afecta al bolsillo, las ideas les “llegaran” a sus cabezas con más facilidad. Incluso los mismos partidos políticos, al recibir menos ingresos para financiarse, quitarían a los “inútiles” de en medio y pondrían a gobernar a los más capaces.
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