domingo, 27 de abril de 2014

SEMANA SANTA Y RECUERDOS


 Como otros años y por el Viernes de Dolores, se celebra el Vía Crucis, que la Hermandad del Remedio de Ánimas realiza con su titular. Todo lo que la hermandad del Remedio de Ánimas lleva a cabo, lo impregna de un gran sabor litúrgico y religioso, todo ello sobre un fondo con sabor a gregoriano, propio de las grandes solemnidades de oración y penitencia.  Es  impresionante ver a los hermanos portando al Cristo durante todas las estaciones del recorrido, por estas calles cuajadas de antigüedad y de ausencias….La Calle Roelas, la Plaza de don Arias, la Calle el Cristo y la Calle Ruano Girón, constituyen un fervoroso itinerario. Una a una, se van sucediendo las Estaciones, y en cada una de ellas, vemos el sentir religioso de los acompañantes. Ver detrás del Cristo a Pablo García Baena, nuestro Premio Príncipe de Asturias, nos hace recordar a las personas mayores que de haber vivido, estarían participando con su presencia del Vía Crucis.

En primer lugar citaremos a Rafaela Recio, que por edad y amor al barrio, era un auténtico archivo oral, de todos los acontecimientos que informaban la historia de su querido barrio de San Lorenzo, También se echaban de menos a mujeres como:  Antonia Aguilera, a doña Salvadora, a Pilar Bejarano, a Felísa Rodríguez, a Isabel Sánchez, a María Sánchez, a Carmen Trujillo, a Concepción González, a Rosario Ruano, a Teresa Muñoz, a Consuelo López, etc. etc. Tantas y tantas vecinas, que sin duda, hubieran disfrutado con el paso de su Cristo, por su renovada Calle Roelas.

Pablo García Baena, posiblemente el cofrade vivo más antiguo de esta hermandad, ya participó en su día, allá por el año 1949, en la refundación de la Hermandad. Al grupo poético “Cántico”, se unió una pléyade de universitarios en torno a la hermandad. Todos ellos, con responsabilidad compartida, se echaron sobre sus espaldas toda la historia y la tradición, y elaboraron unas Reglas de la Hermandad de Ánimas, muy semejantes a las que ya existían en 1690, y cuyos documentos se hallaban en la Chancillería de Granada. 

Por la historia conocemos que las Hermandades de Ánimas, eran normales en casi todas las parroquias de Córdoba, a partir del siglo XVI, y la Hermandad de San Lorenzo, aparece fusionada con la que existía en la ermita de Nuestra Señora de las Montañas, de la simpática Calle Montero, existiendo documentos que nos dicen que ya dicha Hermandad, en 1640, ayudaba a la parroquia con 200 reales, para reparar la imagen del San Lorenzo, que coronaba la torre de la Iglesia, que había sido en parte destruido por una descarga eléctrica, tan habituales por aquellas épocas.

RECORDANDO

El primer desfile procesional del Cristo del Remedio de Ánimas, lo realizó en 1951, y el Cristo salió a hombros, con evidente retumbar de los candelabros. El capataz era el comisario de policía Gálvez, y en la cuadrilla participaron también algunos faeneros del barrio, como Nicolás García, “El trapa” Enrique Doblas, “El corneta” Rafael Quiles, y Francisco Ruíz, entre otros. Este último  que estaba casado con Matilde Jiménez “La guapa” de la Calle Alvar Rodríguez, nos comentó un día en la Sociedad de Plateros, poco antes de morir, que por aquellos tiempos, solían pagarles unas “doce pesetas” por sacar al “santo”.  Por su cuñado el fontanero Pepe “El latas” casado con la menor de “las guapas”,  fue un año cantándole al Cristo de Ánimas desde el Campo de la Merced hasta Carbonell y Morand, y la verdad que la hacía muy bien.

El paso del Cristo, era arreglado en aquellos primeros tiempos por Manuel Sánchez, aquel serio y eficaz trabajador que pertenecía al taller de Miguel Arjona Navarro, artista cordobés muy relacionado con la hermandad.

El paso del señor, al principio, llevó unos angelotes, en las esquinas, que representaban a los Ángeles Arcángeles, que eran prestados por las monjas del convento del Cister, y que hoy se pueden contemplar en dicho convento.

Y ya que estamos en el Convento del Cister, (Plaza de las Dueñas), tenemos que decir que a la entrada de la casa del Convento, se pueden ver los asientos del antiguo Coro del Monasterio de San Jerónimo y más adentro, el relicario del mismo San Jerónimo.

Y es que después de la desamortización muchas cosas referidas al culto se repartieron por distintas parroquias y conventos. En Santa Marta, hay cuadros y una buena colección de libros corales realizados por los frailes del Monasterio. Igualmente en la Iglesia de la Catedral existen unos buenos ejemplares de libros corales. En la parroquia de San Lorenzo, también llegó algo, pues existen un juego de candelabros y cruz en estilo simulando plata (actualmente en el Altar mayor) y un juego de ciriales y cruz parroquial plateados.

Al poco tiempo de salir por primera vez, la renovada Hermandad de Ánimas, quiso para su paso, unos angelotes propios y fueron diseñados por ellos mismos, realizándolos Amadeo Ruiz Olmos, aunque el toque final se lo dio Rafael Medina, en su taller de la calle –REJAS DE DON GOME-, precisamente en la casa que había frente a la Calle el Zarco, muy cerca en donde estuvo el primer puesto autorizado en Córdoba, para la venta de carne de caballo. (1955).

En esta casa como hemos dicho, estaba el taller de Rafael Medina, hijo del singular compositor que tantas veces cantó a Córdoba. En el portal de la casa, había un puesto de verduras atendido por dos hermanas, que eran familia de Pepe Casado, el dueño de la popular tienda de tejidos y confección “EL METRO S.A,”. Estas muchachas pasaban casi todos los días al cerrar el Mercado de San Agustín, acompañadas de su hermano, que nos acordamos perfectamente de él, primero porque estaba en los Salesianos, y luego porque tenía una bicicleta ORBEA, que en aquellos tiempos era todo un lujo. Estos hermanos, o eran los dueños o vivían en la huerta que hacía esquina con el arroyo Pedroches y la Choza el Cojo, dicha huerta ocupaba la zona en donde hoy está El PARQUE FIDIANA.

El paso de Ánimas, lo presencié como tantos años, en la Plaza de Juan Bernier y sin poder remediarlo, nos hizo recordar aquellos cantos de gregoriano que las monjas dominicas del Convento de Santa María de Gracia, le dedicaban al Señor.

Sus armoniosas notas de gregoriano, formaban una mágica escala musical con el “Miserere” que a modo de escalera celestial, les permitía a las monjas “bajar desde sus ventanales” abandonando por momentos su “fría clausura” y disfrutar de la Semana  Santa, con el nivel popular que se respiraba en la calle. Con toda seguridad en aquel grupo de monjas estaría Sor Concepción, aquella encantadora monja que desde el torno, te daba la paz de los buenos días.

Un día que entramos en el interior del Convento, íbamos a llevar cosas de la hermandad, Pablo García Baena, la saludó a Sor Concepción de forma cariñosa, y la amabilidad de esta monja, ya mayor, nos pareció en sus educadas frases, como un canto a la mejor de las poesías que se le pudieran ocurrir al poeta. Esto ocurría en el año 1952, cuando la hermandad de Ánimas, guardaba allí la mayoría de los enseres de su cofradía.

Recordando el  “Miserere”, tenemos que decir que el sonido de sus cantos “hilvanados” en la noche eterna, hacía vibrar nuestros corazones y hasta el velo del Cristo de Ánimas, se estremecía. El humo del incienso ascendía hacía las alturas y tropezaba con las notas gregorianas de aquellas monjas que rezaban cantando. Y es que hasta las CIGUEÑAS DEL CAMPANARIO, se sentían "halagadas", al contemplar aquella escena, y daba la impresión de que ese era el “motivo” por el cual, ellas volvían todos los años a su nido, como podían atestiguar los panaderos del HORNO DE DOÑA PEPA, y los mellizos, DÁMASO Y SANDALIO, que vivían en la casa de enfrente. (1951). Y que estos, con su padre, se hicieron inevitablemente amigos de las CIGUEÑAS, al igual que del TOQUE DE VÍSPERAS, que tocaban todos los día las monjas.

Parece que fue ayer, cuando los fotógrafos, nada más llegar el paso del Cristo, al principio de la Calle Santa María de Gracia, aprovechaban el encuadre y sacaban fotos con el fondo de la Portada de San Lorenzo. Las máquinas que usaban los fotógrafos, eran de aquellas en las que al flash había que cambiarle la bombilla en cada instantánea.

En aquel primer desfile procesional, la Iglesia estaba gobernada por los sacerdotes, don Pedro Muñoz Adán, como párroco, y don Antonio Campos González, como coadjutor. De sacristanes estaban Antonio Ruiz Rubio y José Bojollo Arjona, y los monaguillos eran Pepe Parejas y Rafael Rodríguez “El Micaelo”, siendo el organista Antonio González Caballero. Este pequeño equipo de servidores de la parroquia, acogió con impresionante ilusión a aquella Cofradía.

El primer desfile procesional, se realizó como hemos dicho en 1951, el Cristo fue adornado con lirios morados, en su mayoría de los jardines del Tribunal Tutelar de menores, cuyo presidente era D. Francisco Torralba, hermano mayor de la hermandad. Fueron en total unos 120 nazarenos, pues sólo había 98 faroles, que habían sido realizados en un taller de la Ribera. El cortejo de nazarenos lo formaban:

98 nazarenos portando farol de penitencia.
4 nazarenos, con “crótalos”, en sustitución de la clásica campanilla.
2 nazarenos, rezando el rosario.
3 nazarenos, uno con la Cruz y dos de escolta de respeto.
3 nazarenos, uno con la bandera y dos de escolta.
3 nazarenos, con los atributos, calavera, libro y potencias.
5 nazarenos, que portando un cirio corto, formaban la presidencia.
2 nazarenos encabezando el grupo de penitencia.

Delante del paso del Cristo, iban con los incensarios, todos ellos tocados de sotana negra y roquete, Antonio Rey, Juan García, Pepe Quiles y José Bojollo.

Detrás del paso y con la cruz parroquial, iban D. Pedro Muñoz Adán, como sacerdote, José Moyano y Rafael Rodríguez, con los ciriales y José Pareja, con la Cruz.

Con el palio de respeto que iba detrás del paso, iban: Manuel Moyano, Manuel Cantueso, Ángel Fernández, José Santos, Enrique López y Rafael García.

En el grupo de canto de gregoriano  iban 14 novicios del convento de los Trinitarios, aquellos que en su día describimos que jugaban al fútbol maravillosamente.

En cuanto a los que iban vestidos de nazarenos, tenemos que decir que los señores que citamos fueron en aquella procesión, lo que ocurre que no podemos precisar en quien iba en un sitio u otro. Así podemos afirmar que participaron en aquella procesión, pero no sabemos decir donde fueron, pues todos iban perfectamente disimulados dentro del cortejo.

D. Francisco Torralva, D. Ángel de la Torre, D. Andrés Bojollo, D. José Carmona, D. Luís Carracedo, D. Rafael Cantueso, D. Miguel del Moral, D. Carlos Tarín, D. Enrique Durán, D. Manuel Aumente, D. Rafael Herrera, D. José Aumente, D. Rafael Jordano, D. Miguel Fernández, D. José Prieto, D. Pablo García, D. Rafael Medina, D. José Linares

Todos ellos si participaban en el desfile iban totalmente “disimulados” entre el escapulario del Carmen y el farol de penitente. En este desfile procesional no hay varas de mando.  

EL "BICHO" Y LA PALMERA

El paso de Nuestra Señora la Virgen de las Tristezas, “ABADESA DEL LLANTO”, como la llamó Pablo García Baena, salió por primera vez en el año 1977, acompañando al Cristo de Ánimas.

Este año, en una de las columnas de singular paso barroco que realizó el desaparecido Miguel Arjona Navarro, (1988), llevaba un lazo negro en señal de luto por los hermanos desaparecidos este año, y como no, uno tenía que ser por Margarita Laguna Redondo, persona muy ligada a todas las cosas de la parroquia y una gran enamorada de Córdoba. Ella fue una de las primeras mujeres que salió detrás del paso de la Virgen, cantando gregoriano, así estuvo acompañando a la Virgen hasta que casi cumplió los ochenta años, según sus hijas.

Todo el mundo la conocía por Margarita, la de la “Peña de la Pimienta”, pero nosotros, que ya peinamos canas, la conocíamos como “Margarita la de la Palmera”. Y es que en su casa y en su patio, por aquellos años, principios de los cincuenta, tenía unas cristaleras que protegían un antiguo invernadero, y sobre el centro del patio, se erguía una delgada y alta Palmera que a todos nos llamaba la atención. Aunque pequeños, sabíamos que era de Margarita, porque al tirarle piedras desde la calle, ella, al ser la más joven de todas las hermanas, era la que siempre salía para llamarnos la atención.

Y es que entre otras cosas, se rompían los cristales del invernadero que cuidaba con esmero su hermano, Antonio Laguna, que fue la persona que realizó la Cruz de Mayo en claveles rojos, ganadora del PRIMER PREMIO, de aquel concurso mágico del año 1956, en dura disputa, con la CRUZ de la CALLE TAFURES, que habitualmente era obra de los afamados hermanos Valverde.

Efectivamente con aquella Cruz de Mayo, la Plaza de San Lorenzo, se convirtió en el lugar central de aquel Mayo cordobés, a pesar de que al recordado José Montiel Salinas, siempre sentía sana debilidad por su Alcázar el Viejo.

Como una nefasta profecía, todavía recordamos que en torno a aquella Palmera, se solía decir entre la chavalería, que dentro del tronco habitaba “un bicho” y que el día en que la Palmera se cayera, saldría el “bicho” y ocurriría una desgracia. En aquellos tiempos, fue el sobrino de Margarita, Diego Santiago Laguna, posiblemente el primer universitario con categoría que tuvo el barrio, ya que fue catedrático de Farmacología y Toxicología de la Facultad de Veterinaria, nos dijo que de “bicho” nada y que se trataba de una palmera corriente y moliente.

Al hablar de Palmeras, tenemos que mencionar que últimamente ha sido cortada una de las cuatro que decoraban la entrada a la Iglesia de María Auxiliadora. Recordaremos que esta Iglesia en plan inicial, fue inaugurada en 1918. Fue costeada por donativos de cooperadores y en especial con las aportaciones de don Carlos Carbonell y Morand, que al recibir las gracias del director don Sebastián . Pastor, éste le contestó:

“Cuanto más hacemos por María Auxiliadora, más prosperan nuestros asuntos”.

El proyecto inicial de aquella Iglesia básica, fue elaborado por  el ingeniero militar don Antonio Moreno Zubia, que firmaba el presupuesto por un importe total de 70.000.-Ptas. Por distintas razones las obras no llevaron buen ritmo. Don Carlos Carbonell, falleció en 1917 y no pudo contemplar la inauguración de la Iglesia, pero si estuvo su señora doña Asunción  Ruiz de Portal, entre otras personalidades.

Y siguiendo con las Palmeras tenemos que recordar que a un veraneante que paseaba cerca de la Oficina de Cajasur, que existe junto a los apartamentos "Carolas" en Benalmádena, " en el verano del 2008, se le cayó prácticamente encima una Palmera. Mal presagio fue ese. A él le atendieron muy bien en un Hospital de lujo, cercano al TIVOLI, en donde incluso le dieron como a todos unas “ZAPATILLAS AL ENTRAR”. Pero a partir de ahí, el mal “PRESAGIO” de la Palmera  parece que se cumplió. Dos años más tarde en 2010, fue como si la Palmera cayera encima de CAJASUR, y de todas las empresas importantes que operaban alrededor de ella “a modo de veraneo”. El dichoso “bicho” de la Palmera, que tanto temíamos de pequeños, (el picudo rojo), trajo aquí la eclosión total de la desgracia.

Por otra parte parece ser que de las primeras palmeras que hubo en Córdoba, fueron las que se plantaron por el entorno de la ARRUZAFA. Hay quien asegura que las palmeras vinieron en el equipaje de huida de Abderramán I, hacía Córdoba, que fueron muchas veces las que lloraba acordándose de su Siria natal y de sus Palmeras..

EL RESCATADO

El  Rescatado lo vimos por la Plaza de San Agustín, casi enfrente del antiguo cine de verano, al lado de donde estuvo la tintorería Larios. En el exorno del paso, se notaba la mano maestra de RAFAEL PRIETO, (Santa Marta), que lleva muchos años encargado de este menester. En un principio, porque se lo encargaba la Duquesa de Medina Celi, y luego posteriormente cuando la Duquesa falleció a principios de los años 1950, fue la Floristería Santa Marta, la que se encargó de su exorno. No obstante hubo algunos intentos por parte de doña Concha “La Pichichi”, para que ella sufragara el gasto de flores del paso, cosa a lo que Rafael Prieto, como cabeza visible de Santa Marta, con todo el respeto del mundo no accedió.

Por cierto, que al paso de la procesión por la Iglesia de San Agustín, la Hermandad de las Angustias, la más antigua de Córdoba, (1558), le hizo una ofrenda de flores. Es bueno resaltar aquí la labor de Rafael Soto Gavilán, para que la Virgen de las Angustias, vuelva al barrio de San Agustín, desde donde se la llevaron en 1961, después de una tarde llena de polémicas en una furgoneta a San Pablo.

Pepe Santos, que vivió en la Calle el Agua, era una persona muy integrada en el barrio del Jardín del Alpargate, y por ello durante muchos años, sacó como capataz el paso de la Virgen de la Amargura. Trabajó durante muchos años en las Fundiciones Felíx Martínez, de Ronda de las Ollerías, hasta que se jubiló.

Eran los tiempos en que la taberna de la Sociedad, se ponía los viernes, sábados y domingos, a doble fila de clientes alrededor de la barra o mostrador, y por ello los taberneros Pepe Hidalgo y su Cuñado Antonio Jiménez, se veían incapaces para poder atender a tanto cliente y para ello recurrían a la ayuda de conocidos y gente de confianza. Pepe Santos, era uno de ellos. Y es que por aquellos tiempos 1963-1969, la Bodega de la Sociedad de Plateros, vendían en sus tabernas más de DOS MILLONES DE MEDIOS, anuales.

Eran los tiempos en que la Bodega estaba controlada por Felix Degallón, y el capataz era el "Frasqui", y el vino tenía un tiro impresionante. Los taberneros de las tabernas pagaban muy poco de alquiler e incluso la Sociedad les pagaba el consumo de electricidad y el agua. Hoy en cambio la taberna de la Sociedad Plateros, de la Calle María Auxiliadora, pagará en torno a las 400.000 pesetas al mes, más luz y agua también por su cuenta. Claro está que hoy la Bodega vende la quinta parte en medios de vino y tiene que sacar la rentabilidad en los alquileres.


EL ESPARRAGUERO

El Cristo del Esparraguero lo vimos frente a las Escuelas de San Andrés. Allí pudimos comprobar la expectación que despierta el Cristo de Gracia, y de la forma tan maravillosa que lo lleva su cuadrilla de costaleros, que se han hecho famosos en Córdoba. Si bien todo su recorrido es un canto a una de las mejores cuadrillas de nuestra Semana Santa, el recorrido de vuelta “SAN LORENZO AL JARDÍN DEL ALPARGATE”, es pura apoteosis, más belleza, sentimientos y armonía, parecen imposibles. Hasta los espárragos maduran de la sensación.

Estaba frente a las Escuelas de San Andrés, y mientras pasaba el esparraguero, contemplé las acacias, que con su verde de esplendor, querían “abrazar” al Cristo. No pudimos por menos que recordar aquel año de 1951, cuando estas acacias fueron sembradas. Ya solo quedan tres de las ocho que en su día se plantaron. Las moredas del colegio, las acacias y Manolo Carreras, persona muy ligada con los Padres Trinitarios, fueron “personajes” que pude contemplar el día que ingresé en el curso 1951-1952. Los árboles porque o los plantaban o ya estaban allí y a Manolo Carreras, porque fue el quien habló con D. Fernando San Martín Julián, que era el director del Colegio, para que entrara.

Nunca olvidaré a aquellos profesores, don Francisco, don Cayetano, don Felipe, don Ezequiel y dejo para el último a don Antonio Quesada, que fue el maestro que tuve y el que me enseñó a leer y a escribir partiendo de cero. Para mi éste maestro, era como un sabio,  tenía su domicilio enfrente de uno de los pocos fotógrafos que había por aquellos tiempos en Córdoba, hablo claro está, de “FOTO FAGA”, que hacía esquina con la Plaza del Orive, aquella Plaza que nosotros denominábamos como la Plaza de la “CASA ENCANTADA”.

Cuando llegué a aquella clase, LA SEGUNDA, en un principio, todos no disponíamos de pupitre, pues en realidad lo que allí había, eran dos clases en una, ya que la PRIMERA, se le había hundido parte del techo. Poco a poco, nos fueron dando pupitres a todos y de los palotes, pasamos a escribir y leer en la Enciclopedia Álvarez. Los más adelantados de la clase eran Francisco Jaén  “El trompeta” y Rafael Roldán, “El nieto de la Roldana” que lógicamente ocupaban las primeras bancas.

El profesor era muy bueno, y ahora que está tan de moda lo del ALZHEIMER, él, al hablarnos un día del cerebro como archivo de memoria nos dijo:

“Voy a hablar de la Memoria, esa cualidad fabulosa de nuestro cerebro, que se parece en cierto modo a una cebolla, con sus telas, una a una, y que son distintos espacios de memoria. Cuanto más nos gusta una cosa, más detalles nos acordamos. Hasta el punto es esto así, que cuando por cualquier desengaño, queremos olvidar una cosa, no podemos hacerlo y sufrimos por ello. El sufrir con conocimiento por la memoria ES UN SÍNTOMA DE SALUD MENTAL”.

Aquel don Antonio Quesada, hombre sencillo y eficaz en las labores didácticas, y que su humanidad la ponía de manifiesto, cuando todos los días y a media mañana, se comía su pedazo de pan. Ya dio en aquellos tiempos (curso 1951-1952), ideas o enseñanzas,  que hoy sin embargo se suelen oír en afamados médicos neurólogos.

En GOOGLE, le adjudican a un eminente Neurólogo francés Bruno Duboi, la siguiente expresión:

“Quien es consciente de padecer olvidos, es que no tiene problemas serios de memoria, ya que quien padece una enfermedad de la memoria – CON EL INEVITABLE FANTASMA DEL ALZHEIMER- No tiene registro, ni se acuerda de lo que efectivamente le pasa.”

LAS ANGUSTIAS

Desde la Calle la Pelota (Muñoz Capilla), y enfrente de las Rejas de don Gome, vimos pasar a la Virgen de las Angustias. En esta Calle, recordábamos a los hermanos Durán Marques, a Antonio Espino, a Enrique Repullo, a don Cayetano, a Antonio Trenas, mucha gente que vivieron  y los que viven siguen amando a Córdoba.

Nos sorprendió ver los ventanales de las REJAS DE DON GOME, llenas de personas presenciando la procesión en el interior, y que daban la sensación que no eran de Córdoba. Deberían saber que desde antiguo a la Marquesa de Viana, doña Sofia, le gustaba que el “PATIO DE LAS REJAS,” estuviera solo para que la CINERARIA HIBRIDA, que ella cuidaba con tanto esmero, pudiera “comunicarse” con el paso de la Virgen de las Angustias, y que fuera el Patio, con sus flores, sus naranjos "trepadera", y su callada serenidad, en donde se reflejaran los ecos Majestuosos del Paso de la Virgen, y es que ayer, hasta la paloma de la Calle Muñoz Capilla, quería levantar el vuelo en señal de protesta.

El PATIO DE LAS REJAS DE VIANA, es uno de los trece patios con los que el II Marques de Viana, José Saavedra y Salamanca, acondicionó el Palacio, para museo de arte, historia y patios en 1918. En 1955, el III Marques de Viana, Fausto Saavedra y Collado, trasladó aquí todo el contenido de su palacio madrileño, pinturas, platas, vajillas y cordobanes, mientras lo alquilaba al Ministerio de Asuntos Exteriores (Palacio de Santa Cruz),

En 1980, este palacio de Córdoba fue vendido a la Caja Provincial de Córdoba, por la Marquesa de Viana, que estableció un pago de  VEINTE MILLONES DE PESETAS, anuales, mientras ella viviera, además de otras prerrogativas. Ella murió en 1982. Su importante fondo de archivo, con más de 300.000 documentos, entre pergaminos, testamentos, patronatos, cartas, etc. etc.  fue vendido a CAJASUR, en el año 2000, por el Duque de Peñaranda de Duero, sobrino de los últimos marqueses de Viana, que no tuvieron hijos. Dicho acuerdo de compra se llevó a cabo en el Salón Tobías del Palacio de Viana, con todas las autoridades presentes. El archivo fue catalogado posteriormente y sus importantes fondos, están a disposición de todo el que quiera investigar.

Al séptimo propietario del Palacio (1647-1704), Gómez Fernández de Córdoba y Figueroa, V señor de Villaseca, le fue elevado su señorío a la categoría de marquesado por Felipe V, y fue precisamente este señor el que mandó que se hicieran las famosas REJAS DE DON GOME, que dieron nombre durante mucho tiempo al Palacio y a la Calle. Este señor de Villaseca, heredó de su antecesor el IV señor de Villaseca, el Patronato de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias a favor del señorío de Villaseca. Este documento se encuentra en el Legajo. 65, Expediente nº 2, de AHV. De Córdoba.

EL CALVARIO

Amigo José María, desde las alturas habrás quedado satisfecho al ver a tu Cristo de la "DULCE MIRADA", encabezando el Cartel de Semana Santa, y los libros que edita la Agrupación. Tú ya tuviste la oportunidad de disfrutar cuando en 1993, y como colofón a la gran labor que realizaste en la elaboración del Majestuoso Trono de tu Cristo, también lo escogieron para la Portada del cartel y libros de la Agrupación, por cierto, que en aquel tiempo, y según me dice tu amigo y colaborador Pepe Vivas, ya debía de funcionar la técnica del "PHOTOSHOP", porque hicieron desaparecer del fondo de la foto, el cartel del Almacén de Pinturas, que había en los bajos de los que fue la antigua Casa Parroquial, lo pongo en mayúsculas porque para todos "LA CASA DEL CURA" nos significaba mucho respeto. Recuerdo que en una ocasión comentaste conmigo que fue una lástima que esa casa, situada en pleno centro del Barrio de San Lorenzo y con cerca de 450 M2 de planta, la vendieran por poco más de 950.000.-Pesetas y un piso relativamente pequeño. Eran los tiempos en que monseñor Cirarda como obispo estuvo a punto de vender incluso el Seminario. Y es que este obispo llegó a Córdoba con una “insula” de superioridad y además lo quería vender todo, total, el no era de aquí y al decir de mucha gente nunca se sintió identificado con los cordobeses, pues se creía que era de una casta superior.

Algo parecido le pasó a su “paisano” don Martín  Arrizubieta, el famoso cura de Santa Marina, que según dice su paisano, Jon Juaristi, en la novela La Caza Salvaje, lo denuncia como un activo nazi. También el profesor Xosé M. Nuñéz Xeitas, confirma en la "Revista Historial Social", la identidad de este cura y lo pone de vuelta y media. Finalmente, Castilla del Pino, en el libro la "Casa del Olivo", termina por aclarar temas de la identidad de este cura, llegando incluso a afirmar que le parecía que se trataba de un confidente de la policía de Franco. Yo personalmente no lo conocí, pero si sé de gente que hablaba muy bien de él. Don Martín, en 1983, se jubiló y decidió volver a su pueblo natal, Mudaca, en donde creía que lo iban a recibir poco menos como un héroe y no fue así. Aburrido y totalmente ignorado se tuvo que volver a Córdoba y morir aquí, (1988), en compañía de la mujer que le cuidó durante mucho tiempo. Vivía enfrente del Bar Casa Barrilero.    

Pasemos página y digamos, que el paso del Calvario, llevaba luto por José María Gutiérrez "El Guti", Hermano Mayor ejemplar y único en donde los hubiera. Trabajador infatigable, honrado y fervoroso a carta cabal. Marcó un antes y un después en esta popular hermandad, sabiéndose rodear en todo momento de los amigos adecuados que le ayudaron en su proyecto; Cruces, Casetas, Lotería y todo lo que hiciera falta, para que su Cristo, fuera haciendo ruido cuando salía en procesión. Su bastón de mando, iba delante del paso, como una expresión más de que él lo entregaba todo por su hermandad. Que voy a decir yo del “SEÑOR DE LA DULCE MIRADA”, majestuoso, saliendo por la Puerta de Santa Catalina.

El Patio de los Naranjos, quedó cautivado por “EL SEÑOR DE LA DULCE MIRADA”, y hasta el olivo el más veterano de los árboles, se alegraba de verle porque en el pasado "VIA CRUCIS", injustamente lo dejaron fuera, precisamente al único Nazareno, que en sus Reglas aparece como “COFRADÍA DE LA VÍA SACRA”. Amigo “Guti”, sé que aquello te disgustó mucho, pero esta tarde, EL PATIO DE LOS NARANJOS, al completo, Palmeras, Cipreses, Olivos, Naranjos, Cinamomos, todos los árboles y el agua que da sentido a tanto ornato, se han puesto a los pies de tu Señor de la “DULCE MIRADA”.

Procura tú que estas en las alturas, de velar por tu Hermandad ya que los “figurones” de siempre están al acecho de presentarse en las próximas elecciones a Hermano Mayor que se van a celebrar.

Me decía Manolo Soriano el Campanero (nació en la torre), que hasta el San Rafael que está a una altura de 54 metros movía la bandera que tenía en la mano. Ya hablándome del San Rafael de la Torre, me dijo que la obra de la torre costó 50.000 ducados, y fue realizada con piedras de canteras de Sansueña, Arroyo del Moro, Campiñuela, y Arroyo Pedroche. (1664).

El “San Rafael fue colocado en 1663,  y fue obra de Pedro de Paz y Bernabé Gómez del Río, fue una culminación a la obra de la torre, que fue acometida por el Obispo don Francisco de Alarcón y Covarrubias, que fue precisamente al obispo que el rey Felipe IV, en 1659, le dirigió una carta en los siguientes términos:

“Cédula

            El Rey.

            Lizenciado don Juan de Góngora, cavallero de la horden de Alcántara, de mi consejo y Cámara y Governador del de Hacienda, haviendo sido informado que mediante la disposición, solicitud y cuidado que havéis tenido como superintendente de mi Capilla Real que fundó en la Iglesia Cathedral de Córdova la señora reyna doña Costanza, muger del señor rey don Fernando el Quarto, donde están enterrados los cuerpos del dicho señor rey don Fernando y del señor rey don Alonso en Onzeno, su hijo, el reverendo en Christo padre y obispo de Córdova don Francisco de Alarcón, como dueño lexítimo de la fábrica de la dicha iglesia me ha servido graciosamente con el sitio muy capaz en élla para mudar y trasladar a él la dicha mi capilla que ha muchos años que yo y los reyes  mis predecesores lo hemos deseado efectuar para su mayor capacidad y decente colocación…./…..”

Esta carta se halla en el archivo de la Catedral, Sección Capillas Reales y en el Archivo de Protocolos de Madrid, C/ Alberto Boch, también existe otra carta por el estilo en el Archivo de Protocolos de Córdoba, en el oficio 16 del Notario Antonio Manuel Maldonado.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un estudio histórico perfecto.
Pero se nombra a Don Martín María de Arrizubieta y Larrañaga, dando las opiniones de sus "amigos", por supuesto negativas, y existe un dato incorrecto que es la fecha de su jubilación en la que se da el año 1982, y me parece que fue antes en el 1968.
Me ha hecho recordar un comentario que hace Ramón y Cajal, y que era dirigiendose a uno: "Presumes de no tener enemigos, es que nunca has hecho un acto de justicia".
Con lo que decía que muchas veces te creas enemigos cuando actúas justamente.
Don Martín por lo que se ve tenía gentes a los que no caía bien.
Las gentes del barrio lo querían, y hay testimonios de ello.
Era un fiel seguidor del Concilio Vaticano, y las misas del sabado por la tarde y sus ejercicios espirituales eran muy seguidos por los cordobeses, por lo que en una valoración empresarial se puede decir que su participación en el mercado era muy importante.
Repito lo dicho al principio, me ha gustado mucho lo del Cristo de las Ánimas, y como no puedo pasar por alto los fallos, hay un pequeño error en le texto, dice textualmente " las cigüeñas del campanario se sentían alagadas", y se debe decir halagadas.
Un juez tuvo problemas con esa palabra. Se estaba verificando un juicio sobre unos abusos sexuales que había denunciado una mujer, y un testigo estaba hablando y a la pregunta del juez, de como había sido eso, el testigo respondió : "Que a la gandola", y el juez le rectificó diciéndole que era halagándola, y el testigo le replico: " Usted también Señor Juez.
Mis disculpas por esto último.
Saludos.

Manuel Estévez dijo...

Amigo San Martin:

Como siempre genial tu intervención. En ningún momento opino yo del cura D.Martín porque no le trate y solamente lo vi dos veces, simplemente relato lo que desde tres autores se dice de él.

Uno de ellos, su paisano el novelista, otro el historiador gallego y finalmente el catedrático de psiquiatría cordobés Castilla del Pino, sobre todo éste último no es dudoso de su filiación.

En cuanto a la edad de jubilación que tu la sitúas en el año 1968, no te la voy a discutir, pero los curas por regla general se suelen jubilar a los 75 u 80 años.

Pero para mi ese personaje del "cura" no es fundamental en el relato y si mi preocupa en cambio "la sentencia del Juez" con el "alago" de por medio, y máxime con una persona como tú que llevas la calidad en las venas.

Saludos



Rafael San Martín dijo...

Al leer esta historia, he visto que se me achacan los comentarios vertidos por un admirador anónimo de lo que escribe el Sr Estévez, y me gustaría se me aclarase, como se llama un Cristo que procesionaba, me parece que el miércoles, y que llevaba una especie de tela finisima con unas estrellas bordadas, y el Cristo poseía una cabellera negra muy abundante, y en que iglesia está.
Saludos cordiales.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Rafael:


Atendiendo a tu pregunta sobre el Cristo "que llevaba un velo" simulando la noche, con estrellas y la luna, y además con mucha melena caída hacia
el lado derecho de la cara, no es otra que EL CRISTO DEL REMEDIO DE ANIMAS.

Esta hermandad fue refundada en el año 1949-50, por un grupo de poetas del grupo cántico y otros universitarios. El Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Pablo García Baena, sea posiblemente el único hermano de aquella primera Junta Directiva que vive (92 años). Por otra parte esta procesión siempre salió en la noche del Lunes Santo.

Sería bueno que vinieras el año que viene por Córdoba y presenciaras su salida. Es algo UNICO y lamento que no lo hayas visto nunca. De verdad
que merece la pena. Y por supuesto sale de San Lorenzo.

Saludos



Edi dijo...

Buscando información de "Foto Faga" llego a su página. Soy el nieto de Agustín Guillén, "uno de los pocos fotógrafos que había por aquellos tiempos en Córdoba". Felicidades por su labor documentando tantas referencias a la Córdoba de esa época.

Edi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Manuel Estévez dijo...

Estimado Edi:


Me grada que este pequeño resumen haya sido recordatorio, para cosas agradables para usted. Eso es lo que pretendemos con este Blog. No nos mueve otro interés, sino el de sacar a la luz pública, cosas y hechos
que nos tocó vivir a los que ya tenemos setenta años.

Saludos.